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sábado, 31 de octubre de 2020

EN ESTO PENSAD - noviembre 2020

"NO AÑADAS A SUS PALABRAS"

Cuatro veces en a lo largo de la Biblia Dios nos advierte del peligro de añadir o quitar de Su Palabra.


Deuteronomio 4:2 "No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene". 


Deuteronomio 12:32 "Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás".


Proverbios 30:6 "No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso".


Apocalipsis 22:18-19 "Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro".


    Cuando los mormones aparecen con el Libro de Mormón, o los católicos con sus libros apócrifos añadidos a la Biblia, o los musulmanes con el Corán, o los adventistas con los escritos de Elena White, les citamos estos textos como reprensión, y con razón.
    Pero es posible que otros, sin pertenecer a una secta o religión falsa,  cometan el error hermeneútica de añadir a la Palabra de Dios, para acomodar una doctrina suya. Considera Efesios 1:4, hermoso texto que dice: "según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él".
    Algunos hermanos cometen un error grave en la lectura o la enseñanza de este texto, porque después de la palabra "escogió" ellos añaden "para estar" – para que el texto diga, según el criterio de ellos, que Dios elegió a ciertas personas para ser salvas. Pero Efesios 1:4 no habla de la elección de pecadores para ser salvos, sino de la elección de los salvos, los que están en Cristo, para que sean santos y sin mancha delante de Él. Habla de los propósitos divinos para con los que están en Cristo, no para los que no están en Él.
    La presciencia divina sabe quiénes creerán en Cristo, quiénes estarán "en Él", desde antes de la fundación del mundo. A estos, a los que están "en él", Dios escoge para cumplir Sus soberanos propósitos. Pero esto no indica ningún mérito humano, pues ¿qué mérito tiene creer a Dios? ¡Ninguno! La fe, no la elección, siempre es la condición para la salvación.
    Otro texto donde hacen algo parecido es Juan 3:16, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Eneseña que Dios ama al mundo, eso es, a todos, no a un grupo reducido. Pero para acomodar las doctrinas calvinitas, dicen que se refiere "al mundo de los escogidos". Otra vez cometen el error de añadir a la Palabra, para que diga lo que ellos quieren. Pero no podemos aceptar tales añadiduras que alteran el sentido llano de la Palabra. La inspiración plenaria y verbal de la Biblia significa que Dios escogió las palabras utilizadas. Él sabe lo que quiere decir, y eso no admite modificaciones teológicas. "Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso" (Ro. 3:4).           

  Carlos

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A. W. Tozer Lamenta

 El Evangelicalismo Mundano

"Me asombra y me duele continuamente la frivolidad hacia Dios de parte de muchos supuestos seguidores de Cristo. La mundanalidad es una epidemia entre los evangélicos. Aunque todavía condenamos la mundanalidad, hoy hemos cambiado la definición de modo que no significa lo mismo que en otros años. Tememos tanto el ser estrechos que hemos abierto nuestras puertas a la mundanalidad. Por supuesto, esto solo conduce a una tragedia espiritual para todos. Creo que hemos retrocedido rápidamente durante los últimos 20 años. Esa retrocesión aceleró después de la Segunda Guerra Mundial. 
     No me sorprenderá si vendría una división aguda en las filas evangélicas, no tanto por diferencias doctrinales como por métodos, prácticas, objetivos, técnicas y particularmente las diferencias en las actitudes espirituales. El evangelicalismo popular se ha estado vendiendo al mundo, traicionando principios, y adoptando actitudes y métodos mundanos. Ahora Hollywood tiene más influencia que Jerusalén jamás tenía. Los jóvenes no toman sus ejemplos de los santos de antaño, sino de las estrellas de hoy. La dignidad casta y pureza reluciente del verdadero cristianismo ha sido reemplazado por unos valores carnales indignos de asociarse con nuestro Señor Jesucristo".

  A.W. Tozer. Claves de la Vida Profunda, Zonvervan, 1957, págs. 88-89

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 LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA


La Biblia no viene de la Iglesia, ni de teólogos, sino de Dios. La divina inspiración de la Biblia está definida claramente en el mismo Libro, en los siguientes textos:
 
    “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Ti. 3:16).
    “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P. 1:21).
    “lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual” (1 Co. 2:13).
    “...la Escritura no puede ser quebrantada” (Jn. 10:35).
    “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17).
    “Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios” (Ro. 3:2).
    “Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?” (Mt. 15:3).

