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viernes, 26 de noviembre de 2010

EN ESTO PENSAD -- NOVIEMBRE 2010

SEIS SECRETOS SENCILLOS
PARA ESTUDIAR LA BIBLIA
(Parte IV)


El cuarto secreto es el tiempo. Efesios 5:15-16 nos da el siguiente consejo:“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. Hay mucho desperdicio de tiempo, mucho uso frívolo y liviano del tiempo, como si fuera un recurso sin límite y renovable, pero no lo es. Cada día te queda menos tiempo que el día anterior. ¿Cuánto tiempo te sobra, cuánto puedes permitirte el lujo de perder en cosas sin valor eterno? El necio no mira como anda y gasta el tiempo, sin aprovecharlo. El sabio considera cómo usar bien el tiempo, y se disciplina para aprovecharlo. Amigo, tú y yo escogemos ser sabios o necios. Esto tiene muchas aplicaciones, pero aquí hablamos del tiempo que necesitas para estudiar la Biblia, porque es fundamental que dispongas de tiempo para estudiar. ¡Qué poca atención se presta a este secreto! No se puede estudiar la Biblia a ratos perdidos, o en el tiempo de ocio, y estudiar la Biblia no es para los ociosos. ¿Para qué nos vamos a engañar? Es trabajo, y requiere la concentración exclusiva durante un periodo de tiempo que dedicas completamente a estudiar. Aquí la carne se ve acusada muchas veces, porque no nos gusta sentarnos y dedicarnos al trabajo de estudiar. Mejor decir que no le gusta a nuestra carne, porque Eclesiastés 12:12 dice que “el mucho estudio es fatiga de la carne”. No dice que fatiga el espíritu, sino la carne.
    El cuerpo se cansa de estar sentado, y la mente de  concentrar y pensar tanto. Como resultado, en lugar de persistir estudiando, solemos levantarnos o distraernos con cualquier cosa. Por eso algunas personas encuentran que les es más fácil hacer trabajos manuales, dar un paseo, repartir folletos, viajar para hacer visitas,  o casi cualquier cosa excepto sentarse y estudiar un par de horas sin moverse del escritorio. Pero estudiar cuesta tiempo, y no hay buenos atajos. Poco tiempo invertido estudiando significa poco estudio hecho y poco entendimiento logrado. Una persona que tenga facilidad de hablar, podrá tapar la superficialidad de sus estudios con un monólogo de comentarios y anécdotas interesantes. Tal vez se le ocurren observaciones sobre la marcha y puede seguir hablando, pero no tiene conocimientos que resultan de haber estudiado como debe, porque no lo ha hecho. ¡Y con qué poco estudio algunos están satisfechos!
    Sin embargo, si uno va buscando oro, no puede hacerlo en cinco minutos o media hora. En este tiempo uno puede recoger flores, pero no puede extraer oro. El estudio de la Biblia es así. Hay cosas como observaciones básicas, verdades, y preceptos que podemos ver, apreciar y recoger en poco tiempo, que son como unas "flores" espiritualmente hablando. Están allí en la superficie, a la vista y al alcance de casi todos. Pero Dios diseñó la Biblia de tal manera que hay otros descubrimientos, verdades, preceptos, lecciones para nuestras vidas que son como joyas y metales preciosos que hay que minar. No se pueden sacar estos tesoros al azar, ni estudiando ligeramente sin invertir tiempo y esfuerzo. Como el minero debe trabajar duro y sudar para sacar el oro y la plata, así es también con el estudio de la Biblia. Para los que les cuesta mantenerse sentados, casí diseñaría una silla de estudios con un cinturón que no se abre por un tiempo predeterminado. ¡Tal vez así aprenden la disciplina de quedarse sentados y aplicarse a la tarea de estudiar!
    Y hablando de tiempo, hay que reconocer que debe ser tiempo dedicado exclusivamente a la Biblia. No puedes estudiar la Biblia y mirar la tele. Mejor ni siquiera tener una tele, porque hace perder el tiempo. Había vida antes de la tele y hay vida después de ella también. Si la tienes, ya sabes qué es lo que hace falta, tirarla a la basura, o venderla y comprar los libros que necesitas para estudiar la Biblia. Tampoco puedes estudiar la Biblia y escuchar la radio, o estar hojeando un periódico o una revista. Hay que quitar estas cosas del lugar donde te dedicas a estudiar la Biblia. No puedes estudiar la Biblia bien si te levantas cada cinco minutos para hablar por teléfono u otras cosas. Hay que preparar el tiempo para estudiar sin interrupciones ni distracciones si es posible. Y algunos tienen por costumbre, al sentarse para estudiar, que empiezan a limpiar u organizar el escritorio o toda la habitación. No, no, si vas a estudiar, repito, disciplínate a estudiar y a nada más. De otra manera estarás malgastando el tiempo y engañándote a ti mismo, porque eso no es estudiar.  (continuará, d.v.)
de LIBRO DIVINO, AMADA PALABRA, por Carlos Tomás Knott

