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miércoles, 1 de enero de 2014

EN ESTO PENSAD -- enero 2014


RESOLUCIONES PARA EL AÑO NUEVO

“Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año”  (Éxodo 12:2).


    Las resoluciones y los propósitos del año nuevo son buenos pero frágiles, esto es, se rompen fácilmente. Las oraciones de Año Nuevo son mejores; ascienden al trono de Dios y ponen en movimiento las ruedas de la respuesta. Al llegar al comienzo de otro año, haremos bien en apropiarnos de las siguientes peticiones: 
Señor Jesús, este día me consagro a Ti una vez más. Deseo que tomes mi vida este año que empieza y que la emplees para Tu gloria. “Que mi vida entera esté consagrada a Ti, Señor”. 
Te pido que me guardes del pecado, de cualquier cosa que deshonre Tu Nombre.
Hazme dócil por el Espíritu Santo. Quiero avanzar hacia Ti. No permitas que quede atrapado en un bache a la mitad del camino.
Sea mi lema este año: “Es necesario que él crezca, y que yo mengüe”. Toda la gloria sea para Ti, y ayúdame a no tocarla.
Enséñame a hacer

de cada decisión un asunto de oración. Me aterroriza la idea de apoyarme en mi propia prudencia. “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jer. 10:23).
Muera yo al mundo y aun a la aprobación o censura de los que amo o de mis amigos. Dame el deseo único y puro de hacer las cosas que agradan a Tu corazón. Guárdame de murmurar y criticar a los demás. Más bien ayúdame a hablar lo que es edificante y provechoso. 
Guíame a las almas necesitadas. Sea yo amigo de los pecadores, así como Tú lo eres. Dame lágrimas de compasión por los que perecen. “Miraré a la multitud como mi Salvador la vio, hasta que mis ojos de lágrimas se llenen. Contemplaré a las ovejas errantes con dolor, y por amor a Él,  las amaré”. 
Señor Jesús, no permitas que me vuelva frío, amargado o cínico a pesar de todo lo que pueda pasarme en la vida cristiana.
Guíame en la administración de mi dinero. Ayúdame a ser buen administrador de todo aquello que me has confiado.
Ayúdame a recordar momento a momento que mi cuerpo es templo del Espíritu Santo, y que esta tremenda verdad influya en toda mi conducta.
Y, Señor Jesús, pido que éste sea el año de Tu retorno. Ansío ver Tu rostro y caer a Tus pies en adoración. Durante el año que empieza, que la esperanza bendita se mantenga fresca en mi corazón, librándome de todo lo que pudiera detenerme aquí, y guárdame en la cúspide de la esperanza. “¡Ven, Señor Jesús!”

William MacDonald, del libro DE DÍA EN DÍA, (CLIE), lectura para el 1 de enero

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¡Seamos Todos Adoradores!

“Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado” (Ap. 11:16-17).
Para los que deseamos mejorar como adoradores, he aquí un aspecto de la adoración que frecuentemente es ignorada: es simplemente darle gracias al Señor por quién es y lo que hace. Las expresiones vocales de acciones de gracias forman parte de la adoración celestial. No es necesario pensar en algo elocuente que decir para adorar. Cualquier hermano puede dar gracias a Dios. En el cielo adoran todos, porque están todos agradecidos.¡Hermanos, que también se escuchen con frecuencia esas sencillas y sinceras acciones de gracias en nuestras reuniones aquí en la tierra!
Carlos
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Verdades Eclesiales 


Norman Crawford

¿QUÉ ES UNA IGLESIA LOCAL?

I — Una definición de la iglesia
El sentido del vocablo “iglesia”, ekklesía, es un llamado a salir afuera. No es el tipo de término que puede aplicarse a un edificio, ni lo emplea el Nuevo Testamento para referirse a una organización compuesta de varias congregaciones que constituyen una denominación eclesiástica. 
La palabra “iglesia” figura 115 veces en la Versión Reina-Valera (Revisión 1960). Tres veces se refiere a una reunión municipal en la ciudad de Éfeso, Hechos 19:32, 39 (traducida “congregación”, “asamblea”), por lo menos una vez a Israel, Hechos 7:38 (“congregación”) y las demás veces bien a la iglesia que es el cuerpo de Cristo, Efesios 1:22-23 (“… lo dio por cabeza sobra todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo”), o a una iglesia en una localidad determinada, compuesta de un grupo de creyentes quienes se reúnen con regularidad en el Nombre del Señor Jesucristo como una iglesia de Dios. Por el contexto de cada pasaje debemos determinar de cuál de los dos aspectos de la iglesia se trata. 

La iglesia que es su cuerpo 
En Mateo 16:18 Cristo habla de una iglesia que quedaba aún en el futuro: “sobre esta roca edificaré mi iglesia”. El tiempo futuro simple del verbo —“edificaré”— da a entender claramente que la iglesia no existía antes del día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo bautizó a los creyentes en el cuerpo de Cristo. “Por un solo cuerpo fuimos todos bautizados en un cuerpo … y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”, 1 Corintios 12:13. Esto marcó un nuevo comienzo y dio lugar al cuerpo espiritual de Cristo. 
“Sois … conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”, Efesios 2:19 al 22. 
Observamos que se denomina “su cuerpo”, “un templo santo” y “morada de Dios”. El “cuerpo de Cristo” se compone de todos los creyentes en esta edad de la Iglesia. Todos los que han sido salvos en esta época de la gracia han sido bautizados por el Espíritu “en” Su cuerpo. No se trata de un privilegio reservado para los creyentes más avanzados espiritualmente, ya que aun los corintios, quienes eran carnales, fueron bautizados en ese cuerpo y participaron del Espíritu Santo, según 1 Corintios 12:13. 
La época o edad actual es un paréntesis en el programa profético de Dios, un lapso de tiempo de duración indeterminada, y no se encuentra mencionada en el Antiguo Testamento. Las grandes profecías del Antiguo Testamento que definen ciertas épocas  –Levítico 23:4 al 44, Daniel 9:24 al 27 – y las parábolas acerca del misterio del reino en el Nuevo Testamento  – Mateo 13:1 al 58 – dejan en claro que el rechazo del Rey y su muerte en cruz pararon el reloj profético al final del septenio (“semana”) número 69, 483 años desde lo que Daniel 9:25 llama: “la orden para restaurar y edificar a Jerusalén”. Se quitó la vida al Mesías, mas no por sí, 9:26. El resto del programa profético espera el septenio número 70, el cual identificamos como “tiempo de angustia”, Daniel 12:1 y “la gran tribulación”, Apocalipsis 7:14. 
Esta “edad del Espíritu” o “época de la iglesia” no forma parte del plan divino de los tiempos, el cual gira en torno de los propósitos de Dios para Israel, el pueblo terrenal que Él ha escogido. No obstante el uso una vez del vocablo ekklesía para referirse a Israel (en Hechos 7:38), Israel nunca era la iglesia. Esteban emplea el término para afirmar que el pueblo de Israel fue llamado a salir de Egipto para congregarse a Dios en el desierto. Aquellos en Israel que fueron salvos para formar parte del testimonio primitivo, o llegan a ser salvos en nuestros tiempos, dejan de ser parte de Israel y se constituyen miembros del cuerpo de Cristo; véase 1 Corintios 12:13 y Efesios 2:14 al 22. 
Este paréntesis que es “la época de la iglesia” cumple el propósito de Dios de tomar de entre las naciones —los gentiles— un pueblo para Su nombre, Hechos 15:14. Todo lo que pudiera verse ahora en cuanto a los propósitos de Dios para con Israel no es sino las sombras de acontecimientos venideros. 

Del librito Assembly Truths (Verdades Eclesiales), por Norman Crawford, Truth and Tidings Publishers, Jackson, Michigan, Estados Unidos, 1984
(continuará, d.v., en los siguientes números).

