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domingo, 31 de agosto de 2025

En Esto Pensad - septiembre 2025

 Enoc

por J. Alan Davidson


Enoc agradó a Dios (He. 11.5)

El primer hombre, Adán, se escondió de Dios. El “séptimo desde Adán” (Jud. 14), caminó con Dios. “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto” (Gn. 3.8). Adán tenía todas las oportunidades para caminar con Dios en las circunstancias más agradables, pues su entorno era el Paraíso.  Podía explorar los verdes prados del jardín, los valles de hierbas que daban semillas, las aguas llenas de vida, el cielo poblado de todo tipo de aves y los árboles que daban frutos. Podía oír la voz de Dios y caminar con Él, el Creador, junto a los ríos que salían del Edén. Adán debía labrar y guardar ese hermoso huerto (Gn. 2.8).Dios le concedió el privilegio de poner nombre a los seres vivos. La tierra producía oro, bedelio y ónice (Gn. 2.12). Dios declaró que todo lo que había hecho antes de crear al hombre era “bueno” (Gn. 1.25). Sin embargo, cuando creó al hombre y a la mujer, dijo “bueno en gran manera” (Gn. 1.31). Proporcionó a Adán una ayuda idónea, que había sido formada por la mano de Dios y probablemente era la mujer más hermosa que jamás había existido. Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, Adán pecó. “El Señor Dios llamó al hombre y le dijo. ¿Dónde estás tú?” (Gn. 3.9). Pero, “el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto” (Gn. 3.8).



“Caminó Enoc con Dios” (Gn. 5.22)

    Enoc caminaba con Dios habitualmente. Esta sencilla y breve afirmación revela la integridad de su vida. Vivía bajo la mirada de Dios, hablaba con Dios y no daba un paso sin apoyarse en Él. Dios era su guía en cada paso, por lo que no dio ninguno en falso ni se desvió de su camino. No tenía un corazón dividido por la doblez, ni doble ánimo (Stg. 1.8; 4.8), ni hablaba con doblez (Sal. 12.2), ni era hipócrita, ni cambiadizo. La compañía de Enoc era cercana, su comunión era dulce, su enfoque era claro y su camino con Dios era recto. Adán vivió 308 años después del nacimiento de Enoc. Es posible que Adán le contara la experiencia del Edén, pero Enoc vivió en circunstancias completamente diferentes.  La humanidad estaba ahora marcada por una gran maldad, había una rebelión abierta contra Dios y una manifiesta perversión sexual. En aquellos días de los antediluvianos, hubo una explosión demográfica de gente vil, tiranos y violencia.

“Caminó, pues, Enoc con Dios” (Gn. 5.24, repetido para enfatizar)

    Esto contrastaba enormemente con Caín, que era un fugitivo y un vagabundo que se apartó y habitaba en la tierra de Nod (que significa “errante”) al este del Edén. La gente buscaba migrar, vivir aventuras y sentir emoción. El desarrollo de la sociedad trajo consigo la construcción, el comercio, las artes, la música ruidosa, el placer y el entretenimiento. Estaban llenos de odio e inventaban armas de destrucción desafiando el castigo de Dios por el pecado. Enoc era como un oasis verde en medio de este desierto de corrupción. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado” (Sal. 1.1).

Dios dijo:
“Anda delante de mí y sé perfecto” (Gn. 17.1), es andar con sinceridad; 

“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis” (Dt. 13.4), es decir, andar con obediencia);

“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” (Col. 2.6), es decir, andar en comunión. 


    Así, en el Nuevo Testamento leemos: 
    “Por fe andamos” (2 Co. 5.7)
    “Andad en el Espíritu” (Gá. 5.16)
    “Andad en amor” (Ef.  5.2)
    “Andad sabiamente” (Col. 4.5)
    “Andamos en luz” (1 Jn. 1.7); y “en la verdad” (3 Jn. 4)

    En esta referencia a Enoc hay algo más que una mera conformidad exterior. Se trata de la dicha de la compañía celestial. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3.3). Esto evoca la idea de intimidad, de comunión con Dios, de gozo abundante y de descanso perfecto, como ante el propiciatorio. Esta es la realidad del verdadero sacerdocio. A Enoc podemos aplicar las palabras de Malaquías sobre su relación con Dios: “La ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad” (Mal. 2.6). Enoc vivía en aquel mundo malvado y miserable de la época anterior al diluvio. Era un sacerdote y adorador, y vivía en comunión con Dios. 

    Querido amigo lector y apreciado compañero creyente: ¿Lamentas tu distancia de Dios? A menudo nuestra vida de oración es infrecuente, vaga y carente de sentido. Nuestra adoración no se centra en Cristo. El corazón está frío y el Espíritu se entristece.  De alguna manera, nos hemos desviado del camino, nuestros pensamientos se han alejado y nuestra mirada se ha vuelto mundana. No nos disculpemos diciendo que nadie es perfecto. Recordemos que, aunque era un ser humano como nosotros: “Enoc caminó con Dios”.    continuará, d.v. en el número siguiente

el hermano J. Alan Davidson reside en Irlanda del Norte
su artículo fue traducido de la revista Assembly Testimony

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 Suposiciones erróneas sobre la psicoterapia


viene del número anterior 

Un refrán español dice: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Tiene muchas aplicaciones, y una de ellas es sobre la psicología. Martin Bobgan apunta las siguientes falsas suposiciones sobre la psicología y la psicoterapia:
    “Un primer paso para evitar ser intimidados o engañados por la psicología es el de contemplar con seriedad alguna de las falsas asunciones de la misma. Las personas que creen en estas asunciones populares sobre la psicología a menudo no saben dónde se originaron ni que estás ideas son meramente opiniones humanas. Por lo tanto, cuando estas ideas son combinadas con la Escritura, la gente asume erróneamente que son bíblicas. Las siguientes son algunas asunciones falsas que no tienen base bíblica ni científica.


· El id, ego y superego son partes reales de la psiquis humana.
· La mente inconsciente de la persona dirige su comportamiento más de lo que lo hace la mente consciente.
· Los sueños son indicios para entender al inconsciente, y a la persona misma por lo tanto.
· El comportamiento actual es determinado por conflictos no resueltos de la niñez.
· Las personas se encuentran en una negación debido a que han reprimido memorias no placenteras hacia el inconsciente.
· Se debe culpar a los padres por la mayoría de los problemas.
· La gente necesita conocer su pasado para poder realizar cambios significativos en sus pensamientos, actitudes, y acciones.
· Los niños deben pasar exitosamente a través de sus “etapas psicosexuales” de desarrollo, de lo contrario más adelante sufrirán una neurosis.
· Si es que voy a experimentar un cambio significativo, debo recordar y reexperimentar los incidentes dolorosos del pasado.
· Los primeros cinco años de vida determinan lo que la persona será cuando crezca.
· Todo lo que me ha sucedido está localizado en mi inconsciente.
· La gente utiliza mecanismos de defensa inconscientes para afrontar la vida.
· La gente necesita atribuirse valor a sí misma.
· La gente necesita una autoimagen positiva.
· La mayoría de los problemas se deben a la baja autoestima.
·La gente necesita una autoestima alta. Necesita sentirse bien consigo misma.
· El propósito principal de Dios es el de satisfacer las necesidades que las personas sienten.
· Los cristianos pueden aprender mucho sobre sí mismos estudiando a teóricos de la psicología como Sigmund Freud, Carl Jung, Alfred Adler, Carl Rogers, y Albert Ellis.
· Los cristianos deben formarse en psicología para poder ayudar de verdad a las personas.
· La gente necesita formarse, cursar estudios en consejería bíblica, ya que conocer la Biblia no es suficiente para ayudar a las personas con problemas graves.
· El mejor consejero es el que usa tanto la psicología como la Biblia.
· Alcohólicos Anónimos fue iniciado por cristianos y se basa en principios cristianos.
· Alcohólicos Anónimos y otros grupos de recuperación son necesarios para que los cristianos superen sus adicciones.
· El conocimiento de los tipos y los test del temperamento puede ayudar a los cristianos a entenderse mejor.
· Los psicólogos y terapeutas profesionales son mejores que los amateurs al lidiar con los problemas mentales, emocionales y de comportamiento.
· La gente debe pagar para obtener la mejor ayuda posible para los problemas mentales, emocionales y de comportamiento.
· Pagar por la consejería y terapia profesional motiva eficazmente a la gente a mejorar.
· La capacitación, credenciales y experiencia del psicoterapeuta son factores importantes para ayudar eficazmente a los demás con los problemas de la vida.

 

Fragmento del libro por Martin y Deidre Bobgan, Competent to Minister: 
The Biblical Care of  Souls 

(Santa Barbara, CA: EastGate Publishers, 1996), pp. 200-201.

