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lunes, 30 de noviembre de 2020

EN ESTO PENSAD - diciembre 2020

 DAVID  EN  FILISTEA
La Importancia de la Guía de Dios

 
Lucas Batalla


Texto: 1 Samuel 27:1-4

Hay mucha enseñanza buena en la vida de David. Aquí vemos cómo decidió marcharse de Israel porque se cansó de las amenazas continuas de Saúl, y de huir de él. Lo respetaba y no lo iba a matar porque era el ungido de Dios (1 S. 24:6). Así le perdonó la vida dos veces y en eso dio buen ejemplo. Pero entonces se cansó, como humano que era, y tomó una decisión indebida – se fue a un lugar donde no debió estar, con los enemigos de Israel. Hermanos míos, cuando pasamos pruebas y dificultades, sentimos presión como los demás, pero debemos tener cuidado con las decisiones en esos momentos. Podríamos salir de las presiones y también salir de la voluntad de Dios. David estaba desorientado y tomó una decisión importante sin consultar a Dios. Es importante notar esto – no oró, no esperó en Dios como en otras ocasiones, sino actuó por cansancio y quizás desánimo y preocupación. Esos no son buenos consejeros.
    En 1 Samuel 22 cuando estaba en la cueva Dios le cuidó y le dio 400 hombres. Con tiempo el número creció a 600. En ese tiempo David cuidó de sus padres enviándolos a Moab (22:3), que es un ejemplo del respeto y honor que se les debe tener a los padres. Hoy se va perdiendo ese honor paterno y también el orden en el matrimonio. En 1 Samuel 22:5 el profeta Gad, portavoz de Dios, indicó a David que no se quedara en Moab sino que se volviera a la tierra de Judá. Sus pasos fueron guiados por el Señor, y David pensaba y actuaba cabalmente.
    Pero en el capítulo 27 no pensaba bien. Observa otra vez que no oró. Abandonó al país y se fue al enemigo. Como cualquier otro ser humano, tenía crisis, y cuánto más como hombre espiritual en un mundo lleno de pecado. Sentía miedo y cansancio, y dirigido por su miedo, acabó en un lugar indebido, entre los filisteos – enemigos de Dios. Nosotros, hermanos, no debemos ir al mundo para evitar problemas en nuestra vida. Recordemos la bienaventuranza de los tres negativos del Salmo 1:1, “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado”. David era hombre de Dios, pero falló en esto y nosotros también podemos, así que, tengamos cuidado.
    Se fue a un país y rey pagano para cobijarse y refugiarse. Vamos ahora al capítulo 29. En el versículo 1 vemos la situación en la que Davíd se había metido. Él y los suyos iban como la retaguardia de Aquis, rey filisteo, ayudándole en la campaña contra Israel y Saúl. Actuaba mal y se asociaba con los enemigos de Israel. Repito para enfatizar, que si lees estos capítulos verás que en todo este tiempo no consultó a Dios, y hablamos de un periodo de un año y cuatro meses (27:7). Lo único que le paró era la queja e insistencia de los príncipes de los filisteos (29:3) que protestaron: “¿Qué hacen aquí estos hebreos?” ¡Buena pregunta! En el versículo 4 dicen: “no venga con nosotros” – porque no se fiaban de David. Dios en Su providencia utilizó esto para sacar a David de una situación y alianza incorrecta. No estaba entre personas temerosas de Dios y se había dejado guiar y aconsejar por ellos, no por Dios. Dios tuvo que intervenir y quitarlo de una mala situación. Le dijo Aquis: “Levántate, pues, de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos al amanecer, marchad”. Es alarmante cuando Dios usa a los incrédulos para decirnos cosas así. En Génesis 12:19 hallamos a Abraham en Egipto donde no debió estar, y mintiendo a Faraón acerca de Sara y enzarzándose allá. El colmo fue que Faraón le reprendió y dijo: “Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete”. Esta clase de situación puede evitarse si consultamos a Dios antes de movernos, estando atentos y obedientes a Él.
    Pasamos a 1 Samuel 30 y vemos que David sufrió una gran pérdida al volver a su pueblo de Ziclag en Filistea. Los amalecitas atacaron, quemaron al pueblo y llevaron a todas las personas y los bienes, incluso a las mujeres de David (v. 5). Esta clase de cosa es más fácil cuando estamos fuera de la voluntad de Dios. Hubo mucha pérdida y gran tristeza y llanto. Dice el versículo 4 que alzaron su voz y lloraron hasta que les faltaron fuerzas (v. 4). David se angustió mucho (v. 6) porque el pueblo amargado hablaba de apedrearlo, y en cierto sentido es comprensible, porque él les había guiado mal. Mas David se fortaleció en Jehová su Dios, y cuando hizo así comenzaron a cambiar las cosas. Consultó a Dios (vv. 7-8) cosa que tenía que haber hecho mucho antes, y Él le aseguró que iba a alcanzar y liberar a los cautivos.
    Hermanos, busquemos y escuchemos al Señor, porque Él solo puede encaminarnos para bien. El Salmo 23:6 dice que Dios tiene bien y misericordia para nosotros. Pero David se había privado de eso por su propio consejo y su negligencia espiritual, y muchas veces nosotros cometemos este mismo error en perjuicio nuestro. Aunque nos hayamos equivocado, volvamos a consultar al Señor y hagamos lo que Él diga, y vendrán mejores tiempos.
    En el versículo 18 libró David todo, y recuperó todo (v. 19). Pero la clave fue que se humilló y consultó a Dios, dejándose guiar nuevamente por Él, cosa que durante un tiempo no había hecho. Y esto significó volverse a su país.
    Cualquier creyente, al igual que los patriarcas, reyes y profetas, se equivoca a veces,  porque somos humanos. Pero Romanos 15:4 dice que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron”. Abraham se equivocó yendo a Egipto, pero se volvió. Lot fue a Sodoma buscando ganancia personal, pero tuvo que huir de ahí y perdió todo. David se volvió de Filistea. Jacob se volvió de Siria. Noemí se volvió de Moab. Jonás se volvió y fue a Nínive como Dios lo había mandado. Elías se volvió del Sinaí para terminar su ministerio profético. El hijo pródigo volvió a su padre. Dejemos que Dios siempre guíe nuestros pasos, y estemos dispuestos a movernos y sacrificar cualquier cosa para volver a estar en Su buena voluntad.

