Entradas populares

miércoles, 22 de junio de 2016

EN ESTO PENSAD - julio 2016

Consejos Acerca Del Noviazgo


El Contacto Físico Antes De Casarse

    1 Timoteo 5:2 manda a los jovenes a tratar a las jovencitas "como a hermanas, con toda pureza". Las caricias físicas son privilegio de los casados (Gn. 26:8-9), además, provocan emociones y pasiones sexuales y así forman parte de los actos preliminares al sexo. No tienen lugar alguno en una relación entre jóvenes cristianos fuera del matrimonio. Es una forma de ser egoísta, carnal e irresponsable, y no es un acto de amor cristiano entre la pareja. Si estás preparado para el matrimonio (no sólo en tu propia opinión) y has hallado a la persona idónea (no sólo porque tú lo sientas, sino porque se ha demostrado que es la voluntad de Dios), y no puedes esperar más para esas expresiones de amor, entonces cásate. El matrimonio es la provisión divina para la satisfacción de los deseos físicos (y es muchísimo más, pero también incluye eso). El mundo no lo cree, pero el mundo anda y razona malamente, y millones de vidas han sido arruinadas siguiendo el rumbo y las costumbres del mundo.
    Considera seriamente la respuesta correcta a esta pregunta: ¿Qué base bíblica tendrías para manifestar afecto físico a una mujer que no es tu esposa?
    Si entras en un noviazgo, un compromiso formal, ¿es lo mismo que estar casado, tienes los mismos privilegios y responsabilidades? ¿Cuándo comienza el matrimonio? Tus respuestas deben ser bíblicas.

Criterio Para Escoger A Una Esposa
1. Debe ser creyente bautizada y en comunión (2 Co. 6:14).
2. Debe ser la mujer que Dios escoge, esto es "en el Señor" (1 Co. 7:39), o sea, según Su voluntad, no sólo una cuya apariencia te agrade, o que alguien te haya sugerido y puesto en la mente, tratando de hacer parejas, ni una persona que porque sueñas con ella, o sientes cierta atracción, deduces que debe ser la mujer para ti. Hay muchos matrimonios fracasados que comenzaron así.
3. Debe ser una mujer con carácter cristiano demostrado (piadosa, modesta, casta, afable, apacible, sobria), una mujer de oración y devota del Señor que demuestra que es coheredera de la gracia de Dios. No una que ha estado buscando a un hombre, coqueta, parpadeando, apareciendo arreglada en todos los lugares “correctos” pero con su atención en los solteros.
4. Debe ser una mujer que toma el lugar de sumisión que Dios le asigna, no a regañadientes, ni de fachada, sino en verdad. Observa especialmente cómo es en su propia casa con la familia, en relación con sus padres. ¿Cómo es ella en la iglesia con respecto a los ancianos y los demás hermanos? ¿Cómo es en su forma de hablar y tratar contigo? Que no dé señales de un carácter dominante, o de querer mandar o manipular. (¿Expresa en privado que está en desacuerdo o fastidiada con sus padres, los ancianos, u otros en lugares de autoridad? ¿Es agresiva o dominante, tiene que expresar su opinión sobre todo, te aconseja o trata de sugerir qué decisiones has de tomar?)
5. Debe ser una mujer que sabe cuidar una casa, cosas como cocinar, coser, mantener la casa limpia, ordenada y atractiva.
6. Debe ser una mujer servicial, dada a la hospitalidad.
7. Debe ser una mujer no adicta a cosas materiales, no codiciosa, no desea tener lo que los demás tienen, sin ambiciones sociales.
8. Debe ser una mujer dispuesta a moverse en la vida cuando el Señor llame.
9. Debe ser una mujer que será una buena madre de hijos, que cumplirá con amor y ánimo pronto las tareas de una madre, sin malcriar a sus hijos.
10. Debe ser una mujer dispuesta a aceptar y tener por suyos los objetivos de su marido, y orientarse a él, no tratar de orientarle a ella.
11. Lo físico no es de gran importancia, ya que no te casarás con un rostro o cuerpo, sino con una persona y el carácter y conducta de esa persona.
* El hecho de que hayas encontrado a una mujer así NO indica que debería ser la tuya, porque hay más de una que es así. Es un tema para poner en oración, no solamente tú a solas con Dios, sino también y muy importante: ante los ancianos de la iglesia para su oración y consejo, antes de llegar a ninguna conclusión. Y por supuesto, antes de comenzar deberías hablar con los padres tuyos y los de la mujer pidiendo sus oraciones, consejos y permiso. No te fíes de tus sentimientos. Cierto es que si es la voluntad de Dios, alguien más que tú lo verá claro.