 


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 El Hombre Bendito


 J. B. Nicholson Jr.

Las imágenes de nuestro Señor en la Palabra son muchas y variadas, tomadas de todos los ámbitos. Él es el sol y la estrella de la astronomía; el león, el cordero, el gorrión y la cierva de la zoología; la piedra cortada sin manos y la roca golpeada de la geología. Sus títulos provienen de la medicina y la arquitectura, de la cocina y el ejército, de la realeza y el servicio.
    La botánica aporta más de lo que le corresponde. Él es “la raíz y el linaje de David” (Ap. 22.16); “el Renuevo” (Zac. 6.12); “la vid verdadera” (Jn. 15.1); el grano de trigo (Jn. 12.24) y la planta de renombre (Ez. 34.29). Podemos añadir la rosa de Sarón y el lirio de los valles (Cant. 2.1); un manojo de mirra y un racimo de flores de alheña (Cant. 1.13-14); así como Su condición de “primicias de los que durmieron” (1 Co. 15.20).
    En el Salmo 1, se le describe como un árbol. ¿Podría alguien objetar nuestra sugerencia de que esta descripción del Hombre Bendito es una representación del Señor Jesús? Si bien es benditamente posible que todo creyente confíe en los recursos espirituales que nos hacen semejantes al Hombre Bendito, ¿quién más podría ser descrito como un hombre que no se desvía por nada, agrada a Dios en todo y prospera en todo?
    El salmo se divide fácilmente en dos partes. Los versículos 1 al 3 describen cómo es el hombre bendito; los versículos 4 y 5 muestran en qué no se parece, y el versículo 6 presenta la conclusión de Dios. En el versículo 1, se le conoce por tomar las decisiones correctas: “Has amado la justicia y aborrecido la maldad” (He. 1.9). En el versículo 2, se le conoce por tener los deseos correctos. Se deleita en lo que Dios dice y piensa en Su palabra a todas horas. En el versículo 3, ha encontrado el lugar adecuado para florecer en su temporada, siempre verde. Este es el triple secreto del éxito: todo lo que hace prospera.
    Los impíos no son dignos: son paja sin valor en lugar de árboles fructíferos; son esparcidos por el viento en lugar de ser alimentados por el agua; son expulsados de los salones de la justicia y de la comunión de los justos en lugar de elegir alejarse de las asociaciones pecaminosas. Su destino es la perdición. Demos gracias a Dios por el hombre bendito. Todos éramos impíos antes de conocerlo. Ahora Él nos ha bendecido con Su propia vida, y nosotros también podemos mostrar nuestra lealtad, conocer Su Palabra, crecer y dar fruto para Él junto al río que sale de Su trono.

J. B. Nicholson Jr., del libro Day by Day Christ Foreshadowed 
(“Figuras de Cristo de día en día”), Precious Seed Publications.

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El Peregrino y los Peligros  (parte 2)
Lucas Batalla


viene del número anterior

Texto: Génesis 12.10-20
El verso 17 informa de que Jehová tuvo que intervenir para poner fin a la locura de Faraón y de Abraham. “Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram”. Si Dios no hubiera intervenido Dios, la situación y el fracaso habrían sido mucho peores.  Estas fueron las primeras plagas de Egipto, que provocaron la salida de Abraham y Sara del país.
    Así que, Faraón el pagano reprendió a Abraham el patriarca (vv. 18-19), y lo hizo a través de tres preguntas:  


    1) “¿Qué es esto que has hecho conmigo?”  
    2) “¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?” 
    3) “¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer?” 

 
Y el rey de Egipto le dijo: “Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete” (v. 19). Dios utilizó la voz de Faraón, un incrédulo, para guiar a Abraham, pues le dijo: “Vete”. El verso 20 dice que le acompañaron, es decir, hasta la frontera, para asegurarse de que se fuera. Parece que incluso esos egipcios entendían el valor de la separación.
    Al ir a Egipto y practicar el engaño, le salió el tiro por la culata. Podríamos describir el resultado con otra figura, y decir que salió de Egipto, rumbo a Israel, como un perro con el rabo entre las piernas. Fue avergonzado por sus errores. Ahora bien, en nuestro caso debemos recordar que, cuando cometemos errores, no basta con decir que no somos perfectos, para disculparnos, ni debemos atacar a otros y señalar sus errores, sino que debemos corregir los nuestros. Si estamos en un lugar o una situación como resultado de nuestra propia lógica e insistencia, y no porque Dios nos haya guiado, debemos volver al lugar donde Él quiere que estemos.
     “Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev”  (Gn. 13.1), a la tierra a la que Dios le había enviado. Volvió a la voluntad de Dios, como dice el verso 4, “al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová”. Durante su estancia en Egipto, no oraba ni edificaba altares. Estaba fuera de comunión. Pero Dios no lo abandonó, sino que lo corrigió y enseñó, como hará también con nosotros.
    Pero en la tierra prometida, tenía dos problemas: 1) “y con él Lot” (13.1), alguien que no debía estar ahí, y  2) las riquezas que había adquirido en Egipto: “todo lo que tenía” (v. 1). Los versos 6 y 7 relatan que “la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar” (v. 6), y a raíz de eso hubo contienda. Pero recordamos que la tierra era suficiente para Abraham, pues Dios no había invitado a Lot. Esos problemas venían en parte por las riquezas de Egipto, y también por la presencia de Lot, que fue la desobediencia mencionada en Génesis 12.4. Quizás fue una decisión sentimental, pues son muchos los creyentes que favorecen indebidamente a sus familiares y amigos. Entonces parece que Abraham comenzó a ver este problema, y por eso dijo a Lot (vv. 8-9) que escogiera otro lugar y que se apartara de él. Estaba rectificando su error que cometió años atrás y que finalmente llevó a su separación.
    El verso 11 informa de que Lot, en lugar de actuar con desinterés y deferencia, “escogió para sí” todo lo que le parecía bonito y provechoso en la llanura del Jordán. Anduvo por la vista, no por fe, pues recordamos que no siquiera debía estar ahí, ya que debía haberse quedado en Ur de los caldeos. Lot salió de Ur, fue a Egipto, y luego se fue acercando cada vez más a Sodoma, donde al final dejó de vivir en una tienda y se instaló en una casa. El verso 13 dice: “Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera”. Vemos a Lot y a su mujer como personas sin criterio espiritual, y conocemos el triste final de su historia.
    Sin embargo, en los versos 14-17, Jehová volvió a hablar con Abraham después de separarse de Lot. Nunca habló a Lot, pero a Abraham le bendijo, y le prometió toda la tierra (vv. 14-15), una descendencia innumerable (v. 16), y le mandó: “Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré” (v. 17). No habló con Lot ni le dio nada. Esta tierra no se la ha prometido nunca a nadie más. Los llamados “palestinos”
1 son como los “ocupa” en España que invaden y viven en lugares que no son suyos. Dios da la tierra solamente a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. 
    Finalmente, en el verso 18 se lee: “Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”. Vivía siempre en tiendas, como peregrino, y ahí edificó otro altar, que simboliza su testimonio y comunión con Dios. Hebreos 11 describe su vida de fe: “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (vv. 9-10). Lot no habító por la fe en ningún lugar. Vivió en una casa en la ciudad perversa de Sodoma, pero Abraham seguía como peregrino, esperando la ciudad celestial que Dios prepara para todos los Suyos. Hermanos, no nos dejemos enredar en las cosas de este mundo, ni en amistades o relaciones familiares que perjudiquen nuestra vida espiritual.

de un estudio dado por Lucas Batalla 

  No hay ningún grupo étnico identificado como "palestino", pues los que han asumido ese título proceden de los países árabes alrededor de Israel, a veces expulsados de esos países, y se les mantiene en la tierra de Israel como una entidad política y religiosa para oponerse a Israel.

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El Divorcio Viola los Votos Matrimoniales

La palabra “desleales” (Ro. 1.31) describe a los que no cumplen los pactos o las promesas. Son traidores, personas cuya palabra no vale; en las que no se puede confiar. Las naciones firman tratados de paz y luego las incumplen. En 1938 los nazis firmaron el Acuerdo de Múnich, y el primer ministro del Reino Unido, Chamberlain, lo aclamó sonriente con las palabras: “Paz para nuestro tiempo”. Menos de un año después, las tropas de Hitler invadieron Polonia, y comenzó la Segunda Guerra Mundial. 
    Los matrimonios se dan el “sí, quiero” ante Dios y los testigos con la promesa de permanecer juntos “hasta que la muerte los separe”, pero luego rompen ese compromiso con la infidelidad, se divorcian y se vuelven a casar, tomando otros “votos” que entran en conflicto con los primeros, por lo que cometen adulterio (Mr. 10.11-12). Luego hablan de su “ex”, como si fuera algo totalmente normal, aunque su situación desagrada a Dios. En España se producen más de 100.000 divorcios al año. En Estados Unidos se calcula que el 50% de los matrimonios termina en divorcio, y en el Reino Unido, el 42% .

Carlos Tomás Knott, Romanos, La Justicia de Dios, Tomo 1, pág. 70

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¿Debemos perdonarnos a nosotros mismos?


El autoperdón es un concepto equivocado y egoísta. Se oye decir: "No puedo perdonarme a mí mismo", pero la Biblia ni siquiera menciona esta idea. El perdón judicial viene de Dios y se recibe por la fe (Hch. 10.43; Ef. 1.7; Col. 1.14). El perdón paterno, que mantiene la comunión con Dios, también proviene de Él (1 Jn. 1.9). Los creyentes también pueden y deben perdonar a los demás sus ofensas y no guardar rencor  ni animosidad (Mt. 6.14-15; 18.35; Lc. 17.4-5). Sin embargo, es egoísta pensar que uno se tenga que perdonar a sí mismo, ya que el perdón debe venir de los demás. Si Dios o un hermano nos perdona, ¿quiénes somos nosotros para no aceptarlo y dejar el asunto? 

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 ¿Contiendes con Dios?

“¡Ay del que pleitea con su Hacedor!"  Is. 45.9. 

