¡AVÍVANOS SEÑOR!
William MacDonald
William MacDonald
“¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?” (Salmo 85:6).
Un estado de decaimiento es a menudo como un cáncer; no sabemos que lo tenemos. Podemos irnos haciendo gradualmente tan fríos espiritualmente que no nos damos cuenta cuán carnales hemos llegado a ser en realidad. Algunas veces se necesita una tragedia, una crisis o la voz de algún profeta de Dios para despertarnos de nuestra necesidad desesperada. Sólo entonces podemos reclamar la promesa de Dios: “Derramaré aguas sobre el sequedal y ríos sobre la tierra árida” (Is. 44:3).
Necesito
un avivamiento cuando he perdido mi ánimo entusiasta por la Palabra de
Dios, cuando mi vida de oración ha caído en una insulsa rutina (o ha
caído por completo), cuando he dejado mi primer amor. Necesito un toque
avivador de Dios cuando tengo más interés en lo que vierten en la tele
que en la reunión de la asamblea local, cuando llego a tiempo al trabajo
pero tarde a las reuniones, cuando no falto en mi trabajo pero mi
asistencia es espasmódica en la asamblea. Necesito ser avivado cuando
estoy dispuesto a hacer por el dinero lo que no hago por el Salvador,
cuando gasto más dinero para satisfacerme que en la obra del Señor.
Necesitamos avivamiento cuando guardamos rencores, resentimientos y amargos sentimientos. Cuando somos culpables de chismorrear y maldecir y recibimos palabras chismosas como si fuesen caramelos. Cuando no estamos dispuestos a confesar nuestros errores o a perdonar a otros cuando nos confiesan sus faltas. Necesitamos ser avivados cuando peleamos como perros y gatos en casa, y luego aparecemos en la asamblea con una “cara de reunión” como si fuéramos dulzura y luz. Necesitamos ser avivados cuando nos hemos conformado al mundo en nuestro hablar, nuestro caminar y todo nuestro estilo de vida. ¡Qué grande es nuestra necesidad cuando somos culpables de los pecados de Sodoma, soberbia, saciedad de pan y abundancia de ociosidad! (Ez. 16:49).
Tan pronto como nos damos cuenta de nuestra frialdad y esterilidad, podemos reclamar la promesa de 2 Crónicas 7:14, “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. ¡La confesión es el camino que lleva al avivamiento!
Necesitamos avivamiento cuando guardamos rencores, resentimientos y amargos sentimientos. Cuando somos culpables de chismorrear y maldecir y recibimos palabras chismosas como si fuesen caramelos. Cuando no estamos dispuestos a confesar nuestros errores o a perdonar a otros cuando nos confiesan sus faltas. Necesitamos ser avivados cuando peleamos como perros y gatos en casa, y luego aparecemos en la asamblea con una “cara de reunión” como si fuéramos dulzura y luz. Necesitamos ser avivados cuando nos hemos conformado al mundo en nuestro hablar, nuestro caminar y todo nuestro estilo de vida. ¡Qué grande es nuestra necesidad cuando somos culpables de los pecados de Sodoma, soberbia, saciedad de pan y abundancia de ociosidad! (Ez. 16:49).
Tan pronto como nos damos cuenta de nuestra frialdad y esterilidad, podemos reclamar la promesa de 2 Crónicas 7:14, “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. ¡La confesión es el camino que lleva al avivamiento!
Oh Espíritu Santo, el avivamiento viene de Ti;
Envía un avivamiento, comienza la obra en mí.
Tu palabra declara que suplirás la necesidad.
Tus bendiciones ahora, imploro con humildad.
— J. Edwin Orr
Envía un avivamiento, comienza la obra en mí.
Tu palabra declara que suplirás la necesidad.
Tus bendiciones ahora, imploro con humildad.
— J. Edwin Orr
del libro DE DÍA EN DÍA (CLIE), lectura para el 4 de julio
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LOS PATOS Y
LOS CRISTIANOS ANCIANOS
Hace algunos años que unos biólogos en una reserva natural comenzaron a notar que la población de patos menguaba en su área. Estaban perplejos y no entendieron por qué sucedía eso. Entonces iniciaron unos estudios investigativos para descubrir la causa del problema.
