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sábado, 3 de mayo de 2014

EN ESTO PENSAD - mayo 2014

        Una Costumbre en Peligro de Extinción 

Donald Norbie
En años pasados hubo mucho ejercicio personal del corazón en cuanto a ofrendar. Individuos oraban específicamente por obreros y misioneros y les ofrendaban. Después de una reunión, un obrero podía recibir un afectuoso saludo y palabras de aprecio, y encontrarse con un billete o un cheque en la mano. O recibiría una carta de ánimo que incluía una ofrenda. Hoy en día esta costumbre personal se está extinguiendo en muchos sitios, y toda ofrenda se hace a la asamblea.
    Recuerdo cuando recibí un cheque y una carta de un misionero en Nueva Guinea. “Me enseñaste la Palabra en años pasados y me molesta el que nunca he compartido económicamente contigo. La Palabra dice: 'El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye' (Gá. 6:6).” Tales ejemplos de gratitud son tremendamente animadores para el obrero y también bendicen al dador.
    Es verdad que muchas ofrendas de individuos serán mediante una asamblea local (1 Co. 16:1-2). Esto es correcto y es parte de nuestra adoración colectiva. Puede haber gastos para el mantenimiento del local, también la responsabilidad de apoyar a ciertos obreros y orar por ellos en la asamblea. Pero aún queda mucho espacio en el cual el Espíritu Santo mueve al creyente a orar y ofrendar personalmente. Es demasiado fácil caer en la rutina monótona de echar algo en la ofrenda los domingos, y dejar que otros se ocupen de la distribución de fondos.
    Elías pide a la viuda de Sarepta un vaso de agua y añade: “Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano” (1 R. 17:11). Ella responde: “...no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija...” Su plan es de preparar una comida más para su hijo y ella, y morir. La sequía es severa en la tierra. Elías le dice: “No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo”. Elías le promete que la harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá.
    El poner al siervo de Dios primero es poner a Dios primero. La mujer hace el fuego y prepara la torta. En una asombrosa muestra de fe, lo trae caliente del fuego y se lo da al hombre de Dios. ¡Dios primero! Su harina nunca se gastó, ni su aceite se acabó nunca. Dios es fiel.
    Por medio de la predicación de Pablo y su compañía Lidia es convertida y bautizada. Entonces ella les suplica: “Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad”. La hospitalidad es una manera costosa de darse uno mismo y su casa a otros. Lidia es movida por la gracia de Dios a dar.
    Cuando ofrendamos personalmente esto nos estimula a orar con más fervor por la obra y los obreros del Señor. “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt. 6:21). Invierte dinero en la obra del Señor, y tu corazón cada vez más estará ocupado con las cosas del Señor. Se puede dar directamente en la mano, o transferencia bancaria, o enviar por correos o giro, o por alguna agencia cristiana que distribuye fondos, y también a través de la asamblea local. Pero viene de ti personalmente, de tu corazón, saturado con tus oraciones. Esto también te motivará a escribir y animar a los siervos de Dios: un ministerio animador y muy necesario. Ciertamente nuestros corazones deben ser motivados a ofrendar generosamente cuando recordamos lo que Dios nos ha dado. “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Co. 9:15).

Donald Norbie,  traducido de la revista MISSIONS, enero 1993

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"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; 
Porque de él mana la vida".
Proverbios 4:23

Debemos guardar constantemente el corazón, el cual representa la vida interna. Si sus pensamientos, motivos y deseos son puros, entonces la conducta será lo que debe. A. W. Tozer en uno de sus escritos dio siete puntos que los creyentes pueden emplear para evaluarse. 1) Lo que más deseamos. 2) El tema más frecuente de nuestros pensamientos. 3) Cómo empleamos nuestro dinero. 4) Qué hacemos en nuestro tiempo libre. 5) La compañía que disfrutamos. 6) A quién y qué admirarmos más. 7) De qué nos reímos. Aplicando las palabras de Filipenses 4:8, haríamos bien si en estas cosas pensamos.
W. Ross Rainey  de una lectura diaria del calendario “Choice Gleanings”

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Cuatro Testimonios Acerca de María
1. En el evangelio según Lucas leemos que el ángel Gabriel la llamó "muy favorecida". Así que no era por mérito propio sino por favor de Dios. La gracia es favor inmerecido. También le dijo: "bendita tú entre las mujeres". María fue receptora de bendiciones, no es repartidora de ellas.
2. En Lucas 1:38 María mismo se llamó: "la sierva del Señor". Su fe, humildad y obediencia dan ejemplo para todos. En Lucas 1:47 María dijo: "Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador". Luego ella necesitaba un Salvador.
3. En Juan 2:4 el Señor Jesucristo la llamó, no "Santa Madre" sino "mujer", remarcando su humanidad. En Juan 19:26 Cristo dijo: "mujer, he ahí tu hijo...he ahí tu madre". La encomendó al cuidado de Juan porque sabía que ella necesitaba ese cuidado.
4. Elisabet y los apóstoles la llamaron: "la madre de mi Señor" (Lucas 1:43) y "la madre de Jesús" (Hechos 1:14), nunca dijeron: "la madre de Dios" ni la Purísima ni nada parecido. Debemos honrarle a María por su lugar único y especial en la historia, pero no darle títulos más allá de las Sagradas Escrituras.
Carlos

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El Milagro Del Libro
por Dyson Hague

Cuanto más aumenta nuestra experiencia, tanto más el milagro de este Libro se nos abre; porque cuanto más intensamente escudriñamos en él, tanto más sólido llega a ser el conocimiento de que la Bíblia no es simplemente un libro, sino que es el Libro. Cuando Sir Walter Scott, en su hora de muerte, pidió que se le leyera en el Libro, su yerno le preguntó: “¿En qué libro?” Dio como respuesta: “Tan sólo hay un Libro, la Biblia”. En el mundo entero éste es “el Libro”. Comparados con él, todos los demás libros no son más que hojas y pedazos. Sí, es el único libro perfecto, el Libro eterno — la voz de la cual todos los demás a lo sumo son el eco. Es el libro que se halla en inalcanzable y excelsa altura, en gloria solitaria, siendo misterioso en su influencia, tan soberano, muy por encima de todos los demás libros como el cielo está por encima de la tierra, como el Hijo de Dios por encima de los hijos de los hombres.
traducido del libro "The Wonder of the Book"

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Daniel En El Foso de los Críticos
Debido a sus milagrosas revelaciones proféticas de los reinos de Cristo, ningún otro libro de la Biblia ha sido atacado como el libro de Daniel. Durante más de 1.100 años el libro ha estado en “el foso de los críticos”, y ha sido asaltado ferozmente por escritores escépticos. Alegan que en lugar de haber sido escrito por Daniel en el sexto siglo antes de Cristo, es una falsificación escrita en el tiempo de los macabeos, cerca del año 168 a.C.
    Pero no cabe duda de que el libro de Daniel existía mucho antes de lo que dicen los críticos. Josefo, el historiador judío, nos informa acerca de Alejandro Magno, predicho en las profecías de Daniel (Dn. 8:5-8). Cuando en sus conquistas llegó a Jerusalén en 332 a.C. Jaddua, el Sumo Sacerdote, le enseñó la porción de Daniel que habla de él. Alejando estaba tan contento que perdonó a la ciudad. Según esto, Daniel tenía que ser escrito antes de 332 a.C.
    Además, Ezequiel era contemporáneo de Daniel, y escribió en Babilonia el libro que lleva su nombre. Tres veces menciona a Daniel (Ez. 14:14, 14:20; 28:3). Así que Ezequiel testifica de la existencia de Daniel, y que era tan conocido por su justicia que fue clasificado con Noé, y por su sabiduría fue asociado con Job.
    Pero la autoridad más alta respecto a la autenticidad del libro de Daniel es la de nuestro Señor Jesucristo, que dijo: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel...” (Mt. 24:15). Así que cualquiera que niega la autenticidad del libro de Daniel pone en tela de juicio la integridad y sabiduría del Señor Jesucristo.