 

Hoy en día hay hombres que quieren ser mujeres, y dicen que “se identifican como mujeres”, y mujeres que quieren ser hombres, y dicen que “se identifican como hombres”.1 Si los gobiernos “dictan leyes injustas” (Is. 10.1) son culpables de legalizar lo que Dios abomina. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Is. 5.20). En las iglesias hay mujeres que desean predicar y liderar como hombres, y rechazan el papel que Dios sabiamente en Su soberanía les asignó. Cualquier cosa parecida a este tipo de pensamiento es absurda y perversa. En Génesis 1.27 y 5.2 se declara: “varón y hembra los creó”. Así nos ha hecho y no se ha equivocado. El tema del género de sexo no es un asunto relativo que se deje a la elección de cada uno. Romanos 1.24-28 presenta el origen de esos razonamientos vanos y pasiones vergonzosas.

de Romanos: La Justicia de Dios, Tomo 3, 2ª edición, 
pág. 52, Carlos Tomás Knott, Libros Berea

  No hay ninguna base bíblica para la ideología “Woke” (un extranjerismo que significa “concienciado”), que es una desviación que, entre otras cosas, protagoniza la libertad e igualdad en cuestiones de género y orientación sexual (LGBTQ).

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 ¡Qué Mundo Nos Ha Tocado!



Vivimos en un mundo enojado.
El mundo está en ebullición: la guerra entre Ucrania y Rusia, los enfrentamientos en la Franja de Gaza e Israel, y los disturbios en el Congo, el conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur, y las tensiones entre China, Taiwán y las Filipinas son ejemplos de cuatro zonas de conflicto actual en cuatro continentes diferentes. Las tensiones entre Oriente y Occidente son más profundas que nunca, y la hostilidad entre las naciones aumenta. El Señor Jesús nos advirtió de esta ira al decir que: “se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24.7).
    Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre y temor. No se sabe cuándo se producirá un apagón y nos quedaremos sin luz ni agua. Se teme el colapso del sistema bancario, y la posibilidad de que se desate otra pandemia. A nivel personal, no se puede confiar en la palabra de nadie. Hoy se casan y mañana se divorcian. Hoy son amigos, pero mañana ya no lo son. Por eso, “No me fío” es el lema de muchos. Nuestro mundo está lleno de maldad. Hoy los gobiernos y la sociedad llaman malo lo que es bueno, y bueno lo que es malo. Hay corrupción y perversidad en todos los niveles de la sociedad. Cristo predijo esto: “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24.12)
     Todos estos problemas han venido porque hemos arruinado el mundo con nuestros pecados. La culpa no es de Dios, sino nuestra. La respuesta no está en los políticos, la ciencia o las religiones. En cambio, Jesucristo promete, no a todos sino solo a aquellos que acudan a Él en busca de salvación, que podrán tener gozo aun en las pruebas de este mundo, sabiendo que pronto volverá para traer la paz a este mundo: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16.33).
    Vivimos en un mundo egoísta. Para muchos, las palabras “yo”, “mío” y “mía” parecen ser la norma. Hoy en día el amor propio se considera una virtud, a pesar de haber causado mucho daño. La gente ignora incluso las relaciones familiares y las amistades legítimas para perseguir sus propios intereses: ser el número uno, aunque eso suponga romper corazones. Pero el Señor Jesucristo dice: “Venid a mí... y yo os haré descansar” (Mateo 11.28). Su corazón está con todos los hombres y mujeres y quiere bendecirlos con el perdón de los pecados. El Señor Jesús estuvo dispuesto a morir, “el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3.18). Está dispuesto a aceptar a todos los que vienen a Él con arrepentimiento y fe, y darles la vida eterna como un regalo gratuito.
    Vivimos en un mundo perdido e infeliz. Es el resultado de la entrada del pecado. El pecado engaña a la gente, pues promete “deleites temporales” (Hebreos 11.25). Los que se complacen en los pecados se lo pasan bien a corto plazo, pero no se dan cuenta de que es un engaño que les conduce a un fin amargo.  Dios advierte: “la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1.15 RVR95). La gente está realmente confundida y asustada, y a menudo siente que no sabe a dónde acudir. El Señor Jesús nos dijo que no había venido al mundo para cambiarlo, ya que está destinado al juicio, sino para salvarnos del mundo: “para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3.17). Él no quiere que te pierdas, sino que seas salvo para toda la eternidad. La gente parece infeliz con su suerte en la vida y descontenta. Hay una falta de paz interior. Pero el Señor Jesús da paz interior a todos los que acuden a Él con fe. A los Suyos Cristo promete: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14.27).
    Es cierto que el panorama actual del mundo es preocupante. El mundo está abocado a la destrucción y no mejorará. El pronóstico divino es: “los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3.13). La religión, la filosofía, la psicología y la sociología son impotentes para erradicar la maldad que hay en el corazón humano. No podemos salvar el planeta. ¡Es una misión imposible!
    Sin embargo, pronto cada uno de nosotros se presentará ante el Dios santo y justo, para rendir cuentas. No nos corresponde arreglar el mundo, pues solo Dios puede hacerlo. Lo que Él quiere hacer contigo ahora es salvarte y darte una nueva vida y una nueva esperanza. ¿Por qué no acudir ahora al Señor Jesús para obtener la salvación?


miércoles, 20 de agosto de 2025

En Esto Pensad - agosto 2025

 La Psicología: ¿Ciencia o Pseudociencia?

Martin  Bobgan


A través del estudio y la imaginación, los psicólogos han soñado con aplicar los métodos científicos para observar, explicar y transformar el comportamiento humano. Este sueño de desarrollar un estudio científico sobre la naturaleza humana y un método científico para tratar los problemas de la vida es muy seductor. Esta tan anhelada ciencia del comportamiento promete mucho a aquellos que luchan por resolver las vastas complejidades de la personalidad de los individuos en circunstancias igualmente complejas. Sin embargo, la psicología no ha alcanzado este anhelado estatus científico, principalmente si se trata de la psicoterapia.
    Si bien una parte de la psicología utiliza el método científico, existe un área de la disciplina de la misma en la que impera la pseudociencia, o más bien: la psicoterapia. El diccionario define la pseudociencia como “un sistema de teorías, asunciones y métodos erróneamente considerados como científicos”.1 A la pseudociencia le gusta usar un rótulo científico para proteger y promover opiniones que no son ni demostrables ni refutables.
    Si la psicoterapia se hubiese establecido como una ciencia, habría consenso en este campo con respecto a los problemas mentales, emocionales y de comportamiento, así como a su respectivo tratamiento. Sin embargo, este campo continúa expandiéndose con teorías y técnicas contradictorias, que generan más confusión que algo que se aproxime al orden científico.
    La psicoterapia continúa proliferando y ofrece cada vez más variedad de explicaciones a los conflictos y el comportamiento de los seres humanos. El psicólogo Roger Mills dice lo siguiente en su artículo “Psychology Goes Insane, Botches Role as Science” (la psicología se vuelve loca y fracasa como ciencia): 

El campo de la psicología hoy día está literalmente desordenado. Existen tantas técnicas, métodos y teorías en nuestro entorno como investigadores y terapeutas. Personalmente he visto a terapeutas convenciendo a sus pacientes de que todos sus problemas provienen de sus madres, de las estrellas, de su conformación bioquímica, de su dieta, de su estilo de vida e incluso del “karma” de sus vidas pasadas.

    En lugar de agregar conocimiento (basado en descubrimientos recientes fundamentados en información sólida) al conocimiento anterior, un sistema contradice a otro, un conjunto de opiniones es cambiado por otro y un conjunto de técnicas reemplaza a otro conjunto.
    La psicoterapia cambia según las corrientes culturales predominantes. El hecho de que existan más de cuatrocientos sistemas diferentes, y que cada uno proclame ser superior al resto, debería desanimar a cualquiera a pensar que tantas opiniones diferentes pudieran ser científicas o estén basadas en hechos. Las psicoterapias y sus respectivas psicologías de respaldo están llenas de confusión, y sus pseudo conocimientos y pseudo teorías resultan an una pseudociencia. Profesan ser sabios, pero son necios.

