SEIS SECRETOS SENCILLOSPARA ESTUDIAR LA BIBLIA
No hay buenos atajos en el estudio de la Biblia, pero sí que hay secretos. No son difíciles de saber, ni complicadas. El problema es que no los percibimos por las prisas, la falta de atención o de experiencia, o porque sólo buscamos atajos. Consideraremos seis cosas que muchas veces no son tomadas en cuenta, pero está comprobado que son claves para sacar provecho del estudio de la Biblia.
Secreto Número Uno
El primer secreto es el mismo Espíritu de Dios. ¡Sí! ¿Sabes que no irás muy lejos estudiando la Biblia sin Él? Es así porque Él es quien inspiró la Biblia, y por lo tanto, recuerda, es un libro espiritual. Puedes leer un libro de texto sin conocer al autor, y sin gozar de una buena relación con él, pero no es así con la Biblia. Considera lo que 1 Corintios 2:11-14 tiene que decir sobre el asunto:
“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.
El Espíritu Santo es “la unción” que nos enseña (1 Jn. 2:27); es el Maestro olvidado o desconocido en el mundo académico. Es importante que tengamos ganas de aprender, y una relación buena con el Maestro, para avanzar en las cosas de Dios. Proverbios 2:1-11 nos aconseja acerca de cómo buscar y aprender la sabiduría de Dios:
“Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente. Es el que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos. Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia”.
En este texto está claro que es nuestra responsabilidad buscar la sabiduría como si fuera un tesoro, porque lo es. Es lenguaje de responsabilidad humana: “Si recibieres” “guardares”, “haciendo estar atento tu oído” “si inclinares tu corazón”, “si clamares... y dieres tu voz”, “si como a la plata la buscares”, “y la escudriñares como a tesoros”. Tú y yo somos los que tenemos que hacer estas cosas, no Dios. Vemos la soberanía divina en estos términos: “Jehová da la sabiduría”; “de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”; “Él provee de sana sabiduría”; “es escudo”; “guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos”. Dios hará Su parte sin ningún problema. La cuestión es si nosotros haremos la nuestra. Uno de los primeros pasos en el camino de estudiar es la disposición del corazón hacia Dios, orando, inclinándose hacia Dios, buscando y deseando que el Señor nos enseñe. De esta manera reconocemos nuestra dependencia del Espíritu Santo, y le aceptamos como nuestro Maestro. La sabiduría viene de Dios, no de libros y seminarios, ni de certificados y diplomas. El más pobre y humilde de los creyentes puede seguir el consejo de Proverbios 2:1-11, en su propia casa, en el entorno de su iglesia local, sin necesidad de ir a ningún instituto. Es lo que algunos llaman: “la escuela de María”, queriendo decir, aprender a los pies del Señor Jesús. La Palabra de Dios promete que así Dios te enseñará sabiduría, conocimiento e inteligencia.
En Efesios 6:17 la Biblia es llamada: “la espada del Espíritu”, reconociendo así esta relación entre el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. Es cierto que sin el Espíritu de Dios nadie puede entender la Biblia como se ha de entenderla. Es posible aprender datos históricos y cosas semejantes, y se pueden inventar sus propias interpretaciones e ideas sobre la Biblia, como las sectas hacen. Pero para entender la Biblia correctamente uno necesita el Espíritu de Dios y Su glorioso ministerio de ILUMINACIÓN, como se ve en el texto citado arriba. No nos iluminan los hombres, sino Dios. Esto es muy significativo para los creyentes. Debemos tener cuidado de no apagar ni contristar al Espíritu de Dios que mora en nosotros. Si hay pecado en tu vida que no has juzgado y que no te has apartado del mismo, el Espíritu de Dios está impedido por esto, y consecuentemente esto perjudica tu comprensión de Su Palabra. ¿Por qué? Porque el Espíritu es Santo, y no bendecirá tus estudios ni te iluminará si no vives en santidad personal.
Tal vez por eso el primer secreto no es muy querido, porque demanda de nosotros consagración y santidad en la vida cotidiana. Pero es así, ¡y cuán importante es este secreto del estudio de la Biblia! ¡Cuántos hay que no tienen ganas, o no sacan provecho, o no disfrutan el estudio de la Biblia, sencillamente porque no caminan en santidad personal y en obediencia al Señor Jesucristo! Dios dijo que debemos glorificarle en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu, que son de Él (1 Co. 6:19-20). Permíteme hacerte las mismas preguntas que me hago a mí mismo. ¿Qué tal andas en cuanto al primer secreto? ¿Tiene el Espíritu Santo plena libertad en tu vida?