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¿Dónde Está Tu Corazón?
Texto: Mateo 6:19-23
   Cristo advierte contra el hacer tesoros en la tierra. Es cuestión de vivir para esta vida o para el reino venidero. Cristo señala primero las ventajas de transferir nuestros tesoros al cielo, donde no estorban ni los ladrones, ni el orín ni la polilla. Entonces, toca el corazón del asunto, que es, el corazón humano. Declara: “donde esté vuestro tesoro, allí  estará también vuestro corazón” (6:21). El Señor quiere nuestro corazón. No quiere que tengamos doble visión, con los ojos puestos en los tesoros celestiales y en los terrenales a la vez (6:22-23). Eso nos impediría ver nada claro. No quiere que trabajemos para dos amos. Esto  sería insatisfactorio tanto para un amo como para otro. No podemos vivir para el mundo y el cielo. No podemos servir a Dios y al dinero.
    Observa que las dos prohibiciones tienen que ver con la vista. Podemos hacer justicia para ser vistos por los hombres, para ganar su gloria, o podemos hacerlas secretamente, confiando en nuestro Padre que ve en secreto para que Él nos recompense abiertamente. Entonces, debemos preguntar dónde están puestos nuestros ojos – en tesoros terrenales o celestiales. ¿Hemos intentado centrarnos en los dos con el resultado de la doble visión? Nuestros ojos simbolizan nuestras ambiciones y motivaciones – dónde ponemos la mira. El verdadero seguidor, dice Cristo, tiene sus ojos puestos en la recompensa celestial. El hombre con visión doble tiene tinieblas (6:23). Es un discípulo falso.

A. W. Wilson, de su libro Matthew’s Messiah (“El Mesías según Mateo”), pág. 92

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“EL DIOS FOFO”
 
Nicolás Van Hoffman escribió una serie de artículos sobre “EL DIOS FOFO” de nuestros tiempos. Léelo, amigo, dos o tres veces, y quizás llorarás y te indignarás al leer cómo habla de la mala representación grosera que hacen de la Santa Deidad. Hoffman dice:
    “El Dios Fofo ha aparecido a los millonarios en los campos de golf. Aparece a los políticos cuando cortan lazos para inaugurar edificios públicos, y a los del clero cuando hacen la invocación en la tele para la convención nacional de los republicanos o los demócratas. La presencia del Dios Fofo es palpable durante la “Semana de Fraternidad” y cuando los Rotarios (una asociación cívica) se reúnen. Es la deidad inanimada a la que se refirió el  ex-Presidente Carter (EE.UU.) cuando dijo que la paz podría materializar en el medio oriente porque el Presidente de Egipto y el Primer Ministro de Israel, ambos adoraban al Gran Ser Fofo.
    El Dios Fofo no tiene casi nada de teología, porque está hecho de algo como sémola de divinidad. El Dios Fofo no tiene ningún credo en particular, ni artículos de fe, nada que haría difícil que creyentes e incrédulos ambos inclinasen su cabeza reverentemente cuando se anuncia que Reverendo, Rabí, Padre, Muftí, o como se llame nos guiará en una oración que no hace daño a nadie, porque este dios de reuniones y acontecimientos públicos no es un dios celoso. Aun le puedes invocar para dar comienzo a una convención de rameras, y él o ella no se ofenderá.
    Dios de los Rotarios, Dios de los Optimistas... el gran Dios Fofo es Señor del ritual secular, de las formas necesarias pero hipócritas de proceder y protocolo que apaciguan a los divisivos y contenciosos. El Dios Fofo es un dios servicial, cuyas leyes no están escritas en piedra, sino en arena, y están abiertas a ser modificadas, cualificadas y anuladas. Es un dios que claudicará para quedar bien contigo, hace provisión para todo, declara todas las guerras santas y todas las paces sagradas”.
extracto del tratado: "Airaos, Pero No Pequéis", por Leonard Ravenhill
 
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UNA ENCUESTA A LA BIBLIA
 
Según la Palabra de Dios:
1. ¿Quién es el único Salvador?
    "Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos". (Hechos 4:10-12)
2. ¿Quién puede salvar aun a los más grandes pecadores?
    "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero". (1 Timoteo 1:15)
3. ¿Quién es el único Mediador entre Dios y los hombres?
    "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo". (1 Timoteo 2:5-6)
4. ¿Quién es el único Camino que conduce a la presencia de Dios Padre?
    "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". (Juan 14:6)
5. ¿Quién es el Refugio de los pecadores?
    "Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.  Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso". (Lucas 23:39-43)
6. ¿Quién es el único Fundamento?
    "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo". (1 Corintios 3:11)
7. ¿Quién es el Abogado del cristiano que ha pecado?
    "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". (1 Juan 2:1)
8. ¿Quién es el Socorro de los que son tentados?
    "Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados". (Hebreos 2:18)
9. ¿Quién es la Esperanza del pueblo de Dios?
    "Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza". (1 Timoteo 1:1)
10. ¿Quién es el Consuelo de los afligidos?
    "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". (Mateo 11:28-30)
11. ¿Quién puede satisfacer al alma humana?
    "Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás". (Juan 6:35)
gracias al hermano Benedicto L. Alonso en Valencia por enviarnos esta encuesta

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TODO O NADA
(Parte III)
 
El Apóstol Pablo escribió una epístola a los creyentes que vivían en Roma. Considera lo que él dice allí acerca de este tema – búscalo en Romanos 6:1-23. Estos comentarios se escribieron para advertirnos acerca de un error. Es el error de creer que si seguimos pecando y Dios nos sigue perdonando, esto es más para la gloria de Dios porque así Él manifestará más misericordia y gracia. Pablo dice:

    “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ... Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;  ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad... Porque el  pecado no se enseñoreará de vosotros... Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la  cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia ... Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Más adelante, en Romanos 8:12-14 el apóstol afirma doctrinalmente:

    “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis, porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”.