¿Pseudociencia?
    Los psicoterapeutas afirman poder proporcionar patrones de comportamiento ventajosos para la vida cotidiana, una nueva consciencia sobre las posibilidades del yo, y una adaptación a la vida y las circunstancias. Se centran tanto en los fenómenos internos, tales como los pensamientos, los miedos y las ansiedades, como en el comportamiento externo, tales como la interacción social, el aislamiento y la agresión. Sin embargo, al intentar abarcar y cambiar tanto el comportamiento interno como el externo, la psicoterapia cae en la subjetividad. No obstante, sus promotores la denominan científica y la disfrazan con una jerga profesional. Por lo tanto, se la considera ciencia y se la presenta con un vocabulario que parece ser profesional, pero la psicoterapia opera descaradamente basándose en la opinión personal, que está influida por los muchos sistemas teóricos (y a menudo conflictivos).
    ¿La psicoterapia es ciencia o superstición? ¿Es objetiva o subjetiva? ¿Se basa en hechos o es un invento subjetivo? Dichas preguntas son importantes ya que hemos aprendido a confiar casi en cualquier cosa que tenga el sello de “ciencia”. Nuestra sociedad tiene una gran admiración por la ciencia, ya que nos ha permitido elevarnos por encima de lo común y corriente, llevar la humanidad a la luna y explorar los distantes planetas y el funcionamiento interno del cerebro. Nos hemos quedado impresionados, sorprendidos, e incluso quedamos admirados por las maravillas de la ciencia. La ciencia y la tecnología que la acompaña nos han impulsado hacia un estilo de vida más cómodo, aunque no necesariamente hacia una mayor paz mental.
    La ciencia nos ha hecho sentir que tenemos conocimiento, ya que nos ha permitido descubrir y describir muchas de las leyes naturales y físicas del universo. De la misma forma, sentimos ansiedad ante la posibilidad de que existan leyes similares que describan la naturaleza humana. Por lo tanto, debido a que la psicoterapia se ha identificado a sí misma con la ciencia y se ha definido como una ciencia del comportamiento, muchos la consideran científica en su descripción, análisis y tratamiento de la condición humana. 
    Muchas disciplinas fuera del campo de la ciencia pueden resultar fascinantes y atractivas, pero no generan la misma confianza que la ciencia. La gente tiende a asociar la palabra científico con conceptos tales como “verdadero”, “preciso”, y “confiable”. Si la psicoterapia y las psicologías que la respaldan son científicas, deberían provocar nuestro respeto y atención. Sin embargo, si no lo son, tenemos buenas razones para cuestionar y dudar de sus afirmaciones y métodos.
    Debido a que la psicoterapia se basa en teorías psicológicas, cabría preguntarse si estas pueden considerarse científicas. En un esfuerzo por evaluar el estatus de la psicología, la American Psychological Association (Asociación Psicológica Americana) eligió al Dr. Sigmund Koch para planificar y dirigir un estudio, el cual fue subsidiado por la Fundación Nacional de Ciencia. Este estudio contó con la participación de ocho profesores eminentes encargados de evaluar los hechos, teorías, y métodos de la psicología. Los resultados de este extenso esfuerzo se publicaron en siete volúmenes titulados “Psychology: A Study of a Science” (La Psicología: Un estudio de una ciencia).
    Al examinar los resultados, Koch expresa sus preocupaciones en los siguientes términos: “no digo que no haya subcampos de la psicología que no puedan ser considerados como parte de la ciencia”. Sin embargo, la psicoterapia es uno de los campos que Koch tiene en la mira cuando afirma: “Creo en este momento y de manera total y final, que la psicología no puede ser una ciencia coherente” (Itálicas en original, negritas agregadas). Koch sugiere que, “como punto de partida de una humildad terapéutica, deberíamos renombrar la psicología y llamarla estudios psicológicos”6 (Itálicas en original).
    Koch ciertamente criticaba la psicoterapia por estar bajo “el engaño de que ya es una ciencia” cuando en realidad no lo es. Y, ciertamente confirmaría que la psicoterapia “no puede ser una ciencia coherente”. Una razón por la que la psicoterapia no puede denominarse legítimamente como una ciencia coherente es porque intenta lidiar con la complejidad humana, que no puede observarse ni anticiparse de manera consistente. Además, el terapeuta y el paciente son individuos únicos y su interacción agrega una variable adicional. Cuando se añaden los factores del tiempo y las circunstancias cambiantes, no es de extrañar de que la relación terapéutica escape del riguroso estudio de la ciencia.
    Al considerar el dilema entre la ciencia y la individualidad personal, el Dr. Gordon Allport dice:
El individuo, sea quien sea, consiste en una organización interna y única de procesos corporales y mentales. Pero debido a su carácter único, la ciencia lo considera algo vergonzoso. Se dice que la ciencia se ocupa de leyes amplias, preferentemente universales... por lo que la individualidad no puede ser estudiada por ella, sino únicamente por la historia, el arte, o la biografía.

    Podríamos agregar que el individuo no solo se escapa de las fórmulas científicas, sino que también desafía las descripciones literarias. Sin embargo, si tuviéramos que elegir entre una y otra, parecería que la literatura ha sido más capaz de revelar la complejidad de los seres humanos. El lenguaje describe las complejidades del individuo mucho mejor que las fórmulas.  El lenguaje y la literatura reflejan mejor la naturaleza humana y la profundidad del alma que las teorías de la personalidad y la psicoterapia. 
continuará, d.v. en el siguiente número

del capítulo 1 del libro El Fin de la “Psicología Cristiana”, por Martin Bobgan,
 publicado por Llamada de Medianoche disponible gratuitamente en formato PDF en 
https://archive.org/details/ElFinDeLaPsicologaCristianaMartinBobgan

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Aléjate de los Malos

“No tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar con ellos; porque su corazón piensa en robar, e iniquidad hablan sus labios” (Pr. 24.1-2).
 
Esta doble instrucción (no desear ser como los que practican la maldad, ni juntarse con ellos) se respalda con una razón (el carácter destructivo de lo que traman en sus corazones y declaran con sus labios). Otros  proverbios contienen exhortaciones similares, con razones adicionales. “No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos. Porque Jehová abomina al perverso” (Pr 3.31-32). “No te entremetas con los malignos, ni tengas envidia de los impíos; porque para el malo no habrá buen fin, y la lámpara de los impíos será apagada” (Pr. 24.19-20). El contraste positivo para los piadosos se expresa en 23.17-18. “No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo; porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada” (Pr. 23.17-18).
    Pero tenemos un problema a la hora de aplicar esta sana enseñanza. Es posible pensar que solo significa no imitar a ladrones, asesinos o drogadictos. Pero entre los impíos que no debemos imitar ni estar con ellos están los políticos, los ricos y famosos, como por ejemplo los deportistas, actores y cantantes que muchos admiran y desean imitar. No debemos ocupar nuestro tiempo con ellos, ni desear ser como ellos, ni tener lo que ellos tienen. Algunos piensan que es importante tener muchos amigos y ser populares. No recuerdan de las palabras de Cristo: “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!” (Lc. 6.26). A los jóvenes les encantan los héroes de ficción como Spiderman, Superman, Batman y otros. Pero estos son los héroes que han creado el diablo y el mundo. No son inofensivos, sino engañosos y falsos, e indignos de la atención de los creyentes. En la Biblia encontramos los verdaderos héroes, que son personas que fueron fieles a Dios, como Abel, Enoc, Noé, Abraham, Rut, Ester, los hombres valientes del rey David, y los apóstoles del Señor Jesucristo. 
    Nuestros ejemplos a seguir son los piadosos de la Biblia, los hombres y las mujeres que agradan a Dios, y, sobre todo, debemos admirar, seguir e imitar al Señor Jesucristo. Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Co. 11.1). “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados” (Ef. 5.1). “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros” (Fil. 3.17). Nuestros compañeros deben ser personas creyentes y piadosas. Es más importante tener amigos espirituales que amigos de nuestra misma edad o nivel económico. Pablo le mandó algo importante a Timoteo, un joven creyente, que es válido para creyentes de cualquier edad: “sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Ti. 2.22). Revisemos nuestros valores y amistades según el criterio divino. Como dice el refrán: “Mejor solo que mal acompañado”.

Traducido y adaptado de un artículo en la revista Assembly Testimony, enero 2025

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Jesucristo y el dinero

“Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Timoteo 6.6). Por eso el Señor Jesucristo no era posesivo ni controlador con el dinero. Él jamás codició el dinero; más bien dejó que Judas tuviera “la bolsa del dinero” (Juan 12.6 NBLA). Cuando quería ver la imagen de César, dijo: “Traedme la moneda” (Marcos 12.15); obviamente no tenía ninguna. Jamás pidió ni tomó prestado dinero. Él les enseñó a sus discípulos a orar: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Lucas 11.3) y vivió hablando solo con Dios de sus necesidades. Cuando h
abía que pagar los impuestos, le dijo a Pedro que tomara el dinero y se lo diera “por mí y por ti” (Mateo 17.27). Cumplió con sus responsabilidades financieras y, además, ayudó a otros. Dios lo vio y lo amó, porque “Dios ama al dador alegre” (2  Corintios 9.7). ¿Sigues tú su magnífico ejemplo de administración del dinero?

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Judas Iscariote, el tesorero malvado



Judas “tenía la bolsa del dinero” (Juan 12.6 NBLA). Sin ninguna vergüenza robaba al Salvador, y el Señor lo permitió. A veces el Señor permite que la gente sea hipócrita. Judas, el traidor, se acercó a Jesús, “le besó” y le entregó a Sus enemigos (Mateo 26.49). ¡Qué fraude! A veces Él permite que la gente engañe. “Entonces uno de los doce, q
ue se llamaba Judas”
(Mateo 26.14), profesaba ser creyente, predicaba, y quizás hacía milagros. Cuando Jesús habló de su traición, todos preguntaron: “¿Soy yo, Señor?” (Mateo 26.22). Judas había engañado completamente a sus condiscípulos. Puede que el Señor permita que la gente peque, sea hipócrita, y engañe, pero recuerda que Él ha prometido: “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8.28). Al final, el Señor siempre vence, y también castiga a los infieles. Por eso, “Dejad lugar a la ira de Dios” (Romanos 12.19). Cristo triunfó en la cruz, ¡y lo hará también en tu vida!

         del libro Devoción a Diario, por Juan Dennison, lecturas del 17 y 18 de junio,  

Publicaciones Pescadores, y Libros Berea 

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 La Voluntad de Dios


“... Para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios” (Ro. 15.32).

