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lunes, 31 de mayo de 2021

EN ESTO PENSAD - junio 2021

 GLORIA E IMPERIO
parte 2
Carlos Knott

viene del número anterior

 



1 Pedro 5:11     “A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

    Pedro vuelve a la carga en este texto. En el versículo 10 nos recuerda que somos llamados por Dios “a su gloria eterna en Jesucristo” – algo que está delante nuestro como esperanza – no en esta vida. En eso también vemos la gracia de Dios, que Él que no dará Su gloria a otro (Is. 42:8), compartirá con nosotros la gloria de Su Hijo. ¡Así de íntima y segura es nuestra identificación con Cristo! “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Col. 3:4).

Judas 1:25 “al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria  y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”.

    ¡Cuán indebidamente intentan los hombres tener gloria e imperio! Muchos en el mundo han intentado y fallado. Los cuerpos de ellos vuelven al polvo de donde venían, y sus obras son visitadas en museos. Pero peor es que en las iglesias haya cristianos intentando gloriarse, buscando poder, renombre, control, dinero, y autoridad, cuando el apóstol inspirado dijo tan claramente: “lejos esté de mi gloriarme”. Cometen el error de Diótrefes, al cual le gustaba tener el primer lugar entre los de la iglesia (3 Jn. 9). De ese género todavía hay entre nosotros. Quieren tener un pequeño imperio temporal en lugar de servir humildemente al que tiene el reino, el poder y la gloria. Pero todos esos un día mirarán el rostro glorioso del Señor y reconocerán su error.
    Pablo dijo: “Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es mi debilidad” (2 Co. 11:30). Añadió: “pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades” (2 Co. 12:5). Y “de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Co. 12:9). Aunque se dedicaba a predicar, dijo: “si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co. 9:16). Su “gloria”, dijo con ironía, era que el primero de los pecadores (1 Ti. 1:15) fue salvo por la gracia de Dios y convertido en evangelista. Era el más pequeño de los apóstoles e indigno de ser llamado apóstol, porque persiguió a la iglesia (1 Co. 15:9). Fue convertido en mensajero de la gloria de Cristo, y sufrió por Él y el evangelio.
    Cuando haya perecido este mundo, sus obras y toda su vanagloria, y haya desaparecido todo pecado y vanidad de espíritus y seres humanos, en aquel reino eterno de Dios estaremos nosotros los redimidos, con nuestro Señor, mirando Su faz y adorándole. Suya es la gloria. Veremos Su gloria eterna. Suya la majestad. Veremos Su hermosa majestad y nos gozaremos.  Suyo el imperio. Veremos Su imperio y con amor le serviremos. Suya la potencia. Veremos Su potencia, la que creó el universo y también nos redimió, y le adoraremos gozosos por la eternidad. Él murió por nosotros, pero he aquí, vive en el poder de una vida indestructible, por los siglos de los siglos (Ap. 1:18).
    Pablo concluye así: “Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro... y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios” (1 Co. 3:21, 23). Y el profeta Jeremías aconseja: “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jer. 9:23-24).

    Juan vio y oyó lo que dicen en el cielo: “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos” (Ap. 5:11-14). ¡Esto, sí, es gloria!

Carlos

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La Fe De Elías Y La De La Viuda de Sarepta
Lucas Batalla

"No temas; ve, haz como has dicho, pero primero hazme una pequeña torta de eso y tráemela; después harás para ti y para tu hijo. Porque así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'No se acabará la harina en la tinaja ni se agotará el aceite en la vasija, hasta el día en que el SEÑOR mande lluvia sobre la faz de la tierra'".  

1 Reyes 17:13-14

En 1 Reyes 17 Dios usó a Elías para anunciar el juicio de la sequía, y al profeta le vino la prueba con el arroyo de Querít. Luego le envió a depender de una viuda gentil de Sarepta, fuera de Israel, donde nadie le conocía. Dice el versículo 10 que él se levantó y se fue a Sarepta. No puso quejas ni le cuestionó a Dios diciendo: “¿Cómo puede una viuda sostenerme?” (porque las viudas eran personas desamparadas). No perdía el tiempo tratando de ver cómo iba a funcionar todo. Tampoco nosotros tenemos que saber el cómo y el porqué para confiar en Dios. Así que, llegado a Sarepta, primero a la viuda le pidió un vaso de agua. Entonces en el versículo 11 le pidió pan y se antepuso a ella y su hijo, porque actuaba como representante de Dios, y confiaba en lo que le había dicho. Tenemos nosotros también que tener en cuenta al Señor y lo que nos ha dicho, y acutar de acuerdo. El promete ayudarnos y dice que no nos afanemos. En nuestros tiempos de crisis, las faltas, escaseces y dificultades son oportunidades porque son pruebas de fe. La prueba del hambre y la necesidad física/económica son cosas que nos duelen, nos preocupan y aprietan las tuercas. Pero en lugar de actuar como los del mundo, pidamos y confiemos en nuestro Padre celestial, y busquemos Su provisión. Él nos puede dar trabajo y los recursos que necesitamos. La gente del Antiguo Testamento no tenía la Biblia para leer y saber esas lecciones y promesas, pero nosotros sí.
    La mujer respondió en el versículo 12 que sólo tenía un poquito para ella y su hijo, y pensaba que moriría de hambre después de comer aquellos últimos bocados. Es como si le dijera a Elías que no había suficiente y si sigue así iban a morirse los tres.
    Pero en los versículos 13 y 14 Elías respondió y retó su fe, diciendo en efecto: “Ponga a Dios primero”, y le dio promesa en Palabra de Dios, que a ella no le faltaría comida. La mujer no tenía nada, pero respondió con fe y obedeció a la palabra del profeta (v. 15), y el resultado fue que Dios (v. 16) cumplió Su Palabra y Su promesa. Dios nunca falla. Así es que vemos en el versículo 15 que comió él, ella y su casa muchos días. Así actúa Dios. Las pruebas son oportunidad para confiar en Él y obedecerle. ¡Dios es fiel!

