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sábado, 30 de marzo de 2024

EN ESTO PENSAD - abril 2024

 Lázaro Muerto y Resucitado

Lucas Batalla


Texto: Juan 11.1-27

En este capítulo vemos que acabó de suceder una tragedia familiar, la enfermedad y muerte de Lázaro. Era un tiempo de mucha tristeza para Marta y María, aunque ellas creían en el Señor. Han pasado muchos siglos, y todavía la gente muere, de accidentes, enfermedades y debilidades. Oímos decir que con la medicina moderna, o con ciertas vitaminas y curas naturales, podemos evitar las enfermedades y la muerte, pero cierto es que nada ni nadie cura la muerte. Por eso oímos decir: “de algo hay que morir”. El cuerpo se va debilitando, el ser humano es humillado por ello, y al final viene la muerte. Es inevitable. Es así desde que el Señor dijo a Adán que en el día que comiere del árbol prohibido, moriría. Pero Eva comió, luego Adán, y luego oyeron estas solmenes palabras de Dios: “polvo eres y al polvo volverás” (Gn. 3.19). He allí el principio de la muerte, y esa sentencia divina se aplica  a todo ser humano. En todas partes del mundo hay cementerios y sepulcros.
    Siempre es triste, y especialmente en el caso de los que no son creyentes, que no son salvos, porque significa el juicio y la perdición eterna (He. 9.27). Siempre es triste la muerte de un ser querido, aún cuando es creyente, porque significa que no le veremos más durante un tiempo. Y si no es creyente, el caso es peor, porque la pérdida es para siempre.
    Este capítulo cuenta que Lázaro enfermó y murió. Hubo oraciones, dolencias, tristeza, y ceremonias probablemente de velorio y entierro. Todo eso pasó sin intervención del Señor. Los versos 2-9 relatan que Él esperó a propósito. Creer en el Señor no significa que no vayamos a enfermar ni morir. Cuando el Señor dijo “Lázaro duerme” (v. 11), los discípulos no entendieron (v. 12), y luego Él aclaró: “Lázaro ha muerto” (vv. 13-14). El sueño es simplemente una figura de la muerte del creyente, porque luego despertará y estará mejor. No usa esta figura para con los incrédulos, porque no tienen esperanza. El Señor se alegró por los discípulos en esa situación, por los propósitos que tenía. Ellos serían fortalecidos en su fe (v. 15), y Dios sería glorificado (v. 4).
    Así que, no fue a Betania hasta el cuarto día después del entierro (v. 17). No le visitó cuando enfermó. Los judíos intentaban consolar a las hermanas en su dolencia (v. 19), y naturalmente había lágrimas (v. 33). Pero Cristo no fue al velorio, ni al entierro, pero no por indolencia y falta de interés, sino tenía un plan que nadie se podía imaginar. La primera que habló con Él fue Marta: “si hubieses estado...” (v. 21), y luego María le dijo lo mismo (v. 32). Ellas esperaban Su visita e intervención, y le pusieron falta, pues no podían anticipar lo que iba a hacer. Y todavía hoy el Señor permite que los creyentes se enfermen y mueran, y debemos aceptar eso con fe, sabiendo que el Señor ha prometido que el creyente “no morirá eternamente” (v. 26).
    Los incrédulos, y también algunos que profesan creer, acusan a Dios de descuido o indolencia en las tragedias. La gente dice: “Murió un niño – o una niña – y ¿Dónde está Dios?” “Murió mi madre”, “Murió mi esposo, y ¿dónde estaba Dios?”. Se resienten, y algunos incluso se enojan con Dios como si Él fuera culpable, y lo utilizan como excusa para no creer. Pero ¿quiénes somos nosotros para cuestionar a Dios? Como Job, debemos aprender a poner la mano sobre la boca y no hablar más (Job 40.4), porque no entendemos Sus caminos que son más altos que los nuestros (Is. 55.8-9). Consideremos la respuesta de Marta y su fe, pues aunque estaba triste y no entendía, dijo: “Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará” (v. 22). El Señor le dio promesa: “Tu hermano resucitará” (v. 23), pero ella pensaba en el futuro distante, y respondió: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero” (v. 24). Luego añadió: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” (v. 27).  No se debilitó en la fe, sino en su tristeza seguía confiando. En las tristezas y tragedias de la vida debemos asirnos firmemente del Señor y Sus promesas, porque sabemos que Él tiene propósitos buenos respecto a nosotros, y no se equivoca. El enojo y el resentimiento son reacciones de incrédulos.

continuará, d.v. en el próximo número

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EJERCÍTATE  
Carlos Tomás Knott  (parte 2)

viene del número anterior


En Hebreos 12.1-4 vemos otros ejercicios para la piedad. “…Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”. Correr es difícil si llevamos demasiado peso. El Señor Jesucristo debe ser nuestra motivación y ejemplo. Si nos ejercitamos en eso, no seremos débiles – nuestro ánimo no se cansará. Con la fortaleza de la piedad, podremos resistir no solo el pecado sino la prueba, y tendremos la bendición de Santiago 1.12.
    Es importante estar creciendo siempre, sea cual sea nuestra edad o nivel de conocimientos. Algunos creen que están bien, cuando realmente necesitan poner más atención. El problema es que su concepto de su salud espiritual no corresponde a la realidad. Gálatas 6.3 informa: “… el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”. Alguien dijo que la satisfacción es el sepulcro del progreso. Claro que estamos satisfechos con el Señor y Su obra. Pero ni siquiera los apóstoles se daban por satisfechos respecto a sí mismos (Fil. 3.13-14). “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Co. 15.58). Para continuar en la firmeza, la constancia y el crecimiento, debemos ejercitarnos para la piedad.
    Pablo dijo al joven obrero Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2.15). Esto indica que no es automático que seamos aprobados por Dios en nuestro servicio. Hay que procurarlo diligentemente. Esto también es ejercitarnos para la piedad. Específicamente se trata de cómo usamos la Palabra de Dios. Hay que leer y estudiarla con cuidado, para asegurar que nuestra manera de usarla es buena y correcta, de acuerdo con la voluntad de Dios. Esdras era un “escriba diligente” (Esd. 7.6). ¿Cómo se ejercitaba para la piedad? “Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esd. 7.10). Si viviera hoy, no pasaría su tiempo en teléfono y las redes sociales, porque el provecho para la piedad está en otra cosa. Él se preparó, se esforzó para conocer y obedecer la Palabra de Dios, y luego Dios le utilizó. A nosotros nos toca ejercitarnos para prepararnos bien, y si lo hacemos, seremos instrumentos para honra, santificados (2 Ti. 2.21), y Dios nos podrá utilizar cómo y cuándo quiere.
    El ejercicio para la piedad incluye el cuidado de la dieta espiritual. “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad” (2 Ti. 2.16). “Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría” (Pr. 19.27). “Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho” (Tit. 3.9). Es necesario evitar “las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia” (1 Ti. 6.20). Tales cosas no son aptas para el consumo, sino perjudiciales. Conducen a la impiedad, no a la piedad. También debemos evitar a los que “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Ti. 3.5).
    Algunos, para ver cómo hacer algo, observan en persona, o en YouTube cómo otros lo hacen, pues eso les ayuda. Y el apóstol Pablo felicitó a Timoteo por observar y seguir su ejemplo. “Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos…” (2 Ti. 3.10-11). No se trata de simplemente conocer el ejemplo que Pablo dio – el mero conocimiento – sino de seguir su ejemplo, y eso es ejercitarse para la piedad. 
                                                                   

  continuará, d.v. en el siguiente número

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  La Voz de Dios    

parte 2
Mervyn Wishart

viene del número anterior


3. En la tormenta

El Salmo 29 ha sido llamado la más vívida descripción de una tormenta en nuestro idioma. Se levanta sobre el mar. “Voz de Jehová sobre las aguas… Jehová sobre las muchas aguas” (v. 3). Llega con fuerza a la tierra del Líbano, derribando delante suyo los cedros masivos. “Voz de Jehová que quebranta los cedros” (v. 5). Luego se mueve al sur: “Voz de Jehová que hace temblar el desierto; Hace temblar Jehová el desierto de Cades” (v. 8). Siete veces declara que la voz de Jehová es la fuerza de la tormenta, y la describe como poderosa y majestuosa. “Truena el Dios de gloria” (v. 3).
    Para el pueblo de Dios hay consuelo en la tormenta: “Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre” (v. 10). Él está en control, y Su autoridad es indiscutida. El que en la tormenta manifiesta Su impresionante poder, “dará poder a su pueblo”. Aunque embravecida la tormenta, “Jehová bendecirá a su pueblo con paz” (v. 11).
    Cuán apropiado es que David comienza el salmo con una exclamación: “Dad a Jehová la gloria y el poder” (v. 1). Aunque somos creyentes, las tormentas pueden llegar a cada una de nuestras vidas. Es reconfortante ver que Jehová es nombrado dieciocho veces en este salmo, haciéndonos saber que el Señor está en control, aun en medio de la furia de la tormenta. Como en Galilea, Él puede decir a las grandes olas: “Calla, enmudece” (Mr. 4.39; Nah. 1.3).
    