   La inspiración no significa que Dios sopló sobre los escritos de hombres, sino que Dios sopló en los hombres y por medio de ellos produjo las Sagradas Escrituras, que son exactamente lo que Dios decía.
   Los profetas con frecuencia estaban perplejos acerca de lo que Dios les hacía escribir (1 P. 1:10-12; 2 P. 3:15-16), pues no lo entendían del todo.
   La mecánica o el aspecto técnico de cómo funcionó la inspiración, precisamente no es algo descrito en la Biblia. Sabemos que Dios habló y comunicó por revelación a hombres, lo que Él quería que dijeran o escribieran. Un ejemplo sería Jeremías 36:1-4 donde Dios habla a Jeremías y Jeremías dicta estas mismas palabras a Baruc. Es un ejemplo de inspiración verbal, es decir, de palabras y no solo de ideas, como algunos suponen y alegan. Lo mismo vemos en Jeremías 26:15, “...todas estas palabras...”.  Por eso para estudiar es importante usar una buena traducción literal, palabra por palabra, de la Biblia, no las versiones como la NVI que utilicen la "equivalencia dinámica" (método impreciso) en lugar de la traducción literal.
   Dios se comunicaba por voz, visiones, sueños, inspiración de los pensamientos, para que lo divino llegara al hombre mediante los instrumentos humanos. Todo esto fue “supervisado” o dirigido por el Espíritu Santo (2 P. 1:21) para evitar que entrara error u opiniones humanas (2 P. 1:20). Así que el Espíritu Santo estuvo presente en cada acto de revelación e inspiración de la Palabra de Dios, de la misma manera en como estuvo presente en la encarnación del Verbo de Dios (Lc. 1:34-35).
   El Espíritu Santo garantizó que la encarnación resultara en: “el Santo Ser que nacerá...” (Lc. 1:35), es decir, el Verbo de Dios, Santo, libre de pecado y error, aunque vino por medio de una madre humana. La “concepción inmaculada” se aplica solamente al Señor Jesucristo: “sin pecado concebido”.  Así también el mismo Espíritu Santo supervisaba y dirigía toda la comunicación de la Palabra de Dios mediante la inspiración de:santos hombres de Dios” (2 P. 1:21), para que la Palabra de Dios llegara sin pecado y sin error. El siguiente gráfico del sr. Robert Lightner ilustra el paralelo entre la encarnación y la inspiración.


   Gracias a Dios creemos en el Señor Jesucristo, nuestro único y suficiente Salvador, que es el Verbo impecable. Del mismo modo creemos  en la Palabra de Dios que es inerrante, "simiente incorruptible" por la que hemos nacido de nuevo (1 P. 1:23). No se admiten añadiduras ni modificaciones a lo que Dios nos ha dado, ni en la Persona de Cristo ni en la Palabra de Dios.

Carlos Tomás Knott

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 Adivina


El que lo hace lo vende. El que lo compra no lo utiliza. El que lo utiliza no lo sabe. ¿Qué es?

    ¿Lo has adivinado, de veras, o estás leyendo para descubrir la respuesta? Bueno, la respuesta, por supuesto, es un ataúd.
    No hablamos a menudo del tema de la muerte, pero pensamos en él. ¿Te preguntas alguna vez por qué morimos? No hablo de la vejez, los accidentes, las guerras o las enfermedades. ¿Por qué somos mortales?
    La Biblia explica que por un hombre, Adán, el pecado entró en el mundo, “y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). Sencillamente, morimos porque somos pecadores contra Dios, y lo demostramos por nuestros hechos – siendo deshonestos, copiando exámenes,  mintiendo, robando, blasfemando, rebelándose contra los padres, violando leyes, adorando a dioses falsos, rindiendo culto a imágenes, matando, odiando, mirando con lujuria, adulterando, fornicando, murmurando, envidiando y codiciando lo que otros tienen. Tales cosas dejan ver cómo es nuestro corazón de contaminado por el pecado, y Dios declara que “el alma que pecare, ésa morirá” (libro del profeta Ezequiel 18:4), y “la paga del pecado es muerte” (epístola a los Romanos 6:23). Por eso morimos, porque pecamos. La religión, la ciencia y la filosofía no pueden resolver el problema. Hay muchos pecadores religiosos, científicos y filósofos, y todos morirán. Pero mejor pensar en ti mismo que en ellos, porque tú también morirás.
 

 Otra pregunta que surge es, ¿Qué te pasará después de morir? No a tu cuerpo, pues ya sabemos que será enterrado. En Hebreos 9:27 la Biblia dice que “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio”. Después de morir, irás al juicio de Dios. ¿Cómo te irá? 1 Corintios 6:9 informa que “los injustos no heredarán el reino de Dios”. Por eso, en esta vida necesitas que Dios te perdone y te declare justo, para entrar luego en el cielo. Eso solo es por la fe en el Señor Jesucristo que murió por ti y sufrió la muerte que mereces porque Él llevó tus pecados en Su cuerpo sobre el madero (1 Pedro 2:24). Si te arrepientes y confías en Él, serás perdonado, salvado y declarado justo. Entonces tendrás vida eterna, y al morir, irás al cielo, no por méritos tuyos, sino por Jesucristo tu Señor y Salvador. Arregla tus cuentas con Dios ahora, porque cuando mueras, será demasiado tarde.    

