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domingo, 31 de agosto de 2025

En Esto Pensad - septiembre 2025

 Enoc

por J. Alan Davidson


Enoc agradó a Dios (He. 11.5)

El primer hombre, Adán, se escondió de Dios. El “séptimo desde Adán” (Jud. 14), caminó con Dios. “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto” (Gn. 3.8). Adán tenía todas las oportunidades para caminar con Dios en las circunstancias más agradables, pues su entorno era el Paraíso.  Podía explorar los verdes prados del jardín, los valles de hierbas que daban semillas, las aguas llenas de vida, el cielo poblado de todo tipo de aves y los árboles que daban frutos. Podía oír la voz de Dios y caminar con Él, el Creador, junto a los ríos que salían del Edén. Adán debía labrar y guardar ese hermoso huerto (Gn. 2.8).Dios le concedió el privilegio de poner nombre a los seres vivos. La tierra producía oro, bedelio y ónice (Gn. 2.12). Dios declaró que todo lo que había hecho antes de crear al hombre era “bueno” (Gn. 1.25). Sin embargo, cuando creó al hombre y a la mujer, dijo “bueno en gran manera” (Gn. 1.31). Proporcionó a Adán una ayuda idónea, que había sido formada por la mano de Dios y probablemente era la mujer más hermosa que jamás había existido. Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, Adán pecó. “El Señor Dios llamó al hombre y le dijo. ¿Dónde estás tú?” (Gn. 3.9). Pero, “el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto” (Gn. 3.8).



“Caminó Enoc con Dios” (Gn. 5.22)

    Enoc caminaba con Dios habitualmente. Esta sencilla y breve afirmación revela la integridad de su vida. Vivía bajo la mirada de Dios, hablaba con Dios y no daba un paso sin apoyarse en Él. Dios era su guía en cada paso, por lo que no dio ninguno en falso ni se desvió de su camino. No tenía un corazón dividido por la doblez, ni doble ánimo (Stg. 1.8; 4.8), ni hablaba con doblez (Sal. 12.2), ni era hipócrita, ni cambiadizo. La compañía de Enoc era cercana, su comunión era dulce, su enfoque era claro y su camino con Dios era recto. Adán vivió 308 años después del nacimiento de Enoc. Es posible que Adán le contara la experiencia del Edén, pero Enoc vivió en circunstancias completamente diferentes.  La humanidad estaba ahora marcada por una gran maldad, había una rebelión abierta contra Dios y una manifiesta perversión sexual. En aquellos días de los antediluvianos, hubo una explosión demográfica de gente vil, tiranos y violencia.

“Caminó, pues, Enoc con Dios” (Gn. 5.24, repetido para enfatizar)

    Esto contrastaba enormemente con Caín, que era un fugitivo y un vagabundo que se apartó y habitaba en la tierra de Nod (que significa “errante”) al este del Edén. La gente buscaba migrar, vivir aventuras y sentir emoción. El desarrollo de la sociedad trajo consigo la construcción, el comercio, las artes, la música ruidosa, el placer y el entretenimiento. Estaban llenos de odio e inventaban armas de destrucción desafiando el castigo de Dios por el pecado. Enoc era como un oasis verde en medio de este desierto de corrupción. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado” (Sal. 1.1).

Dios dijo:
“Anda delante de mí y sé perfecto” (Gn. 17.1), es andar con sinceridad; 

“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis” (Dt. 13.4), es decir, andar con obediencia);

“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” (Col. 2.6), es decir, andar en comunión. 


    Así, en el Nuevo Testamento leemos: 
    “Por fe andamos” (2 Co. 5.7)
    “Andad en el Espíritu” (Gá. 5.16)
    “Andad en amor” (Ef.  5.2)
    “Andad sabiamente” (Col. 4.5)
    “Andamos en luz” (1 Jn. 1.7); y “en la verdad” (3 Jn. 4)

    En esta referencia a Enoc hay algo más que una mera conformidad exterior. Se trata de la dicha de la compañía celestial. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3.3). Esto evoca la idea de intimidad, de comunión con Dios, de gozo abundante y de descanso perfecto, como ante el propiciatorio. Esta es la realidad del verdadero sacerdocio. A Enoc podemos aplicar las palabras de Malaquías sobre su relación con Dios: “La ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad” (Mal. 2.6). Enoc vivía en aquel mundo malvado y miserable de la época anterior al diluvio. Era un sacerdote y adorador, y vivía en comunión con Dios. 

