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viernes, 1 de marzo de 2013

EN ESTO PENSAD -- marzo 2013

 
LOS FRACASOS PROFÉTICOS

Texto: Mateo 24:35-42




Según el calendario de los maya, el mundo debía terminar el 21 de diciembre del 2012, pero todavía estamos aquí. ¡Otra profecía fracasada!  Desde la edad de los apóstoles hasta ahora ha habido más de 200 profecías falladas acerca de la venida de Cristo o el fin del mundo. ¡Cuándo aceptarán la verdad de las palabras de Cristo, que de aquel día y hora no sabe nadie sino solamente el Padre! Pero todos quieren llevarse el gato al agua, así que siguen tratando de adivinar la fecha, o descubrir la clave o fórmula secreta para acertar. Y siempre fallan. Pero la Palabra de Dios no falla. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24:35).
    Cerca del año 55 d.C. algunos creyentes en Tesalónica fueron engañados e inquietados por las palabras de los que decían que el tiempo de la Tribulación ya había llegado (2 Ts. 2:1-2), y el apóstol Pablo escribió para corregir ese error y enseñarles más acerca del fin de la edad de la iglesia. Pero como fiel siervo de Jesucristo, no puso fecha. En el siglo II un sacerdote romano dijo que Cristo vendría en el año 500 d.C. Pero no vino. Hubo muchas profecías falsas justo antes del año 1000 cuando pensaron que sin duda el mundo terminaría después de mil años. Otros indicaron que el año sería 1033 porque se cumplirían mil años después de la crucifixión de Cristo. En 1086 la “Carta de Toledo” instaba a la gente a esconderse porque el mundo sería destruido y pocos se salvarían. Y así por el estilo, a lo largo de la historia nunca han faltado atrevidos para poner fechas a lo que Dios dijo que no se puede.
    En 1809, Mary Bateman, una adivina especialista tuvo una gallina que puso huevos con mensajes en el interior que anunciaban que Cristo regresaría. Se creó un caos increíble. Descubrieron que ella introducía huevos por el oviducto de la gallina. En 1814 una espiritista llamada Joanna Southcott hizo reclamos increíbles de que ella por el Espíritu Santo, concebiría un Segundo Jesucristo. ¡Murió después de un embarazo falso! 
Los "Testigos de Jehová" probaron y fracasaron poniendo fechas repetidas veces: 1914, 1918, 1925, 1957, 1975 y 1995. Russell, su fundador, salió de los Adventistas del Séptimo Día, ya que él antes seguía las enseñanzas y confiaba en las profecías de William Miller que dijo que Cristo vendría entre 1843 y 1844. Cuando fracasó, se encerró para orar y estudiar, y luego anunció otra fecha, demostrando que todavía no había aprendido su lección. Después del segundo fracaso, Russell salió y posteriormente formó la Sociedad Internacional de Estudiantes de la Biblia, y en 1881, la “Sociedad de Biblias y Tratados: La Vigía”. Vinieron a ser llamados “Testigos de Jehová” en 1931. Pero ni los “testigos” ni los “adventistas” se libran del error de la falsa profecía acerca de la venida de Cristo.  Edgar Whisenant, ex-ingeniero de NASA y estudioso de la Biblia, predijo que Cristo vendría para arrebatar a los creyentes en 1988. Editó y envió 300.000 ejemplares de su libro gratuitamente, y se vendieron 4,5 millones de ejemplares en librerías. Algunos evangélicos serios se dejaron llevar por esa predicción, incluso algunos en las asambleas, pero Whisenant se equivocó y Cristo no vino. Harold Camping, empresario norteamericano y predicador autodesignado de la cadena de emisoras “Family Radio”, también predijo falsamente el fin en 1994, y por su puesto falló. Muchos dijeron que el año 2000 sería el fin de la civilización.  