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CUANDO SE ROMPEN LOS DIQUES

Domingo Fernández Suárez (1909-1999) 



Llamamos dique a un muro construido con la finalidad de contener las aguas. Una parte del territorio holandés se encuentra bajo el nivel del mar. Por tal motivo los holandeses han construi­do grandes diques con el propósito de proteger­se de las inquietas y peligrosas olas del Mar del Norte. Hace unos cuantos años se desató en aquel mar una tempestad de tales proporciones que los mencionados diques resultaron insufi­cientes para contener el empuje de las enormes olas; y por tal motivo los holandeses vivieron días de preocupación, alarma y ansiedad.
    Ocurre con frecuencia que en algunas regio­nes llueve fuera de lo normal y los arroyos se convierten en ríos y los ríos, al desbordarse, se convierten en mares que inundan campos, pue­blos y ciudades.
    La Sagrada Escritura dice que los impíos son como un mar tempestuoso. El Creador, teniendo en cuenta los grandes peligros que habían de amenazar a la sociedad humana, ha levantado muros de contención para protegernos de la impiedad, la inmoralidad, la degeneración, el libertinaje, el vicio, la violencia, el saqueo y el crimen.
        Dice Proverbios 1:7, "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová". En Job 28:28 leemos: "He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal (es) la inteligencia". La expresión: "El temor de Dios", quiere decir el reconocimiento del Creador como suprema autoridad legislativa del universo. Y el respeto y la obediencia que todo ser humano debe a Dios su Creador. Cuando vivimos conscientes de que Dios nos ve, y que toda violación de Su Ley constituye una ofensa al Supremo Legislador, y que al final tendremos que comparecer delante del supremo JUEZ para responder de nuestros actos y recibir el pago que merezcan nuestros hechos, la conciencia de esta realidad se levantará delante de nosotros como un muro de contención.
    El que no teme ni respeta a Dios es como un río sin cauce ni diques. El que no respeta a Dios acaba por convertirse en instrumento del Diablo. ¿A qué fin o estado conduce la falta de reverente temor a Dios? Al desorden, la degeneración, la corrupción, el libertinaje, la violencia, el robo, el crimen y la anarquía. El temor reverente a Dios constituye el fundamento de todo muro de contención que tenga por finalidad proteger los derechos de la persona y de la sociedad.
    El salmista David da expresión a la función que desempeña La Palabra de Dios cuando dice: "En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra Ti" (Sal. 119:11). Proverbios 22:28 dice: "No traspases los linderos antiguos" que pusieron nuestros antepasados. Y Dios nos dice en Isaías 24:5 que  "la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque TRASPASARON LAS LEYES, falsearon el derecho, y quebrantaron el acto sempiterno". Y Jesucristo nos invita a ir a Él, diciendo: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. LLEVAD MI YUGO SOBRE VOSOTROS y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón" (Mt. 11:28-29). Llevar el yugo del Salvador equivale a prestar atención a sus enseñanzas, creerlas y ponerlas en práctica.
  Dios ha levantado diques que tienen por finalidad defendernos, encauzar nuestros pasos y preservar a la sociedad de la anarquía y la impiedad diabólica. Pero en la actualidad hay poderosas fuerzas sociales, gobiernos, y hasta dirigentes "religiosos" que hacen todo lo posible por romper y derribar los muros de contención levantados por el Creador. Y ¿cuál es el resultado? que la maldad avanza como un alud o avalancha incontenible que amenaza con envolver y sepultar a pueblos, ciudades y naciones.
  Dios es la fuente del bien, la justicia, la pureza, la santidad, la fortaleza y la gracia. El Diablo es la fuente del mal en todas sus manifestaciones. El maligno incita a la desobediencia a Dios, a la incredulidad, al libertinaje, a las bajas pasiones, a los vicios que esclavizan, y a las más repugnantes aberraciones sexuales. ¿Estamos en la esfera de Dios o en la del Diablo" ¿Servimos al príncipe de las tinieblas o al Señor de la luz?
  El apóstol Pablo nos dice, en 1 Corintios 5:5 y 1 Timoteo 1:20 que arrojó a la esfera de Satanás a algunos que no se quisieron sujetar a la Palabra de Dios. Y en Romanos 1:21-32 dice que a los que no quieren tomar en cuenta a Dios, ni respetar sus normas de carácter moral y religioso, el Altísimo los deja de su mano. Y cuando Dios abandona a un ser humano el maligno lo toma y se enseñorea de él hundiéndolo en toda suerte de errores, vicios y aberraciones sexuales: Mu­jeres con mujeres y hombres con hombres. Al­gunos divagan acerca de la causa o causas del lesbianismo y homosexualismo. Esta degenera­ción es obra del mismo Diablo. No hay homo­sexuales entre los verdaderamente convertidos o nacidos de nuevo. El homosexualismo crece en la medida en que la humanidad se aleja de Dios y de sus leyes o muros de contención. Se calcula que en el presente (1984) el 17% de la población de algunos países es víctima de la inversión sexual.
   En la actualidad vemos la influencia satánica en todas las esferas de la sociedad y en todo el mundo. La degeneración política, moral y hasta religiosa avanza como una tromba incontenible. Esto guarda proporción con las ofensas que se infieren al Creador.
    Los cristianos verdaderos, regenerados y ce­losos de la causa de Dios siempre han avanzado en contra de la corriente; pero como resulta más cómodo dejarse llevar por la corriente social, ahora vemos que abundan los «cristianos» que van río abajo.
