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sábado, 30 de marzo de 2024

EN ESTO PENSAD - abril 2024

 Lázaro Muerto y Resucitado

Lucas Batalla


Texto: Juan 11.1-27

En este capítulo vemos que acabó de suceder una tragedia familiar, la enfermedad y muerte de Lázaro. Era un tiempo de mucha tristeza para Marta y María, aunque ellas creían en el Señor. Han pasado muchos siglos, y todavía la gente muere, de accidentes, enfermedades y debilidades. Oímos decir que con la medicina moderna, o con ciertas vitaminas y curas naturales, podemos evitar las enfermedades y la muerte, pero cierto es que nada ni nadie cura la muerte. Por eso oímos decir: “de algo hay que morir”. El cuerpo se va debilitando, el ser humano es humillado por ello, y al final viene la muerte. Es inevitable. Es así desde que el Señor dijo a Adán que en el día que comiere del árbol prohibido, moriría. Pero Eva comió, luego Adán, y luego oyeron estas solmenes palabras de Dios: “polvo eres y al polvo volverás” (Gn. 3.19). He allí el principio de la muerte, y esa sentencia divina se aplica  a todo ser humano. En todas partes del mundo hay cementerios y sepulcros.
    Siempre es triste, y especialmente en el caso de los que no son creyentes, que no son salvos, porque significa el juicio y la perdición eterna (He. 9.27). Siempre es triste la muerte de un ser querido, aún cuando es creyente, porque significa que no le veremos más durante un tiempo. Y si no es creyente, el caso es peor, porque la pérdida es para siempre.
    Este capítulo cuenta que Lázaro enfermó y murió. Hubo oraciones, dolencias, tristeza, y ceremonias probablemente de velorio y entierro. Todo eso pasó sin intervención del Señor. Los versos 2-9 relatan que Él esperó a propósito. Creer en el Señor no significa que no vayamos a enfermar ni morir. Cuando el Señor dijo “Lázaro duerme” (v. 11), los discípulos no entendieron (v. 12), y luego Él aclaró: “Lázaro ha muerto” (vv. 13-14). El sueño es simplemente una figura de la muerte del creyente, porque luego despertará y estará mejor. No usa esta figura para con los incrédulos, porque no tienen esperanza. El Señor se alegró por los discípulos en esa situación, por los propósitos que tenía. Ellos serían fortalecidos en su fe (v. 15), y Dios sería glorificado (v. 4).
    Así que, no fue a Betania hasta el cuarto día después del entierro (v. 17). No le visitó cuando enfermó. Los judíos intentaban consolar a las hermanas en su dolencia (v. 19), y naturalmente había lágrimas (v. 33). Pero Cristo no fue al velorio, ni al entierro, pero no por indolencia y falta de interés, sino tenía un plan que nadie se podía imaginar. La primera que habló con Él fue Marta: “si hubieses estado...” (v. 21), y luego María le dijo lo mismo (v. 32). Ellas esperaban Su visita e intervención, y le pusieron falta, pues no podían anticipar lo que iba a hacer. Y todavía hoy el Señor permite que los creyentes se enfermen y mueran, y debemos aceptar eso con fe, sabiendo que el Señor ha prometido que el creyente “no morirá eternamente” (v. 26).
    Los incrédulos, y también algunos que profesan creer, acusan a Dios de descuido o indolencia en las tragedias. La gente dice: “Murió un niño – o una niña – y ¿Dónde está Dios?” “Murió mi madre”, “Murió mi esposo, y ¿dónde estaba Dios?”. Se resienten, y algunos incluso se enojan con Dios como si Él fuera culpable, y lo utilizan como excusa para no creer. Pero ¿quiénes somos nosotros para cuestionar a Dios? Como Job, debemos aprender a poner la mano sobre la boca y no hablar más (Job 40.4), porque no entendemos Sus caminos que son más altos que los nuestros (Is. 55.8-9). Consideremos la respuesta de Marta y su fe, pues aunque estaba triste y no entendía, dijo: “Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará” (v. 22). El Señor le dio promesa: “Tu hermano resucitará” (v. 23), pero ella pensaba en el futuro distante, y respondió: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero” (v. 24). Luego añadió: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” (v. 27).  No se debilitó en la fe, sino en su tristeza seguía confiando. En las tristezas y tragedias de la vida debemos asirnos firmemente del Señor y Sus promesas, porque sabemos que Él tiene propósitos buenos respecto a nosotros, y no se equivoca. El enojo y el resentimiento son reacciones de incrédulos.

