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jueves, 31 de mayo de 2018

EN ESTO PENSAD - junio 2018

¿SON SANAS Y SABIAS  
TUS AMBICIONES?

William MacDonald


viene del nº anterior

Aun otros tienen la noble idea de ayudar a su prójimo, y se dedican a la política, al bienestar social o alguna forma de progreso comunitario. Debe decirse para mérito de ellos, que son los menos egoístas de todos aquellos mencionados, pero aun con todo, sus programas altruistas son deficientes. Porque para ayudar al hombre a resolver los tremendos problemas que enfrenta, debes cambiar su naturaleza. Ninguno de los proyectos políticos y visionarios de esta época pueden hacerlo. Sólo el Evangelio tiene la respuesta. La caridad más sincera es presentar al hombre al Señor Jesucristo.
    Y así podríamos seguir examinando las cosas ordinarias por las cuales el hombre vive, y las encontraríamos indignas de sus más grandes esfuerzos, porque en primer lugar son ineficaces, y en segundo lugar son temporales. Su valor está limitado sólo a esta vida. Nunca pueden completar la visión del cristiano que vive para dos mundos.

"Ninguna vida ha hallado su verdadero significado si no ha tomado en cuenta los dos mundos: la vida presente y la venidera. ¿Es un mérito pensar en la otra vida cuando ya se es viejo? Me gustaría alcanzar a aquellos cuyas cabezas no están canosas, para hacerles reflexionar mientras haya tiempo, para redimir sus vidas de la incredulidad, la vileza, el egoísmo, la restricción y llevarlas a la fe, la justicia y la nobleza, para que consideren que ahora su vida pertenece a dos mundos. Dos mundos: el presente que es tan breve, y el otro que es eterno. ¿Que nos esperará allá? Ésa es la pregunta que convierte lo temporal y transitorio en una consecuencia eterna. Lo que he realizado ahora repercutirá en la eternidad. No podré afrontar el problema de la vida hasta que no me haya dado cuenta de esto".

William Kelly fue un destacado estudiante de la BIblia cuyo conocimiento y espiritualidad le hicieron realmente poderoso para Dios en Gran Bretaña a fines del siglo XIX. El sr. Kelly ayudó a un familiar suyo joven a prepararse para ingresar en el Trinity College en Dublin, y así llamó la atención a los profesores allí. Ellos insistieron en que aceptara un profesorado en la universidad, para darse a conocer de esa manera, pues hubiera sido un gran honor. Cuando Kelly mostró una completa falta de entusiasmo, éstos se quedaron perplejos, y uno le preguntó exasperadamente: "Pero, Sr. Kelly, ¿acaso no le interesa ganar reputación en el mundo?"
    A lo cual Kelly respondió hábilmente: "¿Cuál mundo, caballeros?" Sí,¡eso es! Al considerar nuestras aspiraciones en la vida, la gran pregunta es: "¿Cuál mundo, caballeros?"
    ¿Puede mantenerse firme tu ambición si es examinada a la luz de esta realidad?
del libro Piensa En Tu Futuro
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  Controla Tu Lengua
Leonard Ravenhill


