Entradas populares

Mostrando entradas con la etiqueta Spurgeon. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Spurgeon. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de mayo de 2021

EN ESTO PENSAD - mayo 2021

  GLORIA E IMPERIO

por Carlos Knott

Toda la gloria de este mundo es en realidad vanagloria, falsa y efímera, porque nace de la raza descrita así en Romanos 3:12. “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Por eso viene el día de juicio divino cuando “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 P. 3:10).
    En cambio, gran gloria e imperio eterno son del Señor Jesucristo, y gozarán de ellos todos los que confían en Él. Considera lo que enseñan las Escrituras:


Isaías 9:7  “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite...ahora y para siempre”.
    ¿De quién es ese imperio universal e sin límite? El profeta Isaías le identifica.  El versículo anterior lo aclara: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. El Mesías de Israel, el Señor Jesucristo, el Verbo hecho carne, es ese niño nacido e hijo dado. El Hijo eterno del Padre se encarnó y nació de María. Luego le vemos en Apocalipsis, no en humildad sino con gran gloria y gran poder (Mt. 24:30; Mr. 13:26), viniendo para juzgar la tierra, tomarla y reinar para siempre. “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Ap. 11:15).

1 Timoteo 6:16  “...al cual sea la honra y el imperio sempiterno”.
 

    El apóstol Pablo aclara que él que tendrá honra e imperio sempiterno es el Señor Jesucristo. Los versículos 14 y 15 del mismo texto lo identifican claramente: “...hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores”. ¡Hermosos títulos que no pertenecen a ningún otro! “El bienaventurado y solo Soberano” es Jesucristo. El Rey de reyes y Señor de señores también es Él. Los del mundo pelearán contra Él para resistir Su reino, pero será inútil. Dios le ha dado el reino. “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes” (Ap. 17:14). Cuando Él sea revelado en el cielo, viniendo para conquistar y reinar, llevará este título: “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Ap. 19:16).

1 Pedro 4:11 “...Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el  imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

    El apóstol Pedro declara que además, la gloria y el impero le pertenecen, son Suyos, por la eternidad.  Por eso llama Su reino: “...el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P. 1:11). La gloria nunca pertenece a los hombres, sino solo a Dios, eso es, al Señor Jesucristo. De ahí que los apóstoles sabían no gloriarse. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (Gá. 6:14) Si bien Dios enseña que demos “...al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra” (Ro. 13:7), pero nunca debemos dar gloria a los hombres.


continuará, d.v., en el número siguiente

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
 
“Conquista la Voluntad del Niño”
 
Consejo que la madre de Juan Wesley le dio:

Para formar la mente de los niños, la primera cosa que hacer es conquistar su voluntad y traerlos a una disposición obediente. Informar el entendimiento es un trabajo que requiere su tiempo, y con niños debe proceder lenta y gradualmente según puedan soportarlo. Pero la sujeción de la voluntad es algo que debe hacerse en seguida, y cuanto antes, mejor. Porque si descuidamos la corrección a tiempo, ellos contraerán una terquedad y obstinación que después a penas serán conquistadas, y nunca sin usar tal severidad que sería tan dolorosa a mí como al niño. En la estimación del mundo pasan por benignos e indulgentes aquellos a quienes yo llamo padres crueles, que permiten que sus hijos formen hábitos los cuales ellos saben que después tendrán que ser quebrantados. Además, algunos son tan neciamente dispuestos como para enseñar en broma a sus hijos a hacer cosas que más tarde los castigarán severamente si los hacen.
    Cuando se corrige a un niño, debe ser conquistado; y esto no será demasiado difícil si no se ha vuelto cabezón debido a demasiada permisividad. Y cuando la voluntad del niño es totalmente sojuzgada, y traída a reverenciar y respetar a sus padres, entonces muchas tonterías de niños e inadvertencias pueden ser evitadas. Algunas deberían ser pasadas por alto sin echarles cuenta, y otras reprendidas suavemente, pero ninguna transgresión voluntariosa debe serles perdonado a los niños sin castigo, más o menos según la naturaleza y circunstancias de la ofensa.
    Insisto en conquistar siempre la voluntad de los niños, porque es el único fundamento fuerte y razonable de una educación religiosa, y sin esto tanto precepto como ejemplo serán ineficaces. Pero cuando sea bien hecho, entonces el niño es capaz de ser gobernado por la razón y piedad de sus padres hasta que su propia comprensión llegue a madurez y los principios de la religión se hayan arraigado en su mente.
    Aún no puedo despedir este tema. Debido a que la voluntad propia es la raíz de todo pecado y miseria, cualquier cosa que favorezca o nutra esta voluntad en los niños asegura su mal estar y falta de piedad en el futuro. Lo que sirva para parar y hacer morir la voluntad propia también promueve su futura alegría y piedad. Esto está todavía más claro si consideramos además que la religión no es otra cosa que hacer la voluntad de Dios y no la nuestra. El gran impedimento singular a nuestra felicidad temporal y eterna es esta voluntad propia, así que ninguna indulgencia de ella puede ser trivial, y ninguna negación de ella carece de beneficio. El cielo y el infierno dependen sólo de esto. Por esto, el padre o la madre que estudia sojuzgarla en sus hijos colabora con Dios en la renovación y salvación de un alma. El padre que trata con permisividad e indulgencia a sus hijos hace el trabajo del diablo, hace impracticable la religión, inaccesible la salvación, y hace todo lo posible para condenar a sus hijos, alma y cuerpo, para siempre.


Susanna Wesley tuvo 19 hijos, de los cuales son Juan y Carlos que fueron predicadores del evangelio y compositores de himnos. Ella escribió estas y muchas otras instrucciones a su hijo Juan y aparecen en el libro The Journal of John Wesley (“El Diario de John Wesley”), Moody Press.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
 
"Hasta que la muerte nos separe".
 
Dios ha creado el matrimonio para que lo edifiquemos a la luz del Manual que el Diseñador nos ha dejado. Si lo leemos y lo obedecemos, de seguro que nuestra unión perdurará y seremos felices, y el amor entre nosotros irá en aumento. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Dios es sabio y en Su sabiduría dejó tajantemente escrito: NO al adulterio y NO al divorcio...

EXCUSAS PARA ROMPER NUESTRO MATRIMONIO
“Realmente no existe diálogo” (falta de comunicación entre nosotros)
“Somos tan diferentes”
“Somos incompatibles”
“No nos entendemos”
“No nos soportamos”
“No pensamos ni actuamos igual”

Éstas son sólo algunas de las muchas excusas que ponemos a la hora de desobedecer a Dios. Esto rompe la unidad del matrimonio, cosa que Él ha dicho que no hagamos. La desobediencia es pecado y trae serias complicaciones, porque repercute en los hijos que tienen que pagar las consecuencias de nuestras rebeldías y de nuestros pecados.