    Querido amigo lector y apreciado compañero creyente: ¿Lamentas tu distancia de Dios? A menudo nuestra vida de oración es infrecuente, vaga y carente de sentido. Nuestra adoración no se centra en Cristo. El corazón está frío y el Espíritu se entristece.  De alguna manera, nos hemos desviado del camino, nuestros pensamientos se han alejado y nuestra mirada se ha vuelto mundana. No nos disculpemos diciendo que nadie es perfecto. Recordemos que, aunque era un ser humano como nosotros: “Enoc caminó con Dios”.    continuará, d.v. en el número siguiente

el hermano J. Alan Davidson reside en Irlanda del Norte
su artículo fue traducido de la revista Assembly Testimony

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 Suposiciones erróneas sobre la psicoterapia


viene del número anterior 

Un refrán español dice: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Tiene muchas aplicaciones, y una de ellas es sobre la psicología. Martin Bobgan apunta las siguientes falsas suposiciones sobre la psicología y la psicoterapia:
    “Un primer paso para evitar ser intimidados o engañados por la psicología es el de contemplar con seriedad alguna de las falsas asunciones de la misma. Las personas que creen en estas asunciones populares sobre la psicología a menudo no saben dónde se originaron ni que estás ideas son meramente opiniones humanas. Por lo tanto, cuando estas ideas son combinadas con la Escritura, la gente asume erróneamente que son bíblicas. Las siguientes son algunas asunciones falsas que no tienen base bíblica ni científica.


· El id, ego y superego son partes reales de la psiquis humana.
· La mente inconsciente de la persona dirige su comportamiento más de lo que lo hace la mente consciente.
· Los sueños son indicios para entender al inconsciente, y a la persona misma por lo tanto.
· El comportamiento actual es determinado por conflictos no resueltos de la niñez.
· Las personas se encuentran en una negación debido a que han reprimido memorias no placenteras hacia el inconsciente.
· Se debe culpar a los padres por la mayoría de los problemas.
· La gente necesita conocer su pasado para poder realizar cambios significativos en sus pensamientos, actitudes, y acciones.
· Los niños deben pasar exitosamente a través de sus “etapas psicosexuales” de desarrollo, de lo contrario más adelante sufrirán una neurosis.
· Si es que voy a experimentar un cambio significativo, debo recordar y reexperimentar los incidentes dolorosos del pasado.
· Los primeros cinco años de vida determinan lo que la persona será cuando crezca.
· Todo lo que me ha sucedido está localizado en mi inconsciente.
· La gente utiliza mecanismos de defensa inconscientes para afrontar la vida.
· La gente necesita atribuirse valor a sí misma.
· La gente necesita una autoimagen positiva.
· La mayoría de los problemas se deben a la baja autoestima.
·La gente necesita una autoestima alta. Necesita sentirse bien consigo misma.
· El propósito principal de Dios es el de satisfacer las necesidades que las personas sienten.
· Los cristianos pueden aprender mucho sobre sí mismos estudiando a teóricos de la psicología como Sigmund Freud, Carl Jung, Alfred Adler, Carl Rogers, y Albert Ellis.
· Los cristianos deben formarse en psicología para poder ayudar de verdad a las personas.
· La gente necesita formarse, cursar estudios en consejería bíblica, ya que conocer la Biblia no es suficiente para ayudar a las personas con problemas graves.
· El mejor consejero es el que usa tanto la psicología como la Biblia.
· Alcohólicos Anónimos fue iniciado por cristianos y se basa en principios cristianos.
· Alcohólicos Anónimos y otros grupos de recuperación son necesarios para que los cristianos superen sus adicciones.
· El conocimiento de los tipos y los test del temperamento puede ayudar a los cristianos a entenderse mejor.
· Los psicólogos y terapeutas profesionales son mejores que los amateurs al lidiar con los problemas mentales, emocionales y de comportamiento.
· La gente debe pagar para obtener la mejor ayuda posible para los problemas mentales, emocionales y de comportamiento.
· Pagar por la consejería y terapia profesional motiva eficazmente a la gente a mejorar.
· La capacitación, credenciales y experiencia del psicoterapeuta son factores importantes para ayudar eficazmente a los demás con los problemas de la vida.

