LA DEPENDENCIA... (Parte II)
En la parte I, vimos que: “hacer algo en el nombre de otro implica autorización, instrucción, conformación y representación. Todo esto tiene coherencia cuando se aplica a la relación que existe entre los miembros de una asamblea y el Señor mismo”. Y el autor tocó seguidamente los temas de autorización e instrucción, y el resto de su artículo sigue:
Conformación: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3:3). El nuevo creyente no debiera agregarse a ninguna asamblea, sin antes estar plenamente convencido que sus prácticas se conforman a las enseñanzas bíblicas. No es recomendable lo que practica en algunos lugares; es decir, bautizar solamente a aquellas personas que han cursado dos años de estudios bíblicos dirigidos por los ancianos. Esto es extremo, pero algunos han ido al otro extremo de no proveer ninguna preparación para los que aspiran al bautismo. Sea cual sea la actitud tomada por los hermanos responsables que bautizan, es recomendable que cada persona tenga convicciones acerca de las doctrinas y las prácticas de la asamblea. Sentir, en este sentido, que su vida está dirigida por la Palabra de Dios, imparte confianza al creyente respecto a su servicio y le da gozo disfrutar de la comunión hermanable con otros que comparten sus convicciones. La obediencia al Señor le salvará de una vida estéril y egoísta, sin frutos para la gloria de Cristo.
Representación: Un embajador debe estar muy consciente de que él vive entre los que no conocen a su pueblo natal sino solamente a través de él. Todo lo que ven en él, sea bueno o malo, lo atribuyen a sus paisanos como si fuera característico de todos y cada uno de ellos. Por esto mismo el embajador tiene mucho cuidado en su forma de actuar, de expresarse y presentarse ante el público ya que quiere dejar una impresión favorable de su país.
Asimismo, el creyente en Cristo está dejando impresiones adondequiera que vaya. Para muchos, la salvación representa cambios profundos de vocabulario, de vestido, de actividades y de compañeros. Los que no son salvos se fijan mucho en él para saber qué es el Evangelio. Muchos que creen en el Señor trazan su salvación a las primeras impresiones dejadas por algún hermano o alguna hermana. Como ejemplo, don José Naranjo, conocido siervo del Señor en Venezuela, herrero y de carácter recio cuando vivía sin Cristo, confesó la fe en el Señor. En seguida se veían en él cambios de vida, pero Carmen, su esposa, esperó tres meses pensando que todo iba a pasar. Dándose cuenta que los cambios eran permanentes, ella también recibió a Cristo.
En sus actividades, el embajador está bajo instrucciones de su gobierno y no está libre para tomar decisiones personales. Así, Dios no nos ha dejado sin dirección clara acerca de Su voluntad. El creyente que quiere honrarle y obedecerle halla en las Escrituras todo lo que sea necesario para ordenar su vida de acuerdo con la voluntad de Dios. Esto es cierto, de manera especial con respecto a una asamblea congregada en el Nombre del Señor. Los cultos que se celebran, y su forma de celebrarse, nunca deberían ser meramente el fruto de opiniones de hombres. Por el contrario, debieran tener base firme en las Escrituras. El que vive complacerse a sí mismo, haciendo su propia voluntad, no representa a nadie.
Congregarse “en el Nombre del Señor” es una expresión que exige mucho del creyente, pero es el camino que satisface. No es el camino popular. El Señor ofreció a Sus oyentes un camino angosto, diciendo: “pocos son los que lo hallan”. Comparó a Sus discípulos a “manada pequeña” pero inspiró confianza en ellos, diciendo: “No temáis, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lc. 12:32).