    Gypsy Smith, un gran evangelista del siglo pasado, dijo esto acerca de la necesidad absoluta del arrepentimiento y lo que ello significa:
    “Si has estado tratando de vivir una vida cristiana, pero en ella no tienes gozo, ni victoria, ni canción – yo sé por qué. Es que nunca te has arrepentido. Has empezado mal, dando un paso en falso”.
    “El arrepentimiento es una de las más abandonadas enseñanzas del Nuevo Testamento, y la menos popular. A la gente no le gusta ser llamada al arrepentimiento, y no lo oirás predicado mucho. Sin embargo, la Biblia es un manual del arrepentimiento. Lo demanda, lo apoya, y lo respalda de manera que para ello no hay sustitutos aceptables”.
    “Más de sesenta veces las Escrituras insisten en el arrepentimiento, y todas las epístolas fueron escritas para enseñar a los hombres cómo arrepentirse, de manera que nadie tiene por qué estar confundido en cuanto a lo que significa el arrepentimiento, pero todavía hay multitudes de personas confundidas”.
    “Un arrepentimiento falso significa una vida cristiana falsa. Y la razón por la que muchos de los que asisten a iglesias evangélicas no tienen realmente ni gozo ni paz en el Señor es porque no han obedecido las Escrituras — ‘Arrepentíos y creed el evangelio’ (Marcos 1:15)”.
    “¿Qué significa arrepentirse? ¡Es volverse del pecado a Dios!  Arrepentirse es como si cogieras por los pelos de la cabeza y desarraigaras con violencia esto que te maldice. El orgullo, la lujuria, la auto-justicia, la hipocresía, la doblez – el pecado en tu vida que te esclaviza – ¡échalo fuera!  Mátalo, y lo demás en tu vida que no está bien se irá con el rabo entre las patas como un perro castigado”.
    “Entonces, ¿qué es el arrepentimiento? Es la respuesta moral del alma despierta al llamado de Dios; la esperanza del alma. ¿Te has arrepentido?  ¿Te has vuelto de tus pecados a Dios?”
Como el predicador Gypsy Smith dijo, suele haber al menos un pecado que te ha esclavizado. ¿Cuál es este pecado que te arrastra hacia el infierno, amigo lector?  ¿Es la deshonestidad, la envidia, la codicia, el engaño, la fornicación, la infidelidad, la inmodestia u otros pecados sexuales, la sensualidad, el orgullo, la hipocresía, la cara doble, la pretensión, la impaciencia, la maledicencia, el jurar y blasfemar, la mentira de palabras o bien de hechos, los hurtos, la borrachera, la droga u otras cosas dañinas a tu cuerpo y a tu moral, los malos pensamientos, el amor al dinero, el amor de la comodidad, de los placeres o de los bienes materiales? ¡Rinde esta malvada cosa al Señor, porque si no, será tu muerte y tu destrucción!
    Cuando este pecado que te acecha haya sido rendido a Dios en arrepentimiento, el resto puede ser entregado con menos lucha. Es Dios que hará la obra completa de la regeneración en tu vida, pero este paso del arrepentimiento te toca a ti. El evangelista R.A.Torrey dijo:

    “Nadie puede ser salvo a menos que nazca de nuevo por el poder del Espíritu de Dios. En Juan 3:7 Cristo dice: “Os es necesario nacer de nuevo”. Esta necesidad es absoluta e imprescindible – “es necesario nacer de nuevo”. Puedes ser ortodoxo en cuanto a todas las demás doctrinas cristianas y todavía ser un alma eternamente perdida. Tienes que ser cambiado, de veras, allá en lo más profundo de tu ser”.
    “Cuando entregues a Cristo tu corazón Él te transformará completamente en un momento. No importa lo mundano, ni lo pecaminoso, ni lo duro que hayas sido. A cualquiera que hoy abra su corazón para dejar a Jesucristo entrar para mandar y reinar, éste será hecho una nueva criatura en un momento, ¡por Dios mismo!”