Condensado de The Book of Daniel (“El Libro de Daniel”), por Clarence Larkin
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El Susto Del Cura

En Ecuador se cuenta que en el convento de San Diego vivía hace algunos siglos un joven sacerdote, el padre Almeida, cuya particularidad era su afición al aguardiente y la juerga. Cada noche, el padre Almeida sigilosamente iba hacia una pequeña ventana que daba a la calle, pero como ésta se hallaba muy alta, él subía hasta ella apoyándose en la escultura de un Cristo yacente.
    Se dice que el Cristo, cansado del diario abuso, cada noche le preguntaba al juerguista: “¿hasta cuándo padre Almeida?”, a lo que él respondía: “hasta la vuelta, Señor”. Una vez alcanzada la calle, el joven sacerdote daba rienda suelta a su ánimo festivo y el aguardiente corría por su garganta sin control alguno, y con los primeros rayos del sol volvía al convento.
    Aparentemente los planes del pródigo eran seguir ese ritmo de vida eternamente, pero el destino le jugó una broma pesada que le hizo cambiar. Una madrugada el falso maestro volvía tambaleándose por las empedradas calles quiteñas rumbo a su morada, cuando de pronto vio que un cortejo fúnebre se aproximaba. Le pareció muy extraño este tipo de procesión a esa hora. Decidió ver en el interior del ataúd, y al acercarse observó su propio cuerpo en el féretro.
    Ahora, no es mi ánimo hablar de la vida disoluta de aquel señor, ni la de no pocos “profesionales” más de su religión y otras religiones que el ser humano ha inventado. No estaría demás observar que “por sus frutos los conoceréis” como dijo Cristo, y lamentar que muchos ciegos guían a ciegos (¿y al lector de este folleto?), pero dejaremos el punto allí.
    Lo que sí nos interesa es el hecho de que la historia/leyenda prosigue a una breve conclusión que de aquella noche en adelante el pródigo acuatoriano se comportó mejor.
    ¿Y esto es lo único que uno debería aprender al supuestamente ver a su propio cuerpo en un ataúd? “Aprender” realmente no es la palabra adecuada, porque de nuestra muerte segura todos ya sabemos. “Recordar” or “darse cuenta” o “reflexionar muy seriamente” es lo que realmente quiero decir.
    El hecho es que “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” dice la Biblia en Hebreos 9:27. Cura borracho, hija de María, hombre de negocios, sabihondas posiblemente ilustrado pero indiferente, alumna concienzuda de la escuela secundaria, ama de casa, religioso cumplido en su culto moderno o antiguo: todos por igual.
    Y usted lo sabe. “He visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres...y ha puesto la eternidad en el corazón de ellos” (Eclesiastás 3:10-11). Esto destaca la segunda parte de Hebreos 9:27 citado arriba: “después de esto el juicio”. No es cuestión de morir una sola vez, sino también del juicio que viene después de la muerte.
    Pero qué gusto da seguir leyendo en Hebreos 9:28 y encontrar estas palabras: “Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos”. O, diría el apóstol Pablo: “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos” (Romanos 5:6). O el apóstol Pedro: “Llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24).
    Para qué enfrentar juicio y eterna condenación si Dios le ofrece eterna salvación al depositar su fe (confianza) en el Señor Jesucristo y sólo en Él, al recibirle cual pecador indigno, necesitado y contrito, como su propio Señor y Salvador?Amigo, asómese a su propio féretro, y pregúntese qué provisión ha hecho para su alma.

D. R. Alves

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DIRECTIVAS ANTE EL DOLOR
DE TENER HIJOS IMPÍOS

Edward Lawrence (1623-1695)

DIRECTIVA 1: Considere como un gran pecado desmayar ante este sufrimiento, es decir, sufrir tanto que no puede cumplir sus obligaciones o que deja de sentir gozo en su vida. Porque desmayar ante esta calamidad significa que ha basado demasiado de su felicidad en sus hijos. Sólo argumentaré con usted como Joab lo hizo con David cuando se lamentaba tan amargamente por su hijo Absalón en 2 Samuel 19:6: “Hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos”. Lo mismo le digo a usted que si su alma desmaya bajo la carga de un hijo desobediente declara usted que Dios y Cristo no le importan.

DIRECTIVA 2: Considere... que este es un dolor común entre los hijos más queridos de Dios. Usted piensa en esto como si fuera el primer padre piadoso que ha tenido un hijo impío, como si fuera raro lo que le ha sucedido. Confieso que donde una calamidad parece singular o extraordinaria, tiene más posibilidad de que el que sufre se sienta abrumado porque piensa que ha desagradado grandemente a Dios, de modo que dice con la iglesia: “Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor” (Lam. 1:12). Pero este dolor es común y coincide con la gracia salvadora y electiva de Dios hacia ellos, y es una prueba que por lo general le toca a los justos.

DIRECTIVA 3: Considere que le hubieran podido pasar desgracias peores que esta. Le voy a dar tres males peores que lo hubieran hecho sufrir más. Primero, podría haber sido usted mismo un infeliz malo e impío. Y que el gran Jehová lo hubiera maldecido y condenado para siempre; lo hubiera hecho sufrir mucho más que sentirse atormentado por un tiempo por un hijo impío. Segundo, hubiera podido tener un cónyuge que fuera como podredumbre en sus huesos. Salomón parece decir que un cónyuge pendenciero es peor que un hijo impío. Proverbios 19:13, “Dolor es para su padre el hijo necio, y gotera continua las contiendas de la mujer”. Es como una gotera constante en la casa cuando llueve que pudre el edificio, destruye los alimentos y arruina tanto a la casa como a los que en ella viven...

[La Editorial Peregrino omitió la Directiva 4 por razones editoriales desconocidas.]

DIRECTIVA 5: Deje que las Escrituras y la razón guíen su dolor, a fin de no provocar a Dios, envilecer su alma y herir su conciencia con quejas y lágrimas pecaminosas. Con este fin, observe dos reglas: Primero, laméntese más por los pecados de sus hijos con los que provocan y deshonran a Dios y se corrompen y se destruyen a sí mismos y destruyen a otros, que por cualquier vergüenza o pérdida de cosas materiales que le puedan suceder. De este modo, demostrará que el amor a Dios y al alma de sus hijos, y no el amor al mundo, tiene la mayor influencia sobre su dolor. Porque me temo que por lo general hay en padres buenos demasiada aflicción carnal y no suficiente aflicción espiritual cuando sufren esta gran calamidad. Segundo, no deje que su dolor enferme su cuerpo y afecte su salud. Dios no requiere que se lamente por los pecados de sus hijos más que por los propios, y tampoco jamás nos pide que por dolor destruyamos nuestro cuerpo, que es el templo del Espíritu Santo. La verdad es que el dolor santo es la salud del alma y nunca perjudica al cuerpo. Porque la gracia siempre es una amiga y nunca una enemiga de la naturaleza. Por lo tanto, no se prive de ninguna oportunidad de honrar a Dios y servir a su iglesia. No cause el desconsuelo de su cónyuge ni que sus hijos queden huérfanos por culpa de un dolor que no agradará a Dios, no lo tranquilizará a usted ni les hará ningún bien a sus hijos malos y desgraciados.

DIRECTIVA 6: Esfuércese por fortalecer sus gracias personales bajo esta gran aflicción; porque necesita usted más conocimiento, sabiduría, fe, esperanza, amor, humildad y paciencia para capacitarlo y hacerlo apto para sobrellevar esta aflicción más que los que necesita para sobrellevar otras. Y tiene que ver y disfrutar más de Dios y Cristo a fin de mantener el ánimo bajo este sufrimiento más que la mayoría de los demás sufrimientos. Por el poder de Cristo será no sólo capaz de sobrellevar esta tribulación sino también de gloriarse en ella. Y más grande sea el problema, más grande será lo bueno que de él derive usted.

DIRECTIVA 7: Consuélese en que las cosas más grandes y mejores por las que usted más ha orado, confiado, esperado y principalmente amado y anhelado están a salvo y seguras. Dios es y será bendecido y glorioso para siempre, pase lo que le pase a su hijo. Todas sus perfecciones infinitas están obrando para su gloria. Cristo mismo es de Dios y cumple toda la obra de Mediador como su siervo y para su gloria. Todos los ángeles y santos benditos le honrarán, admirarán, amarán y alabarán para siempre. Dios el Padre, Hijo y Espíritu Santo – son suyos para siempre y será glorificado en toda la eternidad haciendo que usted sea bendito y glorioso. Tiene usted un hijo malo, pero un Dios bueno. Toda su obra acabará, sus pecados serán perdonados y aniquilados, sus gracias perfeccionadas y su cuerpo y alma glorificados. ¿Y cree que un hijo impío podría empequeñecer todas sus consolaciones?

DIRECTIVA 8: Por último, considere que este dolor durará sólo por un tiempo. Confieso que no conozco ni podría encontrar aunque investigara, nada que pueda elevar al corazón por sobre este dolor fuera del conocimiento y el sentido del amor infinito de Dios en Cristo hacia el hombre y de la eternidad santa y gloriosa a la cual pronto lo llevará este amor. Decirle que esto es y ha sido el caso de otros padres píos, puede aplacar algo de su dolor. Pero ¿qué valor tiene decirle que otros están y han estado tan afligidos como usted o contarle que hijos tan malos como los suyos han sido santificados y salvados, más que darle algo de esperanza sin fundamento? No tiene más valor que pensar que pueden ser salvos o pueden ser condenados, porque hay razón justificada para creer lo primero y tener esperanza en lo último. Pero para que el hombre tenga una muerte victoriosa, esté listo para vivir en ese mundo donde no hay nada de este dolor y saber que en el Día del juicio... él mismo se sentará con Cristo para juzgarlos, y que amará y se gozará en la santidad y justicia del juez de todo el mundo quien les dará aquella sentencia: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt. 25:41) – esto basta para superar todo dolor inmoderado por sus hijos impíos.


