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sábado, 3 de marzo de 2012

EN ESTO PENSAD -- marzo 2012

Los Discípulos A Corto Plazo

A. W. Tozer

 Otros son discípulos, pero sólo por un cierto tiempo. Me he encontrado con algunos de ellos. Siempre se dejan una puerta abierta. Nunca queman los puentes que dejan atrás. Nunca llegan a punto en el que no pueden volverse atrás. Creo que un cristiano es un cristiano de verdad, auténtico, cuando él o ella llega al punto de no poder volverse atrás.
Los miembros de nuestras iglesias no andarían preocupados acerca de si se pueden perderse o no después de ser cristianos si estuvieran en la situación y relación debidas con Dios. Necesitan decir: “Señor, no voy a preocuparme a cause de esos problemas teológicos; sino que lo voy a solucionar ahora mismo, y llegar al punto en el que ya no pueda volverme atrás. No quiero separarme de ti”. Pero hay todavía discípulos a corto plazo que aun no han llegado a ese punto de no poder volverse atrás. Son cristianos a medias, a corto plazo. Cristianos de temporada. Acuden...en Navidad, Semana Santa y en otras ocasiones especiales. Pueden ser muy religiosos en ciertas estaciones del año.

¿Ha oído alguna vez de discípulos “camaleones”? Cambian de color con el medio ambiente. Hay incluso algunos predicadores que son así. Tienen la habilidad de hablar como las personas del grupo en donde se encuentran. Si están con pensadores liberales, véalo, comenzarán a sonar como liberales. Si están entre evangélicos, hablarán como evangélicos. “Somos adaptables”, dicen. “Creemos en ajustes”. Esas personas no necesitan ajustes, ¡necesitan a Dios!
Como discípulos cristianos, debiéramos ser lo que somos en todo lugar. Como los diamantes. Un diamante no se ajusta a sí mismo conforme a la situación; es siempre un diamante. Así también debe ser con los cristianos; deben ser siempre cristianos. No somos cristianos si esperamos a que venga la atmósfera propicia para practicar nuestra religión. No somos cristianos si tenemos que ir al templo para ser bendecidos. No somos cristianos hasta que no nos hemos entregado completamente a Cristo, hasta que no hemos llegado al punto de no volvernos atrás, y ya no somos más cristianos de temporada, sino regulares. Seguimos adelante para conocer y saber más de nuestro amado Señor.
Es bueno que le echemos una mirada a las marcas de los que no son verdaderos discípulos. Algunos de ellos tienen un aspecto muy piadoso. De hecho, los domingos por la mañana parecen tan piadosos como búhos hinchados. Tenemos algunos de ellos en nuestros círculos evangélicos. Sienten que pueden ser piadosos los domingos a las 11:00 de la mañana. Es una hora muy conveniente. No tienen que ser religiosos para levantarse por la mañana a tiempo para el culto de las 11:00 de la mañana. Tampoco se pierden su comida los domingos. Reciben un poco de renovación. El culto no dura mucho. La música es buena la mayor parte de las veces. Sólo les cuesta la monedita que echan en la ofrenda.
En consecuencia, estos que acuden...sólo una vez a la semana, el domingo por la mañana, permiten que los demás los consideren sospechosos de que son sólo discípulos a medias, del domingo por la mañana. No asisten a los cultos lo suficiente para demostrar que son otra clase de discípulos.
continuará en el siguiente número 
A..W. Tozer, adaptado de su libro FE MÁS ALLÁ DE LA RAZÓN

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4 Motivos Apostólicos de Oración
(Parte II)

Texto: Filipenses 1:9-11
3. “A fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”.

La palabra “sincero”, como hemos oído antes, es una palabra compuesta: sin-cera. Antiguamente usaban la cera para tapar defectos y engañar. Cuando había una grieta o defecto en una jarra, por ejemplo, la tapaban con cera, pero al exponerla a la luz del sol se veía la grieta porque la cera primero admitía la luz, y también porque con el calor del sol se derretía. Así que, sincera significa sin engaño, sin tapujos ni fachadas. Seamos transparentes y verdaderos. No podemos tapar nuestro carnalidad con una apariencia de piedad durante los cultos, para engañar al ojo. Dios dice que nos apartemos de toda contaminación de carne y espíritu. Que no invada la iglesia ni nuestras vidas nada que desagrada a Dios. Sinceros e irreprensibles es sin nada malo cobijado en nuestra vida. Dios tiene derecho a gobernar nuestra vida personal porque nos compró con la sangre de Su Hijo y como 1 Corintios 6:19 dice: “no sois vuestros”. Vivamos vidas irreprensibles que agraden a Dios, para que en el día de Cristo, esto es, el tiempo del rapto y el tribunal de Cristo, cuando el Señor repasará nuestras vidas, seamos hallados irreprensibles.
La fe fingida, no sincera, hace mucho daño en la vida. En 1 Timoteo 1:5 Pablo habla de una fe no fingida como meta de Dios en nuestras vidas. ¿Quién la tiene? 2 Timoteo 1:5 señala a la madre y la abuela de Timoteo, y también a Timoteo. Hermanos, esto nos dice que es posible vivir esta verdadera vida espiritual que es real, que agrada a Dios y no es ninguna fachada. La verdadera vida cristiana no es como esta vida de muchos que viven de una manera durante los cultos y de otra manera totalmente distinta el resto del tiempo. Juegan con dos barajas, y no serán irreprensibles en el día de Cristo. ¿Qué de nosotros? En 1 Tesalonicenses 3:13 Pablo dice: “para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”. Él oraba así por ellos, y si queremos vivir la realidad de los primeros cristianos debemos orar así por nosotros y por nuestros hermanos.

4. “Llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”.

Pablo deseaba verles llenos, no con un poquito de fruto, sino llenos de frutos. El Señor Jesús dijo que el árbol se conoce por sus frutos, y “por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:16-20). Nadie tiene frutos de justicia sino por medio de Jesucristo. Es imposible tener este fruto, o el fruto del Espíritu, sin una verdadera conversión, y es imposible tener del Espíritu Santo está visible, y beneficia a los demás, porque contribuye a la salud general de la iglesia, y da gloria y alabanza a Dios. Cuando en Hechos los primeros creyentes vivían obedientes a Dios y unidos en la iglesia, alababan a Dios y tenían favor con todo el pueblo (Hch. 2:47). Debemos pedir que el Señor nos llene así, y debemos entregarnos a vivir sinceramente la vida cristiana, para que Dios tenga gloria de nosotros. En estos versículos Pablo nos enseña cómo orar unos por otros, y sobre todo, cómo vivir. Que el Señor nos ayude a hacer que estas cosas sean la realidad en nuestras vidas, para Su gloria. Amén.
de un estudio dado por L. B., el 1 de octubre, 2009una verdadera conversión sin tener después algún fruto espiritual en la vida. El fruto de la conversión y la presencia

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¿DÓNDE ESTÁN 
LOS INTERCESORES?