 

Fragmento del libro por Martin y Deidre Bobgan, Competent to Minister: 
The Biblical Care of  Souls 

(Santa Barbara, CA: EastGate Publishers, 1996), pp. 200-201.

 


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 El Hombre Bendito


 J. B. Nicholson Jr.

Las imágenes de nuestro Señor en la Palabra son muchas y variadas, tomadas de todos los ámbitos. Él es el sol y la estrella de la astronomía; el león, el cordero, el gorrión y la cierva de la zoología; la piedra cortada sin manos y la roca golpeada de la geología. Sus títulos provienen de la medicina y la arquitectura, de la cocina y el ejército, de la realeza y el servicio.
    La botánica aporta más de lo que le corresponde. Él es “la raíz y el linaje de David” (Ap. 22.16); “el Renuevo” (Zac. 6.12); “la vid verdadera” (Jn. 15.1); el grano de trigo (Jn. 12.24) y la planta de renombre (Ez. 34.29). Podemos añadir la rosa de Sarón y el lirio de los valles (Cant. 2.1); un manojo de mirra y un racimo de flores de alheña (Cant. 1.13-14); así como Su condición de “primicias de los que durmieron” (1 Co. 15.20).
    En el Salmo 1, se le describe como un árbol. ¿Podría alguien objetar nuestra sugerencia de que esta descripción del Hombre Bendito es una representación del Señor Jesús? Si bien es benditamente posible que todo creyente confíe en los recursos espirituales que nos hacen semejantes al Hombre Bendito, ¿quién más podría ser descrito como un hombre que no se desvía por nada, agrada a Dios en todo y prospera en todo?
    El salmo se divide fácilmente en dos partes. Los versículos 1 al 3 describen cómo es el hombre bendito; los versículos 4 y 5 muestran en qué no se parece, y el versículo 6 presenta la conclusión de Dios. En el versículo 1, se le conoce por tomar las decisiones correctas: “Has amado la justicia y aborrecido la maldad” (He. 1.9). En el versículo 2, se le conoce por tener los deseos correctos. Se deleita en lo que Dios dice y piensa en Su palabra a todas horas. En el versículo 3, ha encontrado el lugar adecuado para florecer en su temporada, siempre verde. Este es el triple secreto del éxito: todo lo que hace prospera.
    Los impíos no son dignos: son paja sin valor en lugar de árboles fructíferos; son esparcidos por el viento en lugar de ser alimentados por el agua; son expulsados de los salones de la justicia y de la comunión de los justos en lugar de elegir alejarse de las asociaciones pecaminosas. Su destino es la perdición. Demos gracias a Dios por el hombre bendito. Todos éramos impíos antes de conocerlo. Ahora Él nos ha bendecido con Su propia vida, y nosotros también podemos mostrar nuestra lealtad, conocer Su Palabra, crecer y dar fruto para Él junto al río que sale de Su trono.

J. B. Nicholson Jr., del libro Day by Day Christ Foreshadowed 
(“Figuras de Cristo de día en día”), Precious Seed Publications.

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El Peregrino y los Peligros  (parte 2)
Lucas Batalla


viene del número anterior

Texto: Génesis 12.10-20
El verso 17 informa de que Jehová tuvo que intervenir para poner fin a la locura de Faraón y de Abraham. “Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram”. Si Dios no hubiera intervenido Dios, la situación y el fracaso habrían sido mucho peores.  Estas fueron las primeras plagas de Egipto, que provocaron la salida de Abraham y Sara del país.
    Así que, Faraón el pagano reprendió a Abraham el patriarca (vv. 18-19), y lo hizo a través de tres preguntas:  


    1) “¿Qué es esto que has hecho conmigo?”  
    2) “¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?” 
    3) “¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer?” 