Tomado de Concerns for Their Unsaved Children, reimpreso por Soli Deo Gloria, 
una división de Reformation Heritage Books, www.heritagebooks.org 
Recopilado de la revista semestral: “Portavoz de la Gracia”, impreso por cortesía de la organización evangélica CHAPEL LIBRARY y de Editorial Peregrino.

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Instruya Bien A Sus Hijos
Quiera el Señor enseñarles a todos ustedes qué valioso es Cristo y qué obra poderosa y completa ha realizado en pro de nuestra salvación. Estoy seguro de que entonces usarán todos los medios para traer a sus hijos a Jesús para que vivan por medio de él. Quiera el Señor enseñarles todo lo que necesitan para que el Espíritu Santo renueve, santifique y vivifique sus almas. Estoy seguro de que entonces instarán a sus hijos a que oren sin cesar por tener a Jesús, hasta que ha entrado en sus corazones con poder y los ha convertido en nuevas criaturas. Quiera el Señor conceder esto, y si así sucede, tengo esperanza de que realmente instruirán bien a sus hijos -- que los instruirán bien para esta vida y los instruirán bien para la vida venidera, los instruirán bien para la tierra y los instruirán bien para el cielo; los instruirán para Dios, para Cristo y para la eternidad.

 –  J. C. Ryle (1816-1900)


lunes, 14 de abril de 2014

EN ESTO PENSAD -- abril 2014

LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO      NO FUE UN FRAUDE
Samuel Vila


     
(viene del nº 134)
Otros, interesados en negar la resurrección, han dicho que quizá los discípulos robaron el cuerpo para tramar la farse de la resurrección.
Pero esta hipótesis, además de la dificultad material de su realización a causa de la guardia romana (que ningún pescador galileo, por atrevido que fuese, se habría aventurado a desafiar), tiene otra dificultad insuperable. ¿Los primeros discípulos se habrían sacrificado por una mentira forjada sobre un cuerpo muerto? ¿Ninguno habría sido infiel ante el suplicio para descubrirla? El heroísmo por una fe sincera, sea de la clase que fuera, se comprende; pero el sacrificio de todas las comodidades materiales y aun de la propia vida por el solo empeño de sostener una mentira conocida, forjada por uno mismo, es un caso sin precedentes y un absurdo inimaginable para toda mente sensata.

Ni una muerte aparente


Otros, por fin, han pretendido que Jesús no murió en la cruz y que sus amigos lograron reanimarlo. A esto podemos responder, en primer lugar, que sus enemigos tomarían las medidas necesarias, como las tomaron en efecto, para que esto no sucediera. Y en segundo lugar que los amigos que le habrían ayudado y cuidado sabrían muy bien cómo le habían hecho volver en sí, y que no era resurrección lo que se había verificado, sino reanimación de un desmayo. Y, como hemos indicado, en el anterior supuesto de robo del cuerpo muerto, jamás habrían estado dispuestos a los sacrificios que les impuso la predicación del Cristo resucitado.
Es muy de presumir que tal resurrección aparente, aun cuando de momento les hubiese llenado de alegría, estaría destinada a terminar en un fracaso rotundo. Ninguno de sus discípulos habría estado dispuesto a dar la vida por un Cristo extenuado que hubiera necesitado de sus auxilios para volverle a su natural vigor. Aquella visión de dolor y flaqueza de un Cristo postrado sobre un lecho, habría constituido una pobre ayuda para su fe. Sólo la visión del "Hijo de Dios con potencia" podía llenar de un heroísmo hasta la muerte el corazón atribulado de los desalentados apóstoles.
Es interesante notar la eficacia que tuvo el testimonio apostólico acerca de la resurrección de Jesucristo, cuando en pocas semanas se convirtieron unas 10.000 personas en Jerusalén. El Sanedrín judío se veía impotente para detener el movimiento. La figura más alta de este supremo tribunal, según el historiador Josefo, el mismo Gamaliel, estaba en duda de si sería cosa de Dios o de los hombres cuando dijo: "No seamos tal vez hallados resistiendo a Dios".
De este modo triunfó el cristianismo, no sólo en Judea, sino en todo el mundo antiguo. ¿Pudo esto ocurrir sin basarse en una realidad objetiva?

de libro EVIDENCIAS DE FE PARA ESTUDIANES (CLIE), págs. 40-42

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LA CALAMIDAD DE TENER HIJOS IMPÍOS
Edward Lawrence (1623-1695)

(viene del número anterior)
      IRA: La ira es otra pasión que aflora en padres piadosos por la maldad de sus hijos. Y esto es problemático, porque al hombre no le faltan problemas cuando está airado. Y cuanto más se empecinan estos padres en que sus hijos sean piadosos, más los disgustan y exasperan los pecados de ellos. Sienten enojo cuando los ven que provocan a aquel Dios a quien ellos mismos tienen tanto cuidado en agradar, verlos destruir sus almas preciosas que ellos trabajan para salvar, y verlos despilfarrar con sus sucias lascivias esos bienes que han obtenido con su dedicación, trabajo y oraciones. No pueden menos que pensar en ellos con ira, hablar de ellos con ira y mirarlos con ira. Y así, sus hijos, que deberían ser motivo de gozo y placer, les son una cruz e irritación continua.
DOLOR: Se ven profundamente afectados por la congoja y el dolor que sienten por la maldad de sus hijos. Las gracias de los padres causan que se lamenten por los pecados de sus hijos. Su conocimiento de la salvación hace sangrarles el corazón al ver a sus hijos burlarse y despreciar la gloria que ellos ven en Dios y en Cristo. Y aunque ellos, por fe, se alimentan en Cristo, les duele ver a sus hijos alimentarse de los placeres inmundos del pecado. Su amor a Dios los hace gemir porque sus hijos aman el pecado y las peores maldades, y aborrecen a Dios, el mejor bien.
La enormidad de esta aflicción se ve en estos ocho factores que la empeoran: Primero, empeora su dolor recordar cuánto placer y delicia les daban estos hijos cuando eran chicos. Los atormenta ahora ver sus dulces y alegres sonrisas convertidas en miradas burlonas y despreciativas hacia sus padres, y sus lindas e inocentes palabras convertidas en blasfemias y mentiras y otras podredumbres. Los atormenta pensar que éstos, que se lanzaban hacia ellos para recibir un abrazo, para besarlos y para hacer lo que ellos pidieran, ahora los rechazan.
Segundo, empeora su dolor verse tan miserablemente decepcionados en las esperanzas que tenían para estos hijos. "La esperanza que se demora es tormento del corazón", dijo Salomón en Proverbios 13:12, pero verse frustrados y desilusionados en su esperanza en algo de tanta importancia que hasta les destroza el corazón. Cuando estos padres recuerdan qué agradable les resultaba oír a estos hijos contestar preguntas de la Biblia y hablar bien de Dios y Cristo, no pueden sentirse más que afligidos al ver que estos mismos hijos quienes, como Ana, presentaron al Señor, se venden al diablo.
Tercero, empeora su dolor ver a sus hijos quienes los amaban como padres, en compañía de mentirosos, borrachos, mujeriegos y ladrones cuya compañía les resulta más agradable que la de sus padres.
Cuarto, empeora su dolor ver a los hijos de otros que andan en los caminos del Señor y decir: “Esos hijos hacen felices a sus padres y a su madre mientras que los hijos de nuestro cuerpo y consejos y oraciones y promesas y lágrimas viven como si su padre fuera amorreo y su madre hetea”! (Ez. 16:3)
Quinto, empeora el dolor de los padres cuando sólo tienen un hijo, y éste es necio y desobediente. Hay muchos ejemplos de esto. La Biblia, para describir el tipo de dolor más triste lo compara con el dolor de un hijo único. Jeremías 6:26, "Ponte luto, como por hijo único, llanto de amarguras". Zacarías 12:10, "Llorarán como se llora por hijo unigénito". Sé que estos versículos se refieren a padres que lloran la muerte de un hijo único, pero no es tan triste seguir a un hijo único a la tumba como es ver a un hijo único vivir para deshonrar a Dios y ser una maldición para su generación destruyendo continuamente su alma preciosa. Es muy amargo cuando uno vuelca en un hijo tanto amor, bondad, cuidado, costo, esfuerzos, oraciones y ayunos tal como hacen otros padres con muchos hijos. Y, a pesar de todo esto, el hijo único resulta ser este monstruo de maldad, como si los pecados de muchos hijos impíos se concentraran en él.
Sexto, es peor cuando los ministros santos de Dios son padres de necios, lo cual... sucede con frecuencia. Y es muy lamentable porque éstos tienen las llaves del reino de los cielos, no obstante tienen que entregar a sus propios hijos a la ira de Dios. Los tales conocen los terrores del Señor y los tormentos del infierno más que los demás, y les afecta más creer que ahora eso es lo que les espera a sus propios hijos.
Séptimo, es peor para los padres cuando los hijos, a quienes dedicaron para servir a Dios en el ministerio del evangelio, resultan ser impíos. Esto es motivo de grandes lamentaciones, porque los padres tienen la intención de que ocupen los lugares más importantes en la iglesia, les dan una educación con miras a ello, y después estos chicos se hacen como la sal sin sabor, que no sirve para nada sino para tirar y ser pisoteada por los hombres.
Octavo, es peor cuando los hijos son un dolor para sus padres en su vejez, y, por decirlo así, tiran tierra sobre sus canas, que es su corona de gloria. El mandato de Dios en Proverbios 23:22 es: "Cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies". Salomón dice que los días de la vejez son días malos (Ecl. 12), su edad es en sí como  una enfermedad problemática e incurable. Los ancianos son como la langosta: aun lo más liviano es para ellos una carga. Por lo tanto, es más problemático para ellos ser atormentados por hijos malos cuando habiendo sido hombres fuertes (según piensan algunos teólogos) se encorvan, y sus hijos que deberían ser un apoyo para ellos, les destrozan el corazón y causan que bajen con dolor a su tumba.