O. J. Gibson, de sus notas tituladas: MAN TO MAN, "De Hombre a Hombre"

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
¿Qué Es El Arrepentimiento?

Tomás Kember, misionero en Obregón, México
    
La maravilla del Evangelio es que no nos manda a cambiar nuestras vidas. Sin embargo, para ser salvos nos manda a arrepentirnos. Cristo dijo: “Arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mr. 1.15). Pedro dijo: “Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hch. 3.19). Pablo testificaba “acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hch. 20.21). Comúnmente se oye que el arrepentimiento significa cambiar el comportamiento, volverse a Dios, confesarle sus pecados, darle un giro a su vida, o darle la espalda al pecado, entre otras explicaciones. ¿Son expresiones correctas, o hacen que el inconverso se confunda aun más?
    El énfasis en los resultados del arrepentimiento se debe muy probablemente a la frustración de personas “salvas” cuyas vidas dan poca evidencia de un verdadero arrepentimiento. Pensamos que si enfatizamos este lado del arrepentimiento, veremos más verdadero arrepentimiento. Pero, si una persona encamada por una enfermedad no puede caminar, decirle que se esfuerce a caminar no lo hará más posible. Primero necesita ser sanada.
    Juan el Bautista predicó: “Haced... frutos dignos de arrepentimiento” (Mt. 3.8). Si bien los frutos son evidencia del arrepentimiento, hay por lo menos cuatro diferencias entre el arrepentimiento y su fruto. El primero es invisible; el otro, visible. Uno tiene que ver con la actitud; el otro con las acciones. Uno se hace en un momento; el otro de por vida. Uno es la postura adoptada por el inconverso; el otro se realiza a partir de ser salvo por el poder del Espíritu Santo. Aun la palabra en griego traducida como “arrepentimiento” significa lo mismo: metanoia  – pensamiento posterior, cambio de parecer (Diccionario Expositivo Vine).
    Si se trata de cambiar el comportamiento para poder ser salvo, entonces estamos diciendo que la salvación está condicionada a las buenas obras. La Biblia dice que la salvación no es por obras, “para que nadie se gloríe” (Ef. 2.9). No deberíamos poner condiciones si la Biblia no las pone. El arrepentimiento involucra la fe. Es creer lo que Dios está diciendo en contra de usted respecto a sus pecados y lo que ellos merecen. ¿Puede leer Romanos 3.9-19 y aceptar que cada una de estas acusaciones se aplica a usted? Esto es arrepentirse y darle la razón a Dios. “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Ro. 3.4). Luego añade: “Para que seas (Dios) justificado en tus palabras”. Justificar a Dios es darle a Él toda la razón.
    El arrepentimiento no es confesarle a Dios los pecados. En este caso la salvación dependería de una buena memoria. ¿Acaso piensa usted que podría recordar todos sus pecados? Basta con reconocer que es un pecador digno de la ira eterna de Dios. Tal vez esta noción de confesar los pecados se debe a que se malentiende lo siguiente: “Si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados” (1 Jn. 1.9). ¿Estas palabras son para quién? “Nosotros” se refiere al apóstol Juan y a sus lectores, personas ya salvas. Se trata de la confesión de un hijo a su Padre Dios en la familia, no de un condenado ante Dios como Juez en la corte.
    No intente cambiar su vida, estimado lector, sino reconozca su vergonzosa pecaminosidad y, ya arrepentido, descanse en esta preciosa verdad: Cristo “llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 P. 2.24). Después verá los gratos resultados del arrepentimiento en su vida.

del Mensajero Mexicano, junio, 2016, usado con permiso
www.mensajeromexicano.com
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
 ¡APAGA LA TELE 
Y LEE UN BUEN LIBRO: 
LA BIBLIA!


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Los hijos desobedientes
deshonran a Dios y a sus padres.

La desobediencia no debe ser permitida, consentida, disculplada, explicada, pasada por alto, porque:

· Es pecado

· Desagrada a Dios

· Deshonra a los padres

· Radica en una actitud

· Incluye la demora

· Es de los necios

· No tiene bendición

· Será castigada

p.d.  Los padres que ni enseñan ni corrigen 
a sus hijos desobedecen a Dios. 