Is. 59:16 "Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese..."
Ez. 22:30 "Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé".
Am. 6:1, 6 "¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria...beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José".
Es más fácil quejarse y criticar que interceder con amor, fervor y ánimo pronto. En tiempos de desliz espiritual, frialdad, mundanalidad y confusión, el Señor indica por los profetas que busca intercesores, y se maravilla de que no los haya.
Hombres como Abraham, Moisés, Samuel, Isaías, Daniel, Ezra y Nehemías están entre los que oraron con intercesión, confesando a veces los pecados del pueblo, y poniéndose en la brecha buscando no el castigo sino el perdón y avivamiento del pueblo del Señor. Job intercedía al principio del libro por sus hijos, y al final del libro por sus "amigos". El Nuevo Testamento nos enseña que el Espíritu Santo intercede por nosotros (Ro. 8:26-27), y el Señor Jesucristo también lo hace (Ro. 8:34; He. 7:25). Pero 1 Timoteo 2:1 aclara que rogar por otros es privilegio y responsabilidad de todo creyente. ¡Sigamos el patrón bíblico y seamos intercesores!                                      
Carlos

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¡El Mundo: Listo Para El Hombre!

El mundo empeora diariamente. El terrorismo, las guerras, los alborotos, la pobreza, el hambre, el colapso moral, los fraudes en las grandes empresas, el homicidio y el abuso de niños llegan a los titulares de los periódicos y telediarios todos los días.
    Siguiendo el rumbo actual, el mundo se acerca al desastre. Algunos lo esperan temblando, pero otros siguen viviendo como si nunca sucederá. Muchos están listos para “el hombre” que tiene las soluciones a los problemas. Se ha dicho: “¡Danos un hombre con respuestas, aunque sea Satanás!”
    La Biblia dice que ese hombre viene. (¡Puede que esté vivo ahora!). Engañará a muchos con sus milagros y poderes. Parecerá tener las soluciones para los problemas del mundo. Por un breve tiempo el mundo gritará: “Paz y seguridad”, pero luego experimentará destrucción repentina (1 Tesalonicenses 5:3; Apocalipsis 8 y 9).
    Ese “Anticristo” se exaltará como Dios y demandará la lealtad de todos. Los que rehúsan serán reos de muerte. Morirá un gran número de los habitantes del mundo.
    En preparación para la venida del Hombre de Dios, el Señor Jesucristo, para reinar en justicia (Ap. 11:15), Dios derramará juico tras juicio sobre el mundo. Entonces Jesucristo vendrá con gran gloria y por la palabra de Su boca destruirá al poder militar del mundo reunido en el lugar llamado Armagedón (Ap. 16:16; 19:19). Todo incrédulo será quitado de la tierra en juicio e irá al juicio final por sus pecados en el Gran Trono Blanco (Ap. 20:11-15).
    Cristo establecerá Su reino en el mundo y reinará en justicia (Ap. 11:15). Habrá verdadera paz, y la justicia se administrará con rapidez y precisión. Las armas de guerra serán cambiadas en herramientas agrícolas, la tierra rendirá grandes cosechas y no habrá más hambre. Aun el desierto florecerá. Jesucristo, rechazado por el mundo, será reconocido como el verdadero Hijo de Dios, “Rey de reyes y Señor de señores” (Lucas 24:24-27; Ap. 19:16).
    La pregunta que debes afrontar es: ¿Aceptarás al Señor Jesucristo antes de que venga para retirar del mundo a Su iglesia y se manifieste “aquel hombre” capacitado por Satanás? (Ap. 13:1-18). ¿O seguirás rechazándole y experimentarás el terrible juicio de este mundo, y luego le verás a Cristo en el juico por tus pecados (Ap. 20:11-15)?
    La Biblia nos dice estas cosas que vendrán sobre el mundo dentro de poco, y explica cómo ser salvos del juicio eterno por nuestros pecados. Muchos practican fielmente una religión pero nunca entienden este mensaje central de la Biblia. Lee el Evangelio según Juan para ver cómo ser salvo de tus pecados y del juicio venidero. A continuación aparecen algunos versos de este santo Evangelio.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

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El Soldado de Chocolate
parte IV

JUAN
Una vez, se afilió a la Brigada de Chocolate. Dejó a Pablo y a Bernabé sin apoyo, y regresó a Jerusalén para recuperarse. Se fue a un “retiro espiritual”. Gracias a Dios pronto se hartó, se apartó, y volvió a entrar en el ejército del Señor para ser un soldado útil. (Hch. 13:13)

NAÚFRAGOS
Muchos jóvenes admirables se convierten en chocolates a causa de viejos profetas. Viejos Profetas que han perdido el fuego o que abundan en palabras pero no en hechos, con frecuencia se vuelven grandes fabricantes de chocolate. A aquel joven varón de Dios que amonestó a Jeroboam le iba muy bien mientras obedecía sólo a Dios, pero todo terminó para él cuando escuchó otra voz, aún cuando fue la de un viejo profeta. Luego: ¿No dijo el viejo que él era profeta, y que había recibido el mensaje directo de Dios? ¡Qué gran mentira! La senda del cristianismo está plagada de fracasos producidos por viejos profetas. Dios no soporta las necedades de nadie. (1 R. 13) Todos tienen que escoger entre Cristo y Barrabás, así como cada cristiano tiene que escoger entre Dios y algún viejo profeta. Es mejor ser un burro tonto ante los ojos de uno de esos viejos profetas, que escuchar sus lisonjas y adulaciones, y terminar siendo un náufrago. “Este es mi Hijo Amado, a Él oíd”. “Tienes unción de Dios, y no necesitas que nadie te enseñe” (1 Jn. 2:27) Dices que crees en la Biblia, pero ¿desmienten tus hechos, tus palabras? 

LOS DIEZ ESPIAS
Todos eran de chocolate. Se derritieron y luego se derramaron por toda la congregación de Israel, produciendo crema de chocolate. “Blanditos” que temían enfrentarse al fuego y al agua que quedaba por delante. Dios los puso otra vez en la sartén y los dejó hervir por cuarenta años en el desierto, y ahí los dejó. El no utiliza chocolates. No es que subestime las cosas pequeñas, sino sólo a los que son “chocolates” pues él dijo: “Sus pequeños heredarán la tierra prometida que ustedes han perdido por escuchar a los hombres y despreciarme a mí” (Nm. 13)