4. En la tranquilidad
    Elías, el hombre que estuvo firme sobre el Monte Carmelo para retar a los 450 profetas de Baal, huyó para salvar su vida de Jezabel (1 R. 19.3). Comenzó a mirar adentro – con introspección – en lugar de mirar arriba al Señor. Se volvió egocéntrico, y cuando el Señor le preguntó: “¿Qué haces aquí, Elías?”, repetidas veces habló de sí mismo: “He sentido un vivo celo… sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (vv. 9-10, 14).
    Pero el Señor obraba para restaurar a Su siervo. Le había enviado un ángel que le tocó y dos veces trajo comida y agua. Le dio fuerzas para caminar cuarenta días y noches. Entonces el Señor le habló directamente: “Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado” (vv. 11-12). Cuando Elías oyó ese sonido apacible, “cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva.  Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (v. 13). “Ve, vuélvete…” (v. 15).
    En la tranquilidad escuchó la voz del Señor, y recibió corrección y dirección. Nosotros también debemos buscar un lugar tranquilo, lejos del ruido y el clamor del mundo, donde podamos afinar nuestro oído para escuchar la voz apacible y delicadao de Dios. “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Sal. 46.10).

continuará, d.v. en el número siguiente

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  LA TRIBULACIÓN

parte 6
por Jeff Brown

viene del número anterior
Babilonia
    Apocalipsis 17 habla de un gran y poderoso sistema de religión falsa, que predominará en la tierra durante la primera parte del periodo de la Tribulación. Ese sistema consta de la cristiandad apóstata (los que son dejados atrás después del Rapto), unida a otras falsas religiones en el mundo, y es retratada como una prostituta (“ramera”, Ap. 17.5). Durante la Tribulación muchos santos serán martirizados por los de ese sistema religioso. Aproximadamente a la mitad del periodo de los siete años, el anticristo (inspirado por demonios), y los de su séquito (diez “reyes” confederados, Ap. 17.10) se volverán contra ese sistema malo y lo destruirán.
    Apocalipsis 18 habla de un “imperio” comercial que estará centrado en una ciudad. Esto también será destruido por Dios al final del tiempo de la Tribulación. A lo largo de los años ha habido mucha especulación sobre la ubicación de esa ciudad. De 404 versos en el libro de Apocalipsis, 278 aluden al Antiguo Testamento. Cuando en el Antiguo Testamento leemos de Babilonia, siempre se refiere a una ciudad literal. Por eso, parece que Babilonia será reedificada (así como Jerusalén), y luego será totalmente destruida.

Armagedón
    No solo los creyentes, sino también muchos inconversos han oído de Armagedón. Pero, ¿qué realmente es Armagedón, por qué sucederá y cuándo será eso?


Meguido y el valle de Jezreel

¿Qué Es Armagedón?
    Armagedón es el conflicto más grande en la historia humana, y sucederá al final del periodo de la Tribulación. (véase Dn. 11.40-45; Jl. 3.9-17; Zac. 14.1-3 y Ap. 16.14-16). “Ar” (heb. “har”) significa monte, y “Magedón” significa “de Meguido” (Ap. 16.16). Es el monte desde el cual se ve el valle de Esdraelón (nombre helenístico para el valle de Jezreel), en el norte de Israel. Allí se reunirán los ejércitos del mundo, bajo influencia del dragón (Satanás). Armagedón no parece ser una sola batalla, sino una serie de conflictos intensos y batallas, ¡que terminarán en destrucción masiva! Como vimos previamente, la Babilonia religiosa será eliminada. Entonces Jerusalén será tomada con gran pérdida de vidas (Zac. 12.1-3; 14:1-2). El remanente de la nación, que huyó a los montes del sur, será protegido (Miq. 2.12). Entonces la nación se arrepentirá y será regenerada antes de la batalla final y la destrucción de los ejércitos del anticristo. Esa destrucción comenzará en Bosra, después en Jerusalén y el valle de Cedrón (heb. nahal kidron), que es también el valle de Josafat. Esa destrucción de las fuerzas del anticristo se extenderá desde Armagedón (Ap. 16.16) hasta Edom (Is. 63.1), en un área de 320 kilómetros. Será el más vil y grande derramamiento de sangre en la historia del mundo: “… salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios” (Ap.. 14.20). 

¿Por Qué Sucederá Esto En Armagedón?
    Hay al menos dos razones por las que tomará lugar esa gran batalla. Primero, vemos la soberanía divina, en que ha escogido el lugar donde el juicio divino caerá sobre los enemigos de Dios. Toda la oposición humana y satánica se unirá en contra de Israel, la nación escogida de Dios, y todos serán traídos a esa región para el juicio de Dios. Dios será magnificado, y se preparará el escenario para el reino milenario de Cristo. Segundo, hay un razonamiento humano con respecto a Armagedón. La humanidad (inspirada satánicamente), deseará eliminar a todos los judíos, pues creen que ellos son la causa de todos los problemas del mundo.

¿Cuándo Sucederá Armagedón?
    La Biblia aclara que Armagedón sucederá después del arrebatamiento de la iglesia, y justo antes del final del periodo de la Tribulación. Si eres un cristiano, cuando leas este artículo, será al menos 7 años después de ahora. Marcará el final del reino del anticristo y el falso profeta, y entonces vendrá Cristo al mundo por segunda vez, con gloria y gran poder. En aquel día Sus pies estarán sobre el Monte de los Olivos. Volverá al mismo lugar de donde salió cuando ascendió al cielo (Zac. 14.1-6; Hch. 1.11).

Conclusión
    Hemos visto que el periodo de la Tribulación destacará los más intensos terrores y juicios globales que jamás ha conocido la tierra. No obstante, nos asegura que, como creyentes, nunca experimentaremos esa terrible fase de la historia del mundo. Los propósitos eternos de Dios se realizarán finalmente, y después del reino milenario de Cristo sobre la tierra, habrá “un cielo nuevo, y una tierra nueva” (Ap. 21.1). Bien se ha dicho: “La Tribulación es cierta, pero también es cierto el triunfo. En el tiempo que nos queda ahora, antes del Rapto, procuremos conducir al Señor las almas perdidas, edificar a los santos, y glorificar a nuestro Salvador en nuestra vida personal y eclesial.


traducido de la revista Present Truth (“La Verdad Presente”), Vol. 21, nº 245,
246, 247, 249 y 250 enero-febrero, abril-mayo, junio-julio 2023, febrero-marzo2024.
Todos los artículos en inglés están disponibles en su página web: www.truthdefended.com

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 7 Razones que Demandan el Uso del Velo
Según 1 Corintios 11

William M. Banks, Hamilton, Escocia


Introducción

Hoy más que nunca cuestionan y dudan de los papeles y las contribuciones distintas de los varones y las mujeres en la asamblea. Los conflictos vienen de voces en la sociedad que insisten en la igualdad de los sexos y también debido a la confusión que ahora ha surgido sobre la “identidad de género”. Estos asuntos afectan el tema del ministerio de la mujer, y debemos tener claros los roles distintos de hombres y mujeres en la asamblea. Las corrientes en la sociedad, queramos o no, suelen ejercer ciertas presiones sobre la asamblea. Sin embargo, notamos que el tema doctrinal que tenemos delante es basado en la enseñanza del Nuevo Testamento, no en la cultura sino en la perdurable y firme autoridad de las Sagradas Escrituras. Recuerda, también, que es inmensa la contribución práctica de las hermanas.1 Es cierto que la función de muchas asambleas hoy depende de ellas.
    El tema de 1 Corintios 11.2-16 tiene que ver con el concepto de “la cabeza”, pues la palabra aparece nueve veces. Cinco veces el uso es metafórico, y cuatro veces es literal, por ejemplo, en el verso 4 el primer uso es literal, mientras el segundo es claramente metafórico (véanse los siguientes versos: v. 3 – tres veces; v. 4 – dos veces; v. 5 – dos veces, v. 7; v. 10). Nota también que los versos 17-34 tratan el tema del señorío, pues el título “Señor” aparece ocho veces (v. 20; v. 23 – dos veces; v. 26; v. 27 – dos veces; v. 29; v. 32). “Cabeza” denota autoridad y responsabilidad, no superioridad. No se debe inferir ninguna diferencia cualitativa o esencial. Por eso, es totalmente apropiado que aparezca en el mismo contexto que el señorío. Si apreciamos el señorío, esto conducirá automáticamente a la aceptación y práctica del concepto de cabeza, que significa autoridad y responsabilidad…


1. Para Someterse Al Hombre Como La Autoridad Designada Por Dios
    La primera razón está en la primera mitad del verso 5. Emplea metafóricamente la palabra “cabeza”, ahora no de Cristo como fue el caso con el varón, sino respecto a la cabeza de la mujer: el varón. Surge la pregunta: ¿de qué modo puede ella deshonrar al varón? La respuesta es: cuando no se somete a la autoridad divinamente dada al varón.