Los líderes de “Yoruba”, una secta afro-caribeña, arraigada en Cuba, falsamente profetizaron la venida de Cristo en 2002. Harold Camping, después de su fracaso en 1994, volvió a la carga, demostrando que no había aprendido nada, y predijo nuevamente el fin del mundo para el 21 de mayo del 2011, y al fallar, dijo que definitivamente vendría el 21 de octubre del 2011. Los adventistas dijeron nuevamente que el 15 de octubre del 2011. Pero todos estos fallaron, y cualquiera que haga como ellos fallará. ¿Por qué no dan credibilidad a las palabras de Cristo diciendo que nadie sabe, y las de un apóstol que dijo que el día del Señor vendría como ladrón en la noche? ¡Es asombroso que gente que profesa ser creyente no crea lo que la Biblia dice!
    Y todo esto tiene el efecto en el mundo de los incrédulos de aumentar la incredulidad, la desconfianza y la burla. Pedro predijo que vendrían burladores diciendo “¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” (2 P. 3:4), y parece que estos falsos profetas agravan el problema y dan motivos de burla.
    Pero cierto es que Jesucristo vendrá, que llevará a los creyentes al cielo, que mandará terribles juicios sobre el mundo durante siete años llamados la Tribulación, y que al final de esos años el Señor vendrá literal, física y visiblemente al mundo para retomar el planeta, establecer Su reino y poner fin a la rebelión de pecadores. Enoc, el séptimo desde Adán, fue el primero en profetizar la venida del Señor para juzgar a los impíos (Jud. 14), sin fijar fecha. Los profetas Isaías, Daniel y Zacarías profetizaron la venida y el reino del Señor y el fin de los imperios de este mundo, sin dar fecha. El Señor mismo habló claramente de Su venida en pasajes como Mateo 24 y declaró claramente que nadie sino el Padre sabe el día y la hora. El apóstol Juan habló con gran detalle de la venida y el reino del Señor, en Apocalipsis, pero como fue guiado e inspirado por el Espíritu Santo, no puso fecha. El apóstol Pedro escribió acerca de los postreros tiempos, el día del Señor y la desaparición de la creación con gran estruendo, pero no puso fecha (2 P. 2-3). El apóstol Pablo habló del arrebatamiento y la Tribulación en 1 y 2 Tesalonicenses, pero no puso fecha. ¿No nos debería llamar la atención que el Espíritu Santo no guió a nadie, ni a profetas ni a apóstoles, a decir la fecha de la venida de Cristo? ¿Qué clase de personas creen que saben más que los profetas, los apóstoles y el Señor mismo? Es difícil de entender esa mentalidad, que parece determinado a estrellarse contra la declaración clara de Jesucristo: “nadie sabe” (Mt. 24:36; Mr. 13:32).
    Dicho todo esto, no perdamos de vista la otra declaración del Señor en Mateo 24, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (v. 35). Las predicciones de los hombres fallan, pero esto en nada afecta la realidad y certidumbre de la venida del Señor Jesucristo y el fin de este mundo pecaminoso. El versículo 42 dice: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor”.  No sabemos cuándo, ni es necesario saberlo. Sabemos que Él vendrá, y que el tiempo es corto, así que debemos predicar el evangelio, ser sobrios y velar en oración (1 P. 4:7), redimir el tiempo (Ef. 5:16), no quejarnos unos contra otros (Stg. 5:9), purificarnos así como Él es puro (1 Jn. 3:1-3) y estar preparados siempre. En este sentido la fecha siempre es “hoy”, porque en cualquier momento puede sonar la trompeta, ¡y ESA será la señal de la venida del Señor!

