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jueves, 30 de noviembre de 2023

En Esto Pensad - enero 2024


 LA TRIBULACIÓN

parte 3
por Jeff Brown

viene del número anterior

Setenta Semanas

Esas setenta “semanas” (heb. shavuim, literalmente “sietes”, o heptad) son semanas de años proféticos, esto es, setenta de esos “sietes”, que equivalen a 490 años bíblicos. La profecía no tiene explicación si significa semanas de días, o de meses. Un mes bíblico es treinta días (Gn. 7.11, 24; 8.3-4), y un año bíblico es 360 días (Ap. 11.2-3; 12.6, 14). En Daniel 9 esas setenta semanas de años se dividen en tres grupos, de 7, 62 y 1 semana. El primer grupo, de 7 semanas (49 años) se refiere al tiempo ocupado en la reconstrucción de Jerusalén después del cautiverio. Empezó con el mandamiento de Artajerjes, rey de Persia, como enseña el capítulo 2 de Nehemías. Desde el tiempo de terminar la muralla y la ciudad hasta “Mesías príncipe” parece indicar la entrada “triunfante” de Cristo en Jerusalén, montado sobre una asna, un pollino, hijo de animal de carga (Mt. 21.5, 9). El año que eso sucedió fue cuando se cumplieron las 62 semanas de años, esto es, 434 años. Así que, desde el mandamiento de Artajerjes a reedificar la ciudad, hasta la entrada del Mesías en ella, fueron 7 + 62 = 69 semanas de años, que son 483 años. Este cálculo goza del apoyo de la historia. Después de las 69 semanas de años, el Mesías fue cortado (Dn. 9.26) y esto concluyó la semana 69. Ahora bien, si consideramos las 70 semanas como un reloj, diríamos que ese reloj se paró después de la semana 69, cuando murió el Mesías. Así que, todas las 69 semanas de la profecía han pasado a la historia, y solo queda por cumplirse la última “semana”. En esa “semana” se establecerá un pacto que conducirá a la “paz” (1 Ts. 5.3) y al restablecimiento de la adoración en el templo en Jerusalén, pero solo durará 3,5 años (“la mitad de la semana”). Entonces el “hombre de pecado” romperá el pacto de paz, profanará el templo (“abominación”) y se proclamará Dios (Dn. 9.27; 2 Ts. 2.4). Todo eso sucederá después del arrebatamiento de la Iglesia (2 Ts. 2.1; 1 Ts. 4.14-5.9)
   
El Lapso Profético
    ¿Por qué se han cumplido ya las 69 semanas, y queda pendiente de cumplirse la semana 70? La razón es que en la profecía de Daniel hay un lapso o intervalo de tiempo entre la semana 69 y la 70. Ese periodo de intervalo es la edad de la Iglesia, la que nos ha tocado vivir. La septuagésima semana (7 años) tiene que ver con la nación de Israel: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad” (Dn. 9.24). No menciona a la Iglesia, porque estará en el cielo cuando se cumpla esa última semana de la profecía de Daniel (el periodo de la Tribulación).

Ejemplos del Intervalo Profético
    El intervalo es la edad de la Iglesia, también llamada la edad de la Gracia. En este tiempo los tratos divinos están principalmente con la Iglesia, cuando Dios toma de los gentiles “pueblo para su nombre” (Hch. 15.14). Pero pronto después del arrebatamiento de la Iglesia para estar con el Señor, la septuagésima de Daniel comenzará su desarrollo. Al lector le animamos a leer Mateo 10.1-42 donde el intervalo profético aparece entre los versos 15 y 16. La primera sección (vv. 1-15) se ha cumplido mediante la comisión del Señor a los discípulos; sin embargo, la segunda sección (vv. 16-42) es completamente distinta y todavía futura. En Hechos 1.6 los discípulos preguntaron al Señor si restauraría el reino a Israel. El Señor respondió que los tiempos y las sazones están en la potestad del Padre (v. 7), y que mientras tanto, recibirían poder cuando viniera sobre ellos (v. 8). Ese tiempo de la operación del Espíritu Santo para formar la Iglesia es el intervalo, hasta que en el futuro el Señor restaure el reino. En Romanos 11.17-24, Israel es como ramas de olivo que han sido desgajadas. El intervalo ocupa este tiempo, porque luego Dios volverá a injertar las ramas naturales (Ro. 11.23). Isaías 9.6 declara: “un niño nos es nacido, hijo nos es dado”. En este punto, antes de seguir el verso, cabe el intervalo profético, porque luego se cumplirá el resto del texto: “y el principado sobre su hombro”. Animamos al lector a considerar también Zacarías 9.9-10, donde el verso 9 se ha cumplido, pero no ha venido todavía el cumplimiento del verso 10. El intervalo profético está entre esos dos versos.

