ADIÓS A LOS AMIGOS
Quizás te preguntes por qué es todo un reto vivir para el Señor y hacer lo correcto. Tienes grandes intenciones de ser un seguidor devoto de Jesucristo. Realmente quieres ser un estudioso de la Biblia; de hecho, te gustaría conocer la Biblia de pasta a pasta. En lo profundo de tu ser quieres rendirle tu vida al Señor, quieres que sepa que lo amas, pero aquí estás leyendo esto y te sientes atrapado y derrotado.
Es hora de que hagas algo. Lo que tienes que hacer será doloroso: debes romper el compañerismo con aquellos que te están arrastrando a lo
incorrecto.
Pertenecer a un grupo íntimo de amigos puede ser maravilloso. Te sientes seguro; es como estar anclado por el hecho de ser aceptado. La
verdad es que sí estás anclado. Un ancla es muy útil si estás en una tormenta o si no quieres ir a ningún lado; pero puede ser un verdadero estorbo si estás tratando de progresar. Es tiempo de levar anclas y navegar corriente arriba, en la dirección que sabes que debes dirigirte.
El salmista quería vivir para el Señor y obedecer su Palabra, pero había algunas personas en su vida que estaban deteniendo su progreso. Esto es lo que él escribió:
“Apartaos de mí, malignos. Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios” (Sal. 119:115).
Si no eres lo suficientemente fuerte como para guiar a tu grupo de amigos a un nivel más alto de espiritualidad, entonces es tiempo de que abandones el grupo. Si constantemente estás fracasando en tu determinación de ser un mejor cristiano y siempre estás cediendo ante la presión de tus amigos de hacer cosas cuestionables, entonces es hora de que te alejes de ellos.
Necesitas unirte a un círculo de amigos cristianos “útiles”. Puedes seguir orando por tus viejos amigos y por su condición espiritual, y debes seguir siendo amigable, pero no debes juntarte con ellos los fines de semana o en tus ratos libres. ¿Por qué? Porque seguirás haciendo lo que ellos hacen. Es así de sencillo. Si quieres progresar, debes cambiar tus malas compañías.
Según la escala de valores del mundo, tus amigos pueden ser un grupo original que casi no se mete en problemas serios. Pero el Señor emplea una medida diferente. ¿No quieres guiarte por el patrón del Señor y asegurarte de que tus actividades y elecciones sean acordes con lo que Él espera de ti?
Sí, extrañarás la camaradería de tu viejo grupo y quizás nunca volverás a experimentar el mismo vínculo de amistad o la misma unidad, pero ¿cuál era el “pegamento” que os mantenía juntos? ¿Estaban unidos porque ninguno de vosotros se sentía incómodo por hacer cosas que un buen cristiano no haría?
Necesitas decirles adiós a esos amigos
y rápido. Busca nuevos amigos que quieran agradar al Señor, únete a su grupo, y si por el momento no puedes encontrar un grupo así, pues es mejor estar solo y agradar al Señor que tener un montón de amigos y decepcionar a tu Dios.
El mismo salmista que escribió los versículos anteriores, dijo:
“Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos” (Sal. 119:63). ¿Puedes decir lo mismo? ¿Es esa tu meta?
de la página 6 del nº 66 del Mensajero Mexicano, www.mensajeromexicano.com
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“Da, pues, a tu siervo, corazón entendido...” 1 Reyes 3:9
“...Y sus mujeres desviaron su corazón” 1 Reyes 11:3
Salomón tuvo un gran comienzo pero un final pobre, y esto tristemente resume la vida de demasiados creyentes. Comenzó bien; no pidió a Dios lo usual: muchos años, mucho dinero y la muerte de sus enemigos (véase 3:11). ¡Su espíritu agradó a Dios tanto que le dio lo que pidió, y entonces añadió esas otras cosas! Pero el corazón guiado pronto se volvió el corazón descaminado (700 esposas tenderían a hacer eso), y Salomón abrazó a los dioses de esas mujeres. Debía haber guardado su propio consejo dado en un tiempo más inocente de su vida: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Pr. 4:23). Si no guardas tu corazón, todos tus dones, conocimientos, talentos y bendiciones serán arruinados y anulados. En los llanos de Moab, Moisés advirtió a Israel de eso y señaló nuevamente la importancia del corazón: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón” (Dt. 6:5-6). Guarda tu corazón para Dios.
