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sábado, 7 de mayo de 2016

EN ESTO PENSAD -- mayo 2016

María, Bendita Entre las Mujeres


¿Qué dice la Biblia acerca de María, la madre de Jesús?
Todos hemos oído mucho de María, la madre de nuestro Señor. Seguro que hemos oído que a ella se le debe orar (rezar). Tal vez tú mismo lo has hecho, y la has rendido culto. ¿Sabes qué dice Dios de tales cosas? ¿Sabes qué dice acerca de María? ¿Te importa? Veamos.
    1. La Biblia dice que María era muy favorecida y bendita entre las mujeres. Antes que concibiera a Jesús, el ángel Gabriel fue enviado de Dios para anunciar a María la concepción inmaculada, esto es, que ella concibiría y daría a luz un hijo sin pecado, el “santo ser” (S. Lucas 1:35). Al llegar el ángel le saludó diciendo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (S. Lucas 1:28).
    2. La Biblia revela que María fue escogida no por mérito propio, sino por la gracia de Dios (favor inmerecido). El ángel le anunció: "Has hallado gracia delante de Dios" (S. Lucas 1:30).
    2. La Biblia revela que María, aunque piadosa, necesitaba un Salvador, pues ella misma confesó y declaró: “Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (S. Lucas 1:47). Todo ser humano necesita ser salvo, “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
    3. La Biblia revela que era necesario que alguien la cuidara, pues el Señor, estando en la cruz, dijo a Su discipulo Juan: “He ahí tu madre”; y a María dijo: “Mujer, he ahí tu hijo” (S. Juan 19:26-27). Se ve que Juan tenía que cuidar a María y no ella a Juan.
    4. La Biblia revela que le hacía falta orar, porque después de la ascensión de Cristo, estaba ella entre los reunidos para orar: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” (Hechos de los Apóstoles 1:14). Vemos que los demás no oraban a ella, sino que María, como los demás, oraba a Dios. Ella no era mediadora entre ellos y Dios, sino que oraba como una más.
    5. La Biblia revela que María necesitaba el Espíritu Santo. En la cita anterior, vimos que cuando estaban todos unánimes juntos, María estaba con ellos. Luego dice que “fueron todos llenos del Espíritu Santo” (Hechos 2:1-4). Esto nos enseña que María, igual que a los demás, recibió el Espíritu Santo.
    6. La Biblia nos dice que María tenía otros hijos. Por ejemplo, el evangelista Mateo registra una queja de los enemigos de Jesús: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?” (S. Mateo 13:55-56 y S. Marcos 6:2-3). Esto no significa primos o parientes como algunos alegan, sino hermanos nacidos de la misma madre. María no es "siempre virgen" como dicen, y esta verdad no le deshonra, pues Dios les bendijo a José y ella con hijos nacidos de su unión matrimonial. Dios declara: "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla" (Hebreos 13:4). El apóstol Juan menciona a los hermanos de Cristo (S. Juan 7:3, 5, 10). En la cita de Hechos 1:14 notamos que los hermanos de Jesús también estaban reunidos para orar.
    7. María no pudo hacer un milagro cuando faltó el vino en la boda. No tenía poderes sobrenaturales. Ella habló a los siervos de la importancia de obedecer a su hijo Jesús cuando dijo: “Haced todo lo que [Jesucristo] os dijere” (S. Juan 2:5). Por eso debes estudiar el Nuevo Testamento por tí mismo, para ver cómo el Señor Jesús quiere que tú obedezcas.
    “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Hebreos 1:1-2). Dios no habló por María, sino por "el Hijo" Jesucristo.
    La Biblia no enseña que María ascendió viva al cielo. En toda la Biblia sólo hay dos personas que fueron al cielo sin morir: Enoc (Génesis 5:24; Hebreos 11:5), y el profeta Elías (2 Reyes 2:11). Son las únicas excepciones que Dios ha permitido. Nadie más. La asunción de María es una leyenda que surgió en el siglo IV y fue convertida en dogma por aclamación popular sólo en el año 1950. No tiene apoyo bíblico.
    Parece que Jesucristo supo que posteriormente la gente trataría de dar suma importancia a Su madre. Tal vez por eso nunca llamó a Su madre en público por el nombre “madre”, ni le dio otros títulos. Tanto cuidado usó el Espíritu Santo para que nosotros adorásemos siempre y sólo a Cristo, y no a Su madre. Ella fue bendecida por Dios, es cierto, pero no tiene poderes para bendecir, pues no es divina.
    Dijo Cristo Jesús: “Todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre” (S. Mateo 12:50).
    Amigo, ¿no quieres entrar en el reino de Dios, y ser parte de la familia de Jesucristo, al igual que María la madre de Jesús? Si arrepentido de tus pecados, confías en el Señor Jesucristo para perdonarte y darte vida nueva y eterna, Él lo hara. Sólo Jesucristo puede salvarte.
 M.A. Yoder, adaptado
             