Pedro Martín, EL AMOR QUE TRANSFORMA LOS CORAZONES, págs. 102-103 
 
en Marcos 10:9 el Señor manda: 
"lo que Dios juntó, no lo separe el hombre"
 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
La Importancia de la Asamblea
y Nuestro Compromiso con Ella
parte 4


por David Rodgers





viene del número anterior
5. Carta de Cristo (2 Corintios 3:1-3)

“¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”.

     Cuando pusieron en tela de juicio su apostolado, Pablo afirmó a los corintios que ellos mismos constituían su carta de recomendación. Podemos ir un poco más adelante y ver que cada asamblea es también carta de Cristo, y debemos preguntarnos: ¿Cómo es Cristo, según nosotros? Si Cristo es exhibido y evidenciado a través de Su pueblo, ¿qué leen las personas en las “letras y páginas” de nuestros hechos, dichos y actitudes? Me repitieron hace poco un comentario de un hermano disgustado que dijo: “No quiero ir a la reunión de la iglesia, porque en ella encuentro gente igual como en el mundo”. No sé hasta qué punto él aportaba un carácter diferente; no creo que fuese tan superior a quienes criticaba tan ácidamente. Sin embargo, todos y cada uno de nosotros debemos confesar que en alguna medida es la verdad.
     Un hermano obrero del Señor en Canadá nos relató una vez que estaba tratando con un matrimonio nuevo. Decidió repasar las Escrituras para saber cómo presentarles la enseñanza bíblica de la iglesia local. Se sorprendió al ver que la primera mención de la asamblea, la iglesia local, en el conocido pasaje de Mateo 18, ¡está en el contexto de un conflicto entre hermanos! ¡No era exactamente lo que tenía en mente para impresionar al matrimonio nuevo! Luego comentó: “El problema somos nosotros, con nuestro orgullo y espíritu indispuesto a someternos a la transformación por la Palabra de Dios como demanda Romanos 12:1-2. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
    Este proceso de ser conformado al mundo, metido a la fuerza en su molde, comienza prácticamente al nacer y sin que nos demos cuenta. Satanás es “el dios de este siglo” (2 Co. 4:4) y desea tenernos como instrumentos para sus fines. ¡Este proceso debe parar! Ha de reemplazarse por un proceso nuevo, en base a la renovación de nuestro entendimiento por la Palabra de Dios, bajo la guía y obra del Espíritu Santo en nosotros. El producto será nuestra transformación – “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Ro. 8:29).   
    Hermanos, para que Cristo sea formado en nosotros (Gá. 4:19), es necesario que Su Palabra permanezca en nosotros y nos transforme a la imagen de Él. Así seríamos carta verídica de Cristo, dando testimonio fiel de Sus características. Las personas verán en nosotros un reflejo hermoso de Cristo.
    Es en el contexto de la asamblea con su nutrición en la Palabra, la actividad de adoración y servicio, que Su carácter es formado en nosotros, para que seamos “carta de Cristo”. Si esto realmente nos interesa, permaneceremos en comunión cada vez más activa en nuestra propia asamblea, dándonos cuenta de su suma importancia.
 
6. Virgen pura (2 Corintios 11:2)

“Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”.

    “Celo de Dios” es el celo del Padre protegiendo al Hijo. ¡¿Qué sentiría yo como padre hacia alguna persona cuya intención era de terciar en el matrimonio de mi hijo o hija?!
    El concepto de pureza en el testimonio del pueblo de Israel tenía que ver con su enseñanza y consecuente práctica religiosa. El ir tras la idolatría de las naciones paganas era espiritualmente adulterio (Jer. 3:9; Ez. 16:38) y fornicación (Ez. 6:9; Os. 1:2; 2:2; 4:15).
    Al parecer el concepto aquí es similar. Pablo teme que los corintios estuvieran prestando sus oídos y mentes a otros enseñadores, y asimilando lo contrario a la fidelidad a Cristo. ¿Es una posibilidad para una asamblea hoy? ¡Sí! Hay más error que nunca, y a menudo se disfraza en un manto de cristiandad. Peligramos cuando quitamos los ojos del Señor y Su Palabra y empezamos a mirar alrededor. El apóstol aquí advierte de la astucia de la Serpiente que engañó a Eva con “media mentiras”, con todas sus consecuencias nefastas. Hay suficiente actividad en la evangelización, en el cuidado mutuo, y el hacer bien al prójimo para ocuparnos por los pocos años que dura nuestra vida. La doctrina y práctica apostólica contenidas en las Escrituras, y traspasadas a nosotros por fieles siervos de Dios, han de ser nuestra ocupación. Lo que necesitamos hacer en lugar de andar buscando algo entretenido, novedoso o polémico es ocuparnos activamente en lo que sabemos y tenemos que hacer.
    A veces nos desalentamos ante la aparente falta de fruto. Jeremías en el capítulo 15 de su libro se desanimó al ver resultados magros en su ministerio, y se quejó de los reproches que había cosechado: “¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?” (Jer. 15:18). Estaba a punto de tirar la toalla. Pero el Señor le respondió: “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos (Jer. 15:19).
    La doctrina y práctica del patrón bíblico en la asamblea son buenas. Lo que falta es que nosotros nos ocupemos en ellas, no por tradición, sino con verdadero amor y consagración, como a lo que es nuestro primer amor e interés. Hemos de estudiarlas, asimilarlas y hacerlas nuestras en convicción personal. Luego debemos practicarlas y promulgarlas dondequiera que estemos. Así la asamblea será preservada como virgen pura, no contaminada por religión extraña, ni arrimada al mundo, como hoy está tan de moda. La asamblea se verá como virgen pura, desposada con Cristo, ocupada y viviendo en la gozosa expectación de la llegada de su amado Señor y Novio.

continuará, d.v. en el siguiente número 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
TIEMPOS MALOS
Lucas Batalla


