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miércoles, 30 de junio de 2021

En Esto Pensad - julio 2021

 El Peligro del Intelectualismo
William MacDonald

“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21).

En la iglesia de Corinto algunos trataban de que el evangelio fuera  intelectualmente respetable. Su preocupación con la sabiduría de este mundo les hizo sensibles a aquellos aspectos del mensaje cristiano que resultaban ofensivos a los oídos de los filósofos.
    No tenían la intención de abandonar la fe, sino de redefinirla para que fuera más sabrosa o aceptable a los eruditos.
    Pablo se enfureció por su intento de vincular la sabiduría del mundo con la de Dios. Sabía muy bien que lograr reconocimiento intelectual resultaría en una pérdida de poder espiritual.
    ¡Enfrentémoslo! Hay algo en el mensaje cristiano que es escandaloso a los judíos y una locura a los gentiles. Y no sólo eso, los cristianos en su mayoría no son los que el mundo llamaría sabios, poderosos o nobles. Tarde o temprano tenemos que darnos cuenta de que en lugar de pertenecer a la inteligencia, somos necios, débiles, viles y menospreciados, porque es así como el mundo nos considera.
    Pero lo maravilloso es que Dios utiliza este mensaje, que parece ser una locura, para salvar a los que creen. Dios se vale precisamente de personas como nosotros para realizar Sus propósitos. Al escoger instrumentos tan poco prometedores, evita toda la pompa y pretensión del mundo, elimina cualquier posibilidad de jactancia, y hace que Él solamente sea alabado.
    Esto no quiere decir que no hay lugar para la erudición. Por supuesto que lo hay. Pero a menos que la erudición se combine con una profunda espiritualidad, ésta nos embotará y llegará a ser un verdadero peligro.

    Cuando la erudición juzga a la Palabra de Dios, alegando, por ejemplo, que algunos escritores utilizaron fuentes más confiables que otras, esto representa un abandono de la verdad de Dios. Cuando buscamos el reconocimiento de eruditos como éstos, nos hacemos vulnerables a todas sus herejías.
    Pablo no llegó a los corintios con excelencia de palabras o de sabiduría. Determinó no saber nada entre ellos sino a Jesucristo y a éste crucificado. Sabía que el poder estaba en la presentación simple y franca del evangelio, y no en ocuparse con problemas espinosos e intrincados, teorías complejas e infructuosas que a nadie benefician, ni en rendir pleitesía al intelectualismo.

William MacDonald, De Día en Día, CLIE

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¿De Dónde Viene La Filosofía?

El predicador J. V. McGee dijo en su estilo inimitable que la filosofía es como un hombre ciego, en un cuarto oscuro, que busca un gato negro que no existe. En lugar de aceptar y guiarse por la revelación de Dios, los filósofos exaltan la mente humana y el raciocinio. Es verdad que Dios nos dotó de una mente, pero la hemos torcido. El uso correcto de la mente es para conocer y amar a Dios.  Jesucristo dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento" (Mt. 22:37-38).
    Pero bien pronto en la historia, aunque tenía altos conocimientos de la verdad de Dios, la raza humana con corazón, alma y mente dio la espalda a Dios. Romanos 1 relata la triste historia: "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios" (Ro. 1:21-22). De ahí vienen las religiones, las mitologías y supersticiones, y también la filosofía. Salen de seres humanos ingratos que no glorificaron a Dios. Salen de corazones entenebrecidos y mentes envanecidas y necias. Todo eso ofende a Dios, que tan clara y perfectamente había manifestado la verdad (Ro. 1:19-20). Por sus pecados, Dios los entregó a una mente reprobada (Ro. 1:28), y de ese pozo negro y maloliente sale la sabiduría del mundo, las filosofías, las teorías como la evolución, la psicología, y la religión variopinto.
    Dios no está en estas cosas ni las aprueba. No son caminos para llegar a conocer a Dios. La verdad no está en la filosofía, sino en la Palabra de Dios (Jn. 17:17). "El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría" (1 Co. 1:21). El que realmente es sabio, cree a Dios, “pero sin fe es imposible agradar a Dios” (He. 11:6). En Jesucristo “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col. 2:3).

Carlos

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 LA FILOSOFÍA: 

TRAMPA DE LA SERPIENTE

“Tened cuidado, que nadie estropee vuestra fe con intelectualismo o locuras grandilocuentes. ¡Éstas están fundadas en las ideas que tienen los hombres acerca de la naturaleza del mundo y no toman en cuenta a Cristo!” (Col. 2:8 parafraseado por Phillips).
 