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NO JUZGUES

“No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mateo 7:1).

Aquellos que conocen poco más de la Biblia, conocen este versículo y lo usan de un modo muy caprichoso. Aun cuando se critica a una persona por su enorme maldad, estas gentes piadosamente gorgotean: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. En otras palabras, utilizan este versículo para evitar que se condene el mal.
    Sin embargo, aun cuando hay áreas en las que no debemos juzgar, hay otras en las que se nos manda expresamente hacerlo.
    Hay algunos ámbitos en donde no se debe juzgar. Por ejemplo:    
    No debemos juzgar los motivos de la gente; no somos omniscientes, y no siempre podemos saber porqué hacen lo que hacen. No debemos juzgar el servicio de otro creyente; para su propio Maestro está en pie o cae. No debemos condenar a aquellos que son escrupulosos o meticulosos acerca de cosas que son neutrales moralmente; para ellos sería malo violar sus conciencias. No debemos juzgar por las apariencias o hacer acepción de personas; lo que hay en el corazón es lo que cuenta. Y ciertamente debemos evitar un espíritu crítico y severo; una persona que habitualmente busca defectos en los demás representa una pobre publicidad para la fe cristiana.
    Pero hay otras áreas donde se nos manda juzgar:
    Debemos juzgar toda enseñanza para ver si está de acuerdo con las Escrituras. Tenemos que juzgar si otros son creyentes verdaderos, para no unirnos en yugo desigual. Los cristianos deben juzgar disputas entre creyentes en vez de permitir que vayan a los tribunales civiles. La iglesia local debe juzgar en casos de formas extremas de pecado y cortar de la comunión al ofensor culpable. Los de la iglesia deben juzgar qué hombres reúnen los requisitos bíblicos para ser ancianos o diáconos.
    Dios no espera que desechemos nuestra facultad crítica o abandonemos los valores morales y espirituales. Todo lo que pide es que nos abstengamos de juzgar donde no debemos y que juzguemos justamente donde se nos manda.


William MacDonald, de su libro DE DÍA EN DÍA (Ed. CLIE),
lectura para el 31 de enero.
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EL JUICIO PERVERTIDO




“Tener respeto a la persona del impío, para pervertir el derecho del justo, no es bueno” (Pr. 18:5).

Sobre este texto el hermano William MacDonald comentó:

    “No sólo no es bueno, sino que es absolutamente malo favorecer a los malos. Y es igualmente malo negarles la justicia a los justos. La parcialidad no es la única perversión de justicia que debe evitarse. Considera lo que sigue: el soborno, los testigos falsos, la exclusión o rechazo deliberado de testigos con prejuicio o para afectar la decisión de un caso, la admisión de testimonio secreto (“confidencial”) contra el acusado, los veredictos predeterminados (un tribunal injusto o desautorizado)...
    Es una de tres veces en Proverbios que se nos advierte en contra de la parcialidad o el hacer acepción de personas. Las otras citas son 24:23-25 y 28:21.
                 de su libro en inglés: Proverbs, A Devotional Commentary, págs. 181-182
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LA PREGUNTA INCONTESTABLE
 