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El Peligro de Acomodarnos

William MacDonald

“Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él y su olor no se ha cambiado”  (Jeremías 48:11).

Jeremías ilustra su dicho valiéndose del arte de hacer vinos para enseñarnos que una vida de comodidad no produce fortaleza de carácter.
    Siempre que el vino se fermenta en toneles o tinajas, los posos o restos se van al fondo. Si el vino se deja tranquilo, se vuelve desagradable al gusto. El vinatero debe vaciar el vino de vasija en vasija para eliminar los restos y las impurezas. Sólo así el vino desarrolla fuerza, aroma, color y sabor.
    Moab había vivido siempre en la tranquilidad. Jamás había sufrido las incomodidades de la cautividad. Se había aislado de los problemas, las penas y las privaciones. El resultado fue que su vida era monótona e insípida. Carecía de fragancia y sazón.
    Lo que se dice del vino también se puede decir de nosotros. Necesitamos los obstáculos, la oposición, las dificultades y las molestias para deshacernos de las impurezas y desarrollar las virtudes de una vida llena de Cristo.
    Nuestra tendencia natural es protegernos incesantemente de cualquier cosa que nos perturbe. Pero la voluntad de Dios para nosotros es que vivamos en medio de una crisis continua que nos lleve a depender de Él. Nuestro Señor siempre estará agitando el nido.
    En la biografía de Hudson Taylor, la esposa de Howard Taylor escribió: “Esta vida que estaba destinada a ser una bendición para todo el mundo debía pasar a través de un proceso muy variado (esto es, nunca se le permitió estancarse en sus impurezas), que incluyó mucho de ese vaciar y volver a vaciar ‘de vasija en vasija’, tan doloroso para nuestra naturaleza más baja, de la que estamos siendo refinados”.
    Cuando nos percatamos de lo que el Divino Vinatero está buscando realizar en nuestra vida, dejamos nuestra rebelión y aprendemos a someternos y a depender de Él. Entonces podemos decir:

Deja a su soberano dominio, escoger y disponer;
Así te asombrarás de Su camino, qué sabia, qué fuerte es Su mano.
Muy lejos de tu pensamiento, su consejo aparecerá,
Cuando veas  la obra que forja, tu temor se disipará.

William MacDonald, De Día en Día, CLIE

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   ¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel!  ... Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los novillos de en medio del engordadero; gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David; beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José.  

Amos 6:1, 4-6

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La Importancia de la Asamblea
y Nuestro Compromiso con Ella

parte 5

por David Rodgers


viene del número anterior
  

7. Rebaño, grey de Dios (Hechos 20:28; 1 Pedro 5:2-3)

“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hch. 20:28).

“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 P. 5:2-3).

   Vimos brevemente en la introducción este tema de suma importancia. Conviene ahora destacar un aspecto, desde el punto de vista del rebaño, que nos ayudará a orientarnos en nuestros pensamientos. Consideraremos a la asamblea como un rebaño.
    Sin duda, sobresale aquí nuestra naturaleza, pues somos como las ovejas indefensas, torpes y poco previstas, y como ellas dependemos cien por ciento de la protección e inteligencia del pastor para nuestra supervivencia. Esta figura nos habla de la seguridad que hay para los creyentes en la comunión de la asamblea. Es el lugar de especial resguardo del Señor, y seguro para nosotros. El Señor es nuestro Pastor, y garantiza nuestra seguridad; pero nosotros a menudo no nos permitimos ser pastoreados ni por el Señor, ni por los pastores que Él pone en los rebaños. Es como si en lugar de entenderse como ovejas, un hermano o una hermana se transforma en otra criatura, más capaz, más inteligente, más fuerte, más independiente. A saber ¿qué otro animal podría ser? ¿Un temible león? ¿Un caballo hermoso y veloz? ¿Un chivo independiente? ¿No sería más bien un burro? Como tal se cree con capacidad de autosustentarse, sin la guía, nutrición, corrección, etc. que el pastor ha de proporcionar.
    Nosotros como individuos y como asambleas, ¿realmente entendemos que el Señor nos clasifica de ovejas, y un rebaño de ovejas? ¿Nos damos cuenta de nuestra simpleza, necedad, falta de fuerzas y sabiduría? ¿Sentimos nuestra hambre, sed y falta de sabiduría? A causa de que nos creemos otra cosa, algo mejor, “otro animal”, sufrimos grandemente y provocamos sufrimiento en otros. El resultado siempre es triste. Hay menosprecio y rebelión contra el Pastor y contra los pastores. La comunión y paz se interrumpen, y a menudo la “oveja” (que no quiere ser oveja) termina fuera del rebaño, en el mundo – la esfera de Satanás – expuesta a los cuidados crueles del enemigo. ¡Cuán necesaria y qué bien nos viene la exhortación del escritor de la epístola a los Hebreos!