Carlos Tomás Knott
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Sólo Hay Una Fe
T. E. Wilson

En la gran epístola doctrinal de Pablo a los Efesios, el apóstol apunta las siete unidades del cristianismo. Una de ellas es “una fe” (4:5). ¿Qué es esa fe? El ecumenismo moderno evita una clara definición de la fe cristiana, no queriendo introducir nada que estorbe a la gente. Pero una fe no definida resulta en un paraíso frágil y tembloroso, cuya paz y tranquilidad son superficiales, un refugio de herejes que sólo ofrece una paz basada en la venta de la verdad. La unidad del Espíritu se basa firmemente sobre la unidad de la fe. Los esfuerzos modernos para producir la unidad organizacional se basan en la transigencia y la debilitación de la definición de la fe. Hay un mundo de diferencia entre la uniformidad de organización y la unidad orgánica. Una es hecha por los hombres, pero la otra es divina...
    El gran objetivo de Pablo en sus exhortaciones en las epístolas pastorales es que no sólo debemos conocer y enseñar la doctrina, sino también guardarla y defenderla. Judas añade su testimonio en el versículo 3 de su epístola: “me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”. Durante su vida de servicio Pablo tuvo que contender con el legalismo en Galacia, en antinomianismo en Corinto, y el comienzo de las enseñanzas gnósticas en Colose. Esas viejas herejías han resurgido con otros nombres en nuestros tiempos, pero básicamente son las mismas. Unas predican la salvación por las obras de la ley. En el extremo opuesto otras enseñan que si somos salvos por la gracia, entonces la conducta no importa. Todo se desarrolla en un ataque contra la Persona de nuestro glorioso Señor. El recurso del creyente es el amor nacido de corazón limpio (1 Ti. 1:5), amor a Cristo y a Su pueblo. Entonces viene el mantenimiento de una conciencia buena; no la cauterizada e insensible del apóstata. Luego viene la fe no fingida, la de mujeres como Loida y Eunice, de hombres como Pablo y Timoteo – una confianza en el Dios que hace todas las cosas según el designio de Su voluntad (Ef. 1:11).
    Bien debemos orar para ser guardados sanos en la fe, teniendo una conciencia limpia, y peleando la buena batalla de la fe. Así podremos decir al final como Pablo: “¡He guardado la fe!”

T. E. Wilson, de su libro: Mystery Doctrines of the New Testament (“Doctrinas y Misterios del Nuevo Testamento”), págs. 16, 18, traducido por Carlos Tomás Knott
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“Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia” (Pr. 23:23).

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CON CRISTO, LO CUAL ES MUCHÍSIMO MEJOR:
El 22 de febrero recibimos la noticia del fallecimiento de nuestro amado hermano Benedicto L. Alonso Díez en Valencia, fiel siervo de Cristo que ahora está felizmente reunido con su Señor. Acompañamos en el sentimiento a su amada esposa y consierva dña. Demetria.
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Probablemente nadie en España olvidará los sucesos trágicos en Madrid el 11 de marzo del año 2004. Muchos saben exactamente dónde estaban cuando oyeron por primera vez la asombrosa noticia. Recuerdan que estaban en el trabajo, en casa mirando la tele, o viajando en coche o autobús.
    Muchos escuchábamos la radio o mirábamos las imágenes con horror e incredulidad. ¿Realmente estaban sucediendo estas cosas? Pero, ¡sí, sucedieron! Y sentimos profunda compasión por todos los que perdieron amigos y seres queridos en este día de dolor nacional. Me impactó el pensamiento de que tantas personas como tú y yo estaban vivas y sanas en un momento, y en el siguiente momento estaban en la eternidad. ¡No sabían que en un segundo de tiempo se les iba a quitar la vida y que serían lanzadas a la eternidad en un momento de violencia inimaginable!
    De alguna manera vamos por la vida sabiendo que no durará para siempre, pero pensamos que el fin está todavía lejano. Pensamos que tenemos bastante tiempo, cuando en realidad sólo hay un latido de corazón o una respiración entre nosotros y la muerte. ¿Has pensado en dónde irás cuando mueras? ¿Te has preguntado dónde estarás cuando los vivos estén observando tu funeral? ¿Dónde estarás tú un segundo después de la muerte?
    Muchos piensan que irán al cielo porque han sido religiosos o sinceros, o porque han tratado de ser buenos, pero un segundo después de la muerte descubrirán que estaban equivocados. Muchos esperan ir al cielo y les gustaría ir allí, por supuesto, pero ellos también estarán tristemente sorprendidos un segundo después de la muerte. Otros dicen que el cielo no existe, y que es un cuento inventado por la religión. Pero el cuento es lo que éstos creen, que no hay cielo, y un segundo después de la muerte se darán cuenta. Y lo peor es que entonces, ¡será demasiado tarde!
    Amigo, ¿es posible que nunca hayas abierto la Biblia para ver con toda certeza lo que Dios dice acerca de a dónde irás cuando termine tu vida terrenal? ¿Por qué no abrirla ahora y ver con tus propios ojos lo que tiene que decir, mientras haya tiempo? Quizá no sabes dónde comenzar, ya que la Biblia es un libro grande. Sugerimos que comiences a leer en los Evangelios (S. Mateo, S. Marcos, S. Lucas y S. Juan), porque cuentan de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Lee la Biblia y busca en ella las respuestas a estas preguntas: ¿Por qué vino Jesucristo al mundo?” y “¿Cómo podemos ser salvos de nuestros pecados?” Mejor comenzar lo antes posible, porque no sabes cuándo te tocará morir, y hoy por hoy no estás preparado.
    A continuación citamos algunos textos bíblicos para ayudarte a comenzar. Por favor, leelos con cuidado y toma el tiempo para pensar en ellos.