Un día dos de los investigadores jóvenes se acercaron a la reserva para comenzar su estudio. Eran personas bien formadas en su carrera, y entre los mejores biólogos en esa área. Al llegar para comenzar su investigación, observaron a un agricultor en el campo vecino, que reparaba la valla. Era un hombre anciano que había vivido allí largo tiempo. Siendo amigable, él se acercó a los biólogos para saludarles y charlar. Le informaron del estudio investigativo que comenzaban, expresando su deseo de hallar la causa del problema. Entonces el agricultor comentó: “Esto es interesante, pues he observado que hay cada vez menos patos. Para mí que es un zorro que los come”. Los biólogos expresaron su desacuerdo y le aseguraron que los patos no forman parte de la dieta del zorro. “Bueno” replicó, “pueden hacer todos los estudios que quieran, pero ya les digo que el culpable debe ser algún zorro”.
Después de hablar un poco más, se despidieron y cado uno volvió a su trabajo. Pero pasando el tiempo, y después de gastar mucho tiempo y dinero investigando el problema, los biólogos descubrieron que aquel agricultor anciano tenía razón. A fin de cuentas un zorro había sido causa de la pérdida de patos en la reserva.
Esta historia verídica ilustra una tendencia observable en nuestra cultura hoy. Generalmente se les considera a las personas ancianas como no importantes, no como miembros productivos de nuestra sociedad. Las actitudes propagadas en los medios de comunicación y el mundo alrededor nuestro valoran el atractivo sexual, y la vida de los jóvenes y exitosos. Desafortunadamente, esas mismas actitudes han filtrado a muchas iglesias evangélicas y sí, aun en las asambleas. A los hermanos ancianos se les considera ignorantes, atrasados, de ideas fijas y no abiertos a ideas nuevas o cambios. Se oye decir a menudo que tales personas impiden el crecimiento y el progreso en las iglesias.
Pero fallamos al no reconocer que Dios ha puesto a los hermanos ancianos en nuestro medio para liderar, guiar, enseñar y aconsejarnos. El hecho de no entender algún aparato moderno no les decalifica de las tareas que Dios les ha encargado. Los creyentes piadosos y ancianos tienen un tesoro de conocimiento y experiencia para compartir con los que somos más jóvenes en el Señor. La Biblia nos dice que los jóvenes deben estar sujecto a los ancianos, y que las mujeres ancianas deben enseñar a las jovencitas las cosas prácticas de la vida (1 P. 5:5; Tit. 2:3-5). No debemos despreciar ni descartar lo que tienen que decirnos. Haríamos bien en consultar, escuchar y sopesar los consejos recibidos de ellos. Los hermanos más ancianos tienen una tremenda responsabilidad delante del Señor. ¿Cuándo fue la última vez que visitaste a uno de esos hermanos u orabas por ellos?
En 2 Crónicas 10:8 leemos acerca del rey Roboam: “Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él”. Si seguimos leyendo, hallamos que el reino de Roboam fue un fracaso. No era un rey sabio. El pueblo del Señor debe reconocer las consecuencias de despreciar a nuestros hermanos y hermanas de más años, como hace el mundo.
El viejo agricultor tenía sabiduría que no procedía de libros sino de la experiencia durante años. Los cristianos ancianos tienen mucho que ofrecer a los creyentes más jóvenes y menos experimentados. Debemos atender a lo que nos tienen que decir.
Scott Wagner, de la revista “Milk & Honey” (“Leche y Miel”), abril 1990
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"No Erréis"
Dice 1 Corintios 6:9-10, "No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios". Las palabras "no erréis" advierten la posibilidad de equivocarse.
En el verano del 2013 el "Papa" dijo: ¿Quién soy yo para juzgar a los gais?" Se refería a los homosexuales: los afeminados, los que se echan con varones, los sodomitas (1 Ti. 1:10). Pero esto no significa que nadie los puede juzgar, ni que hay que aceptarles. Dios no admitirá al cielo a los nombrados arriba. Y lo que es inadmisible en el cielo, no se puede admitir tampoco en la iglesia, que es la casa del Dios viviente.
Pero hoy en día en las iglesias evangélicas también hay ese error de no juzgar al pecado, de pasar por alto, tolerar, comprender y ser misericordioso con pecadores no arrepentidos. ¿Qué hacen fornicarios y adúlteros en comunión? ¿Cómo es que los ladrones, avaros, borrachos, maldicientes y estafadores pueden ser miembros de iglesias, tomando comunión, y algunos de ellos llevando a cabo ministerios? Escuchamos el eco papal, "¿quién soy yo para juzgar?"