“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso” (He. 13:17).

8. Casa de Dios (1 Timoteo 3:15)

“Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente” (1 Ti. 3:14-15).

    ¿Qué imagen viene a nuestra mente? ¿Verdad que la de un padre de familia, a la cabeza de la mesa, presidiendo la familia? El hogar presidido por un padre consecuente será un hogar con orden, paz, rutina, seguridad, principios, estabilidad y provisión. En la casa de Dios, la asamblea, ha de primar el sentir de Su presencia y gobierno como Padre. Esta figura preciosa nos enseña que debemos cultivar este sentido de Su presencia, provisión y gobierno, y nosotros como hijos en la familia – la casa de Dios.
    En las instrucciones a Timoteo con respecto al servicio, vemos todo lo que conduce a la piedad. ¿Qué es la piedad, sino la reproducción de las características de Dios en Su pueblo? En una familia es normal que las características del padre, sus valores, costumbres, expresiones, etc., se reproducen en los hijos. Aquello es el tema declarado en el párrafo, y es fácil ver cómo es tan deseable que trasmite a los hijos el carácter, los hábitos y la manera de pensar del Padre de esta casa. La asamblea, como “casa de Dios”, es el lugar donde estamos expuestos a las palabras y el sentir de nuestro Padre celestial. Él desea que seamos “hijos obedientes” (1 P. 1:14), y que seamos santos como Aquel que nos llamó es santo. Dios no es Dios de confusión (1 Co. 14:33). Así que, es lógico que en Su casa haya instrucciones, normas de comportamiento y cumplimiento de responsabilidades además de los privilegios gozados por los hijos.
    Hermanos, es de vital importancia que entendamos a la asamblea como “casa de Dios”, para ayudarnos en nuestra actitud con respecto a ella, y sentirnos como familia. Es así que habrá calor, comprensión y el goce de la seguridad que Dios nuestro Padre desea proveernos.


 
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  AISLARSE ES PERJUDICIAL

"Pierden algo esencial los que meramente mantienen su tiempo devocional diario y que flotan casualmente de iglesia en iglesia, 'tapeando' y 'degustando' a capricho suyo, sin integrarse ni involucrarse en ninguna congregación. Nunca se desarrollarán ni madurarán correctamente como creyentes. Están faltando en áreas esenciales de comunicación y relación con sus hermanos cristianos... Debemos reconocer que si Dios nos ha engendrado, entonces hemos nacido en una familia nueva, la familia de Dios. No hay ningún futuro para el cristiano individual que está aislado de la iglesia”.

Michael Griffiths, God’s Forgetful Pilgrims (“Cinderela con Amnesia”)

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¿Dónde Adoramos?
Norman Crawford


La adoración espiritual y colectiva es de gran importancia a Dios. Es la presentación de un sacerdocio santo que ofrece “sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2:5). Nuestro lugar de adoración no está en la tierra. No podemos señalar un templo, tabernáculo, santuario, “iglesia”, capilla, sala o casita en la tierra y decir: “Éste es nuestro lugar de adoración”.  No podemos dar un nombre a un edificio que lo convierta en santuario para adoración. En tiempos pasados la convicción acerca de esta gran verdad guió a hombres a tener cuidado de no llamar un edificio nada que indicaría que hicieran un santuario en la tierra. “Capilla” – usado por muchos creyentes bien intencionados, significa un santuario terrenal. En el Reino Unido y Europa se suele dar este nombre a los edificios que los católicos usan para sus actividades religiosas, donde tienen sus altares, sacerdocio, imágenes y velas. Podrías decir que esto es un tecnicismo, pero lo único que distingue el lugar donde se reúne la asamblea es nuestro testimonio ante Dios y el mundo. No podemos tener demasiado cuidado de conformar nuestro testimonio a la Palabra de Dios. Si de cualquier manera nos volvemos a las sombras, nos alejamos de la gran Realidad, eso es, de Aquel que es la sustancia. No volvámonos a las sombras. El llamado
ministerio de música” que juega un papel tan grande en la “adoración” moderna es una de esas sombras.

del capítulo 6 de Congregados A Su Nombre, proximamente disponible de Libros Berea

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La Herramienta Predilecta Del Diablo

     Imaginemos cómo sería si el diablo anunciara que el cierre de su “empresa” y la venta de sus herramientas. La tarde de la gran venta llega, y todo esta expuesto al público. ¡Qué colección más fea de herramientas diabólicas habría para examinar! Había malicia, odio, envidia, celos, sensualidad, engaño, y todas las demás herramientas de maldad estarían a la vista, cada una con su precio marcado. Aparte de todo ese gran lote de herramientas, habría otra herramienta, vieja y con señales de mucho uso, cuya forma sería como una cuña de albañil. Su precio sería mucho más que las demás herramientas.