La palabra griega que Phillips traduce: “intelectualismo” es la misma que se traduce: “filosofía”. Básicamente significa amor de la sabiduría (filos - amor, sofía - sabiduría), pero más tarde adquirió otro significado, es decir, la búsqueda de la realidad y el propósito de la vida.
    La mayoría de los filósofos se expresa en un lenguaje complicado y grandilocuente. Sus palabras, incomprensibles para una persona normal; apelan a aquellos que les gusta emplear su poder intelectual para revestir las especulaciones humanas con palabras difíciles de entender.
    Francamente, las filosofías humanas no sirven de mucho. Phillips se refiere a ellas como “intelectualismo y locuras grandilocuentes”. Están basadas en las ideas que tienen los hombres acerca de la naturaleza de las cosas, y ellos no hacen caso de Cristo. Se cita al famoso filósofo Bertrand Russell, que decía al final de su vida: “La filosofía ha demostrado ser un fracaso para mí”.
    Al cristiano sabio no se le puede engañar con las locuras grandilocuentes del seudo intelectualismo de este mundo. Se niega a inclinarse ante el altar de la sabiduría humana. Por el contrario, sabe bien que todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento se encuentran en Cristo. Así que, pone a prueba todas las filosofías humanas por medio de la Palabra de Dios y como resultado, las rechaza porque ve que se oponen a las Escrituras.
    El creyente no cambia de parecer cuando los filósofos salen en primera plana con algún nuevo ataque contra la fe cristiana. Es suficientemente maduro para juzgar y percatarse de que no puede esperar nada mejor de ellos.
    Tampoco se siente inferior por no poder conversar con los filósofos utilizando palabras de muchas sílabas o seguirles en sus razonamientos complicados. Se siente desconfiado ante la incapacidad de ellos para dar a conocer su mensaje con sencillez y se regocija de que el hombre común puede entender el evangelio, común, por ignorante que sea en otras cosas.
    Detecta en los filósofos la trampa de la serpiente: “...seréis como Dios” (Gn. 3:5). El hombre es tentado a exaltar su mente y sus poderes intelectuales por encima de la mente de Dios. Pero el cristiano sabio rechaza la mentira del diablo. Derriba argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios (2 Co. 10:5).

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 La Biblia tiene poder para:

    

1. Convencer de pecado      Hch. 2:37
2. Regenerar el corazón      1 P. 1:23
3. Estimular la fe                 Ro. 10:17
4. Limpiar la vida                Sal. 119:9; Jn. 15:3
5. Aconsejar y edificar al creyente    Sal. 119:24;                                                            Hch. 20:32
6. Renovar el entendimiento        Ro. 12:2
7. Discernir qué hay en el corazón       He. 4:12
8. Dar sabiduría                 Sal. 119:98-100
9. Equipar para servir        2 Ti. 3:17    

El Salmo 19:7-12 enseña las virtudes y los poderes de la Palabra de Dios:
                                            virtud            poder
v. 7    

ley de Jehová                      perfecta         convierte el alma
testimonio de Jehová          fiel                 hace sabio al sencillo
v. 8    

mandamientos de Jehová   rectos             alegran el corazón
precepto de Jehová             puro               alumbra los ojos
v. 9     

temor de Jehová                 limpio            permanece para siempre
juicios de Jehová                verdad           todos justos
 

además:
v. 10    son deseables más que el oro, y dulces más que miel
v. 11    amonestan al siervo de Dios, y hay galardón en guardarlos
v. 12    Su Palabra ayuda a librarnos de errores ocultos
v. 13    nos puede preservar de soberbias
            nos ayuda a ser íntegros, y libres de gran rebelión
v. 14    provee material para gratos dichos y meditaciones


además:
v. 10    son deseables más que el oro, y dulces más que miel
v. 11    amonestan al siervo de Dios, y hay galardón en guardarlos
v. 12    Su Palabra ayuda a librarnos de errores ocultos
v. 13    nos puede preservar de soberbias
            nos ayuda a ser íntegros, y libres de gran rebelión
v. 14    provee material para gratos dichos y meditaciones

"¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación" 

Salmo 119:97.