 
Y el rey de Egipto le dijo: “Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete” (v. 19). Dios utilizó la voz de Faraón, un incrédulo, para guiar a Abraham, pues le dijo: “Vete”. El verso 20 dice que le acompañaron, es decir, hasta la frontera, para asegurarse de que se fuera. Parece que incluso esos egipcios entendían el valor de la separación.
    Al ir a Egipto y practicar el engaño, le salió el tiro por la culata. Podríamos describir el resultado con otra figura, y decir que salió de Egipto, rumbo a Israel, como un perro con el rabo entre las piernas. Fue avergonzado por sus errores. Ahora bien, en nuestro caso debemos recordar que, cuando cometemos errores, no basta con decir que no somos perfectos, para disculparnos, ni debemos atacar a otros y señalar sus errores, sino que debemos corregir los nuestros. Si estamos en un lugar o una situación como resultado de nuestra propia lógica e insistencia, y no porque Dios nos haya guiado, debemos volver al lugar donde Él quiere que estemos.
     “Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev”  (Gn. 13.1), a la tierra a la que Dios le había enviado. Volvió a la voluntad de Dios, como dice el verso 4, “al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová”. Durante su estancia en Egipto, no oraba ni edificaba altares. Estaba fuera de comunión. Pero Dios no lo abandonó, sino que lo corrigió y enseñó, como hará también con nosotros.
    Pero en la tierra prometida, tenía dos problemas: 1) “y con él Lot” (13.1), alguien que no debía estar ahí, y  2) las riquezas que había adquirido en Egipto: “todo lo que tenía” (v. 1). Los versos 6 y 7 relatan que “la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar” (v. 6), y a raíz de eso hubo contienda. Pero recordamos que la tierra era suficiente para Abraham, pues Dios no había invitado a Lot. Esos problemas venían en parte por las riquezas de Egipto, y también por la presencia de Lot, que fue la desobediencia mencionada en Génesis 12.4. Quizás fue una decisión sentimental, pues son muchos los creyentes que favorecen indebidamente a sus familiares y amigos. Entonces parece que Abraham comenzó a ver este problema, y por eso dijo a Lot (vv. 8-9) que escogiera otro lugar y que se apartara de él. Estaba rectificando su error que cometió años atrás y que finalmente llevó a su separación.
    El verso 11 informa de que Lot, en lugar de actuar con desinterés y deferencia, “escogió para sí” todo lo que le parecía bonito y provechoso en la llanura del Jordán. Anduvo por la vista, no por fe, pues recordamos que no siquiera debía estar ahí, ya que debía haberse quedado en Ur de los caldeos. Lot salió de Ur, fue a Egipto, y luego se fue acercando cada vez más a Sodoma, donde al final dejó de vivir en una tienda y se instaló en una casa. El verso 13 dice: “Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera”. Vemos a Lot y a su mujer como personas sin criterio espiritual, y conocemos el triste final de su historia.
    Sin embargo, en los versos 14-17, Jehová volvió a hablar con Abraham después de separarse de Lot. Nunca habló a Lot, pero a Abraham le bendijo, y le prometió toda la tierra (vv. 14-15), una descendencia innumerable (v. 16), y le mandó: “Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré” (v. 17). No habló con Lot ni le dio nada. Esta tierra no se la ha prometido nunca a nadie más. Los llamados “palestinos”
1 son como los “ocupa” en España que invaden y viven en lugares que no son suyos. Dios da la tierra solamente a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. 
    Finalmente, en el verso 18 se lee: “Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”. Vivía siempre en tiendas, como peregrino, y ahí edificó otro altar, que simboliza su testimonio y comunión con Dios. Hebreos 11 describe su vida de fe: “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (vv. 9-10). Lot no habító por la fe en ningún lugar. Vivió en una casa en la ciudad perversa de Sodoma, pero Abraham seguía como peregrino, esperando la ciudad celestial que Dios prepara para todos los Suyos. Hermanos, no nos dejemos enredar en las cosas de este mundo, ni en amistades o relaciones familiares que perjudiquen nuestra vida espiritual.

de un estudio dado por Lucas Batalla 

  No hay ningún grupo étnico identificado como "palestino", pues los que han asumido ese título proceden de los países árabes alrededor de Israel, a veces expulsados de esos países, y se les mantiene en la tierra de Israel como una entidad política y religiosa para oponerse a Israel.

