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jueves, 31 de marzo de 2022

EN ESTO PENSAD - abril 2022

 

GEDEÓN
Un Joven Transformado En Un Siervo De Dios

parte 5
Camilo Vásquez Vivanco


viene del número anterio

GEDEÓN OFRECIÓ LO MEJOR AL SEÑOR

 

“Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina” (Jue. 6:19).
    
Dios llamó a Gedeón para un servicio especial (v.14) y hemos de advertir que Dios llama a jóvenes que están ya sirviendo. Nunca Dios usará a los flojos y faltos de compromiso con el servicio al Señor. Tampoco Dios llamará a quienes están muy ocupados en sus metas personales y que no priorizan su vida espiritual por sobre sus éxitos.
    Para descubrir si estas entre los que siempre tienen excusas de seguir al Señor es bueno identificar a los condicionales mencionados por el Señor (Lc. 9:57-62). Todos los que sirven a Dios dejaron algo que llenaba sus vidas de entusiasmo y bienestar para poder dedicar sus vidas sin enredarse en lo que antes hacían (2 Ti. 2:4). Pedro fue llamado desde la redes de pescador (Mt. 4:18-20) y dejó su estatus de empresario. Mateo desde su posición en el banco de los tributos públicos, (Mt. 9:9). Eliseo fue llamado trabajando con 12 yuntas de bueyes (1 R. 19:19-21). Nehemías dejó su posición como copero del rey Artajerjes (Neh. 1:11) para sufrir las incomodidades de un albañil y soldado.
    Ahí debajo de una encina Gedeón prepara su ofrenda, separando para el Señor lo mejor de sí, un cabrito, panes sin levadura de una efa de harina (36 litros de harina) todo de bastante trabajo y consagración en medio de aquel tiempo de escasez. Tal fue el agrado del Señor que transformó la ofrenda en un holocausto: “...tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista” (Jue. 6:20-21). La primera señal confirma que Dios está satisfecho de la vida de Gedeón pues no solo se queda el Señor al lado de Gedeón sino que acompaña su servicio a fin de vencer a los enemigos de Israel. Además aquella ofrenda de paz presentada por Gedeón es transformada por el Señor (el ángel de Jehová) en un holocausto que es consumido por el fuego que salió milagrosamente de la peña. Esto nos remonta hacia la cruz del calvario donde Cristo fue consumido por el fuego de Dios por nuestros pecados, de modo que la cruz fue ese altar que nos capacita para responder a este llamado de servir al Señor en el campo que Él quiera para nuestras vidas.
    Como hemos mencionado en este estudio si bien es cierto Gedeón no fue llamado para evangelizar sino para ayudar a su pueblo, en nuestro caso Dios llama hoy especialmente a ciertos hombres para proclamar el evangelio y a su vez cuidar al pueblo de Dios; los convertidos cual oveja de su prado. Allí está el particular caso de Pedro y Andres llamados para ser pescadores de hombres (Mt. 4:18-19), el caso de Mateo (Mt. 9:9) para ser apóstol junto a los once y el especial caso de Pablo y Bernabé para establecer iglesias (Hch. 13:1-4). También se ve en la Palabra de Dios el caso de Apolos a quien Pablo califica como uno que riega el huerto de Dios cual figura de la iglesia local (1 Co. 3:6). De todos estos llamados iniciales del Espíritu salieron los cinco tipos de hombres dados a la iglesia para su edificación a saber, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros (Ef. 4:11-12).
    Digno es de destacarse el caso de Felipe quien es el único llamado evangelista (Hch. 8:29; 21:8) por su tarea de escuchar al Espíritu llevando el evangelio. En un sentido todos debemos hacer obra de evangelista (2 Ti. 4:5) pero solo algunos son llamados para ser evangelistas equipados especialmente para esta tarea (Ef. 4:11-12). Ser un evangelista no significa poseer el don de evangelista pues no es un don, sino que es un hombre especial con diferentes dones que le capacitan para su ministerio de ver iglesias formadas.
    Estos llamados tienen como base y respaldo el sacrificio de Cristo en la Cruz, la gran comisión del Señor resucitado (Mt. 28:19-20) y el equipamiento del Espíritu Santo para enseñar Su Palabra (1 Ti. 2:7). Más adelante veremos las distintas medidas de fe que el Espíritu sigue dando a los convertidos para que sean útiles en las manos del Señor.
    Hoy no necesitamos pedir señales pues tenemos con nosotros al Espíritu Santo y la Palabra de Dios  como  medio potente de conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas. Dios usa por lo menos cinco canales para guiarnos y confirmarnos en lo que puede ser nuestro llamado:
    1.  La Palabra de Dios cara a cara
    2.  La exposición de la Biblia en la iglesia.
    3.  La oración privada
    4.  El consejo sabio de algún hermano espiritual
    5.  Las circunstancias.
    Tales canales no pueden ser invertidos tomando resoluciones solo basados en las circunstancias o en algún consejo por muy sabio que sea. Siempre es primero la Palabra de Dios y su exposición como la oración privada que pueden asegurar nuestras convicciones. Es así que un consejero sabio buscará que cultivemos la oración y comunión con la Palabra de Dios antes de darnos algún consejo. Por muy evidentes que sean las circunstancias éstas no son el indicador decisivo (2 Co. 2:12-13), sino que es el Espíritu hablándonos por Su Palabra (Hch. 16:6-10).
    Hemos de notar lo que dice el Espíritu en este pasaje: “Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio” (Hch. 16:10). Esa expresión “dando por cierto” usada por Lucas en este relato significa “unir las evidencias” o “concluyendo”, es decir tanto la oración como la visión que tuvo, en nuestro caso la Biblia, el consejo de otros y las circunstancias, entonces dieron por cierto que Dios los llamaba para ir y predicar en Filipos.   
   