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La Importancia de la Asamblea
y Nuestro Compromiso con Ella
parte 6

por David Rodgers


viene del número anterior

9. Columna y Baluarte de la Verdad (1 Timoteo 3:15)

“Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Ti. 3:14-15).

    Estas dos expresiones no son exactamente sinónimas. “Columna” (gr. “stulos”) significa un pilar que sostiene el peso de la estructura. Mantiene en alto el techo, por ejemplo. Además, se usaba para honrar a algún personaje, en este caso, el Señor Jesús. La asamblea ha de mantener la proclamación del evangelio en todo su poder doctrinal, centrado en la deidad de Cristo y en toda enseñanza doctrinal acerca de Su Persona y obra.
    “Baluarte” (gr. “hedraioma”) tiene la idea de algo macizo, bajo, como a nivel de fundamento, que resiste el embate de alguna tempestad de viento o inundación de agua – que resiste a que se remueva o desestabilice el edificio. Hay grandes ataques de enseñanza contraria a la verdad acerca de Cristo. La sana doctrina está siempre bajo ataque y toda “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Jud. 3) debe ser defendida, no modificada. Los vientos de cambios soplan, unos más fuertes que otros, y deben ser resistidos. La asamblea ha de resistir todo eso y contrarrestar de manera convincente frente al mundo confuso.
    Es interesante que el contexto no es solamente la preparación doctrinal académica para sostener en alto la verdad acerca de Cristo, ni para protegerla de los embates de la falsa religión. El contexto habla del comportamiento de los que así sostienen y defienden la verdad. Su comportamiento ejemplar agrega el peso convincente tanto a su proclamación como a su defensa de la verdad.
    Nuestra participación en la asamblea ha de proveer este testimonio. Requerirá diligente estudio y preparación a nivel personal, y además, el coraje y denuedo provisto por el Espíritu Santo. Para tal, se necesita andar en santidad de vida para no entristecer al Espíritu. También debemos presentarnos al Señor como instrumentos dispuestos (Ro. 6:13; 12:1).

10. Candelero de oro (Apocalipsis 1:12-13, 20)

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” ... “El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias” (Ap. 1:12-13, 20).
 

   La palabra “candeleros” (gr. “luchnia”) es mejor traducida como lámpara o portalámpara. No se refiere al candelero del tabernáculo que tenía un tallo central y seis brazos laterales, tres en cada lado y siete lámparas en total. Ese candelero (Menorah) era de una sola pieza, cubierto de oro de un talento de peso, y una maravilla de artesanía (Éx. 37:17-24).
    Todo en el tabernáculo representaba de alguna manera la Persona u obra de Jesucristo. Pero ese candelero además ilustra cómo Israel había de manifestar la unidad en su testimonio. Eran unidos, hijos de un mismo padre, pero esa unidad luego se interrumpió con la división de las diez tribus bajo Jeroboam y las dos tribus bajo Roboam.
    Pero en Apocalipsis 1 son siete lámparas individuales. Cristo dice que son “las siete iglesias”. No están agrupadas ni conectadas sino separadas. De esta manera las lámparas representan la autonomía de las iglesias. Sin embargo, vemos al Señor mismo en medio de ellas. La existencia y función de la lámpara gira en torno a Él. Cristo constituye un factor de unión que es mucho más sustancial y duradero que cualquier lazo sanguíneo humano, asociación u organización federada.
    La lámpara nos habla también del testimonio de la iglesia, en el lugar oscuro que es este mundo (véase Fil. 2:15). La luz del testimonio alcanzará al mundo alrededor, en la fiel proclamación de la verdad acerca de Cristo. Además, el testimonio de la iglesia está dirigida al Señor, porque proclama y exhibe lo que ella piensa de Él. Esto se hace de dos maneras: en adoración (lo que pensamos y decimos acerca de Él), y en obediencia (lo que realmente hacemos con Su Palabra y voluntad expresada).
    Por lo que vemos en los capítulos 1-3 de Apocalipsis, el Señor observa y prueba la calidad del testimonio de cada asamblea. Revisa con cuidado cada iglesia, y aprueba o desaprueba. Aun reserva el derecho de quitar la lámpara (Ap. 2:5) a menos que haya arrepentimiento. Esto nos hace pensar en Su interés en el día de hoy en nosotros. También nos recuerda el día futuro de revisión en el Tribunal de Cristo.
    Me impresiona profundamente la verdad que Él está presente, observando todo lo que sucede en la asamblea. Su santidad requiere que haya santidad en nosotros. Su inteligencia y sensibilidad requieren realismo en nuestra adoración – “en espíritu y en verdad” (Jn. 4:23-24), no de labios sino de corazón (Is. 29:13).
    A Él no le agradan las oraciones repetitivas. Él sabe si siento enemistad contra otro hermano. Él sabe si realmente estamos conscientes y sensibles a Su presencia. Él sabe cuánto ofrendo y cuánto retengo para mí. Su interés y presencia de por sí hacen que la asamblea sea de suma importancia. ¿Acaso pienso yo que el interés del Señor esté mal enfocado? ¿Está equivocado Él en mirar con tanta atención a la asamblea? ¿Tengo yo el mismo grado de interés que Él?
    ¡Cuán importante es la asamblea, nuestra asamblea a la cual Él nos ha llamado a participar! La única conclusión a la que podemos llegar es lo que postulamos al comienzo. Repito:

    “La entidad corporativa de mayor importancia en el mundo
es la asamblea, la iglesia local”.

En resumen:
¿Realmente creo yo esto?
¿Cómo lo demuestra mi vida diaria, de semana en semana?
¿En qué habrá que reordenar mis prioridades?
¿Cuándo las voy a reordenar?
¿Desde cuándo conviene que haya un cambio en mí, y qué voy a hacer?

David Rodgers y su esposa Ruth Ann sirven al Señor en Chile

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¿Cuán Importante Es La Asamblea?

Muchos “cristianos evangélicos” consideran a la iglesia local como una opción en su vida. Uno decide asistir o no asistir. No es una necesidad. Se oye decir: “Puedo leer mi Biblia y orar en casa. Puedo adorar a Dios en el campo, en una caminata. Puedo escuchar a un predicador en la radio si lo deseo. No necesito a la iglesia en mi vida”.
    En contraste, la Biblia enfatiza la importancia de la iglesia local. Escribiendo a Timoteo, Pablo la describe como “la casa del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Ti. 3:15). Esta es una sublime descripción de la asamblea, y enfatiza su importancia. También es llamada “templo de Dios”, donde mora el Espíritu Santo (1 Co. 3:16-18). Es la casa de Dios. Es un templo y debe ser conocido por su pureza y santidad, como un lugar de adoración.
    Se les exhorta a los creyentes ser fieles en su asistencia a las reuniones para enseñanza, comunión, la cena del Señor y oración (Hch. 2:42; He. 10:25). Las cuatro actividades formaban parte de las reuniones semanales de la iglesia primitiva. Estas reuniones nutren a las personas para que crezcan y maduren. La asamblea es vital para el desarrollo de dones espirituales haciéndonos útiles a Dios. Los hombres piadosos pastorearán y guardarán a los santos para que no se deslicen de la verdad de Dios.
    Su lealtad a la asamblea reflejará su lealtad a Cristo. ¿Su vida está centrada en la obra de su iglesia local? ¿O hay otras cosas que vienen antes: el trabajo, la familia, los placeres, el deporte? ¿Hay prioridades que afecten con frecuencia su asistencia a las reuniones?
    Seamos leales y demos devoción de todo corazón a la familia de nuestra asamblea. Haciendo esto, seremos leales a Cristo mismo. Y entonces, las demás cosas se colocarán en su posición correcta en nuestra vida.

Donald Norbie, de la revista “Precious Seed” (Semilla Preciosa), mayo 2010

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La Fidelidad En Los Postreros Tiempos