Claro, Dios es quien juzga a los pecadores, pero cuando Él indica cuál es Su actitud y sentencia, debemos decir: "Amén" y no permitir en Su casa lo que Él no permite. "No erreis", porque tolerarlo no es bueno, no es ser misericordioso. Es error y pecado. Porque si no juzgamos el pecado, nos ponemos en contra de Dios.
Carlos
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"¡AY DE LOS QUE SE LEVANTAN DE MAÑANA PARA SEGUIR LA EMBRIAGUEZ; QUE SE ESTÁN HASTA LA NOCHE, HASTA QUE EL VINO LOS ENCIENDE! Y EN SUS BANQUETES HAY ARPAS, VIHUELAS, TAMBORILES, FLAUTAS Y VINO, Y NO MIRAN LA OBRA DEL SEÑOR. POR ESO ENSANCHÓ SU INTERIOR EL SEOL, Y SIN MEDIDA EXTENDIÓ SU BOCA; Y ALLÁ DESCENDERÁ LA GLORIA DE ELLOS, Y SU MULTITUD, Y SU FAUSTO, Y EL QUE EN ÉL SE REGOCIJABA”.
Sagrada Biblia, Isaías 5:11-14
Si desea saber más de la Palabra de Dios, ella es expuesta y estudiada cada domingo y jueves en este local de reunión. Acuda y aprenda con nosotros.
Sagrada Biblia, Isaías 5:11-14
Si desea saber más de la Palabra de Dios, ella es expuesta y estudiada cada domingo y jueves en este local de reunión. Acuda y aprenda con nosotros.
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JEHOVÁ = JESUCRISTO
Esto está dedicado al que desea escudriñar las Escrituras "para ver si estas cosas son así" (Hechos 17:11), y al que cree a Dios antes que a los hombres o las organizaciones. Respecto a los demás, lo presente se presta para tapar la boca de los contumaces, los habladores de vanidades y los engañadores.
Ofrecemos lo siguiente como guía de estudios para aquel que quiere abrir la Biblia e investigar por su propia cuenta, sin que ninguna religión ni organización humana le dicte cómo pensar. Pide a Dios mismo que te ayude a entender la verdad y se muestre a ti a través de Su Palabra. Entonces, tomando la Sagrada Biblia (no otros libros ni revistas), busca en ella y lee los versículos, estudia el contexto (lo que viene antes y después), y apunta a quién el texto hace referencia en los pasajes siguientes:
1. ¿Quién es el Rey de Reyes y Señor de Señores?
Deuteronomio 10:17; Salmo 95:3
Apocalipsis 17:14; 19:13-16
2. ¿Quién fue traspasado?
Zacarías 12:8-10
** [La llamada “Traducción del Nuevo Mundo” cambia la palabra "mí" en este versículo por "Aquel". Esto pervierte el sentido original dado por Dios y aceptado por todos durante más de 2.400 años.]
Juan 19:34-37
3. ¿Quién es el Primero y el Último?
Isaías 41:4; 44:6; 48:12; Apocalipsis 22:13
Apocalipsis 1:17-18
4. ¿Quién es el Alfa y la Omega?
Apocalipsis 1:8; 21:5-7; 22:12-16
Apocalipsis 22:16
* [En la lectura no hay evidencia de un cambio en el que habla entre los vv. 12-16, pero en todo caso el "Alfa y la Omega" y el "Primero y el Último" es la misma persona según el 22:13.]
** [Es de notar que en algunas traducciones de Ap. 1:11 no aparece la frase: "yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último", tal como está en la versión Reina-Valera. Por ello no la citamos aquí.]
Juan 19:34-37
3. ¿Quién es el Primero y el Último?
Isaías 41:4; 44:6; 48:12; Apocalipsis 22:13
Apocalipsis 1:17-18
4. ¿Quién es el Alfa y la Omega?
Apocalipsis 1:8; 21:5-7; 22:12-16
Apocalipsis 22:16
* [En la lectura no hay evidencia de un cambio en el que habla entre los vv. 12-16, pero en todo caso el "Alfa y la Omega" y el "Primero y el Último" es la misma persona según el 22:13.]