2. Estar Descubierta Equivale a “Unisex”

    Si no se cubren, es lo mismo que si se hubiese rapado (vv. 5-6). La palabra traducida “rapado” aparece cuatro veces en el Nuevo Testamento: dos veces en el verso 6, una en Hechos 8.32, “… cordero mudo delante del que lo trasquila”, y Hechos 18.18 que informa que Pablo se había “rapado la cabeza” en Cencrea. Ya que Pablo se rapó la cabeza, está claro que de ese modo el pelo está más corto que normalmente sería el caso para el hombre, hasta el cuero cabelludo.
    La largura del pelo de la mujer no debe dar ni la mínima indicación de “unisex”, que es una táctica del diablo para borrar las distinciones entre los sexos. El cabello largo de la mujer debe distinguirla claramente del otro sexo, pues de otro modo es “vergonzoso”.
2  De paso nota que si el cabello de la mujer es su velo (como algunos enseñan), entonces, ¡cuando su cabeza está descubierta no tiene pelo!

3. Para Reconocer que la Autoridad Visible de Dios Es Conferido Al Varón
    Pablo declara de manera inequívoca que “la mujer es gloria del varón” (v. 7).  Esto no está bien recibido en la sociedad moderna. ¡Quien hable así será acusado de misoginia! Pero está claro el registro bíblico. Hay dos razones por las que ella es la gloria del varón.
· Por decreto divino en la creación (v. 8). Dios en Su soberanía puso al varón primero en el orden de la creación, y la mujer fue tomada del hombre (Gn. 2.22-23). El varón no procede de la mujer, sino ella de él.
· Por el propósito divino en la creación (v. 9). “Y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (vea Gn. 2.18).
    …La mujer creyente que cubre la cabeza acepta que la autoridad visible de Dios está establecida en el varón.

1 Los textos bíblicos relevantes incluyen: Juan 12.1-11; Lucas 10.38-42; 1 Timoteo 5.10, etc.

2 Del griego aiscros, bajo, indecoroso, vergonzoso. También significa deshonroso, véanse también 1 Co. 14.35 y Ef. 5.12.

continuará, d.v. en el siguiente número

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LA VERDAD SOBRE
LA RESURRECCIÓN DE JESUCRIST
O


Los autodenominados “Testigos de Jehová” enseñan que Cristo resucitó como espíritu, no en Su cuerpo humano, y que apareció a Sus discípulos en diversos cuerpos carnales que formó y desintegró. Pero la resurrección siempre tiene que ver con el cuerpo, lo cual es lógico porque el espíritu no muere. Abraham, Isaac y Jacob ya habían muerto cuando Dios se describió a sí mismo como Dios de ellos (Lucas 20.37). Cristo aclaró que sus espíritus aún vivían, “porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” (Lucas 20.38). Y realmente viven, no solo en la memoria de Dios. Esa es otra invención de los Testigos. El Señor les dijo a los saduceos algo pertinente para los Testigos: “¿No es ésta la razón por la que están ustedes equivocados: que no entienden las Escrituras ni el poder de Dios?... ustedes están muy equivocados” (Marcos 12.24, 27 NBLA).
    Si Cristo resucitó en espíritu, ¿dónde, pues, está Su cuerpo? Los Testigos dicen que Dios se deshizo de él; fue disuelto en sus átomos constitutivos. Pero Jesús dijo: “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré”. Entonces los judíos le respondieron: “En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?”. “Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó… sus discípulos se acordaron… y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado” (Juan 2.19-22 NBLA).
    Pero Jesús, resucitado, se les apareció a los discípulos que “pensaban que veían espíritu” (Lucas 24.37). Los “Testigos” hubieran dicho que sí, que era espíritu. ¿Qué dijo Cristo? “Palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24.39). Estas palabras “yo tengo” significan que aún tiene cuerpo. Más de medio siglo después, el apóstol Juan recordó esta ocasión: “Lo que... palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” (1 Juan 1.1).
    Cuando “les mostró las manos y el costado” (Juan 20.20), los discípulos sabían que era el mismo Jesús que había sido crucificado. Él les dijo: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy” (Lucas 24.39). Sin embargo, “todavía ellos, de gozo, no lo creían” (Lucas 24.41). También, Él “comió delante de ellos” (Lucas 24.43), y convencidos, “los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20.20).
    Todos los que están en los sepulcros saldrán, los salvos a vida, y los no salvos a condenación (Juan 5.29). Estos últimos “serán salados con fuego” (Marcos 9.49), siendo preservados en el fuego eterno y por Él. Pero el Señor Jesús prometió: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5.24). Amigo, reflexiona ahora. ¿Cuál será la resurrección suya? ¿La de vida, o la de condenación?

    Tomás Kember
publicacionespescadores.com/folletos

"El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Juan 3.18-19).

domingo, 31 de diciembre de 2023

EN ESTO PENSAD - febrero 2024

 LA TRIBULACIÓN

parte 4, por Jeff Brown

EL ANTICRISTO

viene del número anterior

¿Qué Significa Anticristo?
    El prefijo “anti” puede significar “contra” (oposición) o bien “en lugar de” (sustitución). ¿Es esa persona el enemigo de Cristo (contra) o es un falso cristo (sustitución)? Las Escrituras dan a entender que será ambas cosas. Al comienzo del periodo de la Tribulación hará un pacto con la nación de Israel para protegerla (Dn. 9.27). No lo hará por amor a la nación, sino porque desea el poder y la manipulación política. A muchos les parecerá que es el Mesías que tanto esperaban. Cuando rompe el pacto a mediados de la Tribulación (Dn. 9.27), entonces verán claramente que odia a la nación. Comenzará a perseguir a los judíos en lugar de defenderlos.

Anticristo – Su Carácter General
    Muchos lugares en la Biblia describen el carácter del anticristo. Por ejemplo, es llamado “el hombre de pecado” (2 Ts. 2.3), “el pastor inútil” (Zac. 11.17), y el “príncipe que ha de venir” (Dn. 9.26). En el estudio cuidadoso de Daniel 2.31-49 con Daniel 7, apreciamos a un personaje con diez cuernos. En las Escrituras los cuernos siempre indican poder (p.e. Zac. 1.18-21), y el número diez está asociado con la administración. La Biblia describe los diez cuernos como diez reyes que darán su autoridad y poder al anticristo (Ap. 17.12-13). Por eso, hablamos de una persona que tendrá poder como dictador del mundo (Ap. 13.7), con un G-10 de naciones bajo su control. El sistema mundial, en este momento, está siendo preparado por manipulación satánica para ser entregado al control de un solo hombre literal. Controlará la mayor parte del dinero, educación, comida, sistema sanitario, fuerzas armadas y sistemas políticas del mundo. Será el más grande dictador en la historia del mundo. Será tan grande que hombres como Hitler y Stalin no tendrán punto de comparación. Éste será el último imperio gentil antes del final de “los tiempos de los gentiles” (Lc. 21.24).
    
Anticristo – Su Carácter Personal
     El escenario corriente en el mundo es de globalización y fusión. Al parecer hay cierta urgencia en el mundo para hallar a un líder fuerte que garantizará la paz y la prosperidad. Las Escrituras revelan muchas facetas del carácter del anticristo, que quizás nunca se han visto antes en una sola persona. Tendrá grandes poderes oratorios, gran inteligencia y además, buena apariencia (Dn. 7.20). También tendrá gran habilidad militar (Dn. 8.24), será un genio en el comercio (Dn. 8.25) y tendrá gran autoridad (Ap. 13.2). Subirá al poder con adulación o intriga, diciendo “Paz y seguridad” (1 Ts. 5.3), y engañará a muchos. Por lo tanto, es el maestro de la decepción (2 Ts. 2.9). La economía y el gobierno mundial serán controlados por el anticristo, con la ayuda y aprobación del líder de la religión mundial, el falso profeta – la segunda bestia (Ap. 13.11-18; 19.20).

¿Quién Podría Ser el Anticristo? ¿Vive Hoy?
    Es peligroso e inútil intentar predecir lo impredecible. Satanás, a lo largo de los siglos, ha preparado muchos posibles “candidatos” para llevar a cabo sus planes malvados. Muchos hombres han aparecido y desaparecido, porque Satanás no puede mover antes del tiempo de Dios, cuando el poder que detiene sea quitado (2 Ts. 2.6-7). No es útil ni provechoso calcular o sugerir fechas y candidatos como “posibles anticristos”. Ciertamente sabemos qué es, pero no sabemos quién es, ni lo sabremos. Tristemente, los millones de personas dejadas atrás después del rapto pronto conocerán al anticristo. Como creyentes, buscamos el retorno inminente de Cristo, en al aire, para llevar a los santos (el rapto). Si eso sucediera en nuestra vida, entonces el anticristo estaría vivo hoy en algún lugar. Pero es pura especulación cuando intentamos ver el futuro con ojos que miran al tiempo presente, sin inspiración divina. La respuesta es, no sabemos quién es el anticristo, ni si ya está vivo en la tierra. En lugar de especular, dejemos esos asuntos en manos de Dios.

continuará, d.v.