    El alarmante desbordamiento de la inmorali­dad ha penetrado ya en lo más sagrado de la sociedad: La niñez. Algunos piensan que se debe brindar protección a la niñez para que no caiga en las redes malditas de los traficantes en drogas; pero también se debiera proteger a los niños y niñas de la pornografía, la incitación al sexo y la violación sexual. Algunos que, involun­tariamente, sirven a Lucifer están introduciendo en las escuelas públicas la llamada educación sexual que en la práctica constituye una descarada incitación a la
violación de una de las nor­mas establecidas por el Creador.
    Los libros de texto empleados en algunas escuelas enseñan a los niños y niñas las abe­rraciones más asquerosas y repugnantes que el ser humano se pueda imaginar. ¿Por qué enseñar tales cosas a las niñas y a los niños? ¿No sería mejor que lo ignorasen? ¿No seria mejor que se permitiese la invocación del nom­bre de Dios en la escuela?
    Hasta hace poco la pornografía constituía un escándalo social. Pero hoy está siendo promovida por las propias autoridades que de­biera ser las primeras en tratar de evitarla.
    Las autoridades escolares de la España socia­lista acaban de introducir en la escuela pública un libro titulado: INFORMACIÓN SEXUAL PARA NIÑOS de 5 a 12 años. Un periódico de Madrid publicó una serie de fotografías tomadas del mencionado li­bro. En la primera aparecen un hombre, una mujer, un niño y una niña, desnudos los cuatro, y retratados de frente. Contiene además otras fotografías de desnudos en una cama. Dice el libro que el propósito de tales fotografías es enseñar a los niños y a las niñas la forma de engendrar un niño. Las fotografías son lo más inmoral y escandaloso que ustedes se pueden imaginar. Y las explicaciones que aparecen al pie de cada foto parecen encaminadas a incitar a niñas y niños al ejercicio del sexo por la libre. Ante tanta provocación, incitación, inmorali­dad y falta de respeto a la niñez y a Dios nos preguntamos: ¿Qué piensan los padres y las iglesias? ¿Por qué no surgen voces de protesta, oposición y condena?
   ¿A qué fin conducen la desnudez, la inmoralidad y el libertinaje sexual? ¿Qué frutos podemos esperar? En los primeros días de agosto (1984) una señora que reside en el distrito del Bronx (NY) notó algo anormal en una hijita de 4 años de edad y decidió llevarla al médico. La niña en cuestión se pasaba el día en una guardería infantil a la que acudían 135 niños y niñas. Y se descubrió que no solo ahí sino en guarderías en otras ciudades y estados habían sido violadas niñas y niños.
    Los legisladores socialistas de España aprobaron, en 1983, una ley que determina que el uso de drogas "BLANDAS" no es delito. El resultado de tal apertura a la droga y otros vicios es que a los doce meses habían abandonado sus hogares un millón de jovencitos entre 12 y 16 años que se han convertido en delincuentes callejeros. Hasta ahora los madrileños decían que Madrid era la antesala del cielo. Ahora dicen que se ha convertido en la antesala del infierno.
    Una revista madrileña publicó un artículo titulado: Otoño en Primavera. Su autora, una joven de alrededor de 20 años, dice: El último informe del fiscal general del Estado declara que el ingente consumo de drogas guarda una relación muy estrecha con la comisión de actos delictivos. Estos venenos materiales ensombrecen nues­tro cielo y apagan nuestras flores. Y agrega la autora del citado artículo: Entre los meses de febrero y marzo la prensa española se vistió de luto al tener que informar, repetidas veces, sobre suicidios de escolares a través de varios méto­dos... Y la lista sería interminable.
    ¿Quién nos iba a decir, hace 25 años, que llegaría el día cuando iban a violar a niñas de dos, cuatro, seis, ocho y diez años de edad?
    ¿Quién se iba a imaginar, hace 25 años, que el homosexualismo alcanzaría el 17% de la población; y que la pornografía, la APOSTASÍA, la impiedad, la inmoralidad, el libertinaje, el vicio, la violencia, y el crimen asumirían las proporciones que han asumido ya? La corrupción y podredumbre moral parece que sobrepasan a la situación que imperaron en Sodoma y Gomorra. No hay evidencia de que en aquellas ciudades se cometiesen con niñas y niños los abusos y atropellos que se están cometiendo en estos días.
    ¿Qué mensaje tiene para nosotros el avance incontenible del materialismo, el vicio, la decadencia de los valores religiosos, la falta de respeto al Creador, y los motivos de sufrimiento que azotan a la humanidad? Dice en Génesis 6:5, que "vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal".  Y ante tal estado de cosas, Dios decretó el fin de aquella generación y envió el diluvio que barrió de la faz de la tierra a los que habían desatado sobre ella el imperio de la vio­lencia.
    El arrebatamiento de la Iglesia puede tener lugar en cualquier momento. La humanidad se está preparando para dar la bienvenida al Anti­cristo. Los días sombríos de la gran tribulación están muy cercanos. Debemos resistir la impie­dad y la apostasía y permanecer fieles a las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.
    Dime, lector, ¿vives consciente de que el Se­ñor puede venir cualquier día? Si viniera hoy ¿te llevaría con Él? Este mundo irá de mal en peor hasta que Cristo venga. La venida de Cristo es la ESPERANZA DEL MUNDO. Jesucristo dará a este mundo la paz, la justicia, y el bienestar que los hi­jos de Adán han anhelado desde el día que nues­tro padre humano fue expulsado del paraíso.
    Los que reconocemos la soberanía de Dios, la veracidad de Su Palabra y la función reden­tora de Jesucristo, vivimos confiados en que:

