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viernes, 1 de enero de 2016

EN ESTO PENSAD - enero 2016

La Evolución No Es Ciencia Sino Religión

Así afirma el Dr. Hovind, autor de una serie de videos acerca de la ciencia de la creación. Los evolucionistas, ¿realmente saben que la tierra tiene miles de millones de años, o más bien lo creen? El Dr. Hovind dice que no existe ninguna prueba científica que permita suponer que nuestra tierra tenga esta edad. La “fe” en una tierra extremadamente vieja, como parte de la religión/evolución, no tiene nada que ver con la ciencia.
    Entonces, ¿cuándo fue el “principio”? Hovind mostró más de una docena de hechos científicos que hacen ver que nuestra tierra es muy joven. Hovind concluye que nuestro planeta tierra fue creado por Dios hace aproximadamente seis mil años. A continuación algunas de estas pruebas:

1. La población mundial. El índice de crecimiento demográfico ha quedado estable desde que existen registros. Si partimos desde los seis mil millones de habitantes en la actualidad, y contamos hacia atrás, llegamos a unos 4.400 años. Esta es la duración de una humanidad que empezó con ocho personas que sobrevivieron al diluvio. Si los hombres hubiesen existido durante millones de años, tendríamos actualmente más o menos 150.000 habitantes por metro cuadrado.
2. La temperatura de los planetas. Los planetas pierden calor. Si hubiesen existido desde hace millones de años atrás, no tendrían la temperatura interior que hoy se calcula.
3. El planeta Saturno pierde sus anillos. Poco a poco los aros se alejan de él. Si el planeta tuviese la edad de millones de años que se le atribuye, hace tiempo que el material de los anillos se habría dispersado.
4. El polvo cósmico en la luna. En un tiempo supuesto de 10 mil años, se acumularían en la luna un poco menos de tres centímetros de polvo. Pero los astronautas de la NASA encontraron solamente 1,5 cms de polvo cósmico, exactamente la cantidad que se produce en seis mil años.
    Además, considera el hecho de que la luna se aleja paulatinamente de la tierra. Si tuviese una edad de millones de años, habría estado muy cerca de la tierra, y esto habría producido mareas tan extremas que anegarían dos veces al día toda la vida terrenal.
5. Las edades de los cometas. Son jóvenes. Durante su viaje por el espacio pierden material constantemente. Todo cometa que hubiese viajado por el espacio hace diez mil años atrás, se habría disuelto en nada.
6. El campo magnético de la tierra disminuye. El ritmo en que pierde fuerza magnética, permite concluir que desde hace muchísimo tiempo ya no existiría ningún campo magnético en nuestro planeta. Es decir, según la “fe” de los evolucionistas, no deberían ni existir estas fuerzas.
7. La velocidad de rotación de la tierra. Ella disminuye con un valor de un milésimo de segundo por día. Contando atrás a un pasado de mil veces un millón de años, la rotación hubiese sido tan fuerte que la tierra habría salido de su órbita por la extrema fuerza de gravedad.
8. La presión del petróleo en la tierra. Está bajo enormes presiones, pero contenido en roca porosa. Si el petróleo hubiese estado tantos millones de años en estas condiciones, hace tiempo que la presión habría diminuido a cero.
9. Los planetas más antiguos. Los más antiguos que se conoce tienen una edad de “sólo” 4.500 años. ¿Por qué crees que no existen planetas más antiguas si la tierra tiene “millones de años”?
10. El porcentaje de sal en las aguas del mar. El agua del mar contiene en la actualidad 3,9 % de sal, proporción que aumenta constantemente. Si se hace la cuenta atrás (0% de sal) se llega aproximadamente a seis mil años.
11. La verdad acerca de las estalactitas. Los evolucionistas ven en ellas una evidencia de una edad astronómica de nuestra tierra. Basta saber que en el sótano del edificio memorial de Lincoln en Washington D.C. (EE.UU.), hay estalactitas que crecieron a más de un metro de largo en menos de cien años.                                          
(Datos sacados de “Battle Cry” de Nov.-Dic. de año 2.000)