JONÁS
Una vez Jonás fue soldado de chocolate. Dios lo envió al África, pero se fue a Liverpool, y se embarcó hacia América. Afortunadamente, se encontró con una tempestad y un gran pez, que después de tres días de instrucciones, le enseñó a orar y a obedecer, y lo puso de nuevo en el camino correcto (Ver Jonás 1). Nada descubre tanto a los chocolates, como un pequeño torbellino entre el pueblo de Dios. 
Una vez les llegó uno a Pablo y Bernabé... Hablando por experiencia, creo que por ahí andaban algunos chocolates que inmediatamente se confundieron. Antes, habían decidido ir a los gentiles, pero esta “brisa” entre Pablo y Bernabé les hizo vacilar. Si ellos no hubieran sido de chocolate, seguramente habrían dicho: “Este asunto entre Pablo y Bernabé, hace más apremiante mi acercamiento a Dios, para hacer con mayor diligencia lo que Él me dijo que hiciera, así que me iré a Africa todavía antes y punto!”
Las dificultades, peligros, enfermedades, muerte, o divisiones, disuaden únicamente a los chocolates de llevar a cabo la voluntad de Dios. Al oír decir que un león se opone, el verdadero cristiano contesta pronto: “Eso sólo me anima, quiero además uno o dos osos para que valga la pena ir”.
A los chocolates les encanta hablar fuerte y prolongadamente contra los llamados fanáticos. ¡Como si hubiera peligro hoy en día de que existieran cristianos fanáticos! Es tan raro encontrar fanáticos entre los cristianos, como hallar al pájaro extinto “dodó”. Sería más razonable quejarse de la “tibieza”. Al verdadero pueblo de Dios siempre se le ha llamado fanático.
Decían que Jesús era un loco, como también lo dijeron de Pablo, Whitfield, Wesley, Moody, y Spurgeon. Nadie ha progresado mucho en la escuela de Dios sin el cumplido de ser llamado “fanático”. Nosotros, los cristianos de hoy, somos realmente un grupo tibio. Con tan solo la mitad del fuego y el entusiasmo de aquellos defensores del pasado, habríamos evangelizado al mundo entero y celebrado el regreso de Cristo en menos tiempo. Sí fuéramos tan resueltos y heroicos como los astronautas, o aquellos que viajan a los polos, o que suben el Everest, o que llevan a cabo cualquier empresa audaz, toda la tierra conocería el nombre y la salvación de Jesucristo en menos de diez años.
¡Ay de nosotros! Lo que conmueve la sangre de hombres comunes y los hace convertirse en héroes, hace huir a la mayoría de los cristianos como a una manada de ovejas asustadas. Muchos militares arriesgan su vida a diario, a fin de adelantar su causa, y aún contribuyen con sus propios medios, de tal manera que avergüenzan a los cristianos, que generalmente decimos que el enfrentarse a riesgos y luchar contra el destino es “tentar a Dios”.
CARAMELOS
Caramelos de chocolate “(chiclosos los llaman los niños)” Dicen con su boca: "Voy Señor", pero se quedan aferrados a su iglesia. La conquista, especialmente la de Cristo, nunca se lleva a cabo en medio de la seguridad.
Con demasiada frecuencia los cristianos reemplazamos la obediencia con la oración. La oración es buena e indispensable, pero cuando se utiliza en reemplazo de la obediencia, es sólo una hipocresía alborotadora, un despreciable fariseísmo.
Necesitamos de tantas reuniones de acción como de oración y posiblemente aún más. Toda reunión ortodoxa de oración comienza cuando Dios le dice a su pueblo: “Ora para que sean enviados obreros a mi viña y tu ve hoy a trabajar”. Y continúa cuando el cristiano responde: “Yo voy a donde quiera que me mandes Señor, para que tu nombre sea santificado en todas partes, venga pronto tu reino y se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Pero si la reunión termina y nadie va a ninguna parte, seria mejor no haber orado.
Así como la fe, la oración sin obras es muerta. Por eso a muchas reuniones de oración se les podría llamar “mucho clamar, poco obrar”. Zorobabel no sólo tuvo reuniones de oración, sino que salió a derrumbar árboles, y empezó a edificar. Por lo tanto, Dios le dijo: “De hoy en adelante te bendeciré”. (Hag. 2:19)
Se dice que algunos han descubierto el secreto de los antiguos grandes maestros. ¿Y no podemos los cristianos descubrir y poner en práctica el de nuestro Gran Maestro y sus discípulos? ¡El heroísmo! El Señor y sus seguidores no se preocuparon por sí mismos, sino que amaban la vida de otros hasta la muerte y así los rescataban, perdiendo ¡hasta sus propias vidas!
Estamos gastando tiempo y dinero en múltiples convenciones, conferencias y retiros, cuando lo que necesitamos es participar completamente en el fragor de la batalla, ostentando la señal de combate cuerpo a cuerpo.
La “voz humana” juega un papel muy importante en nuestros grupos y organizaciones cristianas de hoy en día, pero la música es opacada cuando el que ministra no tiene “obediencia inmediata” e “intrépida valentía”, sin lo cual es imposible hacer sonar el “Acorde perdido del heroísmo”.
“Hagan lo que Él les diga”, dijo la madre de Jesús. ¿Hacer qué? No era poner especias y melaza en los suaves recipientes sagrados que se encontraban dentro de la casa, sino verter el agua de la vida en los de piedra que se encontraban vacíos afuera.
Si el vino se hubiera acabado, el matrimonio de Caná habría terminado en vergüenza. El banquete de bodas de Cristo no empezará hasta que haya suficiente mezcla de toda lengua, linaje, tribu y nación. El suministro está asegurado tan pronto se vierta el agua como mandó Cristo, hasta “lo último de la tierra”. La desgracia de hoy es debida a la renuencia de los siervos a hacer el trabajo de afuera. Todos quieren servir adentro, vestirse bien, escuchar la predicación, y agruparse en la despensa de una manera vergonzosa.
¡Empecemos de una vez por todas! Por años hemos declarado que estamos apunto de empezar, pero nunca lo hacemos.
Tenemos que divorciarnos de Chocolate y Desobediencia, y casarnos con Fe y Heroísmo.
“¿Quién comenzará la batalla?” preguntó el rey. “Tú”, contestó el profeta (1 R. 20:14), y cuando el rey y los jóvenes oficiales fueron rumbo a la guerra, ganaron con una facilidad tremenda, a pesar del gran poder opositor. Así también, los Apóstoles dirigieron el camino en la guerra de Dios hacia las partes más remotas de la tierra. 
El llamado actual de Dios es a los jóvenes, hombres y mujeres de todo el mundo; y a quienes se aplican así mismos el nombre de Cristo. “El vino nuevo”, dijo Cristo, "tiene que ponerse en odres nuevos”. Los odres viejos que se encuentran mal etiquetados y remendados, son tan inútiles como la Nueva Teología. No se pueden mover, pues se revientan de orgullo y el vino se derrama en lugares equivocados. ¿Te quedarás quieto joven?... Verdaderamente estamos en la última etapa, la de Laodicea, la iglesia tibia. ¿Serás tú compañero de Cristo en su trono, o serás alguien que le produce vómito? (Ap. 3:21) ¿Serás un militar o un cristiano de chocolate? ¿Temerás o lucharás? ¿Irán tus hermanos a la guerra mientras tú te quedas aquí? Cuándo El venga, ¿Hallara fe en la tierra? Miles de veces has admitido “Que el amor de Cristo es tan asombroso, tan divino, que exige tu vida, tu alma, tu todo”.


¿Serás tan mezquino que niegues lo que la dignidad te exige? ¿Darás tú como lo hicieron Ananías y Safíra, quienes ostentando darlo todo, sólo dieron una parte? ...Contestemos: “Somos tuyos, Señor Jesús, estamos de tu lado... (Compárense 1 Cr. 12:18; 2 S. 3:10). ¡Vamos entonces! Restauremos el heroísmo en el cristianismo: “el acorde perdido”.El mismo te pregunta: ¿Serás de los que fingen estar enfermos o serás un militante? ¡Arrodíllate, hombre, toma tu Biblia! ¡Decídete ya!                                                                      
hallado en www.scribd.com 

C.T. Studd nació  de padres ricos en Inglaterra en el año 1860 y fue educado en Cambridge.  Era jugador de crickett en la selección nacional de Inglaterra. Luego renunció el deporte y una gran  herencia y servía como misionero en China, la India y al final en Africa donde murió en 1931. Escribió esta obra en inglés para exhortar a los creyentes a la entrega personal a Cristo. Leamos Hechos 13 y 16 para ver cómo Dios escoge y llama a Sus siervos.