Secreto Número Uno
El primer secreto es el mismo Espíritu de Dios. ¡Sí! ¿Sabes que no irás muy lejos estudiando la Biblia sin Él? Es así porque Él es quien inspiró la Biblia, y por lo tanto, recuerda, es un libro espiritual. Puedes leer un libro de texto sin conocer al autor, y sin gozar de una buena relación con él, pero no es así con la Biblia. Considera lo que 1 Corintios 2:11-14 tiene que decir sobre el asunto:
“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.
El Espíritu Santo es “la unción” que nos enseña (1 Jn. 2:27); es el Maestro olvidado o desconocido en el mundo académico. Es importante que tengamos ganas de aprender, y una relación buena con el Maestro, para avanzar en las cosas de Dios. Proverbios 2:1-11 nos aconseja acerca de cómo buscar y aprender la sabiduría de Dios:
“Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente. Es el que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos. Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia”.
En este texto está claro que es nuestra responsabilidad buscar la sabiduría como si fuera un tesoro, porque lo es. Es lenguaje de responsabilidad humana: “Si recibieres” “guardares”, “haciendo estar atento tu oído” “si inclinares tu corazón”, “si clamares... y dieres tu voz”, “si como a la plata la buscares”, “y la escudriñares como a tesoros”. Tú y yo somos los que tenemos que hacer estas cosas, no Dios. Vemos la soberanía divina en estos términos: “Jehová da la sabiduría”; “de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”; “Él provee de sana sabiduría”; “es escudo”; “guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos”. Dios hará Su parte sin ningún problema. La cuestión es si nosotros haremos la nuestra. Uno de los primeros pasos en el camino de estudiar es la disposición del corazón hacia Dios, orando, inclinándose hacia Dios, buscando y deseando que el Señor nos enseñe. De esta manera reconocemos nuestra dependencia del Espíritu Santo, y le aceptamos como nuestro Maestro. La sabiduría viene de Dios, no de libros y seminarios, ni de certificados y diplomas. El más pobre y humilde de los creyentes puede seguir el consejo de Proverbios 2:1-11, en su propia casa, en el entorno de su iglesia local, sin necesidad de ir a ningún instituto. Es lo que algunos llaman: “la escuela de María”, queriendo decir, aprender a los pies del Señor Jesús. La Palabra de Dios promete que así Dios te enseñará sabiduría, conocimiento e inteligencia.
En Efesios 6:17 la Biblia es llamada: “la espada del Espíritu”, reconociendo así esta relación entre el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. Es cierto que sin el Espíritu de Dios nadie puede entender la Biblia como se ha de entenderla. Es posible aprender datos históricos y cosas semejantes, y se pueden inventar sus propias interpretaciones e ideas sobre la Biblia, como las sectas hacen. Pero para entender la Biblia correctamente uno necesita el Espíritu de Dios y Su glorioso ministerio de ILUMINACIÓN, como se ve en el texto citado arriba. No nos iluminan los hombres, sino Dios. Esto es muy significativo para los creyentes. Debemos tener cuidado de no apagar ni contristar al Espíritu de Dios que mora en nosotros. Si hay pecado en tu vida que no has juzgado y que no te has apartado del mismo, el Espíritu de Dios está impedido por esto, y consecuentemente esto perjudica tu comprensión de Su Palabra. ¿Por qué? Porque el Espíritu es Santo, y no bendecirá tus estudios ni te iluminará si no vives en santidad personal.
Tal vez por eso el primer secreto no es muy querido, porque demanda de nosotros consagración y santidad en la vida cotidiana. Pero es así, ¡y cuán importante es este secreto del estudio de la Biblia! ¡Cuántos hay que no tienen ganas, o no sacan provecho, o no disfrutan el estudio de la Biblia, sencillamente porque no caminan en santidad personal y en obediencia al Señor Jesucristo! Dios dijo que debemos glorificarle en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu, que son de Él (1 Co. 6:19-20). Permíteme hacerte las mismas preguntas que me hago a mí mismo. ¿Qué tal andas en cuanto al primer secreto? ¿Tiene el Espíritu Santo plena libertad en tu vida?
continuará, d.v.
de Libro Divino, Amada Palabra, por Carlos Tomás Knott
disponible próxamente (d.v.) con Editorial Berea
de Libro Divino, Amada Palabra, por Carlos Tomás Knott
disponible próxamente (d.v.) con Editorial Berea
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“Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos”
(Sal. 119:89).
¿Quieres ser contemporáneo? Ser contemporáneo es tener fecha de caducidad. La música popular cambia constantemente. Las canciones de hace 50 años hoy no son populares. La publicidad es impulsada por los cambios. Las modas de vestir cambian para que la gente se compre un nuevo vestuario. Y la moralidad popular ha cambiado drásticamente en los últimos 50 años. Pero la iglesia no está llamada a cambiar. Está llamada a ser estable y firme, una roca en un mar de cambios. La Biblia no cambia. Las instrucciones de Dios para las iglesias no han cambiado. Su moral absoluto no ha cambiado. El pecado sigue siendo pecado. No te dejes arrastrar por ideas contemporáneas. Aférrate a la Palabra de Dios para tener estabilidad en tu vida.