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Pablo, Siervo de Jesucristo

“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios”.   Romanos 1.1
 

 Aun la salutación del apóstol fue inspirada y tiene provecho para nosotros. Al dirigirse a los creyentes en Roma, Pablo emplea tres términos para darse a conocer. Hoy la gente llamaría esto su perfil personal.
    Primero: “siervo de Jesucristo”. Un siervo (gr. doulos) es alguien que vive para hacer la voluntad de su amo. No hace las cosas como le parece, ni para agradar a terceros, sino como le manda aquel a quien sirve. Nuestro Señor era así para con Su Padre celestial. “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mr. 10.45). Siervo malo es aquel que hace su propia voluntad. Pablo tomó el yugo de Cristo y aprendió de Él. Su vida era un continuo servicio a Dios. La dio como sacrificio vivo (Ro. 12.1). Vivimos tiempos caracterizados por el egoísmo, la independencia y la auto estima. No así los siervos de Jesucristo. El que desea servir primero debe morir a sí mismo, y presentar su cuerpo a Dios en sacrificio vivo. En otros textos Pablo lo expresó así: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá. 2.20). “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús” (2 Co. 4.5). “…ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil. 1.20-21). Estos textos indican las demandas innegociables de Dios sobre todo siervo Suyo.
    Segundo: “llamado a ser apóstol”. Pablo no escogió ser apóstol, como una vocación. A las familias católicas tradicionalmente les gustaba tener a un hijo sacerdote o una hija monja, y solían animarlos a escoger esa vocación. Pero no es así en la verdadera fe y servicio cristiano. Uno no escoge predicar porque su padre o abuelo predicaba, o porque su familia es una de las principales de la iglesia, o porque sus padres o su esposa le animan. No es cuestión de sueños, antojos, aspiraciones o sugerencias de otros. Pablo era un enemigo, e iba por otro camino, pero Cristo le llamó. “Llamado” – llamar (gr. kaleo), significa clamar, invitar, convocar. Dios intervino y llamó a Pablo, como antes había llamado a Samuel (1 S. 3.1-10). No es cuestión de decir: “Me gustaría dedicarme a la obra de Dios” o “…ser un misionero”. Dios siempre toma la iniciativa, conforme a Su voluntad, no la nuestra. El Señor dijo a Sus discípulos: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto” (Jn. 15.16). No es elección para ser salvo, sino para servir y llevar fruto. Con Pablo, Cristo le salió al encuentro inesperadamente en el camino a Damasco. Le paró sorprendentemente, interrumpió sus planes, le convirtió y le envió a predicar el evangelio. El Señor le puso en el ministerio (1 Ti. 1.12). Nada estaba más lejos de la mente de Pablo cuando se levantó esa mañana. Pero el llamamiento divino le dio propósito, estabilidad y perseverancia a lo largo de sus años de servicio y en medio de todas sus tribulaciones. El que se aventura sin llamamiento divino, pronto fracasará y tirará la toalla. “Apóstol” (gr. apostolos), significa delegado, o mensajero; uno enviado con órdenes. Cristo llamó así a los doce discípulos (Lc. 6.13). Luego Matías (Hch. 1.26), y Pablo. El mensajero que entrega una carta o decreto o telegrama no lo debe modificar, sino entregarlo tal cual. Cuando enseñó sobre la Cena del Señor, Pablo dijo: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado” (1 Co. 11.23). Fue mensajero fiel. Hoy no hay apóstoles,
1  sino evangelistas, pastores y maestros (Ef. 4.11-12). Todo anciano debe ser “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada” (Tit. 1.9). No hay lugar para inventar ni modificar.
    Tercero: Pablo fue “apartado para el evangelio de Dios”. “Apartar” (gr. aforismenos), determinar, señalar, apartar con un propósito, por ejemplo, para servir. En Hechos 13.1-2 leemos cómo el Espíritu Santo mandó apartarle. Cuando Dios llama a uno a Su servicio, ese hombre no se encomienda ni se aparta a sí mismo,
2 ni tiene porqué anunciar ni protagonizar su llamamiento, pues Dios lo hace saber a la iglesia. Gálatas 1.15 indica que ése era siempre el plan de Dios para Pablo, lo cual indica Su presciencia. Saulo de Tarso, un judío celoso y perseguidor de los cristianos, estaba en su propio camino y carrera, cuando el Señor se le apareció. Las autoridades en Jerusalén le dieron cartas autorizando la búsqueda, detención y el trasporte a Jerusalén de los cristianos, para ser juzgados. Asolaba la iglesia (Hch. 8.3). Pero el Señor lo paró, lo convirtió y constituyó predicador, apóstol y maestro de los gentiles (Ro. 11.13; 1 Ti. 2.7; 2 Ti. 1.11). De modo que los cristianos decían: “Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba” (Gá. 1.23).
    Pablo había llegado a entender bien el propósito de su vida, y a cada creyente le debe interesar saber eso, y no andar a tientas por la vida, sin propósito (Sal. 119.105; Pr. 3.5-6; Mt. 6.33). Amigo lector, ¿Cuál es la voluntad de Dios para tu vida?

Carlos Tomás Knott, del comentario sobre Romanos,
próximamente disponible, d.v.

1. En Hechos 1.21-23 vemos los requisitos de los apóstoles: “…que de estos hombres [gr. aner, comenta Vine: “no se usa nunca del sexo femenino”] que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección”. De todos los creyentes presentes solo había dos varones que cumplieron esos requisitos, y solo uno, Matías, fue escogido. Hoy hay “falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo” (2 Co. 11.13). Como Simón Mago, se hacen pasar por algún grande (Hch. 8.9). 

2. Sobre este tema recomendamos el libro de W.E.Vine: El Plan Divino Para Las Misiones, capítulo 5, “El Llamado a la Obra”. Publicado por Libros Berea.    

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 Manasés el Malvado
Lucas Batalla


Textos:
2 Reyes 21.1-18; 2 Crónicas 33.1-2

Solemos estudiar más los reyes buenos que los malos, pero es necesario saber también de ellos, y por eso el Espíritu Santo los incluye en los libros de Reyes y Crónicas. Hay lecciones importantes que aprender, para evitar sus desvíos y errores. Aunque pensemos que no haríamos como ellos, 1 Corintios 10.12 nos exhorta: “el que piensa estar firme, mire que no caiga”.
    El nombre “Manasés” significa “olvidar”, y fue el nombre del primogénito de José en Egipto. “Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre” (Gn. 41.51). Pero el rey Manasés cumplió el significado de su nombre en otro sentido, pues se olvidó de la ley de Jehová de modo que fue el peor de los reyes de Judá. Era hijo malo de padre piadoso – el rey Ezequías. No apreció ni imitó la piedad de su padre, sino que le deshonró.  Comenzó a reinar con 12 años de edad, por lo que estamos seguros de que tenía consejeros, buenos y malos. Lastimosamente, se encaminó pronto hacia el mal, por su propia culpa, pues escogió lo que quiso hacer, y manifestó que no temía ni amaba a Jehová. Reinó cincuenta y cinco años, más que otro rey de Judá, y en sus días abundó la maldad.
    2 Crónicas 33.2 informa que “hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones”. El único análisis correcto del comportamiento es cómo lo ve Dios, cómo es ante Sus ojos. Así debemos evaluar todo. Pero se suele preguntar: “¿qué opinas de tal cosa?” en lugar de “¿qué enseña la Biblia?” Lo que importa no es nuestra opinión ni la voz de la mayoría, sino “¿qué dice la Escritura?” Muchos piensan que hacen bien cuando realmente no es así, pues miran las cosas desde otro punto de vista, no como Dios. Los aplausos y la aprobación de los hombres no tienen peso ante el Señor. Pero Manasés no reconoció esto, y siguió el rumbo de las naciones, esto es, el mundo.
    El verso 3 dice que “volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas”. Sus obras eran una contrarreforma, en la que deshizo y cambió todo lo que su padre Ezequías había establecido, y excedió en hacer mal (vv. 3-5). Su desobediencia e infidelidad ganaron ímpetu, y resultaron en más desenfreno. “Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gá. 5.9). No consultó la Palabra de Dios sino hizo lo que le pareció. Si se le preguntara a Manasés en qué parte de la ley de Dios se basaba para hacer esos cambios, no habría respuesta. Él no podía decir: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación” (Sal. 119.97).

    Algo similar ha pasado en las iglesias hoy, que, llegando una nueva generación a tomar el liderazgo, han efectuado cambios que no son para volver al patrón apostólico, sino para ser más contemporáneas. Como Manasés, no pueden decir:  “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación”. No consultan la Palabra de Dios ni desean ceñirse a ella, y a eso lo llaman “libertad”, y llaman “legalistas” a los que insisten en obedecer a la Palabra. Pero si se les pregunta hoy de qué parte de la Biblia sacan el feminismo, los conciertos, u otras cosas, no habría respuesta bíblica. El mundo evangélico es en gran parte mundano, regido por los valores del mundo, no por la Palabra de Dios. La sociedad promulga la ley de igualdad, pero la iglesia no debe andar al son del mundo. Esos grupos, como los homosexuales, o incluso como los feministas, primero quieren ser tolerados, después respetados, y después quieren ocupar puestos de poder e influencia, y cuando lleguen al poder, se vuelven todavía más exigentes. No respetan ni toleran a los que no son como ellos, sino demandan que todo cambie a gusto suyo, y sancionan a los que se resisten. No debemos ceder, sino seguir firmes hasta el fin, ceñidos a la Palabra de Dios.  