    Sigamos imaginando que alguien preguntara al diablo cómo se llama esa herramienta. “El desánimo”, viene la respuesta. Entonces le pregunta por qué marca tanto, y dice el diablo: “Porque me ha sido más útil que todas las demás herramientas. Puedo forzar la entrada en una pequeña apertura y entrar en la mente de un hombre cuando de otra manera no me puedo acercar a él con las demás herramientas. Y una vez dentro, puedo hacer con él lo que me dé la gana. Las señales de uso son por eso, precisamente, porque es algo que he empleado con éxito con casi todos, y pocos son los que saben que proviene de mí”. Tan caro es este “desánimo” que el diablo nunca lo vendería. Todavía es suyo y lo emplea. Esta última frase no es imaginación, ¿verdad?
    Nuestro adversario el diablo es un engañador y mentiroso. Es capaz de hacer que las cosas aparezcan mejor que lo que son, dando falsa confianza y una sensación engañadora de que todo va bien. Pero como íbamos diciendo, él es el maestro del desánimo, y de hacer surgir contiendas y conflictos entre hermanos de una iglesia que ceden al desánimo, o en las parejas de los matrimonios mediante el desánimo de uno de ellos. El ha secado y arruinado más de una vida, más de una obra y más de un matrimonio cuando el primero paso para debilitar y abrir brecha para las demás artimañas suyas fue el desánimo.
    Hermano, hermana, si el diablo quisiera arruinarte a ti, ¿con qué podría desanimarte para empezar su obra? Nuestra mejor defensa contra el desánimo, sea  diabólico o de nuestra propia carne, es la Palabra de Dios. Sencillamente debemos creer la Palabra de Dios y las promesas preciosas contenidas en ella para nosotros. 2 Tesalonicenses 3:3 dice: “Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal”. No des cobijo a los pensamientos malos y desanimadores, mas fija tu mente y tu corazón en el Señor. Acuérdate de Isaías 26:3, donde leemos: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.
    “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts. 5:18). Un corazón agradecido y confiado, lleno del Espíritu de Dios y ocupado con el Señor Jesucristo no tendrá tiempo para el desánimo. Gálatas 6:9 dice: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Esto aparentemente es lo que le pasó a Elías el profeta. En 1 Reyes 18 él tuvo una confrontación en el monte Carmelo, y una gran victoria sobre las fuerzas de maldad en Israel. Pero el diablo contraatacó en seguida, mandándole amenazas de parte de Jezabel, y huyendo de ella el profeta cayó en el desánimo y desmayó en su espíritu. Parece que el diablo no se desanima y no tira la toalla, sin embargo, él sabe que nosotros sí que la tiraríamos dadas las condiciones correctas. También sabe que segaremos si no desmayamos, y precisamente por eso él quiere hacernos desmayar, para que no sembremos más y para que no estemos cuando llegue la siega. ¡No le demos el placer! Hebreos 12:2-3 nos aconseja contra toda clase de desánimo, y el consejo no es “buscar otra iglesia”, “ir a otra ciudad”, “cambiar tus circunstancias”, o “ser más positivo” como los psicólogos y otros consejeros recetan, sino: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.

autor desconocido

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La Cartera Bautizada


Un hombre todavía tenía la cartera en el bolsillo cuando se iba a bautizar, y otro le avisó: “Hermano, cuidado, tienes la cartera allí y se va a mojar”. Él respondió: “Gracias, hermano, soy consciente de ello. Quiero que mi cartera se bautice conmigo”.
    Parece que muchos tienen una cartera no bautizada, pues realmente no honran al Señor con ella. Cuando viene el momento de ofrendar, echan unas moneditas en la ofrenda, porque hay que dar algo, pues si no, queda mal. Es en secreto, así que nadie sabe cuánto echaron. Pero los hermanos que cuentan la ofrenda después ven lo que hay.
    Ahora bien, si sólo tienes dos blancas como la viuda en Marcos 12:42, ofréndalas y no te dé vergüenza, pues el Señor sabe tu situación y Él te bendecirá.
    Pero el problema es que muchos tienen más, pero ofrendan de lo que les sobra, de lo que no les cuesta nada. Su cartera no ha sido bautizada, esto es, que no está consagrada al Señor. Recordemos hermanos que la ofrenda debe ser como cada uno se propuso en su corazón – no algo que haya pillado en el bolsillo por casualidad en el momento de la ofrenda. ¿Qué propósito tienen nuestras ofrendas?

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Si Hablaran Los Billetes


    Dos billetes se encontraron en la bolsa de la ofrenda en medio de unas monedas. El de $10 dijo al de $100, “¡Hola billete del mundo! ¿Dónde has estado? Hace tiempo que no te he visto”.
    El de $100 respondió: “¡Hola billete cristiano! Es verdad, pues no he venido porque me han llevado con otros amigos de $100 a restaurantes, al cine, al estadio, a los centros comerciales, y me llevan de vacaciones, y cosas así. Mi vida es bastante divertida. Hace tiempo que no he estado en la ofrenda. ¿Y cómo va todo aquí?”  
    El de $10 contestó: “Pues, ya ves, aquí estoy solito. Veo a otros billetes durante la semana. Es como tú dices, salen en las restaurantes y los centros comerciales. Alguna vez me dejan salir como propina en algún lugar, pero todos los domingos voy a la reunión, y me quedo aquí como ves, entre las mismas monedas de siempre”.
    Las denominaciones del dinero cambian de país en país, pero la historia es la misma.