Hasta hace no muchos años sabíamos relativamente poco sobre el cuerpo humano. Después llegó ese invento maravilloso que nos ha salvado de mucha miseria, el aparato que produce rayos-X, que nos ve por dentro. Nos puede enseñar el corazón humano, pero no el espíritu humano. Nos enseña la garganta, pero no la voz, el cerebro, pero no la mente. No obstante, la ciencia médica ha hecho mucho para ayudar a ese “hombre externo” que se va desgastando. Si falla nuestra vista, nos pueden recetar unas gafas. Si fallan nuestros riñones o el corazón, nos pueden transplantar otros. Pero que sepa yo, hay un miembro del cuerpo que nunca ha sido transplantado. Si usáramos nuestros brazos y piernas tanto como usamos este miembro, tendríamos unas agujetas de miedo. Pero ese miembro nunca se cansa, y tampoco lo he visto vendado o escayolado. Cuando llegues a la vejez puede que necesites una dentadura postiza, pero siempre tendrás la misma lengua que tuviste cuando naciste. Entre las maravillas de la medicina moderna hay para brazos y piernas prótesis, pero no existe ninguna lengua artificial.
    Mi madre era bastante sabia acerca de la lengua. Ella “sazonaba” su conversación cotidiana con dichos y refranes como este: “Mantén tu lengua tras las rejas de los dientes”. Los escoceses tienen un par de refranes interesantes también sobre la lengua:  “Guarda cautiva tu lengua y tu cuerpo estará libre”.  “Una lengua larga acorta las amistades”. Mi madre solía decir: “Acuérdate que un día tendrás que responder a Dios por cada palabra que dices”.
    La Biblia menciona muchos tipos de lenguas. Entre ellas están la lengua lisonjera (Sal. 5:9), la lengua jactanciosa (Sal. 12:3), la lengua mentirosa (Sal. 109:2; Pr. 6:17), la lengua fraudulenta (Sal. 120:2), la lengua perversa (Pr. 10:31; 17:20), la lengua apacible (Pr.15:4), la lengua como medicina (Pr. 12:18), la lengua detractora (Pr. 17:4; 25:23), la lengua de vejación y maldad (Sal. 10:7), la lengua blanda (Pr. 25:15), y la lengua falsa (Pr. 26:28). Santiago también habla acerca de la lengua. Dice que es un miembro pequeño, pero que se jacta de grandes cosas. La llama un fuego, un mundo de maldad, y dice que ningún hombre puede domarla. Es salvaje, indomable y llena del veneno de la maldad. La misma lengua es empleada para bendecir a Dios y para maldecir a los hombres. Pero Santiago dice que “si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto...” (Stg. 3:2-10).
    Me pregunto si Santiago se sorprendería o no, si pudiera ver cuánto el hombre ha conseguido “conquistar” hoy día. Ha logrado meter a unos en unas naves grandes y, dotados de ordenadores, lanzarlos al espacio. Y a otros hombres los hemos metido en submarinos que después han ido por meses sin subir de lo profundo del mar. El hombre ha dejado sus huellas tanto en la luna como en el suelo del océano. Menudos chismes hemos lanzado al espacio como satélites que hacen botar nuestras voces de un lado del planeta al otro. Mira cómo hemos “domesticado” al viento con molinos y a los ríos con presas y centrales para producirnos la electricidad. ¡Qué poder increíble tiene el hombre sobre su mundo! Pero, aun con todo, el hombre no sabe conquistar su lengua.
 continuará, d.v.
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  El Retrato Fiel


Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no podía ver los cuadros con claridad. Pero eso no lo detuvo de dar sus fuertes opiniones. Tan pronto entraron a la galería comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: “El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido de una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto”.
    El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: “Querido, ¡¡¡estás mirando un espejo!!!”
    Al leer la Palabra de Dios, recordemos que ella es como un espejo divino, que nos enseña cosas acerca de nosotros mismos que de otra manera no podemos ver. Pero es más que espejo, porque un espejo ordinario sólo refleja, mientras que el espejo de la Palabra de Dios también nos aconseja para vida eterna, y si hacemos caso, será para nuestra bendición. (Lee Stg. 1:23-25)
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 ¿FIEL?

Si tu automóvil arrancara sólo siete de cada diez veces, ¿lo considerarías fiel? Si el  cartero trajera el correo sólo tres de cada cinco días debidos, ¿le llamarías fiel? ¿Tendrías por fiel a un empleado que de cada mes falta diez? Sería fiel tu calentador de agua si dos días a la semana sólo te diera agua fría? Y el fármaco, ¿sería fiel si llenara la receta correctamente tres veces de cada cuatro?
    Muchos de nosotros no estaríamos nada contentos con esta clase de servicio de nuestro automóvil, cartero, empleado, calentador de agua o fármaco. Y tendríamos razón. Pero, ¿cómo podemos pensar que el Señor se agrada de nosotros cuando fallamos o somos irregulares? "Grande Es Tu Fidelidad" le cantamos, pero ¿qué diría Él de nosotros? El Salmo 12:1 lamenta la desaparición de los fieles.
    ¿Lees la Palabra y oras diariamente? ¿Testificas y evangelizas personalmente? ¿Te congregas fielmente? (He. 10:25). ¿Cumples tus responsabilidades en el trabajo, el hogar y la congregación? ¿Hermano, hermana, ¿cuán fiel eres? ¿Puede el Señor y los Suyos depender de ti?
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 AVISO A LOS ESCARNECEDORES
“Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, y a los humildes dará gracia”. Proverbios 3:34