                                       continuará, d.v. en el próximo número

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LOS 144.000   ¿Quiénes Son?


El último libro de la Biblia habla de un grupo especial de personas, conocidas como “los 144.000”. Este grupo fascinante está compuesto de doce mil judíos, de cada una de doce tribus de Israel, que serán siervos de Dios.
    Durante la tribulación, un período de sufrimiento y juicio mundial que durará siete años y vendrá después del arrebatamiento de la Iglesia, ese grupo de judíos será preservado mediante un sello que tendrán en sus frentes. En los capítulos 7 y 14 de Apocalipsis aprendemos que serán “redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero (Cristo)” (Apocalipsis 14.4). Parece que su propósito como “siervos” será dar testimonio, lo cual resultará en la salvación de una multitud innumerable (Apocalipsis 7.9).
    Hay una secta activa hoy que niega la deidad de Cristo, y enseña que los 144.000 se componen solamente de los miembros más fieles de su organización multinacional. Hagamos una comparación entre los Mitos Humanos, y las Verdades Bíblicas:
 

MH: Cristo el Cordero, no es Dios, sino un ser creado.
VB: “Todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1.16).


MH: La mención del número de los testigos sellados es literal, pero su nacionalidad no.
VB: Cuando la Biblia habla de judíos según su tribu, siempre son judíos literales (Apocalipsis 7.5-9).

MH: Los más fieles son sellados, pero si fallan, pierden el sello.
VB: El sello de los 144,000 será divino y permanente. Asimismo, los creyentes en Cristo hoy, “después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia” (Efesios 1.13-14 NBLA).

MH: Los 144,000 son los únicos que van al cielo, por su fidelidad.
VB: Aunque con responsabilidad sobre la tierra nueva, todo creyente en Cristo de esta época irá al cielo primero, bien sea por la muerte (2 Corintios 5.8), o por el rapto (1 Tesalonicenses 4.14-17). Cristo salva a “todo aquel que en Él cree… por gracia… por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Juan 3.16; Efesios 2.8-9).

MH: No es posible saber con exactitud quiénes son los sellados.
VB: Los 144,000 serán sellados visiblemente con “el nombre de él (el Cordero) y el de su Padre escrito en la frente” (Apocalipsis 14.1). Los creyentes verdaderos hoy no tienen dudas, porque “el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8.16).

¿Y usted, amigo? ¿Como responderá hoy al Evangelio? Solamente la salvación en Cristo da protección del juicio venidero contra los pecadores. Usted puede ser sellado, no por un ángel, sino por el Espíritu Santo; no por ser fiel, sino por creer en Cristo. Sea sabio y confíe en “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1.29).

Timoteo Woodford, Hermosillo, México
Publicaciones Pescadores


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Sé Diligente En Conocer Bien 

La Palabra De Dios


 

William MacDonald

Textos: Proverbios 2.3-9; 2 Timoteo 2.15

Todo creyente debe ser estudiante de la Biblia. Demasiados cristianos piensan que el estudio serio de las sagradas Escrituras es algo sólo para un pastor, anciano u obrero, y que no es necesario para los demás. Es un error colosal. Cada hijo de Dios necesita y debe diligentemente leer, estudiar y apropiar para sí la Palabra de Dios.
    Un segundo error es pensar que para estudiar la Biblia necesitas ir a aprender en un seminario o instituto. ¡Incorrecto! C. H. Spurgeon nunca tuvo formación formal en la Biblia, ni tampoco lo tuvieron G. Campbell Morgan ni Harry A. Ironside, ni A. W. Tozer, ni otros.
 

  “Eran estudiantes devotos de la Palabra, y aprendieron sus profundas verdades a través de horas de estudiar, meditar y orar. El primer paso hacia la plenitud de vida es la inteligencia espiritual—creciendo en la voluntad de Dios mediante el conocimiento de la Palabra de Dios”.

    Aprende a disciplinar tu uso del tiempo. Aparta un tiempo específico, y un lugar donde puedes estudiar sin distracción. Apaga el teléfono. Algunos encuentran que las horas tempranas del día son las mejores. Otros prefieren la tarde o la noche. Pero lo importante es que cada vez que guardes esta cita, fortaleces el hábito. Cada vez que fallas, lo debilitas. También puedes disciplinarte a utilizar los ratos libres para continuar los estudios donde antes habías parado. Pero eso no toma el lugar del tiempo dedicado.
    La motivación es tremendamente importante. El incentivo más grande para estudiar la Biblia es el hecho de que ella es la Palabra de Dios. En ella oyes a Dios hablándote, y podrás conocerle mejor. Cuando vivas consciente de eso, estudiar la Biblia se convierte en gozo, no una tarea pesada.
    ... Ahora bien, no debes pensar que estudiar la Biblia va a ser algo fácil. Es trabajo, pero merece la pena. Prepárate para profundizar, buscar, comparar e investigar. Determina poner por obra lo que aprendas, como Esdras. (Esd. 7.10)
    Comienza con oración. Pide a Dios que Su Espíritu Santo te guíe al leer la Palabra, y te enseñe cosas maravillosas en Su Palabra (Sal. 119:18). Sométete a Él como tu Maestro, y dispónte a aprender.
    Entonces, decide cuál libro de la Biblia vas a estudiar. Eso dependerá en parte de dónde estás en tu vida cristiana, si eres creyente nuevo o si ya tienes algún conocimiento de las Escrituras.
    No intentes hacer demasiado en una sesión. Es mejor tomar pocos versículos y sacar algo provechoso de ellos que leer un capítulo y olvidar de pronto lo que habías leído. Generalmente un capítulo es demasiado.
    Lee el pasaje una y otra vez hasta que llegue a ser parte de ti. La familiaridad íntima con las mismas palabras de la Biblia es una cosa invaluable.
    Apunta cosas que no entiendes y preguntas o dudas que tengas. Cuando me preguntan cómo estudio la Biblia, digo: “con la mente hecha un interrogante”. Eso no quiere decir que dudes de la veracidad de la Palabra de Dios. Simplemente significa que al leer y estudiar, siempre preguntas: “¿Qué significa esto?”
    Escribe tus propias notas y observaciones sobre cada versículo. Realmente no has captado el sentido hasta que puedas explicarlo en palabras sencillas y fáciles de entender... A menos que las personas puedan expresarse bien usando un vocabulario ordinario de su idioma, realmente no conocen bien el tema que tratan.
    Luego, toma ayuda de los comentarios de confianza, los diccionarios bíblicos, las enciclopedias, buenas traducciones de la Biblia, las versiones parafraseadas, libros de estudios de palabras y otras obras de consulta. Yo acepto toda la buena ayuda que encuentre. Pero un comentario no debe usarse como un atajo. Leer un comentario no es suficiente para decir que has estudiado.
    Sigue buscando respuestas a tus preguntas. Algunas preguntas serán contestadas durante el tiempo de tu estudio de la Biblia, otras quizás sean contestadas después de un tiempo, al hablar del tema con otras personas, o más adelante en tus lecturas y estudios. Puede que a algunas no halles respuesta completa.
    A veces los eventos de la vida cotidiana arrojan luz sobre las Escrituras. Podemos aprender en las pruebas y tribulaciones. Por ejemplo, los creyentes en un campo de concentración perciben tesoros en la Biblia que los demás no ven.
 
  Aprovecha con ánimo las oportunidades que tengas para compartir los resultados de tus estudios. Esto puede bendecir y ayudar a otros, y además, te librará de vivir en un mundo de cosas triviales. Ahora, ¡manos a la obra!

William MacDonald
adaptado de su libro: Manual del Discípulo

 

 

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Pedro: de Pescador a Predicador



Su Condición
    Pedro era un hombre trabajador. Había trabajado toda la vida en su oficio, la pesca, que aprendió de su padre. Vivía en un pueblo cerca del mar de Galilea. No había máquinas ni motores para los pescadores. Tenía que remar y subir una vela para mover el barco, y manualmente lanzaban y recogían las redes. Vivía en su pueblo y se ocupaba en ese oficio hasta que vio y oyó a Jesucristo, y entonces, quizás por primera vez se dio cuenta de su problema.
    “Soy hombre pecador” (Lucas 5.8), confesó en presencia de Cristo. Muchos, como él, se comparan con sus vecinos o compañeros y creen que están más o menos bien. Pero si se comparan con Cristo, son pecadores. Pedro, al decir eso, describió la condición que heredó de Adán, así como todos nosotros. Dice Romanos 5.12, “Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Aunque no es nuestra culpa que hayamos nacido en esa condición espiritual, sí somos culpables por lo que hemos hecho desde entonces. ¿Ha entendido usted la gravedad de su condición pecaminosa delante de Dios?

Su Conocimiento
    En su segunda carta, Pedro habla de personas que tienen un “conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 2.20), pero no son creyentes. Su conocimiento de Cristo y su historia es intelectual y superficial, pues no lo han aplicado personalmente para ser perdonados. Pedro describe la condición de ellos, diciendo que “su postrer estado viene a ser peor que el primero” (2 Pedro 2.20). Por un tiempo en su vida, Pedro también tenía cierto conocimiento de Cristo, pero sin ser creyente ni seguidor. Era como muchos hoy que tienen la religión de su familia o cultura, pero sin una fe personal en Cristo. ¿Qué tipo de conocimiento tiene usted del Señor Jesucristo?