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
La  Formación del Carácter de los Niños
parte II
Philip Doddridge (1702-1751)

Hay que enseñar a los niños a ser humildes. Esta es una gracia que el Señor nos invita particularmente a aprender de él y lo que con más frecuencia nos recomienda, sabiendo muy bien que sin ella un plan tan humillante como el que vino a presentar nunca hubiera sido recibido. Y en cuanto a la vida presente, es un adorno muy hermoso que se gana la estima y el afecto universal, de modo que antes de la honra viene la humildad (Prov. 15:33). En general, encontramos que el que se exalta a sí mismo será humillado, y el que se humilla a sí mismo será exaltado, tanto por Dios como por el hombre.

    Por lo tanto, querer el bienestar, la honra y la felicidad de nuestros hijos debiera llevarnos a un esforzarnos tempranamente a frenar ese orgullo que fue el primer pecado y la ruina de nuestra naturaleza y que se extiende tan ampliamente y se hunde tan profundamente en todo lo que tiene su origen en la degeneración de Adán. Debemos enseñarles a expresar humildad y modestia en toda su manera de ser con todos.

    Hay que enseñarles que traten a sus superiores con especial respeto y, en los momentos debidos, acostumbrase a guardar silencio y ser prudentes ante ellos. De este modo aprenderán en algún grado a gobernar su lengua, una rama de la sabiduría que, al ir avanzando la vida, será de gran importancia para la tranquilidad de otros y para su propio confort y reputación.

    Tampoco debe permitirles ser insolentes con sus pares, sino enseñarles a ceder, a favorecer y a renunciar a sus derechos para mantener la paz. Para lograrlo, pienso que es de desear que por lo general se acostumbren a tratarse unos a otros con respeto y en conformidad con los modales de las personas bien educadas de su clase. Sé que estas cosas son en sí mismas meras insignificancias, pero son los guardias de la humanidad y la amistad, e impiden eficazmente muchos ataques groseros que puedan surgir por cualquier pequeñez con posibles consecuencias fatales...

    En último lugar, hay que enseñar a los niños a negarse a sí mismos. Sin un grado de esta cualidad, no podemos seguir a Cristo ni esperar ser suyos como discípulos, ni podemos pasar tranquilos por el mundo. Pero, no obstante lo que pueda soñar el joven sin experiencia, muchas circunstancias desagradables y mortificantes ocurrirán en su vida que descontrolarán su mente continuamente si no puede negar sus apetitos, pasiones y su temperamento. Por lo tanto, hemos de esforzarnos por enseñar inmediatemente esta importante lección a nuestros hijos, y, si tenemos éxito en hacerlo, los dejaremos mucho más ricos y felices por ser dueños de sus propios espíritus, que si les dejáramos los bienes materiales más abundantes o el poder ilimitado que el poder sobre otros pudiera producir.

    Cuando un ser racional se convierte en el esclavo del apetito, pierde la dignidad de su naturaleza humana al igual que la profesión de su fe cristiana. Es, por lo tanto, digno de notar que cuando el Apóstol menciona las tres ramas grandiosas de la religión práctica, pone la sobriedad primero, quizá sugiriendo que donde ésta se descuida lo demás no puede ser practicado. La gracia de Dios, es decir, el evangelio, nos enseña a vivir sobria, recta y piadosamente. Por lo tanto, hay que exhortar a los niños, al igual que a los jóvenes, a ser sobrios, y hay que enseñarles desde temprano a negarse a sí mismos. Es un hecho que sus propios apetitos y gustos determinarán el tipo y la cantidad de sus alimentos, muchos de ellos destruirían rápidamente su salud y quizá su vida, dado que con frecuencia el antojo más grande es por las cosas que son más dañinas. Y parece muy acertada la observación de un hombre muy sabio (quien era él mismo un triste ejemplo de ello) que el cariño de las madres por sus hijos, por el que los dejan comer y beber lo que quieran, pone el fundamento de la mayoría de las calamidades en la vida humana que proceden de la mala condición de sus cuerpos. Más aún, agregaré que es parte de la sabiduría y del amor no sólo negar lo que sería dañino, sino también tener cuidado de no consentirlos con respecto a los alimentos ni la ropa. Las personas con sentido común no pueden menos que ver, si reflexionaran, que saber ser sencillos, y a veces, un poco sacrificados, ayuda a enfrentar muchas circunstancias en la vida que el lujo y los manjares harían casi imposible hacerlo.