Hoy más que nunca el mundo está lleno de escarnecedores: los que se burlan de la fe cristiana, de la Biblia, de la santidad, de Cristo y de Su venida prometida. Y parece que prosperan, les van bien las cosas, están contentos con su forma de vivir, el castigo divino no les abate y aumenta cada vez más su número.
    Pero no nos engañemos; sus días están contados. Ésta su prosperidad es momentánea, y su tranquilidad falsa, sólo el silencio que precede a la tormenta. Vendrá un día de horror para ellos, el día en que el Dios de los cielos, a quien han escarnecido, les escarnecerá a ellos. En su día ellos se rieron de Dios, y las cosas de Dios, pero en ese día retumbará en sus oídos la risa del Altísimo. “El Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira” (Salmo 2:4-5). Será terrible y aterrador el momento.
    Será una sorpresa para algunos saber que Jesucristo puede escarnecer, Aquel a quien pintan con rostro de mujer y mirada mansa y triste. Pero cuando Cristo el Señor venga de nuevo a este mundo, no será con mansedumbre, ni nadie le asociará con esos cuadros afeminados. Será el Fuerte y Valiente, y Su rostro vendrá encendido con llamas de fuego devorador; Sus labios llenos de ira y Su lengua como fuego que consume (Isaías 30:27). Pues “tal como no hay nada tan inflamable como esa suave sustancia, el aceite, así mismo no hay nada tan furioso como ese manso Salvador, cuando venga a ser Juez. Más feroz que el león sobre la presa es el amor divino rechazado. Desprecia a Cristo en la cruz, y será cosa terrible ser juzgado por Cristo en el trono”.
    Así que tomad aviso, escarnecedores de hoy, no sea que en el día de mañana seáis vosotros los escarnecidos. “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían” (Salmo 2:12).
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¿DEBEMOS PAGAR A UN PASTOR?
(o dar un sueldo a los ancianos/obreros)

William MacDonald

En la mayoría de las profesiones, un salario es el método adecuado de pago. Pero hay peligros especiales asociados con ello para los que ministran la Palabra de Dios.
    No cabe duda de que por esto la idea de un ministerio asalariado es ajena al Nuevo Testamento. El Señor Jesús enseñaba claramente que “el obrero es digno de su salario” (Lc. 10:7), y el apóstol Pablo confirmó que “los que anuncian el evangelio vivan...del evangelio” (1 Co. 9:14), pero esto no sugiere que tales hombres debieran recibir una cantidad estipulada cada mes.
    Uno de los problemas potenciales es que los que controlan el salario, también pueden controlar la predicación. No siempre sucede que los que pagan mandan, pero ha ocurrido muchas veces y aún es posible. Los que controlan las finanzas podrían ser carnales como cabras, y podrían suprimir directa o indirectamente cualquier clase de predicación que no les gusta.
    También es verdad que los que pagan el salario pueden demandar ciertas metas en el ministerio. Por ejemplo, podrían demandar un aumento en el número de miembros de la iglesia, bien por conversiones o bien por transferencias de otras iglesias. Esto podría poner una presión sutil sobre el siervo del Señor para que baje el listón para aumentar la estadística. No está en su poder producir verdaderas conversiones: es Dios que da el crecimiento. Pero podría producir profesiones superficiales que aparecen bien en el informe anual. También podría hablar suavemente en asuntos de disciplina para no perder a nadie.
    Aparte de la presión de los demás, el predicador asalariado está tentado a suavizar la verdad para no ofender a su congregación. Si la gente es rica, puede que el predicador descarte la idea de predicar sobre temas tales como: “No os hagáis tesoros en la tierra” (Mt. 6:19), o “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo...” (1 Ti. 6:17). El predicador debe ser el siervo del Señor, libre para declarar todo el consejo de Dios, libre para ser portavoz de Dios, libre para hablar como oráculo de Dios. Cualquier cosa que impida esto es una gran tragedia para la obra del Señor.
    En tiempos de dejadez y apostasía, a menudo hay una tendencia en los predicadores de inclinarse a favor de los que controlan las finanzas, en lugar de estar firme sobre las grandes doctrinas de la fe. David O. Beale escribe sobre cierta denominación que ahora está carcomida con liberalismo y apostasía:

“Hay un chiste que los pastores cuentan cada año en la reunión. ‘Si la denominación se divide, ¡yo iré con los que controlan las nóminas!’ El comité de finanzas aparece ser el cemento del imperio”.

    Las consideraciones económicas tienen una tendencia poderosa de tomar prioridad sobre la Palabra de Dios.
    Un salario fijo o estipulado muy posiblemente puede debilitar la vida de fe. El siervo del Señor debe ser ejemplo a los demás de andar por fe y no por vista. Su vida debe ser una crisis perpetua de dependencia en el Señor. G. H. Lang dio su testimonio:

“He vivido y trabajado en feliz comunión con obreros en el evangelio en muchos países a lo largo de cincuenta años, y estoy satisfecho y convencido de que unos ingresos garantizados o regulares como un salario u otro arreglo no llamado así, es una pérdida espiritual, no ganancia, porque elimina la fe directa y constante en Dios en cuanto a la suplencia de necesidades temporales”.1

    En el mundo eclesial, no es raro que los hombres llamados “pastores” busquen salarios más grandes. Toman equivocadamente una mejora material como llamamiento y dirección de Dios. Es demasiado fácil concluir que la oferta de un salario atractivo es indicación de la voluntad de Dios.
    En la economía del Antiguo Testamento, el siervo tenía doble el valor de un jornalero (Dt. 15:18). En otras palabras, el que trabajaba porque pertenecía a su amo valía más que el que trabajaba por lo que ganaba a cambio. ¿Tiene esto un mensaje para nosotros?
    Por supuesto, surge la pregunta: “Si no es por un salario, ¿cómo debe ser sostenido el siervo del Señor?”
    En primer lugar, tal hombre debe tener confianza absoluta de que el Señor le ha llamado a servir a tiempo completo. Esto no puede enfatizarse demasiado. Además, no sólo él tiene que estar seguro, sino que también debe tener la convicción y confianza de sus consejeros espirituales, de que ha recibido el llamamiento del Señor. Él sólo no es quien decide, ni se debe auto encomendar o auto enviar a la obra. Aunque piense que tiene fe, coraje o compromiso, después de todo, ningún hombre es juez adecuado de su propio don.
    En segundo lugar, debe estar completamente seguro de que, como dijo Hudson Taylor: “El Señor paga lo que pide”. Entonces, puede ir adelante sin medios visibles de apoyo, pero con la confianza inquebrantable de que el Señor proveerá sus necesidades según Sus riquezas en gloria por Cristo Jesús. Esto ciertamente debe ser suficiente.
    Pero, ¿cómo hará Dios esto? Lo hará mediante Su pueblo. Alguien ha descrito el proceso de la siguiente manera:

“Dios puede poner una idea en la mente de alguien. Puede causar que alguien sienta una ‘convicción’ o ‘impulso’ a hacer algo. Así que, cuando oramos a Dios pidiendo cierta cantidad de dinero (sin dejar a nadie más saberlo), Él puede hacer a una persona tomar su talonario y enviar toda la cantidad en un cheque, o bien puede emplear una docena de personas para enviar varias partes de la cantidad, haciendo llegar el total exacto. Puede que no creas esto, pero estoy diciendo que cuando hablo de orar por dinero, esto es lo que quiero decir”.