continuará, d.v. en el próximo número

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EJERCÍTATE  
Carlos Tomás Knott  (parte 2)

viene del número anterior


En Hebreos 12.1-4 vemos otros ejercicios para la piedad. “…Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”. Correr es difícil si llevamos demasiado peso. El Señor Jesucristo debe ser nuestra motivación y ejemplo. Si nos ejercitamos en eso, no seremos débiles – nuestro ánimo no se cansará. Con la fortaleza de la piedad, podremos resistir no solo el pecado sino la prueba, y tendremos la bendición de Santiago 1.12.
    Es importante estar creciendo siempre, sea cual sea nuestra edad o nivel de conocimientos. Algunos creen que están bien, cuando realmente necesitan poner más atención. El problema es que su concepto de su salud espiritual no corresponde a la realidad. Gálatas 6.3 informa: “… el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”. Alguien dijo que la satisfacción es el sepulcro del progreso. Claro que estamos satisfechos con el Señor y Su obra. Pero ni siquiera los apóstoles se daban por satisfechos respecto a sí mismos (Fil. 3.13-14). “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Co. 15.58). Para continuar en la firmeza, la constancia y el crecimiento, debemos ejercitarnos para la piedad.
    Pablo dijo al joven obrero Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2.15). Esto indica que no es automático que seamos aprobados por Dios en nuestro servicio. Hay que procurarlo diligentemente. Esto también es ejercitarnos para la piedad. Específicamente se trata de cómo usamos la Palabra de Dios. Hay que leer y estudiarla con cuidado, para asegurar que nuestra manera de usarla es buena y correcta, de acuerdo con la voluntad de Dios. Esdras era un “escriba diligente” (Esd. 7.6). ¿Cómo se ejercitaba para la piedad? “Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esd. 7.10). Si viviera hoy, no pasaría su tiempo en teléfono y las redes sociales, porque el provecho para la piedad está en otra cosa. Él se preparó, se esforzó para conocer y obedecer la Palabra de Dios, y luego Dios le utilizó. A nosotros nos toca ejercitarnos para prepararnos bien, y si lo hacemos, seremos instrumentos para honra, santificados (2 Ti. 2.21), y Dios nos podrá utilizar cómo y cuándo quiere.
    El ejercicio para la piedad incluye el cuidado de la dieta espiritual. “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad” (2 Ti. 2.16). “Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría” (Pr. 19.27). “Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho” (Tit. 3.9). Es necesario evitar “las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia” (1 Ti. 6.20). Tales cosas no son aptas para el consumo, sino perjudiciales. Conducen a la impiedad, no a la piedad. También debemos evitar a los que “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Ti. 3.5).
    Algunos, para ver cómo hacer algo, observan en persona, o en YouTube cómo otros lo hacen, pues eso les ayuda. Y el apóstol Pablo felicitó a Timoteo por observar y seguir su ejemplo. “Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos…” (2 Ti. 3.10-11). No se trata de simplemente conocer el ejemplo que Pablo dio – el mero conocimiento – sino de seguir su ejemplo, y eso es ejercitarse para la piedad. 
                                                                   

  continuará, d.v. en el siguiente número

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  La Voz de Dios    

parte 2
Mervyn Wishart

viene del número anterior


3. En la tormenta

El Salmo 29 ha sido llamado la más vívida descripción de una tormenta en nuestro idioma. Se levanta sobre el mar. “Voz de Jehová sobre las aguas… Jehová sobre las muchas aguas” (v. 3). Llega con fuerza a la tierra del Líbano, derribando delante suyo los cedros masivos. “Voz de Jehová que quebranta los cedros” (v. 5). Luego se mueve al sur: “Voz de Jehová que hace temblar el desierto; Hace temblar Jehová el desierto de Cades” (v. 8). Siete veces declara que la voz de Jehová es la fuerza de la tormenta, y la describe como poderosa y majestuosa. “Truena el Dios de gloria” (v. 3).
    Para el pueblo de Dios hay consuelo en la tormenta: “Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre” (v. 10). Él está en control, y Su autoridad es indiscutida. El que en la tormenta manifiesta Su impresionante poder, “dará poder a su pueblo”. Aunque embravecida la tormenta, “Jehová bendecirá a su pueblo con paz” (v. 11).
    Cuán apropiado es que David comienza el salmo con una exclamación: “Dad a Jehová la gloria y el poder” (v. 1). Aunque somos creyentes, las tormentas pueden llegar a cada una de nuestras vidas. Es reconfortante ver que Jehová es nombrado dieciocho veces en este salmo, haciéndonos saber que el Señor está en control, aun en medio de la furia de la tormenta. Como en Galilea, Él puede decir a las grandes olas: “Calla, enmudece” (Mr. 4.39; Nah. 1.3).
    