“Destruction” por Thomas Cole

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”.
Génesis 6:5-6

Hay un refrán que dice: “Cuánto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”. No es difícil de entender, porque hay mucha maldad y engaño en los seres humanos, tanto hombres como mujeres, jóvenes y ancianos.
    El mundo no siempre ha sido así, pero casi siempre. Llegó a esta triste condición en las generaciones después del pecado de Adán y Eva. Primero Caín mató a su hermano. Luego vino la arrogancia, la violencia, y otros pecados en sus descendientes. El pecado corrió y arruinó la raza humana como un virus agresivo contra el cual no hay defensas naturales. El versículo 5 dice que la maldad de los hombres era mucha en la tierra. El versículo 11 dice: “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y la tierra estaba llena de violencia”. Así que, en pocas generaciones el mundo llegó a corromperse de tal manera que Dios resolvió castigarlo con el diluvio. Los versículos 6 y 7 documentan el disgusto y el propósito de Dios.
    Si la lectura terminara allí, no habría esperanza, pero no es así. El versículo 8 comienza con la palabra “pero”, la cual indica un cambio, un contraste. Contra este trasfondo de corrupción, maldad, violencia y el juicio inminente, luce la gracia de Dios. “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. Cuando el hombre ha fracasado del todo, Dios viene buscándolo para salvarlo porque no quiere su perdición. Por esto, aparece la gracia de Dios en el versículo 8, en este momento de la historia. La gracia de Dios no es cosa sólo del Nuevo Testamento como algunos suponen. Como atributo de Dios siempre ha estado presente. Como vocablo divino, aparece por primera vez en la Biblia en nuestro texto.
    Miremos otra vez el contexto histórico en el cual aparece por primera vez la gracia de Dios. El versículo 11 dice: “se corrompió la tierra”. El versículo 12 informa que “toda carne había corrompido su camino”. En el versículo 13 Dios declara que “la tierra está llena de violencia” y que había decidido “el fin de todo ser”. Es decir, se acabó el tiempo de la paciencia. Otra vez pasará esto en el futuro no lejano, cuando en cumplimiento de Apocalipsis 10:6 el cielo declara que “el tiempo no sería más”, esto es: “no más tiempo”.
    Hermanos míos, hoy vivimos en medio de un mundo tan corrompido y violento como en los días de Noé. El Señor dijo que así serían los tiempos de Su segunda venida (Mt. 24:37; Lc. 17:26). Por un lado esto debe llenar nuestro corazón de esperanza, sabiendo que antes del retorno de Cristo viene el arrebatamiento de la iglesia, cosa que está a punto de suceder en cualquier momento. Como el Señor arrebató a Enoc antes del diluvio, así hará con la Iglesia. Por otro lado, nos debe dar un sentido de urgencia respecto a la proclamación del evangelio, porque al mundo no le queda mucho tiempo.
    Noé era varón justo, declara el versículo 9, y “con Dios caminó Noé”. Así describe la Biblia a Enoc en Génesis 5:22-24, “Enoc caminó con Dios”. Las circunstancias eran malísimas, pero caminaron con Dios, y ambos fueron usados por Él para predicar y advertir a los de su generación. En el mundo antediluviano, se veían las cosas en blanco y negro, no en medias tintas. Uno andaba con Dios o con el mundo. No podía nadar y guardar la ropa, ni entonces ni ahora. Dios estaba disgustado con el mundo, y podemos estar seguros de que los que caminaban con Él también sentían lo mismo. No amaban al mundo ni deseaban sus placeres superficiales.
    Todavía eso es así, y ahora cada uno de nosotros debe hacerse la pregunta: “¿Con quién camino yo?” Aquí se aplica otro refrán: “Dime con quien andas, y te diré quién eres”.  ¿Quiénes son nuestros compañeros?
    El cristiano verdadero no puede tener comunión con el mundo. El mundo está corrompido, denunciado y a punto de ser juzgado por Dios. El príncipe de este mundo no es nadie menos que el mismo diablo. Él y el mundo son enemigos de Dios. ¿No sabemos que la amistad del mundo es enemistad con Dios? (Stg. 4:4) ¿No sabemos que la Palabra de Dios nos manda: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”? (1 Jn. 2:15). ¿No sabemos que porque pertenecemos a Cristo, el mundo nos aborrece y que esto tiene que ser así? (Jn. 15:18-19). Lo que el mundo necesita no es lo que quiere. Necesita a personas que como Enoc y Noé, predicarán y anunciarán el juicio venidero, y llamarán a los hombres al arrepentimiento y la fe. Porque el juicio viene, pero el Dios de toda gracia ofrece perdón y vida nueva en Cristo Jesús. Dios ama a los pecadores, pero sólo busca amistad con ellos a través de la cruz de Cristo y el evangelio. Sin arrepentimiento y fe, no hay amistad con Dios, ni escapatoria del juicio que pronto será desencadenado.
    Hermanos, ante la maldad de nuestros tiempos, vivamos en separación y santidad, y con amor divino derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo, prediquemos el evangelio y advirtamos a los hombres, poniendo delante suyo la verdad de que el tiempo es corto y el Señor viene con sus santas decenas de millares para juzgar a los impíos. Vivimos en el tiempo justo antes de otro gran juicio de Dios, la tribulación. Seamos fieles a Dios hasta que Él venga a sacarnos de aquí.
Lucas Batalla dio este estudio a la asamblea en Sevilla
 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
 

 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
 
La Pregunta de Job
 
"Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?"  Job 14:10

Apreciado lector, ¿dónde pasarás la eternidad? Debes afrontar esta pregunta, porque a la velocidad de sesenta segundos por minuto te acercas a la muerte. Los días pasan rápidamente. Pronto entrarás en la eternidad, y ¿dónde estarás?
    No hablo de tu cuerpo, sino de ti. Moras en tu cuerpo, pero no eres un cuerpo, sino mucho más. Al expirarse el cuerpo, lo abandonarás instantáneamente. ¿Dónde estarás tú cuando tu cuerpo exale su último? Los creyentes en el Señor Jesucristo tenemos una segura y firme esperanza: "ausentes del cuerpo, y presentes al Señor" (2 Corintios 5:8). Pero si no te has arrepentido de tus pecados y creído en el Señor Jesucristo que murió por ti para darte perdón y vida eterna, entonces al abandonar el cuerpo irás al lugar de tormentos. Jesucristo explicó esto en Lucas 16:22-24. No hay más opciones. No existe el purgatorio. No hay nirvana. No hay reencarnación. Hay cielo e infierno. Perecerás, ¿y dónde estarás tú?
    Dios guarda libros en el cielo. ¿En cuál de ellos aparece tu nombre? Tu nombre puede estar escrito en la lista de los bautizados en una iglesia, o de los galardonados y reconocidos en la sociedad, pero esos libros no estarán en la eternidad. Solo vale lo que está escrito en el cielo. Ahí está el libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 13:8; 21:27). Jesucristo dijo que los que confían en Él tienen vida eterna. Son los únicos inscritos en ese libro.
    Los demás libros que Dios guarda son los registros de las obras (Apocalipsis 20:12). Éstos serán consultados en el juicio de todos los que no creen en el Señor Jesucristo. Ahí están escritos todos tus pecados, y esos libros con horrible detalle demostrarán que eres pecador. "La paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23). "El alma que pecare, esa morira" (Ezequiel 18:4). Todo está escrito en los libros de Dios.
    Amigo, no hay misterio acerca de qué te pasará después de la muerte. Dios lo deja todo claro, para que no te confundas. "Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). No son opiniones, teorías, filosofías ni puntos de vista, sino cosas divinamente establecidas y ciertas. Prepárate ahora. Arrepiéntete y confía en el Señor Jesucristo.
 

domingo, 31 de diciembre de 2017

EN ESTO PENSAD -- enero 2018

¿Conciertos Cristianos?