continuará, d.v., en el número siguiente

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EL FIN DE TODAS LAS COSAS

“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed,
pues, sobrios, y velad en oración”.  
1 P.  4:7

DIOS AVISA:  
    A veces cuando tienen que cortar la electricidad o el agua por una obra, avisan a los que viven en la zona afectada. También algunos avisan cuando cerrarán una oficina en cierta fecha. Porque sin aviso las personas no se preparan, sino están desprevenidas, y con razón se quejan: “¿Por qué no avisaron?”
    Pues Dios Avisa: “el fin de todas las cosas se acerca”. Avisó a Israel muchas veces por los profetas, por ejemplo: “el fin, el fin viene” (Ez. 7:6), pero no creyeron, ni se arrepintieron, y perecieron en el juicio.
    Nuevamente Avisa:  “el tiempo es corto”  (1 Co. 7:29); “el mundo pasa, y sus deseos”  (1 Jn. 2:17);  “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”   (2 P. 3:10);  “...todas estas cosas han de ser desechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!”  (2 P. 3:11).


DIOS ACONSEJA:  
    Dios también nos aconseja acerca de qué hacer. “Sed sobrios”. La sobriedad, que es seriedad, solemnidad, conviene a todo creyente. “Velemos y seamos sobrios” (1 Ts. 5:6). Los ancianos deben ser sobrios (1 Ti. 3:2). Timoteo y otros siervos de Dios deben ser sobrios (2 Ti. 4:5). Tito debía dar ejemplo de seriedad (Tit. 2:7). La vida no es un chiste ni una diversión. El Señor advierte así a los livianos, los bromistas y los poco serios: “Ay de vosotros los que ahora reís” (Lc. 6:25). Los profetas de Dios no comenzaron sus mensajes con chistes, ni tampoco los apóstoles. Es más bien el proceder de los falsos profetas y falsos maestros, que desean divertir a la gente y quedar bien con los oyentes.
    Otro consejo importante en nuestro texto es: “velad en oración”. Debemos orar, pero debemos dar prioridad a la oración, perseverar en ella, continuar. La iglesia en Jerusalén oraba sin cesar – día y noche – por Pedro cuando Herodes le encarceló. Hoy algunas iglesias ni siquiera tienen una hora de oración a la semana. Si la oración es una confesión de necesidad, ¿qué está diciendo la iglesia que no ora? Y esto pasa porque los mismos creyentes dan poca importancia a la oración. Les parece inconveniente reunirse para orar, y tampoco oran mucho en sus casas. Hermanos, si no oramos, ¿quién lo hará? ¿Orarán los que no conocen a Dios? Como mucho, rezarán el rosario, pedirán a los santos, invocarán a Alá.  Y no serán oídos. Sabiendo que el fin viene, sea nuestra conducta como conviene a los santos.