Conformación: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3:3). El nuevo creyente no debiera agregarse a ninguna asamblea, sin antes estar plenamente convencido que sus prácticas se conforman a las enseñanzas bíblicas. No es recomendable lo que practica en algunos lugares; es decir, bautizar solamente a aquellas personas que han cursado dos años de estudios bíblicos dirigidos por los ancianos. Esto es extremo, pero algunos han ido al otro extremo de no proveer ninguna preparación para los que aspiran al bautismo. Sea cual sea la actitud tomada por los hermanos responsables que bautizan, es recomendable que cada persona tenga convicciones acerca de las doctrinas y las prácticas de la asamblea. Sentir, en este sentido, que su vida está dirigida por la Palabra de Dios, imparte confianza al creyente respecto a su servicio y le da gozo disfrutar de la comunión hermanable con otros que comparten sus convicciones. La obediencia al Señor le salvará de una vida estéril y egoísta, sin frutos para la gloria de Cristo.
Representación: Un embajador debe estar muy consciente de que él vive entre los que no conocen a su pueblo natal sino solamente a través de él. Todo lo que ven en él, sea bueno o malo, lo atribuyen a sus paisanos como si fuera característico de todos y cada uno de ellos. Por esto mismo el embajador tiene mucho cuidado en su forma de actuar, de expresarse y presentarse ante el público ya que quiere dejar una impresión favorable de su país.
Asimismo, el creyente en Cristo está dejando impresiones adondequiera que vaya. Para muchos, la salvación representa cambios profundos de vocabulario, de vestido, de actividades y de compañeros. Los que no son salvos se fijan mucho en él para saber qué es el Evangelio. Muchos que creen en el Señor trazan su salvación a las primeras impresiones dejadas por algún hermano o alguna hermana. Como ejemplo, don José Naranjo, conocido siervo del Señor en Venezuela, herrero y de carácter recio cuando vivía sin Cristo, confesó la fe en el Señor. En seguida se veían en él cambios de vida, pero Carmen, su esposa, esperó tres meses pensando que todo iba a pasar. Dándose cuenta que los cambios eran permanentes, ella también recibió a Cristo.
En sus actividades, el embajador está bajo instrucciones de su gobierno y no está libre para tomar decisiones personales. Así, Dios no nos ha dejado sin dirección clara acerca de Su voluntad. El creyente que quiere honrarle y obedecerle halla en las Escrituras todo lo que sea necesario para ordenar su vida de acuerdo con la voluntad de Dios. Esto es cierto, de manera especial con respecto a una asamblea congregada en el Nombre del Señor. Los cultos que se celebran, y su forma de celebrarse, nunca deberían ser meramente el fruto de opiniones de hombres. Por el contrario, debieran tener base firme en las Escrituras. El que vive complacerse a sí mismo, haciendo su propia voluntad, no representa a nadie.
Congregarse “en el Nombre del Señor” es una expresión que exige mucho del creyente, pero es el camino que satisface. No es el camino popular. El Señor ofreció a Sus oyentes un camino angosto, diciendo: “pocos son los que lo hallan”. Comparó a Sus discípulos a “manada pequeña” pero inspiró confianza en ellos, diciendo: “No temáis, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lc. 12:32).
J.W.R. de la revista: “Congregados en Su Nombre”, año 2003, Nº3, págs. 6-9.
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Proverbios 3:9-10 “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”.
v. 9 Aquí Salomón trata el tema de la buena mayordomía y las finanzas. Debemos darle a Dios Su porción. Él es el Dueño del planeta (1 Cr. 29:14), y estamos aquí para administrar Sus posesiones. Él espera que le honremos en nuestra forma de ofrendar, pero no todas las ofrendas lo hacen. Debemos darle un porcentaje de nuestras ganancias y de cualquier aumento de salario – las primicias significa lo primero, no lo que sobra al final. En el Antiguo Testamento se le instruyó al pueblo de Israel a diezmar y ofrendar. En el Nuevo Testamento la regla es que demos según el Señor nos haya prosperado (1 Co. 16:2).
v. 10 Dios prometió al pueblo de Israel que si traía fielmente los diezmos y las ofrendas, tendría grandes cosechas de grano y uvas. Las bendiciones enfatizadas en el Antiguo Testamento eran bendiciones materiales en lugares terrenales. Pero no es así en el Nuevo Testamento. Allí el énfasis está en las bendiciones espirituales en lugares celestiales (Ef. 1:3).