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Una Buena Meta Para El Año Nuevo
ESTE AÑO, lee la Biblia entera. Sólo son 4 capítulos diarios, y terminarás antes del fin de noviembre. "Creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo..." (2 P. 3:18).
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¿TIENES PROBLEMAS?


¿Y quién no tiene problemas? La vida es un verdadero lío, y para muchos es una auténtica tragedia. Problemas económicos, problemas de salud, problemas de trabajao y... vaya, todos los que quieras. Lo que más choca es pensar que a nadie le gustan los problemas, nadie los desea, y sin embargo se nos vienen encima antes de que nos demos cuenta.
¿Te has parado a pensar en lo hermosa que sería la vida sin problemas? No me refiero simplemente a problemas de dinero, porque hay quien no tiene esa clase de problemas y sin embargo no es feliz. Me refiero a una vida completamente libre de enfermedades, guerras, hambre, miseria, dolor, odio... La verdad es que algunos piensan que una especie de Paraíso terrenal se puede conseguir con el esfuerzo de todos, con la buena voluntad y solidaridad de toda la sociedad. Pero desde los orígenes de la humanidad se está esperando eso, y no llega. 
Para ser sinceros, tenemos que decir que nunca llegará por la voluntad y el esfuerzo de los hombres. No seamos ingenuos. No pongamos la esperanza en los vaivenes de la política, o en los avances de la ciencia. Hace miles de años que la humanidad busca la solución por ese camino, y no consigue más que agravar su situación.
Entonces, ¿no hay solución para tantas injusticias, violencias y sufrimientos? ¿Nunca habrá remedio para las enfermedades? ¿Siempre andaremos por un valle de lágrimas?
Amigo, tengo una buena noticia. Lee estas palabras: “...y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:4). Me preguntarás: ¿Dónde? ¿Cuándo? En respuesta, te invito a leer un libro único, excepcional. Es un libro que te explica todo lo que necesitas saber para tener PAZ en medio de la aflicción, y ESPERANZA en medio de la desesperación. Me refiero a la BIBLIA. Sí. No te sorprendas ni te enfades, por favor. No te hablo de beaterías ni historias infantiles. Te hablo del único libro que tiene un mensaje de VIDA porque es la Palabra de Dios. Explica de dónde vienen los problemas y cuál es la solución. Es un libro maravilloso, una verdadera historia de amor, la más gloriosa que jamás haya existido. Este libro divino te enseñará a conocer a tu Creador y la forma de poder comunicarte con Él.
La Biblia nos habla del pasado, del futuro y también nos enseña cómo debemos vivir ahora. Además, en la Biblia descubrimos la explicación del mal y sus consecuencias. El mal es una realidad innegable, y debemos enfrentarnos a el con la única solución para vencerlo: la VERDAD.

¿Problemas? Sí, muchos. Pero tienen solución cuando entendemos la raíz de ellos y el camino de la salvación mediante un nuevo nacimiento. Jesucristo dijo: “os es necesario nacer de nuevo”. No nos aconsejó la religión, sino el nuevo nacimiento, y la Biblia explica cómo. Te invitamos a leer la Biblia, comenzando con el Evangelio según S. Juan. Encontrarás en ella la respuesta a muchas preguntas y dudas.

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Dios Triunfa Sobre El Mal

Texto: 2 Pedro 3:1-13


El Señor no quiere el mal de nadie – quiere que todos se arrepientan. Él ha dejado señales de Su venida para que veamos que Él vendrá; aunque muchos (v. 4) no quieran creerlo, es así. Mirad lo que pasó con el volcán que dio un soplo ardiente, pequeña cosa en el planeta, pero con esto paró a mucha gente y dejó paralizadas las lineas aéreas. Dios da avisos y el hombre debe prestar atención. No habrá ningún lugar en el mundo donde se podrán esconder de Sus juicios. Él es soberano y prevalecerá.
Ahora bien, en 1 Pedro 2:13-14, Romanos 13:1-10 y Tito 3:1-2, el Dios soberano nos manda sujetarnos a los gobiernos, porque Él los ha puesto. El enemigo, Satanás, se rebeló contra el gobierno de Dios y vino a este mundo a arruinar y hacer rebeldes a los seres humanos. Habiendo hecho rebelión en el cielo, vino a hacerla en la tierra. Arruinó la vida de Job pero sólo con permiso del Señor, y cuando salen gobernantes malos, y no son pocos, no son enviados por el Señor, sino permitidos por Él. Cuando se levantan las fuerzas del mal no desesperemos sino oremos y confiemos en el Señor, porque Él está por encima de todos. El diablo controla los sistemas políticos, pero Dios está por encima de él y de ellos.
En Daniel 4 vemos al idólatra Nabucodonosor rey de Babilonia (vv. 27-37). Dios le dio un sueño y después en la interpretación de Daniel, un consejo solemne en los versículos 26-27. Pero en los versículos 29-30 vemos que un año más tarde, él desechó ese consejo, y en los versículos 31-33, sin más aviso, el juicio de Dios cayó repentinamente sobre él. Dios puede juzgar a los reyes y poderosos, porque Él es soberano. Y cuenta con esto, que Él que gobierna a los reyes y poderosos también puede tocar nuestras vidas en cualquier momento. Es juez de todos, y este pensamiento debe animarnos a andar en el temor de Dios. Entonces, cuando Dios castigó al rey Nabucodonosor, fue bien humillado hasta que en los versículos 34-35 alzó sus ojos al cielo reconociendo la soberanía de Dios. De la misma manera podemos ver cómo Dios hará caer Su juicio sobre toda la soberbia humana y al final aun los incrédulos aprenderán y se someterán a Él – doblarán la rodilla. O podemos humillarnos ahora delante de Él, o ser humillados al final por Sus juicios.
Dios juzgó a los cananeos, descendientes de Cam (Gn. 9:20-29). Cam era el hijo de Noé que despreció a su padre y fue maldito. No por ser Noé gran persona, sino porque Dios no quiere que los hijos desprecien a sus padres. Entonces, los cananeos nacieron malditos y vivían en la maldición, cometiendo terribles pecados aun en la práctica de sus religiones. Pero Dios no los juzgó hasta 400 años después de Abraham (Gn. 15:13). En Deuteronomio 7:1-6 instruyó a Israel que no debía tener misericordia de ellos ni relacionarse con ellos. “Y consumirás a todos los pueblos que te da Jehová tu Dios; no los perdonará tu ojo” (vv. 16-17). En Deuteronomio 20:17 dice: “los destruirás completamente...como Jehová tu Dios te ha mandado”. Esto no es venganza, sino justicia divina. Dice en el versículo 18, “para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses”. Dios no quería que Su pueblo se mezclara con los pueblos condenados por sus pecados. No lo quería entonces ni lo quiere ahora. Cuando no respetamos esto dañamos el testimonio y nos quedamos espiritualmente impotentes, porque estamos fuera de comunión con el Señor (Am. 3:3).
Es importante recordar que en Génesis 15:13-16 el Señor había dado largo plazo de tiempo a los cananeos. Durante esos años se formó la nación de Israel, y en ese mismo tiempo los cananeos podían haberse arrepentido, pero no quisieron. Creyentes como Abraham, Melquisedec, Isaac y Jacob había vivido entre ellos y habían tenido buen testimonio. Pero cuando uno rechaza la luz, sólo le quedan las tinieblas. Y al final vino el juicio sobre ellos. Dios es paciente como dice 2 Pedro 3:9, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. Dios no desea que nadie se pierda, ni predestina a nadie a la condenación.
Entonces, volviendo a lo de hoy, Dios nuevamente con terremotos, tornados, volcanes, inundaciones y cosas así está dando avisos. Manda señales hoy de que viene juicio y los hombres no pueden pararlo ni protegerse contra el juicio divino. El Creador dispone de toda Su creación cuando y como Él quiere. Manda señales de esto, pero los hombres no quieren verlas.
En Deuteronomio 18:9-14 Dios señaló las malas prácticas de los cananeos. Adoraban a los palos, las estatuas con cara de vaca, etc. Eran crueles y perversos hasta con sus propios hijos, quemándolos en brazos de ídolos y tocando trompetas y tambores para tapar los chillidos de agonía de los infantes sacrificados a dioses como Moloc, dios de éxito. Hoy en día muchos padres sacrifican a sus hijos a los dioses de éxito y materialismo, aunque en otro sentido, pero viene a ser casi lo mismo. En 2 Crónicas 33:2-6 vemos la maldad de Israel, aprendida de las naciones. Por esto les vino el castigo.
En Levítico 18:22-25 Dios prohíbe la perversión sexual, pero ahora los gobiernos de los hombres la legalizan – la homosexualidad y el lesbianismo. Aun algunos del mundo no lo consienten – una juez en Granada se negó a autorizar la adopción de una niña por dos lesbianas, y le han hecho un juicio y condenado a años de cárcel por esto. La corrupción y perversidad están a flor de piel en todas partes. Pero nosotros los creyentes todavía más tenemos que resistir a la injusticia. A Dios lo que es de Dios, y al gobierno lo que es suyo, pero nunca al gobierno lo que es de Dios. Nunca. No somos revolucionarios, sino ciudadanos respetuosos y obedientes. Queremos someternos a toda institución por causa del Señor, pero como dijeron los apóstoles, hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
En cuanto a Amalec (Gn. 36:12, 16), su nombre significa “gente que estorba”. Amalec atacó a Israel en la retaguardia, y le hizo daño (Ex. 17:8-9). Es otro ejemplo de un mal que Dios permitió pero no mandó, pero que luego mandó su destrucción. El rey Saúl desobedeció, no hizo caso de la clara orden divina (1 S. 15:1-23), y Dios lo quitó. No debemos presumir de ser más misericordiosos o sabios que Dios, porque cada vez que alguien haga esto, acaba mal. En Deuteronomio 25:17-19, vemos que Dios no olvida las cosas. El tiempo no cambia nada. Dice: “Acuérdate de lo que hizo Amalec”. Dios no quiere que olvidemos quiénes son los enemigos, pero el rey Saúl lo olvidó. ¿Y cuál fue el resultado? Al final la enemistad perpetua de Amalec brotó en Amán en el reino de Persia. Amán era descendiente de Amalec. Ester 3:1 le llama: “agagueo”, esto es, descendiente de Agag rey amalecita (1 S. 15:8, 20, 32). Amán era enemigo de los judíos y conspiraba para exterminarlos. Aquí una applicación nuestra es que cuando no seguimos las instrucciones del Dios soberano, causamos mal a los demás con nuestra permisividad, pero el Dios soberano no perderá el control. El mal lo consentimos y lo sufrimos nosotros, tal vez creyéndonos misericordiosos, pero no es misericordia justa y santa, sino carnal. Dios no es así. No consiente el mal. Él tiene Su calendario y tiempo marcado para juzgar el mal. Y Él nos manda separarnos del mal, reprenderlo y no tener ninguna clase de comunión. Obedezcamos y no disculpemos nuestra tolerancia desobediente diciendo que es misericordia. No hay que filosofar acerca de esas cosas. Simplemente recordemos que Dios no creó el mal y no lo aprueba ni tiene comunión con los que lo hacen. Él lo ha permitido existir en este tiempo, pero como hemos visto, lo juzgará terminantemente. Hermanos, ten por cierto que el mal no triunfará. Triunfará Dios sobre el mal, el maligno y todos los malos. Entonces, hagamos caso de la Palabra de nuestro Soberano.