Zach Oglesby

Texto: 2 Timoteo 3 y 4

En estos dos capítulos Pablo explica que en los postreros tiempos las cosas irán de mal en peor. En este sentido el creyente no es optimista, respecto al mundo, porque sabe que todo empeorará hasta que el Señor venga a reinar.
    En 2 Timoteo 3:4-5 vemos qué condiciones caracterizan los postreros tiempos. Los hombres tendrán apariencia de piedad. Pero el hábito no hace al monje. Obviamente no habla aquí de los que abiertamente son incrédulos, sino de los religiosos, aun de los evangélicos. “Apariencia” es lo que tendrán. Aparentan cristianos. Porque sólo es una apariencia, porque niegan la eficacia de la piedad, por eso pueden amar los placeres, etc. La instrucción que el apóstol da al respecto es: “a estos evita”, porque sólo dañan el testimonio y la vida del que quiere seguir al Señor. Así que, hay que tomar decisiones en los postreros tiempos acerca de con quién nos relacionamos.
    En los versículos 6 y 7 vemos que éstos se aprovechan de personas que buscan perdón de pecados, las engañan y las desvían de la verdad. “Siempre aprendiendo” les describe a las engañadas, porque aprenden, pero no la Palabra de Dios, sino enseñanzas no provechosas de los falsos maestros. Tristemente, nunca llegan a conocer la verdad, porque quienes les enseñan tampoco la conocen. Son ciegos guías de ciegos.
    El versículo 8 nos da el ejemplo de dos hombres cuyos nombres no aparecen en otra parte de la Biblia, pero parecen ser dos de los magos principales de Faraón. Lo importante es que resistieron a la verdad y quedaron juzgados. Hoy también hay falsificadores de milagros entre los pentecostales y carismáticos, que hacen a la gente pensar que Dios hace esto, y por supuesto sacando provecho económico de sus adeptos.
    El versículo 9 da la prognosis: “no irán más adelante”. Sus días y pasos están contados. Su insensatez será manifiesta a todos, como fue en el caso de Janes y Jambres. Tarde o temprano los falsos maestros son expuestos. Por ejemplo, todo el que pone fecha a la venida del Señor es falso, y será expuesto como erróneo, como los demás. Ahora por ejemplo (en 2010) muchos hablan del año 2012 porque los calendarios maya terminan allí. Pero Dios ha dicho que nadie sabe, y esto incluye a los maya. Lo cierto es que si alguien pone una fecha, ésta no es. Los adventistas y los testigos de Jehová también han puesto fechas, y todos han fallado. En la venida del Señor todo error será manifestado.
    En los versículos 10-12 Pablo cambia y habla de sí mismo y de Timoteo. Señala la diferencia entre ellos y los falsos maestros. El apóstol vivía en piedad y santidad, en sana doctrina, perseverando aunque perseguido, y Timoteo como discípulo estaba siguiendo no sólo las doctrinas sino también la vida de Pablo. No sólo ellos, (v. 12) sino también todo creyente piadoso sufrirá, porque vivimos en un mundo opuesto al Señor y el evangelio, y que va de mal en peor. Los que no sufren nada, tenemos que preguntar: ¿Por qué? ¿Es porque no viven en piedad sino que son mundanos? ¿Es porque aman al mundo? ¿Es porque andan con los del mundo y no con Dios? Recordemos que la Palabra de Dios afirma que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios (Stg. 4:4) La persecución por causa de Cristo es dichosa, tiene propósito y razón.
    El versículo 13 nos da un contraste: el camino de los malos, desde los primeros tiempos de la iglesia. Sólo empeorará con tiempo – no mejorará – y ahora más de dos mil años después del apóstol Pablo, ¡qué maldad, y entre los que profesan piedad! El fundador de la secta llamada “cientología” dijo que sabía que era ficción inventada por él. Pero acabó creyendo su engaño, y otros muchos con él, incluso el conocido actor Tom Cruise – también un necio.
    Los versículos 14-17 son un llamado a persistir. ¿En qué? “En lo que has aprendido”, esto es, la doctrina apostólica (Hch. 2:42). El versículo 15 especifica: “las Escrituras”. ¡Cuán importante es la Palabra de Dios! Nos enseña la mente de Dios. Nos hace vernos como Dios nos ve. Sin ella estaríamos ignorantes y perdidos. Los versículos 16-17 afirman la inspiración e importancia de las Escrituras. No hay doctrinas no importantes. “Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil...”  Es ella que nos prepara para toda buena obra (v. 17). Estúdiala, conócela. Si conocemos y seguimos la Palabra, seremos preservados de los errores que caracterizan los postreros tiempos.
    Siguiendo este pensamiento, en el capítulo 4 y los primeros dos versículos Pablo le encarga a Timoteo la predicación constante de la Palabra. No cabe la idea de que uno sea creyente sólo los domingos. Siempre hay que estar preparados y siempre hay necesidad: “a tiempo y fuera de tiempo”. La vida y el testimonio cristiano no son trabajos ocasionales o a media jornada.
    En los versículos 3 y 4 Pablo advierte que vendrá tiempo cuando no escucharán. La idea es, aprovecha ahora porque luego será más difícil. Hoy en día, dos mil años más tarde, el mundo no quiere oír lo que la Biblia dice, y lastimosamente en muchas iglesias evangélicas escuchan cosas que les hacen sentirse bien, en lugar de una fiel exposición de la Palabra de Dios.
    Ahora Pablo le exhorta en el versículo 5: “Pero tú”, y le da cuatro exhortaciones que debemos también seguir. En los versículos 6-8 se presenta como ejemplo de lo que ha estado exhortando a Timoteo. Pablo ama la venida del Señor y sabe que hay otros así que también serán premiados. Los que aman a Jesucristo aman Su venida. Pero para algunos llamados cristianos, Jesucristo es más un concepto que una Persona con quien tienen una relación viva. Él vive, y viene, y ¡qué alegría da al creyente saber esto!
    Hay muchas lecciones también importantes en los versículo 9-22 que sólo podemos repasar rápidamente. En el versículo 10 tenemos a Demas, un mal ejemplo a evitar. No seamos como él. Demas era infiel. Minusvaloró la confianza que Pablo había depositado en él. Servía con Pablo, pero cayó en amar al mundo y desamparó a Pablo. Más de un fiel siervo de Dios ha sido desamparado por “cristianos” que aman al mundo.
    En el versículo 11, por contrapartida, tenemos a Marcos, el que antes fracasó (Hch. 15:36-41). Marcos es ejemplo de uno que después de su error y fracaso, volvió a servir y ser útil. Hay contraste con Demas, porque Marcos seguía creciendo y aprendiendo y al final era útil. Pero Demas desaprovechó la posición que ocupaba, se fue para atrás y se hizo inútil. No es lo mismo estar cerca de un hombre piadoso que seguir su ejemplo y ser también piadoso.
    Tíquico aparece en el versículo 12; un fiel hermano enviado a Éfeso en servicio del apóstol y de la iglesia. Así tenemos buenos y malos ejemplos a considerar y hay lecciones para aprender en ambos.
    En el versículo 18 está la promesa de la fidelidad del Señor, a Pablo y también a nosotros. Él nos librará y nos preservará. Él es nuestra seguridad, y también la fuerza y guía para nuestra vida cotidiana. Andemos en comunión con Él, como Pablo y otros fieles siervos han hecho, y habrá también para nosotros corona al final. Que el Señor nos ayude a aplicar estas cosas a nuestras vidas, para Su gloria.