A continuación vemos parte de lo que incluye “toda bendición espiritual”:
Vida eterna, perdón, redención, reconciliación, salvación, aceptación en el Amado, justificación, santificación, glorificación, la unción del Espíritu, una nueva ciudadanía, gozo, paz, esperanza, reposo, libertad, propósito en la vida y satisfacción. Estamos completos en Cristo, somos amados por Dios como Él ama a Cristo, Cristo es nuestro Sumo Sacerdote, Intercesor, Abogado y Socorro, el Espíritu Santo mora en nosotros, somos bautizados por el Espíritu en el cuerpo de Cristo, tenemos el sello y las arras del Espíritu, somos hijos de Dios, herederos de Dios, sacerdotes santos y reales, más que vencedores y seremos conformados a Su imagen.
La riqueza en nuestros tiempos es más una prueba que un índice de la bendición o aprobación de Dios. Por eso los discípulos estaban sorprendidos cuando Jesús dijo que es díficil que entre un rico en el reino. Su forma de pensar se basaba en el Viejo Pacto y sus enseñanzas. Tenían que cambiar y adaptar sus pensamientos al Nuevo Testamento.
A continuación vienen unas percepciones neotestamentarias acerca de las ofrendas:
· Primero debemos darnos al Señor (2 Co. 8:5).
· Debemos estar dispuestos a ofrendar a veces más de lo que esperábamos. Los macedonios dieron más allá de sus fuerzas (2 Co. 8:3). También hizo así la viuda en Marcos 12:42-44.
· Nuestras ofrendas deben ser sistemáticas: “el primer día de la semana” (1 Co. 16:2).
· Deben ser planeadas, no sin planificación ni al azar (2 Co. 9:7).
· Debemos ofrendar voluntiaria y alegremente, no con tristeza ni por obligación (2 Co. 8:3; 9:7).
· La ofrenda debe ser algo privado. No debemos ofrendar para ser vistos. No sepa tu diestra lo que hace tu siniestra (Mt. 6:2-4; Lc. 18:12).
· No podemos ofrendar más que Dios ni ser más generosos que Él (Lc. 6:38).
· Lo que ofrendamos sólo simboliza que todo lo que tenemos le pertenece a Dios (Sal. 50:12).
· La ofrenda es un acto de adoración sacerdotal (He. 13:16).
Por mucho que ofrendemos, nunca será adecuado en respuesta a todo lo que Él ha hecho por nosotros.
Consejos Divinos Acerca Del Dinero
Proverbios 3:9-10 “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”.
v. 9 Aquí Salomón trata el tema de la buena mayordomía y las finanzas. Debemos darle a Dios Su porción. Él es el Dueño del planeta (1 Cr. 29:14), y estamos aquí para administrar Sus posesiones. Él espera que le honremos en nuestra forma de ofrendar, pero no todas las ofrendas lo hacen. Debemos darle un porcentaje de nuestras ganancias y de cualquier aumento de salario – las primicias significa lo primero, no lo que sobra al final. En el Antiguo Testamento se le instruyó al pueblo de Israel a diezmar y ofrendar. En el Nuevo Testamento la regla es que demos según el Señor nos haya prosperado (1 Co. 16:2).
v. 10 Dios prometió al pueblo de Israel que si traía fielmente los diezmos y las ofrendas, tendría grandes cosechas de grano y uvas. Las bendiciones enfatizadas en el Antiguo Testamento eran bendiciones materiales en lugares terrenales. Pero no es así en el Nuevo Testamento. Allí el énfasis está en las bendiciones espirituales en lugares celestiales (Ef. 1:3).