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El Divorcio Viola los Votos Matrimoniales

La palabra “desleales” (Ro. 1.31) describe a los que no cumplen los pactos o las promesas. Son traidores, personas cuya palabra no vale; en las que no se puede confiar. Las naciones firman tratados de paz y luego las incumplen. En 1938 los nazis firmaron el Acuerdo de Múnich, y el primer ministro del Reino Unido, Chamberlain, lo aclamó sonriente con las palabras: “Paz para nuestro tiempo”. Menos de un año después, las tropas de Hitler invadieron Polonia, y comenzó la Segunda Guerra Mundial. 
    Los matrimonios se dan el “sí, quiero” ante Dios y los testigos con la promesa de permanecer juntos “hasta que la muerte los separe”, pero luego rompen ese compromiso con la infidelidad, se divorcian y se vuelven a casar, tomando otros “votos” que entran en conflicto con los primeros, por lo que cometen adulterio (Mr. 10.11-12). Luego hablan de su “ex”, como si fuera algo totalmente normal, aunque su situación desagrada a Dios. En España se producen más de 100.000 divorcios al año. En Estados Unidos se calcula que el 50% de los matrimonios termina en divorcio, y en el Reino Unido, el 42% .

Carlos Tomás Knott, Romanos, La Justicia de Dios, Tomo 1, pág. 70

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¿Debemos perdonarnos a nosotros mismos?


El autoperdón es un concepto equivocado y egoísta. Se oye decir: "No puedo perdonarme a mí mismo", pero la Biblia ni siquiera menciona esta idea. El perdón judicial viene de Dios y se recibe por la fe (Hch. 10.43; Ef. 1.7; Col. 1.14). El perdón paterno, que mantiene la comunión con Dios, también proviene de Él (1 Jn. 1.9). Los creyentes también pueden y deben perdonar a los demás sus ofensas y no guardar rencor  ni animosidad (Mt. 6.14-15; 18.35; Lc. 17.4-5). Sin embargo, es egoísta pensar que uno se tenga que perdonar a sí mismo, ya que el perdón debe venir de los demás. Si Dios o un hermano nos perdona, ¿quiénes somos nosotros para no aceptarlo y dejar el asunto? 

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 ¿Contiendes con Dios?

“¡Ay del que pleitea con su Hacedor!"  Is. 45.9. 

 

Hoy en día hay hombres que quieren ser mujeres, y dicen que “se identifican como mujeres”, y mujeres que quieren ser hombres, y dicen que “se identifican como hombres”.1 Si los gobiernos “dictan leyes injustas” (Is. 10.1) son culpables de legalizar lo que Dios abomina. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Is. 5.20). En las iglesias hay mujeres que desean predicar y liderar como hombres, y rechazan el papel que Dios sabiamente en Su soberanía les asignó. Cualquier cosa parecida a este tipo de pensamiento es absurda y perversa. En Génesis 1.27 y 5.2 se declara: “varón y hembra los creó”. Así nos ha hecho y no se ha equivocado. El tema del género de sexo no es un asunto relativo que se deje a la elección de cada uno. Romanos 1.24-28 presenta el origen de esos razonamientos vanos y pasiones vergonzosas.

de Romanos: La Justicia de Dios, Tomo 3, 2ª edición, 
pág. 52, Carlos Tomás Knott, Libros Berea

  No hay ninguna base bíblica para la ideología “Woke” (un extranjerismo que significa “concienciado”), que es una desviación que, entre otras cosas, protagoniza la libertad e igualdad en cuestiones de género y orientación sexual (LGBTQ).