4. En la tranquilidad
    Elías, el hombre que estuvo firme sobre el Monte Carmelo para retar a los 450 profetas de Baal, huyó para salvar su vida de Jezabel (1 R. 19.3). Comenzó a mirar adentro – con introspección – en lugar de mirar arriba al Señor. Se volvió egocéntrico, y cuando el Señor le preguntó: “¿Qué haces aquí, Elías?”, repetidas veces habló de sí mismo: “He sentido un vivo celo… sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (vv. 9-10, 14).
    Pero el Señor obraba para restaurar a Su siervo. Le había enviado un ángel que le tocó y dos veces trajo comida y agua. Le dio fuerzas para caminar cuarenta días y noches. Entonces el Señor le habló directamente: “Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado” (vv. 11-12). Cuando Elías oyó ese sonido apacible, “cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva.  Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” (v. 13). “Ve, vuélvete…” (v. 15).
    En la tranquilidad escuchó la voz del Señor, y recibió corrección y dirección. Nosotros también debemos buscar un lugar tranquilo, lejos del ruido y el clamor del mundo, donde podamos afinar nuestro oído para escuchar la voz apacible y delicadao de Dios. “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Sal. 46.10).

continuará, d.v. en el número siguiente

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  LA TRIBULACIÓN

parte 6
por Jeff Brown

viene del número anterior
Babilonia
    Apocalipsis 17 habla de un gran y poderoso sistema de religión falsa, que predominará en la tierra durante la primera parte del periodo de la Tribulación. Ese sistema consta de la cristiandad apóstata (los que son dejados atrás después del Rapto), unida a otras falsas religiones en el mundo, y es retratada como una prostituta (“ramera”, Ap. 17.5). Durante la Tribulación muchos santos serán martirizados por los de ese sistema religioso. Aproximadamente a la mitad del periodo de los siete años, el anticristo (inspirado por demonios), y los de su séquito (diez “reyes” confederados, Ap. 17.10) se volverán contra ese sistema malo y lo destruirán.
    Apocalipsis 18 habla de un “imperio” comercial que estará centrado en una ciudad. Esto también será destruido por Dios al final del tiempo de la Tribulación. A lo largo de los años ha habido mucha especulación sobre la ubicación de esa ciudad. De 404 versos en el libro de Apocalipsis, 278 aluden al Antiguo Testamento. Cuando en el Antiguo Testamento leemos de Babilonia, siempre se refiere a una ciudad literal. Por eso, parece que Babilonia será reedificada (así como Jerusalén), y luego será totalmente destruida.

Armagedón
    No solo los creyentes, sino también muchos inconversos han oído de Armagedón. Pero, ¿qué realmente es Armagedón, por qué sucederá y cuándo será eso?


Meguido y el valle de Jezreel

¿Qué Es Armagedón?
    Armagedón es el conflicto más grande en la historia humana, y sucederá al final del periodo de la Tribulación. (véase Dn. 11.40-45; Jl. 3.9-17; Zac. 14.1-3 y Ap. 16.14-16). “Ar” (heb. “har”) significa monte, y “Magedón” significa “de Meguido” (Ap. 16.16). Es el monte desde el cual se ve el valle de Esdraelón (nombre helenístico para el valle de Jezreel), en el norte de Israel. Allí se reunirán los ejércitos del mundo, bajo influencia del dragón (Satanás). Armagedón no parece ser una sola batalla, sino una serie de conflictos intensos y batallas, ¡que terminarán en destrucción masiva! Como vimos previamente, la Babilonia religiosa será eliminada. Entonces Jerusalén será tomada con gran pérdida de vidas (Zac. 12.1-3; 14:1-2). El remanente de la nación, que huyó a los montes del sur, será protegido (Miq. 2.12). Entonces la nación se arrepentirá y será regenerada antes de la batalla final y la destrucción de los ejércitos del anticristo. Esa destrucción comenzará en Bosra, después en Jerusalén y el valle de Cedrón (heb. nahal kidron), que es también el valle de Josafat. Esa destrucción de las fuerzas del anticristo se extenderá desde Armagedón (Ap. 16.16) hasta Edom (Is. 63.1), en un área de 320 kilómetros. Será el más vil y grande derramamiento de sangre en la historia del mundo: “… salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios” (Ap.. 14.20). 