de un estudio dado por Lucas Batalla, el 25 de abril, 2010

jueves, 5 de diciembre de 2013

EN ESTO PENSAD -- diciembre 2013

¿Dónde se encuentra el contentamiento?


Vamos a ver si sabes la respuesta. Te daré unas pistas y a ver qué haces con ellas. ¿Listo? Bien. 

La primera pista es: no se encuentra en la incredulidad. Pero hay quienes dicen que no creen porque quieren vivir felices. Voltaire fue un filósofo ateo de los más duros y renegados. Al final él escribió: “Deseo nunca haber nacido”. ¡Menudo contentamiento!
La segunda pista es: no se encuentra en los placeres. El “playboy” (juergista) inglés, Lord Byron, vivió una vida de desenfreno, de muchos placeres, más que otras personas. ¿Qué es lo que consiguió con todo ello? Él escribió: “Sólo me pertenecen el gusano, el cáncer y la tristeza.” ¿Qué te parece?
La tercera pista: no se encuentra en el dinero. Jay Gould, el millonario norteamericano, lo tenía en abundancia. Pero muriendo, dijo: “Supongo que soy el hombre más miserable de toda la tierra”. ¿Captas la idea? Muchos en estas fechas NO la captan, aparentemente, porque juegan la lotería y esperan ganarla y ser felices. Otros dan su vida a la acumulación del dinero y los bienes materiales, pero al final todo lo dejarán.
La cuarta pista: no se encuentra en grandes puestos y fama. Lord Beaconsfield disfrutó de grandes cantidades de ambas cosas, pero luego  escribió: “La juventud es un error; el hecho de ser hombre es una lucha; la vejez un remordimiento”. Su fama fue efímera; vanidad, no le sustuvo al final.
La quinta: no se encuentra en la gloria militar. Alejandro Magno el ilustre general y conquistador macedonio, conquistó todo el mundo conocido en aquel entonces. Habiendo acabado lo dicho, lloró en su tienda y dijo: “No hay más mundos para conquistar”. Cuando moría insistió en que le enterrasen con las manos abiertas para que todos viesen y supiesen que el hombre más grande del mundo se fue con las manos vacías.
¿Dónde, pues, se encuentra el contentamiento? La respuesta es muy sencilla: solamente en Jesucristo. Él dijo: “Os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (S. Juan 16:22). El ser humano está hecho para conocer a Dios, glorificarle y disfrutar la comunión con Él. Con un diseño tan noble, tan sublime, ¿cómo le va a satisfacer algo de este mundo? ¡Imposible! ¡Deja de buscar el contentamiento en las cosas de esta vida, y acércate al Señor y Salvador Jesucristo! En Él hay vida abundante.
Adaptado de La Estrella de Esperanza, Vol. 25, Nº12

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La Navidad Y La Religión Del Mundo



Es muy corriente en el mundo cristiano celebrar las Navidades, mandar regalos y usar saludos de “Felices Pascuas” o de “Feliz Navidad”, tomándolo alegremente como normas o modales cristianas muy correctas. Estas tradiciones tan favoritas y extendidas en el mundo nos hacen pensar, inquirir e investigar su origen.

¿Qué clase de información encontramos en la Enciclopedia o en las historias imparciales? ¿Qué nos dice las Sagradas Escrituras en relación a estas tradiciones religiosas? La Palabra de Dios no justifica su celebración anual, antes al contrario, la condena. “Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años. Temo de vosotros, que haya trabajado en vano en vosotros” (Gá. 4:10-11).
Nuestro bendito Salvador Jesús no vino al mundo para hacerse popular entre los hombres; mucho menos para grabar Su fecha de nacimiento en nuestros corazones o almanaque. “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Ti. 1:15). “Porque Cristo, cuando aún eramos débiles, a su tiempo murió por los impíos” (Ro. 5:6).