"DIOS ES NUESTRO AMPARO Y FORTALEZA,  
NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES" .
Salmo 46:1


escrito en 1984, y desde entonces las condiciones han empeorado,
por lo que pregonamos:


"Prepárate para venir al encuentro de tu Dios"
Amós 4:12  

lunes, 31 de julio de 2017

EN ESTO PENSAD -- agosto 2017

EL CRISTIANO Y LA POLÍTICA
Los Ciudadanos del Cielo y los Reinos de Este Mundo

Introducción
“Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2 Ti. 2:4).

Es de suponer que después de leer un versículo como éste, no haría falta más comentario acerca de la política o muchos otros asuntos. Comienza con la palabra “ninguno”, que no admite excepciónes, ni para los que digan que el Señor les llamó a la política, porque después de declarar “ninguno”, el Señor no cambiará, y nadie será una excepción. Sin embargo, a la luz del aumento de actividad política de parte de profesados cristianos, parece necesario exponer más específicamente éste y otros textos relacionados a nuestro tema.
    En primer lugar, todo verdadero cristiano es un soldado y siervo del Señor, lo sepa o no. El cristianismo es un pueblo militante, espiritualmente hablando. Y le guste o no, cada creyente está metido en una guerra espiritual, en base a su pertenencia al Señor Jesucristo y el reino de los cielos. Nuestro texto declara una razón principal por la que muchos ni siquiera aparecen en la lucha, y otros combaten ineficazmente y no pueden pelear “la buena batalla de la fe” (1 Ti. 6:12). Es porque se enredan en las cosas de la vida, y una pero no la única de esas cosas es la política.
    El sistema de este mundo (gr. kosmos), "organizado y encabezado por el diablo, dedicado al propósito de mantener a los hombres felices sin Dios"1, tienta a los cristianos, colgando delante suyo varios cebos de enredamiento. La política simplemente es uno de esos señuelos y enredos. Es importante recordar que el cebo parece bien, y esconde el anzuelo, porque la idea es atraer y atrapar. El señuelo es lo que se ve, pero la red está escondida y lista para tirar, como Proverbios 1:17  advierte: “en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave”. John Walvoord escribió en su libro The Millennial Kingdom (“El Reino Milenario”):
 
“El movimiento protestante, sin embargo, no pudo extraerse totalmente de la influencia romana...la tendencia a crear organizaciones y los intentos a meterse en la arena de la política pronto se pusieron de manifiesto” (págs. 96-97).

    Satanás, el príncipe de este mundo, está feliz cuando consigue enredar o desviar a un creyente, porque eso significa un soldado eficaz menos, y un testimonio más apagado. Pero al Señor que nos llamó a ser soldados y pelear la buena batalla de la fe, nunca le complacen esas situaciones. Y eso es importante porque nuestro texto habla de agradar al Señor. Claramente, si deseamos agradar al Señor, hay que evitar los enredos en las cosas de esta vida. Entonces, ¿por qué quisiera un cristiano meterse en algo tan mundano y corrupto como la política?
    Como en la obra de John Bunyan, El Progreso del Peregrino, hay muchos enemigos, trampas, desvíos y enredos en el camino del peregrino, así es también para nosotros. La diferencia es que ahora el diablo ha tenido varios siglos más para desarrollar sus artimañas y estrategias de engaño. Gran parte del engaño es que el engañado no se dé cuenta, sino que piense que está bien. El que se mete en la política creyendo que hace bien ha sido engañado. Puede sentir y opinar que no, pero eso no cambia la verdad.
1 Definición dada por William MacDonald

 del libro El Cristiano Y La Política, por Carlos Tomás Knott

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"Nunca se han mezclado los cristianos en el gobierno del mundo excepto para deshonra del Señor y para la propia vergüenza de ellos".
William Kelly
citado por William MacDonald en El Mandamiento Olvidado: Sed Santos

