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viernes, 1 de febrero de 2008

EN ESTO PENSAD - FEBRERO 2008

¿Vamos a la Reunión?

Es hora de ir a la reunión. “A ver...llaves, teléfono móvil, Biblia. Vámonos”. Si eso es todo lo que haces para prepararte antes de empezar con un himno, ¡este artículo es para ti! Aunque la mayoría de los creyentes saben que la comunión de la iglesia supone mucho más que meramente llegar a tiempo y ocupar un asiento durante una hora, lo que es prepararse de verdad para la reunión está rápidamente volviéndose un arte perdido.
Tres palabras servirán de ayuda para nuestra memoria:

1.Preparación 2.Examen 3.Reconciliación

En cuanto a la preparación, considera las palabras del Señor en Éxodo 23:15. “Ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías”. Los adoradores en las reuniones anuales de Israel tenían que venir con una ofrenda. Ninguno podía presenta
rse sin más y pensar que había cumplido.
¿Hay largos silencios durante la Cena del Señor donde tú te reúnes? ¿Los mismos dos o tres hermanos vuelven a usar básicamente las mismas palabras semana tras semana? ¿Hay quienes ni siquiera tienen nada que decir? Sin duda esta pobreza se debe a la falta del ejercicio de la preparación. Si leyéramos y meditáramos regularmente la Palabra de Dios durante la semana, nuestros corazones automáticamente estarían llenos de material para presentar al Padre cuando nos reunimos. Los magos no compraron sus regalos en las tiendas de recuerdos en Jerusalén. Los trajeron del país donde vivían. ¿Qué traerás al Señor este domingo?
En cuanto al examen, mira lo que dice 1 Corintios 11:28. “Pruébese cada uno a sí mismo, y coma así...” Hay cierta solemnidad en la participación de los símbolos que representan el cuerpo y la sangre de Cristo. Si pasamos la semana empapándonos de las diversiones, el lenguage y la compañía del mundo, y luego nos sentamos a partir el pan sin juzgarnos a nosotros mismos, estamos tratando con desprecio al Señor. Cuán solemne es arrodillarse ante el trono antes de ir a la reunión y pedir al Señor que nos muestre cualquier cosa en nuestras vidas que le entristezca, y confesarla y quitarla del medio. ¿Estás dispuesto a responder a la llamada ferviente de Pablo a examinarte regularmente antes de participar del pan y de la copa?
En cuanto a la reconciliación, tenemos las palabras del Señor citadas en Mateo 5:23-24. “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”. Este hombre había preparado algo, pero le faltaba una cosa más. Quizás, examinándose, había recordado un arrebato de ira contra un hermano; o una palabra cruel precipitada que había escrito; o una deuda que no había pagado. Se daba cuenta de que a pesar de estar profesando por fuera que todo andaba bien entre él y su Señor, todo no andaba bien entre él y sus hermanos.
¿Hay algún sentimiento de antipatía entre tú y otro hermano? ¿Concluíste tu última conversación con alguien dando un portazo o colgándole el teléfono en
ira? ¿Estarías dispuesto a pedir perdón y arreglar las cosas, aunque sientas que no eres del todo culpable? Es un precio difícil de pagar a cambio de una vida de adoración sin estorbo y una conciencia limpia – pero vale la pena. Vale mil veces la pena. ¿Estás preparado para la reunión?

Michael Penfold, Bicester, Inglaterra, traducido de un viejo ejemplar de la revista Precious Seed (“Semilla Preciosa”)



Dos Hermanos


James Taylor era farmacéutico, y también predicador. Su hijo mayor dijo que tenía que hacer un nombre para su familia, y así se fue hacia el Parlamento y la fama. Su hijo menor, J. Hudson Taylor, se apartó y no se convirtió al Señor hasta los 17 años de edad. Entonces, en 1849, decidió dar su vida al servicio de Cristo, y puso su rostro hacia China y su deber, y comenzó a prepararse para ser misionero. En 1851 se mudó a un barrio pobre, para vivir una vida humilde, trabajar y ayudar a los pobres. Leyó un libro sobre China, y comenzó a estudiar mandarín, hebreo, griego y latín. En 1852 comenzó a estudiar medicina, pero en 1853 se fue a China sin terminar los estudios. J. Hudson Taylor, el misionero, murió en China en 1905 después de una vida larga de servicio al Señor, y era conocido y amado en cada continente. Pero cuando miré en la enciclopedia para ver qué había hecho el otro hijo, sólo encontré estas palabras: “el hermano de J. Hudson Taylor”.