   “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (S. Mateo 7:13-14).
   “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (S. Marcos 8:36-37).
   “...el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (S. Lucas 19:10).
   “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (S. Juan 14:6)

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RETORNO AL PAGANISMO
 Domingo Fernández


NO SE HA ENCONTRADO en el mundo un pueblo o nación sin religión. La historia nos enseña que cuando el hombre desconoce a Dios, al Dios vivo y verdadero, inventa un dios o una constelación de dioses y diosas, y crea un sistema de culto o forma de adoración. A estas religiones inventadas por el hombre se les ha dado el nombre de mitología o paganismo.
    La palabra mitología viene de mito que significa fábula o invención. Los pueblos que componían el Imperio Romano adoraban numerosos dioses y semidioses o dioses de diferentes categorías. Dioses que se caracterizaban por padecer de los mismos vicios y pasiones que sus inventores. Los griegos personificaban los elementos de la naturaleza: El aire, el agua, el trueno, el fuego y otros elementos. El término “paganismo” fue dado por los primeros cristianos a todos los adoradores de ídolos o dioses inventados por el hombre. De modo que el término "paganismo" es sinónimo de ignorancia, idolatría, superstición, falsedad, error y mentira.
    El paganismo religioso fue creado por hombres inspirados por el príncipe de las tinieblas. San Pablo se refiere al paganismo y a los paganos, diciendo: “Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia...ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Ro. 1:22-25).
    La últimas palabras del Señor Jesús a Sus discípulos, antes de ascender al cielo, fueron las siguientes: “Me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8). “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere... será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mr. 16:15-16).
    Cuando el Señor dio esta orden a Sus discípulos cada pueblo o nación del mundo tenía su religión, sus dioses, y su sistema de adoración. Jesucristo estampó a todos los sistemas religiosos del mundo con el calificativo de mito, mentira, invención humana. El evangelio de Cristo es la única verdad religiosa debajo del cielo. El que quiera salvarse debe creer al evangelio y renunciar a todo otro sistema doctrinal de fabricación humana.
    Obedientes a la orden recibida, los discípulos del Salvador irrumpieron en la esfera del paganismo con impulso incontenible. Iban por todas partes predicando, enseñando y hablando del evangelio de Cristo. Habían visto al Salvador resucitado, vencedor de la muerte y del sepulcro, y habían oído el anuncio que Él vendría otra vez.
    El evangelio, como mensaje de salvación, estaba respaldado por un poder sobrenatural: Una virtud iluminadora, vivificadora, regeneradora y transformadora que impartía nueva vida a los paganos que abrían su corazón a la gracia de Dios.
    Con el correr de los años las autoridades del paganismo se alarmaron. Sus templos se estaban quedando vacíos. Y como los gobernantes eran paganos apelaron a la persecución, a la intimidación, a la tortura, a las fieras del circo, a la decapitación y al fuego, tratando de ahogar y matar el avance del cristianismo.
    Por aquel tiempo un destacado apologista del cristianismo dijo a los paganos: “La sangre de los mártires es la sementera del cristianismo”. Cuantos más mataban más surgían por todas partes. Y después de 300 años de oposición a sangre y fuego las autoridades paganas del Imperio Romano se dieron cuenta de que el cristianismo era invencible, y se rindieron.
    Para el año 500 de la era actual los cristianos pensaron que habían llegado a la meta que les había fijado el Salvador. Pudieron decir que habían llevado el mensaje de la cruz hasta el último rincón de Europa y Asia Occidental. Y que todas las provincias o naciones que habían integrado el extenso Imperio Romano se consideraban nominalmente cristianas.