adaptado de una lectura del calendario “Choice Gleanings”
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Una asamblea de creyentes
del libro "Verdades Eclesiales" por Norman Crawford (del nº anterior)
Veamos ahora qué es la iglesia de Dios en el sentido de una asamblea de creyentes en Cristo. Se encuentra por vez primera en las Escrituras en las palabras del Señor Jesucristo en Mateo 18.15 al 20, donde leemos la cláusula “dilo a la iglesia” y el trozo termina: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Valiéndonos de lo que comúnmente se llama “la ley de primera mención” para entender las grandes verdades de la Biblia, podemos decir confiadamente que esta primera mención de una iglesia local encierra las características principales de la verdad eclesial que se desarrolla posteriormente en Hechos de los Apóstoles, 1 Corintios y 1 Timoteo.
Nunca encontramos que un conjunto de asambleas locales se denomina “la Iglesia de …” Hay tan sólo dos aspectos de la iglesia en el Nuevo Testamento: “la iglesia que es su cuerpo” e “iglesia de Dios”. En las doce ocasiones que se emplea “iglesia de Dios”, siempre es evidente que se refiere a una congregación en una localidad determinada. Es así aun en Gálatas 1:13, “perseguía sobremanera a la iglesia de Dios”, ya que la única asamblea que existía en el momento al cual Pablo se refiere era la de Jerusalén, aun cuando sus miembros estaban congregados, aun en Damasco, Hechos 8:1.
No nos inquieta el vocablo “iglesia” en este sentido, pero preferimos “asamblea” al referirse al grupo en una localidad, ya que en el mundo religioso “iglesia” reviste por lo menos dos sentidos muy erróneos. A menudo se usa para referirse a un edificio, cosa que nunca puede ser, y otras veces a una confederación de congregaciones que ha tomado para sí algún nombre denominativo para distinguirse del resto de la iglesia profesante.
Al describir a un conjunto de asambleas, las Escrituras hablan de:
las iglesias de Dios su propósito
las iglesias de Cristo su Señor
las iglesias de los santos su composición
las iglesias de los gentiles su trasfondo
las iglesias de Galacia su localidad
continuará, d.v., en el siguiente nº
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LA RESURRECCIÓN
NO PUDO SER UNA ILUSIÓN
La respuesta a esta teoría es que los discípulos no esperaban ver a Jesús resucitado y la incredulidad que manifestaron ante el suceso no favorece esta explicación. Las apariciones de Cristo tuvieron lugar, no una vez, sino varias, entre diferentes personas, las cuales habrían tenido que volverse locas todas a la vez, pues todas afirmaban que le habían visto, y hasta comido con Él, e incluso repitieron las palabras que les había dicho. Un desequilibrio mental es muy posible en un solo testigo, pero no en once, y menos en quinientos testigos juntos. La aparición de Jesús a Saulo, ¿fue también una ilusión del perseguidor? ¿Y qué podemos decir de los soldados que le acompañaban y oyeron la voz misteriosa que se juntó a la luz sobrenatural hasta el punto de dejar ciego al joven perseguidor de los cristianos?
Además, si de ilusión se hubiera tratado, los sacerdotes judíos se habrían cuidado bien pronto de desvanecerla presentando el cuerpo de Jesús. Éste era un argumento mucho más eficaz para suprimir al naciento cristianismo que los azotes y la cárcel. ¿Por qué no lo usaron? ¡Qué empeño no tendría el Sanedrín judío en poder desmentir la resurrección de Cristo! Antes de su entierra piden a Pilato que ponga guardia en el sepulcro que sella la piedra que lo cerraba, y Pilato, en señal de deferencia al Senado judío, les permite que sean ellos mismos los que pongan la guardia, poniendo a su disposición 16 soldados romanos. ¿Qué no harían los pontífices para buscar el cuerpo del Crucificado cuando se empezó a decir que había resucitado? ¿Qué no haría Pilato, cuya sentencia era declarada injusta, cuyo sello había sido quebrantado y cuya autoridad quebrada por los suelos? Y sin embargo, el sepulcro estaba vacío, el cadáver de Jesús no se halló por ninguna parte.
Samuel Vila, págs. Evidencias de Fe Para Estudiantes, CLIE, págs. 39-40
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La Cena del Señor es para los que están en comunión en la asamblea como Hechos 2:42 describe. Los que no vienen sino esporádicamente, y no manifiestan interés en las actividades de la iglesia tampoco deberían participar en la Cena del Señor, ya que es evidente que no desean la comunión de la iglesia.