¿Por Qué Sucederá Esto En Armagedón?
    Hay al menos dos razones por las que tomará lugar esa gran batalla. Primero, vemos la soberanía divina, en que ha escogido el lugar donde el juicio divino caerá sobre los enemigos de Dios. Toda la oposición humana y satánica se unirá en contra de Israel, la nación escogida de Dios, y todos serán traídos a esa región para el juicio de Dios. Dios será magnificado, y se preparará el escenario para el reino milenario de Cristo. Segundo, hay un razonamiento humano con respecto a Armagedón. La humanidad (inspirada satánicamente), deseará eliminar a todos los judíos, pues creen que ellos son la causa de todos los problemas del mundo.

¿Cuándo Sucederá Armagedón?
    La Biblia aclara que Armagedón sucederá después del arrebatamiento de la iglesia, y justo antes del final del periodo de la Tribulación. Si eres un cristiano, cuando leas este artículo, será al menos 7 años después de ahora. Marcará el final del reino del anticristo y el falso profeta, y entonces vendrá Cristo al mundo por segunda vez, con gloria y gran poder. En aquel día Sus pies estarán sobre el Monte de los Olivos. Volverá al mismo lugar de donde salió cuando ascendió al cielo (Zac. 14.1-6; Hch. 1.11).

Conclusión
    Hemos visto que el periodo de la Tribulación destacará los más intensos terrores y juicios globales que jamás ha conocido la tierra. No obstante, nos asegura que, como creyentes, nunca experimentaremos esa terrible fase de la historia del mundo. Los propósitos eternos de Dios se realizarán finalmente, y después del reino milenario de Cristo sobre la tierra, habrá “un cielo nuevo, y una tierra nueva” (Ap. 21.1). Bien se ha dicho: “La Tribulación es cierta, pero también es cierto el triunfo. En el tiempo que nos queda ahora, antes del Rapto, procuremos conducir al Señor las almas perdidas, edificar a los santos, y glorificar a nuestro Salvador en nuestra vida personal y eclesial.


traducido de la revista Present Truth (“La Verdad Presente”), Vol. 21, nº 245,
246, 247, 249 y 250 enero-febrero, abril-mayo, junio-julio 2023, febrero-marzo2024.
Todos los artículos en inglés están disponibles en su página web: www.truthdefended.com

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 7 Razones que Demandan el Uso del Velo
Según 1 Corintios 11

William M. Banks, Hamilton, Escocia


Introducción

Hoy más que nunca cuestionan y dudan de los papeles y las contribuciones distintas de los varones y las mujeres en la asamblea. Los conflictos vienen de voces en la sociedad que insisten en la igualdad de los sexos y también debido a la confusión que ahora ha surgido sobre la “identidad de género”. Estos asuntos afectan el tema del ministerio de la mujer, y debemos tener claros los roles distintos de hombres y mujeres en la asamblea. Las corrientes en la sociedad, queramos o no, suelen ejercer ciertas presiones sobre la asamblea. Sin embargo, notamos que el tema doctrinal que tenemos delante es basado en la enseñanza del Nuevo Testamento, no en la cultura sino en la perdurable y firme autoridad de las Sagradas Escrituras. Recuerda, también, que es inmensa la contribución práctica de las hermanas.1 Es cierto que la función de muchas asambleas hoy depende de ellas.
    El tema de 1 Corintios 11.2-16 tiene que ver con el concepto de “la cabeza”, pues la palabra aparece nueve veces. Cinco veces el uso es metafórico, y cuatro veces es literal, por ejemplo, en el verso 4 el primer uso es literal, mientras el segundo es claramente metafórico (véanse los siguientes versos: v. 3 – tres veces; v. 4 – dos veces; v. 5 – dos veces, v. 7; v. 10). Nota también que los versos 17-34 tratan el tema del señorío, pues el título “Señor” aparece ocho veces (v. 20; v. 23 – dos veces; v. 26; v. 27 – dos veces; v. 29; v. 32). “Cabeza” denota autoridad y responsabilidad, no superioridad. No se debe inferir ninguna diferencia cualitativa o esencial. Por eso, es totalmente apropiado que aparezca en el mismo contexto que el señorío. Si apreciamos el señorío, esto conducirá automáticamente a la aceptación y práctica del concepto de cabeza, que significa autoridad y responsabilidad…


1. Para Someterse Al Hombre Como La Autoridad Designada Por Dios
    La primera razón está en la primera mitad del verso 5. Emplea metafóricamente la palabra “cabeza”, ahora no de Cristo como fue el caso con el varón, sino respecto a la cabeza de la mujer: el varón. Surge la pregunta: ¿de qué modo puede ella deshonrar al varón? La respuesta es: cuando no se somete a la autoridad divinamente dada al varón.