Nadie sabe con seguridad, el día en que Cristo nació.
Clemente, en el Siglo II, llama estas especulaciones en cuanto a la fecha de nacimiento: “falaces supersticiones”.
Orígenes, en el año 245, ridiculizó la idea de la fecha y dijo que era pecaminosa. La Iglesia de Roma, en el Siglo V inscribió: “no existe tal conocimiento”.
La Nueva Enciclopedia Internacional dice: “Es desconocida, cuándo tal idea se originó–casi por seguro que el 24 o 25 de diciembre no sea la fecha”.
“La Navidad fue celebrada por primera vez en la Iglesia de Jerusalén en el año 440. Más tarde en el siglo cinco, la Iglesia Occidental (en Roma) ordenó su celebración” (Enciclopedia Americana).

El origen de la Navidad
“La celebración de diciembre 25 era completamente pagana; origen solar. La Saturnalia romana lo precedía” (Enciclopedia de Nelson).
“La celebración era una fiesta romana dedicada al Sol (nacimiento del Dios-Sol)” (Enciclopedia Americana).
“La Saturnalia (una fiesta desenfrenada), y así eligieron las Navidades para tal fecha” (Notas del historiador M. de Beugonot, vol. 2, pág .  265 ).
“El cristianismo ... de vuelta al paganismo ... deseando más días de fiesta, añadió nombres cristianos a fiestas paganas. Así eligió el 25 de diciembre que era la peor de las fiestas paganas .... Allí fue donde el cristianismo aprovechó para indicar la fecha del nacimiento de Cristo. La Iglesia reemplazando las fiestas paganas con nombres cristianos... contaminando el cristianismo para mantener a la muchedumbre contenta” (J.N.Darby, Col. W Vol. 29).
Agustín dice que tan determinada estaba la gente en celebrar sus fiestas, que el clérigo se hizo el ciego, o como se suele decir, dio manga ancha al pueblo.

La tradición de los Ancianos (Mt. 15:2)
Disco solar y árbol sagrado:  objetos de culto pagano en Babilonia.
Así vemos que la tradición vino del “dios de este mundo” (2 Co. 4:4), procedió del paganismo, y fue injertado en el cristianismo por nuestros antepasados infieles, la Iglesia de Roma: “Babilonia la Grande, la madre de ... las abominaciones” (Ap. 17:5). Y así como niños pequeños el cristianismo ha sido engañado... “los ciegos, guías de ciegos” (Mt. 15:14).
Todos estos detalles debían avergonzar y entristecer nuestros corazones y hacernos gemir y protestar tales abominaciones. Las prácticas de Laodicea deshonran el nombre de nuestro Salvador y Señor Jesucristo (Sal. 119:158; Jer. 15:15-17; Ez. 9:4; Fil. 3:18-19). ¿Cómo podemos tener parte en semejante farsa? ¿Cómo aparecerá ésta ante el tribunal de Cristo?
¡Esto es predicar: “otro Jesús”, un “Jesús” popular (2 Co. 11:4) adaptado al mundo! Ese espíritu "pascual" no es del Espíritu Santo, sino: “otro espíritu”. El espíritu del mundo (1 Co. 2:12) “no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Jn. 2:16).

Un mundo cruel
Cuando Cristo nació: “Dios manifestado en carne”, este mundo no le dio lugar (Lc. 2:7). “Despreciado y desechado entre los hombres” (Isa. 53:3). En el Calvario gritaron: “¡Fuera, fuera, crucificale!” (Jn. 19:15) y después le crucificaron (v. 18).
Este mundo es culpable de la muerte del Hijo de Dios, Jesucristo. El pueblo dijo: “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mt. 27:25).
Se deshicieron de El, y ahora ellos se gozan y se alegran, mientras se envían regalos los unos a los otros (Ap. 11: 10). Este es el mismo principio, de como “adornáis los monumentos de los justos”, que sus semejantes han matado (Mt. 23:29-31). ¡Como si Caín, después de asesinar a su hermano, hubiera declarado el nacimiento de Abel un día de fiesta! Asimismo, el mundo que rechazó a Cristo ahora celebra el día de Su nacimiento; usan y profanan Su Santo Nombre para gratificar sus placeres carnales. “No tomarás el nombre de tu Dios en vano” (Éx. 20:7).
Así son las vanidades de este mundo. “No os engañéis, Dios no puede ser burlado” (Gá. 6:7). Porque Él tomará venganza por la sangre de Su Hijo muy pronto.

La única celebración en el calendario cristiano
El Señor Jesús nunca nos pidió celebrar Su nacimiento o Su resurrección cada año; pero sí, expresó Su deseo de que lo recordáramos en Su muerte. El primer día de la semana, el día de Su resurrección, el día de una creación nueva; ciertamente debemos estar cada semana reunidos en tal oportunidad a Su Nombre (Mt. 18:20), como criaturas nuevas en Cristo. “Salgamos, pues, a él, fuera del campamento” (He. 13:13), esto es, fuera del sistema religioso adaptado al gusto de los hombres, y anunciemos la muerte del Señor hasta que Él venga (1 Co. 11:24-26).

BTP #5590,  VERDADES BÍBLICAS, 59 Industrial Road, P. 0. Box 649, Addison, IL 60101 EE.UU.
revisado e impreso por: Asamblea Bíblica “Betel”, Sevilla, España

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“URGENTE”

     El sábado 6 de diciembre de 1941, interceptaron un mensaje japonés que indicaba el ataque inminente contra la marina estadounidense en Hawai. Así que, advertidos escasamente a tiempo, enviaron el aviso marcado “URGENTE”, a la base norteamericana en el puerto de Pearl Harbor, Hawai. Llegó el mismo día 6. Pero el oficial de guardia en la central de comunicaciones no observó la clasificación “URGENTE”, y por eso colocó el mensaje en el buzón normal para ser leído el lunes siguiente. Sin embargo, el domingo cayó el ataque japonés y grande fue la pérdida, porque sorprendió a gran parte de la flota estadounidense en el puerto y destruyó muchos buques. Podían haberse defendido, porque el aviso llegó a tiempo, pero por error humano lo dejaron en el buzón de correo normal, para después, y no sirvió. 
Esto ilustra la condición espiritual en la que muchos se encuentran. Hay un mensaje de Dios – muy importante, serio y “URGENTE”. Es un aviso, y se trata de vida y muerte, con consecuencias eternas. Pero muchos no toman la molestia de leerlo, pese a su etiqueta “URGENTE”. Lo desprecian, o como muchos lo descuidan, colocándolo en el buzón de “mañana”. No hacen caso del aviso de las consecuencias del pecado: la ira venidera, la proximidad de la muerte y el juicio de Dios. Es un descuido fatal. Dios hizo llegar a tiempo el mensaje del evangelio. Pero, tú, amigo, ¿qué haces con el evangelio? Eres un pecador culpable y no debes ir así a comparecer ante Dios, porque Él es santo y justo, y así serías condenado a la perdición eterna. “El alma que pecare, esa morirá” avisa Dios, y tú eres esa alma. Debes reconocerlo y arrepentirte ahora. Sólo el Señor Jesucristo puede perdonarte y limpiarte, pues Él sufrió sustituyéndote en el Calvario. ¿Qué harás hoy? No digas “mañana”, porque será tarde para actuar. Amigo, hoy es día de salvación. El camino de mañana conduce a la ciudad de nunca. ¿Quieres ser salvo o vas a esperar que el desastre te alcance? El aviso es “URGENTE” y hoy estás a tiempo. Arrepientete ahora y confía en el Señor Jesucristo. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”.     
Carlos

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CRISTO Y LAS NAVIDADES
por Dave Hunt (1926-2013)


La Navidad, en la forma en que es celebrada en la actualidad es una de las ideas que se originaron con el catolicismo romano y que sobrevivió la época de la Reforma. El historiador Will Durant, nos recuerda que el catolicismo romano se formó de la unión entre paganismo y el cristianismo que ocurrió durante la época del emperador Constantino a principios de los años 300 después de Cristo. Comentando acerca de la "cristianización" del imperio romano, Durant escribió:

"El Paganismo sobrevivió...en la forma de ritos antiguos y costumbres que fueron aprobadas por una iglesia bastante indulgente...Las estatuas de Isis y Horus fueron nombradas María y Jesús..la Saturnalia (el festival de Saturno durante el invierno) fue reemplazado con la celebración de Navidades...Incienso, luces, flores, procesiones, vestiduras..que había agradado a la gente en antiguos (paganos) cultos fueron domesticados y limpiados con los rituales de la iglesia..."