    Antes mencionaba el hecho de que la obra de regeneración en nuestros corazones y mentes es algo que Dios mismo hace. Podrías preguntar: ¿Cómo podemos tener algo que ver con la regeneración de nuestras vidas si es Dios quien hace la obra de la regeneración? Permíteme explicar lo que la Biblia dice acerca de cómo el nuevo nacimiento es realizado.
    El apóstol Juan hablaba así del nuevo nacimiento: “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:13). A lo largo del Nuevo Testamento encontrarás frases como esta, que hablan de nacer de Dios, nacido del Espíritu, nacido de Él, etc.
    El apóstol Pedro derrama más luz sobre este tema cuando dice: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23). El apóstol Pablo, en su epístola a los Efesios, habla de “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17). En muchos otros textos en el Nuevo Testamento vemos que la Palabra de Dios tiene un papel muy importante en nuestra conversión. Esto no contradice los textos que dicen que somos nacidos de Dios, etc, porque es Dios quien hace la obra, pero la hace a través de Su Palabra. Él emplea la verdad de Su Palabra para convencer al pecador de su pecado, y para convencerle que lo único que le espera es un juicio terrible. Entonces, Él usa Su Palabra para comunicarnos Su amor hacia el pecador y el hecho de que el que se arrepiente y cree el evangelio, será perdonado por medio de Su Hijo Jesucristo quien murió en lugar del pecador.
    Además de las palabras que Dios emplea, muchas veces también Dios usa las circunstancias de una manera providencial para despertar al pecador acerca de su condición y su gran necesidad. Las circunstancias pueden ser una enfermedad, un accidente, o la muerte de un amigo, vecino o familiar. Dios usa diferentes medios para convencernos de nuestra necesidad de arreglar las cuentas con Él.
    Pablo habla de cómo estaba en dolores de parto en cuanto a algunas personas que necesitaban nacer de nuevo. Sí, Dios se limita a usarnos a nosotros, a seres humanos, para hacer llegar Su Palabra de uno a otro. Pero es Dios quien bendice Su Palabra y la hace atravesar el corazón y la mente del pecador.
    Así que, con todo esto puedes entender un poco mejor acerca de cómo Dios está obrando para que se realice el nuevo nacimiento en tu vida. Pero también puedes ver que Él ha dejado la decisión en tus manos. Dios rogará y convencerá, y a veces empleará medios chocantes para hacerte ver lo breve e incierta que es tu vida y cómo estás cerca de enfrentarte con Él y Su juicio, a menos que te arrepientas. Entonces, cuando estés convencido, Dios aceptará de tu parte solamente una rendición incondicional. Esta es tu parte.
    Dios dijo a los israelitas: “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13). Esto es la entrega absoluta e incondicional que Dios demanda. La condición que Él pone es que tienes que darle todo tu corazón. No tolerará que retengas ni siquiera un rinconcito oscuro para ti o para tu pecado. Cualquier cosa que sea menos que “todo” significa que continúas en rebelión, con las riendas en tus propias manos.
    Una vez cuando hablaba con un grupo de personas acerca de este tema, un amigo y verdadero cristiano me dijo: “Cuando yo me convertí, sencillamente confié en Cristo para el perdón. No sabía nada acerca de la necesidad del arrepentimiento y la sumisión a Dios. Pero por la fe en Él sé que he nacido de nuevo, y soy una persona nueva”.
    Mi respuesta fue: "Te comprendo, porque es así en muchos casos. Pero en el momento que te entregabas a Cristo para el perdón, te diste cuenta que le habías desagradado y tu deseo, aún sin expresar, era agradarle y rendirle tu corazón. La actitud de tu corazón era correcta, de entrega sin condiciones, sin reservas, aunque nadie te hablaba del Señorío de Cristo. Es la actitud de corazón que Dios busca, y debido a esto Dios te perdonó y reina en tu vida”.
    “No obstante, esto no es verdad para todos los que solamente creen y piden perdón por medio de Cristo. Tú fuiste honesto con Dios, lo supieras o no, pero hay muchos que realmente se apoyan sobre “su fe en Cristo” mientras que siguen viviendo en rebelión contra Dios. Éstas son las personas que necesitan ser despertadas en cuanto a su condición perdida”.
    Podrías preguntarme: “¿Pero qué del cristiano que se da cuenta que ha estado haciendo algo que está mal, pero no lo consideraba como malo antes? ¿Dirías que alguien así no es cristiano porque ha estado viviendo en pecado?”
    No, porque tal persona no tenía conocimiento de este pecado, es decir, que aunque es pecado, no fue algo hecho como rebelión consciente. Dios dice: “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stg.4:17). Dios demanda un corazón rendido. En el momento de creer y entregar el corazón al Señor por fe, la persona se convierte y nace de nuevo. Entonces comienza la nueva vida y el crecimiento cristiano, con nuestra lectura y aprendizaje de la Palabra de Dios y a través de los otros medios que Su Espíritu emplea para nutrir y encaminarnos.

continuará, d.v. en el siguiente número
Escrito por Ray W. Johnson

EN ESTO PENSAD -- OCTUBRE 2010

SEIS SECRETOS SENCILLOS
PARA ESTUDIAR LA BIBLIA

(Parte III)