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 La Doctrina Bíblica de la Separación

Una enseñanza que a penas se escucha hoy es acerca de la separación. Aparece en muchos lugares en la Biblia, pero no en los púlpitos ni en la práctica. Empieza en Génesis, y termina en Apocalipsis 18:4 cuando Dios manda:  “Salid de ella, pueblo mío”. El camino de comunión con Dios y bendición es el de la separación. No es popular, ni políticamente correcto, pero es espiritualmente correcto.
    En Génesis 12:1 Abram fue llamado a salir de su tierra y su parentela. Los lazos culturales y familiares pueden impedir la obediencia y el crecimiento espiritual. Dios quiere primer lugar en nuestra vida. Pero Abram salió con su padre, y paró en Harán hasta que muriera. Por eso Génesis 12:1 comienza con "pero", marcando la diferencia entre lo que Dios mandó y lo que él hizo. Otro desenlace viene en Génesis 13:9 cuando Abraham se separa por fin de Lot, diciendo: “te ruego que te apartes de mí”.
    Luego en Génesis 19:12-14  Lot, tras una serie de decisiones malas, tuvo que separarse de Sodoma. “Salid de este lugar” dijo Lot a sus yernos (v. 14), pero los ángeles tuvieron que asirle de la mano, sacarle y ponerle fuera  diciendo: "escapa por tu vida” (v. 17). Como Lot, hay creyentes que no quieren dejar al mundo, y parece que sólo lo harán si un ángel les toma la mano.
    José el patriarca, en Génesis 39:7-12 intentaba evitar a la mujer de Potifar que le acosaba en su lugar de trabajo. Al final no le quedó más remedio que salir corriendo: “huyó y salió”. Mejor eso que pecar. Hay personas y lugares que debemos evitar.
    En Números 16:23-26, en la rebelión de Coré, Israel fue mandado y advertido:  “apartaos de en derredor”, porque el juicio de Dios iba a caer sobre esa compañía soberbia. Debemos separarnos de los desobedientes y altivos, y no asociar con ellos.
    Observamos que en Levítico 13:45-46 Dios mandó la separación respecto a los leprosos. El leproso “habitará solo, fuera del campamento será su morada”. Hoy algunos dirían que eso no es amor, pero se equivocan. Había que amar al resto de la congregación y no contaminar ni contagiarla.
    Antes de que Israel entrara en la tierra prometida, Dios mandó clara y tajantemente que guardase la separación de las naciones alrededor suyo. Deuteronomio 18:9 dice: “No aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones” (véase Jer. 10:2-3). No quería entonces ni quiere ahora un pueblo como el mundo.
    En el Salmo 1 el salmista marca pauta diciendo: "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado". ¿Qué es eso sino la separación? Se privan de bendición los que descuidan esa enseñanza.
    El libro de Proverbios contiene muchos consejos de padre a hijos acerca de la separación. En 1:15 leemos: "Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas". Otro ejemplo está en 4:14-15, "No entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa". Enseñemos a nuestros hijos y jovenes la separación, y pongamos ejemplo.
    En Isaías 48:20, Jeremías 50:8, 51:6 y 45  Dios mandó a los de Israel que estaban en Babilonia: “huid...salid”. Daniel no estaba codeándose con los babilonios en la fiesta de Belsasar. No iba a las fiestas para "relacionarse" con ellos. Cuando apareció la escritura sobre la pared, y hubo temor, sabían dónde buscarlo y así leemos: "Llámese, pues, ahora a Daniel" (Dn. 5:12).  
    En Juan 7:7 el Señor Jesucristo reprochó a Sus medio hermanos diciendo: "No puede el mundo aborreceros a vosotros". No se habían separado. El mundo ama a lo suyo (Jn. 15:19).
    Romanos 12:2  manda a los creyentes separarse del mundo en práctica y pensamiento: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento". Sólo así podemos comprobar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. Dios no bendice al mundo ni a los que lo siguen.
    En 1 Corintios 5:11 y 13 aprendemos que hay que separarse de los que llamándose hermanos, cometan los pecados ahí nombrado: “Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros”. No nos manda a la tolerancia, sino a la separación.
    2 Corintios 6:14-7:1 llama a los creyentes separarse “de toda contaminación de carne y espíritu”, y promete comunión y bendición a los que se limpian y se separan. Descuidando eso, muchos se privan de comunión y bendición. Dios no aprueba los yugos desiguales.
    En 1 Timoteo 5:22 Pablo manda al joven siervo del Señor: “consérvate puro”. Hay que guardar las asociaciones y amistades, recordando la separación del Salmo 1:1.
    1 Juan 2:15-17     manda a todo creyente separarse del mundo en su corazón, sus afectos e intereses. Es ahí donde radica nuestro problema.
    Hermanos, no podemos seguir a Cristo y al mundo. No nos engañemos. “¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3:3).
Carlos   
 