Tomado de Parents' Concerns for Their Unsaved Children ("Preocupaciones de los padres por sus hijos no salvos"), reimpreso por Soli Deo Gloria, una división de Reformation Heritage Books,     www.heritagebooks.org.

Edward Lawrence (1623-1695): Predicador inglés que no pertenecía a la Iglesia Anglicana; educado en Magdalene College, Cambridge; fue echado de su púlpito en 1662 por el Acto de Uniformidad; amado y respetado por otros puritanos como Matthew Henry y Nathanael Vincent; nacido en Moston, Shropshire, Inglaterra.

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No esperes a que te lleven a la iglesia


Pues si esperas . . .

1. Irás aunque llueva, truene, haga frío o calor.
2. Irás no importa cómo te sientas o si te opones.
3. Tendrás a tu deredor hermosas flores pero no las disfrutarás.
4. A pesar de la belleza de la música en el funeral, no la gozarás.
5. Aunque hable el predicador, no te hará ningún bien porque no le podrás oír.
6. Irás al altar, pero no podrás orar, ni te ayudará si otros oran por ti.
7. Te encontrarás en la mayor necesidad, pero nadie podrá socorrerte.
8. Estarán presentes tus familiares y amigos, pero no los verás ni podrás compartir con ellos.
9. Irás ese día a la iglesia no importando cuántos hipócritas estén presentes.
10. Ténlo por seguro, ésta será la última vez que asistirás a la iglesia.
11. Pero . . . ese día en realidad no irás, sólo llevarán tus restos.
12. Porque tú no estarás en el cuerpo, sin en la eternidad – habrás ido irremediablemente a tu encuentro con Dios, Juez de vivos y muertos. La Biblia declara que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio" (Hebreos 9:27). Nada de lo que digan o hagan en el funeral te ayudará. Será demasiado tarde.


Así que, amigo, acude ahora al lugar de culto donde predican el evangelio.  ¡No esperes a que te lleven! Toma interés ahora en tu alma y tu destino eterno. Ahora que puedes ver, oír, sentir y decidir, preséntate y escucha bien. Busca a Dios mientras puede ser hallado. El predicador prefiere explicarte el evangelio ahora, en lugar de sólo tratar de consolar ese día a tu familia si mueres sin Cristo.

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LA SALVACIÓN ETERNA
Josué Knott



“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”. – Juan 10:27-29

Este texto en Juan es un capítulo en el que Jesucristo se presenta como el pastor de las ovejas que ha venido a salvar. Es un capítulo hermoso que nos muestra la ternura y amor del Señor en Su papel de Salvador: Él pone Su vida por las ovejas… y la vuelve a tomar (v. 15, 18). Es una declaración del evangelio por el mismo Mesías en anticipación de su cercano cumplimiento. El Hijo de Dios, el Cristo, había venido al mundo para tomar sobre sí la carga y la culpa de los pecados de todo pecador que haya existido nunca y que existirá, para pagar, en una cruz romana, la condena justa y merecida que habían acarreado todos ellos y nosotros. En esa cruz, actuando como nuestro sustituto perfecto, el único Hombre Perfecto (Impecable), capacitado para tomar nuestro lugar,  cargaría sobre Su cuerpo el castigo físico y en Su espíritu el castigo espiritual, aún mayor y más terrible: la ira santa y justa de Dios, culminando en una agónica separación del Padre; inevitable consecuencia de nuestra rebelión. Allí consumaría el Señor Jesús la condena nuestra, borrando por fin con Su sangre divina el acta de los decretos que era contra nosotros (Col. 2:14). Así es que Cristo nos tiende la mano de perdón; la misma mano que fue traspasada por nuestras ofensas. Habiéndonos amado hasta la muerte, con una fuerza mayor que todas las fuerzas del mal que obraban en nosotros; con una magnitud que no somos capaces de comprender en su totalidad aún, nos invita a dejar nuestros pecados y acudir a Él para perdón y vida eterna. 
También es un capítulo que contiene grandes verdades, como por ejemplo la poderosa proclamación de la unidad de Dios Padre con el Hijo (v. 30) que hace Jesucristo, inmutado por la abierta hostilidad y ambiente amenazador de los fariseos que le rodean y que ocupan el lugar de líderes religiosos del pueblo de Dios. Pero además de esta grande verdad, el Señor nos manifiesta otra verdad inherente a Su condición de Hijo de Dios y Salvador del mundo. Es una verdad que llenará nuestras almas de paz y seguridad, que nos hará descansar en el Salvador y su poder, tal y como nos invita en Mateo 11:28, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. ¿Hay descanso mayor que saber que has sido perdonado y absuelto… para siempre? 
El versículo que encabeza es la expresión de esta verdad: aquellos a quienes Jesús el Buen Pastor ha salvado de sus pecados, no los puede arrebatar nadie. Los que han venido quebrantados ante la cruz de Cristo para asirse del perdón y de la salvación preciosa que Él ofrece a todo pecador arrepentido, tienen y tendrán para siempre esa perfecta salvación que el Señor Jesús compró con el inconcebible precio de Su sangre. “Nadie”, dice, “las arrebatará de mi mano”. Y recalca: “yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás”. Nadie. Jamás. Son términos absolutos. La vida eterna que nos ofrece el triunfante Salvador no puede ser extinguida ni arrebatada por nada ni nadie, ¡jamás! ¡Y qué menos íbamos a esperar del Hijo de Dios! ¿Acaso no es suficiente Su muerte en la cruz para lograr ofrecernos esa vida invenciblemente eterna? ¿Será posible que nuestros pecados puedan superar Su perdón, que nuestra culpa sea demasiado grande para que Él alcance a pagarlo todo?
Ciertamente sabemos que no es así, sino que el mismo Hijo de Dios; uno con el Padre, uno con Su poder total y deidad absoluta, eterna, santa y perfecta, fue más que capaz de liquidar hasta el último amargo pecado; la carga que acumulamos todas estas ovejas descarriadas a las que vino a buscar. Es con gozo en el corazón que podemos afirmar que Jesucristo salva con poder absoluto y para siempre. No en vano padeció en nuestro lugar, no en vano Su abandono por el Padre y Su angustia de soledad en la cruz del Calvario, consumando nuestras culpas… no en vano Su exclamación al expirar: “¡Consumado es!”. Consumado: llevar a cabo totalmente algo, ejecutar o dar cumplimiento a un contrato o a otro acto jurídico (Real Academia Española). La salvación de Jesucristo, es entonces, eterna. ¡Gracias a Dios que no depende de nosotros ni de nuestra capacidad de preservarla, ni mucho menos merecerla! 
Es por esto que hablamos de la obra completa del Señor: el plan divino de redención no tenía fallos ni desperfectos; era completo, comprensivo en absoluto. Por eso Pablo escribe en Efesios 1:13-14, “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”. Como Pablo manifiesta en estos versículos, una vez que oímos el evangelio y lo creemos para salvación, somos sellados. Somos guardados, asegurados por el Espíritu Santo hasta el día de la redención; hasta ser glorificados en el cielo al final del tiempo terrenal. Y esa es la promesa a la que hace referencia; la promesa de vida eterna, la promesa de Juan 10:28, “…y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. Por supuesto que todo esto es para la gloria de Dios, cosa que no olvida de decir el apóstol. ¿Qué otra respuesta puede haber por nuestra parte, siendo participes de tan maravillosa y generosa salvación? Deberíamos estar sobrevenidos por gratitud y llenos de alabanza a aquel quien venció el pecado y la muerte para siempre, tomando nuestro sitio en la cruz. 
Una última reflexión nos surge ante la verdad feliz y conmovedora de una salvación eterna. Es una reflexión que nace de una pregunta o duda: ¿Será posible que, una vez obtenida esta salvación eterna, nos entreguemos al pecado, aprovechando esa misma salvación eterna e irrevocable? Para esta pregunta hay una simple y contundente respuesta. El apóstol Pablo lo expresa inmejorablemente claro: “¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Ro. 6:15-18). Y termina el apóstol exultante: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro. 6:22-23). Es difícil expresarlo mejor de lo que lo hace Pablo en estos versículos. La respuesta a la pregunta está claro: bajo ninguna circunstancia será posible semejante comportamiento de libertinaje. Ya no somos esclavos del pecado, por tanto, el pecado no tiene potestad sobre nosotros como antes para que nos entreguemos a tal vida, pretendiendo aprovecharnos de la salvación eterna. Fuimos salvados de nuestra condena y de nuestros pecados: ¡hemos sido libertados! Ahora somos siervos de la justicia, siervos de Dios y nuestras vidas muestran el fruto de la santificación. El quebrantamiento que nos trae a la cruz de Cristo, el perdón perfecto y el amor incomparable que Él nos da nos constriñen y Su poder transformador nos hace seres nuevos. Ya ni queremos esa vida de pecado, ni podemos vivirla como antes. 
La conclusión, entonces, es que la salvación que nos extiende Jesucristo es perfecta y eterna, en virtud de su perfección completa y Su condición de Hijo de Dios. No podemos perder una salvación tan perfecta y tan costosa como la que nos ofrece el Señor Jesús, habiendo consumado nuestros pecados y nuestras culpas sobre el madero. Ni tampoco nos es posible “aprovecharnos” de esa salvación en ningún modo. Remitámonos a las palabras de Jesucristo: “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Jn. 4:14). 

