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sábado, 3 de diciembre de 2011

EN ESTO PENSAD -- DICIEMBRE 2011

ASPIRE A SER COMO JESÚS

William MacDonald

La respuesta a la mayoría de los problemas que enfrentamos es la santidad o la semejanza a Cristo. Por ejemplo, uno de nuestros problemas es cómo conocer la voluntad de Dios. La mayoría de los versículos que responden a esa interrogante tienen que ver con nuestro carácter (Pr. 3:5-6; Sal. 25:9). Queremos saber cómo ser efectivos en la evangelización. La respuesta es la santidad (Mt. 4:19).
Si queremos tener una vida eficaz de oración el Señor dice: "Sí permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho" (Jn. 15:7). Como soldados que luchan por el señor, necesitamos protección y eficacia. ¿Cómo? La armadura del creyenbte se encuentra en Efesios 6:11-18. Es el carácter cristiano. Lo mismo sucede en todos los aspectos de la vida cristiana. Dios no nos da una atractiva lista de diez principios. En lugar de eso enfatiza nuestra vida personal. Lo demás viene solo.
Siempre deberíamos orar: "Señor, haznos cada vez más como Cristo y cada vez menos como nosotros mismos". Ningún cristiano argumentaría en contra del hecho que deberíamos ser cada vez más como el Señor Jesús. No existe una meta superior ni una ambición más elevada que ser semejante a Cristo. Uno de los grandes objetivos de Dios para Su pueblo es conformarlos a la imagen de Su Hijo. El propósito de Dios es hacernos como el Señor Jesús. Se enseña a lo largo del Nuevo Tetamento y a menudo lo escuchamos en los sermones.
Pero aun existe una pregunta: "¿Cómo?" Es una forma práctica y en nuestra vida cotidiana, ¿cómo podemos hacer para que Dios logre una sejejanza cada vez mayor al Señor Jesús en nuestras vidas? Una cosa es saber qué hacer y otra es cómo implementarlo.
"La imagen de Dios no se la ve en la forma de nuestros cuerpos, sino en la belleza de una mente y un corazón renovados. La santidad, el amor, la humildad, la mansedumbre, la bondad, el perdón, todas estas cosas constituyen el carácter divino" (Notas Diarias de Scripture Union).
Pablo nos dice que somos transformados a Su imagen a medida que lo contemplamos (2 Co. 3.18) Esto significa que si estudiamos Su vida como Hombre aquí en la tierra, y también Su vida presente a la diestra de Dios, y luego con disciplina y determinación procuraremos seguirle, caminr como Él caminó y ser conducidos por Su ejemplo.
Existen dos versículos claros en el Nuevo Testamento en los cuales el Señor Jesús es presentado como ejemplo para que lo sigamos. Ellos son Juan Juan 13:15 y 1 Pedro 2:21. 
"Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis" (Juan 13:15, acababa de lavar sus pies). También 1 Pedro 2:21 dice: "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis Sus pisadas".
Está por demás decir que nunca podremos alcanzar Su perfección aquí o compartir atributos que pertenecen únicamente a Dios. Pero no deberíamos usar esto como una excusa para quedarnos satisfechos con el status quo (las cosas como son ahora). Deberíamos luchar para alcanzar la meta.
continuará, d.v.  en el próximo número

de su libro El Manual del Discipulo, págs 95-96, traducción corregida

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Píldoras Antipentecostales
         (parte II)

Píldoras para combatir la doctrina falsa sobre la persona y obra del Espíritu Santo de Dios: 

· El bautismo del Espíritu es mencionado tres veces:
El (Cristo) os bautizará en Espíritu Santo; Lucas 3.16. 
Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días; Hechos 1.5. 
Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo; 
1 Corintios 12.13 . 
(Este bautismo es la operación del Espíritu por la cual se formó unavez para siempre el cuerpo espiritual que es la Iglesia universal). 
· Esta operación se realizó el Día de Pentecostés y no se repite. Cada creyente desde su conversión es miembro de este “cuerpo”, la Iglesia universal o total. 
· La Escritura nunca habla de un individuo como bautizado por el Espíritu. 
· Al recibir el Espíritu los creyentes fueron “llenos”, Hechos 2.4. Esta plenitud debe ser mantenida: Sed llenos del Espíritu— 
(i) hablando entre vosotros, 
(ii) cantando, 
(iii) alabando en vuestros corazones, 
(iv) dando gracias. Colosenses 3.16

· La plenitud del Espíritu se mantiene por la meditación de la Palabra: 
"La palabra de Cristo more en vosotros... enseñándonos, exhortándonos, cantando..." Efesios 5.19
·El don del Espíritu se recibe en el mismo momento y de la misma manera que el perdón; véanse Hechos 2.38, 10.43 al 48; 11.15 al 18.  Después de Pentecostés el Espíritu mora en todos los creyentes; véase Romanos 8.9, “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”.