La Secuencia de Eventos
    La Tribulación solo comienza después del arrebatamiento de la Iglesia (santos vivos y muertos, desde el día de Pentecostés hasta el momento del rapto). Terminará en la segunda venida de Cristo en poder y gran gloria. La Tribulación (sus juicios) ha sido profetizada desde los días de Enoc (Jud. 14-15). También aparece al final del Antiguo Testamento (Mal. 4), y en otros libros proféticos que advierten del “día de Jehová”, y el “tiempo de angustia” (Jer. 30.7; Dn. 12.1). El Nuevo Testamento también habla de ese terrible periodo (Mt. 24; Mr. 13; Lc. 21; Ap. 6-18). Será de ira divina sin igual en la historia de la humanidad, pero no para la Iglesia, “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts. 5.9, ver también Ap. 3.10).

Después del Rapto – el Ascenso del Anticristo

   El arrebatamiento  es la primera profecía que se cumplirá en el futuro plan profético divino. Habrá conmoción y asombro cuando millones de cristianos vivos en la tierra (junto con los muertos en Cristo) desaparecerán del escenario (1 Ts. 4.13-18). Lo que quedará en la tierra será una combinación de ateos y farsantes religiosos. Ese vacío espiritual facilitará la subida rápida del anticristo al lugar de poder. El espíritu de anticristo ha estado trabajando en la tierra durante los últimos 2.000 años, haciendo todo lo posible para negar, rechazar y minar la realidad y verdad acerca de Jesucristo. La Palabra de Dios nos recuerda que el espíritu de anticristo siempre ha buscado invadir e infectar a la iglesia cristiana. Ha habido y habrá muchos individuos que manifiestan ese carácter (1 Jn. 2.22; 4.3). Pero se nos dice que solo habrá una persona específica que será llamada “el anticristo” (1 Jn. 2.18). Así que, al comienzo del periodo de la Tribulación, una persona subirá y ocupará el lugar de protagonista en todo el mundo – el anticristo.

continuará, d.v., en el número siguiente

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El Peligro del Fracaso Espiritual



El fracaso espiritual del rey Uzías, y también el del pueblo en general, presenta un contraste considerando la prosperidad material que gozaba la nación en ese tiempo. En eso hay lecciones para nosotros. La prosperidad material a menudo es seguida por un debilitamiento espiritual. Empiezan a acumular bienes y acomodarse en el mundo, y su vida espiritual es perjudicada. No son espiritualmente lo que antes eran. Quisás todavía ocupan sus puestos de responsabilidad, pero no son dignos de imitar. Los del pueblo de Dios que están en autoridad pueden tener un efecto profundo para bien o para mal en las vidas de otros. En los postreros años de su reino, cuando Uzías fracasó, la nación le siguió en su descenso espiritual. ¡Hoy también, los ancianos y maestros del pueblo de Dios tienen una responsabilidad solemne! Es triste ver el fracaso y la caída de hombres que antes fueron usados por Dios. No solo el rey Uzías, sino también Salomón cayó en ese error. Después de un comienzo prometedor en su juventud, en su vejez cedió a los deseos de la carne, y tomó decisiones insensatas. Hoy solemos pensar en todas las tentaciones que rodean a los creyentes jóvenes, ¡y es cierto que hay muchas! Pero también hay tentaciones en la mediana edad y en la vejez. ¡Uzías y Salomón deben ser tomados como una advertencia a todos nosotros!  Con razón Pablo escribió a Tito: “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia” (Tit. 2.2).  

traducido y adaptado de un artículo por Jeff Brown
en la revista Assembly Testimony, septiembre-octubre 2023