    Se multiplican los datos y criterios como estos que demuestran que la teoría de la evolución es una falacia. Pero a pesar de ellos, el “evolucionista” prefiere aferrarse con fe ciega a sus teorías absurdas, antes que reconocer como verdad el relato bíblico en Génesis. Sabe que si creyese en una creación, le sería inevitable creer también en un Creador. Consecuentemente, si cree en Él, es inevitable concluir que debe rendirle obediencia y adoración. Pero esto le incomoda tanto que llega a un “no puede ser”. Romanos 1:28 lo apunta así: “...no aprobaron tener en cuenta a Dios”, y así es. Con todos los medios a mano trata de evadir este dilema. ¡Y el profesorado de institutos de enseñanza y colegios, el cuerpo docente de universidades y escuelas APOYAN ESTA INVASIÓN! Este nuevo oscurantismo le priva al alumno de un punto fijo de referencia.
    Pero, ¿por qué este cambio en el pensar? La humanidad entera, en todas las edades y culturas —salvo excepciones— siempre ha sostenido que detrás de nuestra naturaleza hay un poderoso Arquitecto y Creador inteligentísimo, justo y, por necesidad, benevolente. ¿Por qué ya no se admite la ley de la lógica que sostiene que vida sólo viene de vida? ¿Volveremos a creer una variación de la teoría absurda y equivocada de la generación espontánea?, pues es lo que viene a ser la teoría de la evolución. ¿Ahora  “sabemos” que salimos de una masa inanimada y bruta: desde una gigantesca explosión inicial? 
    Argumentan que el fuerte mataba siempre al débil, y se reproducía, y con el paso de los “8 millones de años” su inteligencia aumentó, y siguió matando y pegando a sus hermanos gorilas y quizá jabalíes... Si esto es así, te pregunto: ¿por qué ahora te parece mal si viene uno más fuerte que tú y te mata, te fríe y te come???  Es justo, ¿no? Dejemos que la evolución nos mejore todavía más...
    No, no te dejes engañar en este asunto de fe personal y muy importante. La creencia en una “evolución” no sólo es absurda, sino que es además una creencia que te aleja del Creador. ¿Sabes que de Él vienes y a Él regresarás, quieras o no?  Todo tiene sentido. Creeme, te sería mejor leer con mucha atención lo que se dice en los primeros capítulos de Génesis. NO HAY CONTRADICCIONES. ¿Nadie te ha dicho que hay cada vez más científicos serios que creen en el relato de la Biblia? Claro, no te lo dicen, porque no quieren que lo sepas. El oscurantismo de la Edad Media está vivo en el campo humanista-evolucionista, donde aparentemente no valoran mucho la honestidad intelectual. Toma nota de esta dirección postal, y infórmate.

Coordinadora Creacionista, Apartado 2002, 08200 Sabadell (Barcelona), España
http://www.sedin.org/creacion.html

 
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¿PRACTICAMOS LA HOSPITALIDAD?

   
El Señor espera que aquellos que dirigen la iglesia ejerciten la hospitalidad. 1 Timoteo 3:2 y Tito 1:8 señalan la necesidad de esto en aquellos que son los ancianos de la asamblea. Sin esto, un hombre no está cualificado como pastor del pueblo de Dios, a pesar del conocimiento o dones que pueda tener. ¿Y por qué? Probablemente porque la hospitalidad es un barómetro de su amor desinteresado hacia los demás, y de su preocupación por las personas que Dios ha confiado a su cuidado.
    Pero, amigo, la responsabilidad y el privilegio de ser hospitalario no se limita a los ancianos, o al menos no debería ser así. Lo digo, porque hay congregaciones en las que sólo los ancianos invitan a otros, y los demás no muestran mucho interés en participar en la hospitalidad. Pero Romanos 12:13 llama a todos los cristianos a desarrollar la práctica de la hospitalidad. Amar a los forasteros, aunque no es natural humanamente hablando, debería ser una marca personal de todo verdadero creyente.
    La mención de la hospitalidad en Hebreos 13:2 se dirige a todo creyente. Pero la idea no es un acto puntual, sino el desarrollo de una mentalidad y práctica. Es típico ser hospitalario una o dos veces después de leer un libro o oír un mensaje sobre el tema, ¡pero qué pronto y con qué fácilidad volvemos a los viejos y cómodos hábitos!
    Es verdaderamente un comportamiento deplorable, que después de haber estado en una reunión donde había visitas, forasteros e inconversos, los creyentes vuelven a casa solitos, o con el mismo grupo selecto de parientes o amigos de siempre: “nosotros cuatro y nadie más”. Otros vienen y se van sin ni una simple invitación para ir a una casa, y si se sienten rechazados, es porque lo son. Digo: “vienen y se van”, pero francamente, la mayoría de ellos se van.
    A veces expresamos una preocupación por la gente que viene pero no desarrolla mucha amistad ni comunión en la congregación. Pero a menudo la cosa queda en eso, unas meras palabras. Si queremos hacer algo más que hablar, abramos nuestros corazones y nuestras puertas. "De acuerdo", dices, pero no es suficiente decir esto. Hay que hacer algo. Prepara de antemano,   e invita a alguien que no has invitado antes. Si te ayuda, podrías hacer una lista y poco a poco llegar a tener en tu casa a cada hermano en la asamblea. Piensa en invitar también a los amigos o hermanos visitantes. ¿Podría ser que la hospitalidad sea una de las claves olvidadas para el crecimiento y la vitalidad de la iglesia?
                                                                          