HASTA QUE ANUNCIE TU PODER A LA POSTERIDAD

"Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo:
Tú eres ya viejo, de edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer". Josué 13:1

¿Cuándo deben jubilarse los cristianos de sus actividades espirituales? ¿A qué edad deben colgar su estuche con su Biblia? Existen leyes en diferentes países que requieren el retiro de la fuerza laboral a los 65 años. Tal cláusula no existe requiriendo que el cristiano deje de trabajar para el Señor. Por cierto dependerá del cuerpo y su capacidad de mantenerse con vitalidad. No hay una edad tope. ¡Hay hermanos que han participado en reuniones hasta los cien años de edad! Tomás Hay, misionero que trabajó por años en Japón compartía algunos pensamientos de la Biblia a los 95 años. Dijo que había pedido que el Señor le guardara de ser un "viejo imprudente". El Señor le contestó.
Dr. Armerding tenía 98 años cuando entregó un lindo mensaje sobre un salmo. Por causa de su artritis tuvo que ser asistido para ir a sentarse en la plataforma de un local evangélico en California. Fue felicitado por la agudeza de su mente y la c
laridad de sus expresiones. "Pedí al Señor que me dejara con todos mis botones hasta el final," contestó. Nadie dudó de que su oración fuera contestada con creces. El texto de cabecera destaca el vigor de Josué. Había sobrevivido los 40 años en el desierto y tenía aproximadamente 80 años cuando Dios le dijo que era "viejo". De todos modos Josué no iba a retirarse para disfrutar una merecida jubilación. Dios tenía nuevos planes para Josué. Iba a haber otras conquistas, y otros avances mientras guiaba al pueblo de Israel en su "toma" de la tierra prometida.
El año 2007 será recordado en Chile como el año cuando tres hermanos misioneros, pioneros que laboraron en el país, partieron para estar con el Señor en el lapso de seis meses. Sr. Eliecer Parada partió cuando había pasado 100 años de edad. Don Ricardo Hanna alcanzó a los 88 y a don Guillermo McBride le faltó un mes para los 91. Todos quedaron activos hasta unos meses antes de fallecer. Amaron al Señor Jesús y le sirvieron con ahinco. No dejaron de leer las Escrituras y enseñar cuando fuera possible. Los que llegan a una edad avanzada seguramente pueden decir con el salmista, "Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampa
res, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir" (Sal. 71:17-18). Josué vivó hasta los 110 años de edad, y es un lindo ejemplo de fidelidad y constancia desde su juventud hasta su vejez. Gracias a Dios por todos los ejemplos que hemos mencionado.

D. David A. Jones
De "Palabras de Vida", Chile, lectura para el 8 de diciembre, 2007




Dios Tiene Un Plan Para Tu Vida

¿Crees esto? Considera las siguientes Escrituras:

· 1 R. 19:15-16 A veces lo revela a otro de Sus siervos.

· Jer. 1:5 Dios está muy delante nuestro, ya lo sabe todo.

· Lc. 1:13-17; 67-79 El plan para la vida de Juan el Bautista.

· Mr. 3:13-19 El plan para los 12 discípulos.

· Jn. 21:18 El futuro de Pedro y Juan.

· Ro. 8:28-30 El propósito divino para cada creyente.

· Gá. 1:15-16a Dios apartó a Pablo antes de su nacimiento; tenía un plan para él.

· Col. 1:9-10 Pablo oraba que los Colosenses supieran la voluntad de Dios para ellos.

· Stg. 1:5 ¿Por qué pedirle sabiduría si le da igual, si no tiene un plan para ti?

Sí, hermano, hermana, Dios tiene un plan para tu vida. Pero el problema es que nosotros también tenemos planes (Mt. 10:39; Mr. 8:34-36). Teníamos planes antes de conocer al Señor, y aún ahora siendo creyentes a veces nos cuesta dejar estos planes nuestros y decir: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Nos cuesta buscar consejo de nuestros hermanos y pedir sus oraciones, tal vez porque queremos ser independientes, tal vez porque no reconocemos la importancia del consejo y la oración, o tal vez porque ya sabemos lo que queremos hacer, ya hemos decidido, y no queremos que nada ni nadie frustre nuestros planes.
Parte del problema puede ser que no amamos la voluntad de Dios como cosa buena y sublime, ni tampoco tenemos temor de nuestra propia voluntad ¿Te fías de tu propio corazón? (Jer. 17:9) Aun sabiendo que es malo, muchos todavía se dejan guiar por él en lugar de por la Palabra de Dios, la oración, y el consejo de hermanos espirituales. Pero el que busca, halla, así que, busquemos la voluntad de DIOS.