Su conversión
    Andrés, el hermano de Pedro, oyó a Juan el Bautista proclamar: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1.29). Andrés creyó en Cristo, el Cordero de Dios, y luego halló a Pedro y “le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús” (Juan 1.41-42). Ese fue el momento de su conversión. Pedro, al reconocer al Señor Jesucristo como su Salvador, recibió el perdón de sus pecados y fue convertido.  Ese pescador pasó varios años con Cristo, y luego fue enviado a predicar. Años después, él mismo predicó en Hechos 10.43, “Todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”. ¿Usted se ha arrepentido y confiado en Cristo para ser perdonado y convertido?

Su consideración
    Pasados algunos años, Pedro escribe en su primera carta lo que creyó para ser perdonado y tener vida nueva. Había considerado la crucifixión y resurrección de Jesucristo, su Salvador. “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3.18). Es cierto que hay mucho sufrimiento en el mundo, pero solo hay Uno que sufrió por los pecados de los demás. Es cierto que muchos han muerto, pero Uno solo murió por los pecadores de todo el mundo. Pedro declaró acerca de Cristo: “Quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2.24). ¿Ha considerado usted la muerte de Cristo en la cruz, que fue por ti? ¿Ha considerado Su sepulcro vació?

Su convicción
    Pedro estaba convencido de que la salvación de su alma no se hallaba en sí mismo, ni mucho menos en una religión, sino en el Señor y Salvador Jesucristo. Por eso predicó en Hechos 4.11-12, “Este Jesús... y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. La salvación no está en una religión, ni en los sacramentos, ni en la devoción a los santos, sino solo en Jesucristo. Solo Él es “el Salvador”. El Señor fue paciente “con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3.9). ¿Cuál es su respuesta a la noticia de que Jesucristo padeció en la cruz llevando sus pecados? ¿Se ha arrepentido para confiar en Él y ser salvo?

Timoteo Stevenson
adaptado del tratado de Publicaciones Pescadores
otros tratados en formato digital: https://publicacionespescadores.com/folletos

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jueves, 30 de noviembre de 2023

En Esto Pensad - enero 2024


 LA TRIBULACIÓN

parte 3
por Jeff Brown

viene del número anterior

Setenta Semanas

Esas setenta “semanas” (heb. shavuim, literalmente “sietes”, o heptad) son semanas de años proféticos, esto es, setenta de esos “sietes”, que equivalen a 490 años bíblicos. La profecía no tiene explicación si significa semanas de días, o de meses. Un mes bíblico es treinta días (Gn. 7.11, 24; 8.3-4), y un año bíblico es 360 días (Ap. 11.2-3; 12.6, 14). En Daniel 9 esas setenta semanas de años se dividen en tres grupos, de 7, 62 y 1 semana. El primer grupo, de 7 semanas (49 años) se refiere al tiempo ocupado en la reconstrucción de Jerusalén después del cautiverio. Empezó con el mandamiento de Artajerjes, rey de Persia, como enseña el capítulo 2 de Nehemías. Desde el tiempo de terminar la muralla y la ciudad hasta “Mesías príncipe” parece indicar la entrada “triunfante” de Cristo en Jerusalén, montado sobre una asna, un pollino, hijo de animal de carga (Mt. 21.5, 9). El año que eso sucedió fue cuando se cumplieron las 62 semanas de años, esto es, 434 años. Así que, desde el mandamiento de Artajerjes a reedificar la ciudad, hasta la entrada del Mesías en ella, fueron 7 + 62 = 69 semanas de años, que son 483 años. Este cálculo goza del apoyo de la historia. Después de las 69 semanas de años, el Mesías fue cortado (Dn. 9.26) y esto concluyó la semana 69. Ahora bien, si consideramos las 70 semanas como un reloj, diríamos que ese reloj se paró después de la semana 69, cuando murió el Mesías. Así que, todas las 69 semanas de la profecía han pasado a la historia, y solo queda por cumplirse la última “semana”. En esa “semana” se establecerá un pacto que conducirá a la “paz” (1 Ts. 5.3) y al restablecimiento de la adoración en el templo en Jerusalén, pero solo durará 3,5 años (“la mitad de la semana”). Entonces el “hombre de pecado” romperá el pacto de paz, profanará el templo (“abominación”) y se proclamará Dios (Dn. 9.27; 2 Ts. 2.4). Todo eso sucederá después del arrebatamiento de la Iglesia (2 Ts. 2.1; 1 Ts. 4.14-5.9)
   
El Lapso Profético
    ¿Por qué se han cumplido ya las 69 semanas, y queda pendiente de cumplirse la semana 70? La razón es que en la profecía de Daniel hay un lapso o intervalo de tiempo entre la semana 69 y la 70. Ese periodo de intervalo es la edad de la Iglesia, la que nos ha tocado vivir. La septuagésima semana (7 años) tiene que ver con la nación de Israel: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad” (Dn. 9.24). No menciona a la Iglesia, porque estará en el cielo cuando se cumpla esa última semana de la profecía de Daniel (el periodo de la Tribulación).

Ejemplos del Intervalo Profético
    El intervalo es la edad de la Iglesia, también llamada la edad de la Gracia. En este tiempo los tratos divinos están principalmente con la Iglesia, cuando Dios toma de los gentiles “pueblo para su nombre” (Hch. 15.14). Pero pronto después del arrebatamiento de la Iglesia para estar con el Señor, la septuagésima de Daniel comenzará su desarrollo. Al lector le animamos a leer Mateo 10.1-42 donde el intervalo profético aparece entre los versos 15 y 16. La primera sección (vv. 1-15) se ha cumplido mediante la comisión del Señor a los discípulos; sin embargo, la segunda sección (vv. 16-42) es completamente distinta y todavía futura. En Hechos 1.6 los discípulos preguntaron al Señor si restauraría el reino a Israel. El Señor respondió que los tiempos y las sazones están en la potestad del Padre (v. 7), y que mientras tanto, recibirían poder cuando viniera sobre ellos (v. 8). Ese tiempo de la operación del Espíritu Santo para formar la Iglesia es el intervalo, hasta que en el futuro el Señor restaure el reino. En Romanos 11.17-24, Israel es como ramas de olivo que han sido desgajadas. El intervalo ocupa este tiempo, porque luego Dios volverá a injertar las ramas naturales (Ro. 11.23). Isaías 9.6 declara: “un niño nos es nacido, hijo nos es dado”. En este punto, antes de seguir el verso, cabe el intervalo profético, porque luego se cumplirá el resto del texto: “y el principado sobre su hombro”. Animamos al lector a considerar también Zacarías 9.9-10, donde el verso 9 se ha cumplido, pero no ha venido todavía el cumplimiento del verso 10. El intervalo profético está entre esos dos versos.

La Secuencia de Eventos
    La Tribulación solo comienza después del arrebatamiento de la Iglesia (santos vivos y muertos, desde el día de Pentecostés hasta el momento del rapto). Terminará en la segunda venida de Cristo en poder y gran gloria. La Tribulación (sus juicios) ha sido profetizada desde los días de Enoc (Jud. 14-15). También aparece al final del Antiguo Testamento (Mal. 4), y en otros libros proféticos que advierten del “día de Jehová”, y el “tiempo de angustia” (Jer. 30.7; Dn. 12.1). El Nuevo Testamento también habla de ese terrible periodo (Mt. 24; Mr. 13; Lc. 21; Ap. 6-18). Será de ira divina sin igual en la historia de la humanidad, pero no para la Iglesia, “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts. 5.9, ver también Ap. 3.10).

Después del Rapto – el Ascenso del Anticristo

   El arrebatamiento  es la primera profecía que se cumplirá en el futuro plan profético divino. Habrá conmoción y asombro cuando millones de cristianos vivos en la tierra (junto con los muertos en Cristo) desaparecerán del escenario (1 Ts. 4.13-18). Lo que quedará en la tierra será una combinación de ateos y farsantes religiosos. Ese vacío espiritual facilitará la subida rápida del anticristo al lugar de poder. El espíritu de anticristo ha estado trabajando en la tierra durante los últimos 2.000 años, haciendo todo lo posible para negar, rechazar y minar la realidad y verdad acerca de Jesucristo. La Palabra de Dios nos recuerda que el espíritu de anticristo siempre ha buscado invadir e infectar a la iglesia cristiana. Ha habido y habrá muchos individuos que manifiestan ese carácter (1 Jn. 2.22; 4.3). Pero se nos dice que solo habrá una persona específica que será llamada “el anticristo” (1 Jn. 2.18). Así que, al comienzo del periodo de la Tribulación, una persona subirá y ocupará el lugar de protagonista en todo el mundo – el anticristo.

continuará, d.v., en el número siguiente

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El Peligro del Fracaso Espiritual