Pese a sus orígenes paganos y católico romanos, y una comercialización grosera y ofensiva, nosotros podemos regocijarnos que la época de Navidad anualmente trae un recuerdo del nacimiento de nuestro Salvador. Desafortunadamente, las festividades navideñas por lo general perpetúan la confusión concerniente sobre quién es realmente Jesucristo y por qué vino al mundo y qué realmente logró. Esto no es sorprendente, considerando los malos entendidos entre Sus propios discípulos en el primer advenimiento, y la aún mayor confusión en donde la Biblia nos dice que va a ocurrir antes de Su segunda venida. Indudablemente, todo el mundo, incluyendo los millones de "cristianos", seguirán y adorarán al Anticristo, convencidos que él es el verdadero Cristo.
Las celebraciones navideñas nos recuerdan que los mismos mal entendidos que impidieron a muchos el reconocer a Cristo cuando vino a la tierra también impedirán a muchos en su Segunda Venida. Las causas de confusión de hace 2.000 años, todavía permanecen con nosotros: ¿Cuál es la verdadera misión del Mesías y en qué consiste Su reino? ¿Cuándo, cómo y para quién será el reino establecido? ¿Y cuál es la relación de este reino con Israel y con la iglesia? Muchos "cristianos" hoy en día están ciegos de la misma manera que los primeros "discípulos" quienes rechazaron a Cristo, porque Él no cumplía con sus erróneas expectativas mesiánicas.
Hasta Juan el Bautista se desilusionó hasta el punto de preguntar a Cristo: "¿Eres tú aquel que había de venir o esperaremos a otro?" (Mateo 11:3). Tales dudas parecen imposible en la persona a quien Dios había mandado para "preparar el camino para el Señor". Ya teniendo el Espíritu Santo a los seis meses de embarazo, Juan saltó dentro del vientre de su madre Elisabet cuando escuchó la voz de la virgen María, quien acababa de enterarse que iba a dar a luz al hijo de Dios. Llamado e inspirado por Dios para ser el "precursor del Mesías", Juan testificó: "...el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre Él, ése es El que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios" (Juan 1:33-34). Confiado en esa revelación sobrenatural, Juan declaró: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). Pero aún así, vino el día en que, en desasosiego, tuvo que enviar a dos discípulos para preguntarle a Cristo si Él realmente era el Mesías.
Aunque le había sido dada la revelación sobrenatural acerca de la identidad de nuestro Señor, Juan completamente malentendió la misión de Cristo. ¿Acaso los profetas no habían dicho que el Mesías tendría Su reino en Jerusalén? Entonces, ¿cómo era posible que él, el que había anunciado al Mesías se encontraba ahora en una prisión? Juan no entendió que Cristo había venido a morir por nuestros pecados para que así el judío y el gentil, unidos en una iglesia, podrían ir al cielo. Tampoco el entendió que debería haber una Segunda Venida.
Fue lo mismo con los discípulos en el huerto de Getsemaní. Sumamente sorprendidos ellos observaron a aquel, quien ellos pensaban tenía todo el poder, actuar de una manera aparentemente sin poder alguno. Él fue arrestado, amarrado y llevado capturado. Obviamente, ¡Jesús de Nazaret no podría ser el Mesías después de todo! Los sueños y expectaciones que los discípulos tenían se evaporaron y ellos se dieron a la fuga para salvar sus vidas. De la misma manera las dos personas que iban en el camino a Emaús dijeron: "...nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel... (pero ellos) le crucificaron" (Lucas 24: 19-24). Su muerte, que ahora reconocemos es la parte central del evangelio y si eso no hubiera sucedido no tendríamos nosotros vida, convenció a sus contemporarios que este Jesús no podría ser el Mesías, el Salvador del mundo.
"Si es el Rey de Israel, que descienda ahora de la cruz, y creeremos en Él" (Mateo 27:40-44) fue la burla de la muchedumbre y también de los líderes religiosos al pie de la cruz. "Si tú eres el Cristo, sálvate tú mismo y también a nosotros" fue el eco de los ladrones que estaban crucificados junto a Él. ¿A quién vino el Mesías para salvar, y en qué forma; salvarlos de qué, y para qué?
Indudablemente nada de esto fue entendido en ese entonces por nadie, ni siquiera por Sus discípulos más fieles.
Cuando Cristo trató de explicar que Él tenía que morir por los pecados del mundo, Pedro le reprochó por ser tan "negativo". Y aún así, Pedro, momentos antes había declarado por revelación directa de Dios Padre que Jesús era el Cristo (Mateo 16:16-17).
Obviamente él tampoco entendía la misión del Mesías, aunque sabía quién era el Mesías. "¡Quítate de delante de mí, Satanás!" (Mateo 16:22-23), le había dicho Cristo a Pedro, demostrando la importancia de corregir tal gran mal entendimiento de Su misión. Así que fue con aquellos en Jerusalén (Juan 2:23-25) quienes "muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía".
Ellos creían que Él era el Mesías, pero tenían un concepto falso de lo que eso significaba. Jesús no confiaba en ellos porque sabía muy bien lo que albergaba en sus corazones y que no creerían la verdad. Vemos el mismo error en el capítulo 6 del evangelio de Juan, quienes porque Cristo los había sanado y los había alimentado querían "apoderarse de Él y hacerlo rey" (Juan 6:15). Hay muchos que se llamaban Sus "discípulos" (hoy se llamarían "cristianos") quienes tenían un concepto falso del Mesías, y cuando Él trataba de explicarles la verdad ellos no querían escucharle sino que "muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con Él" (Juan 6:66).
También sabemos que Cristo supo cómo tratar a las multitudes que lo querían seguirle por razones erróneas. Nosotros debemos hacer hoy en día lo que Él hizo en ese entonces. Muchos tomaron un paso "adelante" para decirle a Jesús que creían en Él y que lo seguirían fielmente. A diferencia de los métodos de hoy en día, Cristo no les dijo a sus discípulos que aceptaran a esta gente como "miembros de Su iglesia", antes que esta gente cambiaran de opinión, y tal vez ponerlos en algún ministerio o en algún comité para mantenerlos activos en la iglesia. No, no fue así, sino lo que Jesús les dijo a aquellos que aparentemente querían seguirlo: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza" (Mateo 8:20). La pregunta a esos individuos realmente era: "¿Están ustedes seguros que me quieren seguir?" Si uno analizaría lo que Jesús dijo podría decir que Él estaba siendo un poco "negativo". "¿Así que ustedes quieren seguirme?" fue probablemente la pregunta que Jesús les hizo a aquellos que decían que creían en Él. "Entonces déjenme decirles a qué lugar voy yo a ir. Yo voy a una colina a las afueras de Jerusalén, llamado el Monte Calvario donde me van a clavar en una cruz. Es decir, que si ustedes van a ser files hasta el final, es mejor que ahora mismo se decidan: ¡lleven ustedes su propia cruz y síganme a donde voy, porque es a ese sitio que les he dicho que me dirijo!"
Hoy en día somos demasiados sofisticados para presentar el evangelio en términos tan "negativos". Nosotros hemos estudiado lo que se necesita para tener un éxito en este mundo, nosotros hemos estudiado psicología, sabemos "cómo ganar amigos e influenciar a la gente" y estamos convencidos de que si utilizamos esos métodos podemos "ganar almas para Cristo". Por lo tanto, llenamos las iglesias con multitudes de personas que se imaginan que la misión de Cristo es el hacerlos sentir bien acerca de sí mismos, edificando su autoestima, contestando sus oraciones egoístas y cumpliendo con sus agendas para bienestar propio.
Hay un movimiento que existe ahora y que promulga la Reconstrucción y el Dominio del Reino y estas son las personas que piensan de esta manera y que están más confundidas que Juan el Bautista, aunque el error es similar. Estas personas rehúsan caminar en el camino que Cristo aconsejó, o el aceptar el rechazo de Cristo, ya que eso significaría para ellos una "derrota". Estas personas creen que ya estamos en la era del Milenio y que deberíamos comportarnos como "niños del Rey". Ellos piensan que la misión de ellos es establecer ese "Reino de Cristo" a través de tomar "dominio" de los fuentes de difusión, de las instituciones educacionales y del liderazgo político. Los promotores de este movimiento de "señales y prodigios" se imaginan que ya están en el proceso de tomar control de toda enfermedad y hasta el tomar control de la misma muerte sin necesidad de la resurrección y sin la Segunda Venida de Cristo.
Todo eso es muy positivo y muy ecuménico. Estos llamados "cristianos" están dispuestos a aliarse y a trabajar en conjunto con los mormones y los moonis y todos aquellos que están a favor de reinstalar los valores sociales tradicionales. Y durante esta temporada de Navidades, una vez más, el hecho de desplegar públicamente una cruz viene a ser un motivo de unificación. Para justificar todo esto, los líderes "cristianos" defienden la rectitud de trabajar y de aliarse con todos aquellos que llaman a Jesús nuestro "Señor". "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:21-23). Existen multitudes, como los mormones, católicos (así como también muchos bautistas, luteranos, metodistas, etc.) quienes llaman a Jesús "Señor" pero no están salvos.
El 17 de octubre de 1989, Paul y Jan Crouch les dieron la bienvenida a tres católicos en su programa de televisión llamado "Praise the Lord" ("Alabado sea el Señor"). Dos sacerdotes católicos y una mujer que era líder secular. Paul mostró su típica ingenuidad e increíble ignorancia de teología en su afán de minimizar las diferencias entre los protestantes y los católicos como si fueran simplemente algo insignificante y relacionándolo solamente como si fuera una cuestión de "semántica". En su afán de aceptar la teoría de la "transubstanciación", que es una herejía tan enorme que miles murieron en la hoguera en vez de aceptarla, Paul declaró: "Bueno, nosotros los protestantes creemos en la misma cosa. Por lo tanto, algo que nos ha dividido por todos estos años (transubstanciación) no debería ser un obstáculo entre estos dos grupos ya que nosotros (los protestantes) creemos en la misma creencia aunque la decimos en forma diferente... es más, voy a erradicar la palabra "protestante" de mi vocabulario... ya no voy a protestar nada... es tiempo que los católicos y los no-católicos se unan en el Espíritu y en el Señor". Pasando por alto por un momento esta terrible ignorancia, nosotros sabemos que los católicos tienen un evangelio diferente de salvación que consiste en obras y rituales a través de la mediación de la iglesia católica romana.
Las fiestas navideñas con su énfasis en el "niño Jesús" tienen la tendencia a perpetuar otra herejía católica: el mito pernicioso de servidumbre de parte de Jesús o de nivel inferior a Su madre, que el catolicismo romano ha promulgado deliberamente por muchos siglos. No hay duda alguna que María debe llamársela "bendecida" como la madre de nuestro Señor, pero ella no es reina ni redime; esto es algo exclusivo de Jesús como nuestro único Salvador. Pero el catolicismo romano enseña de otra manera ya que ha elevado a María a un nivel que nunca le perteneció, un nivel al igual y hasta mayor que Jesús lo cual es una herejía y una blasfemia. En los templos católicos por todo el mundo uno se da cuenta que las estatuas, los cuadros y en las vidrieras de los templos le dan a María la función predominante. Ella hasta es mostrada en la cruz como si fuera nuestra corredentora, mientras que Jesús típicamente es un niño indefenso en el seno de su madre, o un niño pequeño en las rodillas de María, o una víctima de la cruz, yaciendo en los brazos de María. Nunca se le muestra a ella como en sujeción a Él y casi nunca es Cristo presentado en el triunfo de Su resurrección. María es presentada como la "Reina del Cielo", donde Jesús permanece como un niño sujeto a su dirección. Esto es muy típico, como por ejemplo en un templo católico en Francia donde sus ventanas tienen la clásica vidriera que fue hecha en el siglo XIII. Encima de ella están las palabras "Le Pergatoire", indicando que es la descripción del "purgatorio". María y Jesús son mostrados en una nube (como si estuvieran en el cielo), con las almas atormentadas en las llamas del purgatorio debajo de ellos y con los brazos extendidos en suplicación. ¿Acaso estas almas están clamando a Cristo para que los salve? No, están pidiendo a María ya que es ella la que lleva la corona real. Y Jesús, el Señor de Gloria, quien triunfó sobre Satanás en la cruz y que ahora está sentado a la diestra de Dios Padre, ¿cómo es presentado? Como si todavía fuera un niño de siete años de edad, parado sobre las rodillas de la "Reina del Cielo". Con razón las almas en el purgatorio no le piden ayuda a ese Jesús. En la parte baja de la vidriera que muestra esta abominación están las palabras: "¡Madre María, sálvanos!" ...