Voy a hacer una pregunta que ningún lector puede contestar, y aseguro que ni yo, siendo el autor, puedo contestarla. Además, ningún cristiano puede contestar esta pregunta. No sólo los cristianos, sino que tampoco los demás, nadie en el mundo, aunque tenga muchos conocimientos, sea letrado, experto, erudito y todo eso. Ningún ser humano puede contestar esta pregunta. Porque, y afirmo que es así, ni siquiera los ángeles pueden contestarla, ni Gabriel, ni Miguel, ni otros. No saben la respuesta. Y el colmo es, y lo digo con toda reverencia: ¡estoy seguro que ni Dios mismo puede contestarla! Es totalmente incontestable.
    La pregunta está en la Biblia, y el autor de la Biblia es Dios, pero aun así no puede contestarla. En Hebreos 2:3 leemos esta gran pregunta: "¿Cómo escaparemos... si descuidamos una salvación tan grande?" Lee con cuidado. No pregunta "¿escaparemos?" porque entonces la respuesta podría ser "sí" o "no". Pero pregunta: "¿Cómo?" y verdad es que no hay respuesta, porque no hay modo de escaparse si uno descuida la salvación de Dios. Nadie puede decirte cómo, porque es imposible.
    Dios ha provisto "una salvación tan grande" por medio de Su Hijo Jesucristo. La salvación es grande porque Dios es el Proveedor, y Él es grande. También Su Hijo único, Jesucristo, es grande como el Padre. Hizo una gran cosa; descendió del cielo a este mundo; Dios se encarnó y nació en Belén, de María virgen. Vino al mundo "para salvar a los pecadores", y esa es una misión grande y noble.
    La salvación es tan grande porque también es la única manera de borrar nuestros pecados, perdonar y darnos vida eterna. A los que creen en Jesucristo, Dios les saca de muerte a vida (Juan 5:24). Cristo dice: "Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás" (Juan 10:28). ¿No es grande la vida eterna? Por naturaleza somos unos muertos ambulantes – "muertos en vuestros delitos y pecados" (Efesios 2:1-3), pero Dios da vida y perdón, no a todos, sino a los que creen. Para recibir esta salvación tan grande hay que arrepentirse y creer. Los que no, no se salvarán. Algunos porque rechazan el evangelio y se vuelven enemigos de Dios. Es triste, porque podrían ser salvos si sólo creyesen. Pero quizás todavía más triste es el que se pierde por descuido, como dice nuestra pregunta: "¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" El descuido, el aplazarlo, postergarlo, decir "todavía no", es la reacción fatal y trágica. No rechaza, pero tampoco acepta; no se arrepiente y no deposita su confianza en el Señor Jesucristo. Descuida el evangelio. Lo escucha, lo considera, y quizás lo admira, pero se va a una eternidad perdida y llena de angustia y dolor, por el descuido fatal.
    Amigo, Dios quiere salvarte. Dios ha provisto sólo en Jesucristo una salvación tan grande. ¡No descuides más Su oferta! Ahora, una pregunta que sí puedes contestar: ¿Hoy te arrepentirás y te entrégarás por fe al Señor Jesús? Hazlo y nacerás de nuevo, tendrás perdón y serás salvo para siempre.
                                                                                                 Carlos

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¿Por qué debemos vestir modestamente?
         