Zach Oglesby

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La Pregunta Más Importante

Hace siglos que un gobernador y juez romano llamado Poncio Pilato preguntó: “¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?” (Mateo 27:22).
    ¿Se te ha ocurrido que tarde o temprano todos debemos contestar esta pregunta? Tendrás que contestarla, y yo también. Es la pregunta más importante para cada uno de nosotros, y Dios demanda una respuesta. Nuestro futuro depende de cómo respondemos. Yo no puedo contestar por ti, ni tú por mí. Tus padres y amigos no pueden contestar por ti. Solo tú, delante de Dios, responderás. Ya que Dios no envió a un ángel, sino a Su Hijo Jesucristo a este mundo, Él mira cómo actuamos ante la Persona y obra de Jesucristo. La futura felicidad o agonía de cada persona depende de qué hace con Jesús, llamado el Cristo.
    Le necesitamos como nuestro Salvador, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). La raza humana dio la espalda a Dios, se rebeló contra él y rechazó la luz de Su revelación. Desde entonces “Dios los entregó”, es decir, soltó las riendas, para dejarnos hacer lo que nos parece y se nos ocurre, y ya ves qué mundo hemos hecho y qué personas somos, y la culpa es nuestra, no de Dios. Necesitamos un Salvador, porque somos “dignos de muerte” (Romanos 1:32).
    Pero a pesar de nuestra terrible y culpable condición, Dios ha actuado en gracia (favor) y amor, para darnos oportunidad de ser salvos. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). El Señor Jesucristo, “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados”, y Dios “cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:5-6). Cristo pagó por nuestros pecados y culpa cuando murió como Cordero de Dios. Ahora el perdón y la salvación quedan al alcance de todos los que confían en Él.
    Así que, volvemos a la pregunta: ¿Qué harás con Jesús, llamado el Cristo? No hay forma de evadir esta pregunta. Ignorarla implica que rechazas a Aquel que murió para ser tu Salvador. Tu única esperanza es que reconozcas tu condición de pecador culpable, y acudas a Jesucristo, confiando en Él, y confesándolo como tu Señor (Romanos 10:9-10). ¿Qué harás con Jesucristo?