La Navidad ofrece una oportunidad para proclamar el verdadero evangelio de Jesucristo, y para exponer y corregir la representación ecuménica y confusa que es presentada al mundo cada año. Millones son seducidos a pensar que son cristianos porque tienen una emoción sentimental por el "niño Jesús". Recordemos lo que Cristo dijo a aquellos que creían en Él: "Si vosotros permanecieries en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os haré libres" (Juan 8:31-32). Es esta verdad la que hemos sido llamados a proclamar con toda claridad y con todo poder.

www.thebereancall.org/content/cristo-y-las-navidades

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lunes, 4 de noviembre de 2013

EN ESTO PENSAD -- Noviembre 2013

LOS SANTOS SEGÚN LA BIBLIA

La palabra “santo” viene de la palabra griega “hagios” que significa “consagrado a Dios, santo, sagrado, piadoso.” Casi siempre es usado en plural, “santos” “...Señor, he oído de muchos a cerca de este hombre, cuántos males ha hecho a Tus santos en Jerusalén” (Hch 9:13). “Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida” (Hch 9:32). “...Lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos...” (Hch. 26:10). “Saludad a todos los santos en Cristo Jesús” (Fil. 4:21). En la Escritura hay 68 usos del plural de “santo”, y no se refiere a la gente en el cementerio ni a figuras en las paredes de algún templo católico.
La idea de la palabra “santo” es un grupo de gente apartada para el Señor y Su reino. Hay tres referencias que aluden al carácter piadoso de los santos: “que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos...” (Ro. 16:2); “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12); “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos” (Ef. 5:3).
Por lo tanto, bíblicamente hablando, los “santos” son los que se han arrepentido y han confiado en el Señor Jesucristo como su único Salvador. Estos son los verdaderos cristianos, la iglesia que es el cuerpo de Cristo. Todos los creyentes son considerados santos. Todos ellos son santos... y al mismo tiempo son llamados a ser santos. 1 Corintios 1:2 dice claramente: “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos...” Las palabras “santificados” y “santificación" provienen de la misma raíz griega, como la palabra que es traducida comúnmente “santos”. Los cristianos son santos, en virtud de su unión con Jesucristo. Es la posición que Dios les otorga por la gracia. Pero también son llamados a ser santos, para que en la práctica su vida se vaya ajustando cada vez más a su posición en Cristo. Esta es la descripción bíblica y el llamado de los santos.
Ahora bien, ¿Qué entiende por “santos” la Iglesia Católica, en comparación con la enseñanza bíblica? No mucho. En la teología Romana Católica, los santos no viven, sino que están muertos; están en el cielo. En la Biblia, los santos están vivos en la tierra. En la enseñanza Romana Católica, una persona no se convierte en santo, a menos que él/ella sea “beatificado” o “canonizado” por el Papa o un obispo prominente. En la Biblia, cualquiera que ha recibido al Señor Jesucristo por la fe, es santo por declaración de Dios, por la gracia, no por mérito propio. En la práctica Romana Católica, los santos son reverenciados, se les reza y en algunos casos, son adorados. En la Biblia, los santos son llamados a reverenciar, adorar y orar únicamente a Dios.
adaptado del artículo hallado en internet: //www.gotquestions.org/Espanol/santos-cristianos