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 EL LIBRO DEL MES
 
Reina-Valera: 
¡Digna de Confianza!
por Domingo Fernández

  Desde que vio la luz en 1569, hasta el presente, puede afirmarse que la Reina-Valera es la reina de las versiones. Su lenguaje no ha sido igualado por ninguna otra versión en español. Y su fidelidad a los textos originales no ha sido superada.
   Marcelino Menéndez y Pelayo, el más grande crítico literario que ha producido España en toda su historia ha rendido tributo de reconocimiento y admiración a la Reina-Valera.
   El autor muestra el valor de la Reina-Valera y expone cómo los liberales y ecuménicos atentan contra ella e intentan reemplazarla.
precio: 4,50 euros
 
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¿Desahuciado?
 
“En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas” Lucas 7:21

¿Qué si un médico te examinara y te dijera la noticia de que estás enfermo y desahuciado? ¿Cuál sería tu reacción? ¡Pues la verdad es que estás como enfermo espiritualmente, y desahuciado! Aunque no lo sabías, naciste con un trastorno congénito – el pecado – y es fatal, terminal. He aquí el análisis divino: “Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga” (Isaías 1:5-6).
    Romanos 3:23 también informa del diagnóstico: “por cuanto todos pecaron”, y en 6:23 da el pronóstico: “la paga del pecado es muerte”. Amigo, estás en una condición humanamente incurable, y fatal. Tienes el corazón cargado de pecado. No es una enfermedad, pero la enfermedad lo ilustra. Si lees Romanos 1:29-32 verás los resultados del escaneo divino, el análisis de tu condición así como la de todos los demás:
    “estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.
    Se ha extendido y está en toda tu persona: pensamientos, sentimientos, deseos, hechos y palabras. No hay médico, medicina, dieta, filosofía o religión que pueda curar esa plaga. Pero lo extraño es, Dios ya ha provisto el único remedio, y está al alcance de todos.
    El Señor Jesucristo es tu única esperanza. Si te arrepientes y clamas a Él con fe, Él te salvará en esta misma hora. Sólo Él tiene poder para curarte de tu pecado y su efecto mortal. Sal de dudas. Sal de la negación. Reconoce tu condición y necesidad, y clama al Señor. ¡Él te salvará!
    ¡El tiempo es corto, y si no cambias, el pecado controla tu destino. ¡Te condena para siempre! Pero si confías en el Señor Jesucristo, Él te perdona y limpia, te da vida nueva y cambia tu destino. No esperes más. Hazlo ahora mismo.
 
Pierde el hombre su vigor, se marchita cual la flor,
Desvanece cual vapor, ¡Busca a Dios!
Como el río de prisa va hasta entrar en el gran mar,
Vas así a la eternidad; ¡Busca a Dios!
Busca a Dios, busca a Dios;
Entretanto tengas tiempo, ¡Busca a Dios!
Si te atreves a esperar, Dios la puerta cerrará;
Te dirá: “Es tarde ya”, ¡Busca a Dios!
 