El tercer secreto es muy sencillo, pero poco querido. Es la voluntad dispuesta a obedecer. Por eso es poco querido, porque invade la ciudadela de nuestro ser, la voluntad. En efecto, este secreto dice que si no vienes con una actitud sumisa y dispuesta, con la intención de obedecer la Palabra de Dios, no lograrás mucho en tus estudios. Si confiamos en que Dios es bueno, e infinitamente más sabio que nosotros, deberíamos estar dispuestos y animados a hacer lo que Él nos indica en la Biblia, aun antes de saber qué es. El Señor muestra Su Palabra a la persona que quiere obedecer, y tú y yo hemos de ser como esta persona mencionada en Juan 7:17:
    “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios...”
    Es así de sencillo, el que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá. Esa es la actitud que también nos recomienda el profeta en Isaías 66:2, diciendo:
    “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”.
    No vale para nada cuando una persona muy voluntariosa empieza a mirar la Biblia, a menos que primero quebrante su voluntad. La voluntad fuerte, y la independencia o autonomía personal son enemigos de la Palabra y la voluntad de Dios. Muchas veces entre creyentes, estos fallos de carácter se disfrazan con expresiones como “libertad en Cristo” , con intención de hacer cada uno como le parece, ¡como en los días del libro de Jueces! Pero Dios dice que mirará a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a Su Palabra. En su libro: “¡Quebrántame Señor!”, página 18, William MacDonald escribe así sobre el quebrantamiento:

        “Dios quiere que estemos quebrantados para aceptar y obedecer Su voluntad. El Salmista lo dice resueltamente, “No seáis como el caballo o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, mas de otra forma no se acercan a tí”.
        “La tendencia de un caballo brioso es pasar sobre todo, mientras que la mula simboliza la testarudez e intransigencia. Tenemos ambos peligros en relación con la voluntad de Dios”.

    La voluntad no quebrantada es un peligro vivo en la vida de todos los cristianos, no importa su edad ni cuántos años llevan en el Señor. Para combatir este peligro y seguir creciendo en la gracia y en el conocimiento del Señor (2 P. 3:18) cada uno debe vivir en sacrificio vivo, como Pablo aconseja en Romanos 12:1-2, y practicar la autonegación diaria de Lucas 9:23. El quebrantamiento y la humildad no sólo son aconsejables, sino necesarios, tanto que son imprescindibles. Puedes prescindir de carreras universitarias, de diplomas y certificados, de reconocimiento humano, de bienes materiales, y aun de tus derechos personales, pero no de un espíritu pobre y humilde que tiembla a la Palabra de Dios (Is. 66:2; Mt. 5:3). Pero, ¡qué poco se ve hoy en día esta actitud! A la Palabra de Dios oímos respuestas como: “Sí, pero...”, o: “yo no lo veo así”, cuando allí está el precepto bíblico delante de sus ojos. Es lamentable, y los que son así no irán muy lejos espiritualmente, aunque hagan muchos estudios en institutos bíblicos o programas de discipulado. No se mide la espiritualidad de un hombre por las notas que saca en sus estudios de asignaturas bíblicas, sino por cómo se quebranta ante la Palabra de Dios y conforma su vida a ella. Se mide en la humildad, la fidelidad y el temor de Dios que es el principio de la sabiduría (Pr. 1:7). ¿Cómo andas tú, mi amigo, en este asunto? Si la Palabra de Dios dice que hay que hacer o no hacer algo, o da un precepto que debes aplicar a ti mismo, ¿estás dispuesto a obedecerlo a pesar de las convicciones o preferencias que tenías antes, y a pesar de la dificultad que te pueda suponer? ¿Quieres hacer la voluntad de Dios? Si puedes decir con sinceridad y sin reservas que sí, entonces, la Biblia es un libro abierto para ti.    (continuará, d.v.)       
de LIBRO DIVINO, AMADA PALABRA, por Carlos Tomás Knot