En todo el Nuevo Testamento, ¿dónde vemos un concierto cristiano? En Hechos 16:25 Pablo y Silas, heridos y encarcelados, oraban y cantaban himnos a medianoche en el calabozo, y los presos los oían, pero eso no fue un concierto. ¿Andaban los apóstoles en sus viajes misioneros con instrumentos musicales para tocar y cantar en las plazas para atraer a la gente? ¿En las listas de dones espirituales aparece “músico” o “cantante”? Es importante preguntar, porque el Nuevo Testamento es nuestro patrón para doctrina y práctica en nuestra vida personal y en la iglesia.
    Hasta la última mitad del siglo XX no se metió esa clase de música en las iglesias. Estaba en el mundo, en los bares, las discotecas, los pubs, los clubs nocturnos donde la gente podía cenar y mirar un espectáculo. En las iglesias, la congregación cantaba para la gloria del Señor. No había espectáculo. No había show. No había una actuación de unos cantando y los demás escuchando y admirando. Pero el mundo viene metiéndose en las iglesias, porque más y más de los que asisten son religiosos pero mundanos, probablemente ni siquiera convertidos. Les apetece lo del mundo. La cabra tira al monte.
    Otros consideran que para atraer a la gente del mundo hay que hacer esas cosas – tener una buena música marchosa, una actuación de cantantes profesionales, un escenario adecuado, con tarima, excelente acústica, luces, etc. Pero se equivocan, porque la iglesia no debe ser atractiva al mundo sino al Señor, pues es Su novia y no debe andar coqueteando. Los conciertos son puro invento mundano, por gente que quiere divertirse en el camino al infierno. Los del mundo quieren ser felices sin Dios. Sus diversiones no caben en la Iglesia.
    Los creyentes no necesitamos un concierto “Soulstock” para rivalizar al famoso concierto “Woodstock”, ni conjuntos “cristianos” para reemplazar los Rolling Stones. Romanos 12:2 es aplicable aquí: “No os conforméis a este siglo”. Cristo nos llama a seguirle a Él, no al mundo. ¿Qué concierto dio Él? ¡Ninguno!
    Y eso no es opinión de viejos como a algunos les gustaría clasificarlo. Hasta un creyente joven observó el problema con los conciertos, y escribió lo siguiente:

    "Desde luego que eso de hacer conciertos y recibir aplausos es totalmente ajeno a algo que glorifica a Dios. Eso es ensalzarse a sí mismo, jactarse uno de su propia voz y talento y éxito; hacer un show de uno mismo. Hasta el mundo sabe eso. No glorifica a Dios, y es puramente humano, carnal y egoísta. Un cristiano no debe hacer conciertos de música cristiana, ni buscar ni aceptar aplausos por ella. Si su intención es glorificar a Dios, buscará un método que no tenga el efecto opuesto, se supone. Dar un concierto es ponerse a uno mismo como el protagonista, y los aplausos son señal de aprobación y admiración, y gritar “Aleluya” o “Gloria a Dios” no es una frase mágica para protegerse contra gusanos (Hechos 12:23)".

- Carlos
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

"El que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso". 1 Jn. 5:10
Adan y Eva son el primer ejemplo de personas que creen en Dios pero no a Dios.
 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -  
El Uso Legítimo De La Ley


"Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente" 
1 Ti. 1:8
     Como toda herramienta, tiene su uso correcto por el cual fue diseñado. Así también la Ley. Considera lo que dijo C.H. Spurgeon al respecto:

"Rebaja la Ley, y disminuyes la luz por la cual el hombre percibe su culpa. Para un pecador, esto es una pérdida muy grande, antes de una ganancia; puesto que disminuye la probabilidad de su convicción y conversión... Digo que has privado al evangelio de su arma más potente cuando depones la Ley. Has alejado su ayo, su profesor que ha de llevar a los hombres a Cristo... Nunca aceptarán la gracia a menos que tiemblen delante de la justa y santa Ley. Por lo tanto la Ley cumple un propósito imprescindible y bendito, y no debe ser quitada de su lugar y función".

 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

Dios Demanda Arrepentimiento


Es alarmante que haya seminarios y escuelas "bíblicas" de supuesto corte conservador pero que enseñan que el arrepentimiento era sólo para los judíos y no hay que predicarlo hoy. ¿Cuál ha sido el resultado de ese error? Probablemente nunca en la historia del cristianismo han estado tantos rebeldes religiosos en las iglesias. Falsamente profesan creer,  pero nunca se han arrepentido. Y como la cabra tira al monte, ésos no hacen otra cosa que traer problemas e intentar "legalizar" la mundanalidad en la iglesia.
    El testimonio de la Palabra de Dios está clarísimo. Sin arrepentimiento no hay conversión ni salvación:

El Rey David
Sal. 7:12  “Si no se arrepiente...”
 
Juan el bautista: 
Mt. 3:2  “Arrepentios...”

El Señor Jesucristo:  
Mr. 1:15  “Arrepentíos y creed en el evangelio”
 
Los 12 Apóstoles: 
Mr. 6:12  “predicaban que los hombres se arrepintiesen

El Apóstol Pedro:
Hch. 3:19 “Arrepentíos y convertíos”
2 P. 3:9  “...que todos procedan al arrepentimiento”

El Apóstol Pablo:
Hch. 17:30 “Dios...ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”.
Hch. 20:21 “testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”.
Hch. 26:20 “y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento”.

El arrepentimiento debe seguir la convicción del pecado, y ser acompañado de fe en el Señor Jesucristo como tu Señor y Salvador: Aquel que al morir en el Calvario tomó todo el juicio de Dios por tus pecados. Él murió por ti, resucitó y vive para siempre. Si arrepentido confías en Él, te perdonará y te salvará. “En ningún otro hay salvación” (Hch. 4:12).

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

 El Amor de Dios

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Jn. 4:10).