Píldoras para combatir exageraciones acerca del antiguo don de sanidades públicas

· Los apóstoles y sus colaboradores (Esteban, Felipe y Bernabé) sanaron a los enfermos, pero ningún otro hacía sanidades; Hechos 6.8, 8.6,7,13, 14.3 
· Cuando éstos sanaban, nunca fracasaron. La curación fue siempre completa e instantánea. No se usaba como propaganda. No sanaron a creyentes. 
· Las sanidades fueron señales para acreditar el evangelio; no eran un fin en sí; Hebreos 2.3,4, Marcos 16.14 al 20. 
· Estas señales iban a “seguir” a los apóstoles, una vez vencida la incredulidad mencionada en Marcos 16.11 al 14, para fortalecer su fe y mostrar al pagano que proclamaban la verdad; no dice el Señor que los convertidos tendrían esta capacidad. 
· Una vez acreditado el evangelio, las curaciones cesaron. Ejemplos: la enfermedad de Timoteo, 1 Timoteo 5.23, y la de Trófimo, 2 Timoteo 4.20.

H. W. Graham; adaptado de La Sana Doctrina, número 51, 1967, y presentado en Tesoro Digital

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El Purgatorio y el Paganismo

Si bien no se encuentra en la Santa Biblia el dogma del purgatorio, podemos reconocer su origen recordando que era una creencia común entre las religiones paganas. Platón, hablando del juicio futuro de los muertos, afirma que "de aquellos que han sido juzgados, algunos deben primeramente ir a un lugar de castigo donde deben sufrir la pena que han merecido...
Esta doctrina resultaba muy provechosa para los sacerdotes paganos, porque era la base de sufragios piadosos por los difuntos.
Platón habla de "un misterio y el más costoso de todos los sacrificios, llamado el Telete, que era ofrecido por los vivos y los muertos para librarles de todos los males a que los malignos están expuestos al abandonar este mundo" (Phaedrus, por Platón. Tomo II, págs. 364-365).
Tales eran las ideas de los paganos a los cuales fue predicada la doctrina cristiana. No es extraño que algunos cristianos, imbuidos de estos pensamientos, al aceptar la nueva fe empezaran a orar por sus difuntos y a recomendar esta clase de oraciones, pero no sin tener la oposicioón de muchos cristianos piadosos que condenaban totalmente el orar por los que, según la Escritura: "Descansan de sus trabajos". Los que, inclinados un poco hacia aquella creencia, como san Agustín, oraban por sus difuntos, era siempre con duda y como medida de precaución, teniendo que reconocer, sin embargo, que no podían encontrar en las Sagradas Escrituras una clara enseñanza de dicha doctrina. 
El dogma del purgatorio, en sus principios, fue condenado en el concilio general celebrado en Constantinopla en el año 573, y no fue aceptado como tal hasta el concilio de Florencia en 1439.

Samuel Vila, de su libro A LAS FUENTES DEL CRISTIANISMO (CLIE), pags. 51-52

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¿Has guardado los Diez Mandamientos?

1.  “No tendrás dioses ajenos delante de mí”.
2.  “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás”.
3.  “No tomarás el nombre del SEÑOR tu Dios en vano”.
4.   “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”.
5.  “Honra a tu padre y a tu madre”.
6.  “No matarás”.
7.  “No cometerás adulterio”.
8.  “No hurtarás”.
9.   “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. (no mentirás)
10.  “No codiciarás... cosa alguna de tu prójimo”.    Éxodo 20:3-17