Josué L. Knott,    agosto 2013
Josué estudia en Talca, Chile y se congrega 

con los hermanos de la asamblea en la Calle 3 Oriente.


lunes, 24 de febrero de 2014

EN ESTO PENSAD -- marzo 2014

LA CALAMIDAD DE TENER HIJOS IMPÍOS

Edward Lawrence (1623-1695)

"El hijo necio es pesadumbre de su padre, y amargura a la que le dio a luz".    — Proverbios 17:25


Es una gran calamidad para padres piadosos tener hijos malos e impíos. "El hijo necio [dice el texto de Proverbios] es pesadumbre de su padre, y amargura a la que lo dio a luz". Lo mismo expresa Proverbios 17:21, "El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra; y el padre del necio no se alegrará". El hijo necio le quita toda la alegría. Y Proverbios 19:13 dice: "Dolor es para su padre el hijo necio..."  Lo grande de este dolor, o calamidad, se manifiesta en los sentimientos que produce en los padres y los afectan. Daré sólo tres: temor, ira y tristeza.
TEMOR: Este es un sentimiento perturbador, y los padres píos nunca dejan de tenerlo por sus hijos impíos. Temen que cada uno que llama a la puerta, que cada mensaje y cada amigo que llegan les traerán malas noticias de sus hijos desobedientes. Ampliaré esto dando tres grandes males que causan gran temor en estos padres.
Tienen miedo de que sus hijos estén cometiendo pecados grandes. Este era el temor de Job por sus hijos cuando éstos se juntaban para realizar fiestas (Job 1:5). Job decía: "Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones". Aunque quizá rara vez están sus hijos fuera de su vista, los padres buenos tienen este temor. Saben que sus hijos están siempre expuestos a las tentaciones del diablo, las trampas del mundo y la atracción de las malas compañías, de modo que sus corazones corruptos están predispuestos a caer en todo esto, y que pueden provocar a Dios a entregarlos a sus propias concupiscencias. Y por lo tanto, sienten un temor constante de que sus hijos estén mintiendo, blasfemando, andando con malas mujeres, o emborrachándose, corrompiéndose, destruyéndose a sí mismos y destruyendo a otros.
Temen que sus hijos caigan víctima del juicio severo de Dios en esta vida. David, cuando su hijo Absalón encabezaba una gran rebelión contra su padre y tenía que ir a batalla contra los rebeldes, temía que su hijo pereciera en sus pecados. Los padres como estos saben que sus pobres hijos se han apartado del camino de Dios, y que son como pájaros que se escapan del nido (Pr. 27:8) exponiéndose a toda clase de peligros. Saben las amenazas de la Palabra en su contra y qué ejemplos terribles hay de la venganza de Dios sobre los hijos desobedientes. Y por esta razón, temen que sus pecados les lleven a una muerte prematura y vergonzosa.
Temen la condenación eterna para ellos. Son sensibles al hecho de que sus hijos son hijos de ira y viven en los pecados por los cuales la ira de Dios se manifiesta a los hijos de desobediencia. Y estos padres creen en lo que es el infierno. Porque así como la fe en las promesas es la sustancia de las cosas que esperamos, la fe cree que las amenazas son la sustancia de las cosas que temen. Por eso, no pueden menos que temblar al pensar en que sus queridos corderos, a quienes alimentaron y cuidaron con ternura, a cada momento corren en peligro de ser arrojados al lago de fuego preparado para el diablo y los suyos.

continuará, d.v., en el número siguiente
Edward Lawrence (1623-1695), era un pastor inglés no afiliado con la iglesia estatal

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Un Nombre Distintivo

de UNA ASAMBLEA CRISTIANA, por Norman Crawford, viene del nº anterior

Mateo 18.20 es la verdad de una asamblea de la misma manera que Juan 3.16 es la verdad del evangelio. No dudamos que Juan 3.16 sea una maravillosa y amplia afirmación de verdad evangélica, pero nada dice directamente acerca del pecado, el arrepentimiento o la justificación. Así Mateo 18.20 no detalla toda faceta de la verdad tocante a una asamblea, pero es una afirmación hermosa y amplia que concuerda con todo lo que el Nuevo Testamento revela acerca de una asamblea.
En esta primera mención de una asamblea hay cuatro verdades preciosas acerca del Nombre único en el cual una asamblea se congrega:
· la autoridad deSu Nombre
· la unicidad de Su Nombre
· la atracción de Su Nombre
· la exclusión de todo otro nombre

Por cuanto el trasfondo de este gran versículo es una ofensa cometida y una cuestión de disciplina eclesial, conviene compararlo con precisamente ese tipo de reunión en la asamblea en Corinto. Pablo escribió: “En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea…” (1 Co. 5:4). En ambos casos los elementos sobresalientes son:
· una asamblea congregada 
· en el Nombre del Señor Jesucristo
· la autoridad y presencia del Señor prometidas

Son características de toda reunión de una asamblea. Veamos Mateo 18:20 más de cerca:
“donde están dos o tres”
Se está realizando una reunión.
“congregados”
Es una reunión de una asamblea que constituye un testimonio permanente, llamado una iglesia, v. 17, que en alguna ocasión en el pasado había sido juntado por un poder ajeno de sus miembros. El participio pretérito perfecto significa que ellos no se juntaron. Se nos asegura que Dios (el Espíritu Santo) es el Congregador; Juan 4:23; Hechos 15:14, 1 Corintios 3:6.
“en mi nombre” 
El núcleo que reúne es el Señor Jesucristo. “En (“hacia”) su nombre” señala la atracción de Su persona y el reconocimiento de Su autoridad suprema en la congregación.
“allí estoy yo en medio de ellos” 
Se promete Su presencia continua. No son exactamente los mismos los dos vocablos traducidos “en”, pero están estrechamente vinculados. La única manera en que se puede estar asegurados de la segunda “en” es al haber experimentado la primera “en”. Si Dios no nos ha llamado a salir fuera de este mundo y sus sistemas y todo lo que es tan sólo hechura de hombre, y no hemos sido congregados hacia solamente el Nombre del Señor Jesucristo, no podemos pretender contar con Su presencia en medio de nosotros. 

Objeciones al uso de Mateo 18.20
· No encierra todas las verdades acerca de una asamblea.
· No existía ninguna asamblea cuando se pronunció esta verdad.
· No se trata de la comunión eclesial, sino de una ofensa personal.
· Se trata de un caso de disciplina.