** [Es de notar que en algunas traducciones de Ap. 1:11 no aparece la frase: "yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último", tal como está en la versión Reina-Valera. Por ello no la citamos aquí.]
5. ¿Quién es el Creador?
Génesis 1:1; Isaías 40:28; 43:1,15
Colosenses 1:13-16
* [Los T. J. introducen "[las otras]" ante "cosas" en el v.16 (2 veces en la Trad. del N.M.), y dan un sentido que no está en el original. Las meten allí debido a su presuposición.]
Nota además a quién se dirige en estos dos pasajes:
Salmo 33:6, 9; 102:25-27
Hebreos 1:10-12
* [Si miramos al v. 8, entenderemos de quién está hablando.]
6. ¿Para quién preparó un camino Juan el Bautista?
Isaías 40:3; Malaquías 3:1
Lucas 1:76; 3:4-6; Marcos 1:2-3
7. ¿Quién es la Piedra de Tropiezo?
Isaías 8:12-14
1 Pedro 2:4,7-8
8. ¿Quién es el Redentor?
Isaías 41:14; 43:14; 44:6; Job 19:25
Gálatas 3:13; Hebreos 9:12; Apocalipsis 5:9
9. ¿Quién es el Único Salvador?
Isaías 43:3,11; 45:21; Oseas 13:4; Lucas 1:47;
1 Timoteo 4:10; Tito 1:3; 2:10; 3:4; Judas 25
Lucas 2:11; Juan 4:42; Hechos 5:31; 13:23; Tito 1:4; 2:13;
2 Pedro 1:1; 2:20; 3:2,18
10. ¿Quién es el Rey de Gloria?
Salmo 24:8-10; Isaías 42:8 (Nota a quién le pertenece la gloria)
1 Corintios 2:8; Santiago 2:1; Judas 24,25;
1 Tesalonicenses 1:12
11. ¿Quién puede perdonar pecados?
Salmo 25:18; 32:5; 130: 3-4; Isaías 43:25
Marcos 2:5-11; Lucas 5:24; 7:47-49
12. ¿A quién deben santificar los creyentes?
Isaías 8:13
1 Pedro 3:15
13. ¿Quién subió a lo alto llevando cautiva la cautividad?
Salmo 68:18
Efesios 4:7-8
14. ¿Quién es la Roca de salvación?
Deuteronomio 32:3,4,12,15,18,31;
2 Samuel 22:32,47; 62:2,6
1 Corintios 10:4; Romanos 9:33; 1 Pedro 2:4-8
15. ¿Quién escudriña las mentes y prueba el corazón de los hombres?
Jeremías 17:10
Apocalipsis 2:23
16. ¿En nombre de quién obtenemos salvación?
Joel 2:32
Hechos 2:21; 4:11-12; Romanos 10:9,13
17. ¿Quién es el Inmutable de la eternidad?
Malaquías 3.6; Salmo 102:25-27; Miqueas 5:2
Hebreos 1:2; 13:8; Mateo 2:6 [cumple la profecía en Miqueas 5:2]
18. ¿Las palabras de quién permanecerán para siempre?
Isaías 40:8; 59:21;
Mateo 24:35 [No dice "estas palabras", sino "mis palabras"]
19. ¿Quién es el YO SOY?
Éxodo 3:14; Isaías 41:4; 43:10; 46:4,9
Marcos 14:62; Juan 8:24,58; 13:19; 18:5,6,8
20. ¿Ante quién se doblará toda rodilla?
Isaías 45:22-23
Filipenses 2:10
21. ¿A quién pertenecen los ángeles y a quién deben adorar?
Salmo 91:11; 103:19-21; 148:2; Mateo 4:6; Hebreos 1:7
Mateo 13:41; 24:31; Hebreos 1:6
22. ¿Quién tiene poder sobre la muerte y la resurrección?
Deuteronomio 32:39; 1 Samuel 2:6
Juan 2:19-21; 10:17-18; 11:25,43; Apocalipsis 1:18
23. ¿De quién deben testificar los creyentes?
Isaías 43:10,12; 44:8
Juan 15:27; Hechos 1:8
24. ¿Quién estuvo en medio de los israelitas?
Éxodo 33:15-17; Números 21:6-7
1 Corintios 10.4,9,21,22
25. ¿Quién vendrá al Monte de los Olivos?
Zacarías 14:3-4
Hechos 1:11-12
continuará, d.v. en el número siguiente
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