El apóstol Pablo no quería hacer su propia voluntad, sino la del Señor Jesucristo. Es importante hacer las cosas por la voluntad de Dios, y no según la nuestra. 
    ¡Cuántas veces los creyentes, impulsados por sus propios deseos, o reaccionando ante las circunstancias, toman decisiones y actúan diciendo que Dios les guió, cuando no es así! En tiempos de hambre, el patriarca Abraham bajó a Egipto en busca de alivio (Gn. 12.10-20), actuando fuera de la voluntad de Dios. Luego, en Génesis 16, él y Sara decidieron por su cuenta lo de Agar, y el triste resultado fue Ismael. Elimelec abandonó a Belén en tiempos de hambre, y llevó a su familia a Moab (Rut 1), donde perecieron él y sus dos hijos fuera de la voluntad de Dios. Muchos se van a otro país en busca de comida y una vida mejor, sin tener en cuenta realmente la voluntad de Dios. El profeta Jonás intentó ir a Tarsis (Jonás 1), también fuera de la voluntad de Dios. Consiguió plaza en el barco y, por las circunstancias, todo parecía irle bien hasta que se desató la tormenta. Pero las circunstancias por sí solas no son una indicación fiable de la voluntad de Dios. Aunque David había sido ungido por Dios, se cansó de huir de Saúl y se fue al rey Aquis en Gat de Filistea (1 S. 21.10; 27.2). El profeta Elías se cansó del conflicto, se dejó atemorizar por las amenazas de Jezabel, y huyó a Sinaí, donde Jehová le preguntó: “¿Qué haces aquí, Elías?” (1 R. 19.9, 13). Esta es una pregunta que deben hacerse los que dejan su lugar de origen: “¿Realmente he sido guiado por el Señor?” Hay quienes dicen que harán algo “si el Señor quiere”, o “en el nombre del Señor”, pero a veces solo lo hacen para disimular y hacer su propia voluntad. Quizás hablan así porque no saben distinguir entre su voluntad y la de Dios. El hecho de desear mucho hacer algo no lo convierte en voluntad del Señor. Dicen que quieren la voluntad de Dios, pero si esta no se corresponde con la suya, no la quieren. Sin embargo, avanzan, quiera el Señor o no, y no en Su Nombre, pues Él no avala lo que hacen. Dirigen sus propios pasos, pero luego dicen que el Señor les ha guiado, pues al decir esto, nadie se atreverá a cuestionar o criticar lo que han hecho. Debemos aplicar Proverbios 3.5-7 y esperar pacientemente a que Dios muestre Su voluntad, no que apruebe la nuestra. Como Israel en Números 9.17-22, debemos permanecer atentos a la voluntad de Dios. Esta puede incluir pruebas y contratiempos, como le sucedió a Pablo, pero si Él realmente guía nuestros pasos, también nos sostendrá.

Carlos

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 El Pecado de Oponerse a la Autoridad

Romanos 13.2 dice: “De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos”. Puesto que Dios estableció el gobierno, la autoridad, “quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste. Recordemos que Dios está detrás de la autoridad que Él establece. 
    “Se opone” significa ponerse en contra, y es un término militar que significa: “disponer batalla en contra” (según Vine), es decir, “ordenar la batalla, la línea de combate”. Aparece dos veces en el verso. En Hechos 18.6 se traduce como “oponiéndose”. En Santiago 4.6; 5.6 y 1 Pedro 5.5 se traduce como “resiste”, y nos advierte que Dios resiste a los soberbios. La advertencia de Gamaliel, aunque no se refirió al gobierno, es válida aquí: “no seáis tal vez hallados luchando contra Dios” (Hch. 5.39). Oponerse y resistirse a la autoridad es resistirse a Dios. El contexto es la autoridad del gobierno, pero este precepto es aplicable en la iglesia, el matrimonio, la familia y el trabajo. Uno puede oponerse tanto activamente, mediante protestas y enfrentamientos, como pasivamente, con resentimiento, murmuraciones y haciendo lo mínimo cuando se le llama la atención, pero ambas formas son pecado. La Palabra de Dios es clara, quienes se oponen al gobierno, a los ancianos, al marido, a los padres, o al jefe o al amo en el trabajo, resisten a Dios y son culpables, pues Él estableció la autoridad. 
    Esto incluye las leyes de inmigración. Para su vergüenza algunos cristianos se burlan de ellas y se consideran una excepción. Entran ilegalmente en otro país y evitan a las autoridades. Otros tal vez entran como turistas de visita, pero se quedan más tiempo del permitido. En su pasaporte pone: “permiso para 90 días”, pero no se someten al gobierno. Toman trabajos ilegalmente, y buscan quedarse. Las excusas de: “otros lo hacen”, o “busco una vida mejor”, no sirven ante Dios. Cada país tiene un proceso correcto y legal que debe seguirse si se desea inmigrar y vivir allí. Dios dice: “Sométase toda persona” (Ro. 13.1), y, “Por causa del Señor someteos a toda institución humana” (1 P. 2.13).

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 El Peregrino y los Peligros
Lucas Batalla



Texto: Génesis 12.10-20

Este pasaje demuestra  que incluso los creyentes se equivocan y pecan a veces. Abraham era un hombre de Dios, pero tomó una serie de decisiones equivocadas sin consultarle y, por ello, no hizo Su voluntad. Estaba matriculado en la escuela de la fe, donde todos tenemos que aprender y crecer.
    Antes el patriarca  había obedecido en gran medida, como se ve en el capítulo 12, ya que salió de Ur tal y como Dios le había indicado, sin embargo, se llevó a Lot consigo. Génesis 12.4 menciona brevemente este error: “Y Lot fue con él”. ¿Por qué estaba Lot con Abraham?, pues Dios no llamó a Lot a salir. Dios prometió bendecir a Abraham y darle “esta tierra” (v. 7), pero no prometió nada a Lot.
    En los versos 10-20 vemos otra equivocación: respondió al hambre con la lógica, y se fue a Egipto sin la guía de Dios. Allí, temiendo que le mataran para quedarse con su esposa, Sara, inventó una mentira para protegerse (vv. 11-13). Era una media verdad, que también es una media mentira. Pero antes de juzgar a Abraham, pensemos si nosotros siempre decimos toda la verdad o si a veces también la callamos.
    En el verso 10, vemos el error que lo inició todo. Hubo hambre en la tierra, y a Abraham se le ocurrió  ir a Egipto, donde las condiciones eran mejores, pero no oró ni se dejó guiar por Dios, sino que se dejó llevar por sus deseos, por la lógica y las circunstancias. Llegó a Egipto, pero eso no significa que Dios lo aprobara. El hecho de pasar necesidad en tu país no es necesariamente una razón para salir de él. Se puede salir por motivos egoístas, porque no te gusta la escasez, o por motivos de envidia, porque deseas tener una vida mejor, como la de otros. Pero no debemos dar un paso sin saber qué quiere Dios. “No se haga mi voluntad, sino la tuya”, debe ser siempre nuestra oración, y debemos esperar pacientemente y aceptar la respuesta de Dios.
    En los versos 11-13, cuando llegó a Egipto, no tenía hambre pero sí miedo y tensión, porque pensaba que lo matarían para llevarse a su mujer Sara, porque era bella. Tenía temor del hombre (v. 12) y Proverbios 29.25 dice que ese temor trae lazo. Por miedo, en lugar de orar, se inventó una mentira, y así puso a Sara en peligro, ya que podía haberse quedado como esposa de Faraón. Mateo 1.2 señala a Abraham e Isaac, su hijo con Sara, como antepasados de Cristo. Sin embargo, Abraham solo pensaba en su situación actual y en las circunstancias, así que, sin consultar a Dios, decidió, fabricó la mentira, y le dijo a Sara que alegara que era su hermana. La excusa que esgrimó fue: “Para que me vaya bien”, pues pensaba en sí mismo.
    En los versos 14-16, parecía que todo le iba bien, pues consiguió bienes y riquezas, “y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos” (Gn. 12.16). Es posible enriquecerse fuera de la voluntad de Dios, pero recuerda que las riquezas no indican que estemos en Su voluntad. No siempre son una bendición. Ganó todo eso, pero a cambio de que llevaran a su esposa a la casa de Faraón (v. 15). Todos estos problemas en los que se vio envuelto Abraham se debían a que había actuado sin ser guiado por Dios. Fue un capítulo oscuro en su historia espiritual. Pero es más fácil ver los problemas de Abraham o de otros que los nuestros. Debemos considerar si nuestras dificultades se deben a que estamos fuera de la voluntad de Dios y hemos hecho lo que queríamos. Recordemos a Jonás, que consiguió escapar de la voluntad de Dios y subirse a un barco con destino a su elección, pero eso solo le trajo problemas. También debemos recordar que el corazón es engañoso (Jer. 17.9), por lo que podemos decir “en el Nombre del Señor voy a hacer tal cosa”, y así convencernos de que Dios nos guía, cuando realmente no es así. Nuestro lema debe ser: “Ni un paso sin Tu ayuda”.

continuará, d.v. en el siguiente número

 

 Peregrino Tú mi hiciste, este mundo no es mi hogar;

Me llamaste a seguirte y contigo un día morar.

Guíame... guíame, por el pedregal

Tenebroso de la vida, a la patria celestial. 