sábado, 4 de febrero de 2012

EN ESTO PENSAD -- febrero 2012


Los Discípulos A Medias

A. W. Tozer


Pensemos ahora en aquellos que son medio discípulos, es decir, que son en parte discípulos, mitad discípulos. Son hombres y mujeres que ponen su vida parcialmente bajo el señorío de Cristo, pero que dejan fuera de su control otros áreas. Hace muchos años que llegué a la conclusión de que si Cristo no tiene el control de todo mi ser, lo más probable es que no tiene nada de mí bajo su señorío.
Puede parecer extraño, pero me he encontrado con discípulos cristianos que eran medio salvos. No me pida, por favor, identificarlos teológicamente. No puedo. Doy gracias porque Dios no me pide que escriba cartas de recomendación por personas que Él no puede reconocer. No me pide que haga eso, porque Él sabe dónde está cada uno, dentro o fuera del reino, y yo no lo sé.
Sólo sé lo siguiente en cuando a estas personas a las que veo como medio discípulos: “Ellas permitirán que el Señor las inquiete en algunas cosas, pero en ningún modo en otras”. Obedecerán al Señor en ciertas áreas que seleccionan en su vida, pero lo desobedecerán consciente y obstinadamente en otras. El resultado es que no sé dónde poner a esas personas. No sé qué hacer con ellas...
En cuanto a mí, no quiero ser un cristiano a medias. Quiero que toda mi vida, todo mi ser, esté bajo el dominio del Señor Jesucristo. Un anciano predicador inglés acostumbraba a decir: “¡Si Cristo no puede ser Señor de todo, Él no será Señor de nada!” Ciertamente, Él quiere ser Señor de toda mi vida. Él quiere que yo sea un discípulo que le permita dirigir toda mi vida.
Supongamos que un hombre joven cristiano comienza su vida espiritual con un rostro resplandeciente. Se hinca de rodillas en la reunión de oración y dice: “¡Señor, soy tuyo, úsame!” Parece ser un hombre cristiano consagrado y ejemplar. Entonces aparece una señorita muy bonita. Ella no es cristiana, pero tiene una figura linda, una personalidad atractiva y una voz suave y dulce. El joven cristiano se interesa en ella y ella comienza a alejarlo del Señor. En su momento hay boda, ellos organizan su hogar y no tardando mucho aquel hombre deja de aparecer por las reuniones de oración. Le preguntas qué está sucediendo y contesta: “Pues que están surgiendo otros planes de familia que mi esposa organiza”. No pasará mucho tiempo sin que él termine siendo un cristiano a medias y un esposo a medias, sin esforzarse mucho en ningún lado.
No quiero parecer cruel, pero debo ser sincero. Cristo Jesús quiere ser y debe ser el Señor. Él debe ser Cabeza y Señor de todos los departamentos de nuestra vida. No podemos tener una novia o un esposo, un hogar o un empleo encerrados en un compartimiento hermético que Jesús no pueda controlar. Si Cristo Jesús no es Señor de todo nuestro ser, no somos verdaderos cristianos.
continuará d.v. en el siguiente número
A.W. Tozer, de su libro FE MÁS ALLÁ DE LA RAZÓN

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MEDITAD BIEN 
SOBRE VUESTROS CAMINOS
“Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.  Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos” (Hag. 1:5-7).


La obra de reedificar el templo había parado, sin embargo, los israelitas se edificaban casas bien acabadas. Como resultado, la pobreza, la esterilidad y la frustración habían entrado en sus vidas. Pero Hageo vino con un mensaje de esperanza y avivamiento, el cual depende de si el pueblo considera sus caminos, se arrepiente de su negligencia, y cambia sus prioridades y actividades. Ese mensaje es válido para nosotros también: “meditad sobre vuestros caminos”.
    W.H. Burnett del calendario devocional “Choice Gleanings”

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Aspire A Ser Como Jesús

William MacDonald    (Parte III)

Gozo 
El gozo del Hijo de Dios era hacer la voluntad de Su Padre, y llevar muchos hijos a la gloria. Con ese gozo en vista, soportó la cruz, menospreciando el oprobio. Su gozo no fue perturbado por las pruebas y tristezas que los hombres amontonaron sober Él.

Paz
La paz caracterizó la vida del Redentor. Independientemente de las adversidades que tuvo que enfrentar, mantuvo la calma y la serenidad. Las amenazas y los insultos de sus criaturas no lo perturbaban.

Paciencia
Jesús fue paciente con sus discípulos, y con aquella generación "incrédula y perversa" (Lc. 9:41). Él es paciente con la humanidad perdida, "no queriendo que ninguno perezca" (2 P. 3:9). Cualquier otra persona hubiera desistido con el ser humano hace mucho tiempo.

Benignidad
Vemos la benignidad del Señor Jesús en la forma en la cual trató a las personas. Era su gran placer bendecirles y conceder alivio a quienes lo necesitaran. Su consideración hacia aquellos que conocía lo acercaba más a ellos.
Bondad
Incluso sus enemigos concedieron que nuestro Señor era bueno, que mostraba amabilidad sin poarcialidad. Él "anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo" (Hch. 10:38). Pensaba en los demás, no en sí mismo. Nadie jamás podrá igualarlo en cuanto a su benignidad. Se empobreció para enriquecer a otros.

Fidelidad
Él es fiel con respecto a sus promesas, en cumplir sus tareas, en el cuidado inmutable hacia su pueblo. No hay peligro cuando se confía en Él. Jamás ha decepcionado a nadie. 

Gentileza
Esta palabra nos lleva al momento en el cual sus discípulos quisieron alejar de Él a los niños. Dijo: "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos" (Mt. 19:14).
Compasión
Cristo tuvo compasión de la multitud y envió a los Doce a la cosecha (Mt. 9:36). Tuvo compasión de la multitud y alimentó a 5.000 personas (Mt. 14:14). Nuevamente tuvo compoasión de la multitud y alimentó a 4.000 (Mt. 15:32). Debido a su compasión, dos ciegos recibieron la vista (Mt. 20:34), un leproso fue sanado (Mr. 1:41), un endemoniado fue librado (Mr. 5:19) y una viuda recibió nuevamente a su hijo con vida (Lc. 7:13). Vemos su compasión como el Buen Pastor (Lc. 15:4-7), como el Buen Samaritano (Lc. 10:33) y como el padre del hijo pródigo (Lc. 15:20). Vemos sus lágrimas de compasión ante la tumba de Lázaro (Jn. 11:35) y en el Monte de los Olivos cuando lloró sobre Jerusalén (Mt. 23:37-39). Tenemos un Salvador compasivo.
¡Cuánto necesitamos ese tipo de compasión! Debemos orar así:

"Que pueda mirar a la multitud como miró mi Salvador,
Hasta que mis ojos se nublen por las lágrimas, 
Que pueda ver con piedad a las ovejas errantes,
Y amarlas por amor a Él".       
                                              anónimo

William MacDonald, del libro EL MANUAL DEL DISCÏPULO, págs. 98-99, traducción corregida

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MEJOR QUE LOS DULCES

¿Qué es mejor que los dulces, más hermoso que una mariposa y lleno de amor como nada que has conocido? No hablo de galletas de chocolate recién hechas, ¡sino del cielo! El cielo es mucho mejor que cualquier cosa que hemos visto o conocido.

¿Qué Es El Cielo?
El cielo es un lugar maravilloso que Dios hizo para los que le aman. La Biblia lo describe como un lugar donde todos están siempre felices, donde no hay lágrimas ni dolores. Es un lugar muy hermoso, y los que lo han visto lo describen con palabras como “gloria”, “puro” y “oro”. Allí nadie pasará hambre, ni estará cansado, ni será pobre.

