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martes, 28 de febrero de 2017

EN ESTO PENSAD -- marzo 2017


El Amor de Dios


“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Jn. 4:10).

El amor verdadero es caracterizado por el sacrificio propio. En ningún lugar es esto más evidente que con el amor de Dios (Jn. 3:16). Es un amor sin causa, en el sentido de que no hay nada en los objetos amados que causara que Dios les amara. No somos amables por naturaleza, sino más bien aborrecibles (Tit. 3:3). Sin embargo,  Él nos amó porque Él es amor, y porque Él escogió amarnos.
    Este amor de Dios es incondicional. Con esto queremos decir que el amor divino no se basa en el amor del individuo a Él. No es un amor recíproco. Nuestro amor normalmente responde al amor que otro nos manifiesta. Pero en el caso del amor de Dios, Él nos ha amado pese a la ausencia de amor y amabilidad de nuestra parte. Su amor no se condiciona sobre el amor nuestro a Él.
    El amor de Dios es inmerecido. Ya que es incondicional, no hay nada que podamos hacer para merecerlo. Muchos quieren creer que si se enderezan, si limpian o arreglan sus vidas, entonces Dios les amará porque serán más atractivos. Ésta es una enseñanza errónea.
    Para apreciar el amor de Dios debemos lograr comprender más cuál es nuestra propia gran pecaminosidad. Qué lástima que muchas personas, y entre ellas muchos creyentes, tienen un concepto muy pobre de lo pecaminoso que es el ser humano no regenerado. Se fijan en los pecados obvios de los demás, y encuentran cosas que ellos afirman: “yo nunca haría esto”, o “yo no he hecho esto”. Y así no comienzan a ver lo pecaminoso que es su propio corazón. No es tanto lo que hemos hecho, sino lo que somos por naturaleza. Somos pecadores. El pecado mora en nosotros; somos torcidos, contaminados y perversos por naturaleza (véase Mr. 7:20-23). Así que, amados, el pecado no es sólo una cosa que hacemos, sino el estado natural de nuestro corazón, es nuestra forma de ser, nuestra naturaleza. No somos pecadores porque pecamos, antes al contrario, pecamos porque somos pecadores. Debemos meditar en esto, porque la diferencia entre las dos formas de pensar es muy grande. Con demasiada frecuencia no comprendemos que la carne no es mejor hoy que el día cuando nos convertimos. No sólo necesitamos perdón de nuestros pecados cometidos, sino también necesitamos ser limpiados y cambiados por dentro. La salvación hace más que perdonar unos cuantos hechos malos, porque es la conversión de la persona. Dios nos perdona, nos limpia, y nos transforma, nos da una naturaleza nueva, de modo que somos nuevas criaturas en Cristo (2 Co. 5:17).
    Así que, aquellos que conocen su propia gran pecaminosidad son los que llegan a conocer y apreciar el amor de Dios (Lc. 15:21; Ro. 5:8). Los que sienten que no merecen el amor de Dios, llegan a conocerlo y ahora pueden apreciarlo (1 Jn. 4:16). “Conservaos en el amor de Dios” (Jud. 21).
Stephen Hulshizer
traducido y adaptado de “Milk and Honey”, febrero 2002, con permiso

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 La Elección del Cónyuge
J. Graf

Texto: Génesis 24:1-27 y 50-60

1.    Principios fundamentales

“Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?" (Pr. 20:6) “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?" (Pr. 31:10).
Tales pensamientos son apropiados para ocupar el corazón de los jóvenes creyentes. ¿Quién sabrá responder como conviene, sino la Palabra de Dios?
    “El rastro del hombre en la doncella” es maravilloso y muy diverso, como la imagen del “rastro del águila en el aire” y del “rastro de la nave en medio del mar” (Pr. 30:18-19). La Palabra de Dios contiene unas directrices precisas a este respecto, pero no nos da un modelo exacto.
    Con frequencia, la elección se hace en la juventud y no en la edad madura. Se debe hacer notar que aquí no se trata de una experiencia sino de obediencia a la Palabra de Dios, para ser conducido en el verdadero camino. Por lo demás, el sabio consejo de los padres o de aquellos que los sustituyen no debe ser descuidado.