 

 
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 LA MARCA DE LA BESTIA
  
 

¿Recibirá usted la marca? Piénselo, porque se acerca el momento en la historia de la humanidad en que toda compraventa dependerá de tener esta marca. Sin ella, nadie podrá comprar ni vender. Y si la recibe, ya sea  alegremente o a regañadientes, será bendecido por el Anticristo, pero maldito por Dios. Siga leyendo y se lo explicaré.    
    Debe saber que en el mundo habrá un gran líder universalmente admirado que ocupará el lugar de cabeza de todos los gobiernos y naciones. La Sagrada Biblia, Palabra de Dios, predijo esto hace más de dos mil años y ahora está a punto de cumplirse. Dios llama a este hombre “la bestia”, “el Anticristo”, “el hombre de pecado”, y “aquel inicuo”. Pero el mundo lo conocerá por otros nombres buenos, y será muy popular. Prometerá “paz y seguridad”, y todos le admirarán (Apocalipsis 13.4, 8). Su compañero, un religioso profesional de las relaciones públicas (la “otra bestia” de Apocalipsis 13.11-15) hará grandes señales, y muchos le creerán. 
    Pero sabemos por experiencia que los políticos dicen una cosa y hacen otra. El caso del Anticristo y su colega será el peor de todos, porque una vez que tengan el poder,  lo ejercerán con violencia. Harán una imagen y matarán a todos los que no la adoren. Muchos ya están acostumbrados a inclinarse ante imágenes religiosas y rendirles culto; ¡el camino está allanado! Obligarán a todo el mundo a ponerse la marca de la bestia, que se usará para controlar la economía, ya que será necesaria para comprar o vender. Todavía no se sabe cómo será exactamente la marca, pero se pondrá en la mano derecha o en la frente (Apocalipsis 13.16-17). Dejarán de lado la tolerancia de la que tanto hablan ahora. Tendrá dos opciones: ¡la marca o la muerte!
    PERO quienes reciban la marca provocarán la ira del Dios Omnipotente, y serán rechazados eternamente por Él. La ira de Dios se derramará sobre el mundo gobernado por el Anticristo, durante el tiempo que la Biblia llama “la Tribulación”, cuando Dios castigará a la humanidad por su rebeldía y maldad. El mundo está lleno de personas que rechazan a Jesucristo, Su salvación y Su señorío (autoridad), pero recibirán alegremente al Anticristo. ¡Fíjese! Dios envió a Jesucristo y fue rechazado. El diablo enviará al Anticristo y será aceptado y adorado. ¡Observe si esto está bien o mal, y si no demuestra la maldad del corazón humano! Y Dios advierte sobre la marca, pero la mayoría no le hace caso. En Apocalipsis 14:9-11 un ángel de Dios clama a gran voz para advertir:



    La única manera de escapar de estos horribles juicios que pronto caerán es obedecer el evangelio proclamado en la Palabra de Dios. Esto significa arrepentirse de sus pecados, incluso de la religión falsa, y confiar única y exclusivamente en el Señor Jesucristo para ser perdonado y salvarse. No le puede salvar ninguna religión, filosofía ni ningún político. Pero si se arrepiente y deposita su confianza en el Señor Jesucristo, que murió en la cruz por usted, por su culpa, que resucitó y vive para siempre, ¡él le salvará! Jesucristo le hará nacer de nuevo. Le perdonará y le dará vida eterna. Así, usted dejará este mundo cuando Jesucristo arrebate a Su pueblo y lo lleve al cielo (S. Juan 14:1-3). Él viene pronto para llevarse consigo a todos los suyos. ¿Será usted uno de ellos o se quedará en el mundo con la mayoría y recibirá la marca de la bestia? La decisión es suya, así como las consecuencias. 

lunes, 30 de junio de 2025

EN ESTO PENSAD - julio 2025

La Música y la Adoración
parte 2
Mark Sweetnam


viene del número anterior
Por supuesto, no es muy probable que intentemos la restauración total del sistema levítico. Como mínimo, tal esfuerzo plantearía consideraciones prácticas y logísticas formidables, y la restauración completa del servicio levítico es imposible, y seguirá siéndolo hasta que se reconstruya el Templo. Pero hay algunos elementos del sistema que son tan fáciles de revivir o conservar, que encajan tan fácilmente en nuestras reuniones y que parecen tan útiles para ayudarnos a sentirnos adoradores. Cabría preguntarse si realmente sería tan problemático utilizarlos en esta dispensación.
    La respuesta bíblica a esta pregunta es afirmativa. En el capítulo 3 [de su libro] ya hemos considerado la descripción que el Salvador hace del tipo de adoración que marcaría la dispensación de la gracia. La adoración sombría e insustancial del judaísmo llegaría a su fin, y los verdaderos adoradores adorarían al Padre “en espíritu y en verdad” (Jn 4.24). Esta verdadera adoración dejaría atrás todas las características geográficas y físicas de la adoración bajo la Ley, y entraría en la realidad espiritual prefigurada por las vistas, los sonidos y los olores de la adoración del Antiguo Testamento.
    Esta adoración debe ser “en espíritu”. Por el contrario, la música pertenece al ámbito de lo físico. C. H. Spurgeon, con su característico y elocuente giro de frase, dijo: “Podríamos rezar con maquinaria, así como alabar con ella”, y sus palabras resaltan claramente el contraste entre lo espiritual y lo físico y mecánico. 
    Además, la música opera en el ámbito emocional más que en el espiritual. Hay pocas cosas que tengan la capacidad de excitar y atraer nuestras emociones como lo hace la música. La música puede hacernos sentir como si estuviéramos adorando, pero solo a nivel emocional y es probable que afecte a una persona no creyente de la misma manera que a una creyente. Sus efectos pueden ser profundos, pero son fugaces y efímeros.
    La música también tiende a desviar nuestra atención. La habilidad de tocar bien un instrumento musical es algo que admiramos y apreciamos. Y, en la mayoría de los casos, no habría dificultad en reconocer la habilidad y la dedicación que hay detrás de una interpretación virtuosa. Sin embargo, tal virtuosismo es una distracción del verdadero foco de nuestra adoración. Que esto es algo más que un peligro teórico queda elocuentemente confirmado por los estantes de CD de las librerías cristianas, donde el foco de las fotos de portada, los carteles y los comentarios de las reseñas está en los artistas y su talento. Hacemos bien en tener en cuenta la verdad que Pablo inculcó a los paganos adoradores de Atenas: Dios no es “honrado por manos de hombres” (Hch. 17.25). El autor de la epístola a los Hebreos nos exhorta a ofrecer a Dios el “fruto de labios”, pero no menciona “el fruto de nuestros dedos” (He. 13.15).
    Anteriormente en este capítulo, afirmé que ni los Hechos de los Apóstoles ni las epístolas registran ningún precedente, práctica o precepto que valide el uso de instrumentos musicales en la adoración a Dios. Esa afirmación es cierta, con una excepción. En Efesios 5, el apóstol Pablo describe la naturaleza de una vida llena del Espíritu: “… sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Ef. 5.18–19).
    Hay un instrumento musical cuyo uso está aprobado por el Nuevo Testamento como parte del culto espiritual cristiano. Este instrumento no se encuentra entre las secciones de cuerdas, viento madera o percusión de ninguna orquesta. No produce ni tonos ni timbres audibles para los oídos humanos, pero Dios se deleita con la melodía de un corazón bien dispuesto que añade su armonía inimitable a la alabanza de los creyentes. Todos deberíamos tratar de convertirnos en virtuosos de este instrumento, practicando y ensayando hasta que no suene ninguna nota falsa, no se exprese ninguna resonancia inarmónica. Cuando nos reunamos para adorar, debemos dejar nuestros instrumentos, y animales, en la puerta. Pero cuando vengamos, que nuestros corazones melodiosos canten las alabanzas de nuestro Dios.


Mark S. Sweetnam
Traducido con permiso, del capítulo 11 de su libro: Worship, the Christian’s Highest Calling (“La adoración, la vocación más sublime del cristiano”), Scripture Teaching Library.
https://www.scriptureteachinglibrary.com/ 

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¿Qué Es El Hombre? 

parte 2

Lucas Batalla 


viene del número anterior
El Hombre Convertido


    "¿Qué es el hombre?", es decir, ¿qué viene a ser cuando cree en el Señor Jesucristo? Está vivo, porque Dios le ha dado una vida que antes no tenía (Ef. 2.1). Es alguien que representa a Cristo, porque le sigue y ha sido cambiado por Él. Cristo promete: “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8.12). El creyente ya no es del mundo (Jn. 17.14, 16). Es conciudadano de los santos y miembro de la familia de Dios (Ef. 2.19), y esta familia espiritual es mejor que cualquier familia terrenal. Los creyentes somos algo que antes no podíamos ser: hijos de Dios. 1 Juan 3.1 exclama: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”, y el verso 2 declara: “Amados, ahora somos hijos de Dios”. Solo es cierto para los que han nacido de nuevo por la fe en Jesucristo. Los del mundo suelen decir: “todos somos hijos de Dios”, pero esto es un gran error. Para ser hijo de Dios hay que nacer de nuevo en Su familia.
    Pero hay más. Gálatas 2.20 dice que ahora el creyente está crucificado, que ya no vive, sino vive Cristo en él. Esto acontece en el momento de creer en el Señor Jesucristo para ser salvo. No vivimos como antes, pues la cruz de Cristo pone fin a nuestra vida anterior. 2 Corintios 5.17 añade que somos nuevas criaturas en Cristo, que las cosas viejas pasaron y ahora todo es nuevo. En el mismo pasaje enseña que hemos sido reconciliados con Dios. 1 Corintios 6.19-20 declara que ahora nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que Él mora en nosotros, y que debemos vivir como santos. Hebreos 3.1 nos llama “hermanos santos, participantes del llamamiento celestial”, pues somos peregrinos que atravesamos este mundo rumbo al cielo. Filipenses 3.20-21 nos informa de que somos ciudadanos del cielo. Como dice el himno: 

“Peregrino, Tú me hiciste; este mundo no es mi hogar. 