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 Israel, Mi Amada
Mi deleite está en ella – Hepsiba – es el nombre que el Señor dio a Su antiguo pueblo. Los dieciséis profetas reciben gozosos cientos de profecías de bendición para Israel. El Señor Jesús lloró sobre Jerusalén (no Tiro y Sidón) y quiso muchas veces juntarla como la gallina a sus polluelos. La Palabra de Dios nos instruye a orar por la paz de Jerusalén.
    Hoy en día algunos israelíes están muy dispuestos a sacrificarse por el proceso de la paz. En cambio, otros dan sus vidas en asesinatos suicidas a fin de hacer un sabotaje a esa misma paz.
    Nosotros anticipamos la venida de nuestro Señor, esperanzados por los eventos que ocurren en Israel. Nuestros intereses en el arrebatamiento se centran en el Señor, Sus recompensas, Su novia, y el día de la boda. Seguramente Sus pensamientos también están centrados en esto. Pero también Se preocupará intensamente por Su amado Israel. ¿Qué dicen las Escrituras acerca de los próximos siete años después del rapto?
    Los israelíes nacidos de nuevo, por supuesto, ascenderán en las nubes para encontrarse en el aire con el Señor. Desgraciadamente, es evidente que estos serán sólo una minoría pequeña de los 18.000.000 de judíos que viven hoy en día. Pronto la nación hará un pacto de siete años con el futuro dictador mundial, y comenzarán la construcción del templo. Hoy se rumorea que los planes y las preparaciones se están finalizando, lo cual quiere decir que muy pronto comenzará la construcción. Acto seguido se inaugurarán los sacrificios.
    Antes de que los ángeles de ira empiecen a derramar los juicios de la Tribulación, otros pondrán el nombre del Padre como sello sobre 144.000 varones jóvenes de Israel. Aunque nunca aceptarán el número 666 del hombre de pecado, sus vidas serán preservadas durante la Tribulación. El Cordero se regocijará con ellos en el Monte de Sión, cantando un cántico nuevo que nadie más puede aprender (Ap. 14:1-5).
    Estos varones jóvenes son vírgenes y no se halla en ellos ningún engaño. Están sin mancha delante de Dios. Son las primicias del periodo de la Tribulación y siguen al Cordero dondequiera que vaya. La novia también estará con el Cordero, de modo que estos jóvenes le serán a la novia como un compañero.
    Suponiendo que más o menos un 10% de los 9.000.000 de varones en Israel se pueden considerar “jóvenes”, la sexta parte de estos son los 144.000. A menos que nuestras esperanzas de la segunda venida del Señor estén muy equivocados, es probable que los 144.000 estén muy vivos hoy día. Están viviendo vidas puras, todavía no entregados a Cristo, pero listos para creer cuando el Espíritu obra en ellos. Es un grupo interesante.
    Su tarea después de ser sellados parece ser propagar el evangelio eterno. El fruto de este ministerio se puede ver en los muchos designados como ovejas a la mano derecha del Señor cuando Él se sienta para juzgar a los gentiles vivos. Pero antes que el Señor intervenga, muchos más creyentes nuevos serán matados, tanto judíos como gentiles.
    Cuando se abre el quinto sello, los israelíes creyentes que hayan sido matados durante los siete años se ven bajo el altar como mártires (Ap. 6). Muchos más sobrevivirán los terrores de la Tribulación y le verán al Señor cuando Él aparece. Ellos también creerán, con lagrimas de remordimiento por su rechazo nacional de su Rey. (Zac. 12:10). Muchas ovejas gentiles heredarán el reino que les fue preparado desde la eternidad (Mt. 25:34), pero Israel será la nación predominante en el Milenio. Los apóstoles reinarán sobre las tribus (Mt. 19:28), y rápidamente construirán el templo, como se describe en Ezequiel.   
    Días grandes para Israel y para la humanidad vienen pronto. Todavía más felices pueden ser todos aquellos israelíes y todos los que aceptan a Cristo en la edad de la gracia. Así que, nunca dejemos de orar e interceder fervientemente en apoyo de todos los que trabajan para llevarle la Luz a Hepsiba, la nación amada de Dios.
R.E. Harlow
traducido de la revista “Missions” por Josué Knott

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EL DINERO HABLA... ¿Y Qué Dice?
 
“El dinero habla” es simplemente una versión moderna del antiguo proverbio: “El dinero sirve para todo” (Eclesiastés 10:19). Es el lenguaje internacional. ¿Sabes algo de japonés? ¿No? Pero conoces la palabra “yen”. ¿Y hebreo? Todos reconocemos la palabra “shekel”. Lo mismo pasa con “peso”, “lira”, “franc” y “deutchmark”  aunque han desaparecido y ahora todos conocen la palabra “euro”. Y todavía vale decir "dolar" y "libra". Los viajeros que no pueden comunicarse por medio del dialecto local, simplemente tienen que alargar sus carteras... e instantáneamente, ¡todo el mundo comprende!
    El dinero habla, pero ¿qué dice? El rey Salomón fue la persona que más dinero tenía para escucharlo hablar, y esto es lo que él oyó:
    1. El dinero no puede evitar que el “gran evento” suceda. Aunque el sabio va a la muerte con los ojos abiertos y el necio se hunde en la oscuridad, el último enemigo es insobornable. “Un mismo suceso acontecerá al uno como al otro” (Eclesiastés 2:14). El dinero habla elocuentemente en la sala de juntas, es adulador en el banquete, pero mudo en el lecho de muerte.
    2. El dinero no puede acompañarnos en nuestro viaje final (Eclesiastés 2:8-11). Dejamos el mundo con las mismas posesiones que cuando llegamos (Eclesiastés 5:15). Y así es trágicamente posible ser sabio para este mundo pero necio para la eternidad.
    3. Cuanto más dinero tengas, más importancia parece tener. Si el dinero va tomando más y más lugar en mi vida, en la misma medida va expulsando gozo, amor y contentamiento de ella. El dinero hace un buen siervo, ¡pero un maestro cruel!
    El hombre que “lo tenía todo” declaró: “todo es vanidad”. Luego, ¿es malo el dinero? No, lo necesitamos para funcionar. ¿Es malo vivir para el dinero? Es la manera más segura de convertirse en uno que vive en la pobreza espiritual. Escucha a tu dinero y verás.
    Jesucristo preguntó: “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36). ¿Quieres ser realmente rico?  “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