Ningún yugo desigual con los incrédulos


 
  Entre otros casos, el pasaje de 2 Corintios 6:14 se aplica a la unión de los creyentes con los incrédulos en los lazos del matrimonio.
    La preocupación de Abraham era de no dar a su hijo una mujer cananea, una idólatra. Esto significa para nosotros en la actualidad que no podemos unirmos en ninguna manera con un hijo del mundo en que habitamos, si no es nacido de Dios (Gn. 24:3). Dios pone en guardia a los israelitas contra tales uniones (Dt. 7:3-4).
    ¡Cuántas lágrimas amargas se han derramado porque esta exhortación, pese a ser tan clara, ha sido pisoteada!
    A veces se intenta justificar la unión que no es según Dios, refiriéndose a 1 Corintios 7:12-27, pero se olvida que estos versículos se aplican únicamente al caso en que uno de los cónyuges llegue a creer después de haber contraido matrimonio. Nada en la Palabra de Dios autoriza a una unión que especule con la posibilidad de una conversión posterior. Semejante cálculo sería cambiar la gracia de Dios en libertinaje. Por otra parte, una conversión durante el noviazgo, o poco antes de contraer matrimonio, puede ser siempre sospechosa. Sería infinitamente mejor dejar pasar un tiempo suficiente antes de comprometerse, para darse cuenta de si la conversión es verdaderamente sincera.

“En el Señor”

    Este mandamiento de 1 Corintios 7:39 se dirige a las viudas, pero es válido para todo creyente. La unión en el Señor por el matrimonio, va más allá que el simple hecho de un matrimonio entre dos creyentes. Significa que los dos tienen la convicción, dada por el Señor, de estar destinados el uno para el otro y que están firmemente decididos a andar en sumisión a Cristo. Si no andan en el mismo camino y buscan servir a Dios cada uno a su manera, ¿cómo podrán hacer frente en perfecto acuerdo, a las responsabilidades importantes y a los deberes que tendrán? “Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3:3).

“Honra a tu padre y a tu madre” (Éx. 20:12)

    Este precepto de la ley de Moisés es citado seis veces en el Nuevo Testamento, no habiendo perdido nada de su valor, ya que no es según Dios que los hijos hagan una elección tan importante, como es la elección del cónyuge, sin el previo consejo de sus padres. Toda resistencia al respecto es reveladora de una mala conciencia.

1. Rut, la moabita, había dejado a sus padres y a su país idólatra para buscar refugio cerca del Dios viviente. Una vez en Belén se muestra atenta a los consejos de su suegra. “Haré todo lo que tú me mandes” (Rut 3:5). Y en lo sucesivo, nunca tuvo que lamentar su unión con Booz.

2. Sansón despreció desgraciadamente el consejo de sus piadosos padres, quienes le aconsejaron que tomase mujer de entre el pueblo de Dios. Y él respondió: “Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada” (Jue. 14:3). A causa de esta decisión contraria a la Escritura, Dios le condujo por un camino de pruebas y de disciplina. ¡Qué este ejemplo nos sirva de advertencia! En lugar de tener los ojos alumbrados por los mandamientos de Dios (Sal. 19:8), los perdió debido a su desobediencia (Jue. 16:21).
 
continuará, d.v. en el siguiente número
capítulo 3 del libro: Juventud, matrimonio, familia, por J. Graf, Ediciones Bíblicas, Perroy, Suiza


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NO TE ENREDES


“Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a  aquel que lo tomó por soldado” (2 Timoteo 2:4).

Ya que el cristiano ha sido alistado por el Señor, y está en servicio activo para Él, no debe enredarse en los asuntos de la vida diaria. El énfasis está en la palabra enredarse. No puede separarse por completo del negocio en el mundo, pues tiene que trabajar para proveer lo necesario para su familia. Es inevitable que exista una cierta participación en los asuntos de cada día, de otra manera tendría que salir del mundo, como Pablo nos lo recuerda en 1 Corintios 5:10.
    Pero no debe dejarse enredar. Tiene que guardar sus prioridades en el lugar adecuado. En ocasiones, aun las cosas que son buenas en sí mismas pueden llegar a ser enemigas de lo mejor. William Kelly dice que: “enredarse en los negocios de la vida significa  convertirse en su socio e implica una renuncia a separarse del mundo”. 
    Me enredo cuando me involucro en la política del mundo como medio para resolver los problemas del hombre. Eso sería como si emplease mi tiempo “arreglando sillas y mesas en el Titánic”.                           
William MacDonald

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LAS ETIQUETAS

"La rosa, si es llamada otra cosa, todavía huele bien, es verdad.
Pero si de “rosa” etiquetamos, a petunias y geranios,
Siguen siendo lo que son, la etiqueta nada cambia".
  
Nos gustan las etiquetas, porque nos ahorran el trabajo de pensar. Muchos se llaman socialistas o demócratas o republicanos sin saber qué significa la etiqueta. Uno puede llevar la etiqueta de “éxito” si ha ganado mucho dinero, aunque su vida personal sea un fracaso colosal. Una etiqueta popular pero poco precisa es la de “cristiano”. Mucha gente, si le pregunta: “¿es usted cristiano?” diría que “sí”. Esto es porque la etiqueta incluye a tales como:
 
1. Cristianos Hereditarios. Personas cuyos padres eran cristianos y por lo tanto ellas piensan que también lo son. Puede que asistan ocasionalmente a una iglesia, o quizá van con regularidad, especialmente a la iglesia de sus padres.
 