¡Estupendo! ¿Cómo Llego Allá?
No puedes llegar al cielo en un automóvil o bus, ni en avión ni nave espacial. No se venden billetes al cielo, ni hay manera de entrar sin permiso. Sólo hay un camino para llegar al cielo, y ese camino es el Señor Jesucristo. Nadie puede ir al cielo sin Jesucristo.
El cielo es uno de dos lugares donde Dios pondrá a la gente después de la muerte. El otro lugar se llama el infierno, o lago de fuego. Es el peor lugar que podrías imaginar. ¿Cómo decide Dios quién va al cielo y quién al infierno? La Biblia dice que Dios tiene libros donde apunta todo lo que la gente hace. ¿Alguna vez has dicho una mentira, aunque fuera muy pequeña? Todos hacemos cosas malas como mentir o cosas peores. A esto Dios lo llama “pecado” y apunta todos los pecados en Sus libros.
El problema es que el pecado no puede estar en el cielo donde Dios mora. Porque todos hemos pecdo, todos estamos en el camino al infierno.  Pero Dios nos ama mucho y no quiere que nada vaya allá. Por eso envió a Su Hijo Jesucristo para sustituirnos y morir por nuestros pecados. Debido a esto que Jesucristo hizo cuando murió y resucitó, Dios perdonará los pecados de las personas que confían en Jesucristo para ser salvas.

¿Estaré Allá?
El cielo es un lugar maravilloso, ¿pero sabes por cierto si estarás allá? La Biblia aclara que nos reconocemos como pecadores, nos arrepentimos y vamos a Jesucristo para perdón, confiando totalmente en Él, seremos salvos de nuestros pecados.  El momento que confías en Jesucristo para salvarte, Dios lavará tus pecados y escribirá tu nombre en Su “libro de vida”. ¡Estarás en el camino al cielo!
Algunos no irán al cielo porque no creen lo que Dios ha dicho en la Biblia. Otros no llegarán porque creen que pueden hacer buenas obras para ganar la entrada. Otros sufrirán en el infierno por toda la eternidad porque no quieren confiar en Jesucristo para salvarles. ¡No seas como ellos! Cree a la Palabra de Dios. Reconoce que eres pecador y arrepiéntete. Confía en el Señor Jesucristo como Señor y Salvador y da gracias a Dios por enviarle al mundo para quitar tus pecados al morir por ti en la cruz.
     Confía en Jesucristo hoy como tu Señor y Salvador, y tendrás algo mucho mejor que los dulces. ¡Todos tus pecados serán perdonados, tu nombre estará en el Libro de Vida y estarás en el camino al cielo!

Citas Bíblicas  1-1 Corintios 2:9  2- Apocalipsis 21:4  3- Apocalipsis 21:9-21  4- Apocalipsis 7:16; 1 Pedro 1:3,4  5- Juan 14:6  6- Juan 8:24  7- Apocalipsis 20:10, 14, 15  8- Apocalipsis 20:12  9- Salmo 5:4  10- Romanos 3:23  11- 2 Pedro 3:9 12- Isaías 53:1-6   13- Hechos 16:30,31; Marcos 1:15; Hechos 20:21 14-  Lucas 10:20; Filipenses 4:3; Apocalipsis 21:27  15- Apocalipsis 21:8  16- Efesios 2:8-9  17- Juan 3:36

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El Soldado de Chocolate
por C. T. Studd
parte III


PABLO

Pero he aquí otras huellas profundas que sólo pueden ser de un hombre “único”. La más grande de las paradojas cristianas, el pequeño gigante Pablo, cuya cabeza era tan grande como su cuerpo y su corazón más que los dos. Por un tiempo, creyó y trató a todo cristiano como una combinación de tontos y locos. Luego, él mismo se volvió como ellos. Se le llamaba “tonto” porque su comportamiento estaba fuera de los límites del raciocinio humano y “loco” por su ardiente celo por Cristo y los hombres.
Pablo fue un intelectual de primera, pero supo utilizar su intelecto, pues lo dejó de lado, anunciando que la sabiduría de los hombres no era más que insensatez, por lo cual determinó conocer sólo a Jesucristo y a Él crucificado. 
¿El resultado? Volvió el mundo al revés, lo trastornó. Su vida consistía en arriesgarse continuamente por Dios. 
Se enfrentó diariamente a la muerte por Cristo. En repetidas ocasiones se paró firme ante los que anhelaban su sangre. 
Compareció delante de reyes y gobernadores sin vacilar. Ni siquiera titubeó ante Nerón, el vicepresidente del infierno. Sus sufrimientos fueron espantosos. 
Léelos. Siguió los pasos de su Maestro y recibió los mismos cumplidos que su Señor, porque Dios siempre es fiel y justo en sus recompensas. 
“Todos lo abandonaron”. Pues en aquel entonces también había algunos cristianos de chocolate. Tuvo que haber sido de chocolate quien abandonó a Pablo. Por supuesto, los chocolates se excusaron como lo hacen hoy en día.
¿Quién podría soportar a un tonto tan fanático y ferviente? ¿De carácter tan testarudo? ¡Nadie podía colaborar con él, ni él con nadie! (¡Qué mentira! Jesús lo hizo, y formaron un buen equipo). 
Un entusiasta sin diplomacia, consideraba que era responsabilidad suya decirles a todos la cruda verdad, sin tener en cuenta las consecuencias.
Se graduó sin competencia ni escuela. ¡Y qué grado! Un hacha al cuello, superado sólo por la cruz.

Y así continúa el relato. Donde sea que leas en las Escrituras o libros de historia, encontrarás que quienes realmente conocían a Dios y no sólo lo confesaban, eran invariables ejemplos de valor y de esperanza, atrevidos por la causa de Jesús, arriesgándose por Dios. 
“Necios y locos”, les gritan el mundo y los chocolates. “Sí, por causa de Cristo” agregan los ángeles.
Noblemente lucharon por ganar el premio,
ascendieron las escarpadas alturas del cielo,
a través del peligro, penas y dolor.
¡Concédenos la gracia, Señor
para nosotros también imitarlos!

Por lo menos, los cristianos de chocolate de hoy, Pueden hacer alarde de antiguos linajes. 

CHOCOLATES A LA RUBEN

Hay “Chocolates a la Rubén” que escudriñan sus corazones y hacen también grandes resoluciones, pero, por alguna razón, permanecen entre los “rebaños”, oyendo las melodías de sus amados pianos y coros eclesiásticos.
Es bueno escudriñar nuestro corazón, pero es mejor tomar decisiones de corazón. 
No obstante, si en lugar de obedecer, nos escondemos entre las ovejas y abandonamos a nuestros hermanos en la lucha contra los lobos, dejándolos solos y cargados de trabajos, no somos más que cristianos de chocolate.
Hace varios años resolviste ir al África por Cristo. ¿Dónde estás ahora? ¿En Inglaterra todavía? ¡Sí! ¡Sí! ¡Caramelo! “¿Por qué te quedaste entre los rediles, para oír los balidos de los rebaños? Entre las familias de Rubén hubo grandes propósitos del corazón” (Jue. 5:16).