Salomón, en su vejez y prosperidad, se desvió del camino recto (1 R. 11.1-9)
Uzías, cuando era fuerte y próspero, se enalteció, pecó contra Jehová y fue herido con lepra (2 Cr. 26.16-21)
Josafat, cuando tenía riquezas y gloria en abundancia, contrajo parentesco con Acab (2 Cr. 18.1; 19.2)
Himeneo y Alejandro naufragaron en cuanto a la fe (1 Ti. 1.19-20)
Juan Marcos tuvo el privilegio de ser escogido para salir con Pablo y Bernabé, pero se volvió atrás de la obra misionera (Hch. 13.13)
Demas desamparó a Pablo, amando al mundo (2 Ti. 4.10)

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El Reino del Resucitado

Un día Jesucristo reinará literal y físicamente en el mundo, pues después de Su muerte y resurrección, ascendió al trono de Dios (Jn. 6.62; Ef. 4.10). Pronto se sentará en Su propio trono. El Padre le dijo: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Sal. 110.1). También le dijo proféticamente: “Domina en medio de tus enemigos” (Sal. 110.2). Entre esos dos versos han pasado dos mil años. Pero de la manera que el primer verso se cumplió, también se cumplirá el segundo. Esto sucederá cuando terminen la edad de la gracia, y el tiempo de la angustia de Jacob – los siete años de la Tribulación. Entonces el Señor se manifestará en gloria, a fin de tomar para sí el honor y la responsabilidad de Rey de reyes y Señor de señores. El Hijo de David se sentará sobre el trono de David, y será suyo. Entonces este mundo conocerá por fin un reino de justicia. El Hombre bienaventurado, que una vez fue colgado entre dos ladrones en el Calvario, que fue tratado tan injustamente por la humanidad, tomará las riendas del gobierno mundial, y será también Sacerdote sobre su trono. La justicia y la paz caracterizarán el maravilloso reino de mil años, y Él llevará gloria (Zac. 6.13).

de un artículo por Dennis Williamson, Irlanda del Norte,
en la revista “Assembly Testimony”, septiembre-octubre 2023, págs. 129-130

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¿Puedes Hacer Lo Que Quieras Con Tu Cuerpo?

Debemos presentar nuestros cuerpos “en sacrificio, vivo, santo, agradable a Dios”, Romanos 12.1. Son templos del Espíritu Santo, 1 Corintios 6.19, que Dios valora, y nosotros debemos hacer lo mismo. La gente del mundo le dice a Dios y al gobierno que sus leyes no deben “meterse con el cuerpo de uno”, pero el creyente sabe que es sólo un administrador del cuerpo,y no su dueño. “Habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”, 1 Corintios 6.20.
    No debemos dejar que ellos sean adictos a las drogas y otros hábitos malsanos; nunca debemos valernos de los derechos de Dios al modificar nuestros cuerpos con tatuajes, perforaciones o cirugía cosmética que no sea necesaria por razones médicas.
1 “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”, Romanos 6.12-13.

de un número viejo del Mensajero Mexicano

Lamentablemente, muchísimas mujeres, y ahora hombres también, creen que está bien perforar las orejas para llevar pendientes, pero es una práctica del mundo, como los piercings. Ed.

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La genética y la personalidad