El amor verdadero es caracterizado por el sacrificio propio. En ningún lugar es esto más evidente que con el amor de Dios (Jn. 3:16). Es un amor sin causa, en el sentido de que no hay nada en los objetos amados que causara que Dios les amara. No somos amables por naturaleza, sino más bien aborrecibles (Tit. 3:3). Sin embargo,  Él nos amó porque Él es amor, y porque Él escogió amarnos.
    Este amor de Dios es incondicional. Con esto queremos decir que el amor divino no se basa en el amor del individuo a Él. No es un amor recíproco. Nuestro amor normalmente responde al amor que otro nos manifiesta. Pero en el caso del amor de Dios, Él nos ha amado pese a la ausencia de amor y amabilidad de nuestra parte. Su amor no se condiciona sobre el amor nuestro a Él.
    El amor de Dios es inmerecido. Ya que es incondicional, no hay nada que podamos hacer para merecerlo. Muchos quieren creer que si se enderezan, si limpian o arreglan sus vidas, entonces Dios les amará porque serán más atractivos. Ésta es una enseñanza errónea y muy típica en las religiones incluso en la cristiandad.
    Para apreciar el amor de Dios debemos lograr comprender más cuál es nuestra propia gran pecaminosidad. Qué lástima que muchas personas, y entre ellas muchos creyentes, tienen un concepto muy pobre de lo pecaminoso que es el ser humano no regenerado. Se fijan en los pecados obvios de los demás, y encuentran cosas que ellos afirman: “yo nunca haría esto”, o “yo no he hecho esto”. Y así no comienzan a ver lo pecaminoso que es su propio corazón. No es tanto lo que hemos hecho, sino lo que somos por naturaleza. Somos pecadores. El pecado mora en nosotros; somos torcidos, contaminados y perversos por naturaleza (véase Mr. 7:20-23). Así que, amados, el pecado no es sólo algo que hacemos, sino el estado natural de nuestro corazón,  nuestra forma de ser, nuestra naturaleza. No somos pecadores porque pecamos, antes al contrario, pecamos porque somos pecadores. Debemos meditar en esto, porque la diferencia entra las dos formas de pensar es muy grande. Con demasiada frecuencia  no comprendemos que la carne no es mejor hoy que el día cuando nos convertimos. No sólo necesitamos perdón de nuestros pecados cometidos, sino también necesitamos ser limpiados y cambiados por dentro. La salvación hace más que perdonar unos cuantos hechos malos, porque es la conversión de la persona. Dios nos perdona, nos limpia, y nos transforma, nos da una naturaleza nueva, de modo que somos nuevas criaturas en Cristo (2 Co. 5:17).
    Así que, aquellos que conocen su propia gran pecaminosidad son los que llegan a conocer y apreciar el amor de Dios (Lc. 15:21; Ro. 5:8). Los que sienten que no merecen el amor de Dios, llegan a conocerlo y ahora pueden apreciarlo (1 Jn. 4:16). “Conservaos en el amor de Dios” (Jud. 21).
Steve Hulshizer, de la revista "Milk & Honey" (Leche y Miel), febrero 2002
  - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -



- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

Atestados de Pecados 

El ser humano, sea adulto o niño, no es bueno ni en el fondo. En Romanos 1:29 Dios describe a la raza humana así: “estando atestados de toda injusticia...” "Atestado" significa lleno hasta no caber más. "Atestar" es hinchar, llenar una cosa apretando mucho el contenido hasta que no cabe más. Llenar hasta rebosar (Lucas 6:38). La humanidad está atestada de toda clase de pecado. Romanos 1:29-31 da un retrato detallado. Nadie se libra. Son pecados de:

1. La mente, los pensamientos, la actitud:
    avaricia          soberbios
    maldad           sin misericordia
    envidia           inventores de males
    necios            malignidades
    desleales        aborrecedores de Dios
    altivos            sin afecto natural
    implacables

2. La lengua, la boca, el hablar:
    contiendas     detractores
    engaños         injuriosos
    murmuradores

3. Los hechos:
    toda injusticia    homicidios
    fornicación        desobedientes a los padres
    perversidad
   
    ¿Te ves retratado en ese análisis divino? No son fallos, errores ni problemillas, sino PECADOS. La humanidad está tan llena, hinchada, que está a punto de reventar espiritualmente! Dios declara: 
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno (Romanos 3:12). Él nos ve y sabe toda nuestra maldad mejor que nosotros. Hay muchos que se creen buenos, pero es porque no se conocen a la luz de Dios. Sólo Dios es bueno, santo y justo, y Él está a punto de mandar ira por nuestros pecados. Romanos 1:32 da la sentencia divina: “los que practican tales cosas son dignos de muerte”.
    Así que, no digas que esperas recibir de Dios lo que te mereces, porque eso sería la muerte. Amigo, no eres bueno, sino fundamentalmente malo, y hay abundantes pruebas de eso en la Biblia. Estás condenado y no te puedes salvar. Pero la buena nueva es que Dios quiere y puede salvarte. Sólo Él puede rescatarte de una condición desesperadamente mala, y de tu “vana manera de vivir”. ¿Cómo? Él mandó a Su Hijo Jesucristo al mundo, para hacer un solo sacrificio por los pecados (Hebreos 10:12). Cristo llevó todos tus pecados, sufrió todo tu castigo, satisfizo la justicia divina, resucitó y ascendió vivo al cielo. Él puede salvarte ahora mismo, para siempre, si arrepentido confías en Él.
 

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

La Música Hoy:  Síntoma de un Gran Problema en las Asambleas


En septiembre de 1994 la portada de una revista de las asambleas norteamericanas (“Interest”) destacó un cantante contemporáneo bien conocido en muchos círculos cristianos. La portada y los artículos presentados en la revista son indicativos del creciente interés en la música hoy en las congregaciones que profesan ser cristianas.
    En tiempo pasado, la portada hubiera destacado una foto de una asamblea nueva o quizás un obrero pionero que sacrificó mucho para predicar el evangelio de Cristo. El nombre de la revista: “Interest” – es abreviado de “Cartas de Interés de Obreros”. Pero eso se les ha olvidado. Hoy muchos cristianos saben más de artistas contemporáneos y su música que de la obra del Señor. Para muchos, esos artistas y celebridades son los nuevos gigantes de la fe.
    No toda música contemporánea es ofensiva ni inaceptable, pero mucho de ella es simplemente el mundo entrando en la iglesia bajo la etiqueta “cristiano”. El llamado “rock cristiano” y “rap cristiano” son ejemplos primarios de eso, pero hay mucha otra música que también cabe en la categoría de “mundana”. De hecho, casi todo tipo de música cristiana contemporánea es sospechosa debido a la gran ganancia económica de los que quieren llamarla un “ministerio”, cuando realmente es un negocio.
    La música tiene su lugar correcto y apropiado en la Iglesia y en la vida del creyente.  Eliminar toda música está lejos de la mente de Dios. Es importante cantar en la congregación himnos de alabanza y testimonio. Pero en algunas asambleas al comienzo de las reuniones la gente a penas canta, y el tiempo de cánticos es considerado como un periodo de gracia para los que llegan tarde. En la cena del Señor los himnos deben ser de alabanza y adoración, centrados en Cristo, y no de testimonio, invitación o consagración personal. Antes del estudido bíblico o la prédica del evangelio, los himnos bien seleccionados establecen el tono para el mensaje que viene a continuación. Pero en muchas congregaciones la pobre participación y mala forma de cantar simplemente indican falta de interés de parte del pueblo del Señor. Por otra parte, cantar bien glorifica al Señor y es un estímulo para cualquier predicador.
    También los cánticos son importantes en la vida personal del creyente. La música puede ser edificante y dar ánimo, cuando es producto de un corazón que rebosa de la bondad y gracia de Dios. Un santo sin música en su corazón es uno que falta en el gozo del Señor y Sus bendiciones (Ef. 5:18-20). Pero una cosa es cantar de corazón para el Señor, y otra es andar con auriculares puestos escuchando “los 40 principales canciones cristianos”, que simplemente imita lo que hacen los del mundo. La música no es para divertirnos.
    Esto nos conduce a ver un problema común con mucha música “cristiana” en nuestros tiempos. No ha sido compuesta para ser cantada por creyentes normales y corrientes, ni por una asamblea de creyentes. ¡La componen para ser interpretada por artistas profesionales! Está pensada como espectáculo, para diversión, para que uno con talento especial cante y los demás oigan y admiren. Muchas canciones no pueden ser cantadas por la congregación simplemente porque la música es demasiada difícil de seguir.
    Hoy muchos cristianos francamente no se dan cuenta del aspecto comercial de la “música cristiana”. Muchos jóvenes y jóvenes adultos, habiendo sido criado en ese ambiente de música contemporánea al estilo del mundo, lo consideran normal porque es lo que siempre han visto. Pero “común” y “bíblico” son cosas distintas. Miles de cristianos han viajado miles de kilómetros y pagado millones para asistir a “conciertos cristianos”. Pero muchas de esas personas no son capaces de llegar a las reuniones normales de la asamblea, ni de sentarse para escuchar un estudio bíblico que dure más de veinte minutos. ¡Se aburren!  Y gastan millones en CDs, más de lo que ofrendan para el progreso del evangelio, y tienen una colección enorme de música, pero a penas tienen un libro de edificación espiritual.
    Pese a esos grandes gastos disproporcionados, hay multitudes de bebés espirituales en las iglesias hoy. Andan con los auriculares puestos divirtiéndose con su musica, pero no crecen ni maduran porque es imposible hacer esto mediante la música. Tienen poco conocimiento de Dios, y su diesta espiritual, lenguaje, intereses, prioridades y diversiones son iguales o muy similares a los del mundo. Muchas cosas pueden contribuir a su falta de crecimiento, pero alguien bien ha dicho que somos lo que comemos. Cuando uno escucha constantemente la música que tan a menudo es escuchada hoy, con letra superficial, más romántica que bíblica, no es extraño que no crezca mucho. Su música favorita no solamente copia al mundo, sino que en algunos casos su mensaje es biblicamente incorrecto. Una dieta de esa música liviana dejará a la persona malnutrida e inmadura.
 