    De allí en adelante perdieron el interés y el celo misionero que había animado a las generaciones anteriores. No se lanzaron a nuevas empresas misioneras. Y por espacio de mil años se limitaron a mantener el territorio conquistado. Con la pérdida del interés misionero perdieron también la visión espiritual. Y se olvidaron de alimentar el alma con el pan de la Palabra de Dios. El cristianismo abrió las puertas a muchos errores procedentes del paganismo, y cayó en un ritualismo y ceremonialismo formalista y frío que no impartía vida espiritual a sus profesantes.
    Con el renacimiento de las letras y la invención de la imprenta en el siglo XV surgió también un despertar espiritual que culminó en la llamada Reforma Religiosa del siglo XVI. Aquella reforma sacó a muchas almas de las tinieblas a la luz, y de la muerte espiritual a la vida en Cristo. Y surgió de nuevo en el ánimo de las almas regeneradas la necesidad de dar testimonio de Cristo y predicar el evangelio. Pero aquel despertar misionero se limitó a los ámbitos que permanecían bajo la bandera del Vaticano.
    A fines del siglo XVIII algunos cristianos evangélicos sintieron que pesaba sobre ellos el deber y la responsabilidad de ir a predicar el evangelio en aquellas regiones del mundo que permanecían sumidas en las tinieblas de la ignorancia, la superstición y el error. Y se inició una corriente de abnegados y valientes misioneros que partiendo de algunas naciones europeas y de Norte América se internaron en los diferentes países de Asia, África, y América Latina. Dios sabe cuántos sufrimientos tuvieron que afrontar aquellos pioneros de la obra misionera evangélica. La labor misionera se mantiene en todos los países donde se cree necesaria y es permitida.
    El paganismo se ha limitado siempre a los países donde se ha originado. En el pasado no han mostrado interés en paganizar a los llamados países cristianos. No han enviado misioneros a otros países. Pero ahora, por primera vez en la historia, el paganismo africano, asiático, y del Medio Oriente está invadiendo, con sus predicadores y agentes, a los países considerados nominalmente cristianos. ¿No constituye este fenómeno una señal de los tiempos?
    Vivimos en una ciudad que está siendo invadida por el más rústico paganismo africano. Hombres y mujeres que han nacido en un país llamado cristiano cierran sus ojos a la luz del cielo, desprecian el evangelio de Jesucristo, vuelven la espalda al Dios verdadero, y en lugar de buscar la verdad en las páginas de la Sagrada Escritura prefieren consultar a unos caracoles. Y en lugar de poner su confianza en el Dios vivo y verdadero que ha creado los cielos y la tierra, prefieren encomendarse a alguna de las llamadas “siete potencias africanas”: o a un coco o una piedra.
    La religión musulmana, que siempre se ha limitado a defender, por medio de la espada, los países conquistados hace siglos; ahora se ha lanzado a la conquista de adeptos fuera de sus fronteras naturales. Y pretende persuadirnos a que sustituyamos la Biblia por el Corán de Mahoma. No vienen a adaptarse, sino a conquistar. Actualmente levantan mezquitas en España y muchos otros países, que cuestan millones de euros, en terrenos a menudo regalados por los ayuntamientos.
    Los agentes de diferentes cultos hindúes y budistas se han lanzado a una activa labor proselitista en Europa y Norteamérica. Anunciando sus actos y prácticas (por ejemplo, meditación y yoga) por todos los medios de difusión que les brindan los modernos métodos de comunicación.
    El espiritismo, como arma del Diablo, se conoce desde hace miles de años. Pero la Historia de las Religiones toma el año 1848 como el punto de partida del moderno movimiento espiritista.
    La teosofía, prima hermana del espiritismo, constituye un sistema filosófico-espiritista de fabricación oriental o asiática. Surgió en 1875. Fue fundada por una mujer rusa llamada Elena Petrona de Blavatsky, que había ejercido durante varios años como médium espiritista. Al principio dijo que la teosofía era el mismo espiritismo pero con otro nombre.
    El movimiento Rosacruz o Rosacrucianismo, que en la práctica es pariente muy cercano de la teosofía y del espiritismo, fue creado en el siglo XVII. Pero hizo su entrada en el Continente Americano a mediados del siglo XIX (1842).