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EL PREDICADOR INELUDIBLE


Muchos predicadores están dejando a un lado las ideas antiguas de la caída y ruina moral y espiritual del ser humano. Ya no dicen que somos pecadores culpables ante un Dios santo. Este cambio alegra a muchos, pero es un grave error.
    Sin embargo, hay un predicador de la vieja escuela que todavía habla sin temor. No es muy popular, pero predica a todo el mundo. Usa el mismo lenguaje en todos los lugares. Visita a los pobres como a los ricos, y las habla del mismo modo. No favorece ni respecta la persona de nadie. Predica a los religiosos y aun a los ateos.
    Su tema es el mismo y muy elocuente; a menudo mueve sentimientos que ningún otro predicador podría alcanzar, y trae lágrimas a los ojos de los que casi nunca lloran. Se dirige siempre a la conciencia y al corazón. Nadie refuta sus argumentos; ni hay corazón que no se conmueva con la fuerza de su predicación. La mayoría de la gente lo odia, y tiembla a su presencia, pero él siempre se hace oír.
    No es elegante ni cortés. A menudo interrumpe los actos públicos y se entremete en los goces privados de la vida. Llega a la tienda, la oficina y la fábrica. Se introduce entre gente de alto rango y gran poder. Ocupa lugar en los periodícos. Las casas funerarias y los cementerios le sirven de púlpito. Se llama: ¡la muerte! Algún día muy pronto, amigo, tú le servirás de texto y predicará al lado de tu sepulcro. Debes prepararte, porque no sabes cuándo vendrá. Solo por la fe en el Señor Jesucristo, que murió por ti, podrás triunfar sobre la muerte y tener vida eterna. La muerte se acerca, y también serás tema de su predicación. ¿Qué dirá, que creíste en el Señor, o te perdiste? 

"está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio"

Hebreos 9:27

  

sábado, 1 de mayo de 2021

EN ESTO PENSAD - mayo 2021

  GLORIA E IMPERIO

por Carlos Knott

Toda la gloria de este mundo es en realidad vanagloria, falsa y efímera, porque nace de la raza descrita así en Romanos 3:12. “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Por eso viene el día de juicio divino cuando “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 P. 3:10).
    En cambio, gran gloria e imperio eterno son del Señor Jesucristo, y gozarán de ellos todos los que confían en Él. Considera lo que enseñan las Escrituras:


Isaías 9:7  “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite...ahora y para siempre”.
    ¿De quién es ese imperio universal e sin límite? El profeta Isaías le identifica.  El versículo anterior lo aclara: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. El Mesías de Israel, el Señor Jesucristo, el Verbo hecho carne, es ese niño nacido e hijo dado. El Hijo eterno del Padre se encarnó y nació de María. Luego le vemos en Apocalipsis, no en humildad sino con gran gloria y gran poder (Mt. 24:30; Mr. 13:26), viniendo para juzgar la tierra, tomarla y reinar para siempre. “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Ap. 11:15).

1 Timoteo 6:16  “...al cual sea la honra y el imperio sempiterno”.
 

    El apóstol Pablo aclara que él que tendrá honra e imperio sempiterno es el Señor Jesucristo. Los versículos 14 y 15 del mismo texto lo identifican claramente: “...hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores”. ¡Hermosos títulos que no pertenecen a ningún otro! “El bienaventurado y solo Soberano” es Jesucristo. El Rey de reyes y Señor de señores también es Él. Los del mundo pelearán contra Él para resistir Su reino, pero será inútil. Dios le ha dado el reino. “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes” (Ap. 17:14). Cuando Él sea revelado en el cielo, viniendo para conquistar y reinar, llevará este título: “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Ap. 19:16).

1 Pedro 4:11 “...Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el  imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

    El apóstol Pedro declara que además, la gloria y el impero le pertenecen, son Suyos, por la eternidad.  Por eso llama Su reino: “...el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P. 1:11). La gloria nunca pertenece a los hombres, sino solo a Dios, eso es, al Señor Jesucristo. De ahí que los apóstoles sabían no gloriarse. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (Gá. 6:14) Si bien Dios enseña que demos “...al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra” (Ro. 13:7), pero nunca debemos dar gloria a los hombres.


continuará, d.v., en el número siguiente

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“Conquista la Voluntad del Niño”
 
Consejo que la madre de Juan Wesley le dio:

Para formar la mente de los niños, la primera cosa que hacer es conquistar su voluntad y traerlos a una disposición obediente. Informar el entendimiento es un trabajo que requiere su tiempo, y con niños debe proceder lenta y gradualmente según puedan soportarlo. Pero la sujeción de la voluntad es algo que debe hacerse en seguida, y cuanto antes, mejor. Porque si descuidamos la corrección a tiempo, ellos contraerán una terquedad y obstinación que después a penas serán conquistadas, y nunca sin usar tal severidad que sería tan dolorosa a mí como al niño. En la estimación del mundo pasan por benignos e indulgentes aquellos a quienes yo llamo padres crueles, que permiten que sus hijos formen hábitos los cuales ellos saben que después tendrán que ser quebrantados. Además, algunos son tan neciamente dispuestos como para enseñar en broma a sus hijos a hacer cosas que más tarde los castigarán severamente si los hacen.
    Cuando se corrige a un niño, debe ser conquistado; y esto no será demasiado difícil si no se ha vuelto cabezón debido a demasiada permisividad. Y cuando la voluntad del niño es totalmente sojuzgada, y traída a reverenciar y respetar a sus padres, entonces muchas tonterías de niños e inadvertencias pueden ser evitadas. Algunas deberían ser pasadas por alto sin echarles cuenta, y otras reprendidas suavemente, pero ninguna transgresión voluntariosa debe serles perdonado a los niños sin castigo, más o menos según la naturaleza y circunstancias de la ofensa.
    Insisto en conquistar siempre la voluntad de los niños, porque es el único fundamento fuerte y razonable de una educación religiosa, y sin esto tanto precepto como ejemplo serán ineficaces. Pero cuando sea bien hecho, entonces el niño es capaz de ser gobernado por la razón y piedad de sus padres hasta que su propia comprensión llegue a madurez y los principios de la religión se hayan arraigado en su mente.
    Aún no puedo despedir este tema. Debido a que la voluntad propia es la raíz de todo pecado y miseria, cualquier cosa que favorezca o nutra esta voluntad en los niños asegura su mal estar y falta de piedad en el futuro. Lo que sirva para parar y hacer morir la voluntad propia también promueve su futura alegría y piedad. Esto está todavía más claro si consideramos además que la religión no es otra cosa que hacer la voluntad de Dios y no la nuestra. El gran impedimento singular a nuestra felicidad temporal y eterna es esta voluntad propia, así que ninguna indulgencia de ella puede ser trivial, y ninguna negación de ella carece de beneficio. El cielo y el infierno dependen sólo de esto. Por esto, el padre o la madre que estudia sojuzgarla en sus hijos colabora con Dios en la renovación y salvación de un alma. El padre que trata con permisividad e indulgencia a sus hijos hace el trabajo del diablo, hace impracticable la religión, inaccesible la salvación, y hace todo lo posible para condenar a sus hijos, alma y cuerpo, para siempre.