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No Quites El Vallado

“...al que aportillare vallado, le morderá la serpiente”.   

Eclesiastés 10:8
 

El vallado es un cerco (Job 1:10; Ez. 22:30) que indica los límites y las restricciones que Dios ha puesto para nuestra protección y guía. Él puede quitar el vallado (Is. 5:5), pero no es una bendición sino un juicio contra los rebeldes. Podemos abrir o romper los vallados divinos, pero la serpiente espera afuera, acechando y lista para atacar a los atrevidos. Quedémonos dentro de los límites divinamente dados en el matrimonio, el hogar, la asamblea y el mundo. Los vallados de Dios son para nuestro bien, así que no hay que resentirlos ni rebelarnos. ¡Demos gracias a Dios! Y recordemos, ¡el césped no está más verde en el otro lado!    


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Sugerencias para tomar 

una decisión en la voluntad de Dios


1. El deseo de saber y hacer la voluntad de Dios (Mt. 6:10 “Hágase tu voluntad”; Lc. 22:42 “no se haga mi voluntad, sino la tuya”; Ro. 12:2). Hay que comenzar aquí (lee Pr. 3:5-7 y Stg. 4:15). Si no puedes orar así sinceramente sobre el asunto, vas por mal camino.

2. La iluminación (bíblica) sobre la voluntad de Dios (Sal. 119:35). ¿Qué dice la Escritura? Por ejemplo, si Dios ya habló en la Biblia de algo, como el yugo desigual o el divorcio, no hace falta que ores más. Ya sabes Su voluntad. Hazla. Como alguien bien dijo: “Si Dios cierra la puerta, no brinques por la ventana”.

3. El temor y la desconfianza de tu propia voluntad y de tu corazón engañoso (Jer. 17:9; Pr. 14:12).

4. La convicción de que Dios sabe mejor y que debes glorificarle a Él y no a ti mismo (Ef. 5:17).

5. El arrepentimiento y sacrificio de tus propios caminos, preferencias, prejuicios (Ro. 12:1).

6. El compromiso por fe para hacer lo que Él indique (Sal. 139:24)

7. La oración buscando Su sabiduría y esperando Su respuesta (Sal. 86:11)

9. El consejo espiritual (los ancianos y maestros, los padres, los que velan por tu alma – He. 13:17). Es importante pedir oración y consejo antes de decidir o comprometerte.

Considera cuidadosamente todos estos factores, y a la luz de la Palabra de Dios toma una decisión en el temor de Dios.