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El Amigo Fiel

“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia” (Pr. 17:17).

Muchas amistades son casuales, temporales, caprichosas y superficiales. Por ejemplo, los ricos tienen muchos “amigos” que lo son por la cuenta que les trae. “Muchos son los que aman al rico” (Pr. 14:20), en cambio, el pobre es odioso aun a su amigo – porque no ofrece ningún beneficio o placer. “Las riquezas traen muchos amigos” (Pr. 19:4), pero ¿amigos de qué? El verso 6 explica: “Muchos buscan el favor del generoso, y cada uno es amigo del hombre que da”. Por eso dijo William MacDonald que un hombre rico dificilmente sabe quiénes son sus amigos, aunque afirmen que lo son. Si no tuviera dinero o casa cómoda, o si no les diera nada, ¿vendrían a verlo, pasarían tiempo con él? Los que no, solo profesan amistad por la cuenta que les trae. Algunos, por la cuestión del dinero, son “amigos” del que da, aunque ése tenga errores de doctrina y práctica. Casi todo lo toleran con tal de seguir beneficiando económica o materialmente.
    Considera por ejemplo el desengaño del hijo pródigo, que pensaba que tenía muchos amigos. Pero cuando hubo gastado todo, halló que no tenía amigos (Lc. 15:13-16). Eran amigos de sus favores, diversiones y bienes, pero no realmente de él. Cuando se quedó con las manos vacías, “nadie le daba”.
    Tampoco las amistades verdaderas son las de Facebook y otras partes de las redes sociales. Ni son verdaderos los que muchas veces tan efusivamente hablan como amigos. Los amigos verdaderos son personas cuyas relaciones perduran, que pasan la prueba del tiempo y la adversidad. No se apartan por un disgusto. Aman en todo tiempo. Su amistad no tiene fecha de caducidad. Todos necesitamos al menos un amigo fiel, y Proverbios 17:17 da un consejo muy importante acerca de la amistad. Sobre este texto, el Dr. Alexander Higgins escribe lo siguiente:

“La lealtad es marca del amigo – ama en todo tiempo, aun o especialmente en tiempos de angustia, pruebas y dificultades. Amar “en todo tiempo” describe la permanencia del amor. El pensamiento paralelo refuerza esta lección. Un hermano reconoce que uno de los propósitos de ser hermano es responder a la necesidad en tiempos de dificultad y adversidad. “El texto no habla de ganar un fiel amigo, sino de ser ese amigo” (D. Hubbard). Es en tiempos difíciles que descubres quiénes realmente son tus amigos. El hombre sabio reconoce que la consistencia, la constancia y la fidelidad son ingredientes vitales en la verdadera amistad.
    Fue en el día de adversidad que David vio claramente que Husai arquita era su amigo (2 S. 15:32-37). Las camas, vasijas, habas y garbanzos que Barzilai y otros trajeron a David en Mahanaim tenían mucho más valor a su alma que materialmente (2 S. 17:27-29). En el día de su rechazo, vio a los que eran sus amigos, cuya fidelidad le sería reflejo de la benevolencia de Dios”. 

(Dr. A. Higgins, What the Bible Teaches: Proverbs, “Lo que la Biblia Enseña: Proverbios”, págs. 194-195, John Ritchie Ltd.)