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EL LIBRO DEL MES
por William MacDonald
Se ofrece nuevamente este pequeño y excelente libro sobre las prioridades del creyente y las promesas del Señor. Pablo escribió en Filipenses 2:21 que "todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús", y el problema es mayor hoy que entonces. ¡Que el Señor nos ayude a ordenar correctamente nuestras prioridades de modo que afecten nuestra manera de vivir.
precio: 2 euros
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UN ERROR FATAL
Era invierno y una madre joven con un bebé en brazos viajaba en tren. Hacía mucho frío afuera y desde el tren se veía el campo totalmente nevado. La mujer no había viajado antes en tren, y estaba preocupada porque no quería perder su parada. Varias veces preguntaba, y al final el interventor le aseguró y prometió avisarla cuando llegara su parada.
El tren seguía su rodaje, y el interventor se fue a otro coche. Entonces, un hombre trajeado, sentado delante de la mujer, le dijo cortesmente: “Señora, yo viajo en esta ruta todos los meses en mi trabajo. Tranquila que yo le indicaré cuando llegue su parada porque las conozco todas”. Poco después paró el tren y aquel hombre amablemente le dijo que era su parada, asi que agradecida la mujer joven salió con su infante.
Seguía adelante el tren y entonces entró el interventor preguntando por la señora. Aquel hombre que le había ayudado le dijo: Llegó su parada y Ud. no estaba así que yo se la indiqué y salió”.
“¡Oh no!” gritó el interventor, echando las manos a la cabeza. “Había mucha nieve en la vía y paramos sólo un minuto para quitarla. ¡No era una parada programada, no era la suya!” Cuando llegaron a la próxima parada, que hubiera sido la suya, enviaron a buscarla en el campo. La encontraron con su bebé en brazos, ambos muertos del frío y congelados.
Aquel hombre era amable, sincero y benigno, pero se equivocó y dio un consejo fatal. Queriendo hacer bien, hizo mal. ¡Cuántas veces pasa esto en la vida espiritual, porque escuchamos voces y consejos de personas que desean hacer bien, son personas bien intencionadas, pero equivocadas. Pueden ser amables y sinceras, como el hombre en el tren que sólo quiso ayudar, pero son fatales porque en lugar de conducir al cielo, conducen a la perdición eterna. Nos indican que para ir al cielo, necesitamos cosas como los sacramentos, la devoción a los santos, la práctica de la religión de nuestros padres, las buenas obras, etc. Pero si sigues estos consejos acabarás perdido eternamente. Su sinceridad no los salva de ser erróneos. Para no cometer un error fatal, eterno y sin arreglo, haz caso de la Palabra de Dios, no la de los hombres.
Sólo el Señor Jesucristo dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (S. Juan. 14:6). Amigo, conviene leer y atender bien la Palabra de Dios porque en ella se nos indica claramente el camino al cielo. “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
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NO SEAMOS OLVIDADIZOS
Texto: Job 8:1-18
En el capítulo 7 Job había orado, pero aquí en el capítulo 8 su amigo Bildad habla y le acusa de tener pecado. Le anima a buscar a Dios de todo corazón – lo que precisamente acaba de hacer en el capítulo anterior. Bildad, como los otros amigos de Job, se equivoca en mucho. Ellos basan sus discursos y consejos en su presuposición de que el mal había alcanzado a Job como castigo por algo malo que él había hecho. Estaban equivocados, como bien Dios les dice al final del libro. Ahora bien, algunos de sus dichos y consejos son correctos y dignos de considerar, aunque NO se aplican a Job por cuanto él había sido fiel a Dios (véase capítulos 1 y 2).
En los versículos 1-3 Bildad protesta las palabras que Job acaba de decir, y afirma que Dios no torcerá el derecho (v. 3). Entonces, en el versículo 4 Bildad alega que los hijos de Job murieron porque habían pecado, lo cual no solamente es incorrecto sino cruel. Leyendo los primeros dos capítulos del libro sabemos que no fue así, sino que Satanás los mató para atacar a Job. Al diablo le gusta atacar a padres piadosos por medio de sus hijos, para causar sufrimiento y desánimo.
Lo que dice en los versículos 5-7 es correcto, y ciertamente es un buen consejo, pero no es aplicable a Job en su situación. Dios atiende la oración de los que le buscan temprano.