concierto de Marcos Vidal y Danilo Montero -- no apto para consumo de creyentes
Muchos artistas dirigen su llamado “ministerio de música” más como un negocio que otra cosa. ¿Cómo se sentirían los creyentes si los predicadores vendieran entradas y demandaran garantías de ingresos y “gastos por adelantado” antes de compremeterse a predicar? ¿Cómo sería si se pidiera cinco o diez mil dólares por “actuación” como hace un bien conocido grupo de cantantes “cristianos”? Son obvias las respuestas, sin embargo mucho evangélicos no acaban de ver cuánto comercio tienen montado los músicatraficantes. Se han metido en congregaciones como los cambistas y vendedores de aves y ovejas en el templo, a los que el Señor sacó dos veces a latigazos y con violencia y enojo.
    No hay que decir mucho acerca de la apariencia de muchos “artistas evangélicos”. Muchos de los que aparecieron en los “Christian Music Awards” – el programa de los premios de música cristiana –  parecían copias calcadas de las super-estrellas del mundo. ¡Es una escena penosa que nada tiene que ver con el cristianismo bíblico!
    Pero existe ahora un interés quizás más grande que él de la música. F. B. Meyer bien dijo acerca del declive espiritual: “una fase del declive espiritual es cuando intentan negar toda sugerencia de su existencia”. Así es también hoy con muchos respecto a la música cristiana. No ven el problema. A pesar de la preocupación expresada por hermanos maduros y veteranos, muchos defienden la misma música que contribuye a su inmadurez y superficialidad, y a menudo desprecian a los que les animan a guardar un régimen más espiritual (Pr. 9:8). Tristemente, andan adulando las virtudes de lo que les esclaviza, e insisten fuertemente que esa música es espiritualmente edificante. Pero su falta de crecimiento espiritual demuestra que lo contrario es la verdad (He. 5:14).
   
Se podría pasar mucho tiempo debatiendo la música como si fuera el problema principal hoy en la Iglesia. Pero la verdad es que ella sólo es síntoma de otro problema mayor – el de la iglesia de Laodicea – la cegüera espiritual. Una iglesia superficial y ciega profesa tenerlo todo, y no ve que necesita el consejo y discernimiento de la generación de sus ancianos. Muchos hoy piensan que la iglesia avanza y están ciegos respecto a su horrible condición. Su infatuación con la diversión musical y su falta de hacer caso a las señales de aviso indican su falta de salud espiritual.
    Una música mejor no curará a la Iglesia de esa enfermedad. La curará la confesión de su orgullo y mundanalidad, y un retorno a Dios y Su Palabra. Muy francamente, hasta que sucedan esas cosas, no tendrán éxito los intentos de persuadir a la iglesia laodiceana.

Steve Hulshizer, tradicido y adaptado del artículo en “Milk & Honey” (“Leche y Miel”) en noviembre de 1994.
 
 
 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 
“Sólo una vida, pronto pasará,
Sólo lo hecho para Cristo durará”.

C. T. Studd

  - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -


  “Para Dios, un anciano en una asamblea significa más                que el gobernante de una nación”.