Me llamaste, a seguirte, y contigo un día morar”. 

Todos estos textos y muchos otros describen el gran cambio que se produce en el ser humano por la salvación. Ha pasado de la muerte a la vida, de la condenación a la bendición, de ser hijo de Adán a hijo de Dios.
    Pero amigo, la pregunta sigue siendo la misma: “¿Qué es el hombre?” y se te aplica a ti. “¿Qué eres tú?” Si no has reconocido a Jesucristo como tu Señor y Salvador, la Biblia te describe como un pecador perdido, que necesita salvación. Pero Dios te ha tenido en cuenta y ha dispuesto para que puedas nacer de nuevo y tener una vida bendita por la fe en su Hijo, el Señor Jesucristo. Él tuvo memoria de ti, y murió cargado con tus pecados, para que puedas recibir el perdón y la vida eterna. No desaproveches el perdón y la vida eterna que Dios te ofrece. Él se acordó de ti, pero ¿te acuerdas de Él?

Lucas Batalla, de un estudio dado el 13 de abril, 2025

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  El Mercado Psicoterapéutico


En el mercado psicoterapéutico se ha estimado que existen más de 400 enfoques terapéuticos diferentes y más de 10.000 técnicas específicas disponibles para el consumidor. El Dr. Morris Parloff reporta:

Emergen nuevas escuelas constantemente, proclamando que proveen un mejor tratamiento, recuperación, o un mejor manejo de los problemas y neurosis contemporáneos. Ninguna escuela se ha retirado jamás del campo por no poder cumplir lo que proclama, y como consecuencia todas continúan coexistiendo.

    Todas siguen existiendo y todas afirman tener éxito,  aunque a menudo las diversas técnicas y las teorías que las sustentan entran en contradicción entre sí. Por ejemplo,una técnica puede fomentar la eliminación de toda responsabilidad, mientras que otra puede otorgar una gran importancia a la responsabilidad personal. A través de artículos populares, publicidad, y comentarios personales, se lleva al consumidor a la conclusión de que cualquier tipo de terapia puede funcionar, independientemente de lo absurda o satánica que pueda ser. Sin embargo, la mayoría de las personas mejoran sin “terapia”.
 
  El número de terapias ha proliferado en gran forma, tanto que sería muy difícil imaginarse una forma de psicoterapia que no haya sido concebida y practicada ya. Dichas formas de psicoterapia abarcan todo el espectro, desde las muy sencillas, las cuales incluyen mentirle al paciente diciéndole que él se está mejorando (incluso cuando el terapeuta sabe que no está mejorando), hasta las que son específicamente más activas, las cuales requieren que el paciente realice diferentes tareas, ya sea que las quiera hacer o no.

    En forma jocosa hemos pensado que podríamos concebir una teoría y darle un nombre sencillo, tal como “Teoría X”, o algún título esotérico que nadie entendiera, tal como “terapia osmótica”. Para lograr comercializarla, podríamos seleccionar varios  conceptos disponibles en cualquier texto de psicología. Luego, para hacer que sea atrayente, podríamos agregarle alguna estructura trinitaria similar a la del id, ego y superego de Freud; o a la de Padre, Adulto y Niño de Harris; o a la de yo-bueno, yo-malo, y yo-no de Sullivan; o la realidad, responsabilidad y recto e incorrecto de Glasser.
    A continuación deberíamos escribir un libro sencillo sobre la misma, que el público en general pudiera entender fácilmente, formar un instituto (preferentemente en Los Ángeles o Nueva York) y contratar personal. Luego, después del “éxito” inicial, contactaríamos los medios y le diríamos al mundo sobre nuestros triunfos incomparables, ignoraríamos o esconderíamos nuestros fracasos, y prometeríamos milagros insuperables de felicidad, adaptación, solución a los problemas personales, e incluso sanidad física. Procuraríamos hacer que varias revistas de psicología escribieran artículos sobre nuestra nueva terapia. Luego daríamos seminarios para entrenar terapeutas en nuestra nueva psicoterapia. Finalmente, deberíamos darle lugar a la gran cantidad de gente solitaria, aburrida, frustrada y motivada por la ansiedad que ha intentado otras ramas de la psicoterapia sin tener éxito. 
    No estamos acusando a todos los psicoterapeutas de ser deshonestos o de fabricar meramente terapias de la nada. Sin embargo, cuando las personas están desesperadas, son vulnerables a las promesas psicológicas de alivio, y debido a que no están informadas sobre el tipo de tratamiento que recibirán, confían en el mismo con la esperanza de obtener alivio.

recopilado del capítulo 1 de El Fin de la "Psicología Cristiana", por Martin Bobgan,
publicado por Llamada de Medianoche

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Cristo Ilustrado por la Vaca Alazana


Textos: Números 19.1-22; Hebreos 9.13-14

Esta figura de Cristo no se menciona entre las ofrendas que el Señor entregó a Moisés en la Tienda de Reunión. La inclusión de la ordenanza de la vaca alazana en este relato del pueblo de Dios en el desierto es muy significativa. Este capítulo está dirigido a los extranjeros y peregrinos. Cuando los israelitas comprendieron el carácter contaminador de su viaje, el sacrificio de la vaca roja adquirió un gran valor purificador y restaurador. Esta verdad presentada en una figura solo puede ser apreciada por aquellos que comprenden la esterilidad del mundo por el que pasan.
    Sin duda, la vaca roja es un hermoso símbolo de Cristo. Era completamente roja, sin ninguna mancha. Era algo muy poco común y resulta interesante que no se conozca ninguna otra vaca igual. Nuestro Señor era una persona totalmente única. La vaca roja solo se ofrecía una vez. Sin embargo, el valor de las cenizas permanecía, reservadas en un lugar limpio para ser utilizadas muchas veces en la purificación de las impurezas. La vaca inmaculada, sobre la que nunca se había puesto yugo, simboliza al Cordero de Dios sin mancha, “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 P. 2.22).
    La vaca alazana fue llevada fuera de la puerta para ser sacrificada, en referencia a Jesús, quien “para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta” (He. 13.12).
    Las cenizas de la vaca alazana se recogían y se guardaban en un lugar limpio como purificación de la impureza. Durante el peregrinaje, era posible que un peregrino tocara un cadáver o incluso un hueso y quedara así impuro. En este caso, se le suspendían sus privilegios hasta que se eliminaba la impureza. Solo había una forma de hacerlo: se le rociaba con las cenizas de la vaca mezcladas con agua corriente.
 Todo esto aporta una enseñanza útil para los cristianos, que están constantemente en contacto con la impureza y necesitan una limpieza diaria. Las cenizas y el agua corriente se aplicaban conjuntamente. Las cenizas remiten a la única ofrenda; el agua, por su parte, representa la palabra de Dios que el Espíritu Santo utiliza para aplicar el poder de la muerte de Cristo para restaurar nuestras almas y limpiarnos de la iniquidad. “Porque si… las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (He 9.13-14).

Traducido de un artículo escrito por Harold Paisley, Ontario, Canadá, en Day by Day, Christ Foreshadowed (“De Día en Día, Cristo Prefigurado”), Precious Seed Publications, Reino Unido, 2002, lectura del 18 de abril.

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  El Significado de la Adoración



Alfredo Gibbs, en su libro Adoración, enseña el verdadero carácter de la adoración. En el capítulo 4, "El Significado de la Adoración", escribe:

"El tercer caso que ilustra el significado de cómo dar adoración a Dios es el de María de Betania. La historia se halla registrada en Juan 12.1-11... Examinemos estos incidentes desde el punto de vista negativo y tratemos de descubrir lo que María no vino a hacer en esta ocasión memorable...


1) María no vino para escuchar un sermón, aun cuando se hallaba allí el más grande Maestro que el mundo jamás haya conocido, y de Quien se dijo: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!" (Jn. 7.46). 
    Ya hemos señalado que la Cena del Señor instituida por Cristo la noche de Su traición y muerte, fue creada para permitir a los creyentes que lo recuerden y de este modo tributen a Él y al Padre la adoración de sus coraziones. Por lo tanto, el propósito primordial de tal reunión no es oír una exposición de la Palabra de Dios por parte de algún maestro capaz, no importa cuán bueno esto pueda parecer en otra ocasión, sino pasar el tiempo ocupados con Aquel a quien pertenece la cena, y que dijo: "Haced esto en memoria de mí" (1 Co. 11.24).

2) María no vino para hacerle una petición, como lo había hecho antes (Jn. 11.32). Su propósito no era derramar su alma en una súplica sincera... no vino a obtener, sino a dar.
    Del mismo modo, la Cena del Señor no existe para permitir a los creyentes que supliquen al trono de la gracia, inestimable como es la oración. Esta reunión de creyentes es para la adoración que, como ya hemos visto, se distingue de la oración (las peticiones, Ed.)

3) María no vino para encontrarse con sus hermanos creyentes. Habían muchos allí y ella los amaba tiernamente a todos, ya que ellos amaban a su Señor, pero su pensamiento dominante no era ocuparse con el pueblo del Señor ni gozar de la comunión con ellos. Ella deseaba estar ocupada con el Señor mismo, excluyendo a toda otra persona y toda otra cosa sobre la tierra.