 
    El debate sobre la importancia relativa de lo innato versus lo adquirido debe incorporar una tercera influencia: el nuevo nacimiento. De las tres, sin duda el nuevo nacimiento puede imponerse sobre las otras. Dios ha hecho una variedad de personalidades; no produjo cristianos en serie. Todos tenemos nuestra propia personalidad, pero todos debemos aprender a tener el mismo carácter. Si la personalidad es la suma total de mis características emocionales, entonces el carácter es la suma total de mis virtudes morales. Todos diferimos emocionalmente, pero pese a esto, todos debemos ser como Cristo en carácter. Ese carácter, a su vez, debería controlar nuestras emociones.
    Esto quiere decir que uno no se esconde detrás de la excusa que se oye tan a menudo: “Así es como Dios me hizo”. Efectivamente, la naturaleza “me hizo” egoísta y pecaminoso. Las experiencias de la vida, comienzos familiares difíciles y la crianza, o la falta de ella, que he tenido posiblemente hayan provocado ciertas tendencias emocionales en mi vida. Pero soy adulto y no puedo excusar el pecado en mi vida cuando Dios me ha dotado, por la vía de un nuevo nacimiento, con la capacidad de vencer.
    Decir: “Es que soy así”, es solo confesar la naturaleza del problema. El problema es exactamente eso: lo natural para usted es perder los estribos, ser egoísta, comportarse neciamente, herir a otros y un sinfín de pecados más. Pero contamos con una promesa que el Señor Jesús nos ha dado en relación con el desarrollo de nuestro carácter. Al hablar de fomentar el fruto que nos hace semejantes a Él en nuestras vidas, el Señor Jesús nos dijo que podríamos pedir al Padre y Él respondería a nuestra petición, Juan 15.7-8. Los recursos para un cambio están disponibles. El asunto crucial es nuestra disposición a ser cambiados.
    Eso quiere decir que uno nunca debe conformarse con verse como “un cristiano de mal genio”, o “un cristiano con una debilidad por la pornografía”, o un “cristiano homosexual”. No nos definimos por el pecado; hacerlo sería negar que estamos en Cristo y justificar nuestro pecado y falta. En Corinto había aquellos que en un tiempo se caracterizaban por tener los estilos de vida más inmorales que uno se pudiera imaginar, pero habían sido lavados, santificados y justificados, 1 Corintios 6.9-11. “Esto erais algunos…” Ahora no. Declararnos incapaces ante las tendencias pecaminosas es negar el poder del Espíritu de Dios para vencer y para cambiar vidas. Él no está a nuestra disposición para gestionar nuestro pecado o controlar nuestros pensamientos, sino para transformarnos.
 ...
    Finalmente, como creyentes que posiblemente queramos justificar nuestras propias prácticas, nunca debemos escondernos detrás del escudo falso de la composición genética. Sea enojo, celos, envidia, egoísmo, mentira, lujuria, o cualquier otro pecado, debemos reconocerlo honestamente por lo que es y presentarlo ante Dios en confesión. Entonces, en dependencia del Espíritu de Dios, podemos pedir gracia para vencer y ser lo que nuestra naturaleza pecaminosa no era capaz de hacernos: santos y semejantes a Cristo.

extracto de un artículo escrito por el Dr. A. J. Higgins, Barrington, EE.UU.
y publicado en el Mensajero Mexicano, nº 149, septiembre 2021

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 "¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?"   Mt. 2.2

Muchos han nacido para ser reyes, pero nadie era rey cuando nació. Ningún rey fue tan plenamente prometido. Ninguno nació tan humilde, ni fue anunciado tan gloriosamente, ni ubicado tan milagrosamente. También Cristo es único en que ningún otro rey ha sido tan rechazado, humillado, despreciado y abandonado. ¡Qué maravilla que el Hijo de Dios viniera así, y muriera así. Ningún otro rey ha sido resucitado poderosamente, exaltado tan sublimemente, y adorado tan elocuentemente. De todos los reyes y gobernadores que jamás ha habido, ninguno sino Él es amado tan fervientemente, y universalmente adorado. ¡No hay otro como nuestro Rey!

J. B. Nicholson Sr

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 Hefzi-bá y Beula

Para Dios, Israel es Su amada. Su amor no fue causado por Israel, ni será apagado por ella. Moisés declaró al pueblo:

“Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó” (Dt. 7:6-8).

Es un amor eterno, soberano, inmerecido. Dios ama a Israel y nada puede cambiar esto.
    R.E. Harlow, maestro de la Biblia y fundador de Publicaciones Cotidianas en Canadá, tenía un gran interés en la obra misionera. Escribió un artículo titulado: “Israel, Mi Amada”. Puede servir para orientarnos respecto a esta nación única:

    Hefzi-bá – “Mi deleite está en ella”, y Beula – “desposada” – son nombres que el Señor dio a Su antiguo pueblo (Is. 62:4). Los dieciséis profetas reciben gozosos cientos de profecías de bendición para Israel. El Señor Jesús lloró sobre Jerusalén (no sobre Tiro y Sidón) y muchas veces quería juntarla como la gallina a sus polluelos. La Palabra de Dios nos instruye a orar por la paz de Jerusalén.
    Hoy algunos israelíes están muy dispuestos a sacrificarse por el proceso de la paz. En cambio, otros dan sus vidas en asesinatos suicidas a fin de hacer un sabotaje a esa misma paz.
    Nosotros los creyentes de la Iglesia anticipamos la venida de nuestro Señor, esperanzados por los eventos que suceden en Israel. Nuestro interés en el arrebatamiento se centra en el Señor, Sus recompensas, Su novia, y el día de la boda. Seguramente Sus pensamientos también están centrados en esto. Pero Él también Se preocupará intensamente por Su amado Israel. ¿Qué dicen las Escrituras acerca de los próximos siete años después del rapto?
    Los israelíes nacidos de nuevo, por supuesto, ascenderán en las nubes para encontrarse en el aire con el Señor. Desgraciadamente, es evidente que estos serán sólo una minoría pequeña de los 18.000.000  judíos que hoy viven. Pronto la nación hará un pacto de siete años con el futuro dictador mundial, y comenzarán la construcción del templo. Hoy se rumorea que los planes y las preparaciones se están finalizando, lo cual quiere decir que muy pronto comenzará la construcción. Acto seguido se inaugurarán los sacrificios.
    Antes de que los ángeles de ira divina comiencen a derramar los juicios de la Tribulación, otros sellarán con el nombre del Padre a 144.000 varones jóvenes de las tribus de Israel (Ap. 7). Aunque nunca aceptarán el número 666 del hombre de pecado, sus vidas serán preservadas durante la Tribulación. El Cordero se regocijará con ellos en el Monte de Sión, cantando un cántico nuevo que nadie más puede aprender (Ap. 14:1-5).
    Estos varones jóvenes son vírgenes, y no se halla en ellos ningún engaño. Están sin mancha delante de Dios. Son las primicias del periodo de la Tribulación y siguen al Cordero dondequiera que Él va. La novia también estará con el Cordero, de modo que esos jóvenes le serán a la novia como un compañero.
    Suponiendo que más o menos un 10% de los 9.000.000 de varones en Israel se pueden considerar “jóvenes”, la sexta parte de estos son los 144.000. A menos que nuestras esperanzas de la segunda venida del Señor estén muy equivocadas, es posible que hoy los 144.000 estén vivos. Si es así, están viviendo vidas puras, todavía no entregados a Cristo, pero listos para creer cuando el Espíritu obra en ellos. Es un grupo interesante.
    Su tarea después de ser sellados parece ser propagar el evangelio eterno. El fruto de este ministerio se verá en los muchos designados como ovejas en Mateo 25, a la diestra del Señor, cuando Él en Su venida se sentará para juzgar a las naciones gentiles. Pero antes que el Señor intervenga, morirán muchos más creyentes nuevos, tanto judíos como gentiles durante los terribles años de la Tribulación.
    Cuando se abre el quinto sello, los israelíes creyentes que hayan sido muertos durante los siete años se ven bajo el altar – los mártires (Ap. 6). Muchos más sobrevivirán los terrores de la Tribulación y le verán al Señor cuando Él aparezca. Ellos también creerán, con lagrimas de remordimiento por su rechazo nacional de su Rey. (Zac. 12:10). Muchas ovejas gentiles heredarán el reino que les fue preparado desde la eternidad (Mt. 25:34), pero Israel será la nación predominante en el Milenio. Los apóstoles reinarán sobre las tribus (Mt. 19:28), y rápidamente construirán el templo, como se describe en Ezequiel. Pronto vendrán días grandes para Israel y para toda la humanidad. Todavía más felices pueden ser todos aquellos israelíes y todos los que aceptan a Cristo en la edad de la gracia. Así que, nunca dejemos de orar e interceder fervientemente en apoyo de todos los que trabajan para llevarle la luz del evangelio a Hefzi-bá , la nación amada de Dios.

R. E. Harlow,  de un número viejo de la revista “Missions”,
y la introducción del libro Israel, Nación Única, impreso por Libros Berea