Carlos

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LIBRO NUEVO
 
"Yo Soy"
por Carlos Tomás Knott
 
Editorial Berea En Éxodo3:14 Dios se reveló a Moisés diciendo: "Yo soy". Nadie más toma ese nombre. Cuando Jesucristo declaró: "yo soy", en el evangelio según Juan, se separó de todo otro ser. Él es único, Dios hecho hombre, y no tiene igual ni semejante en todo el mundo. Buda no es el "yo soy", ni lo es Mahoma, ni ningún santo católico. La única esperanza de la humanidad es el Señor y Salvador Jesucristo, el "yo soy".

precio: 4 euros
www.editorial-berea.com
 
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"Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee".
Lucas 12:15 
 
 
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LAS CONTRIBUCIONES DE
LAS HERMANAS EN LA IGLESIA


Parte III

por Robert Gessner (1930-2014)

    LA UNDÉCIMA NOCHE: Papá quiso enseñar a Donna un
ejemplo más del servicio de una madre. Jocabed (Éx. 6:20), la madre de Moisés, rindió un servicio extraordinario al preparar a su hijo para vivir para Dios. Le recibió de los muertos, figuradamente, del río de muerte, y determinó en su corazón que le enseñaría tanto como podía acerca de Dios en el tiempo breve que le había sido asignada (Éx. 2:8-10). Vemos cómo él fue sacado del río por la hija de Faraón, y entregada a su madre como nodriza en el plan soberano de Dios. Jocabed le enseñó bien, de tal manera que toda la sabiduría de los egipcios no podía borrar las lecciones que aprendió al lado de su madre. Hebreos 11 nos informa que cuando se hizo grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, y escogió sufrir aflicción con el pueblo de Dios. Los padres salen cada día a su trabajo, pero las madres debe estar en casa y pasar tiempo con sus hijos, observándolos y educándolos, dando forma a su carácter y vida. Aunque el padre guía en el tiempo devocional diario de la familia, es el privilegio de la madre reafirmar cada día las lecciones de la Palabra de Dios. La madre Eunice y la abuela Loida hicieron su trabajo de forma tan buena que Pablo podía decir a Timoteo: “desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras” (2 Ti. 3:15). 

    LA DUODÉCIMA NOCHE: Entonces, Papá abrió el libro de Rut para aprender una lección de aquella mujer valiente que expresó palabras de devoción que nunca serán olvidadas. “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut 1:16). Ella no dijo esas palabras en una reunión pública, sino en un momento íntimo de profunda agonía del alma, donde nacen todas las palabras de peso. Después de llegar a la tierra de su suegra, leemos esto de Rut: “Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de cebada. Y lo tomó, y se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio” (Rut 2:17-18). Dio a otros lo que había espigado. Algunas hermanas tienen un ministerio fructífero de esta manera. A través de la correspondencia con amigas y misioneros, comunican palabras de ánimo que significan mucho a los que las reciben. 

    LA DÉCIMOTERCERA NOCHE: David tuvo palabras hermosas que decir de una mujer que le salvó de actuar neciamente en un tiempo de gran desánimo en su vida. Ella se llamaba Abigail. Él dijo de ella: “Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre” (1 S. 25:32-33). Hay muchos jóvenes, y también viejos que mirando atrás a sus años de juventud, pueden repetir las palabras de David respecto al consejo que les fue dado por una hermana piadosa justo en el momento oportuno. Papá recordaba una ocasión en su propia vida cuando se jactaba a uno de sus amigos que había hecho algo feo y se sentía mayor, cuando de repente se avergonzó al darse cuenta que una hermana creyente le escuchaba. Ella se le acercó y con lágrimas en los ojos dijo: “Permíteme darte un consejo importante. Si me amas y amas al Señor, ¡jamás lo vuelvas a hacer!” Dijo Papá: “¿Sabes qué? Nunca jamás lo volví a hacer!” 