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TODO O NADA
Parte II
Hay dos palabras teológicas que describen estas dos cosas necesarias. Te daré las dos palabras y después explicaré brevemente lo que significan. Las dos palabras son justificación y regeneración.
    La palabra justificación es el sustantivo del verbo justificar. Justificar a alguien quiere decir probar o demostrar que esa persona es justa; que queda libre de culpa. También tiene el mismo significado que la palabra absolver, cuyo sentido es librar, o soltar, como de alguna obligación o de las consecuencias de haber sido hallado culpable.
    Porque Dios el Hijo, por medio de quien Dios el Padre creó todas las cosas, tomó forma de hombre y sufrió en la cruz como la ofrenda de Dios por el pecado, por nuestros pecados, ahora a Dios le es posible justificarnos, declararnos libres de culpa, porque otro ha sufrido en nuestro lugar.
    El sacrificio de Cristo en la cruz es algo que justifica también a Dios en Su obra de apartar nuestra sentencia y perdonarnos. Porque hace posible que Dios nos perdone y todavía sea justo cuando nos perdona.
    No hay absolutamente ninguna obra de nuestra parte que se pueda añadir a la obra que Cristo perfeccionó y completó por nosotros cuando sufrió “una sola vez” por nuestros pecados en la cruz. Él declaró: “Consumado es”, lo cual no nos permite creer como la Iglesia Romana enseña, que todavía haga falta el sacrificio de la Misa para seguir ofreciendo a Cristo de una forma mística e incomprensible cuando Él ha declarado: “Consumado es” (Juan 19:30). El sacrificio y la obra que fueron necesarios de parte de nuestro Salvador fueron terminados una vez para siempre hace más de 1.900 años cuando Jesucristo colgó en la cruz. No hay nada que tú o yo podamos hacer para añadir a lo que Cristo ya hizo para nuestra justificación.
    Podrías contestar, entonces, diciendo: “Es cierto. Todo lo que queda para hacer de nuestra parte es creer y confiar en Él para recibir el perdón”.
    Esto es precisamente donde muchos fallan en cuanto a recibir el perdón de Dios, porque no comprenden que hay una cosa más que tiene que hacerse antes de que Dios sea justificado en perdonar nuestros pecados, aunque Cristo ha muerto como la ofrenda por nuestros pecados.
    Lo que es necesario es un cambio de mente y corazón de parte del rebelde quien se entronó a sí mismo como rey o señor en lugar de Dios. Ese rebelde, que eres tú, debe arrepentirse, bajarse del trono de su vida, y pedir a su Creador y Padre que tome el trono y reine como gobernador supremo en su vida.
    Este hecho involucra el otro término teológico que mencionamos anteriormente; la palabra regeneración. En otras palabras, debemos ser regenerados, “nacer de nuevo” como Cristo dijo. Debemos convertirnos de una vida vivida egoístamente a una vida vivida en la voluntad de Dios.
    Aun la obra que resulta en nuestra regeneración es algo hecho por Dios. El hombre puede reformarse superficialmente -- muchos lo han hecho --  pero no puede regenerarse. No obstante, la decisión de rendirse a Dios solamente la podemos tomar nosotros. Ningún otro ser en el cielo o en la tierra puede tomar la decisión por ti. Es en base a tu sincera decisión de rendirte a Él que Dios te perdona y te otorga la justificación por medio de Jesucristo. Entonces, tendrás vida eterna, la cual Dios promete así: “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído” (Col.1:23). Todo aquel que verdaderamente ha nacido de nuevo hará lo que dice este versículo, porque la vida que tiene no es una reforma religiosa, sino la misma vida de Dios.
    Cristo tenía mucho que decir sobre esto cuando estuvo en la tierra. Vamos a observar las cosas que Él decía, una por una. Quisiera invitarte a mirar en el evangelio según Marcos 8:34-36.
    “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
    Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, y del evangelio, la salvará.
    Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”