CHOCOLATES A LA MEROZ

Hay “chocolates a la Meroz”, que son como aquellos que merecieron la maldición del ángel del Señor.  La guerra se declaró, la batalla estaba por empezar, las esperanzas eran minúsculas y Meroz se quedó en Inglaterra para asistir a unas convenciones hasta que terminó la contienda.
Luego salió cómodo y seguro como un turista. Sin duda decía: “No podré luchar sin antes estar debidamente preparado. Además, hay tanto que hacer en la abundancia y plenitud de Meroz, y sabemos que alimentar un rebaño de ovejas gordas siempre se ha considerado el entrenamiento perfecto para la guerra”, ¡Como si el mejor entrenamiento para un soldado fuera el de ponerse en el papel de niñera!
“Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron al socorro de Jehová contra los fuertes” (Jue. 5:23).

CHOCOLATES A LA BALAAM

Los “chocolates a la Balaam”, empiezan como de primera clase y son conocidos como profetas. Luego, comienzan a desviar la mirada y se derriten. Finalmente, salen huyendo de la sartén y caen en el fuego, como Balaam.
Un día, su ojo izquierdo no pudo mirar hacia Dios. Estaba observando el mundo y sus riquezas, y a esa chica, la señorita popularidad. Él debería haber hecho lo que Dios le dijo, sacarse el ojo, pero decía que eso era demasiado. Además, quería lo mejor de ambos mundos. Deseaba de todo corazón morir como un justo, pero no estaba dispuesto a pagar el precio de una vida justa. No se atrevía a maldecir al pueblo de Dios, de manera que trazó planes para que otros los llevaran a cabo por él. Pero un día, cuando sus siervos estaban haciendo los preparativos, Balaam cayó junto con ellos (Ver Nm. 22-24).

“Te aconsejo que unjas tus ojos con colirio para que veas, que vuelvas a tener una mirada clara y te des cuenta de lo necio que es coquetear con el mundo” (véase Ap. 3:18).

CHOCOLATES A LA DEMAS

Este “chocolate a la Demas” abandonó al candente y ferviente Pablo por seguir otro sendero menos peligroso. Pensaba que Pablo debía tolerar el pecado o fingir no verlo, para no tener que reprenderlo, pues ¿sabes? “Era tan aficionado al cuchillo que nunca usaba vendajes pues decía que no sanaban, sino que hacía crecer la llaga por debajo, la empeoraban, la agrandaban y la hacían más peligrosa” (véase 2 Ti. 4:10).
hallado en www.scribd.com, continuará d.v. en el siguiente número

C.T. Studd nació  de padres ricos en Inglaterra en el año 1860 y fue educado en Cambridge.  Era jugador de crickett en la selección nacional de Inglaterra. Luego renunció una gran  herencia y servía como misionero en China, la India y al final en Africa donde murió en 1931.

viernes, 13 de enero de 2012

EN ESTO PENSAD --- enero 2012

ASPIRE A SER CÓMO JESÚS
William MacDonald
(Parte II)

  Si bien Cristo mismo es nuestro ejemplo supremo, a menudo podemos aprender lecciones valiosas sobre cómo imitarlo cuando Le vemos reflejado en las vidas de Su pueblo. ¿Acaso no es cierto que algunas veces leemos de Sus cualidades pero que parecen estar muy distantes de nosotros? Pero cuando encontramos a un creyente que exhibe alguna cualidad de Cristo en una forma particular, percibimos la verdad encarnada. Ya no nos parece tan teórico o impráctico. Por ejemplo, el tema del discipulado, puede que nunca cobre vida para nosotros hasta que lo veamos puesto en práctica a través de un discípulo apasionado por obedecer los claros mandamientos de la Escritura.
Esto nos lleva a las preguntas centrales. ¿Cómo es Jesucristo y cómo puedo ser más semejante a Él? ¿Cómo puedo vivir de tal modo que otros vean a Cristo en mí? ¿Cómo puedo imitar Su carácter, comportamiento y forma de hablar?
Era un Hombre del Libro. La mente de Cristo estaba llena de la Escritura. Él citaba la Palabra como su autoridad final. Los versículos que citaba daban siempre en el blanco; eran las palabras precisas para la ocasión.
Era un Hombre de Meditación. Él era el hombre bienaventurado del Salmo 1 cuyo deleite estaba en la ley del Señor. En dicha ley meditaba día y noche.
Era un adorador. El acto supremo de adoración de nuestro Señor fue su muerte en el Calvario en obediencia a la voluntad de su Padre.
No se conformó al mundo. ¿Acaso Él no dijo con respecto a sus discípulos: "No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo" (Jn. 17:16). Él no era de este mundo en absoluto.
Él no combatió con armas carnales. Cuando nuestro Señor fue juzgado delante de Pilato, dijo: "Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí" (Jn. 18:36).
La Perfección Moral. El Señor Jesús no sólo vivió una vida sin pecado, vivió sin siquiera conocer el pecado, y no hubo pecado en Él. Fue tentado desde fuera, pero nunca desde dentro. No había nada en Él que respondiera al pecado.

"Tú te hiciste en todo como un hombre,
Semejante en todo pero sin pecado,
Para que nosotros pudiéramos ser como Tú,
Cosa que nunca habíamos sido". (Joseph Stennett)


Él no podía hacer las cosas por sí mismo ni actuar independientemente de su Padre Dios. Dos veces en Juan 5 dijo que no hacía nada por sí mismo (vv. 19, 30). Al decir esto no negaba su omnipotencia, sino que afirmaba su absoluta igualdad con el Padre, la perfecta unión de su voluntad con la del padre.
En su libro, The Sinless Savior ("El Salvador Impecable"), J. B. Watson ofreció el siguiente tributo al Señor Jesús:

"Nunca sintió una pizca de arrepentimiento. Nunca fue consciente de alguna falta...nunca expresó arrepentimiento por alguna palabra o hecho, nunca admitió un error, nunca pronunció una confesión, ni sufrió que alguien juzgara sus caminos o acciones. Caminó sin apuro cada día, cumpliendo su obra señalada en cada hora, de manera que en su vida nunca hubiera atrasos. Al terminar cada día retenía la misma paz con la cual lo había comenzado.

Otro admirador dijo: Él fue tan inmaculado como hombre como lo es como Dios; tan puro en medio de las contaminaciones del mundo como en los días cuando era el deleite del Padre antes del comienzo del mundo".
continuará d.v. en el siguiente número
del libro El Manual Del Discípulo, págs. 98-99, traducción corregida.

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Un Evangelio Sin Sangre
“Si se omiten de un ministerio los sufrimientos expiatorios de Cristo, ese ministerio es inútil. “La vida está en la sangre” vale tanto para un sermón como para los animales y los sacrificios. Un evangelio sin sangre, sin la expiación, es evangelio de demonios y no de Dios”.     C. H. Spurgeon