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 ¡Qué Mundo Nos Ha Tocado!



Vivimos en un mundo enojado.
El mundo está en ebullición: la guerra entre Ucrania y Rusia, los enfrentamientos en la Franja de Gaza e Israel, y los disturbios en el Congo, el conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur, y las tensiones entre China, Taiwán y las Filipinas son ejemplos de cuatro zonas de conflicto actual en cuatro continentes diferentes. Las tensiones entre Oriente y Occidente son más profundas que nunca, y la hostilidad entre las naciones aumenta. El Señor Jesús nos advirtió de esta ira al decir que: “se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24.7).
    Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre y temor. No se sabe cuándo se producirá un apagón y nos quedaremos sin luz ni agua. Se teme el colapso del sistema bancario, y la posibilidad de que se desate otra pandemia. A nivel personal, no se puede confiar en la palabra de nadie. Hoy se casan y mañana se divorcian. Hoy son amigos, pero mañana ya no lo son. Por eso, “No me fío” es el lema de muchos. Nuestro mundo está lleno de maldad. Hoy los gobiernos y la sociedad llaman malo lo que es bueno, y bueno lo que es malo. Hay corrupción y perversidad en todos los niveles de la sociedad. Cristo predijo esto: “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24.12)
     Todos estos problemas han venido porque hemos arruinado el mundo con nuestros pecados. La culpa no es de Dios, sino nuestra. La respuesta no está en los políticos, la ciencia o las religiones. En cambio, Jesucristo promete, no a todos sino solo a aquellos que acudan a Él en busca de salvación, que podrán tener gozo aun en las pruebas de este mundo, sabiendo que pronto volverá para traer la paz a este mundo: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16.33).
    Vivimos en un mundo egoísta. Para muchos, las palabras “yo”, “mío” y “mía” parecen ser la norma. Hoy en día el amor propio se considera una virtud, a pesar de haber causado mucho daño. La gente ignora incluso las relaciones familiares y las amistades legítimas para perseguir sus propios intereses: ser el número uno, aunque eso suponga romper corazones. Pero el Señor Jesucristo dice: “Venid a mí... y yo os haré descansar” (Mateo 11.28). Su corazón está con todos los hombres y mujeres y quiere bendecirlos con el perdón de los pecados. El Señor Jesús estuvo dispuesto a morir, “el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3.18). Está dispuesto a aceptar a todos los que vienen a Él con arrepentimiento y fe, y darles la vida eterna como un regalo gratuito.
    Vivimos en un mundo perdido e infeliz. Es el resultado de la entrada del pecado. El pecado engaña a la gente, pues promete “deleites temporales” (Hebreos 11.25). Los que se complacen en los pecados se lo pasan bien a corto plazo, pero no se dan cuenta de que es un engaño que les conduce a un fin amargo.  Dios advierte: “la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1.15 RVR95). La gente está realmente confundida y asustada, y a menudo siente que no sabe a dónde acudir. El Señor Jesús nos dijo que no había venido al mundo para cambiarlo, ya que está destinado al juicio, sino para salvarnos del mundo: “para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3.17). Él no quiere que te pierdas, sino que seas salvo para toda la eternidad. La gente parece infeliz con su suerte en la vida y descontenta. Hay una falta de paz interior. Pero el Señor Jesús da paz interior a todos los que acuden a Él con fe. A los Suyos Cristo promete: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14.27).
    Es cierto que el panorama actual del mundo es preocupante. El mundo está abocado a la destrucción y no mejorará. El pronóstico divino es: “los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3.13). La religión, la filosofía, la psicología y la sociología son impotentes para erradicar la maldad que hay en el corazón humano. No podemos salvar el planeta. ¡Es una misión imposible!
    Sin embargo, pronto cada uno de nosotros se presentará ante el Dios santo y justo, para rendir cuentas. No nos corresponde arreglar el mundo, pues solo Dios puede hacerlo. Lo que Él quiere hacer contigo ahora es salvarte y darte una nueva vida y una nueva esperanza. ¿Por qué no acudir ahora al Señor Jesús para obtener la salvación?


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