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¿A quién no le gustan las rebajas que hay varias veces cada año? Dan oportunidades especiales para ahorrar dinero en una compra a precio reducido. Sin embargo, amigo, CONSIDERA ESTO: que con Dios no hay rebajas. Pero sí, hay un remate final.  
    Dios declara lo siguiente:
    “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4)    
    Jesucristo advierte:
    “En vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis         venir” (S. Juan 8:21).
     El apóstol Pablo lo dice en la Palabra de Dios:
    “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
 
   Dios no rebaja Su juicio del pecado. Si has pecado, el juicio y la ira de Dios te esperan, y pagarás. Después de muerto, irás al gran trono blanco (lee Apocalipsis 20:11-15) donde comparecerás ante Dios el Juez. Se abrirán los libros de las obras y todas las tuyas saldrán a la luz. Tus pecados demostrarán que eres culpable, y la sentencia será ejecutada. Serás lanzado al lago de fuego, es la muerte segunda. Esto será el remate final. En serio.
     ¿Tienes pecado? Antes de contestar, favor de leer S. Marcos 7:20-23 para ver lo que Jesucristo dice. Verás que el problema del pecado viene de dentro de ti, de tu corazón. No es la sociedad, las malas amistades, etc. El pecado viene de ti, amigo, de tu corazón. Reformarte no vale, porque lo que necesitas es un cambio radical, una transformación de corazón.
     Lee Romanos 3:23 y verás que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Sí, amigo, Dios sabe que tienes pecado, porque eres pecador. Acuérdate, el juicio divino viene, y no hay rebajas. La iglesia, los santos y los sacramentos no pueden absolverte. No te engañes. Sólo Jesucristo puede perdonarte, limpiarte, y darte una vida nueva.
    Por eso quiero ofrecerte un consejo sincero y acertado: arrepiéntete de tus pecados y busca el perdón y la salvación de Dios en el Señor Jesucristo, mientras haya tiempo. Porque si no, el juicio de Dios  llegará, y no hay rebajas.   
                                                                                                      Carlos
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   Contradicciones Navideñas

    Las fechas de Navidad y Reyes son el tiempo del año cuando supuestamente todos piensan en Jesucristo. Pero honestamente, sabemos que no es así. Para empezar, ni siquiera nació Cristo en esas fechas, pues no hay pastores ni rebaños en los campos en Judea desde octubre hasta marzo. Son meses de mucho frío, lluvias, nevadas, y heladas, y no se puede estar en el campo. Además, no se conocen esas fiestas y costumbres en la Biblia,  y nada tienen que ver con las cosas que mandó el Señor Jesucristo (S. Mateo 28:19-20), ni hay registro alguno de ellas en las prácticas de la iglesia apostólica (Hechos) ni las enseñanzas del Nuevo Testamento (las Epístolas). No hay ninguna fiesta ni celebración navideña de parte de los creyentes en el Nuevo Testamento. Al contrario, la historia ampliamente documenta el origen pagano de fiestas como la de Saturnalia, y cómo la iglesia católica romana obró para incluir tales fiestas en la cristiandad.

El Árbol
  
En ningún lugar en toda la Biblia somos instruidos a poner un árbol como memorial espiritual, ni en nada se relaciona con el Señor Jesucristo. ¿Pueden los que lo ponen mostrar siquiera un texto bíblico que instruya o apoye el uso de un árbol así? Sencillamente, la respuesta es “no”. Pero, ¡la tradición y el sentimentalismo son fuertes!
   Al contrario, el árbol como objeto religioso radica en las costumbres antiguas del medio-oriente. Siglos antes de Cristo los asirios usaban un árbol sagrado en sus ceremonias y cultos religiosos. Los babilonios empleaban un árbol para celebrar un culto a Tamuz, hijo de Semiramis.

Papá Noel
  
San Nicolás, o “Santa Claus”, un gran mentiroso, totalmente fuera de lo bíblico, es como un dios que sabe todo y promete venir y aparecer en todas partes del mundo en una sola noche y reparte bienes (o carbón) según el comportamiento de cada uno. Aunque Navidad no es el nacimiento de Cristo, si lo fuera, Papá Noel tendría el papel de un anticristo, robando la atención y los afectos de muchos.
   En países predominantemente católicos, en la fiesta religiosa de Epifanía, destacan los reyes magos y operan parecidos a Papá Noel, pero sin los renos, repartiendo regalos según el comportamiento de cada cual. ¿Dónde en la Biblia dice que había tres, y de que eran reyes? Pero la iglesia católica felizmente se inventa los nombres y propaga el mito. La Biblia relata la visita de hombres del oriente que traían regalos para el rey nacido – no para todos.