Las primeras tres observaciones son acertadas, pero esto no resta de la importancia del versículo. No se expone toda la doctrina acerca de qué es una asamblea, pero se expresa en síntesis. Ninguna asamblea existía en aquel entonces, pero quienquiera que lea con cuidado el Evangelio según Mateo sabe que a partir del capítulo 11, donde el Rey está rechazado, el Señor Jesús expone verdades relevantes al tiempo de Su ausencia.
Nos humilla el hecho de que la primera enseñanza acerca de los principios de una asamblea se da contra el trasfondo del fracaso humano; en este pasaje un hermano ha dado motivo de ofensa a otro. Pero también nos anima saber que, no obstante el pecado y fracaso, Dios puede conservar y ha conservado testimonio a Su Nombre. La sola oveja que se extravió, v. 12, es buscada diligentemente por uno, por dos o por tres. Si logran su restauración, hay gran regocijo. Si el extraviado niega oírles, y también niega oir a la asamblea, hay gran tristeza.
En su comienzo esta ofensa era personal y ha podido ser arreglada entre las dos personas involucradas. No habiendo sido éste el caso, se procede a involucrar a los pastores. 
Fracasada esta iniciativa también, llegó a ser de la incumbencia de la iglesia, y cuando el ofensor ni siquiera hace caso a ella, se precisa de la medida disciplinaria. 
Se puede sostener que los dos o tres testigos del v. 16 son los mismos hermanos que oraron y se reunieron en el v. 20. Esto significa que el v. 20 trata de una reunión de los pastores de la asamblea, vv 12-14, la reunión más reducida en número de una iglesia local. Si esto es cierto, se puede afirmar a la vez que lo que es cierto en cuanto a la reunión más pequeña de la asamblea es cierto también de todas sus reuniones: a saber, que se congrega en el Nombre del Señor mismo y con Él en medio.
Norman Crawford

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Las Falsas Profecías de los“Testigos de Jehová”
Matt Slick

Los llamados “Testigos de Jehová” hacen muchas afirmaciones falsas en un intento para convertir a la gente a la fe de ellos. Ellos alegan que la Sociedad Watchtower (“Atalaya”) es única y verdadera iglesia cristiana, y ellos son los únicos y verdaderos representantes de Dios, que tienen la única enseñanza bíblica correcta y son los únicos anunciantes verdaderos del reino futuro de Jehová.
Pero si ellos son la única y verdadera iglesia y la única voz verdadera de la Palabra de Dios, entonces, lo que dicen debe tener pruebas de ser verdadero, especialmente en lo que se refiere a la profecía. Desafortunadamente, cuando se trata de predecir el futuro, la Organización Watchtower fracasa miserablemente, no una sola vez sino muchas y repetidas veces.
A continuación encontrará algunas de las falsas profecías hechas desde el mismo momento de creación de esa organización. Ahora bien, si Ud. le comenta esto a cualquier Testigo de Jehová, esté donde esté, probablemente le dirán cosas como: “Oh, esas fueron tomadas fuera del contexto”, “Ellos no pretendieron ser el profeta de Dios”, o, “La luz se hace más brillante y entendemos mejor la profecía bíblica ahora que antes”, o “Nadie es perfecto”, etc.  
Ud. podría intentar entregarles la lista de sus falsas profecías, pero no se extrañe si no la aceptan. Es porque han sido adoctrinados sólo para dar la literatura de ellos, no para recibir literatura o información de personas que no son de su organización. Pero simplemente son profecías que han sido tomadas directamente de las publicaciones de los Testigos.
Un texto bíblico que siempre hay que tener en cuenta es Deuteronomio 18:20-22: “El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. 21 Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; 22 si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.”
Según este texto, si alguien hace una falsa profecía, afirmando reiteradamente y con frenesí que es un profeta enviado por Dios, el tal es simplemente un falso profeta. No tenga temor de él ni crea lo que dice. ¿Afirman los Testigos ser el profeta de Dios? Sí. Ellos lo afirman.
En el año de 1.972 la Organización Watchtower de los Testigos de Jehová, afirmó ser el profeta de Dios.

IDENTIFICANDO AL "PROFETA"

“Entonces, ¿tiene Jehová un profeta para ayudarlos a ellos, a advertirles de los peligros y a declararles las cosas venideras? Estas preguntas pueden ser respondidas afirmativamente. ¿Quién es este profeta?... Este 'profeta' no era un hombre, era un cuerpo de hombres y mujeres. Era el grupo pequeño de seguidores de los pasos de Jesucristo, conocidos en ese tiempo como los Estudiantes Internacionales de la Biblia. Hoy, son conocidos como los Testigos Cristianos de Jehová… Claro está, que es fácil decir que este grupo actúa como un ‘profeta’ de Dios. Otra cosa es probarlo,” (La Atalaya, 1 de abril 1.972, pág. 197). 

Después de leer esto, recuerde la cita de Deuteronomio 18:20-22.

Sus Falsas Profecías

1897: "Nuestro Señor, el Rey señalado, está ahora presente, desde octubre de 1874". (“Estudios de las Escrituras” [“Studies in the Scriptures”], volumen 4, pág., 621.)

1899: “La ‘batalla del gran día del Dios Todopoderoso’ (Apocalipsis 16:14), la cual terminará en 1914 con el total derrocamiento del gobierno presente de la tierra, ya ha comenzado." (“El tiempo está Cerca” [“The Time Is at Hand”], página 101, edición de 1908.)

1916: "La cronología bíblica aquí presentada, muestra que los seis grandes días de mil años que empezaron con Adán han terminado, y que el gran Día Séptimo, los mil años del reinado de Cristo, comenzó en 1873." (“El Tiempo Está Cerca” [“The Time Is at Hand”], Prefacio, página ii.)

1918: "Por lo tanto, podemos confiadamente esperar que 1925 marcará el retorno de Abraham, Isaac, Jacob y los profetas fieles de la antigüedad, particularmente los mencionados por el Apóstol en Hebreos 11, en una condición de perfección humana". (“Millones que ahora viven no morirán jamás” [“Millions Now Living Will Never Die”], página 89.)

1922: "La fecha de 1925 está revelada aun más claramente por las Escrituras que la fecha de 1914". (La Atalaya, 1 septiembre, 1922, página 262.)

1923: "Nuestro pensamiento es que 1925 está definitivamente establecido por las Escrituras. En cuanto a Noé, ahora los cristianos tienen mucho más para basar su fe que la que Noé tuvo para fundamentar su fe en un diluvio venidero". (La Atalaya, 1 de abril, 1923, página 106.)

1925: "El año de 1925 está aquí. Con gran expectativa los cristianos han esperado este año. Muchos han esperado confiadamente que todos los miembros del cuerpo de Cristo sean transformados a la gloria celestial durante este año. Puede que esto se consiga, o puede que no. A su debido tiempo. Dios llevará a cabo sus propósitos con relación a su pueblo. Los cristianos no debieran estar tan profundamente preocupados sobre lo que pueda ocurrir en este año". (La Atalaya, 1 enero, 1925, página 3.)

1925: "Es de esperarse que Satanás tratará de inyectar en las mentes de los consagrados, el pensamiento que 1925 deberá ver un fin a la obra". (La Atalaya,  septiembre 1925, página 262.)

1926: "Algunos anticiparon que la obra concluiría en 1925, pero el Señor no lo mencionó. La dificultad estuvo en que los amigos inflaron sus imaginaciones más allá de la razón, y cuando sus imaginaciones estallaron en dos, estuvieron dispuestos a descartar todo". (La Atalaya, página 232.)

1931: "Hubo un cierto grado de desconcierto por parte de los fieles de Jehová en la tierra con relación a los años 1917, 1918 y 1925, cuyo desconcierto duró por un tiempo... y también aprendieron a dejar de fijar fechas". (“Vindication”, página 338.)

1941: "Al recibir el don, los hijos que marchaban lo sujetaron a ellos, no como un juguete o entretenimiento para un vano placer, sino como el instrumento provisto por Dios para la obra más eficaz en los meses que restan hasta Armagedón". (La Atalaya, 15 de septiembre, 1941, página 288.)

1968: "Es cierto que en el pasado hubo quienes predijeron un ‘fin del mundo’, y hasta anunciaron una fecha específica. Sin embargo, nada sucedió. El ‘fin’ no llegó. Ellos fueron culpables de profetizar falsamente. ¿Por qué? ¿Qué faltó?... Ausentes de tales personas estuvieron las verdades de Dios y la evidencia que El estaba usando y guiándolos a ellos". (¡Despertad!, 8 de octubre 8, 1968.)

1968: "¿Por qué están mirando hacia 1975?" (La Atalaya, 15 de agosto, 1968, página 494.)