 
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Los Cristianos Y La Nación

R. E. Harlow

Muchos suponen que los Estados Unidos es, o era y debe ser una nación cristiana. Es cierto que Dios ha bendecido Su Palabra en ese país más que en muchos otros. Es posible que el arrebatamiento de verdaderos creyentes reduzca considerablemente la población de este país norteamericana.
    El problema es: ¿Cuánto de mi vida como siervo de Jesucristo puede ser dedicada a mejorar este mundo? He sido comprado por precio, entonces, ¿tengo libertad para usar mi cuerpo como me plazca, o seguir lo que prescriben y mandan nuestros países y cultura? ¿Tengo la opción de dedicar mis dones y talentos recibidos del Salvador a objetivos que los hombres consideran dignos, siendo ellos rechazadores de Cristo? ¿Me liberó mi Salvador para que haga lo que me parece? ¿Puedo ir donde elija? ¿Puedo decir cualquiera cosa que piense?
    ¿Qué dijo Él? Mucho. En Su tiempo en el mundo enseñó muchas cosas; las más importantes están registradas para nosotros en los cuatro Evangelios. Desde el Cielo envió al Espíritu Santo de Dios para guiarnos en el camino correcto. Esto resultó en 21 epístolas inspiradas.
    El Señor nos dejó en el mundo, pero, como Él, no somos del mundo. “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Jn. 2:15). El mundo pasa, y las cosas verdaderas son invisibles y eternas. El Espíritu de Dios nos quiere transformados, no conformados al mundo. Hubo un tiempo cuando imitábamos las costumbres malas del mundo. Ya no más. “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles” (1 P. 4:3).
    Nuestro Redentor y Señor no fue vago cuando nos mandó ir a todo el mundo y predicar las Buenas Nuevas. Tenemos Su autoridad suprema para ir y hacer discípulos a todas las naciones. Somos sus testigos en Jerusalén y hasta los fines del mundo.
    En ningún lugar en el Antiguo ni el Nuevo Testamento hay un mandamiento o sugerencia de que debamos dedicar nuestros esfuerzos a mejorar este mundo.
    Hace algunos años, la primera dama de los Estados Unidos patrocinó una campaña a nivel nacional, llamada: “Embellecer a América”. Un locutor de radio lo expresó así: “Tire a la basura algo hermoso hoy. Ayude a mejorar nuestros vertederos y basureros”. Haría falta más que toda la energía de todos los santos para limpiar al mundo antes de la venida de Cristo. Es decir: imposible.
    Cuando Él lo haga, todo estará bien. Habrá un rey justo controlando con una vara de hierro. “Príncipes presidirán en juicio” (Is. 32:1). Habrá salud, longevidad, prosperidad y paz global. Todo eso y mucho más es el plan y la prerogativa de Cristo. ¿Debemos adelantar o eclipsar al Señor e intentar comenzar el Milenio (en un país) antes del tiempo indicado? Quizás podríamos permitir el derroche porque nos entusiasma tanto la idea de mejorar al mundo, y justificarlo si lográramos lo que el Señor dictó. Pero, por supuesto, en realidad lo opuesto es la verdad.
    Hay muchos males que corregir en nuestra sociedad: la promiscuidad, el SIDA, la pornografía y la corrupción. ¿Intentaríamos extender el evangelio a través de legislación prohibiendo los abortos o las drogas ilícitas? ¿Esto haría a la gente estar más abierta a la Palabra de Dios? Muchos padres deploran la idea de criar a sus hijos en un ambiente así. Yo siento lo mismo. Pero puedes tener un impacto en tus hijos para toda la vida. Con la ayuda de Dios, pueden ser fortalecidos para estar firmes para el Señor en las peores circunstancias.
    Hoy en América hay una campaña fuerte para unir a los evangélicos y católicos para confrontar la depravación social. (¿Por qué no incluir también a los musulmanes, hindúes y budistas?)
    En los tiempos de la iglesia primitiva había profusión de males sociales. ¿Qué dijo el Espíritu Santo acerca de ellos? La esclavitud: Los cristianos deben tratar a sus siervos como hermanos. La promiscuidad: Los cristianos deben abstenerse de toda especie del mal. El racismo: Deben recibir a todo verdadero creyente. La idolatría: Salid de en medio de ellos y apartaos. Corrupción oficial: “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto” (Ro. 13:7).
    Pero, ¿en algún lugar leemos esto? “Unámonos a los que, como nosotros, creen sinceramente en el Ser supremo. Junto con los sacerdotes de Jupiter en Roma, podremos hacer una manifestación fuerte delante del Foro. Claudio César será obligado a firmar un edicto liberando a todos los esclavos...” ¡Quizás en la epístola de Demas que amaba este mundo!
    La iglesia católica romana especializa en la caridad. La epístola a Tiatira (Ap. 2:18-29) habla de sus “obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras” (v. 19). Pero el Señor tenía cosas contra ellos. Toleraban a esa mujer Jezabel, una auto proclamada profetisa. Enseñaba a los siervos del Señor a practicar la inmoralidad sexual y rendir culto a los ídolos. Había tenido tiempo para arrepentirse, pero no quería, así que el juicio se avecinaba.
    Dos líderes evangélicos que patronizaron el plan de la cooperación con Roma, ahora han publicado artículos para justificar su recomendación. Mucho de lo que dicen es bueno y persuasivo. El error fundamental es el intento equivocado de mejorar nuestra sociedad. Dicen que debemos “confrontar al mundo no cristiano a través del activismo político” y “educar nuevamente nuestras comunidades secularizadas”. Nos llaman a actuar en un “campo de batalla cultural” y dicen que es “vital para la salud de la sociedad”. El propósito es “defender y sostener los valores morales en la sociedad”.
    La mejor manera de mejorar una sociedad es mejorar a los individuos. Es corto el tiempo que nos queda, demos de todo corazón todo nuestro ser a la tarea global de proclamar a Cristo. La tarea de recuperar o mejorar la sociedad es imposible y no bíblica. El Señor Jesús merece todos nuestros esfuerzos, todo nuestro ser. Algunos pueden ir, muchos pueden ofrendar, y todos pueden orar.

traducido del artículo en la revista “Missions”, marzo 1995