En los versículos 8-9 vemos algo importante que debemos recordar: que tenemos poco tiempo y sabemos poco. “Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra”. Por eso debemos aplicar Santiago 1:5 diariamente y pedirle a Dios sabiduría. Cuando decidimos y actuamos sin consultar a Dios y esperar Su respuesta y guía, es muestra de nuestra autonomía e independencia, cosas que a Dios no le agradan. Somos Sus hijos, y todo debemos hacer conforme a Su voluntad.
En los versículos 10-15 vemos los caminos de todos los que olvidan a Dios (v. 13). El junco necesita lodo, el prado necesita agua, y el ser humano necesita a Dios. Los que dan la espalda a Dios serán castigados. Como las plantas sin agua, es cuestión de tiempo, y van de mal en peor. Es verdad, y ciertamente aplicable a algunos de nuestros hijos que se han criado en el evangelio pero luego se han desviado y andan por caminos que no agradan a Dios. Los que se olvidan de Dios serán castigados, porque sin Él, no pueden ir adelante. Es una advertencia. Y el diablo quiere que la gente olvide a Dios, y a propósito provee mil cosas con las que ocuparse para no tener ni tiempo ni ganas de las cosas de Dios. Pero en este caso, aunque sea verdad, no se aplica a Job y sus hijos como Bildad se supone. En esto se equivoca, porque le falta la información de los primeros dos capítulos del libro.
Luego en los versículos 16-19 da otro ejemplo, del árbol que crece y echa raíces, pero que luego es desarraigado.
Los versículos 20-22 contienen verdades importantes, pero Bildad implica nuevamente que los hijos de Job murieron por impiedad. Es verdad que Dios no apoya la mano de los malignos y que la habitación de los impíos perecerá, pero esto no explica lo que le pasó a Job. Los primeros dos capítulos del libro demuestran que no fue por pecado suyo, pues Dios estaba contento con la vida y el carácter de Su siervo. Recordemos que el Salmo 73 expresa la perplejidad del salmista al ver la prosperidad de los malos. Muchas veces prosperan en esta vida, pero lo que les espera al final es ruina y castigo. De modo que, al contrario de lo que dicen los amigos de Job, los justos muchas veces sufren y los malos prosperan, pero al final Dios lo enderezará y pondrá todo en su sitio.
Pensemos un poco más en las advertencias de Bildad acerca de los que olvidan a Dios. Es un tema que la Biblia toca más veces. El Salmo 9:17 habla de los que se olvidan de Dios. Primero dice los malos, porque olvidarse de Dios es una maldad. Cuando uno ha sido criado y enseñado en los caminos de Dios, y luego se rebela y rechaza esto para ir por sus caminos, acarrea condenación. Dios desaprueba su comportamiento y le castigará. En contraste, en el siguiente versículo (v. 18), vemos que Dios no olvida al menesteroso. Dios se acuerda de nosotros para bien, y quiere que le recordemos y que hagamos caso de la sana enseñanza y ejemplos piadosos que hemos visto. El Salmo 50:22-23 también da una advertencia y exhortación a los que se olvidan de Dios. “Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace, y no haya quien os libre. El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios”. Son palabras fuertes y los que van por su camino a su manera deben parar y hacer caso antes de que venga el castigo porque entonces no habrá remedio. Honra a Dios y ordena tu camino si quieres ver la salvación de Dios. En el Salmo 103:2 el salmista nos instruye: “y no olvides ninguno de sus beneficios”. A continuación cuenta Sus beneficios para que los tengamos en cuenta y manifestemos gratitud.
Dios provee en Su Palabra para que no le olvidemos ni a Él, ni Sus caminos, ni Sus beneficios. Hermanos, que el Señor nos ayude a no ser olvidadizos, sino a pensar en Dios, recordar agradecidos Sus beneficios, y siempre tenerle en cuenta en todo. Y a los que en alguna manera os habéis olvidado de Dios y de la instrucción que recibisteis en Sus caminos, el mensaje de Dios para vosotros es parar, recordar de dónde habéis caído y arrepentíos ya.
de un estudio dado por Lucas Batalla, el 30 de diciembre del 2010
Asamblea Bíblica “Betel”
C./Torreblanca, 6, 41003 Sevilla, España.
Correspondencia: Apartado 1313, 41080 Sevilla
Horario de cultos: domingo: 11 y 19 horas; jueves 20 horas
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