    El control de las pasiones es otra rama del negarse a sí mismo a la que deben habituarse temprano los niños, y especialmente porque en una edad cuando la razón es tan débil, las pasiones pueden aparecer con una fuerza y violencia única. Por lo tanto, hay que tener un cuidado prudencial para impedir sus excesos. Con ese propósito, es de suma importancia que nunca permita que hagan sus caprichos por su obstinación, sus gritos y clamores, permitirlo sería recompensarlos por una falta que merece una severa reprimenda. Es más, me atrevo a agregar que es muy inhumano disfrutar de incomodarles con mortificaciones innecesarias, no obstante, cuando anhelan irrazonablemente alguna insignificancia, por esa misma razón, a veces se les debe negar, a fin de enseñarles algo de moderación para el futuro. Y si, por dichos métodos, aprenden gradualmente a dominaar su genio y antojos, aprenden un aspecto considerable de verdadera fuerza y sabiduría...
traducido de The Godly Family

-  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -

    "El sauce crece con rapidez, y lo mismo sucede con los creyentes jóvenes. Si quiere ver hombres de nota en la iglesia de Dios, búsquelos entre los que se convirtieron en su juventud...nuestros Samuel y Timoteo surgen de los que conocen las Escrituras desde su juventud. ¡Oh Señor! Envíanos muchos así cuyo crecimiento y desarrollo nos sorprenda tanto como lo hace el crecimiento de los sauces junto a los ríos".
–Charles Spurgeon (1834-1892)

-  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -
“Conquista la Voluntad del Niño”

Para formar la mente de los niños, la primera cosa que hacer es conquistar su voluntad y traerlos a una disposición obediente. Informar el entendimiento es un trabajo que requiere su tiempo, y con niños debe proceder lenta y gradualmente según puedan soportarlo.  Pero la sujeción de la voluntad es algo que debe hacerse en seguida, y cuanto antes, mejor. Porque si descuidamos la corrección a tiempo, ellos contraerán una terquedad y obstinación que después a penas serán conquistadas, y nunca sin usar tal severidad que sería tan dolorosa a mí como al niño. En la estimación del mundo pasan por benignos e indulgentes aquellos a quienes yo llamo padres crueles, que permiten que sus hijos formen hábitos los cuales ellos saben que después tendrán que ser quebrantados. Además, algunos son tan neciamente dispuestos como para enseñar en broma a sus hijos a hacer cosas que más tarde los castigarán severamente si los hacen.
    Cuando un niño es corregido, debe ser conquistado; y esto no será demasiado difícil si no se ha vuelto cabezón debido a demasiada permisividad. Y cuando la voluntad del niño es totalmente sojuzgada, y traída a reverenciar y respetar a sus padres, entonces muchas tonterías de niños e inadvertencias pueden ser evitadas. Algunas deberían ser pasadas por alto sin echarles cuenta, y otras reprendidas suavemente, pero ninguna transgresión voluntariosa debe serles perdonada a los niños sin castigo, más o menos según la naturaleza y circunstancias de la ofensa.
    Insisto en conquistar siempre la voluntad de los niños, porque es el único fundamento fuerte y razonable de una educación religiosa, y sin esto tanto precepto como ejemplo serán ineficaces.  Pero cuando sea bien hecho, entonces el niño es capaz de ser gobernado por la razón y piedad de sus padres hasta que su propia comprensión llegue a madurez y los principios de la religión se hayan arraigado en su mente.
    Aún no puedo despedir este tema. Debido a que la voluntad propia es la raíz de todo pecado y miseria, cualquier cosa que favorezca o nutra esta voluntad en los niños asegura su mal estar y falta de piedad en el futuro. Lo que sirva para parar y hacer morir la voluntad propia también promueve su futura alegría y piedad. Esto está todavía más claro si consideramos además que la religión no es otra cosa que hacer la voluntad de Dios y no la nuestra.  El gran impedimento singular a nuestra felicidad temporal y eterna es esta voluntad propia, así que ninguna indulgencia de ella puede ser trivial, y ninguna negación de ella carece de beneficio.  El cielo y el infierno dependen sólo de esto. Por esto, el padre o la madre que estudia sojuzgarla en sus hijos colabora con Dios en la renovación y salvación de un alma. El padre que trata con permisividad e indulgencia a sus hijos hace el trabajo del diablo, hace impracticable la religión, inaccesible la salvación, y hace todo lo posible para condenar a sus hijos, alma y cuerpo, para siempre.
 ________________________
    Susanna Wesley tuvo 19 hijos, de los cuales son Juan y Carlos a quienes conocemos como predicadores del evangelio y compositores de himnos. Ella escribió estas y muchas otras instrucciones a su hijo Juan y aparecen en el libro: The Journal of John Wesley (“El Diario de John Wesley”), Moody Press
 

No hay comentarios: