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sábado, 10 de enero de 2009

EN ESTO PENSAD -- ENERO 2009

SALID DE EN MEDIO DE ELLOS

“Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:17-18).

¿Qué debe hacer un cristiano cuando se encuentra en una iglesia que se ha tornado cada vez más liberal y modernista? Fue fundada por hombres que creían en la Biblia inerrante. También creían las doctrinas fundamentales de la fe. Tenía una gloriosa historia de fervor evangélico y de esfuerzo misionero. Muchos de sus ancianos eran eruditos bien conocidos y fieles predicadores de la Palabra. Pero los seminarios e institutos bíblicos los han sustituido por una nueva especie y ahora los pastores que salen de ellos predican un evangelio social. Todavía emplean fraseología bíblica, pero dan a entender algo completamente diferente con ella. Socaban las doctrinas más importantes de la Biblia, ofrecen explicaciones naturales para los milagros y hacen mofa de la moralidad bíblica. Salen al frente defendiendo la política radical y las causas subversivas. Hablan despectivamente de los fundamentalistas.
¿Qué debe hacer un cristiano? Quizás su familia ha estado relacionada con esa iglesia durante generaciones. Él mismo ha contribuido generosamente a través de los años. Sus amigos más íntimos están allí. Se pregunta qué les sucederá a los jóvenes de su iglesia, si él se va. ¿No debe permanecer en la iglesia y ser una voz de Dios mientras esto sea posible?
Sus argumentos le parecen plausibles. Sin embargo, su alma justa se aflige al ver que la gente acude a las reuniones de la iglesia en busca de pan semana tras semana, y no consigue sino piedras. Aprecia todo lo que le liga aún allí y se apena al oír que a su Salvador lo condenan con confusas alabanzas.
No hay duda acerca de lo que debe hacer. Debe dejar esa iglesia. Es el claro mandamiento de la Palabra de Dios. Si se deshace de ese yugo desigual, Dios se encargará de todas las consecuencias. Dios asumirá la responsabilidad por aquellos jóvenes y proveerá nuevas amistades. De hecho, Dios mismo promete serle un Padre con una intimidad que es conocida solamente por aquellos que son obedientes indiscutiblemente. “La bienaventuranza de la verdadera separación es nada menos que la gloriosa compañía del gran Dios”.
Willilam MacDonald, De Día en Día, CLIE, lectura para el 7 de septiembre.
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Además de lo que señaló el hermano MacDonald, en estos días conviene reflexionar y preguntar qué deben hacer los que se encuentran en alguna de "nuestras asambleas" (como se suele decir) que ha dejado de enseñar o de practicar la sana doctrina y la santidad como en tiempos pasados.
Hay asambleas donde ciertos hombres enseñando que la iglesia pasará por la Tribulación. Otros enseñan que Jesucristo podía haber pecado, aunque no pecó, lo cual es decir que tenía una naturaleza caída. Cada vez hay más que enseñan y emplean la psicología y psiquiatría, cosas que son la sabiduría del mundo, que proceden de fuentes inmundas. Hay "asambleas" donde enseñan involucrarse en movimientos políticos y obras sociales, aunque el Señor Jesucristo dijo: "Mi reino no es de este mundo".
Algunas "asambleas" reconocen y pagan salario a "un obrero" para que sea como el pastor y tenga casi todo el ministerio. En otras hombres titulados "los ancianos", pero claramente uno es como el pastor que dirige la iglesia, lo cual viene a ser en la práctica como las denominaciones con sus pastores.
Hay entre "nuestras asambleas" algunas, cada vez más, donde las mujeres no se cubren ni guardan silencio en la congregación. Una celebró una reunión congregacional para discutir el tema del velo y el silencio de la mujer creyente, dejando que se expresaran varias opiniones. Al final la conclusión fue que si alguna hermana quiere llevar el velo y guardar silencio en las reuniones, puede, pero no se le va a imponer esto a ninguna mujer.Como en los días de los jueces, no hay rey y cada uno hace lo que le parece.
Pero hay Rey, el Señor Jesucristo, aunque hay "asambleas " que no predican ni practican Su Señorío, ni creen que es necesario para la salvación, y lo dejan como algo opcional para la vida cristiana. Y se les nota la falta del señorío de Cristo en la vida de sus miembros. De hecho, cualquier asamblea que decide permitir cosas que el Señor y Sus apóstoles no permitieron, está en el error. No vale decir "no hay iglesias perfectas", aunque es cierto, porque no se habla aquí de perfecto, sino de obediente o no. La congregación de los santos no es un lugar para la desobediencia, la mundanalidad y la sabiduría carnal. Leamos 2 Corintios 6:14-7:1 y dejemos que la Palabra nos aconseje. Y recordemos que "nuestras asambleas" existen porque hubo un momento en la historia cuando ciertos creyentes reconocieron que había que salir de las denominaciones y congregarse en sencilla obediencia a la Palabra de Dios. Tales asambleas de los obedientes deben ser "las nuestras". Las demás, no sé quiénes realmente son.
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“Si alguien se separa de una enseñanza que es absolutamente falsa y no bíblica, no debemos reprenderle sino felicitarle. En tales casos la separación es una virtud y no un pecado”. J. C. Ryle

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LO QUE DIOS ABORRECE

Dt. 12:31 "No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses".

Dt. 16:22 "Ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios".

Sal. 5:5 "Los insensatos no estarán delante de tus ojos. Aborreces a todos los que hacen iniquidad".


Sal. 11:5 "Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece".

Sal. 78:59 "Lo oyó Dios y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel".

Pr. 6:16-19 "Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos".

Pr. 8:13 "La soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco".

Isa. 61:8 "Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo".

Jer. 7:29 "Corta tu cabello, y arr
ójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira".

Amós 5:21 "Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas".

Mal. 2:16 "Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales".


He. 1:9 "Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros". (Sal. 45:7)

Ap. 2:6 "Pero tienes esto, que
aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco".
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¿Qué es Mundano?

La mundanalidad es amar cosas pasajeras. Es todo aquello que arrastra y aleja a un creyente del Señor. Una persona mundana es aquella cuyos planes terminan en la tumba. Jowett supo poner los puntos sobre las íes cuando dijo: “La mundanalidad es un espíritu, un carácter. No es tanto un acto sino una actitud. Es una pose, una postura... La mundanalidad es toda actividad humana que mantiene fuera a Dios. La mundanalidad es una vida sin llamamiento celestial, sin ideales, sin alturas. La mundanalidad no reconoce nada en absoluto del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. No tiene montes; es una vida plana, horizontal. La mundanalidad no tiene dimensión vertical. Tiene ambición, pero no tiene aspiración. Su lema es el éxito, no la santidad. Siempre dice: “adelante”, pero nunca dice: “asciende”. La persona mundana es la que nunca dice: ‘alzaré mis ojos a los montes’”.
En algunos círculos, la definición de mundanalidad se ha limitado principalmente a cuestiones de beber, fumar, apostar, bailar, jugar a las cartas, ir al cine y actividades similares. Pero abarca mucho más. El Dr. Dale escribió: “Ser mundano es abandonar la ley suprema a la que debemos lealtad, las glorias y terrores del universo invisible que se revela a la fe, y nuestra trascendente relación con el Padre de los espíritus por medio de Cristo Jesús nuestro Señor, para ser llevado por intereses inferiores”.
“Hermano, si dieras la vuelta para vivir una vida mundana, tendrás que volver a través de la tumba, pues ésta yace entre el cuerpo de Cristo, del cual tú formas parte, y el mundo que le rechazó. El mundo le echó fuera de sí, y nosotros hemos sido sepultados en Cristo por el mundo que aborrece a la iglesia”. 2
La paciencia divina tiene un límite para el que intenta obtener lo mejor de los dos mundos.

William MacDonald, de su libro Mundos Opuestos

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