“La iglesia local es más importante para Dios y Su pueblo 

que el imperio más grande del mundo”.
William MacDonald

 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

EL CRISTIANO Y LA POLÍTICA
Capítulo 4

 Nuestra Obligación Y Responsabilidad

Los políticos son impotentes e incapaces de lograr victoria sobre el pecado. La historia nos enseña esto. Algunos hacen sus campañas publicitarias y programas de obras sociales, declarando una guerra contra la pobreza, o contra la droga, o contra el analfabetismo, pero no contra el pecado.
    Recordemos, el problema fundamental es el pecado, y está arraigado en el corazón humano. Todos los demás son síntomas del pecado, su fruto amargo. Generalmente los políticos conceden que no pueden eliminar el pecado, pero todavía insisten que los cristianos tienen una responsabilidad humana u obligación moral a involucrarse (enredarse) en el gobierno y la política como medio de restringir la maldad. En algunos países el gobierno requiere por ley que los ciudadanos voten, aunque en la mayor parte del mundo votar es opcional.
    Pero según los activistas, votar y apoyar a los candidatos no es opcional. Insisten que es obligación, y amenazan que si no te metes, prevalecerá el mal. Uno de sus dichos frecuentemente empleado es la cita de Edmund Burke: “Para que triunfe el mal basta que los hombres de buena voluntad no hagan nada”. Con eso quieren culparnos del triunfo del mal si no nos metemos en la política, si no intentamos reformar para bien el gobierno. Tiene un fallo muy gordo, y es que supone que los creyentes separados de la política no hacemos nada. ¡Incorrecto! Y otro gran fallo es que no podemos cambiar el mundo (véase apéndice 3 del libro). Irá de mal en peor, cada vez más degenerado, hasta que venga el Señor. Así que, hacemos lo que el Señor manda, y eso es, según Mateo 28:19-20, ocuparnos de predicar el evangelio y hacer discípulos. ¡El Titanic se hunde, y hay que salvar a cuantos podamos antes del triste final!
    ¿Qué proponen ellos? Asistir a un banquete donde cobran como mil dólares o más por persona para recaudar fondos. Repartir literatura para el partido. Contribuir tu tiempo trabajando en la campaña. Poner un letrero delante de tu casa, o en el parachoques de tu automóvil. Ir puerta a puerta y animar a la gente a votar. Presentarte tú como candidato, ¡pues podrías hacer mucho bien a mayor número de personas en el gobierno que en tu congregación! Dicen: “Necesitamos a buenos cristianos en el gobierno”. ¿Tenemos los cristianos tales obligaciones? ¿Qué dicen las Escrituras?
    La Biblia nos declara con palabras llanas que como cristianos tenemos la obligación de obedecer las leyes (Ro. 13:1; 1 P. 2:13), orar por los que están en autoridad (1 Ti. 2:1-2), respetar y honrarles (Ro. 13:7; 1 P. 2:17), y pagar nuestros impuestos (Ro. 13:7). Pero no hay ni un texto bíblico que diga que tenemos una “obligación moral” de meternos en la política o en el gobierno. No hay ni siquiera uno. Por encima de esas obligaciones al gobierno, el Señor nos llama a proclamar las buenas nuevas del evangelio. Pensemos un poco en nuestras obligaciones a orar y proclamar el evangelio.
    En primer lugar, es la responsabilidad, obligación y privilegio de todo creyente ORAR como el Señor nos enseña en 1 Timoteo 2:1-2 y otros pasajes. Esta tremenda responsabilidad es a menudo descuidado por muchos que profesan creer. Para vergüenza nuestra, la reunión de oración es la reunión menos asistida de la iglesia, y no hay buena excusa para eso. Muchos simplemente no tienen interés. Otros dicen que están cansados o no tienen tiempo, pero no usan esas excusas para no votar. Preguntamos a los activistas cristianos, ¿cuán regular, consistente y fervorosas son sus vidas de oración en privado? ¿Se dedican continuamente a la reunión de oración en su congregación? Si no, deberían tener vergüenza de hablar a los demás de responsabilidades y obligaciones. Pero los activistas describen la participación en la política o el gobierno como “poner pies a sus oraciones”, o “a Dios rogando y con el mazo dando” – dichos populares pero no  bíblicos. ¿Pero cuántos activistas asisten con regularidad a la reunión de oración? E. M. Bounds escribió un libro excelente titulado: El Arsenal de la Oración. Pero aun las armas más potentes no hacen nada si no las usamos.
    En lugar de poner pies a las oraciones, pongamos rodillas. ¿Qué si también ayunamos? Dios nos manda y anima a orar, pero no a votar. Piensa en esto: podríamos hacer más en cinco minutos de rodillas orando a Dios que en cinco minutos en una cabina de votación. Como bien dijo William MacDonald: “Cambiamos el equilibro del poder a través de la oración”. Así que, ¿por qué ofrecen los activistas transporte a las reuniones políticas y centros de votación, pero no a las reuniones de oración? Si miramos la oración en la vida personal de muchos, y su asistencia y participación en los cultos de oración, sabremos por qué los que profesan ser cristianos se van a la política. Francamente, porque creen que la política da resultado, y la oración no. ¿Qué clase de cristianismo es ése?
    Segundo, creemos firmemente que es nuestra responsabilidad humana y obligación moral ir a todo el mundo y predicar el evangelio a toda persona (Mr. 16:15). Como mencionamos antes, debemos seguir el ejemplo de los primeros cristianos, que según Hechos 8:4 “iban por todas partes anunciando el evangelio”. Si realmente creemos esto, también creemos que podemos hacer más yendo a las puertas para hablar de Cristo, o repartiendo literatura evangelística, que yendo a las puertas o distribuyendo literatura a favor de un partido o candidato. ¿Para cuál campaña debemos trabajar y dedicar recursos? ¡La del evangelio!
    Sentimos tristeza y vergüenza ajena al ver a los que han sido engatusados a gastar tiempo, dinero y fuerzas en la política. Trabajan incansablemente, hablan con devoción y fervor del partido, sus proyectos, los candidatos y los votos. Lo hacen de manera tan buena que no tienen a penas tiempo para testificar para Cristo como hacían los primeros cristianos. Se han dejado enredar. ¿Cómo puede un hombre pretender ser misionero, o anciano en una iglesia, cuando se enreda en la política y el gobierno? Debe escoger entre la obra del Señor, y la del mundo, y comprometerse exclusivamente de una vez. Es aun peor cuando su propia congregación está en dificultades y necesita ayuda, o cuando consideramos la tremenda cantidad de trabajo que queda por hacer, estableciendo y edificando asambleas del pueblo de Dios en todo el mundo. La Palabra de Dios manda claramente: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mt. 6:33), pero los que se entregan a la política no pueden ser obedientes, por mucho que digan que sí. “Ninguno puede servir a dos señores” (Lc. 16:13).

    No daré al mundo mi corazón
    Y luego profesar Tu amor;
    No gastaré en otros mis fuerzas,
    Y entonces dedicarme a Tu servicio.

    No iré con celo y rapidez
    A hacer los mandados del mundo,
    Y luego cansado subir hacia ti,
    Con pies cansados y paso lento.
Traducido del himno “Lord, In The Fullness of My Might”, por Thomas H. Gill (1869)