Susanna Wesley tuvo 19 hijos, de los cuales son Juan y Carlos que fueron predicadores del evangelio y compositores de himnos. Ella escribió estas y muchas otras instrucciones a su hijo Juan y aparecen en el libro The Journal of John Wesley (“El Diario de John Wesley”), Moody Press.
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"Hasta que la muerte nos separe".
 
Dios ha creado el matrimonio para que lo edifiquemos a la luz del Manual que el Diseñador nos ha dejado. Si lo leemos y lo obedecemos, de seguro que nuestra unión perdurará y seremos felices, y el amor entre nosotros irá en aumento. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Dios es sabio y en Su sabiduría dejó tajantemente escrito: NO al adulterio y NO al divorcio...

EXCUSAS PARA ROMPER NUESTRO MATRIMONIO
“Realmente no existe diálogo” (falta de comunicación entre nosotros)
“Somos tan diferentes”
“Somos incompatibles”
“No nos entendemos”
“No nos soportamos”
“No pensamos ni actuamos igual”

Éstas son sólo algunas de las muchas excusas que ponemos a la hora de desobedecer a Dios. Esto rompe la unidad del matrimonio, cosa que Él ha dicho que no hagamos. La desobediencia es pecado y trae serias complicaciones, porque repercute en los hijos que tienen que pagar las consecuencias de nuestras rebeldías y de nuestros pecados.


Pedro Martín, EL AMOR QUE TRANSFORMA LOS CORAZONES, págs. 102-103 
 
en Marcos 10:9 el Señor manda: 
"lo que Dios juntó, no lo separe el hombre"
 
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La Importancia de la Asamblea
y Nuestro Compromiso con Ella
parte 4


por David Rodgers





viene del número anterior
5. Carta de Cristo (2 Corintios 3:1-3)

“¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”.

     Cuando pusieron en tela de juicio su apostolado, Pablo afirmó a los corintios que ellos mismos constituían su carta de recomendación. Podemos ir un poco más adelante y ver que cada asamblea es también carta de Cristo, y debemos preguntarnos: ¿Cómo es Cristo, según nosotros? Si Cristo es exhibido y evidenciado a través de Su pueblo, ¿qué leen las personas en las “letras y páginas” de nuestros hechos, dichos y actitudes? Me repitieron hace poco un comentario de un hermano disgustado que dijo: “No quiero ir a la reunión de la iglesia, porque en ella encuentro gente igual como en el mundo”. No sé hasta qué punto él aportaba un carácter diferente; no creo que fuese tan superior a quienes criticaba tan ácidamente. Sin embargo, todos y cada uno de nosotros debemos confesar que en alguna medida es la verdad.
     Un hermano obrero del Señor en Canadá nos relató una vez que estaba tratando con un matrimonio nuevo. Decidió repasar las Escrituras para saber cómo presentarles la enseñanza bíblica de la iglesia local. Se sorprendió al ver que la primera mención de la asamblea, la iglesia local, en el conocido pasaje de Mateo 18, ¡está en el contexto de un conflicto entre hermanos! ¡No era exactamente lo que tenía en mente para impresionar al matrimonio nuevo! Luego comentó: “El problema somos nosotros, con nuestro orgullo y espíritu indispuesto a someternos a la transformación por la Palabra de Dios como demanda Romanos 12:1-2. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
    Este proceso de ser conformado al mundo, metido a la fuerza en su molde, comienza prácticamente al nacer y sin que nos demos cuenta. Satanás es “el dios de este siglo” (2 Co. 4:4) y desea tenernos como instrumentos para sus fines. ¡Este proceso debe parar! Ha de reemplazarse por un proceso nuevo, en base a la renovación de nuestro entendimiento por la Palabra de Dios, bajo la guía y obra del Espíritu Santo en nosotros. El producto será nuestra transformación – “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Ro. 8:29).   
    Hermanos, para que Cristo sea formado en nosotros (Gá. 4:19), es necesario que Su Palabra permanezca en nosotros y nos transforme a la imagen de Él. Así seríamos carta verídica de Cristo, dando testimonio fiel de Sus características. Las personas verán en nosotros un reflejo hermoso de Cristo.
    Es en el contexto de la asamblea con su nutrición en la Palabra, la actividad de adoración y servicio, que Su carácter es formado en nosotros, para que seamos “carta de Cristo”. Si esto realmente nos interesa, permaneceremos en comunión cada vez más activa en nuestra propia asamblea, dándonos cuenta de su suma importancia.
 