    LA DECIMOCUARTA NOCHE: Para su último estudio, Papá escogió leer algunas porciones acerca de Sara. Leyeron algunos relatos hermosos de ella en el libro de Génesis, pero la porción que Donna más recordaba fue la que escribió el apóstol Pedro siglos después de la muerte de Sara. “Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza” (1 P. 3:6). Sara llegó a ser un ejemplo de la obediencia. La influencia más grande que se ejerce en los demás es la del ejemplo. La gente se acuerda más de lo que somos que de lo que decimos. Si todos nosotros obedeciéramos, ¡qué lugar más hermoso sería la asamblea! Así que, la obediencia humilde y silenciosa de una hermana piadosa destaca por encima de todos los dichos y hechos de cientos de actores. Entonces, Papá concluyó diciendo: “Donna, que el Señor te dé gracia para obedecer a los que te pastorean, y sujetarte a ellos, porque ellos velan por tu alma como quienes han de dar cuenta a Dios” (He. 13:17). 

Conclusión

    Éstos simplemente son algunos pocos de los muchos ejemplos del ministerio amante de las mujeres en la Biblia. Sin duda se podrían añadir otros. Debe notarse también que en el Nuevo Testamento las mujeres nunca tomaron el lugar de liderazgo. En el Antiguo Testamento, había algunas que lo tomaron cuando los hombres fallaron y no llevaron a cabo sus responsabilidades. En otras ocasiones, algunas usurparon el liderazgo sin consultar a Dios, y los resultados no fueron buenos. Por ejemplo, Dina salió para ver a las hijas del país pagano donde estaba, y eso acabó en un desastre moral (Gn. 34). Jezabel tomó el liderazgo político y religioso en el reino, influyendo y mandando a su marido, y la Biblia dice del rey Acab: “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba” (1 R. 21:25).     
    La Biblia presenta varias maneras de servicio para la mujer, pero Dios nunca quiere que ella usurpe autoridad sobre el hombre ni que se involucre en ministerio público en la congregación. Está claramente dicho en 1 Timoteo 2:12, “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”. 1 Corintios 14:34-35 declara expresamente: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas... porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”. En nuestra cultura hoy muchos nos quieren hacer creer que Dios está siendo injusto y restringente al negarles a las mujeres este papel público. Hoy en día no estamos satisfechos si no recibimos algún reconocimiento, porque en nuestra cultura parece que el desempeño público y su consiguiente aprobación son las únicas cosas válidas y lo demás es perder el tiempo y los talentos. Satanás habló con Eva e insinuó que Dios le restringía injustamente al mandar que no comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 3:1). Pero como los sucesos posteriores demostraron, la restricción divina era para su bendición. Conocer el bien y el mal no mejoró su vida, al contrario, resultó en su muerte. Cuando buscamos traspasar los límites que Dios ha puesto para nuestro bien, vendrá el momento de dolernos por eso. La participación pública y el liderazgo no son los ministerios más grandes, ni son cosas a las que aferrarse.  Mucho daño ha sido hecho a muchas congregaciones debido a los conflictos y las envidias que surgen en la competencia sobre esos dones públicos (Fil. 2:3). En su responsabilidad no pública, a la mujer le son otorgados ministerios de apoyo que darán grandes galardones en el día futuro. En lugar de buscar maneras de evadir esa restricción, las mujeres piadosas hallan su gozo evitando cuidadosamente cualquiera actividad que aun parece ir más allá de los límites que Dios ha establecido para ellas. Las alegrías más grandes en la vida cristiana vienen de la obediencia, no del desempeño público y el reconocimiento. “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Ti. 4:8). Puede que la llamada “mujer moderna” de hoy se ría y aun se burla de la mujer que anda en obediencia a las Escrituras, pero la moda y apariencia de este mundo se pasa. “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:17).
    “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 P. 3:3-4).

 No sigas a las mujeres del mundo, ni aspires ser como ellas. No te importe lo que piensan los del mundo, porque no entienden.
Lo importante no es ser todo lo que tú quieras y puedas,
sino ser justo lo que Dios quiere que seas, hacer Su voluntad,
y estar contenta y satisfecha así. Dios tiene un plan dichoso
para tu vida. Pídele: "Hágase tu voluntad".
 

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