 
    Del mismo modo, cuando vengan las pruebas, las dificultades o los conflictos, descubrimos quiénes no son realmente nuestros amigos. Ahitofel había sido a David un “amigo” superficial. Daba la impresión de ser buen amigo cuando en realidad no era así. David expresó a Dios su queja en el Salmo 55:14. “Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios” (Compara Sal. 41:9). Es decir en otras palabras: “Pensaba que eras mi amigo, y confiaba en ti”. Fue una de las penas más amargas para David.
    Ahitofel, por resentimientos personales, abandonó y traicionó a David. Nunca expresó personalmente a David sus verdaderos sentimientos, sino que los ocultó y disimuló su odio. Luego le sorprendió al unirse a Absalón, el hijo rebelde. Siglos después, Judas hizo algo parecido pero peor al Amigo perfecto. Desilusionado, proablemente porque Cristo no había tomado el reino, en lugar de hablar con Él y abrirle su corazón, disimuló. Su desilusión y amargura carcomaban dentro de él, y al final abandonó y traicionó a Cristo. Demas, por lo visto, también era un amigo superficial. Después de un tiempo de colaboración con Pablo, no le traicionó pero le desamparó. Se vieron al final sus verdaderos afectos y prioridades. Amaba al mundo y lo que ofrecía – bienes, riquezas, prestigio, etc. Es una de las estrategias favoritas del diablo, el usar a alguien cerca de nosotros, un amigo o familiar, una persona de confianza, para hacernos daño. Sabe el dolor y desánimo que causa así, cuando los que profesaban ser amigos nos abandonan o peor, nos traicionan.
    Pero hermanos, el Señor Jesucristo es el Amigo fiel. Nunca nos dejará ni nos desamparará, aunque es cierto que ninguno de nosotros merece Su amistad. Cuando todos los demás abandonaron y desampararon a Pablo (2 Ti. 1:15; 4:16), el Señor estuvo a su lado para fortalecerlo. Cuando el predicador inglés, George Whitefield, padeció el abandono, desamparo económico y desprecio de muchos, dio gracias a Dios por ello, porque dijo: “Así he aprendido a acercarme más y apreciar mejor la amistad de Aquel que prometió que nunca me dejaría”.
    El temor de ser abandonados por los hombres no debe causar que claudiquemos en las cosas de Dios ni que tiremos la toalla. Si nos encontramos abandonados o desamparados por los que creíamos ser nuestros amigos, el Señor también nos amparará y nos animará. Él nos conoce íntima y completamente, sabe todas nuestros fallos y debilidades, y aun así nos ama. “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, prometió (Mt. 28.20). “Amigo hay más unido que un hermano” (Pr. 18:24), y es el Señor. ¡Dichosos de nosotros que tenemos un amigo así! “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn. 15:13).
    Y debemos aprender a ser fieles amigos. Esto quiere decir que amaremos en todo tiempo. Nuestro Señor dijo: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esto es la ley y los profetas” (Mt. 7:12). ¡Y demos gracias a Dios por la gran bendición de Su fiel y eterna amistad!                                                               

 Carlos

    ¡Oh, qué amigo nos es Cristo!   Él llevó nuestro dolor,
    Y nos manda que llevemos, todo a Dios en oración.
¿Está el hombre desprovisto, de paz, gozo y santo amor?
    Esto es porque no llevamos todo a Dios en oración.

    ¿Estás débil y cargado de cuidados y temor?
A Jesús, refugio eterno, muéstraselo en oración.
    ¿Te desprecian tus amigos? Muéstraselo en oración;
En Sus brazos de amor tierno, paz tendrá tu corazón.

    Sólo Cristo es un amigo: de esto pruebas nos mostró,
Pues para llevar consigo al culpable, se humanó.
    Del cristiano, el castigo con Su llaga Él pagó.
Hallo en Cristo amigo fiel, ¡Bendito quién fía en Él!