El fracaso espiritual del rey Uzías, y también el del pueblo en general, presenta un contraste considerando la prosperidad material que gozaba la nación en ese tiempo. En eso hay lecciones para nosotros. La prosperidad material a menudo es seguida por un debilitamiento espiritual. Empiezan a acumular bienes y acomodarse en el mundo, y su vida espiritual es perjudicada. No son espiritualmente lo que antes eran. Quisás todavía ocupan sus puestos de responsabilidad, pero no son dignos de imitar. Los del pueblo de Dios que están en autoridad pueden tener un efecto profundo para bien o para mal en las vidas de otros. En los postreros años de su reino, cuando Uzías fracasó, la nación le siguió en su descenso espiritual. ¡Hoy también, los ancianos y maestros del pueblo de Dios tienen una responsabilidad solemne! Es triste ver el fracaso y la caída de hombres que antes fueron usados por Dios. No solo el rey Uzías, sino también Salomón cayó en ese error. Después de un comienzo prometedor en su juventud, en su vejez cedió a los deseos de la carne, y tomó decisiones insensatas. Hoy solemos pensar en todas las tentaciones que rodean a los creyentes jóvenes, ¡y es cierto que hay muchas! Pero también hay tentaciones en la mediana edad y en la vejez. ¡Uzías y Salomón deben ser tomados como una advertencia a todos nosotros!  Con razón Pablo escribió a Tito: “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia” (Tit. 2.2).  

traducido y adaptado de un artículo por Jeff Brown
en la revista Assembly Testimony, septiembre-octubre 2023

Salomón, en su vejez y prosperidad, se desvió del camino recto (1 R. 11.1-9)
Uzías, cuando era fuerte y próspero, se enalteció, pecó contra Jehová y fue herido con lepra (2 Cr. 26.16-21)
Josafat, cuando tenía riquezas y gloria en abundancia, contrajo parentesco con Acab (2 Cr. 18.1; 19.2)
Himeneo y Alejandro naufragaron en cuanto a la fe (1 Ti. 1.19-20)
Juan Marcos tuvo el privilegio de ser escogido para salir con Pablo y Bernabé, pero se volvió atrás de la obra misionera (Hch. 13.13)
Demas desamparó a Pablo, amando al mundo (2 Ti. 4.10)

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El Reino del Resucitado

Un día Jesucristo reinará literal y físicamente en el mundo, pues después de Su muerte y resurrección, ascendió al trono de Dios (Jn. 6.62; Ef. 4.10). Pronto se sentará en Su propio trono. El Padre le dijo: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Sal. 110.1). También le dijo proféticamente: “Domina en medio de tus enemigos” (Sal. 110.2). Entre esos dos versos han pasado dos mil años. Pero de la manera que el primer verso se cumplió, también se cumplirá el segundo. Esto sucederá cuando terminen la edad de la gracia, y el tiempo de la angustia de Jacob – los siete años de la Tribulación. Entonces el Señor se manifestará en gloria, a fin de tomar para sí el honor y la responsabilidad de Rey de reyes y Señor de señores. El Hijo de David se sentará sobre el trono de David, y será suyo. Entonces este mundo conocerá por fin un reino de justicia. El Hombre bienaventurado, que una vez fue colgado entre dos ladrones en el Calvario, que fue tratado tan injustamente por la humanidad, tomará las riendas del gobierno mundial, y será también Sacerdote sobre su trono. La justicia y la paz caracterizarán el maravilloso reino de mil años, y Él llevará gloria (Zac. 6.13).

de un artículo por Dennis Williamson, Irlanda del Norte,
en la revista “Assembly Testimony”, septiembre-octubre 2023, págs. 129-130

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¿Puedes Hacer Lo Que Quieras Con Tu Cuerpo?

Debemos presentar nuestros cuerpos “en sacrificio, vivo, santo, agradable a Dios”, Romanos 12.1. Son templos del Espíritu Santo, 1 Corintios 6.19, que Dios valora, y nosotros debemos hacer lo mismo. La gente del mundo le dice a Dios y al gobierno que sus leyes no deben “meterse con el cuerpo de uno”, pero el creyente sabe que es sólo un administrador del cuerpo,y no su dueño. “Habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”, 1 Corintios 6.20.
    No debemos dejar que ellos sean adictos a las drogas y otros hábitos malsanos; nunca debemos valernos de los derechos de Dios al modificar nuestros cuerpos con tatuajes, perforaciones o cirugía cosmética que no sea necesaria por razones médicas.
1 “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”, Romanos 6.12-13.

de un número viejo del Mensajero Mexicano

Lamentablemente, muchísimas mujeres, y ahora hombres también, creen que está bien perforar las orejas para llevar pendientes, pero es una práctica del mundo, como los piercings. Ed.

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La genética y la personalidad


 
    El debate sobre la importancia relativa de lo innato versus lo adquirido debe incorporar una tercera influencia: el nuevo nacimiento. De las tres, sin duda el nuevo nacimiento puede imponerse sobre las otras. Dios ha hecho una variedad de personalidades; no produjo cristianos en serie. Todos tenemos nuestra propia personalidad, pero todos debemos aprender a tener el mismo carácter. Si la personalidad es la suma total de mis características emocionales, entonces el carácter es la suma total de mis virtudes morales. Todos diferimos emocionalmente, pero pese a esto, todos debemos ser como Cristo en carácter. Ese carácter, a su vez, debería controlar nuestras emociones.
    Esto quiere decir que uno no se esconde detrás de la excusa que se oye tan a menudo: “Así es como Dios me hizo”. Efectivamente, la naturaleza “me hizo” egoísta y pecaminoso. Las experiencias de la vida, comienzos familiares difíciles y la crianza, o la falta de ella, que he tenido posiblemente hayan provocado ciertas tendencias emocionales en mi vida. Pero soy adulto y no puedo excusar el pecado en mi vida cuando Dios me ha dotado, por la vía de un nuevo nacimiento, con la capacidad de vencer.
    Decir: “Es que soy así”, es solo confesar la naturaleza del problema. El problema es exactamente eso: lo natural para usted es perder los estribos, ser egoísta, comportarse neciamente, herir a otros y un sinfín de pecados más. Pero contamos con una promesa que el Señor Jesús nos ha dado en relación con el desarrollo de nuestro carácter. Al hablar de fomentar el fruto que nos hace semejantes a Él en nuestras vidas, el Señor Jesús nos dijo que podríamos pedir al Padre y Él respondería a nuestra petición, Juan 15.7-8. Los recursos para un cambio están disponibles. El asunto crucial es nuestra disposición a ser cambiados.
    Eso quiere decir que uno nunca debe conformarse con verse como “un cristiano de mal genio”, o “un cristiano con una debilidad por la pornografía”, o un “cristiano homosexual”. No nos definimos por el pecado; hacerlo sería negar que estamos en Cristo y justificar nuestro pecado y falta. En Corinto había aquellos que en un tiempo se caracterizaban por tener los estilos de vida más inmorales que uno se pudiera imaginar, pero habían sido lavados, santificados y justificados, 1 Corintios 6.9-11. “Esto erais algunos…” Ahora no. Declararnos incapaces ante las tendencias pecaminosas es negar el poder del Espíritu de Dios para vencer y para cambiar vidas. Él no está a nuestra disposición para gestionar nuestro pecado o controlar nuestros pensamientos, sino para transformarnos.
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    Finalmente, como creyentes que posiblemente queramos justificar nuestras propias prácticas, nunca debemos escondernos detrás del escudo falso de la composición genética. Sea enojo, celos, envidia, egoísmo, mentira, lujuria, o cualquier otro pecado, debemos reconocerlo honestamente por lo que es y presentarlo ante Dios en confesión. Entonces, en dependencia del Espíritu de Dios, podemos pedir gracia para vencer y ser lo que nuestra naturaleza pecaminosa no era capaz de hacernos: santos y semejantes a Cristo.

extracto de un artículo escrito por el Dr. A. J. Higgins, Barrington, EE.UU.
y publicado en el Mensajero Mexicano, nº 149, septiembre 2021

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 "¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?"   Mt. 2.2

Muchos han nacido para ser reyes, pero nadie era rey cuando nació. Ningún rey fue tan plenamente prometido. Ninguno nació tan humilde, ni fue anunciado tan gloriosamente, ni ubicado tan milagrosamente. También Cristo es único en que ningún otro rey ha sido tan rechazado, humillado, despreciado y abandonado. ¡Qué maravilla que el Hijo de Dios viniera así, y muriera así. Ningún otro rey ha sido resucitado poderosamente, exaltado tan sublimemente, y adorado tan elocuentemente. De todos los reyes y gobernadores que jamás ha habido, ninguno sino Él es amado tan fervientemente, y universalmente adorado. ¡No hay otro como nuestro Rey!

J. B. Nicholson Sr

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 Hefzi-bá y Beula

Para Dios, Israel es Su amada. Su amor no fue causado por Israel, ni será apagado por ella. Moisés declaró al pueblo:

“Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó” (Dt. 7:6-8).