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85 Años, y Todavía Fuerte

“Hoy soy de edad de ochenta y cinco años...Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza...” (Jos. 14.10-11).
Caleb es el campeón del segundo tiempo. Escúchale hablar con sus ochenta y cinco años: “Dame pues, ahora, este monte” (v. 12). Probablemente dijo esto delante de un grupo de hombres jóvenes que intentaban conseguir porciones más fáciles de poseer en la Tierra Prometida. Los montes de Israel estaban llenos de ciudades fortificadas y gigantes. ¿Quién quiere esto? ¡El abuelo!
    Quizás tu vida hasta ahora no ha sido muy impresionante. Quizás no hiciste muy bien en la educación de tus hijos, o puede que hayas desaprovechado el matrimonio y seguido prioridades de segunda clase, y ahora lo sientes. No te quedes demasiado tiempo en ese valle de los sentidos. ¡Servimos a un Dios que puede redimir nuestros errores!
    E. Stanley Jones pasó más de 50 años en la India. Con 83 años de edad, sufrió un derrame debilitador... En sus últimos meses de vida, llegó a hablar con labios casi paralizados, y dictó el manuscrito de un libro extraordinario.
    Un párrafo asombroso dice: “Mi fe tiene cicatrices, pero debajo de esas cicatrices no hay dudas. Cristo me tiene con todo el consentimiento de mi ser. Tengo 83 años, ¡y estoy más entusiasmado hoy con ser cristiano que lo era cuando con 18 años puse mis pies por primera vez en este camino!”
    ¿Lo oyes? Entonces, necesitamos retomar la carrera y correr por fe. Con Dios, correr sin tropezar no te convierte en ganador; ¡pues para eso es necesario acabar fuerte!                             
 

    traducido de la revista “PRECIOUS SEED”, mayo 2006

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 Una Gran Carga

“Cristo... llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.  

 1 Pedro 2.24

El 27 de septeimbre de 2019, en el Campeonato Mundial de Halterofilia en Pattaya, Tailandia, el levantador georgiano, Lasha Taljadze, estableció un récord mundial en arrancada, 220 Kg, y dos veces 264 Kg, sumando un total fenomenal de 484 Kg. Tal logro nunca había sido registrado en la historia humana.
    El 17 de octubre de 2011, en Ulsan, Corea del Sur, una máquina levantó las 23,600 toneladas (23.6 millones Kg) de la plataforma “North Rankin B” para que luego fuera instalada mar adentro al noroeste de Australia para la extracción de petróleo en el mar. Esto fue un récord mundial.
    El escarabajo pelotero supera a estos dos: ¡tiene la fuerza para levantar más de 1,141 veces su propio peso! Sería como si un ser humano promedio fuera capaz de transportar casi 91,000 Kg, ¡aproximadamente doce elefantes africanos machos!
    Sin embargo, el apóstol Pedro señala una hazaña de Cristo que fue mucho mayor que éstas: “Cristo… llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero (la cruz)”, 1 Pedro 2.24. El profeta Isaías dice: “Jehová (Yavé) cargó en él el pecado de todos nosotros”, Isaías 53.6. Juan dice: “El Cordero de Dios… quita el pecado del mundo”, Juan 1.29. ¡Jamás ha sido llevada una carga tan pesada! Era tan grande que se necesitaba al Señor omnipotente para que la llevara. Era la carga del pecado y su castigo.  Un himno lo expresa así:

¡Qué carga inmensa, oh Señor, fue impuesta sobre Ti!
Tú padeciste por amor el mal que merecí,
Cuando en la cruz, Señor Jesús, moriste en vez de mí


    Pero amigo lector, el hecho de que fuera tan fuerte no quiere decir que no afectara a Cristo. Al contrario, le dolió en extremo. Él dijo: “Sobre mí reposa tu ira, y me has afligido con todas tus ondas”, Salmo 88.7.
    Fíjese que un cordero no es un animal de carga, pero piense en la carga que llevó Cristo, el Cordero de Dios. Si usted no es salvo, aún está llevando sus propios pecados. Pero si confía en Cristo, la carga ya no será suya. Tampoco la culpa, ni la condenación. Cristo ya las llevó a su favor. Así se cumplirá Su promesa: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”, Mateo 11.28. ¡Qué alivio sentirá si sus pecados le fueran quitados!
    En una cirugía, el doctor hiere a su paciente para sanarlo, pero el Doctor divino (Cristo) fue herido para sanarlo a usted; “por cuya herida, fuisteis sanados” (1 Pedro 2.24). Una vida convertida de la maldad a la justicia muestra una verdadera sanación: “para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia”.
    ¿Qué prefiere usted: seguir cargado y trabajado o dejar que Cristo lleve la carga de su pecado?

    Tomás Kember
    Publicaciones Pescadores

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