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lunes, 2 de junio de 2008

En Esto Pensad -- Junio 2008

31 Reyes: Victoria Sobre el Yo -- Parte IV

XII. UNA PERSPECTIVA EGOÍSTA
Hay algunas personas que siempre y sólo ven las cosas desde su propio lado. ¿Cómo me afecta a mí?
Ves tu propio lado de las cosas, pero si esperaras y vieras el lado de tu hermano, y estuvieras dispuesto a creer que hay otro lado, tú mismo te salvarías de mil punzadas, y a otros de mil malentendidos.
“No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Fil. 2:4). Ponte en el lugar de tu hermano. Considera sus puntos de vista. Piensa en cómo actuarías si sintieras lo que él siente, si vieras con sus ojos, si estuvieras en su lugar. Te sorprenderá cuán diferentemente verás las cosas. Y sin embargo esto es sólo uno de los primeros pasos en el arte santo del auto-olvido.

XIII. LA INTROSPECCIÓN
Nuestro morboso y excesivo auto-examen es una forma de la vida egoísta que causa mucho dolor y daño en nuestra vida cristiana.
Hay un auto-examen bueno, pero también hay un auto-examen malo. Sólo Dios puede escudriñarnos y examinarnos en verdad. Si lo intentamos solos, tendemos a envenenarnos con el hedor del sepulcro en el cual penetramos.
El mismo apóstol Pablo dijo: “Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor” (1 Co. 4:4). Encomendemos nuestro camino a Él y digamos honestamente: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Sal. 139:23-24).
Caminemos así con Él, confiemos en Él para que nos muestre todo lo que necesitamos ver y confiemos que “ si otra cosa sentís, esto también os lo revelará

XIV. EL AMOR PROPIO

Es la raíz de todas las formas de la vida egoísta. Es el corazón centrado en sí mismo y mientras que esto sea el caso, cada afecto y cada poder de nuestro ser se enfoca en y hacia nosotros mismos. Y el carácter entero se deforma por el error de enfoque; tanto como lo haría el ojo si se volviera adentro en lugar de mirar para afuera al mundo que fue hecho para percibir.
Dios, quien es ejemplo para todos los seres, es en esencia amor y no vive para sí sino para otros. Cuando nos centramos en nosotros mismos, somos lo contrario de lo que es Dios, y en realidad asumimos Su trono y nos volvemos nuestros propios dioses.
Es la ruina y perversión del alma el amar y vivir para uno mismo.

XV. LOS AFECTOS EGOÍSTAS
Son el fruto natural de la vida egoísta.
Amamos a nuestros propios amigos y familias y a las personas que nos proporcionan placer. Pero no amamos tanto por la bendición que podemos ser para ellos como por el placer que ellos nos proporcionan.
El amor que termina enfocado sobre nosotros mismos es egoísta y degradante. El amor que busca la bendición de otro es elevador y divino.

XVI. LOS MOTIVOS EGOÍSTAS
Pueden colarse en los mejores hechos y estropear y pervertirlos hasta el núcleo.
No es sólo lo que decimos o hacemos, sino el porqué. Dios ve los pensamientos y propósitos, y Él juzga el hecho por su intención.
El corazón natural no puede hacer bien sin algún objetivo egoísta que pervierta y destruya su pureza.

XVII. LOS DESEOS EGOÍSTAS
Estos siempre surgen en el viejo corazón natural. Aunque nunca se cumplan ni se vuelvan decisiones, hechos o realidad, queremos ser libres de ellos y que nuestros deseos fluyan de Dios y Su amor sea lo que los dirija.
El espíritu codicioso es simplemente un deseo egoísta, y Dios lo ha pronunciado idolatría y terrible pecado.

XVIII. LAS DECISIONES EGOÍSTAS
Son todavía más serias, pues la voluntad es el manantial de los hechos humanos y determina todas nuestras palabras y hechos.
Debemos desear una voluntad rectamente dirigida, que escoge no para su propia satisfacción sino porque “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2:13).