Ante sus muchos errores, los "Testigos" suelen dar la excusa común de que la Organización está todavía aprendiendo. Si esto es así, ¿cómo pueden entonces ellos creer lo que están enseñando ahora por la Organización? ¿Será que lo que han estado enseñando cambiará también? ¿Cómo puede Ud. confiar en una Organización tan cambiadizo? Un verdadero profeta de Dios no se equivocará al profetizar. Sólo un falso profeta lo hace. La Organización de los Testigos de Jehová, y que afirma llanamente ser un profeta de Dios, es realmente un falso profeta. El Señor Jesucristo ya nos advirtió acerca de los tales: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15), y “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24:11).
El apóstol Pedro escribió otra advertencia clara en su segunda epístola: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2:1-3).
Niegan el evangelio de la salvación por la gracia de Dios, por la fe, sin obras (Romanos 4:5; Efesios 2:8-10) y predican salvación por obras. Así incurren en la maldición que el apóstol Pablo da en Gálatas 1:8-9.
Además, el apóstol Juan dejó claras instrucciones acerca de cómo tratar a los que niegan la deidad de Jesucristo: “Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras” (2 Juan 10-11).

adaptado de un artículo por Matt Slick:  wit.irr.org/es/falsas-profecias-de-los-testigos-de-jehova

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sábado, 8 de febrero de 2014

EN ESTO PENSAD -- febrero 2014

ADIÓS A LOS AMIGOS


     Quizás te preguntes por qué es todo un reto vivir para el Señor y hacer lo correcto. Tienes grandes intenciones de ser un seguidor devoto de Jesucristo. Realmente quieres ser un estudioso de la Biblia; de hecho, te gustaría conocer la Biblia de pasta a pasta. En lo profundo de tu ser quieres rendirle tu vida al Señor, quieres que sepa que lo amas, pero aquí estás leyendo esto y te sientes atrapado y derrotado.
Es hora de que hagas algo. Lo que tienes que hacer será doloroso: debes romper el compañerismo con aquellos que te están arrastrando a lo
incorrecto. 
Pertenecer a un grupo íntimo de amigos puede ser maravilloso. Te sientes seguro; es como estar anclado por el hecho de ser aceptado. La
verdad es que sí estás anclado. Un ancla es muy útil si estás en una tormenta o si no quieres ir a ningún lado; pero puede ser un verdadero estorbo si estás tratando de progresar. Es tiempo de levar anclas y navegar corriente arriba, en la dirección que sabes que debes dirigirte. 
El salmista quería vivir para el Señor y obedecer su Palabra, pero había algunas personas en su vida que estaban deteniendo su progreso. Esto es lo que él escribió:
“Apartaos de mí, malignos. Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios” (Sal. 119:115).
Si no eres lo suficientemente fuerte como para guiar a tu grupo de amigos a un nivel más alto de espiritualidad, entonces es tiempo de que abandones el grupo. Si constantemente estás fracasando en tu determinación de ser un mejor cristiano y siempre estás cediendo ante la presión de tus amigos de hacer cosas cuestionables, entonces es hora de que te alejes de ellos.
Necesitas unirte a un círculo de amigos cristianos “útiles”. Puedes seguir orando por tus viejos amigos y por su condición espiritual, y debes seguir siendo amigable, pero no debes juntarte con ellos los fines de semana o en tus ratos libres. ¿Por qué? Porque seguirás haciendo lo que ellos hacen. Es así de sencillo. Si quieres progresar, debes cambiar tus malas compañías. 
Según la escala de valores del mundo, tus amigos pueden ser un grupo original que casi no se mete en problemas serios. Pero el Señor emplea una medida diferente. ¿No quieres guiarte por el patrón del Señor y asegurarte de que tus actividades y elecciones sean acordes con lo que Él espera de ti? 
Sí, extrañarás la camaradería de tu viejo grupo y quizás nunca volverás a experimentar el mismo vínculo de amistad o la misma unidad, pero ¿cuál era el “pegamento” que os mantenía juntos? ¿Estaban unidos porque ninguno de vosotros se sentía incómodo por hacer cosas que un buen cristiano no haría?
Necesitas decirles adiós a esos amigos… y rápido. Busca nuevos amigos que quieran agradar al Señor, únete a su grupo, y si por el momento no puedes encontrar un grupo así, pues es mejor estar solo y agradar al Señor que tener un montón de amigos y decepcionar a tu Dios.
El mismo salmista que escribió los versículos anteriores, dijo:
“Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos” (Sal. 119:63). ¿Puedes decir lo mismo?  ¿Es esa tu meta?
de la página 6 del nº 66 del Mensajero Mexicano,  www.mensajeromexicano.com
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“Da, pues, a tu siervo, corazón entendido...”  1 Reyes 3:9
“...Y sus mujeres desviaron su corazón” 1 Reyes 11:3

    Salomón tuvo un gran comienzo pero un final pobre, y esto tristemente resume la vida de demasiados creyentes. Comenzó bien; no pidió a Dios lo usual: muchos años, mucho dinero y la muerte de sus enemigos (véase 3:11). ¡Su espíritu agradó a Dios tanto que le dio lo que pidió, y entonces añadió esas otras cosas! Pero el corazón guiado pronto se volvió el corazón descaminado (700 esposas tenderían a hacer eso), y Salomón abrazó a los dioses de esas mujeres. Debía haber guardado su propio consejo dado en un tiempo más inocente de su vida: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Pr. 4:23). Si no guardas tu corazón, todos tus dones, conocimientos, talentos y bendiciones serán arruinados y anulados. En los llanos de Moab, Moisés advirtió a Israel de eso y señaló nuevamente la importancia del corazón: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón” (Dt. 6:5-6). Guarda tu corazón para Dios.                   
 adaptado de una lectura del calendario “Choice Gleanings”
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Una asamblea de creyentes
del libro "Verdades Eclesiales" por Norman Crawford (del nº anterior)

     Veamos ahora qué es la iglesia de Dios en el sentido de una asamblea de creyentes en Cristo. Se encuentra por vez primera en las Escrituras en las  palabras del Señor Jesucristo en Mateo 18.15 al 20, donde leemos la cláusula “dilo a la iglesia” y el trozo termina: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Valiéndonos de lo que comúnmente se llama “la ley de primera mención” para entender las grandes verdades de la Biblia, podemos decir confiadamente que esta primera mención de una iglesia local encierra las características principales de la verdad eclesial que se desarrolla posteriormente en Hechos de los Apóstoles, 1 Corintios y 1 Timoteo.
Nunca encontramos que un conjunto de asambleas locales se denomina “la Iglesia de …” Hay tan sólo dos aspectos de la iglesia en el Nuevo Testamento: “la iglesia que es su cuerpo” e “iglesia de Dios”. En las doce ocasiones que se emplea “iglesia de Dios”, siempre es evidente que se refiere a una congregación en una localidad determinada. Es así aun en Gálatas 1:13, “perseguía sobremanera a la iglesia de Dios”, ya que la única asamblea que existía en el momento al cual Pablo se refiere era la de Jerusalén, aun cuando sus miembros estaban congregados, aun en Damasco, Hechos 8:1. 
No nos inquieta el vocablo “iglesia” en este sentido, pero preferimos “asamblea” al referirse al grupo en una localidad, ya que en el mundo religioso “iglesia” reviste por lo menos dos sentidos muy erróneos. A menudo se usa para referirse a un edificio, cosa que nunca puede ser, y otras veces a una confederación de congregaciones que ha tomado para sí algún nombre denominativo para distinguirse del resto de la iglesia profesante.
Al describir a un conjunto de asambleas, las Escrituras hablan de:
las iglesias de Dios         su propósito
las iglesias de Cristo su Señor
las iglesias de los santos         su composición
las iglesias de los gentiles su trasfondo
las iglesias de Galacia         su localidad

continuará, d.v., en el siguiente nº
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LA RESURRECCIÓN 
NO PUDO SER UNA ILUSIÓN
 
Algunos escritores reacionalistas han pretendido que los discípulos, afectados por la súbita desaparición de su Maestro, y deseando verle resucitado, pudieron ser víctimas de una ilusión mental, que ellos tomaron por realidad.
La respuesta a esta teoría es que los discípulos no esperaban ver a Jesús resucitado y la incredulidad que manifestaron ante el suceso no favorece esta explicación. Las apariciones de Cristo tuvieron lugar, no una vez, sino varias, entre diferentes personas, las cuales habrían tenido que volverse locas todas a la vez, pues todas afirmaban que le habían visto, y hasta comido con Él, e incluso repitieron las palabras que les había dicho. Un desequilibrio mental es muy posible en un solo testigo, pero no en once, y menos en quinientos testigos juntos. La aparición de Jesús a Saulo, ¿fue también una ilusión del perseguidor? ¿Y qué podemos decir de los soldados que le acompañaban y oyeron la voz misteriosa que se juntó a la luz sobrenatural hasta el punto de dejar ciego al joven perseguidor de los cristianos?
Además, si de ilusión se hubiera tratado, los sacerdotes judíos se habrían cuidado bien pronto de desvanecerla presentando el cuerpo de Jesús. Éste era un argumento mucho más eficaz para suprimir al naciento cristianismo que los azotes y la cárcel. ¿Por qué no lo usaron? ¡Qué empeño no tendría el Sanedrín judío en poder desmentir la resurrección de Cristo! Antes de su entierra piden a Pilato que ponga guardia en el sepulcro que sella la piedra que lo cerraba, y Pilato, en señal de deferencia al Senado judío, les permite que sean ellos mismos los que pongan la guardia, poniendo a su disposición 16 soldados romanos. ¿Qué no harían los pontífices para buscar el cuerpo del Crucificado cuando se empezó a decir que había resucitado? ¿Qué no haría Pilato, cuya sentencia era declarada injusta, cuyo sello había sido quebrantado y cuya autoridad quebrada por los suelos? Y sin embargo, el sepulcro estaba vacío, el cadáver de Jesús no se halló por ninguna parte.      