                                                                                                                        J. M. Scriven (1855) 

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Crezcamos en el Conocimiento de Dios
Lucas Batalla


“Entonces... hallarás el conocimiento de Dios”   Proverbios 2:5

Creer que Dios existe no es lo mismo que conocerle. Permíteme preguntar: ¿Has hallado este conocimiento? Muchos hoy dirían que conocen a Dios, no solo entre cristianos sino también los de otras religiones. Pero quedan descartados cantidad de ellos, porque no es posible conocer a Dios sin leer y creer a Su Palabra, la Biblia. El Antiguo Testamento habla proféticamente de Cristo, los Evangelios enseñan Su venida, muerte y resurrección, las Epístolas enseñan la doctrina de Cristo, y el libro de Apocalipsis es “la revelación de Jesucristo” – Su segunda venida y reino.
    El Señor dijo a los judíos: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Jn. 5:39-40). Ellos se creían los expertos en las Escrituras, pero no sacaron provecho de ellas porque no vieron que dan testimonio de Cristo. Jesucristo es la clave para entender las Escrituras y conocer a Dios. Pero ellos no querían venir a Cristo. De este mismo modo, muchas personas hoy no pueden conocer a Dios porque no quieren venir a Cristo y reconocerle como el Señor y Salvador en quien únicamente hay vida eterna.
    Tampoco podemos conocer a Dios sin la regeneración. El Señor reprochó a un hombre erudito y maestro de los judíos – Nicodemo – y dijo que le hacía falta nacer de nuevo para ver el reino de Dios. “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3).
    Conocer a Dios es más que un ejercicio intelectual – es espiritual y vivificante. El apóstol Juan indica esto en su primera epístola.  “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él” (1 Jn. 4:9). “Esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Jn. 5:11-12). Muchos tienen religión sin conocer realmente a Cristo, y por eso sabemos que tampoco conocen a Dios.
    Así eran los hijos del sumo sacerdote Elí, aunque eran sacerdotes y servían en el tabernáculo. Es sorprendente leer en 1 Samuel 2:12 que “Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová”. Todo lo que había en el tabernáculo, los sacrificios y las ofrendas hablaban de Cristo, y proclamaban grandes verdades acerca de Dios y la redención. Pero hay personas que sirven en “el ministerio” sin conocer a Dios. Algunos, como los hijos de Elí, están porque son hijos o nietos de alguien importante. Otros están porque una escuela bíblica les ha dado un título o una ordenación. Pero son ciegos guías de ciegos, porque sin conocer a Dios no pueden ayudar a nadie.
    Es la condición natural de los del mundo. “Padre Justo, el mundo no te ha conocido” (Jn. 17:25). Es una ignorancia fatal, y además culpable, porque Dios se ha dado a conocer. Es el Creador de todo. El mundo fue hecho por Él, sin embargo, cuando vino, no le conoció (Jn. 1:10). Israel tampoco tenía el conocimiento de Dios. Cristo dijo a los judíos: “vosotros no le conocéis” (Jn. 8:55). Y a Sus discípulos avisó que sufrirían a manos de Israel (Jn. 16:1-2), “y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí” (Jn. 16:3).
    Lo principal en la vida es conocer a Dios, pero muchos, incluso cristianos, lo consideran como un accesorio, como algo adicional que es bueno, pero no es urgente tenerlo. De este modo se llenan las congregaciones de personas que de año en año practican su religión, pero no conocen a Dios. Los jóvenes se esfuerzan para cursar sus estudios y aumentar conocimientos, para conseguir sus carreras, pero casi ninguno se esfuerza tanto para conocer a Dios. Tienen más conocimientos de cosas del mundo que de Dios y Su Palabra.
    Es peligroso y dañino no conocer a Dios. El profeta Oseas lamentó que no había conocimiento de Dios en la tierra (Os. 4.1), y declaró: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Os. 4:6). Insistió que la prioridad divina es: “conocimiento de Dios más que holocaustos” (Os. 6:6). Practicaban su religión sin conocer a Dios, y eso condujo a toda su mundanalidad e idolatría, por lo que Dios les rechazó y les juzgó. En el Nuevo Testamento, Pablo advirtió a la asamblea en Corinto: “Velad debidamente, y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo” (1 Co. 15:34). Si dijo eso a la asamblea en Corinto, ¿qué diría hoy de las iglesias “cristianas”?

continuará d.v. en el siguiente número

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¿A Quién Imitamos?