A continuación vemos parte de lo que incluye “toda bendición espiritual”:
Vida eterna, perdón, redención, reconciliación, salvación, aceptación en el Amado, justificación, santificación, glorificación, la unción del Espíritu, una nueva ciudadanía, gozo, paz, esperanza, reposo, libertad, propósito en la vida y satisfacción. Estamos completos en Cristo, somos amados por Dios como Él ama a Cristo, Cristo es nuestro Sumo Sacerdote, Intercesor, Abogado y Socorro, el Espíritu Santo mora en nosotros, somos bautizados por el Espíritu en el cuerpo de Cristo, tenemos el sello y las arras del Espíritu, somos hijos de Dios, herederos de Dios, sacerdotes santos y reales, más que vencedores y seremos conformados a Su imagen.
La riqueza en nuestros tiempos es más una prueba que un índice de la bendición o aprobación de Dios. Por eso los discípulos estaban sorprendidos cuando Jesús dijo que es díficil que entre un rico en el reino. Su forma de pensar se basaba en el Viejo Pacto y sus enseñanzas. Tenían que cambiar y adaptar sus pensamientos al Nuevo Testamento.
A continuación vienen unas percepciones neotestamentarias acerca de las ofrendas:
· Primero debemos darnos al Señor (2 Co. 8:5).
· Debemos estar dispuestos a ofrendar a veces más de lo que esperábamos. Los macedonios dieron más allá de sus fuerzas (2 Co. 8:3). También hizo así la viuda en Marcos 12:42-44.
· Nuestras ofrendas deben ser sistemáticas: “el primer día de la semana” (1 Co. 16:2).
· Deben ser planeadas, no sin planificación ni al azar (2 Co. 9:7).
· Debemos ofrendar voluntiaria y alegremente, no con tristeza ni por obligación (2 Co. 8:3; 9:7).
· La ofrenda debe ser algo privado. No debemos ofrendar para ser vistos. No sepa tu diestra lo que hace tu siniestra (Mt. 6:2-4; Lc. 18:12).
· No podemos ofrendar más que Dios ni ser más generosos que Él (Lc. 6:38).
· Lo que ofrendamos sólo simboliza que todo lo que tenemos le pertenece a Dios (Sal. 50:12).
· La ofrenda es un acto de adoración sacerdotal (He. 13:16).
Por mucho que ofrendemos, nunca será adecuado en respuesta a todo lo que Él ha hecho por nosotros.
William MacDonald, traducido de su nuevo comentario sobre Proverbios, Gospel Folio Press, pp. 35-37
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“D.L. Moody solía decir sencillamente que los escogidos son todos los que en Él creen, y los no escogidos son los que rehúsan creer. Esto es precisamente lo que las Escrituras enseñan. La invitación es para todos, y los que la aceptan son los escogidos. Recuerda, las Escrituras nunca dicen que Cristo murió por los escogidos”.
“Todo aquel que cree” significa exactamente esto: “todo aquel...” Sólo un teólogo con ideas preconcebidas, con una agenda que cumplir, podría pensar que esto significa sólo los escogidos”.
Comentarios de H. A. Ironside
sobre el Calvinismo
“Mire en la Biblia y lea usted mismo en los únicos dos capítulos donde aparece la palabra “predestinar”. El primero es Romanos 8:29-30, y el otro es Efesios 1:5 y 11. Observará que en estos cuatro versículos no hay ninguna referencia al cielo ni al infierno, sino al tema de llegar a ser como Cristo. En ningún lugar dicen las Escrituras que Dios predestinó a unos para ser salvos y a otros para la perdición. Los hombres son salvos o perdidos dependiendo de su actitud hacia el Señor Jesucristo. La predestinación significa que un día todos los redimidos vendrán a ser como el Señor Jesús”.sobre el Calvinismo
“D.L. Moody solía decir sencillamente que los escogidos son todos los que en Él creen, y los no escogidos son los que rehúsan creer. Esto es precisamente lo que las Escrituras enseñan. La invitación es para todos, y los que la aceptan son los escogidos. Recuerda, las Escrituras nunca dicen que Cristo murió por los escogidos”.