Es una pregunta muy común entre las mujeres en iglesias evangélicas, especialmente en las nuevas creyentes y en algunos casos las cristianas que han estado en iglesias que no enseñan ni enfatizan este tema, y como consecuencia nunca han cambiado su forma de vestir.
    La Biblia dice en 2 Corintios 5:17, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
    Una de las razones por las cuales debemos vestir modestamente es porque debemos dejar atrás todo lo que nos ataba con el mundo, sus valores, modas, etc.  Si ya has aceptado a Cristo como tu Señor y Salvador personal, entonces ya eres una nueva criatura. Y una de las muchas cosas que nos ataba al mundo era nuestra forma de vestir.  El mundo enfatiza mucho la libertad individual y la sensualidad. Cuanto más sensual te veas mejor. Cuanto más enseñes, más sexy.  Pero Dios dice que al creyente TODAS las cosas son hechas nuevas. Eso incluye que debes dejar tus minifaldas, blusas escotadas, pantalones, bikini, joyas, etc.  Debe haber un cambio total en tu vida, como consecuencia a tu obediencia a Dios.
    Considera Éxodo 28:41-42, “Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes. Y les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los muslos.” Nota que Dios pide que las ropas de las personas  que estaban a Su servicio debían de cubrir su desnudez. Hasta los sacerdotes debían de vestir modestamente. En otro pasaje dice que Dios no quiere ver la desnudez de ellos, porque para Dios es desagradable, aunque Dios nos creó y nos conoce perfectamente.
    Tal vez dirás, como muchas hoy en día: “no soy Aarón, no estoy al servicio de Dios, y no estoy bajo la Ley”. Son objeciones típicas y lástima que se escuchan de quienes ya decidieron de antemano que no van a cambiar y por eso no quieren oír.  Pero Dios tampoco quería ver la desnudez del resto de Israel, ni la quiere ver hoy en día. No somos Israel, pero somos el pueblo de Dios hoy en día y Dios no aprueba bajo la gracia la inmodestia. En Levítico 18:1-7 leemos:

“Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Yo soy Jehová vuestro Dios. No haréis como hacen en la tierra de Egipto, [Egipto es un tipo del mundo] en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos. Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios. Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová”.

“Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová. La desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es, no descubrirás su desnudez”.

    La desnudez de una u otra persona, no descubrirás. Versículo tras versículo habla sobre cubrir la desnudez. Lo malo es que hoy en día hay muy poca gente que se viste correctamente, y la gran mayoría de las personas andan más desvestidas que vestidas. ¿De dónde sacan sus modas y costumbres, de la Biblia? ¡No, sino del mundo que les rodea!
    Es irónico que la gente diga: “…pero eso está en el Antiguo Testamento…eso ya no aplica…es legalismo”, etc. Realmente no importa si Dios habló de cómo vestirse en el Antiguo o en el Nuevo Testamento. En ambos Testamentos trata el tema directa e indirectamente. Pero la cuestion es que Dios no ha cambiado, y la santidad todavía le importa. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Él, como soberano y sabio, tiene derecho a decirnos cualquier cosa acerca de nuestra forma de vivir y nuestra persona.  Primero por ser Dios y Creador. Segundo porque Él pagó alto precio para redimirnos y hacernos Su “pueblo propio” (Tit. 2:14).  Como Pablo dijo a los corintios: “no sois vuestros” (1 Co. 6:19-20). A Dios le agrada que seamos también santos y diferentes en nuestra forma de vivir, porque es parte de “toda vuestra manera de vivir” (1 P. 1:15). La vestimenta es parte de nuestra manera de vivir. Lo santo no es mundano, y lo mundano no es santo. “No os conforméis a este siglo” (Ro. 12:2), ¡y no dice después: “excepto en las siguientes cosas...”!
    Además, el vestirse modestamente es cuestión de obediencia a Dios. Sí quieres obedecer a Dios vas a dejar toda clase de ropa que no agrada a Dios. Es cuestión de fe, porque debemos confiar en lo que Dios dice y enseña, aunque sea contrario a nuestro mundo y costumbres. Y es cuestión de amor y prioridades, porque el Señor Jesucristo declaró: “Sí me amáis guardad mis mandamientos” (Jn. 14:15).