 

Hay mucha confusión hoy entre  “cristianos”, acerca de si hay obligación de seguir a Cristo, o si somos libres para hacer cada uno lo que quiere y vivir como le parece. La mera existencia de ese debate demuestra la baja temperatura espiritual de las iglesias. Posiblemente muchos de los que asisten no entienden realmente el evangelio ni conocen su poder transformador. Siguen siendo muy independientes después de sus supuestas conversiones, muy amadores de sí mismos, y sin deseo de imitar a los que viven en piedad, pues solo suelen imitar a los del mundo. El “Cristo” en que ellos creen debe seguirles a ellos, y bendecir sus planes y actividades. No es el mismo Cristo que dice: “Niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígueme” (Lc. 9:23). No desean ni pueden seguirle, porque no tienen vida.
    Hay otros casos, de creyentes que seguirían el buen ejemplo de la piedad, si lo vieren. Pero sus dificultades vienen de que, tristemente, son pocos los que dan un buen ejemplo a seguir. Sus vidas no dicen: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Co. 11:1). O son poco accesibles, pues solo se les ve durante una reunión, y no hay oportunidad para tener comunión y observarles en la vida fuera de las reuniones. El que pretende que otros le sigan, adquiere gran y solemne responsabilidad. Debe escrutinar su vida a la luz de las Escrituras, y eliminar cualquier cosa que no agrade a Dios, o que podría ser tropiezo para otros.
    También leemos en 1 Tesalonicenses 2:14 que eran “imitadores de las iglesias” , y aquí es en el sentido de sufrir por su fe como ellas, obviamente porque su forma de vivir atraía persecución (ver 2 Ti. 3:12). Así que, el Nuevo Testamento enseña que “imitar” es nuestro deber, como creyentes. No es legalismo sino amor. Porque amamos al Señor, deseamos obedecer Su Palabra y agradarle. La Biblia nos exhorta así:


1 Co. 4:16    “os ruego que me imitéis”
1 Co. 11:1    “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”
Ef. 5:1          “Sed...imitadores de Dios, como hijos amados”
Fil. 3:17   
...sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen  según el ejemplo que tenéis en nosotros”. (los apóstoles)
He. 6:12     “no os hagáis perezosos, sino imitadores...”
2 Ts. 3:7     “sabéis de qué manera debéis imitarnos”
2 Ts. 3:9 “daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis”
He. 13:7     “imitad su fe”
3 Jn. 11     “no imites lo malo, sino lo bueno”

 
    En las Escrituras tenemos bastantes ejemplos buenos que seguir, y malos que evitar. Pongamos atención, y demos buen ejemplo a otros.

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La Evolución: Una Teoría Antibiblica


No debemos intentar interpretar la Biblia para acomodar las teorías evolucionistas. Estos dos no andarán juntos porque no están de acuerdo. Escribe Dave Hunt:
    Moisés dice que Dios formó a Adán del “polvo de la tierra”, y luego formó a Eva de “una de sus costillas” (Génesis 2:7; 18-22). No se puede reconciliar la idea de antepasados prehumanos con este relato, y es un relato ratificado por Jesucristo: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?” (Mateo 19:4-5). Cristo confirmó así con esta cita lo que dice Génesis. San Pablo también testificaba acerca de su veracidad cuando declaró que “Adán fue formado primero, después Eva” (1 Timoteo 2:13, ver también 1 Corintios 15:22, 45; Judas 14). No eran una pareja de criaturas prehumanas en las cuales Dios sopló almas humanas.
    Además de esto, el apóstol Pablo dice que el pecado entró en el mundo por Adán, y la muerte por el pecado (Romanos 5:12). Si Adán y Eva hubieran tenido antepasados que durante miles o millones de años hubieran vivido y muerto, evolucionándose hasta que Dios los humanizara, entonces la muerte habría estado operativa en la tierra antes del pecado de Adán, lo cual es una contradicción clarísima de Génesis, la doctrina de Cristo, la predicación de Pablo y el evangelio. (por ejemplo, el Cardenal O’Connor de Nueva York dice que quizás Adán y Eva fueran “animales inferiores”. 1 )
    La evolución, la “más gorda de las vacas sagradas”, 2 ha sido una herramienta poderosa de Satanás para persuadir a millones de que la Biblia no es fiable. Como dijo Felipe Johnson, profesor de Derecho en la Universidad de Berkeley, “Todo el propósito de la historia evolucionista de Darwin es... demostrarte que no necesitas una inteligencia preexistente... [para] creación”. 3 Johnson sorprendió al mundo académico en 1991 con su libro Darwin on Trial [El Juicio de Darwin]. Con la precisión de un abogado veterano, destruyó el darwinismo y acusó a los evolucionistas de “abandonar los informes verdaderos y precisos que la ciencia ha hecho tradicionalmente, en su celo por extirpar y acabar con la religión...” 4