4) María no vino para ser reavivada por Él, aunque cuando éste bien pudiera haber sido su motivo. Luego de la monotonía de las tareas domésticas o comerciales, bien podría haber argumentado que necesitaba el reposo o solaz y la vivificación espiritual que solo Él podía impartir, pero éste no fue el motivo que la trajo...
    La hermosa acción de María seguramente nos enseña que la adoración no ha sido instituida para producir una autosatisfacción en el creyente, sino para brindar satisfacción al Señor.

5) María no vino para reunirse con el anfitrión, ni aun con sus propios familiares en la carne. No se nos dice quién era el anfitrión en esta oportunidad, pero María no prestó mucha atención a él, pues sus ojos estaban puestos sobre Otro. Ella contempló al Señor como dueño de la casa y vino a rendirle honor. La cristiandad, con su casta especial de clérigos, ha eliminado en gran medida de la mente del pueblo el hecho de que en la Cena del Señor, Cristo es el anfitrión en Su propia mesa, y que todos los creyentes reunidos no son sino huéspedes invitados por Él. ¡Las Escrituras nada dicen de un "clérigo oficiante" (uno que preside y administra los símbolos, Ed.), sin cuya presencia la Cena del Señor no puede ser celebrada!

6) María no vino a Él porque fuera popular el hacerlo. Por el contrario, fue en un momento cuando el odio reprimido del mundo religioso y político estaba a punto de estallar sobre el Hijo de Dios... Fue "seis días antes de la Pascua", cuando el mundo habría de manchar sus manos con la sangre del Cristo de Dios, que María vino con su presente de amor para derramarlo sobre los pies del Salvador....
    El creyente también debe estar preparado, en lealtad a su Señor y a Su Palabra, a desafiar el desprecio del mundo político y aun la persecución de los falsos sistemas religiosos u organizaciones políticias, a fin de adorar a Dios de un modo agradable a Él...".

tomado del libro Adoración, por Alfred P. Gibbs, publicado por LEC/DIME

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    Sirvan estos pensamientos para ayudarnos a comprender cómo es la verdadera adoración, y cuál debe ser nuestro propósito y proceder al venir a la Cena del Señor. No es para hacer peticiones, ni para dar ministerio o exhortaciones, sino para estar ocupados enteramente con la Persona y la obra del Señor Jesucristo. Tenemos otras reuniones para hacer peticiones en oración, y para oír a hermanos hablar una palabra de ministerio o dar pensamientos sobre la Palabra de Dios, pero la Cena del Señor es la única reunión dedicada enteramente a hacer memoria del Señor y adorarlo. No nos desviemos de este santo propósito.

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  “Isaac salió al campo a meditar” (Génesis 24.63 NBLA). 

¡Qué hábito tan bueno! Meditar significa hablar en voz baja con uno mismo. ¿En qué meditaba?  David dijo: Meditaba EN TODAS TUS OBRAS” (Salmo 143.5). También dijo: “EN TI medito(Salmo 63.6 NBLA). Solamente del Señor Jesús se dice: “EN SU LEY medita de día y de noche” (Salmo 1.2). Por supuesto, Él se enfocaba en la carpintería en Nazaret, en las enseñanzas en Galilea, y en las sanidades en Capernaum, pero intencionalmente apartaba tiempo cada día y tenía tiempos a solas en las noches para meditar en la Escritura. ¿Y tú?  ¿En qué estás ocupando tu mente esta semana? ¿En el trabajo? ¿La escuela? ¿Los deportes? ¿Los videojuegos? ¿La música? ¿Los problemas? Desarrolla esta disciplina de Cristo, y que tu oración hoy sea: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová” (Salmo 19.14).

Juan Dennison, Devoción a Diario, Libros Berea

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El Norte Perdido

 Texto: 2 Corintios 6.14-18

Jamás ha sido tan inminente como hoy en día la necesidad de separarse franca y abiertamente del mundo. En los tiempos de oposición no era necesario exhortar a los cristianos a separarse de los incrédulos, ya que la misma oposición era un motivo poderoso para que los creyentes se juntaran para animarse y consolarse mutuamente, y para defenderse de los constantes ataques de sus enemigos. Ver en aquellos días a un cristiano en compañía con un incrédulo hubiera sido tan imposible como imaginarse a un ratón y un gato lamiendo la misma porcelana.
    Pero desgraciadamente esa marcada separación que antes había entre los seguidores del Señor Jesucristo y los seguidores del Enemigo ya no existe. ¿Por qué? Por eso, el cristiano ha perdido el norte, su orientación bíblica, su fervor, su espíritu agresivo, su repulsión hacia el pecado, los escrúpulos de conciencia y la firmeza de sus convicciones; el cristiano a medida que corren los siglos es como la sal que va perdiendo su sabor.
    El incrédulo, por otra parte, se ha ido aclimatando poco a poco al cristianismo, pues si bien todavía no lo puede tragar, ya no le choca ni le repulsa como antaño. El enemigo es astuto, y constantemente perfecciona sus métodos para corromper vidas. Lo que no consiguió en los siglos pasados con la cruz, él lo está consiguiendo con las labias de un mundo que nos abre los brazos como la araña para exprimirnos la última gota de sangre.
    ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? Naturalmente estos textos nada tienen que ver con el ganarse almas para nuestro Señor mediante la muestra del amor genuino e interés por los inconversos. Pero, a la vista de ellos, podemos afirmar que en los casos en que se practican estas uniones, es porque el “creyente” ha perdido su espiritualidad; es lija sin arena, sal sin sabor, ácido sin picante. Porque los verdaderos creyentes se sienten muy fuera de su elemento en la compañía de los del mundo, y estos a su vez se sienten mortificados en la compañía de los primeros.

De la antigua revista evangélica “Orientación Religiosa”, año 1935

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  Fallar el Blanco

Un hombre que pasaba cerca de un gran granero se fijó en que tenía dianas en el lateral y una flecha en el centro de cada una. Viendo al granjero, se detuvo y le dijo: “Alguien tiene muy buena puntería”. El granjero se rió y respondió: “No he sido yo. Hay un hombre que dispara sus flechas a mi granero y luego dibuja dianas alrededor de ellas”. Esta anécdota graciosa ilustra un punto importante. La gente piensa que, cuando se trata de ir al cielo, es algo relativo, así que cada uno establece sus propias normas. Lo que es verdad para uno no lo es necesariamente para otro, pero si somos buenos y sinceros, todos acabaremos ganando. Suena bien, pero la Biblia dice otra cosa.
    La Biblia deja claro que las normas de Dios, los Diez Mandamientos, nunca cambiarán (léalos en Éxodo capítulo 20). Dios no rebajará Sus normas por nadie. La humanidad no ha cumplido estas normas y la Biblia afirma explícitamente que “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (epístola a los Romanos 3.23). La palabra “pecado” significa no acertar. Antiguamente, se utilizaba para referirse a una flecha que no alcanzaba el blanco. La verdad es que todos los lectores de este artículo, incluido el autor, “pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Dios describe así a toda la humanidad, pero la cuestión es, si crees a Dios o confías en tu propia opinión.
    Algunos responderán: “Pero yo rezo todos los días”, o “No soy mala persona”. No ponemos en duda su sinceridad, pero lo que cuenta es el análisis de Dios, no nuestro punto de vista o sinceridad. Sorprenderá a muchos saber que la práctica de una religión no puede resolver el problema del pecado y la condenación. Rezarles a los santos y participar en los sacramentos no sirve de nada. Dios es santo y el pecado debe ser juzgado. Esto es extremadamente grave, ya que realmente existe el infierno, lugar de castigo eterno de los pecadores. Debemos ser honestos y admitir nuestra condición pecaminosa y que hemos violado la ley divina y ofendido a Dios. Podemos engañar a los demás e incluso a nosotros mismos, pero no podemos engañar a Dios. Dios no puede ser burlado.
    Gracias a Dios, hubo Uno que siempre cumplió todas las leyes de Dios, que siempre acierta, como una flecha que da en el blanco. Es el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, que nunca juró, ni mintió, ni codició, ni fue envidioso, ni perdió los estribos. Era impecable, es decir, totalmente sin pecado y puro, por dentro y por fuera. Este Hombre divino y perfecto a propósito fue a la cruz para pagar por los pecados de todos los seres humanos. Murió como Sustituto, en lugar de todos nosotros. Él ha proporcionado una base para que toda persona pueda ser salva. Considera lo que dice la Sagrada Escritura:

"Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero".

"Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo".

1ª epístola a Timoteo 1.15; 2.3-6 


    Hay que arrepentirse y confiar únicamente en Jesucristo, no en la Iglesia, los santos, los sacramentos ni las obras de uno.
    La realidad es que todas las personas que van al cielo son simples pecadoras salvadas por la gracia de Dios, porque confían en Jesucristo. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no es de vosotros... no por obras, para que nadie se gloríe" (epístola a los Efesios 2.8). 

    Muchos dicen que el apóstol San Pedro fue el primer papa, pero no tienen en cuenta lo que Pedro declaró. Se puede decir que habló “ex cathedra” acerca de la fe y la doctrina, y proclamó la infalible palabra de Dios al decir: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos de los Apóstoles 4.12). La única manera de dar en el blanco es confiar totalmente en el Señor Jesucristo. Si haces cualquier otra cosa, por sincero que seas, fallarás el blanco.