    Insisten que debemos participar en la política y el gobierno para combatir el humanismo. Podemos estar de acuerdo que ningún verdadero discípulo de Cristo puede favorecer cualquier forma ni credo del humanismo. Sin embargo, es un proceder favorito de los activistas alarmar a los cristianos con reportajes y estadísticas de cómo los humanistas están tomando control del gobierno y qué pasará cuando logren esto. Proponen entonces que todos debemos movilizarnos. Los mejores preparados deben presentarse para puestos en el gobierno, y todos como mínimo deben votar a los candidatos cristianos o pro cristianos. La idea es organizar un poderoso bloque de votadores. Con esa finalidad publican informes y guías para los votadores cristianos, dando el perfíl y la posición política de cada candidato. Esto, por supuesto, sólo sucede en paises donde hay libres elecciones y el llamado “proceso democrático”. Los Estados Unidos, desgraciadamente, nos provee de multiples ejemplos del activismo cristiano equivocado. ¡No deben ser imitados por otros países! Por ejemplo, se les dijo a los profesados cristianos en la década de los 80 que deberían votarle a Reagan, porque era buen cristiano, favorecía la oración en las escuelas públicas, y se oponía al aborto. Así que, tras no cuatro sino ocho años en la Casa Blanca, ¿cuál de esos dos asuntos fue resuelto a favor de los cristianos? ¡Ninguno! Además, nadie sabía hasta después que el presidente solía someter su agenda y la de la nación a la influencia oculta de la astrología, porque su esposa Nancy echaba cartas astrales para guiarle. Es sólo un ejemplo. Otro sería el infame presidente inmoral y mentiroso Bill Clinton. Antes de la elección dijeron que era un creyente bautizado y miembro de una iglesia bautista. Después de la elección comenzaron a salir los escándalos. Abundan ejemplos de ignorancia e incredulidad en el gobierno. En otros países preguntan: “¿Realmente creen los estadounidenses que todos sus presidentes, senadores y estrellas de deporte son cristianos? ¿Son tan ingenuos y fáciles de manipular?”
    Frecuentemente se escucha publicidad para atraer el voto de la “comunidad cristiana” o “bloque evangélico” (¡quién sabe qué son esos!). Dicen que tal candidato es “un cristiano”. Algunos activistas sí parecen creer que todos los candidatos de su partido son cristianos. ¿Qué harán cuando un musulman, mormón, ateo o creyente en la nueva era representa su partido? Países como Australia, Alemania e Italia tienen partidos llamados: “Cristiano Demócrata”. Pero me desvío del tema.
    El problema principal no es las sorpresas que dan los oficiales elegidos. Es algo peor: la idea básica de luchar contra el humanismo en el gobierno empleando lo que equivale al humanismo cristiano – es decir – presentando otros hombres como la solución. El ser humano tiene ideas, esperanzas y promesas, pero ¿tiene respuestas? La historia humana da una respuesta.
    Pero siguen tocando el tambor de la responsabilidad humana, usando un argumento de reducción al absurdo. “¿Qué debemos hacer entonces, quedarnos sentados en la congregación y dejar que el mundo vaya de mal en peor?” Insisten que no podemos tomar una postura tan pasiva e ingenua frente a los problemas. Dicen que nuestra responsabilidad es votar, hacer campaña para ciertos candidatos, y aun presentarnos como candidatos, para que haya cristianos en el gobierno. Gritan: “responsabilidad humana”, y “obligación moral” con el propósito de presionarnos y movernos a participar en el proceso político. A ojos de ellos, si no lo hacemos somos ciudadanos irresponsables. Nos acusan de tomar posiciones extremistas porque nos separamos del sistema de este mundo y dedicamos nuestros esfuerzos a la propagación del evangelio.
    Dicen que padecemos de corta vista y desequilibro, que somos demasiado espirituales. En estos días de “equilibro” y lo “políticamente correcto”, llamarle a alguien extremista o desequilibrado es como si le dijeras: “hereje” o le colgaras el sambenito. Pero al leer el Nuevo Testamento, encontramos que los cristianos primitivos, en los días de los apóstoles, no se metían en partidos y gobiernos, no sólo porque no podían sino porque sus amores y prioridades eran otros. Repetimos: “...iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hch. 8:4).   
    Otro argumento de activistas es: “Si no votas, entonces luego no te quejes del gobierno”. Es otro cliché de la ciencia política, usado para meternos vergüenza y motivarnos a enredarnos. Pero respondemos que no nos quejaremos, porque es pecado quejarse, murmurar y maldecir al príncipe (Éx. 22:28). ¡Ni los que votan tienen derecho a hablar así! Oraremos y clamaremos al Señor. Haremos conocidas nuestras peticiones y quejas delante de Él. Nuestro lugar es el salón de oración, no la cabina de votación, la reunión de oración, no el mitín político. ¿Y no es curioso que los que tanto se animan en las campañas y la votación son los que más vocalizan sus quejas? Piénsalo.
    Otra táctica es el uso de ese refrán que mencionamos antes, de Edmund Burke, escritor, filósofo y político, considerado el padre del liberalismo-conservadurismo británico: “Para que triunfe el mal basta con que los hombres de buena voluntad no hagan nada”. Este dicho deja a algunos buscando una respuesta adecuada, pero no el hermano William MacDonald, que escribió lo siguiente:

    "Los que dicen “sí” a la política invariablemente citan el aforismo familiar: “Para que triunfe el mal basta con que los hombres de buena voluntad no hagan nada”. Si eso no les gana el argumento, entonces citan a José, Moisés y Daniel como ejemplos de creyentes que estaban metidos en el sistema político".
    "Aunque suena convencedor el maxim, debemos recordar que es un dicho de sabiduría humana, no revelación divina. No debemos otorgarlo la autoridad de las Escrituras. Y respecto a José y Daniel, nunca se presentaron como candidatos para una elección, sino sirvieron, como cautivos, como empleados del gobierno. Moisés fue más un tábano al gobierno que parte de él".

"La Respuesta Bíblica
    Si vamos a la Palabra buscando respuesta, ¿qué hallamos? El Señor Jesús no se involucró en la política. Realmente se encontró en relación adversa al sistema. Sus discípulos tampoco se metieron en la política. ¿Perdieron lo mejor que Dios tenía para ellos porque concentraron en el evangelio? El apóstol Pablo no participó en la política. Su fidelidad a su llamamiento y su mensaje le puso en contra de la sociedad farisaíca".
    "Jesucristo enseñó que Su reino no es de este mundo (Jn. 18:36). Dijo a sus hermanos incrédulos: “No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas” (Jn. 7:7). El apóstol Juan nos recuerda que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19). Y la política es parte del sistema del mundo".
    "Tenemos que separarnos del mundo para influirlo (2 Co. 6:17). Arquimedes dijo que podría mover el mundo si consiguiera un fulcro fuera del mundo. Debemos colocarnos fuera del sistema del mundo si queremos moverlo para Dios".
    "Pablo insistió que “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2 Ti. 2:4). Todo creyente está o debe estar en servicio activo. No debe dejarse distraer ni enredar por las cosas de la vida".
    "La política es corrupta. Es un sistema de concesiones y transigencias. Se toman decisiones en base a lo que es expediente, en lugar de lo que es correcto. Se basa en principios humanos, no divinos, y funciona por ellos. El finado senador Vandenburg de Michigan (EE.UU.) dijo: “La política es por naturaleza corrupta. La iglesia no debe olvidar su verdadera misión ni intentar participar en la arena de asuntos humanos donde será un competidor pobre...perderá su pureza de propósito si participa”.
    "Creemos de todo corazón que debemos ser cristianos responsables, y que ser irresponsable sería un pecado. Pero recuerda, la Biblia define esa responsabilidad, no los profesores universitarios, los filósofos, los de ciencia política ni la publicidad de una campaña. “Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso” (Ro. 3:4)".

Del libro El Cristiano Y La Política, por Carlos Tomás Knott
para obtener un ejemplar del libro en español o inglés: www.editorial-berea.com