6. Virgen pura (2 Corintios 11:2)

“Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”.

    “Celo de Dios” es el celo del Padre protegiendo al Hijo. ¡¿Qué sentiría yo como padre hacia alguna persona cuya intención era de terciar en el matrimonio de mi hijo o hija?!
    El concepto de pureza en el testimonio del pueblo de Israel tenía que ver con su enseñanza y consecuente práctica religiosa. El ir tras la idolatría de las naciones paganas era espiritualmente adulterio (Jer. 3:9; Ez. 16:38) y fornicación (Ez. 6:9; Os. 1:2; 2:2; 4:15).
    Al parecer el concepto aquí es similar. Pablo teme que los corintios estuvieran prestando sus oídos y mentes a otros enseñadores, y asimilando lo contrario a la fidelidad a Cristo. ¿Es una posibilidad para una asamblea hoy? ¡Sí! Hay más error que nunca, y a menudo se disfraza en un manto de cristiandad. Peligramos cuando quitamos los ojos del Señor y Su Palabra y empezamos a mirar alrededor. El apóstol aquí advierte de la astucia de la Serpiente que engañó a Eva con “media mentiras”, con todas sus consecuencias nefastas. Hay suficiente actividad en la evangelización, en el cuidado mutuo, y el hacer bien al prójimo para ocuparnos por los pocos años que dura nuestra vida. La doctrina y práctica apostólica contenidas en las Escrituras, y traspasadas a nosotros por fieles siervos de Dios, han de ser nuestra ocupación. Lo que necesitamos hacer en lugar de andar buscando algo entretenido, novedoso o polémico es ocuparnos activamente en lo que sabemos y tenemos que hacer.
    A veces nos desalentamos ante la aparente falta de fruto. Jeremías en el capítulo 15 de su libro se desanimó al ver resultados magros en su ministerio, y se quejó de los reproches que había cosechado: “¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?” (Jer. 15:18). Estaba a punto de tirar la toalla. Pero el Señor le respondió: “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos (Jer. 15:19).
    La doctrina y práctica del patrón bíblico en la asamblea son buenas. Lo que falta es que nosotros nos ocupemos en ellas, no por tradición, sino con verdadero amor y consagración, como a lo que es nuestro primer amor e interés. Hemos de estudiarlas, asimilarlas y hacerlas nuestras en convicción personal. Luego debemos practicarlas y promulgarlas dondequiera que estemos. Así la asamblea será preservada como virgen pura, no contaminada por religión extraña, ni arrimada al mundo, como hoy está tan de moda. La asamblea se verá como virgen pura, desposada con Cristo, ocupada y viviendo en la gozosa expectación de la llegada de su amado Señor y Novio.

continuará, d.v. en el siguiente número 
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TIEMPOS MALOS
Lucas Batalla