1 Los Angeles Times (30 noviembre, 1996), B13.    

2 Doug Bandow, “Fossils and Fallacies” [Fósiles y Falacias], National Review (29 abril, 1991), 47.    

3 Russel Schoch, “The Evolution of a Creationist” [La Evolución de un Creacionista], California Monthly (noviembre 1991), 22.

4 The Catholic World Report [El Reportaje Del Mundo Católico] (diciembre 1996), 50.      

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Los Cuatro Hechos Finales De Cristo

Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”.   S. Juan 19:30

1. Tomó el vinagre – y así padeció hasta el final.
El Señor Jesús, Hijo de Dios, cuando estuvo en la cruz, tuvo sed y sufrió adversidad. Él había invitado a todos los que tenían sed: “venga a mi y beba” (Jn. 7:37). A una mujer le dijo: “el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (Jn. 4:14). Pero Él padeció esa terrible sed, para que nosotros jamás la tengamos ni vayamos al lugar de castigo donde seríamos atormentados con gran sed (Lc. 16:24).

2. Declaró: “Consumado es”. Fue victorioso en Su muerte.
Él triunfó en la cruz. El Señor Jesús cumplió toda profecía acerca de sí e hizo perfectamente todo lo necesario para salvar a hombres y mujeres de sus pecados. Nadie tiene que hacer obras para ser salvo – la salvación no es por obras (Ef. 2:8-9).

3. Inclinó Su cabeza. Fue humilde, y estuvo en control hasta el final.
El Señor Jesucristo destacaba la humildad. Fue obediente a la voluntad de Su Padre, hasta la muerte en la cruz. Se había humillado en la encarnación, para ir a Belén, luego fue un carpintero, luego fue traicionado, vendido como un esclavo común por treinta piezas de plata. Le trataron como un criminal común. Inclinó Su cabeza en humildad y como acto de devoción a la voluntad de Su Padre. Aunque era igual con Dios, “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo... se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte”. Su acto final era inclinar la cabeza. 

4. Entregó Su espíritu – ejerció Su autoridad.
Despidió Su espíritu. La muerte viene a todos los demás, pero Él se fue a la muerte. Cuando los hombres mueran, pierden control y bajan la cabeza. Pero Él no fue vencido, no perdió control. Los hombres, al morirse, tienen una voz floja. Pero Cristo clamó con voz fuerte “Consumado es”, y luego: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Mt. 27:50; Mr. 15:37, Lc. 23:46). Había declarado antes: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” (Jn. 10:18). Él escogió morir para destruir la muerte, para que nosotros vivamos. Escogió morir y así pagar la pena de muerte por la humanidad. Escogió morir por nosotros, los rebeldes, para enseñarnos el inigualable amor de Dios. Escogió morir para mostrar Su poder sobre la muerte. Se entregó a sí mismo por nuestros pecados, y todo creyente puede decir: “Me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá. 2:20). Amigo lector, ¿reconoces que es así, que Él te amó y murió por ti?

Craig Munro, de la revista Present Truth (“Verdad Presente”), vol. 20, oct/nov 2021, nº 239.