    Esta es la parte estimulante de la vida de fe: el ver los ingresos aumentar cuando aumentan las necesidades, y por otra parte, verlos menguar cuando las necesidades no son tantas. Mientras que esté haciendo la obra del Señor, sé que Él proveerá, sin necesidad de publicar o anunciar yo mis necesidades. Si estoy sirviendo según mi propia sabiduría, no puedo esperar que Él pague algo que no ha pedido. Ray Williams escribió en la revista Echoes:

“Creo que éste es el camino. Si no fuera así, ¿cómo podríamos estar confiados de Su dirección? Si yo digo a mí mismo: ‘quiero hacer esto’, y a mis amigos: ‘¿podéis proveer finanzas para hacer esto?’, puede que yo desee hacerlo y que mis amigos deseen ayudarme, pero no sabré si es la voluntad del Señor o no. Si sólo lo dijera al Señor, y las finanzas comenzaran a aparecer para hacerlo sin que nadie más lo sepa, entonces sé que es la voluntad del Señor para mí”.2

    Consideremos el testimonio de Silas Fox:

“En el año 1926, convencido de que me sería mejor mirar directamente al Señor para mi sostenimiento, y así estar más libre para atender a asuntos espirituales, me lancé con mi esposa y cinco hijos. Para la gloria de Dios, después de un cuarto de siglo, puedo dar testimonio de que, sin ninguna misión para sostenerme, y sin secretario de finanzas para publicar nuestras necesidades en nuestro país, sin apelar a nadie, sin tomar ofrendas especiales y sin tener mi nombre en ninguna lista, el Señor en gracia maravillosa ha suplido fielmente nuestras necesidades durante todos estos veinticinco años. Le alabamos y así damos testimonio acerca de Él”.3

    Finalmente, Dan Crawford añade estas palabras:

“Un amigo de una sociedad misionera me amonestaba y exhortaba porque estoy casado y no reclamo un salario fijo. Su idea era tener algo seguro. Fue entonces que Dios me habló por Su Palabra. Lo que resolvió el asunto para mí, dejando claro que lo único que hacer es tener fe en Dios, fue la siguiente verdad de la Palabra de Dios: ‘...es por fe...a fin de que la promesa sea firme’ [Ro. 4:16]. ¡La única cosa segura es la fe!”4


Notas

1 Anthony Norris Groves, pág. 66.
2 Echoes Magazine, Febrero 1984, pág. 75.
3 The White Fox of Andhra (“El Fox Blanco de Andhra”), Donald S. Fox, pág. 153.
4 Assembly Annals Magazine, Junio, 1959. 

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 Recuerda el dicho: "El que paga manda", y no recibas salario de ningún hombre para la obra del Señor, si no quieres ser controlado por hombres. Si quisieren comprometerse contigo, mejor sería decirles que se comprometan sólo con Dios, no contigo. El siervo de Dios debe estar libre de todo hilo de control humano.

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La Levadura Calvinista
Habiendo observado recientemente el gran interés de algunos en las predicaciones de hombres como el sr. Paul Washer y su organización “Heartcry”, me dirigí a sus páginas en internet para ver quién es él, con quiénes colabora, y cuáles son sus creencias y prácticas. Por lo visto tienen gran celo de predicar el evangelio y establecer iglesias en diferentes países, y eso es aplaudible. Es de apreciar que uno predique con tanto fervor y sincero deseo de glorificar a Dios y ver vidas cambiadas. Estoy seguro de que es un señor amable y todo un caballero.
    Pero, es alarmante ver que en sus creencias expuestas allí, sigue una linea calvinista y también denominacional de los bautistas del sur. Es preocupante que en las que se reúnen al Nombre del Señor Jesucristo en diferentes lugares en Hispanoamérica hay bastantes jóvenes que le siguen como adheridos, y no sólo a él sino a maestros como John MacArthur, R.C. Sproul, John Piper, y otros maestros del mismo corte. Ellos no ministran en las asambleas, pero sus libros y predicaciones están disponibles en internet.
    Ya que su influencia aparece en las asambleas por esos medios, conviene  hacer unas observaciones y  comentarios, en el espíritu de 1 Corintios 14:29 “...los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen”. Es nuestro deber bíblico, porque la Palabra manda: “Examinadlo todo, retened lo bueno” (1 Ts. 5:21).
    Los predicadores citados promueven el calvinismo y otras enseñanzas de la teología reformada. Quizás algunos de nuestros hermanos no se han dado cuenta de que esas enseñanzas se hallan contradiciendo la Biblia en muchos puntos.  Por ejemplo:

    Erróneas doctrinas calvinistas 
Fueron formalizadas en el sinodo de Dort en 1618-1619 en Dordrecht, Holanda. Más tarde (1643-1649) se produjo desde la Abadía de Westminster, Londres, La Confesión de Fe de Westminster, que según un autor calvinista "representa la culminación o perfección de la "Fe Reformada". Así que, nuestros amigos no pueden decidir ni modificar las creencias del calvinismo ya que es algo muy bien establecido y documentado desde hace mucho tiempo.
    · La depravación total: cree que todo ser humano está tan arruinado por el pecado que no puede creer.
    · La elección incondicional: cree que Dios elige a algunos para ser salvos.
    · La expiación limitada: que según ellos Cristo no murió por todos, sino sólo por los escogidos.
    · La gracia irresistible: que a esos pocos que Dios ama, Él los atrae y salva irresistiblemente.
    · La perseverancia de los santos: que hay que permanecer fieles y santos siempre para ser salvos.

Además de los Cánones formalizados en Dordrecht, los calvinistas afirman lo siguiente:
    · Fe: alegan erróneamente que la fe es un don del Espíritu Santo sólo dado a los escogidos, y no una responsabilidad humana.
    · La regeneración: enseñan que Dios regenera al incrédulo para que luego crea. O sea, son incrédulos regenerados. Para ellos la vida viene antes de la fe, no cuando uno crea.
       