XIX. LOS PLACERES EGOÍSTAS
Hay dos clases de placer: uno es el que buscamos simplemente por amor al mismo, lo cual es egoísta. El otro es el placer que se produce en nosotros cuando hacemos bien y estamos en armonía con Dios, lo cual es el mayor placer.
El placer egoísta, que busca lo suyo y tiene a uno mismo como objeto, es terrenal, transitorio e incorrecto.

XX. LAS POSESIONES EGOÍSTAS
La persona mundana busca ganar el mundo y llamar suyo todo lo que tiene. El verdadero hijo de Dios no posee nada, sino que tiene todo como un fondo sagrado de Dios. “Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía” (Hch. 4:32).
El verdadero concepto cristiano acerca de la propiedad es el de administración; el de tener el regalo de Dios para Su servicio, sujeto a Su dirección y para Su gloria.
Este es el remedio soberano para la avaricia y el espíritu codicioso del mundo, y nunca seremos consagrados hasta que dejemos todo, absolutamente y para siempre a Sus pies, y lo mantengamos constantemente sujeto a Su bendita voluntad.

A.B. Simpson (continuará, d.v., en el próximo número)


EL CONTRASTE ENTRE
LA BIBLIA Y EL CORÁN

Hay una unidad sorprendente en el texto de la Sagrada Biblia a pesar de sus muchos “autores”. ¿Cómo fue posible esto con 40 autores que escribieron durante un período de 1.500 años, en muchos lugares distintos en tres continentes? Fue posible solamente porque el único verdadero DIOS les dio la revelación, porque evidentemente ellos no pudieron colaborar ni consultarse unos a otros como escritores. La pluralidad de escritores, en lugar de ser una debilidad o desventaja, es en realidad una prueba del origen divino de la Biblia, cuyo Autor es únicamente Dios.
En cambio, notamos como defecto que el Corán sólo tuvo un autor, Maho
ma, y que su libro sólo fue escrito durante un período de 20 años en Meca y Medina. En lugar de ser esto una ventaja o punto a favor del Corán, realmente expone su debilidad. Precisamente porque no tuvo más de un sólo autor, nos encontramos frente a un libro que se supone que debemos aceptar “porque sí”, porque lo dice Mahoma, y ya está. Además el Corán no contiene profecías como las de la Biblia, sino carece de pruebas internas de su veracidad (Is. 41:21-23). El resultado es que el Corán sólo puede ser aceptado por una “fe ciega” o por obligación o presión de otros. Literariamente, como supuesto “libro santo”, es un libro incompleto y sospechoso, porque le faltan las evidencias o pruebas externas para poder ser puesto a una prueba objetiva.
La Sagrada Biblia El Corán
1. 40 escritores. 1. Sólo 1 escritor.
2. Durantee 1.500 años. 2. Durante 20 años.
3. En tres continentes: 3. Sólo en Meca y Medina
Europa, Asia y África

Además, el Corán cae en el mismo error que el Libro de Mormón, que fue escrito totalmente por José Smith quien, como Mahoma, se dijo ser profeta de Dios, y también alegó que Dios le dirigió a escribir su libro. Otra vez, el problema que encontramos es el de tener que aceptar su palabra sin ninguna prueba. El argumento de que es un libro único y que nadie puede producir otro libro como él, es algo que francamente carece de poder, es subjetivo e inaceptable. Nadie tampoco puede pintar un “Rembrandt”. Entonces, ¿esto quiere decir que su arte es divina?

traducido y adaptado de un artículo por R.E.Harlow
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"Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor" (1 Ti. 1:2; 2 Ti. 1:2; Tit. 1:4; 1 Jn. 3).Estas tres bendiciones importantísimas las desea todo el mundo, pero sólo los creyentes en el Señor Jesucristo las tienen. La gracia es favor inmerecido, es recibir lo que no merecemos. La misericordia es NO recibir lo que merecemos. El resultado de estas dos cosas es paz con Dios (Ro. 5:1). ¡Amén!