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La Pesca

"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres” (Lc. 5:4-10). 
“Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!” (Jn. 21:3-7)
Para los pescadores una de las cosas más difícles de admitir es que después de todos sus esfuerzos no han pescado nada. En dos ocasiones, al principio del ministerio público del Señor y luego después de Su resurrección, los discípulos trabajaron toda una noche sin pescar nada. No es que no supieran cómo pescar, al contrario, ¡era el oficio de algunos de ellos! Pero no sabían dónde estaban los peces ni podían obligarlos a meterse en las redes. El Señor quería enseñarles acerca de cómo pescar, y ésta es la lección: Él sabe dónde están los peces y cómo dirigir las redes para la pesca. Está bien trabajar duro, pero no sólo para ejercicio ni por estar ocupado. El propósito es pescar algo. Para eso tenían las redes. El Señor usaba la pesca para enseñarles una lección más importante – cómo ser pescadores de hombres. 
¿Acaso no tenemos que aprender del Señor la misma lección? Él sabe cómo hacernos pescadores de hombres. Si dejamos de explicar tanto cómo lo hacemos, como nos hemos esforzado y cuánto sabemos del asunto, Él nos enseñará. Pero primero, hay que confesar lo difícil: a pesar de haber trabajado, no hemos pescado nada. Nada. “Nada hemos pescado” dijo Simón. No era el único. Son muchas horas trabajando en ello (¿podemos al menos decir esto?) Mucho remar, echar las redes y recogerlas, pero total, nada. No sirve echar la culpa a los peces, ni al tiempo, los compañeros, la barca, etc. Quejarse no es lo mismo que traer pescado. Si no pescas nada, hay que admitirlo, aunque duela. Porque entonces el Señor nos puede ayudar.
En Mateo 4:19 el Señor dice: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. He aquí una exhortación y una promesa. Primero la exhortación: “Venid en pos de mí”. Es nuestra parte. ¿Vamos en pos del Señor, mirándole diariamente para saber cómo vivir, cómo enfocar nuestras vidas y prioridades, qué hacer y qué no hacer, cuándo, dónde y cómo pescar? ¿Quién dirige nuestra vida, nuestra asamblea y la pesca, Él o nosotros? “Venid en pos de mí” es seguir Sus pisadas, ir detrás, no delante. El Señor no nos sigue para bendecirnos dondequiera que vayamos, sino que nos guía y lidera y por eso va delante. ¿Buscamos obedecerle, imitarle, agradarle? Entonces viene la promesa: “y os haré pescadores de hombres”.
Las escuelas, los módulos, los institutos y seminarios no hacen pescadores de hombres. Los hace Cristo. Dejémosle dirigir la pesca, y trabajemos con más humildad. Cuando Él nos guíe, e indique “ahora” y “allí”, hay que echar la red. Cuando el Señor dirige la pesca no diremos qué pescadores más buenos que somos, sino: “¡Es el Señor!”                 
  Carlos

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La Espada de Damocles
     Muchos años atrás, en el siglo IV antes de Cristo, había en Siracusa (Sicilia) un rey llamado Dionisio II, que tenía un cortesano muy adulón llamado Damocles. Este siempre le aturdía con largas disertaciones sobre la felicidad de los monarcas. Cansado el rey de tantas palabras huecas y sin sentido, un día le dijo a Damocles que quería hacerle probar las delicias de las cuales hablaba tanto.
Un día el rey ofreció un gran banquete a sus amigos e invitó a Damocles a que participara de él, y lo hizo ocupar el asiento en el cual acostumbraba a sentarse el soberano. Ordenó que lo vistieran con ropas de gala y que le pusieran en la cabeza una valiosa diadema.
Cuando se encontraban en lo mejor de la fiesta el rey le dijo a Damocles que mirase hacia arriba, y al hacerlo reparó en la afilada espada que colgaba atada por un único pelo de crin de caballo, directamente sobre su cabeza. De súbito se le quitaron completamente las ganas de los apetitosos manjares y las bellas muchachas, y pidió al rey permiso para abandonar su puesto, diciendo que ya no quería seguir siendo tan afortunado.
Una espada peor que la de Damocles cuelga continuamente sobre nuestra cabeza. “El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:3). “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Todo se puede perder de golpe, incluida la vida. Amigo que vives para pasarlo bien y disfrutar la vida, piensa en la espada de Damocles, y en la de Dios. La muerte pende sobre ti, y en cualquier momento se puede romper el hilo de la paciencia de Dios, y pasarás a la eternidad, a tu encuentro con el Santo y Justo. 
Sólo una vida, y pronto pasará. Debes prepararte para la eternidad, ¡porque es larga! Debes reconciliarte con Dios antes de que sea demasiado tarde: “Ahora es el tiempo aceptable, he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2). “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30).

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EL SOLDADO DE CHOCOLATE
C. T. Studd
(parte II)

DAVID
David, cuyo corazón era conforme al de Dios, fue un hombre de guerra y de mucho valor. Cuando todo el ejército de Israel se acobardó, él enfrentó a Goliat -sólo... con Dios- siendo apenas un muchacho y además bien regañado por su hermano mayor, por haberse acercado al campo de batalla. ¡Qué necio más grande fue su hermano Eliab! Como si David sólo hubiera ido a ver una batalla y no a luchar. Eso es para los soldados de chocolate. Los que sólo van a ver las batallas y tranquilamente incitan a otros a pelear.
Sería mejor que guardaran el dinero del viaje y lo emplearan para enviar a los verdaderos guerreros. Los soldados no necesitan niñeras, les basta el Espíritu Santo, siempre presente y dispuesto a cuidarlos en cualquier necesidad con una simple petición. ¡No! ¡David fue a la batalla, se quedó a luchar y ganó! Sabio por encima de su juventud, no tenía necesidad de la armadura que utilizaba Saúl, porque restringía su libertad de actuar... Se la midió y tan pronto como se la midió, se la volvió a quitar. Además, rechinaba tan horrible al caminar, que le hubiera impedido escuchar la apacible y delicada voz de Dios, diciéndole: “¡Por aquí es el camino a la cañada David, ahí están las cinco piedras lisas! Confía sólo en mí. ¡Tu honda, hecha con tu mano servirá perfectamente, y ahí está el atajo hacia Goliat!” LOS CHOCOLATES habían huido, (pues todos eran de chocolate), pero David arremetió contra Goliat. Una sola piedra lisa bastó.
El secreto de David consistió en que sólo tenía un director y éste era infalible. Dios dirigió la piedra así como al joven. Varios capitanes en un equipo echan a perder el partido y si hay dos, sobra exactamente uno. Por eso Cristo dijo a sus soldados: El os guiará a toda la verdad.
“Este es mi Hijo Amado: a El oid” (Mr. 9:7).
“Un solo mediador, entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Ti. 2:5).
Hay “un solo director del cristiano” El Espíritu Santo, cuyas instrucciones indiscutiblemente requieren obediencia inmediata, sin depender de la aprobación de los hombres.
Al diablo se le ataca con balas ardientes provistas por la fundidora del Espíritu Santo... El se ríe de balas frías o tibias; y usar las que son una mezcla de hierro y arcilla, medio divinas y medio humanas, es como lanzarle bolas de nieve.
¿De dónde provenían la resolución y la destreza de este inexperto joven? No fue de cursos militares, escuelas teológicas o retiros espirituales. ¡Basta conocer sólo al Dios verdadero y a Jesucristo! Pablo decidió conocer sólo a Jesucristo, ¡Y vean que resultado! Mientras otros aprendían teorías bonitas, David, así como Juan, habían estado a solas con Dios en el campo, practicando contra osos y leones. ¿El resultado? Conocía a Dios y hacía proezas. Lo miraba sólo a Él, confiaba, y le obedecía. Ese era el secreto, sólo Dios da fuerzas. Dios mezclado con hombres implica la debilidad del hierro y la arcilla... chocolate, ¡fragilidad!
David era un héroe. Sin embargo, ¡Ay de él! Una vez jugó el papel de soldado de chocolate. Se quedó en casa, cuando debía ir a la guerra. Su ejército, lejos y en peligro, luchando contra el enemigo, ganó la batalla. Mientras que David, a salvo en su hogar, cerca de la casa de Dios y aún frecuentándola, sufrió la gran derrota de su vida, ocasionando una cosecha tan amarga de por vida, que bien pudiera disuadir a otros de cometer la tontería de sembrar esa clase de semillas silvestres. El pecado de David es un tremendo sermón (Como debiera haber sido la predicación de Lot en Sodoma) Su tema: ¡“No seas un soldado de chocolate”!
Mediante una sencilla, rápida y completa confesión, David recobró otra vez su vigor. Se necesita ser un verdadero hombre para realmente confesar. Un soldado de chocolate dará excusas o encubrirá su pecado. Resbalará en el fango, se revolcará, limpiará su boca tratando de quitar el mal sabor de la mentira consumada y se engañará diciendo: “No he cometido iniquidad”. ¡El tal será un suicida insensato! Matando la conciencia para guardar la dignidad. Como Balaam que azotó a su asna cuando trataba de salvarle la vida. El ser un soldado de chocolate casi le cuesta la vida a David. ¡Cuidado!