Se acerca el día cuando todo ser humano comparecerá ante Dios. Amigo, ¿cómo te irá aquel día? Veamos: ¿Has mentido alguna vez? ¿Has tomado algo que no era tuyo? ¿Has tomado en vano el nombre de Dios? Cristo dijo: “cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (S. Mateo 5:28). ¿Has mirado con codicia o lujuria? ¿Serás hallado culpable en el día del juicio? Si has hecho  cosas así, Dios te ve como mentiroso, ladrón, blasfemo y adúltero de corazón. En el juicio serás hallado como eres: pecador culpable, y serás condenado. “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). La Biblia te advierte de que si eres culpable acabarás en el infierno por toda la eternidad. Y las palabras de Cristo nos implican a todos: “Ninguno hay bueno, sino sólo Dios?” (S. Lucas 18:19).
Pero esa no es la voluntad de Dios, ni siquiera para los pecadores. Dios conoce nuestra maldad, pero aun nos ama y desea perdonarnos. Pero el perdón divino no es cuestión de meras palabras. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Alguien tiene que pagar por lo malhecho. ¡He aquí buenas nuevas! Dios por su gran amor envió a su Hijo Jesucristo a sustituirte y morir en tu lugar. Cristo era perfecto y sin pecado. Cuando murió crucificado, sufrió por ti. Violaste la ley de Dios, incurriendo en muerte, pero Jesucristo pagó tu deuda con su sangre preciosa. Esto significa que Él puede perdonarte sin pasar por alto el pecado y la condena, porque en la cruz Él pagó pena de muerte por ti. Resucitó al tercer día y vive ahora a la diestra de Dios Padre. “Puede salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios” (Hebreos 7:25). ¿Quieres ser una de estas personas salvas para siempre? Acércate a Dios sólo por medio de Jesucristo.
Cristo hizo ese gran sacrificio en el Calvario por ti, en amor, como dádiva. No puedes perdonarte a ti mismo, ni puede una religión perdonarte. Sólo Dios puede perdonar judicialmente el pecado. Para recibir el don de Dios que es vida eterna, debes arrepentirte del pecado y confiar únicamente en el Señor Jesucristo. Sólo Él puede perdonarte y salvarte. No confíes en nada ni nadie más, ni santos, ni sacramentos, sino sólo en Aquel que murió por ti y vive para perdonarte y darte vida nueva. Puedes hacerlo ahora mismo. Es tu decisión. No te preocupes por qué dirá la gente, sino por qué dirá Dios. Confiesa ante Él tu pecado y declara tu confianza en el Señor Jesucristo, Cordero de Dios, como Sustituto tuyo que pagó tu condena en la cruz. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hechos 16:31).

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EL SOLDADO DE CHOCOLATE
Heroísmo, el acorde perdido del cristianismo 

por C.T. Studd

¡El heroísmo es el acorde perdido, la nota que falta en el cristianismo actual!
¡Todo verdadero cristiano es un héroe! ¡Un soldado sin heroísmo es un soldado de chocolate! ¿Quién no es incitado al desdén y a la burla con la simple idea de un soldado de chocolate? En tiempo de paz, los verdaderos soldados están como leones cautivos, inquietos dentro de sus jaulas, en cambio, la guerra los libera y los envía como a estudiantes contentos al final del día escolar, a obtener el deseo de su corazón o a perecer en el intento ¡El aliento vital del soldado es la batalla! La paz lo vuelve asmático y jorobado, mientras que la guerra le devuelve la vitalidad contagiosa. ¡Le da el corazón, la fuerza y el vigor de un héroe!

Todo verdadero cristiano, es un soldado de Cristo

¡Un héroe por excelencia! Valiente entre los valientes, que se burla de las seducciones de la paz y sus repetidas advertencias contra las dificultades, enfermedades, peligro y muerte, cosas que el valiente considera sus mejores amigos.
¡El cristiano que no es así, es un cristiano de chocolate! Que se disuelve en el agua y se derrite al olor del fuego. ¡Son golosinas, bombones, caramelos! Que pasan sus vidas sobre una charola de porcelana o en una cajita de dulces, cada uno envuelto suavemente, en un papelito con bordes recortados para preservar su preciosa y delicada textura.
He aquí, algunos ejemplos de soldados de chocolate, dados directamente por el mismo Señor Jesucristo.
Dice: “Yo voy, Señor” y no fue”, dijo que iría a los paganos, pero en lugar de hacerlo, se quedó con los cristianos. “Ellos dicen y no hacen”, mandan ir a otros, pero ellos no van. 
En la batalla de Sebastopol, un cabo mandó a un soldado raso para que arreglara una defensa militar. “Nunca mande a otro, a hacer lo que usted mismo tiene miedo de hacer”, le dijo el general Gordon al cabo, mientras él mismo saltaba sobre el parapeto de la trinchera para componerla.
Para el Cristiano de Chocolate, el sólo hecho de pensar en la guerra le produce un violento ataque de nervios, y el llamado a la batalla lo deja paralizado. Dice: “Realmente soy paralítico”, “Quisiera hacerlo, pero sólo puedo cantar”. He aquí algunos de mis versos favoritos:

Que me lleven al cielo
sobre camas de flores,
que otros conquisten el premio,
a través de mares de horrores.

¡Seguid vuestra marcha! héroes cristianos,
que nosotros también avanzamos
aunque no a la misma batalla.

¡Deteneos! Cuidad a los niños
mimadlos con muchos cariños
alimentadlos, vestid en pañuelo,
a los bebes que están en el suelo.

Hacedlo sin tregua, no deben parar
hasta que de gorditos
no puedan ni andar

Coro:
Dejadnos deambular en paz dejadnos dar
vueltas y vueltas en la guardería,
niñeras somos, en vez de infantería.