“Todo aquel que cree” significa exactamente esto: “todo aquel...” Sólo un teólogo con ideas preconcebidas, con una agenda que cumplir, podría pensar que esto significa sólo los escogidos”.
– H.A. Ironside http://www.thebereancall.org/node/8145
citado en el libro: ¿ES BÍBLICO EL CALVINISMO?, por Carlos Tomás Knott
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Hoy en día la gente en casi cualquier parte del mundo puede comunicarse rápida y fácilmente por medio del internet y email. Sin embargo, debo confesar una preocupación personal que siento, aunque reconozco que puedo ser el único que la sienta.
Me acuerdo de los tiempos de los misioneros pioneros, y de cómo estaban aislados del mundo fuera del lugar donde servían, y que cuando surgieron dificultades, ellos se comunicaban con el Señor. ¡Oraban, y sus necesidades se iban supliendo! Pero hoy en día, me temo que en lugar de orar en secreto a nuestro Padre (Mt. 6:6), enviamos un email a los santos. Hoy en día es posible poner todo al conocimiento de los santos instantáneamente, como si ellos fuesen la fuente de las soluciones a nuestros problemas. Muchos hermanos, en nuestro país y en países extranjeros, pueden informar a los demás acerca de su obra casi cada hora, contando sus necesidades espirituales, físicas o económicas. A lo mejor los misioneros de antaño escribían una vez al mes o cada dos meses, y muchos nunca hablaban de sus necesidades económicas. Sin embargo, oraban todos los días, y el Señor oía y proveía fielmente. ¿Pasamos más tiempo con el email que de rodillas orando?
¿En quién tenemos fe, en el Señor o en los hombres? Debemos recordar que nuestro Padre celestial es a quien debemos ir en tiempo de necesidad. ¿Pretendo sugerir que ignoremos las oportunidades que la tecnología nos provee? No, pero sí sugiero que tengamos cuidado de que el email no tome el lugar de la oración y la fe en el Señor. ¡La oración es más poderosa que el email!
adaptado de un artículo por Steve Hulshizer en la revista Milk & Honey (Leche y Miel)
citado en el libro: ¿ES BÍBLICO EL CALVINISMO?, por Carlos Tomás Knott
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Hoy en día la gente en casi cualquier parte del mundo puede comunicarse rápida y fácilmente por medio del internet y email. Sin embargo, debo confesar una preocupación personal que siento, aunque reconozco que puedo ser el único que la sienta.
Me acuerdo de los tiempos de los misioneros pioneros, y de cómo estaban aislados del mundo fuera del lugar donde servían, y que cuando surgieron dificultades, ellos se comunicaban con el Señor. ¡Oraban, y sus necesidades se iban supliendo! Pero hoy en día, me temo que en lugar de orar en secreto a nuestro Padre (Mt. 6:6), enviamos un email a los santos. Hoy en día es posible poner todo al conocimiento de los santos instantáneamente, como si ellos fuesen la fuente de las soluciones a nuestros problemas. Muchos hermanos, en nuestro país y en países extranjeros, pueden informar a los demás acerca de su obra casi cada hora, contando sus necesidades espirituales, físicas o económicas. A lo mejor los misioneros de antaño escribían una vez al mes o cada dos meses, y muchos nunca hablaban de sus necesidades económicas. Sin embargo, oraban todos los días, y el Señor oía y proveía fielmente. ¿Pasamos más tiempo con el email que de rodillas orando?
¿En quién tenemos fe, en el Señor o en los hombres? Debemos recordar que nuestro Padre celestial es a quien debemos ir en tiempo de necesidad. ¿Pretendo sugerir que ignoremos las oportunidades que la tecnología nos provee? No, pero sí sugiero que tengamos cuidado de que el email no tome el lugar de la oración y la fe en el Señor. ¡La oración es más poderosa que el email!
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