    En la primera mitad del Siglo XVIII nació la llamada Iglesia de Cristo que suena cristiana pero está bajo anatema porque predica y practica otro evangelio: la regeneración bautismal – dicen que sin bautizarse uno no es salvo.
    La organización llamada mormones o Santos de los Últimos Días fue fundada por José Smith en 1830. Esta organización, aunque de reciente invención, se presenta como la única agencia de Dios en la tierra. Como la organización que pretende tener en sus manos las llaves del cielo.
    El movimiento adventista del séptimo día, que tiene a una mujer (Elena White) como su profetisa, teóloga y legisladora, entró en la esfera religiosa en 1831.
    Charles Russell fundó en 1872 la organización conocida como “Testigos de Jehová”, y pocos saben que antes había estado con los adventistas. “La Sociedad Atalaya” a pesar de sus errores garrafales, las predicciones fallidas, y las contradicciones manifiestas, profesa ser profeta de Jehová, y pretende poseer el monopolio exclusivo de la interpretación de la Biblia. Pocas son las puertas no visitadas por sus agentes que venden sus revistas: “Atalaya” y “Despertad”.
    Otra secta que hizo su aparición por la misma fecha —1875— es la llamada Ciencia Cristiana, fundada por una mujer: Mary Baker Eddy. El aspecto fundamental de esta “ciencia” consiste en negar la realidad de la materia, la enfermedad y el dolor. Expone el aspecto panteísta de que Dios es el conjunto de todos los seres que existen en el mundo. De manera que, según ellos, Dios y el hombre no son seres de existencia independiente, sino una misma cosa. La Ciencia Cristiana ni es cristiana, ni es ciencia.
    Otra organización de reciente creación es la llamada UNITY, rama desgajada de la llamada “Ciencia Cristiana”. El énfasis de este grupo estriba en la meditación o en concentrar la mente humana en lo que llaman la mente universal.
    A mediados del siglo XIX surgió en Persia un falso mesías llamado Baha Ullah, quien por supuesto fundó su propia religión:  Bahai. Tienen un templo en Haifa, Israel. Sus discípulos, poco conocidos, también intentan ganar adeptos en todos lados.
    También surgió en Norteamérica un movimiento que se caracteriza por sus extravagancias negativas y heréticas. La Iglesia de Dios Universal, gira en torno a la figura de un hombre, Herbert W. Armstrong, e inunda al mundo con ríos de literatura que distribuye gratis. El título más conocido de sus publicaciones es la revista “La Pura Verdad”, que es la verdad de su director, no la verdad de Dios.
    Y hay mucho más, pero por último, mencionamos el movimiento pagano que ha experimentado mayor crecimiento en los últimos años; movimiento que crece como la espuma; que cuenta con el respaldo publicitario gratuito de miles de periódicos y emisoras de radio. Nos referimos a la astrología, que no pasa de ser una farsa, una invención humana sin fundamento alguno, un engaño que está apartando a millones de la confianza en Dios e induciéndoles a poner su fe en objetos inanimados e insensibles.
    El paganismo está reviviendo y se está lanzando a la conquista del mundo. En los últimos 150 años han surgido numerosas organizaciones de fondo pagano. El paganismo de este siglo constituye un reto para el cristianismo. ¿Qué estamos haciendo los que creemos que el evangelio de Cristo es la verdad? Sí, ¿qué estamos haciendo? Es hora de despertar del letargo, de la modorra que nos enerva, mientras el paganismo avanza. Este resurgir del paganismo constituye una señal de los tiempos, una evidencia de que la venida del Señor se acerca.
 adaptado

Domingo Fernández Suárez, nacido en España, fue enviado a Cuba a los 14 años de edad para trabajar para un tío. Allí se convirtío a los 20 años de edad, sin influencia humana, mediante la lectura de la Biblia. Servía fiel e incansablemente a su Señor, en Cuba, España y Miami (EE.UU.) el resto de su vida. Su libro: A LOS CATÓLICOS QUE AMAN LA VERDAD, está disponible a través de nuestra asamblea, y en Editorial Berea: www.librosberea.blogspot.com   (en C.A. Apartado #78, Estelí, Nicaragua)

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