Es un amor eterno, soberano, inmerecido. Dios ama a Israel y nada puede cambiar esto.
    R.E. Harlow, maestro de la Biblia y fundador de Publicaciones Cotidianas en Canadá, tenía un gran interés en la obra misionera. Escribió un artículo titulado: “Israel, Mi Amada”. Puede servir para orientarnos respecto a esta nación única:

    Hefzi-bá – “Mi deleite está en ella”, y Beula – “desposada” – son nombres que el Señor dio a Su antiguo pueblo (Is. 62:4). Los dieciséis profetas reciben gozosos cientos de profecías de bendición para Israel. El Señor Jesús lloró sobre Jerusalén (no sobre Tiro y Sidón) y muchas veces quería juntarla como la gallina a sus polluelos. La Palabra de Dios nos instruye a orar por la paz de Jerusalén.
    Hoy algunos israelíes están muy dispuestos a sacrificarse por el proceso de la paz. En cambio, otros dan sus vidas en asesinatos suicidas a fin de hacer un sabotaje a esa misma paz.
    Nosotros los creyentes de la Iglesia anticipamos la venida de nuestro Señor, esperanzados por los eventos que suceden en Israel. Nuestro interés en el arrebatamiento se centra en el Señor, Sus recompensas, Su novia, y el día de la boda. Seguramente Sus pensamientos también están centrados en esto. Pero Él también Se preocupará intensamente por Su amado Israel. ¿Qué dicen las Escrituras acerca de los próximos siete años después del rapto?
    Los israelíes nacidos de nuevo, por supuesto, ascenderán en las nubes para encontrarse en el aire con el Señor. Desgraciadamente, es evidente que estos serán sólo una minoría pequeña de los 18.000.000  judíos que hoy viven. Pronto la nación hará un pacto de siete años con el futuro dictador mundial, y comenzarán la construcción del templo. Hoy se rumorea que los planes y las preparaciones se están finalizando, lo cual quiere decir que muy pronto comenzará la construcción. Acto seguido se inaugurarán los sacrificios.
    Antes de que los ángeles de ira divina comiencen a derramar los juicios de la Tribulación, otros sellarán con el nombre del Padre a 144.000 varones jóvenes de las tribus de Israel (Ap. 7). Aunque nunca aceptarán el número 666 del hombre de pecado, sus vidas serán preservadas durante la Tribulación. El Cordero se regocijará con ellos en el Monte de Sión, cantando un cántico nuevo que nadie más puede aprender (Ap. 14:1-5).
    Estos varones jóvenes son vírgenes, y no se halla en ellos ningún engaño. Están sin mancha delante de Dios. Son las primicias del periodo de la Tribulación y siguen al Cordero dondequiera que Él va. La novia también estará con el Cordero, de modo que esos jóvenes le serán a la novia como un compañero.
    Suponiendo que más o menos un 10% de los 9.000.000 de varones en Israel se pueden considerar “jóvenes”, la sexta parte de estos son los 144.000. A menos que nuestras esperanzas de la segunda venida del Señor estén muy equivocadas, es posible que hoy los 144.000 estén vivos. Si es así, están viviendo vidas puras, todavía no entregados a Cristo, pero listos para creer cuando el Espíritu obra en ellos. Es un grupo interesante.
    Su tarea después de ser sellados parece ser propagar el evangelio eterno. El fruto de este ministerio se verá en los muchos designados como ovejas en Mateo 25, a la diestra del Señor, cuando Él en Su venida se sentará para juzgar a las naciones gentiles. Pero antes que el Señor intervenga, morirán muchos más creyentes nuevos, tanto judíos como gentiles durante los terribles años de la Tribulación.
    Cuando se abre el quinto sello, los israelíes creyentes que hayan sido muertos durante los siete años se ven bajo el altar – los mártires (Ap. 6). Muchos más sobrevivirán los terrores de la Tribulación y le verán al Señor cuando Él aparezca. Ellos también creerán, con lagrimas de remordimiento por su rechazo nacional de su Rey. (Zac. 12:10). Muchas ovejas gentiles heredarán el reino que les fue preparado desde la eternidad (Mt. 25:34), pero Israel será la nación predominante en el Milenio. Los apóstoles reinarán sobre las tribus (Mt. 19:28), y rápidamente construirán el templo, como se describe en Ezequiel. Pronto vendrán días grandes para Israel y para toda la humanidad. Todavía más felices pueden ser todos aquellos israelíes y todos los que aceptan a Cristo en la edad de la gracia. Así que, nunca dejemos de orar e interceder fervientemente en apoyo de todos los que trabajan para llevarle la luz del evangelio a Hefzi-bá , la nación amada de Dios.

R. E. Harlow,  de un número viejo de la revista “Missions”,
y la introducción del libro Israel, Nación Única, impreso por Libros Berea

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85 Años, y Todavía Fuerte

“Hoy soy de edad de ochenta y cinco años...Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza...” (Jos. 14.10-11).
Caleb es el campeón del segundo tiempo. Escúchale hablar con sus ochenta y cinco años: “Dame pues, ahora, este monte” (v. 12). Probablemente dijo esto delante de un grupo de hombres jóvenes que intentaban conseguir porciones más fáciles de poseer en la Tierra Prometida. Los montes de Israel estaban llenos de ciudades fortificadas y gigantes. ¿Quién quiere esto? ¡El abuelo!
    Quizás tu vida hasta ahora no ha sido muy impresionante. Quizás no hiciste muy bien en la educación de tus hijos, o puede que hayas desaprovechado el matrimonio y seguido prioridades de segunda clase, y ahora lo sientes. No te quedes demasiado tiempo en ese valle de los sentidos. ¡Servimos a un Dios que puede redimir nuestros errores!
    E. Stanley Jones pasó más de 50 años en la India. Con 83 años de edad, sufrió un derrame debilitador... En sus últimos meses de vida, llegó a hablar con labios casi paralizados, y dictó el manuscrito de un libro extraordinario.
    Un párrafo asombroso dice: “Mi fe tiene cicatrices, pero debajo de esas cicatrices no hay dudas. Cristo me tiene con todo el consentimiento de mi ser. Tengo 83 años, ¡y estoy más entusiasmado hoy con ser cristiano que lo era cuando con 18 años puse mis pies por primera vez en este camino!”
    ¿Lo oyes? Entonces, necesitamos retomar la carrera y correr por fe. Con Dios, correr sin tropezar no te convierte en ganador; ¡pues para eso es necesario acabar fuerte!                             
 

    traducido de la revista “PRECIOUS SEED”, mayo 2006

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 Una Gran Carga

“Cristo... llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.  

 1 Pedro 2.24

El 27 de septeimbre de 2019, en el Campeonato Mundial de Halterofilia en Pattaya, Tailandia, el levantador georgiano, Lasha Taljadze, estableció un récord mundial en arrancada, 220 Kg, y dos veces 264 Kg, sumando un total fenomenal de 484 Kg. Tal logro nunca había sido registrado en la historia humana.
    El 17 de octubre de 2011, en Ulsan, Corea del Sur, una máquina levantó las 23,600 toneladas (23.6 millones Kg) de la plataforma “North Rankin B” para que luego fuera instalada mar adentro al noroeste de Australia para la extracción de petróleo en el mar. Esto fue un récord mundial.
    El escarabajo pelotero supera a estos dos: ¡tiene la fuerza para levantar más de 1,141 veces su propio peso! Sería como si un ser humano promedio fuera capaz de transportar casi 91,000 Kg, ¡aproximadamente doce elefantes africanos machos!
    Sin embargo, el apóstol Pedro señala una hazaña de Cristo que fue mucho mayor que éstas: “Cristo… llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero (la cruz)”, 1 Pedro 2.24. El profeta Isaías dice: “Jehová (Yavé) cargó en él el pecado de todos nosotros”, Isaías 53.6. Juan dice: “El Cordero de Dios… quita el pecado del mundo”, Juan 1.29. ¡Jamás ha sido llevada una carga tan pesada! Era tan grande que se necesitaba al Señor omnipotente para que la llevara. Era la carga del pecado y su castigo.  Un himno lo expresa así:

¡Qué carga inmensa, oh Señor, fue impuesta sobre Ti!
Tú padeciste por amor el mal que merecí,
Cuando en la cruz, Señor Jesús, moriste en vez de mí


    Pero amigo lector, el hecho de que fuera tan fuerte no quiere decir que no afectara a Cristo. Al contrario, le dolió en extremo. Él dijo: “Sobre mí reposa tu ira, y me has afligido con todas tus ondas”, Salmo 88.7.
    Fíjese que un cordero no es un animal de carga, pero piense en la carga que llevó Cristo, el Cordero de Dios. Si usted no es salvo, aún está llevando sus propios pecados. Pero si confía en Cristo, la carga ya no será suya. Tampoco la culpa, ni la condenación. Cristo ya las llevó a su favor. Así se cumplirá Su promesa: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”, Mateo 11.28. ¡Qué alivio sentirá si sus pecados le fueran quitados!
    En una cirugía, el doctor hiere a su paciente para sanarlo, pero el Doctor divino (Cristo) fue herido para sanarlo a usted; “por cuya herida, fuisteis sanados” (1 Pedro 2.24). Una vida convertida de la maldad a la justicia muestra una verdadera sanación: “para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia”.
    ¿Qué prefiere usted: seguir cargado y trabajado o dejar que Cristo lleve la carga de su pecado?

    Tomás Kember
    Publicaciones Pescadores

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