“Destruction” por Thomas Cole

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”.
Génesis 6:5-6

Hay un refrán que dice: “Cuánto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”. No es difícil de entender, porque hay mucha maldad y engaño en los seres humanos, tanto hombres como mujeres, jóvenes y ancianos.
    El mundo no siempre ha sido así, pero casi siempre. Llegó a esta triste condición en las generaciones después del pecado de Adán y Eva. Primero Caín mató a su hermano. Luego vino la arrogancia, la violencia, y otros pecados en sus descendientes. El pecado corrió y arruinó la raza humana como un virus agresivo contra el cual no hay defensas naturales. El versículo 5 dice que la maldad de los hombres era mucha en la tierra. El versículo 11 dice: “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y la tierra estaba llena de violencia”. Así que, en pocas generaciones el mundo llegó a corromperse de tal manera que Dios resolvió castigarlo con el diluvio. Los versículos 6 y 7 documentan el disgusto y el propósito de Dios.
    Si la lectura terminara allí, no habría esperanza, pero no es así. El versículo 8 comienza con la palabra “pero”, la cual indica un cambio, un contraste. Contra este trasfondo de corrupción, maldad, violencia y el juicio inminente, luce la gracia de Dios. “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. Cuando el hombre ha fracasado del todo, Dios viene buscándolo para salvarlo porque no quiere su perdición. Por esto, aparece la gracia de Dios en el versículo 8, en este momento de la historia. La gracia de Dios no es cosa sólo del Nuevo Testamento como algunos suponen. Como atributo de Dios siempre ha estado presente. Como vocablo divino, aparece por primera vez en la Biblia en nuestro texto.
    Miremos otra vez el contexto histórico en el cual aparece por primera vez la gracia de Dios. El versículo 11 dice: “se corrompió la tierra”. El versículo 12 informa que “toda carne había corrompido su camino”. En el versículo 13 Dios declara que “la tierra está llena de violencia” y que había decidido “el fin de todo ser”. Es decir, se acabó el tiempo de la paciencia. Otra vez pasará esto en el futuro no lejano, cuando en cumplimiento de Apocalipsis 10:6 el cielo declara que “el tiempo no sería más”, esto es: “no más tiempo”.
    Hermanos míos, hoy vivimos en medio de un mundo tan corrompido y violento como en los días de Noé. El Señor dijo que así serían los tiempos de Su segunda venida (Mt. 24:37; Lc. 17:26). Por un lado esto debe llenar nuestro corazón de esperanza, sabiendo que antes del retorno de Cristo viene el arrebatamiento de la iglesia, cosa que está a punto de suceder en cualquier momento. Como el Señor arrebató a Enoc antes del diluvio, así hará con la Iglesia. Por otro lado, nos debe dar un sentido de urgencia respecto a la proclamación del evangelio, porque al mundo no le queda mucho tiempo.
    Noé era varón justo, declara el versículo 9, y “con Dios caminó Noé”. Así describe la Biblia a Enoc en Génesis 5:22-24, “Enoc caminó con Dios”. Las circunstancias eran malísimas, pero caminaron con Dios, y ambos fueron usados por Él para predicar y advertir a los de su generación. En el mundo antediluviano, se veían las cosas en blanco y negro, no en medias tintas. Uno andaba con Dios o con el mundo. No podía nadar y guardar la ropa, ni entonces ni ahora. Dios estaba disgustado con el mundo, y podemos estar seguros de que los que caminaban con Él también sentían lo mismo. No amaban al mundo ni deseaban sus placeres superficiales.
    Todavía eso es así, y ahora cada uno de nosotros debe hacerse la pregunta: “¿Con quién camino yo?” Aquí se aplica otro refrán: “Dime con quien andas, y te diré quién eres”.  ¿Quiénes son nuestros compañeros?
    El cristiano verdadero no puede tener comunión con el mundo. El mundo está corrompido, denunciado y a punto de ser juzgado por Dios. El príncipe de este mundo no es nadie menos que el mismo diablo. Él y el mundo son enemigos de Dios. ¿No sabemos que la amistad del mundo es enemistad con Dios? (Stg. 4:4) ¿No sabemos que la Palabra de Dios nos manda: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”? (1 Jn. 2:15). ¿No sabemos que porque pertenecemos a Cristo, el mundo nos aborrece y que esto tiene que ser así? (Jn. 15:18-19). Lo que el mundo necesita no es lo que quiere. Necesita a personas que como Enoc y Noé, predicarán y anunciarán el juicio venidero, y llamarán a los hombres al arrepentimiento y la fe. Porque el juicio viene, pero el Dios de toda gracia ofrece perdón y vida nueva en Cristo Jesús. Dios ama a los pecadores, pero sólo busca amistad con ellos a través de la cruz de Cristo y el evangelio. Sin arrepentimiento y fe, no hay amistad con Dios, ni escapatoria del juicio que pronto será desencadenado.
    Hermanos, ante la maldad de nuestros tiempos, vivamos en separación y santidad, y con amor divino derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo, prediquemos el evangelio y advirtamos a los hombres, poniendo delante suyo la verdad de que el tiempo es corto y el Señor viene con sus santas decenas de millares para juzgar a los impíos. Vivimos en el tiempo justo antes de otro gran juicio de Dios, la tribulación. Seamos fieles a Dios hasta que Él venga a sacarnos de aquí.
Lucas Batalla dio este estudio a la asamblea en Sevilla
 
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La Pregunta de Job
 
"Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?"  Job 14:10

Apreciado lector, ¿dónde pasarás la eternidad? Debes afrontar esta pregunta, porque a la velocidad de sesenta segundos por minuto te acercas a la muerte. Los días pasan rápidamente. Pronto entrarás en la eternidad, y ¿dónde estarás?
    No hablo de tu cuerpo, sino de ti. Moras en tu cuerpo, pero no eres un cuerpo, sino mucho más. Al expirarse el cuerpo, lo abandonarás instantáneamente. ¿Dónde estarás tú cuando tu cuerpo exale su último? Los creyentes en el Señor Jesucristo tenemos una segura y firme esperanza: "ausentes del cuerpo, y presentes al Señor" (2 Corintios 5:8). Pero si no te has arrepentido de tus pecados y creído en el Señor Jesucristo que murió por ti para darte perdón y vida eterna, entonces al abandonar el cuerpo irás al lugar de tormentos. Jesucristo explicó esto en Lucas 16:22-24. No hay más opciones. No existe el purgatorio. No hay nirvana. No hay reencarnación. Hay cielo e infierno. Perecerás, ¿y dónde estarás tú?
    Dios guarda libros en el cielo. ¿En cuál de ellos aparece tu nombre? Tu nombre puede estar escrito en la lista de los bautizados en una iglesia, o de los galardonados y reconocidos en la sociedad, pero esos libros no estarán en la eternidad. Solo vale lo que está escrito en el cielo. Ahí está el libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 13:8; 21:27). Jesucristo dijo que los que confían en Él tienen vida eterna. Son los únicos inscritos en ese libro.
    Los demás libros que Dios guarda son los registros de las obras (Apocalipsis 20:12). Éstos serán consultados en el juicio de todos los que no creen en el Señor Jesucristo. Ahí están escritos todos tus pecados, y esos libros con horrible detalle demostrarán que eres pecador. "La paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23). "El alma que pecare, esa morira" (Ezequiel 18:4). Todo está escrito en los libros de Dios.
    Amigo, no hay misterio acerca de qué te pasará después de la muerte. Dios lo deja todo claro, para que no te confundas. "Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). No son opiniones, teorías, filosofías ni puntos de vista, sino cosas divinamente establecidas y ciertas. Prepárate ahora. Arrepiéntete y confía en el Señor Jesucristo.