    Cristo decía estas palabras a una multitud compuesta de gente inconversa y de discípulos Suyos. De alguna manera Él decía: “Cualquiera de vosotros que desee seguirme, aquí tiene lo que debe hacer. Primeramente debe negarse a sí mismo”.
    Amigo, hemos ascendido al trono en nuestras propias vidas, pero Cristo dice aquí que tenemos que negarnos este “derecho”. Debemos abdicar el trono y permitir al gobernador justo y debido que suba allí y gobierne en nuestra vida.
    Es cierto que esto no es nada fácil para nosotros, porque cada uno quiere hacer su propia voluntad en la vida. Así que, algo fuerte tiene que pasar, y Cristo nos enseña qué es este “algo”. Él dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. ¿Qué significa esto de tomar nuestra cruz?
    Muchas personas tienen una idea equivocada acerca de lo que estas palabras significan. Algunos dicen que tienen un problema físico, de salud, que no puede ser curado, y que esa es la cruz que tienen que llevar.
    Pero ese problema físico no es una cruz. No lo escogieron, no lo tomaron. Ese problema físico es una enfermedad.
    Otros dicen que están en apuros financieros, por ejemplo, y que es la cruz que tienen que llevar. No, ellos no lo escogieron voluntariamente.
    También hay muchos otros problemas y dificultades que nos vienen en la vida, a los cuales muchas personas han llamado equivocadamente su “cruz” que tienen que llevar.
    ¡Una cruz es un instrumento de muerte, es un lugar donde morir!  Cristo murió en Su cruz. Él también nos llama a esa muerte. Él está diciéndonos aquí que si queremos vivir, antes, ¡TENEMOS QUE MORIR!
    Cristo no habla aquí de la muerte física. Él habla de la muerte de tu propia voluntad obstinada. Él demuestra a través de estas palabras que es necesaria la dimisión, la rendición incondicional de aquel que desentronó a Dios en su vida y tomó el trono para sí. Ése tiene que ser rechazado de una manera tan fuerte y absoluta que Cristo lo asemeja al ser clavado en una cruz y entregado a la muerte.
    Este rey inferior no te ha ocasionado nada más que problemas. El que tiene derecho de reinar en tu vida tiene un plan mucho mejor para tu vida que el que tú tienes. Él es totalmente sabio. Entonces, Él sabe lo mejor para ti. Él también es amor, y hará para ti lo que sea mejor. Ciertamente puedes confiar en un Rey tan maravilloso, sabio y amoroso. Nadie jamás te ha amado ni te amará más que Él. No se ha olvidado de ti ni por un momento, ni aún durante todo el tiempo que has vivido en rebelión.
    En el siguiente versículo dice: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, y del evangelio, la salvará”. Aquí Cristo afirma que si decides salvar tu vida para tu propio placer y tu propia voluntad, seguro que la perderás. Pero, dice Él, cualquiera que pierda su vida por causa de su debido Maestro y por el maravilloso mensaje que Él tiene para el mundo, éste ciertamente salvará su vida por toda la eternidad.
    Algún lector de este librito puede decir que este versículo habla de las recompensas, los galardones que los cristianos recibirán en la eternidad con Dios. Algunos dicen que los que viven sus vidas “cristianas” para sí mismos, no tendrán recompensa, pero que los que viven para el Señor tendrán recompensa. No obstante, el siguiente versículo demuestra que Cristo taxativamente no está hablando de recompensas. ¡Esta cuestión de rendirse al Señor o no, es cuestión de vida o muerte!  Justo en el siguiente versículo Cristo dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”
    ¿Te atreverías a torcer estas palabras de Dios para que significasen cualquier cosa excepto lo que claramente dicen?
    Puedes decir que todavía crees que somos salvos solamente por la fe, y que nuestras obras no tienen absolutamente nada que ver con nuestra salvación. En ese caso, vamos a mirar otras palabras dadas por nuestro Señor que tiene que ver con esto. Vamos a considerar algo que Él dijo en el Sermón del Monte, en el evangelio según Mateo, capítulo siete, empezando con el versículo 21. Considera esto:
    “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Él dice muy claramente que no los que confían en su propia fe serán salvos, sino aquellos cuya fe es la que resulta en obediencia a Su Padre que está en los cielos.
    Recibimos el perdón de Dios porque Cristo padeció y murió en la cruz por nosotros. Ésta es la buena nueva del evangelio. No obstante, Dios enseña claramente que este perdón no se aplica a menos que haya un verdadero arrepentimiento y una entrega, rindiendo la voluntad al Señor. La fe que tienes en Cristo debe ser confianza en Él como Señor además de Salvador. Sólo en este caso recibirás el perdón de Dios y la seguridad de vida eterna.
    Escucha más de lo que Cristo dice aquí en Su Sermón del Monte: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?  Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”  (Mateo 7:22-23).
    Aquí vemos que habrá gente que ha profetizado, es decir, supuestamente hablado de parte del Espíritu de Dios.  Aun han echado fuera demonios y han hecho muchas maravillas en el nombre de Cristo, pero siguieron viviendo para sí mismos, satisfaciendo los deseos de su propia mente y su propio corazón. Cristo dice que son hacedores de maldad.  Todavía viven en rebelión contra Él, aunque tratan de apaciguar sus propias conciencias con obras para el Señor, pero todo el tiempo viven para sí mismos.
    Puede que alguien esté diciendo ahora mismo en su propio corazón: “Pero yo todavía creo que todo lo que hay que hacer es poner la fe en Cristo para salvación. Cristo es la Roca sobre la cual estoy firme. Bueno, ¿qué quiere decir  “estar firme”, o edificar sobre Cristo la Roca?  Justo las siguientes palabras del Señor aquí en el Sermón del Monte nos dicen lo que Él quería decir.
    “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24). ¿Te das cuenta que la persona que oye las palabras de Cristo y las hace, es como el hombre que edifica su casa sobre la roca?  Cristo es la roca de tu salvación si creyendo has abdicado el trono de tu corazón y le has invitado a tomar este trono y reinar en tu vida. Pero si en lugar de hacer esto, todavía sigues haciendo tu propia voluntad y no la de Cristo, estás viviendo en rebelión contra Él. En esta condición no hay promesa en la Palabra de Dios de que Cristo vea tu vida como una casa fundada sobre una roca.
    Pero más adelante en este texto, Cristo dice acerca de los desobedientes:
    “Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:26-27). ¡Sí, amigo, esta caída terrible y ruinosa de tal persona es que su alma se perderá! 
     
 
 continuará, d.v. en el siguiente número
                        escrito por Ray W. Johnson
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