2. Estar Descubierta Equivale a “Unisex”

    Si no se cubren, es lo mismo que si se hubiese rapado (vv. 5-6). La palabra traducida “rapado” aparece cuatro veces en el Nuevo Testamento: dos veces en el verso 6, una en Hechos 8.32, “… cordero mudo delante del que lo trasquila”, y Hechos 18.18 que informa que Pablo se había “rapado la cabeza” en Cencrea. Ya que Pablo se rapó la cabeza, está claro que de ese modo el pelo está más corto que normalmente sería el caso para el hombre, hasta el cuero cabelludo.
    La largura del pelo de la mujer no debe dar ni la mínima indicación de “unisex”, que es una táctica del diablo para borrar las distinciones entre los sexos. El cabello largo de la mujer debe distinguirla claramente del otro sexo, pues de otro modo es “vergonzoso”.
2  De paso nota que si el cabello de la mujer es su velo (como algunos enseñan), entonces, ¡cuando su cabeza está descubierta no tiene pelo!

3. Para Reconocer que la Autoridad Visible de Dios Es Conferido Al Varón
    Pablo declara de manera inequívoca que “la mujer es gloria del varón” (v. 7).  Esto no está bien recibido en la sociedad moderna. ¡Quien hable así será acusado de misoginia! Pero está claro el registro bíblico. Hay dos razones por las que ella es la gloria del varón.
· Por decreto divino en la creación (v. 8). Dios en Su soberanía puso al varón primero en el orden de la creación, y la mujer fue tomada del hombre (Gn. 2.22-23). El varón no procede de la mujer, sino ella de él.
· Por el propósito divino en la creación (v. 9). “Y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (vea Gn. 2.18).
    …La mujer creyente que cubre la cabeza acepta que la autoridad visible de Dios está establecida en el varón.

1 Los textos bíblicos relevantes incluyen: Juan 12.1-11; Lucas 10.38-42; 1 Timoteo 5.10, etc.

2 Del griego aiscros, bajo, indecoroso, vergonzoso. También significa deshonroso, véanse también 1 Co. 14.35 y Ef. 5.12.

continuará, d.v. en el siguiente número

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LA VERDAD SOBRE
LA RESURRECCIÓN DE JESUCRIST
O


Los autodenominados “Testigos de Jehová” enseñan que Cristo resucitó como espíritu, no en Su cuerpo humano, y que apareció a Sus discípulos en diversos cuerpos carnales que formó y desintegró. Pero la resurrección siempre tiene que ver con el cuerpo, lo cual es lógico porque el espíritu no muere. Abraham, Isaac y Jacob ya habían muerto cuando Dios se describió a sí mismo como Dios de ellos (Lucas 20.37). Cristo aclaró que sus espíritus aún vivían, “porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” (Lucas 20.38). Y realmente viven, no solo en la memoria de Dios. Esa es otra invención de los Testigos. El Señor les dijo a los saduceos algo pertinente para los Testigos: “¿No es ésta la razón por la que están ustedes equivocados: que no entienden las Escrituras ni el poder de Dios?... ustedes están muy equivocados” (Marcos 12.24, 27 NBLA).
    Si Cristo resucitó en espíritu, ¿dónde, pues, está Su cuerpo? Los Testigos dicen que Dios se deshizo de él; fue disuelto en sus átomos constitutivos. Pero Jesús dijo: “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré”. Entonces los judíos le respondieron: “En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?”. “Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó… sus discípulos se acordaron… y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado” (Juan 2.19-22 NBLA).
    Pero Jesús, resucitado, se les apareció a los discípulos que “pensaban que veían espíritu” (Lucas 24.37). Los “Testigos” hubieran dicho que sí, que era espíritu. ¿Qué dijo Cristo? “Palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24.39). Estas palabras “yo tengo” significan que aún tiene cuerpo. Más de medio siglo después, el apóstol Juan recordó esta ocasión: “Lo que... palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” (1 Juan 1.1).
    Cuando “les mostró las manos y el costado” (Juan 20.20), los discípulos sabían que era el mismo Jesús que había sido crucificado. Él les dijo: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy” (Lucas 24.39). Sin embargo, “todavía ellos, de gozo, no lo creían” (Lucas 24.41). También, Él “comió delante de ellos” (Lucas 24.43), y convencidos, “los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20.20).
    Todos los que están en los sepulcros saldrán, los salvos a vida, y los no salvos a condenación (Juan 5.29). Estos últimos “serán salados con fuego” (Marcos 9.49), siendo preservados en el fuego eterno y por Él. Pero el Señor Jesús prometió: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5.24). Amigo, reflexiona ahora. ¿Cuál será la resurrección suya? ¿La de vida, o la de condenación?

    Tomás Kember
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"El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Juan 3.18-19).