    Esos maestros siguen las pautas de las enseñanzas de la Reforma, que traen todavía más problemas,  ya que su interpretación bíblica no es correcta en muchos puntos. Es necesario leer más la Biblia que los libros teológicos para darse cuenta de eso.   
    Otro problema es la forma en que se congregan, porque su linea es denominacional, no bíblica. MacArthur y Piper son pastores de iglesias bautistas reformadas. Washer es de las iglesias bautistas del sur (Southern Baptist) y su web dice que sigue las confesiones bautistas en el Reino Unido. R.C.Sproul es pastor de una iglesia presbiteriana. Tales denominaciones usan de pastores asalariados con formación y títulos profesionales, y practican la división no bíblica entre el clero y el laico. El Nuevo Testamento no enseña tales cosas, y el patrón bíblico ahí expuesto ha sido bien señalado y enseñado en las asambleas por muchos años. Nos extraña que hermanos nuestros desconozcan o no aprecien la importancia del patrón neotestamentario.
    Además, la teología reformada, que es en el fondo el catolicismo romano reformado, tiene muchos otros errores y problemas en sus enseñanzas. Confunden a Israel y la Iglesia, alegando que la Iglesia es la continuación o el reemplazo de Israel. Eso junto con su interpretación alegórica de las profecías del Antiguo Testamento conduce a la confusión respecto a temas proféticos tales como el arrebatamiento, la Tribulación, el futuro de la nación de Israel y el reino milenario de Cristo. Entre los de la reforma hay quienes creen incluso que la oración interfiere con la soberanía de Dios. También los calvinistas confunden el propósito de la ley de Moisés y rechazan la idea de que el creyente esté libre de la ley, llamándolo antinomismo. Rechazan la enseñanza de la seguridad de la salvación del creyente y la certidumbre de la salvación, alegando que tales enseñanzas conducen al desenfreno y la carnalidad. Los reformadores modernos como MacArthur y Sproul niegan claramente las dos naturalezas del creyente y se retuercen para explicar cómo es que el creyente puede pecar si no tiene una antigua naturaleza. Además de todo eso, alegan que no sólo somos salvos por la muerte del Señor Jesucristo, sino también por los méritos de toda Su vida y obediencia antes del Calvario. Así que, amados, es peligroso alimentarse de las enseñanzas de esos hombres.
    Como bien decía el hermano William MacDonald, el diablo utiliza un litro de verdad para meter un mililitro de veneno, para que pase desapercibido. No podemos recomendar la lectura de sus libros ni el escuche de sus enseñanzas en internet, youtube, etc. “Compra la verdad y no la vendas” es el consejo bíblico (Pr. 23:23). “Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría” (Pr. 19:27)
    Así que, conviene recordar las palabras de nuestro Señor Jesucristo y en particular dos exhortaciones Suyas con respecto de lo que oímos. “Mirad lo que oís” (Mr. 4:24) se refiere al contenido. William MacDonald comenta: “El Señor Jesús nos amonesta a que seamos cuidadosos con lo que oímos. Somos responsables de controlar lo que entra a través de la puerta del oído”. La Palabra de Dios es nuestra defensa contra todas las enseñanzas que circulan, pero para eso tenemos que leer la Biblia siempre, toda ella, y conocerla más que los escritos de hombres. Todo tiene que ser juzgado a la luz de ella. Si no leemos y conocemos toda la Biblia, si no la estudiamos, estamos en peligro de ser convencidos por argumentos de hombres que la utilizan mal. Aun las sectas pueden citar algún versículo que aparentemente apoya sus ideas. Luego el Señor dijo: “Mirad, pues, cómo oís” (Lc. 8:18), y con eso nos insta a ser oidores atentos, diligentes y obedientes (He. 2:1) a lo que dice Dios. Creamos a Dios antes que a los hombres, quienesquiera que sean.
    Animamos a todo hermano que se cuide de dejarse llevar por las enseñanzas de esos hombres cuya doctrina y práctica no son correctas. Puede que sus libros abunden en librerías cristianas, y sus canales en YouTube sean de mucha popularidad, pero el hecho de tener éxito o popularidad no es prueba de que estén haciendo bien y bíblicamente las cosas. Debemos recordar que aun cuando Moisés desobedeció al Señor y golpeó la roca, salió agua para el pueblo, pero luego el siervo fue castigado por su mal proceder (Nm. 20:7-12).
    La Palabra de Dios nos advierte acerca de la levadura doctrinal. Uno de los principales problemas con la levadura es: “un poco de levadura leuda toda la masa” (1 Co. 5:6; Gá. 5:9, véase también Lc. 13:21), por lo que no hay que admitirla ni en pequeñas cantidades. En Mateo 16:6, 11-12 la levadura representa la mala doctrina de los fariseos y saduceos, y en Gálatas 5:9 la mala doctrina de los judaizantes. Una vez introducida, la única cosa que la levadura necesita es tiempo, para hacer su trabajo y leudar toda la masa. La levadura trabaja silenciosamente y sin parar. Tememos que algunos hermanos amados han sido demasiado permisivos con la levadura calvinista, y ahora costará trabajo y dolor rectificar eso y limpiar las asambleas. Pero está claro, que cualquier doctrina que no sea fiel a la fe una vez dada a los santos (Judas 3) es levadura, y no debe ser admitida. Los que la traen no deben tener ministerio, sean quienes sean.
    Esto va mucho más allá del asunto de los señores arriba nombrados. En las asambleas ya se ha permitido que hombres extranjeros y luego los propios obreros nacionales prediquen esa clase de cosa. Se ha admitido la levadura doctrinal. Tristemente, los hermanos responsables en esas asambleas son culpables de leudar a las iglesias porque permiten la entrada de libros y predicadores que traen esas doctrinas. Tal vez les da pena rehusarles el ministerio porque ven que son populares entre los jóvenes y no quieren desagradarlos. También puede ser porque los que vienen de fuera suelen traer ofrendas sustanciosas, y si les rehusan el ministerio ya no entrarán esos fondos, de los cuales algunos han sacado mucho provecho. Cuando esto pasa, se han dejado comprar, y han vendido la verdad a precio de beneficios económicos. Recordemos: “Compra la verdad, y no la vendas” (Pr. 23:23).  Si los hermanos que deben cuidar de la iglesia de Dios se relajan y permiten la entrada de levadura, ¡qué triste es esto! Serán culpables de vender la verdad, permitir la levadura, y de poner tropiezo ante los hermanos, siendo cómplices de los que meten error en las asambleas y las desvían de la sana doctrina y práctica. Las bendiciones económicas que traen los hombres acompañados de mala doctrina no son bendiciones de Dios, sino más bien parte del plan del enemigo para leudar a la iglesia. ¡Seamos sabios, fieles y valientes a cualquier precio!

Carlos Tomás Knott





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