¿QUIERES SER CONTEMPORÁNEO?
“Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos”
(Sal. 119:89).
Donald Norbie
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Ricos y Pobres en Proverbios 19
William MacDonald
William MacDonald, traducido de su nuevo comentario sobre Proverbios,
Gospel Folio Press, pp. 191-193
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Ricos y Pobres en Proverbios 19
William MacDonald
“Las riquezas traen muchos amigos; mas el pobre es apartado de su amigo” (Pr. 19:4). Es posible que los ricos nunca sepan quiénes son sus verdaderos amigos, porque tienen muchos “amigos” egoístas (Pr. 14:20). Pero no es así con los pobres. Los amigos parasíticos les evitan porque no hay esperanza de beneficiarse de su amistad. Desafortunadamente esto es verdad tanto en la obra cristiana como en el mundo. En muchos lugares, al cristiano de fuera que tiene y dispensa dinero como ofrendas le esperan con ansiedad, mientras que un hermano pobre que ministra la Palabra no es recibido con la misma efusión.
“Muchos buscan el favor del generoso, y cada uno es amigo del hombre que da” (Pr. 19:6). La gente desea relacionarse con los ricos con la esperanza de recibir algo. Cualquiera puede ganar amigos nominales (superficiales) por regalos generosos. El término: “cristianos de arroz” se refiere a los que profesan ser cristianos debido a los beneficios materiales de estar cerca del misionero que provee comida, dinero, transporte, trabajo, etc. Hay misioneros cristianos que han conseguido adherentes gracias al suministro de dinero, comida o ropa. El equilibrio entre el evangelio y el servicio social es delicado y a veces difícil, y requiere gran discernimiento.
“Todos los hermanos del pobre le aborrecen; ¡Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra, y no la hallará” (Pr. 19:7). En cambio, los hermanos del pobre le tratan con escarnio, y sus llamados amigos le tratan con bastante desdén. No importa cuánto intenta congraciarse, ellos no quieren asociarse con él. ¿Por qué? Porque no tiene dinero que podría beneficiarles.
“A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Pr. 19:17). Dios considera la benignidad hacia los pobres como si le prestáramos a Él. Promete remunerar a los tales. Piénsalo – ¡un préstamo a Jehová! ¡Es una descripción sublime de una dádiva común! Si realmente creemos este versículo, debe afectar nuestras ofrendas.
Lo que en nosotros gastamos, perdimos.
Se convierten en tesoros infinitos, Señor, lo que te prestamos.
¡Todo viene de Ti!
Lo que, Señor, te prestamos, remunerado mil veces será,
Entonces felices Te ofrendamos.
¡Todo viene de Ti!
“Muchos buscan el favor del generoso, y cada uno es amigo del hombre que da” (Pr. 19:6). La gente desea relacionarse con los ricos con la esperanza de recibir algo. Cualquiera puede ganar amigos nominales (superficiales) por regalos generosos. El término: “cristianos de arroz” se refiere a los que profesan ser cristianos debido a los beneficios materiales de estar cerca del misionero que provee comida, dinero, transporte, trabajo, etc. Hay misioneros cristianos que han conseguido adherentes gracias al suministro de dinero, comida o ropa. El equilibrio entre el evangelio y el servicio social es delicado y a veces difícil, y requiere gran discernimiento.
“Todos los hermanos del pobre le aborrecen; ¡Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra, y no la hallará” (Pr. 19:7). En cambio, los hermanos del pobre le tratan con escarnio, y sus llamados amigos le tratan con bastante desdén. No importa cuánto intenta congraciarse, ellos no quieren asociarse con él. ¿Por qué? Porque no tiene dinero que podría beneficiarles.
“A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Pr. 19:17). Dios considera la benignidad hacia los pobres como si le prestáramos a Él. Promete remunerar a los tales. Piénsalo – ¡un préstamo a Jehová! ¡Es una descripción sublime de una dádiva común! Si realmente creemos este versículo, debe afectar nuestras ofrendas.
Lo que en nosotros gastamos, perdimos.
Se convierten en tesoros infinitos, Señor, lo que te prestamos.
¡Todo viene de Ti!
Lo que, Señor, te prestamos, remunerado mil veces será,
Entonces felices Te ofrendamos.
¡Todo viene de Ti!
William MacDonald, traducido de su nuevo comentario sobre Proverbios,
Gospel Folio Press, pp. 191-193
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1 comentario:
You use my work "Old clown" without permission, please remove!!!
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