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Los Peligros De La Prosperidad

El peligro entra cuando consciente o inconscientemente dejamos al Señor Jesucristo en segundo lugar. Tan cierto como hagamos esto, comenzaremos a perder el poder espiritual.Gracias a Dios, muchos creyentes pueden aguantar la adversidad. Pero no tantos pueden salir ilesos de la prosperidad. Al crecer la cuenta bancaria del hombre, hay gran peligro que mengüe su vida de oración y poder espiritual para ganar almas. Conocí a un hombre que fue instrumental en la conversión de buen número de personas. Andando el tiempo, Dios le prosperó grandemente en su negocio. Y allí comenzó su descenso. Estaba tan ocupado que comenzaba a olvidarse de Dios. Tenía tanto que hacer, que reducía su tiempo de oración, lectura y meditación de la Palabra. Trataba de seguir por el impulso de su vida espiritual anterior, pero no funciona así. Ha ampliado y reedificado dos veces los edificios de su negocio; pero aunque sean más altos los edificios, no están más cerca del cielo.   
del libro A Man's Foes (Los Enemigos del Hombre), por J. Howden. 

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LOS HIJOS - ¿ALEGRÍA O ALBOROTO?
parte III


UNA VARITA DE AMOR NOS LIBERA DE LA HOSTILIDAD.

Esta es la bendición de la varita. Una vez usada, una vez que hemos corregido al niño, nos podemos olvidar completamente de lo ocurrido y se puede restaurar la relación entre el padre y el niño. Por el contrario cuando sólo reprochamos y regañamos contínuamente, nos vemos obligados a mantener una hostilidad hacia el niño ya que éste no ha sido corregido. La hostilidad también se prolongará si en lugar de usar la vara le privamos de algo bueno, por ejemplo, no jugar con sus amigos, no cenar, etc. Nuestra responsabilidad es darle lo que es bueno, y privarle de lo que is malo. Por lo tanto, privarlo de una cosa buena sólo crea resentimiento y prolonga la hostilidad. La varita debe verse como corrección más que como castigo.  Así el niño la identifica como algo para su propio bien.
Cuando la varita se usa con regularidad para la menor desobediencia, nunca se relaciona con enojo, desagrado o rechazo, porque el padre o la madre ha corregido inmediatamente, sin enojarse. La corrección siempre debe ser la misma, ya que lo que se corrige es el acto de desobediencia y no el tipo de desobediencia o los resultados de la desobediencia. Esta es la varita de corrección que da esperanza y no una varita de venganza y juicio.
Los niños pronto se dan cuenta de que la varita está saturada de nuestro amor y la aceptan como una varita de educación y no sólo de castigo. A manera de ilustración...Una mañana, mientras que yo estaba muy ocupada preparando el desayuno, le dije a una de mis hijas que se pusiera los zapatos y los calcetines. Estoy segura de que ella tenía la intención de obedecer pero se puso a jugar y se le olvidó. Entonces le dije que se echara sobre el pequeño taburete porque había desobedecido, y le tendría que corregir. Estaba muy ocupada en la cocina y no fui en seguida como debería haberlo hecho. Pero cuando fui, la encontré acostada boca abajo, cantando y esperando tranquilamente la corrección. Ella aceptaba la varita como el resultado inevitable de su desobediencia. Todos nuestros hijos aceptan la varita dulcemente, porque se han dado cuenta de que es para educarlos porque los amamos. Y luego, qué libertad sentimos para mostrarles nuestro gran cariño.
   continuará, d.v. en el siguiente nº

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La Amistad del Mundo

Demas es el ejemplo clásico del peligro de la amistad del mundo. "Demas me ha desamparado, amando este mundo" (2 Ti. 4:10). Así escribió Pablo en su última epístola desde la cárcel. Demás había sido un misionero, sin embargo, el amor de mundo logró entrar en el corazón del misionero, y su testimonio fue extinguido y su alma debilitada. Cuando más necesario era que estuviera al lado de su gran compañero Pablo, fracasó y le desamparó. En cambio,  John Hooper de Gloucester, Inglaterra, fue encarcelado largo tiempo por su fe en el Señor. En enero del año 1555, justo antes de morir por su fe, escribió: "Cuidado, no contemplen demasiado la felicidad o la miseria de este mundo; porque la consideración y la consecuente amor o temor de ellos les desviarán de Dios". Si Demas hubiera pensado así, podría haber sido como Hooper.
Quizás algunos de nosotros estamos en peligro de ocuparnos demasiado con la felicidad o la miseria que el mundo nos ofrece, y de olvidarnos de Dios.
Dice un refrán: "Dime con quien andas, y te diré quién eres". Hay que escoger. Si rehusamos ser atraidos por la amistad, los placeres y las diversiones del mundo, entonces tendremos su hostilidad. Francamente, nos aborrecerá. "Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece" (1 Jn. 3:13).

del libro A Man's Foes (Los Enemigos del Hombre), por J. Howden. págs. 42-43 
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Mejor Salario

Muchos obreros tienen el problema de cómo conseguir mejor salario, mejor recompensa por el trabajo. Para conseguir esto, se han hecho sindicatos que profesan representar al trabajador. Se organizan marchas y huelgas para hacerse oír. A fin de cuentas a todos nos gustaría ser bien recompensados por nuestro trabajo, y aun la Biblia dice: “el obrero es digno de su salario” (S. Lucas 10:7).
Pero he aquí una pregunta seria que considerar: ¿Qué paga o salario recibirás cuando vayas a la presencia de Dios? “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Amigo, si eres honesto reconocerás que aunque puedas ser más o menos buena persona ante los hombres, delante de Dios eres un pecador. “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Pecas en pensamientos, actitudes, palabras, hechos y aun por omisión – no haciendo todo el bien que debes. S. Marcos 7:20-23 describe el corazón como manadero de toda clase de pecado. Y como pecador, debes recibir la paga justa que te corresponde.
En esta vida es fácil evitar a las personas que no quieres ver, pero es imposible evitar un encuentro personal con Dios. Llegará tarde o temprano, porque la muerte es cierta. “De cierto moriremos” (2 Samuel 14:14). “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio” (Hebreos 9:27), y “cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12).
He aquí buenas noticias. Después de anunciar que la paga del pecado es muerte, y que la merecemos todos porque todos somos pecadores, Dios declara: “mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23). No se puede pagar o ganar por mérito un regalo; simplemente es ofrecido y recibido, pues de otro modo no sería regalo. Dios te ofrece la dádiva (el regalo o don) de vida eterna. Puedes intentar llegar al cielo haciendo “buenas obras” o siendo religioso, pero la Biblia enseña que estos son caminos equivocados. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Entonces, ¿cómo recibe uno este regalo? El verso anteriormente citado dice: “por medio de la fe”, es decir, mediante la confianza en el Señor Jesucristo. Es un regalo de Dios, no de la iglesia. La fe es confianza inquebrantable en Jesucristo, el Hijo de Dios. Siendo que Él murió pagando por tus pecados, resucitó al tercer día y vive para siempre, da vida eterna a los que confían únicamente en Él. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (S. Juan 3:36). 
No hay otro que pueda salvar, perdonar y dar vida eterna. El apóstol S. Pedro lo afirma: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos de los Apóstoles 4:12).
¿Quieres recibir lo que mereces –la paga de tus pecados– o algo mejor, la dádiva de Dios, vida eterna en Cristo Jesús? Dios te ofrece un gran regalo, y no hay otro igual ni que valdrá en la eternidad. Sólo hay perdón, paz y vida eterna en el Señor Jesucristo. Deja todo lo demás y deposita tu confianza única y totalmente en el Salvador.