              autor desconocido
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La Forma De Vestir: Tema Importante

por David Cloud

Hace años se escuchaban mensajes como este en muchos púlpitos, pero ese ya no es el caso. Con demasiada frecuencia hoy, es raro que haya cualquier tipo de enseñanza sobre la forma de vestir, y si se predica, suele ser etiquetado “legalismo”. La resistencia tan pervasiva de la cultura “rock & roll” a ese tipo de predicación hace que muchos pastores simplemente deciden ignorar el asunto de la vestimenta. De ese modo la batalla está perdida simplemente porque abandonamos el campo de batalla.
    Sin embargo, si hay un tiempo cuando los predicadores deben advertir a sus oyentes acerca de la ropa, es hoy. La sociedad moderna está empapada con la indecencia. Un desfile de modelos de Vogue daría vergüenza a los de Corinto. Las normas de la moralidad no se limitan al lugar de culto. Seguramente el predicador tiene la obligación de esclarecer estas cosas. ¿No ha hablado Dios sobre el tema? Sabemos que la santidad es asunto del corazón, pero ¿no es también asunto del cuerpo? ¿Qué hombre ha sentido deseos impíos acerca del corazón de una mujer? ¿Cómo, entonces, podemos ignorar esas partes de la Escritura y rehusar predicarlas con denuedo y sin claudicar? Eso es lo que hace el neo-evangélico. Hay cosas que no predicará, y una de ellas es la separación. Pero la Biblia habla tanto de la separación moral como de la eclesial. El predicador que es fiel y creyente en la Biblia no puede ignorar esto.
    Son hipócritas los que hoy gritan: “¡legalismo!” sobre este asunto. Denuncian al viejo predicador por la linea que traza, pero ellos también marcan límites acerca de la ropa. ¿Permitirían a una mujer vestida de bikini enseñar una clase de niños en escuela dominical? No, y hay otros tipos de ropa que no permitirían. Demarcan límites, así que tienen normas. Y si está bien tener una norma acerca de la ropa, ¿no es sabio trazar la raya usando los preceptos bíblicos en lugar de los del mundo?
    Hagamos clara la diferencia entre nosotros y el mundo. No temamos ser un “pueblo propio, celoso de buenas obras”. Caminemos en las sendas viejas. Los que abandonan las normas altas y claras de la santidad en el vestir, y se acercan más y más a las modas del mundo, deben recordar que el mundo se aleja cada vez más de la Palabra de Dios.

David Cloud. Dressing for the Lord (“Vistiendonos para el Señor”), págs. 6-7
Way of Life Literature, www.wayoflife.org


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La Mujer Tiene Obligación


Muchas mujeres protestan que los hombres deben controlar sus ojos, y estamos totalmente de acuerdo que un hombre cristiano es responsable de cuidar sus ojos, pero eso sólo es una cara de la moneda. La mujer también tiene responsabilidad. Puesto que la figura de la mujer tiene para el hombre un poderoso atractivo, la mujer cristiana debe vestirse de modo que no llame la atención sensualmente.
    Hay demasiadas mujeres...sensuales y obstinadas, y que resisten a lo que las Escrituras enseñan, la predicación de hombres de Dios, y las peticiones de los tentados.  Esta es probablemente la razón más grande por la que muchos predicadores simplemente ignoran el asunto en sus predicaciones. Hay demasiadas mujeres obstinadas y contenciosas en la congregación que causan problemas cuando alguien mencione la vestimenta modesta. El predicador debe ser valiente y no dejarse intimidar por ellas pero no es asunto fácil y muchos piensan que no merece la pena.
    Si eres una mujer lectora de este libro, espero que no te haya descrito en el párrafo anterior, porque mientras seas obstinada y sensual no hay modo de que yo u otros podamos ayudarte a ser modesta. Podemos mostrarte lo que la Biblia dice acerca de la modestia, y lo que los hombres dicen acerca de cómo el atavío sensual les afecta, pero no podemos cambiar tu corazón. El fundamento de una vida cristiana modesta es un corazón rendido a Cristo.

David Cloud. Dressing for the Lord (“Vistiendonos para el Señor”), págs. 7-8
Way of Life Literature, www.wayoflife.org