2. Cristianos Éticos. Personas que son buenas. Viven vidas decentes y quieren que los demás también vivan así. Son ciudadanos respetuosos, buenos vecinos, buena gente. Les gusta la Regla de Oro que enseñó Jesús. Piensan que si uno hace lo mejor que puede, eso es todo lo que se puede pedir.
 
3. Cristianos Culturales. Personas que viven en una comunidad o nación que se llama “cristiana”, donde predomina una religión “cristiana”. Les gustan la música y las ceremonias, especialmente para bautizos, bodas y entierros.
 
4. Cristianos Sociales. Personas que les gusta encontrar a sus amigos en los cultos de la iglesia. Les gusta que sus hijos hagan buenas y sanas amistades allí, y disfrutan las actividades sociales. Los hombres de negocio encuentran que asociarse con una iglesia va bien para el negocio.
 
5. Cristianos Verdaderos. Personas que creen que Jesucristo es el Hijo de Dios que murió en la cruz para obtener el perdón de sus pecados. Creen como dijo uno: “yo soy el pecador por quien Cristo murió en la cruz”. Los cristianos verdaderos han reconocido que son pecadores, se han arrepentido y han confiado en Él como su Señor y Salvador.

    Puede que los de este último grupo también tengan padres cristianos, intenten vivir vidas decentes, asisten a los cultos de una iglesia y disfruten actividades culturales y sociales de cristianos. Pero a diferencia de los demás, éstos reconocen que ninguna de estas cosas les constituye “cristiano”. Un cristiano ha experimentado un cambio tan radical y completo que es llamado “nacer de nuevo”. Mucha gente practica una religión que no cambia su vida interior. Son las mismas personas que siempre. Jesucristo ofrece mucho más que esto. Cristo da más que etiqueta. Él da vida nueva y abundante. ¡Cristo cambia a las personas! Amigo, ¿deseas saber más? Nos encantaría ayudarte.

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Informe Especial
Sobre La Psicología: ¿Ciencia O Religión?

Conclusión
Martin y Deidre Bobgan

(viene del número anterior)
Las escuelas psicoanalíticas y conductuales predican que el comportamiento del ser humano es fijado por fuerzas fuera de su control. Según la escuela psicoanalítica, el hombre es controlado por fuerzas psíquicas internas. Según la escuela conductual es controlado por fuerzas ambientales externas. Si el comportamiento del hombre es controlado por fuerzas incontrolables, externas o internas, sigue lógicamente que es una víctima y no es responsable de su conducta. Así se les permite a los criminales negociar un acuerdo  entre el fiscal y el defensor, para reducir su sentencia, basándose en la “demencia temporal”, “capacidad disminuida” e “incompetencia para el proceso judicial”. No hemos visto todavía el pleno impacto de los males desencadenados en la sociedad por los profesionales del psicoanálisis.
    Mientras tanto, lo misterioso de la frase: “enfermedad mental” ha intimidado y alejado a personas que podrían ser de gran ayuda para los que padecen de problemas. Ahora muchas personas que desean ayudar a esos individuos se sienten “no cualificadas” para ayudar a una persona diagnosticada como “mentalmente enferma”. La confusión inherente en esta mezcla extraña de términos conduce a errores que frecuentemente hacen más mal que bien.
    Abundan las historias clínicas de intrusión gubernamental en las vidas personales, encarcelamiento forzoso en instituciones mentales, privación de derechos personales y pérdida de trabajo debido al estigma asociado con el término “enfermedad mental”. No obstante, los profesionales siguen promoviendo el concepto falso de la “enfermedad mental”, para alinearlo con la medicina y la ciencia – y el público los sigue. Peor todavía, muchos “cristianos” los siguen.

¿Tiene Éxito La Psicoterapia?

Debido a la gran fe en lo que es considerada una ciencia, y el creciente número de personas diagnosticadas como “mentalmente enfermas”, la psicoterapia prospera mediante sus promesas de cambios, sanidad y felicidad. Sus promesas son apoyadas por testimonios selectos y la confianza en los modelos y métodos psicológicos. Pero la investigación científica nos dice algo muy diferente respecto a la eficacia y las limitaciones de la psicoterapia.
    La mejor conocida investigación sobre los éxitos y fracasos de la psicoterapia fue publicada en 1952 por Hans J. Eysenck, un eminente erudito inglés. Eysenck comparó grupos de pacientes sujetados a psicoterapia con personas que recibieron poco o ningún tratamiento. Halló que se mejoraban más pacientes no tratados con psicoterapia que los que estaban bajo terapia. Después de examinar más de 8.000 casos, Eysenck concluyó así:

“...aproximadamente dos tercios de un grupo de pacientes neuróticos recuperará o se mejorará marcadamente dentro de dos años desde el comienzo de su enfermedad, sean tratados con psicoterapia o no”.37

    La Asociación Psiquiatra Americana indica que probablemente es inalcanzable una respuesta definitiva a la pregunta: “¿Es eficaz la psicoterapia?” En su libro investigador: Psycotherapy Research: Methodological and Efficacy Issues (“Investigación de la Psicoterapia: Cuestiones de Metodología y Eficacia”), declara: “Puede que nunca sea posible llegar a conclusiones inequívocos en las investigaciones de la psicoterapia y las conexiones causales entre el tratamiento y el resultado”.38  En su reseña de este libro, el “Brain/Mind Bulletin” (“Boletín Cerebro/Mente”), dice: “la investigación frecuentemente falla respecto a demostrar una ventaja clara de parte de la psicoterapia”. A continuación presentamos un ejemplo interesante de ese libro:

“...un experimento del Instituto Nacional de Salud Mental en Bangalore, la India, halló que los psiquiatras formados en el occidente y los curanderos indígenos tienen un comparable promedio de éxito en la recuperación de pacientes. La diferencia más notable es que los llamados “hechiceros” dan el alta a sus pacientes antes que los psiquiatras a los suyos”.39

    Si la Asociación Psicopatológica Americana y la Asociación Psiquiatra Americana (y otros grupos de estudios independientes) presentan resultados mixtos en cuanto a la eficacia de la psicoterapia, ¿por qué tantos líderes cristianos promueven las promesas inciertas de la psicología? Frente a la carencia de investigación fiable y la falta de evidencia empírica para apoyar la psicoterapia, ¿por qué se animan tanto los cristianos a sustituir a las Escrituras y la obra del Espíritu Santo con esas teorías y terapeutas? Son preguntas legítimas, especialmente en vista de la obvia naturaleza religiosa de la psicoterapia.

Conclusión

La Iglesia existe en un mundo hostil. Si sus miembros no rechazan las filosofías del mundo, las reflejarán en sus vidas. Si somos amigos del mundo (sus religiones, filosofías, sistemas y prácticas psicológicos), entonces debemos preguntarnos seriamente por qué no hacemos caso al Señor Jesús cuando dice:
“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Jn. 15:18-19).
    Obviamente, si no le hacemos caso, es porque no creemos lo que dice. La Iglesia es llamada a seguir a Cristo y ser como Él, no a seguir ni ser como el mundo. Aunque estamos en el mundo, no somos del mundo. Así que, todo ministerio en el cuerpo de Cristo debe ser totalmente bíblico, y NO debe intentar incorporar filosofías, teorías ni técnicas mundanas.
    El Señor Jesucristo es “el camino, y la verdad, y la vida”; no lo son Freud, Jung, Adler, Rogers, Maslow, Ellis ni ningún otro ser humano. Una iglesia que no busca al Señor como su fuente, sino que depende de ideas y técnicas filosóficas y psicológicas de los hombres, vendrá a ser tan secular como el mundo. Una iglesia así puede tener una apariencia de piedad, pero ha negado el poder de Dios (2 Ti. 3:5). Ha establecido al hombre como su dios.
    Como el cuerpo de Cristo, debemos orar pidiendo una buena limpieza. Oremos pidiendo al Señor una poda. Necesitamos buscar diligentemente Su rostro. Debemos despojarnos de lo viejo (todo lo que es del mundo, la carne y el diablo), y vestirnos de lo nuevo (todo lo que es de Cristo Jesús).
    Bebamos, pues, de las fuentes de agua viva que fluyen del Señor Jesucristo, no de las cisternas rotas de  los sistemas psicológicos.

Publicado originalmente por Media Spotlight, P. O. Box 290, Redmond, WA, 98073-0290, traducido por Carlos Tomás Knott, con permiso.

El Dr. Martín Bobgan tiene cuatro diplomas universitarios, incluso un doctorado en psicopedagogía, y es ex-vicepresidente de la Santa Barbara City College. Su esposa Deidre tiene un Masters en inglés y pertenece a la sociedad honorífica Phi Beta Kappa para estudiantes universitarios con aptitudes académicas sobresalientes. Son coautores de varios libros y un boletín mensual. Su dirección es: Psychoheresy Awareness Ministries, 4137 Primavera Road, Santa Barbara, CA 93110, EE.UU. Mantienen una web que ofrece mucha información y documentación sobre el tema. Además, ahora ofrecen  varios estudios-informes (en inglés) en formato DVD:  http://www.psychoheresy-aware.org/, que también están disponibles en Youtube.

El texto completo de este informe con todas las citas y referencias bibliográficas está disponible en formato libro, publicado por EDITORIAL BEREA.  www.editorial-berea.com

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