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LA INFLUENCIA DE LA FAMILIA 
EN LA IGLESIA
Parte V

por Robert Gessner

Conclusión

A la luz de estas seis ilustraciones, debemos concluir que la vida de una asamblea refleja la vida espiritual de las familias que la forman. La vida espiritual de la asamblea no puede subir más allá de la vida espiritual de las familias representadas en ella. Como padres, debemos aceptar la responsabilidad del liderazgo tanto en la familia como en la asamblea. Si notamos una declinación espiritual en la familia, la notaremos también en la asamblea.
Como padre que desea agradar al Señor, personalmente yo actuaría con un espíritu de oración en las siguientes áreas dentro de mi familia.

1. Diariamente el padre, con el apoyo de su esposa, debe encontrar tiempo para sentarse y explicar algo de las Escrituras a sus hijos. Los hijos deben entender de las Escrituras por qué sus padres creen como creen. “Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras” (2 Ti. 3:15).

2. Con frecuencia el padre y la madre deben orar con sus hijos. Los hijos deben escuchar a su padre orar, no sólo dando gracias por la comida, sino también oírle orar por los parientes, los hermanos en la asamblea y los misioneros. Demasiado a menudo los hijos nos oyen criticar en lugar de orar.
Estos dos temas requieren una porción de tiempo en el horario de cada día. Los padres deben reducir sus compromisos o actividades en este mundo tan ocupado, para permitirles tiempo con la familia para actividades espirituales. Es el objetivo de Satanás ocupar todo nuestro tiempo para que no dediquemos tiempo a la vida espiritual.

3. Al televisor, el reproductor de video o DVD, y los juegos de ordenador y aparatos como el "x-box", "playstation" etc. hay que aplicarles el cuchillo de recorte y restricción. No habrá progreso espiritual en la familia mientras que estos medios dominen el tiempo. No sólo es el contenido que destruye o niega todo lo que enseñamos, sino que también es el tiempo que nos roba del tiempo más importante del día cuando la familia podría juntarse. Algunos hacen su lecturita rápida de la Biblia y luego se tiran horas jugando y mirando programas o películas. La televisión y los juegos, como el alcohol, crea una adicción. Es difícil controlarlo si está encendido. Si los padres pueden estar unidos y resueltos en su decisión, probablemente en vez de disculparla y restringirla, lo mejor sería sacarla de la casa. Puede sustituirse por muchas otras actividades sanas. Como alguien ha dicho: “Hay vida después de tele”.

4. A menos que circunstancias extraordinarias lo hagan absolutamente imposible, el marido debe desear e insistir que su esposa esté en el hogar. Él es quien debe proveer para la familia, y los hijos necesitan a su madre en casa a todas las edades. El apóstol Pablo exhortaba a las mujeres jóvenes a ser “cuidadosas de sus casas” (Tit. 2:5), y esto no se limita a las mujeres o la cultura de aquel entonces, pues es doctrina apostólica. La madre que trabaja fuera de la casa no es en ningún sentido como la madre que se queda en el hogar y trabaja diligentemente en su casa para que sea un lugar limpio y ordenado, bien cuidado, y con un ambiente de amor espiritual y materno. Es una gran parte del ministerio que Dios le ha dado. El estado y arreglo de su casa demuestra qué clase de esposa y madre es (Pr. 31 “virtuosa”), y sus hijos están aprendiendo de ella. Podríamos razonar y filosofar en esta área, pero en nuestro corazón sabemos que hay una diferencia. A lo mejor tendremos que vivir en una casa más pequeña, tener un coche menos, uno más viejo o ninguno, ropa no tanto de moda, menos lujos, una dieta más sencilla, etc., pero valdrá la pena. Los hijos que se crían aprendiendo a negarse los lujos y las comodidades de la vida generalmente tienen mejor disciplina para los tiempos difíciles de la vida.

5. Debemos dejar de temer que vamos a perder a nuestros hijos si insistimos que sean diferentes. Es este espíritu de claudicar y hacer concesiones al mundo que nos trae problemas. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos” (2 Co. 6:14). Lo que les guardará del mal es Dios y la instrucción en Su Palabra, no nuestros inventos ingeniosos para divertirles. Si en verdad esperamos que nuestros hijos sean diferentes, deb

emos respaldar estas esperanzas con normas en amor y con constancia.

Son sólo cinco sugerencias, y ruego los considere seriamente delante del Señor. Conforme cada padre ore al Señor pidiendo Su dirección y ayuda, Él le dará más luz. Lo importante es que nos demos cuenta de que es hora de tomar medidas, tiempo de actuar, y que hay que comenzar ahora. En la familia, muchas veces el mañana de las buenas intenciones nunca llega, y cuando nos demos cuenta, nuestros hijos ya serán mayores, y habremos perdido las grandes oportunidades irrepetibles que Dios nos dio.

El hermano Robert Gessner es anciano en una asamblea en Allentown, Pennsylvania, EE.UU.  Su libro en inglés fue traducido y adaptado con permiso por Carlos Tomás Knott.

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La Imagen de la Bestia


Hace algún tiempo, los técnicos de la firma Coca-Cola intentaron en América una experiencia asombrosa. Hicieron pasar repetidamente por la pequeña pantalla, en una cualquiera, la frase “¡Beba Coca-Cola!”, pero a una velocidad tan rápida en su intercalación que nadie era consciente de haberla visto. Sin embargo, el ojo lo transmitía al subconsciente, con el resultado de que las ventas de Coca-Cola se incrementaron tomando un auge vertiginoso y los “stocks” de bebida se agotaron.  El público, una vez informado, tuvo tanto miedo que fue decretada una ley en los Estados Unidos prohibiendo este tipo de manipulación psicológica.  (Véase el capítulo 7 del libro La Iglesia al Final del Siglo XX, Ediciones Evangélicas Europeas, donde el doctor Francis A. Schaeffer, fundador del “The Abri-Fellowship” en Suiza, destaca las diferentes formas de manipulación de los espíritus actualmente utilizados o que son posibles.)
Casi todos los países del mundo son ahora dictaduras donde, naturalmente la televisión llega a ser un instrumento de poder absoluto.  Aun en las democracias que quedan libres, la televisión está en la mayoría de las veces sometida a un monopolio más o menos controlado por el Estado. La técnica moderna ha encontrado medios prácticamente irresistible de manipulación psicológica que serán ciertamente más y más aplicados en el mundo.  Se puede adoctrinar a la gente sin que se den cuenta de ello, si la ley no lo prohíbe.
El libro del Apocalipsis habla de un dictador mundial, el Anticristo, que se hará adorar por una imagen que habla. (Apocalipsis 13:15) Embrutecidos por años de televisión, la gente tragará fácilmente el programa satánico. ¿Qué más lógico? ¿Qué más diabólico?
Tú sólo tienes una vida.  Vida que está esfumándose ya.  Tu tiempo vale más que todo lo otro. ¿Cómo lo vas a usar?  Sería una tontería inimaginable perder la quinta o aun la séptima parte de tu tiempo delante de la “caja”. ¿No es mejor usar la décima parte contemplando la faz de Dios?
del libro: SI QUIERES IR LEJOS, por Ralph Shallis, Editorial CLIE
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