    Samuel Vila, págs. Evidencias de Fe Para Estudiantes, CLIE, págs. 39-40
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La Cena del Señor es para los que están en comunión en la asamblea como Hechos 2:42 describe. Los que no vienen sino esporádicamente, y  no manifiestan interés en las actividades de la  iglesia tampoco deberían participar en la Cena del Señor, ya que es evidente que no desean la comunión de la iglesia.
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EL LIBRO DEL MES

BUSCAD PRIMERAMENTE, 
por William MacDonald

Se ofrece nuevamente este pequeño y excelente libro sobre las prioridades del creyente y las promesas del Señor. Pablo escribió en Filipenses 2:21 que "todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús", y el problema es mayor hoy que entonces. ¡Que el Señor nos ayude a ordenar correctamente nuestras prioridades de modo que afecten nuestra manera de vivir.
precio:  2 euros

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UN ERROR FATAL

Era invierno y una madre joven con un bebé en brazos viajaba en tren. Hacía mucho frío afuera y desde el tren se veía el campo totalmente nevado. La mujer no había viajado antes en tren, y estaba preocupada porque no quería perder su parada. Varias veces preguntaba, y al final el interventor le aseguró y prometió avisarla cuando llegara su parada.
El tren seguía su rodaje, y el interventor se fue a otro coche. Entonces, un hombre trajeado, sentado delante de la mujer, le dijo cortesmente: “Señora, yo viajo en esta ruta todos los meses en mi trabajo. Tranquila que yo le indicaré cuando llegue su parada porque las conozco todas”. Poco después paró el tren y aquel hombre amablemente le dijo que era su parada, asi que agradecida la mujer joven salió con su infante. 
Seguía adelante el tren y entonces entró el interventor preguntando por la señora. Aquel hombre que le había ayudado le dijo: Llegó su parada y Ud. no estaba así que yo se la indiqué y salió”.
“¡Oh no!” gritó el interventor, echando las manos a la cabeza. “Había mucha nieve en la vía y paramos sólo un minuto para quitarla. ¡No era una parada programada, no era la suya!” Cuando llegaron a la próxima parada, que hubiera sido la suya, enviaron a buscarla en el campo. La encontraron con su bebé en brazos, ambos muertos del frío y congelados.
Aquel hombre era amable, sincero y benigno, pero se equivocó y dio un consejo fatal. Queriendo hacer bien, hizo mal. ¡Cuántas veces pasa esto en la vida espiritual, porque escuchamos voces y consejos de personas que desean hacer bien, son personas bien intencionadas, pero equivocadas. Pueden ser amables y sinceras, como el hombre en el tren que sólo quiso ayudar, pero son fatales porque en lugar de conducir al cielo, conducen a la perdición eterna. Nos indican que para ir al cielo, necesitamos cosas como los sacramentos, la devoción a los santos, la práctica de la religión de nuestros padres, las buenas obras, etc. Pero si sigues estos consejos acabarás perdido eternamente. Su sinceridad no los salva de ser erróneos. Para no cometer un error fatal, eterno y sin arreglo, haz caso de la Palabra de Dios, no la de los hombres. 
Sólo el Señor Jesucristo dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (S. Juan. 14:6). Amigo, conviene leer y atender bien la Palabra de Dios porque en ella se nos indica claramente el camino al cielo. “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

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NO SEAMOS OLVIDADIZOS


Texto: Job 8:1-18

     En el capítulo 7 Job había orado, pero aquí en el capítulo 8 su amigo Bildad habla y le acusa de tener pecado. Le anima a buscar a Dios de todo corazón – lo que precisamente acaba de hacer en el capítulo anterior. Bildad, como los otros amigos de Job, se equivoca en mucho. Ellos basan sus discursos y consejos en su presuposición de que el mal había alcanzado a Job como castigo por algo malo que él había hecho. Estaban equivocados, como bien Dios les dice al final del libro. Ahora bien, algunos de sus dichos y consejos son correctos y dignos de considerar, aunque NO se aplican a Job por cuanto él había sido fiel a Dios (véase capítulos 1 y 2).
En los versículos 1-3 Bildad protesta las palabras que Job acaba de decir, y afirma que Dios no torcerá el derecho (v. 3). Entonces, en el versículo 4 Bildad alega que los hijos de Job murieron porque habían pecado, lo cual no solamente es incorrecto sino cruel. Leyendo los primeros dos capítulos del libro sabemos que no fue así, sino que Satanás los mató para atacar a Job. Al diablo le gusta atacar a padres piadosos por medio de sus hijos, para causar sufrimiento y desánimo.
Lo que dice en los versículos 5-7 es correcto, y ciertamente es un buen consejo, pero no es aplicable a Job en su situación. Dios atiende la oración de los que le buscan temprano.
En los versículos 8-9 vemos algo importante que debemos recordar: que tenemos poco tiempo y sabemos poco. “Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra”. Por eso debemos aplicar Santiago 1:5 diariamente y pedirle a Dios sabiduría. Cuando decidimos y actuamos sin consultar a Dios y esperar Su respuesta y guía, es muestra de nuestra autonomía e independencia, cosas que a Dios no le agradan. Somos Sus hijos, y todo debemos hacer conforme a Su voluntad.
En los versículos 10-15 vemos los caminos de todos los que olvidan a Dios (v. 13). El junco necesita lodo, el prado necesita agua, y el ser humano necesita a Dios. Los que dan la espalda a Dios serán castigados. Como las plantas sin agua, es cuestión de tiempo, y van de mal en peor. Es verdad, y ciertamente aplicable a algunos de nuestros hijos que se han criado en el evangelio pero luego se han desviado y andan por caminos que no agradan a Dios. Los que se olvidan de Dios serán castigados, porque sin Él, no pueden ir adelante. Es una advertencia. Y el diablo quiere que la gente olvide a Dios, y a propósito provee mil cosas con las que ocuparse para no tener ni tiempo ni ganas de las cosas de Dios. Pero en este caso, aunque sea verdad, no se aplica a Job y sus hijos como Bildad se supone. En esto se equivoca, porque le falta la información de los primeros dos capítulos del libro.
Luego en los versículos 16-19 da otro ejemplo, del árbol que crece y echa raíces, pero que luego es desarraigado.
Los versículos 20-22 contienen verdades importantes, pero Bildad implica nuevamente que los hijos de Job murieron por impiedad. Es verdad que Dios no apoya la mano de los malignos y que la habitación de los impíos perecerá, pero esto no explica lo que le pasó a Job. Los primeros dos capítulos del libro demuestran que no fue por pecado suyo, pues Dios estaba contento con la vida y el carácter de Su siervo. Recordemos que el Salmo 73 expresa la perplejidad del salmista al ver la prosperidad de los malos. Muchas veces prosperan en esta vida, pero lo que les espera al final es ruina y castigo. De modo que, al contrario de lo que dicen los amigos de Job, los justos muchas veces sufren y los malos prosperan, pero al final Dios lo enderezará y pondrá todo en su sitio.
Pensemos un poco más en las advertencias de Bildad acerca de los que olvidan a Dios. Es un tema que la Biblia toca más veces. El Salmo 9:17 habla de los que se olvidan de  Dios. Primero dice los malos, porque olvidarse de Dios es una maldad. Cuando uno ha sido criado y enseñado en los caminos de Dios, y luego se rebela y rechaza esto para ir por sus caminos, acarrea condenación. Dios desaprueba su comportamiento y le castigará. En contraste, en el siguiente versículo (v. 18), vemos que Dios no olvida al menesteroso. Dios se acuerda de nosotros para bien, y quiere que le recordemos y que hagamos caso de la sana enseñanza y ejemplos piadosos que hemos visto. El Salmo 50:22-23 también da una advertencia y exhortación a los que se olvidan de Dios. “Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace, y no haya quien os libre. El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios”. Son palabras fuertes y los que van por su camino a su manera deben parar y hacer caso antes de que venga el castigo porque entonces no habrá remedio. Honra a Dios y ordena tu camino si quieres ver la salvación de Dios. En el Salmo 103:2 el salmista nos instruye: “y no olvides ninguno de sus beneficios”. A continuación cuenta Sus beneficios para que los tengamos en cuenta y manifestemos gratitud.
Dios provee en Su Palabra para que no le olvidemos ni a Él, ni Sus caminos, ni Sus beneficios. Hermanos, que el Señor nos ayude a no ser olvidadizos, sino a pensar en Dios, recordar agradecidos Sus beneficios, y siempre tenerle en cuenta en todo. Y a los que en alguna manera os habéis olvidado de Dios y de la instrucción que recibisteis en Sus caminos, el mensaje de Dios para vosotros es parar, recordar de dónde habéis caído y arrepentíos ya.

de un estudio dado por Lucas Batalla, el 30 de diciembre del 2010


Asamblea Bíblica “Betel”
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Correspondencia: Apartado 1313, 41080 Sevilla
Horario de cultos:  domingo: 11 y 19 horas; jueves 20 horas