NATAN
Fue otro verdadero soldado de Cristo. Él fue a reprocharle a su rey de frente, como lo hizo Pedro con Ananías (sólo que David aprovechó la oportunidad y confesó), no como los soldados de chocolate de hoy, que se la pasan murmurando y se niegan a juzgar, reprochar, o a quitar de en medio lo malo por miedo a un posible escándalo. 
Ellos, acobardados dicen: “No es nada ¡Nada en absoluto, apenas una equivocación! Como si la causa de Dios sufriera más por una declaración abierta en defensa de la verdad y por el uso de la espada, que por esconder el pecado y permitir el desarrollo mortífero en los miembros, causando así la muerte para el cuerpo entero. 
“El que hace justicia es justo”, “El que peca es del diablo”, y uno debe decirlo. El que cae y vuelve a ser llevado cautivo por el diablo, no necesita ni vendajes ni ungüento, sino de un justo que lo reprenda con firmeza y lo exhorte a que se arrepienta. Hoy en día necesitamos mucho de personas como Natán, que le temen sólo a Dios y no a cualquier escándalo.

DANIEL
¡Por supuesto! Fue otro héroe ¿Acaso no era el hombre amado de Dios, a quien mandó un ángel para decírselo?
Me gusta observarlo mientras se dirige al foso de los leones con paso firme y cara radiante, parando sólo una vez, como su Señor rumbo al Calvario, para confortar al emperador que estaba llorando y agonizando. Dios obró a favor de Daniel, cerrando la boca de los leones, pero la abrió para aquellos que habían hablado en contra de su siervo.
A un hombre se le conoce por sus obras, y las obras de Daniel eran sus tres amigos, quienes prefirieron enfrentarse al horno de fuego antes que inclinarse delante de los hombres o de la imagen de oro.
Ve a Daniel otra vez, ahora en el salón del banquete, mientras se oye el susurro del que lo conduce: “Sé amable Daniel, sé diplomático...” “Posición y poder te esperan si eres discreto y sabio; sobre todo si eres discreto”. Y ahí va la sencilla respuesta de Daniel: “¡Fuera, Satanás!” Después lo podemos ver delante del rey, enfrentando la tortura o la muerte inmediata, pero fue el rey quien vaciló, no Daniel, quien le dice directamente toda la calcinante verdad de Dios, sin quitarle una sola palabra.

JUAN EL BAUTISTA
Fue un hombre enseñado, hecho y enviado por Dios, un buen tipo. ¡Juan! ¿Quién no lo ama y admira? ¡Hasta Herodes! No tenía pelos en la lengua, ni endulzaba sus palabras. No tenía ni una gota de aceite, ni de melaza en su composición, pues siempre enfatizaba la pura verdad. Como amaba, así advertía, no sabía adular. Cortejaba con la espada, y por eso los hombres lo amaban más. Siempre es así.
Los líderes religiosos mandaron interrogar a Juan con la pregunta que tanto gustaban de hacer: ¿Con qué autoridad haces estas cosas (buenas)? Lo mismo le preguntaron a Cristo, y lo crucificaron por haberlas hecho. La respuesta de Juan fue sencilla y mordaz. Les responderé lo que preguntan y más. (Juan era siempre sincero) “¿Yo? Yo no soy nadie, pero ustedes y sus maestros son una generación de víboras”. ¡Qué contestación! Juan siempre ponía sal a sus palabras. Era un hombre que hablaba con libertad y audacia, un hombre de Dios que: ¡No era ni golosina, ni soldado de chocolate!
De igual manera, se enfrentó a Herodes después de seis meses en una celda subterránea, donde actuaba como un hombre de la “misión de Dios al aire libre”. Llevado ante el rey, rodeado de todo el poder y la majestad de la corte, parpadeando por la desacostumbrada luz, pero de ninguna manera vacilando ante la verdad, dejó escapar la ardiente y tronante reprensión:
“No te es lícito tomar esa mujer por esposa”. Todo un sermón en una frase, tan fácil de recordar como imposible de olvidar. Juan había predicado así antes. Como Hugh Latimer, no menospreciaba el repetir palabra por palabra, un buen sermón a un rey, cuando éste había hecho caso omiso de sus advertencias.
Juan recibió tanto de Dios como del emisario de Satanás; la distinción única de ser un personaje sobresaliente. Escucha al Salvador, que se permite una explosión de exquisito sarcasmo, acerca de aquello que la gente pensaba de Juan. ¿Qué salieron a ver al desierto, una caña sacudida por el viento? ¿Un hombre vestido de ropa fina? ¿Un cristiano de Chocolate? ¡Qué delicia! Los chocolates se encontraban precisamente ahí delante de Jesús, fariseos, saduceos, sacerdotes, escribas, abogados y otros hipócritas. ¡Cómo se divertiría la muchedumbre! “¿Un profeta? ¡Si, os digo, y mucho más que un profeta! De hombre nacido de mujer no hay uno mayor que Juan”. Y ¿Qué dijo el enviado del diablo cuando oyó de Jesús, después de la muerte de Juan? “Es Juan levantado de la muerte”. ¡Qué personaje! ¡Imagínate, alguien confundiendo a Jesús con otro! Con el único que pudiera ser confundido, con Juan. Nadie le envidiaría esa honra, la tenía bien merecida. Aunque de veras era un gran honor porque Juan era un hombre puro, sólido, sin una sola pizca de chocolate.Si Juan hubiera oído decir a Jesús: “Ustedes me serán testigos hasta los confines más remotos de la tierra”, no creo que la cárcel de Herodes o sus soldados, lo hubieran podido detener. Seguramente habría encontrado la manera de escapar y habría salido a predicar el evangelio de Cristo, sino en el mismo corazón del África, entonces en otra parte más difícil y peligrosa. Pero Cristo dijo refiriéndose al don del Espíritu Santo que seria dado a todo creyente: “El que es el menor en el reino de Dios, es mayor que Juan”, dando a entender que poderes aún más grandes están a la disposición de todo cristiano y que todos nosotros podemos ser lo que era Juan: Bueno, directo, intrépido, invencible y heroico.
hallado en www.scribd.com, continuará d.v. en el siguiente número
C.T. Studd nació  de padres ricos en Inglaterra en el año 1860 y fue educado en Cambridge.  Era jugador de críquet en la selección nacional de Inglaterra. Luego renunció una gran  herencia y servía como misionero en China, la India y al final en Africa donde murió en 1931.

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