Dulces, pasteles y demás
en nuestros platos deben estar
porque lo mas deleitoso,
no nos debe faltar.

"Gracias al buen Señor", decía una frágil y anciana señora: ¡“Dios nunca quiso que yo fuera una gelatina” y en verdad no lo era! 
Dios jamás ha sido y nunca será un fabricante de chocolate

Los hombres de Dios siempre son héroes. En las Escrituras se pueden hallar sus gigantes huellas sobre las arenas del tiempo. 

NOE
Caminaba con Dios y no sólo predicaba la justicia, sino que la practicaba. Pasó por el agua y no se disolvió, se enfrentó a la opinión general de su época, desdeñando tanto el odio como la mofa de quienes se burlaban de la idea de que existiera un sólo camino para ser salvos. Noé les advirtió a los incrédulos del juicio de Dios, y una vez que entró en el arca, no abrió la puerta ni una pulgada, ya que Dios la había cerrado. He ahí un verdadero héroe inconmovible ante el temor al hombre.

Aprende a desdeñar de los hombres sus elogios, 
aprende a perder con Dios;
Jesús conquistó el mundo sufriendo vergüenza,
y a todos nos invita a seguir su senda.

ABRAHAM
Fue un sencillo campesino que al escuchar las palabras del Dios invisible, se marchó con su familia y su ganado, a través del terrible desierto hacia una tierra lejana, para vivir en medio de un pueblo cuyo idioma no hablaba ni entendía. ¡Qué tal! Y más tarde hizo algo mejor. Marchó de prisa contra un ejército de cinco reyes aliados, enaltecidos por su reciente victoria, ¡todo para rescatar a un sólo hombre! ¿Su ejército? Sólo unos 318 hombres equipados para la aventura, ¡Y ganó! “El que se une con Dios siempre gana”. ¡Qué intrepidez! ¡Era sólo un campesino sin preparación alguna para la guerra! No obstante: ¿Qué héroe ha superado esa hazaña? ¿Y cuál fue su secreto? Abraham era amigo de Dios.

MOISÉS
Llamado el hombre de Dios, fue una especie de camaleón humano. Erudito, general, legislador, líder, etc. Criado como nieto del rey, tenía muchas posibilidades de llegar al trono, para lo cual sólo había un obstáculo: “La verdad”. ¡Qué decisión más difícil! ¡Qué tentación! ¡Un trono a cambio de una mentira! La ignominia, el exilio, o bien la muerte, a cambio de la verdad. ¡Hizo el papel de hombre!
“Rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo, que los tesoros de los egipcios...” (He. 11:24-26)
Lo veo de nuevo... Ahora viejo y solitario, marchando imperturbable de regreso a Egipto, después de cuarenta años de exilio, a enfrentarse al león en su guarida, a liberar a los esclavos del Faraón frente a sus propios ojos, y conducirlos a través del inmenso y peligroso desierto.
¡Un proyecto que requiere esfuerzo, y sobrepasa a cualquier otro! ¡Los designios de Dios siempre han sido así! Mira el Jordán, a Jericó, a Gedeón, Goliat, y a muchos más. Los Proyectos fáciles llevan otra marca: ¡La de la Brigada de Chocolate! ¡Cuánto aman sus escondrijos y aún así se consideran sabios! Los verdaderos cristianos se deleitan en aventuras de gran riesgo por Cristo, esperando grandes cosas de Dios e intentando las mismas grandes cosas con regocijo. En la historia no se han podido igualar las hazañas de Moisés. ¿Cómo lo hizo? No consultó con carne y sangre. No obedeció a ningún hombre, sino a Dios.
Y de nuevo veo al anciano de barba gris, bajando esta vez del monte a grandes zancadas, precipitándose al campamento, con los ojos flameantes como carbones encendidos. Un sólo hombre contra dos millones de danzantes, desenfrenados en el libertinaje. ¡Bravo! ¡Bien hecho viejo! ¡De primera! Su rostro no palidece, pero su boca se mueve y creo escuchar las palabras: “Si Dios está por mí, ¿quién contra mí? No temeré a diez millares de hombres que se hayan puesto en contra mía. Aún si un ejército acampe alrededor de mí, no temerá mi corazón”. Y no temió ¡Nuevamente ganó Moisés! ¿De dónde tal valor y heroísmo? Escucha lo que Dios dice de él: "Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra" (Nm. 12:3)
El Señor habló cara a cara con Moisés, como hablamos nosotros con un amigo: “No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él....” (Nm. 12:7-8) Tal es la afirmación acerca de Moisés, el camaleón, el hombre y amigo de Dios; por consecuencia, un héroe de primera clase.
documento hallado en www.scribd.com

continuará, d.v. en el siguiente número