Los Belenes (o “nacimientos”)

   Tampoco caben dentro del marco bíblico, ya que está tajantemente prohibido hacer imágenes de cualquier cosa en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra, ni inclinarse ni rendir culto a ellas (Éxodo 20:4-5). Los terafines (dioses y templecillos caseros) han existido desde los tiempos del Antiguo Testamento. Génesis 31:19 habla de “los ídolos” (literalmente “terafines”) de Labán que su hija Raquel hurtó. Esa vieja práctica pagana de tener imágenes religiosas en las casas, es imitada y perpetuada hoy por las imágenes expuestas y veneradas en los templos católicos y ortodoxos, y en las casas, tiendas y plazas públicas de poblaciones católicas. Dios nunca permite ni mucho menos bendice tales prácticas (véase Romanos 12:1-2). Además, presentan errores, como por ejemplo los pastores y los magos juntos, cuando no era así. “Oh, pero es bonito, artístico” algunos dicen. ¿En serio? ¿Qué tiene de bonito algo que Dios prohibe?

La Avaricia
   Observamos la exagerada actividad comercial, las listas de deseos, los caprichos, la codicia, la envidia, todo centrado en compra e intercambio de regalos. Los comerciantes esperan la navidad con ansia porque es cuando ganan más dinero. ¡Y no olvidemos la lotería de Navidad el 22 de diciembre! Derroches de dinero en comidas lujosas. Es una escena totalmente ajena a Aquel que siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos espiritualmente. "La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Ro. 6:23), no relojes, ropa o juguetes. ¿Y por qué no decir la verdad acerca del dinero gastado? Gastan lo que no tienen, para cumplir con las demandas y espectaciones de la fiesta, y se endeudan grandemente. Luego, la cuesta de enero, febrero y marzo cuando intentan salir de la hoya.

La Glotonería
 
  La glotonería es “acción de comer con exceso y con ansia”. Es vergonzoso el descontrol en comprar y consumir exageradamente más alimentos de lo que se necesita. Las carnicerías y pescaderías ganan enormes cantidades durante estas fechas porque la gente suele comprar sin que le importe los precios. La idea parece ser tener unas cenas tan magníficas de nochebuena y nochevieja que serán recordadas el resto del año. Por ejemplo, un trabajador en una pescadería cuenta como ganan miles de euros en cuestión de una mañana y otros tantos por la tarde en esas fechas.
   Pero luego, es de común conocimiento el derroche de esas comidas, pues en muchos lugares se comen un poco de todo, para poder probar de todo lo que hay, y el resto lo tiran a la basura. Tales cosas no les corresponden a los cristianos, sino a los paganos. “El fruto del Espíritu es...templanza” (Gálatas 5:22-23), esto es, dominio propio. El creyente debe hacer todo, incluso comer y beber, para la gloria de Dios (1 Co. 10:31).

La Hipocresía
   El surgimiento repentino de muchos saludos amisotos y sonrisas afectando felicidad viene solo durante esas fechas, cuando en realidad en muchas casas aumentan las tensiones, y la estadística muestra alta incidencia de discusiones, peleas, y suicidios. Lo mejor que el mundo puede ofrecer es una felicidad superficial y pasajera basada en unos días festivos para regalos y comidas en un ambiente cargado con música y luces. Quizás lo más ridículo es la gran cantidad de personas en todo el mundo que ni siquiera profesan ser cristianas, y celebran la fiesta navideña aunque no creen en el Señor Jesucristo, no le aman, no entienden ni les importa Su muerte, ni desean que Él gobierne sus vidas, ni mucho menos que venga a reinar sobre todo el mundo. Su nombre y nacimiento son pretextos para festejarse egoístamente.

La Verdadera Razón de la Encarnación
 

  Muchos no saben siquiera por qué Jesucristo vino. La idea no era traer regalos ni comidas ni días de vacaciones. 1 Timoteo 1:15 declara que “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”. Su venida era una misión divina de rescate. John 3:16-17 declara: 
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
   La principal razón por la que se encarnó era hacer posible nuestra salvación. Para eso, Dios encarnado fue al Calvario y llevó “nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24). Setecientos años antes el profeta Isaías habló de la muerte de Cristo por nosotros, y la describió en el capítulo 53 de su libro. Conviene leer ese capítulo para entender el porqué de la venida de Cristo. Se expresa en Hebreos 10:5, que habla de Jesucristo: “Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo”. El versículo 10 indica que el propósito era sacrificarse en la cruz: “...la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”. El versículo 12 comenta la eficacia de esa ofrenda: “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. Es ese sacrificio lo que el Señor nos manda recordar, y nada tiene que ver con lo que el mundo celebra en diciembre y enero. En 1 Corintios 11:26 el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, escribe y manda: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”. En la Biblia los creyentes no celebran el nacimiento del Señor, sino Su muerte y resurrección. Las fiestas paganas nada tienen que ver con la verdadera fe cristiana, ni podemos santificarlas diciendo que las damos otro sentido.

"NO OS CONFORMÉIS AL MUNDO"  Romanos 12:2


 

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