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viernes, 31 de julio de 2015

EN ESTO PENSAD -- agosto 2015

¡Rechazado!

Texto: Hechos 18:5-11

Duele mucho ser rechazado cuando testificamos, pero así es el mundo en que nos toca vivir. No podemos quedar bien con todos. No sólo le rechazan al Señor, que es lo peor, sino que también a nosotros – y esto nos hace difícil el trabajo, porque como seres humanos que somos, con nuestros debilidades y fallos, nos cuesta soportar el rechazo y mantener el ánimo.
    El apóstol Pablo aparentemente acabó tan dolido por esa reacción mencionada en el versículo 6, “oponiéndose y blasfemando”, que luego el Señor tuvo que acercarse (vv. 9-10) para animarle y prometerle protección. La promesa que le dio todavía está vigente en nuestros días.
    Cuando hablemos de Cristo el diablo se enfurece, y lo expresa en la cara y la voz de los inconversos – puede ser un vecino, un amigo o nuestra propia familia – pero nos trata con rechazo, desprecio, y hasta blasfeman a veces. Esto es duro de soportar, nos duele ver y sentir la dureza del ser humano ante el amor y la verdad de Dios. Pero recuerda que Dios lo tiene que ver y oír todos los días, muchísimo más que nosotros, y Él nos llama a la comunión con Él. Así que aun en lo que sufrimos porque testificamos tenemos comunión con el Señor. Mejor es identificarnos con Él, pues 2 Timoteo 2:12 promete: “Si sufrimos, también reinaremos con Él”.
     Cada día la gente está más dura, resistente y antipática, pero el Señor sufrió en la cruz para traernos el evangelio y debemos ser fieles anunciadores. A Él le tocó morir por los pecados de la humanidad; a nosotros nos toca anunciar Su muerte y resurrección. Visto así, es un privilegio y una gran responsabilidad. Debemos ser incansables y no tímidos en el trabajo que el Señor nos encargó. Él dio la cara por nosotros en la cruz, y podemos dar la cara por Él ante los inconversos, pues nunca vamos a sufrir tanto como Él. En 2 Timoteo 3:12 se nos dice que “todo el que quiere vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerá persecución”. Realmente debemos esperar esa reacción, pues el Señor mismo nos advirtió de antemano, en Juan 15:18-20 y 16:2 y 33.
     El Señor quiere que recordemos que si nos rechazan por Su causa, somos bienaventurados. Pero no si nos rechazan por nuestro carácter malo, fallos, inconsideración, etc., sino por causa de Cristo. Si un creyente se porta de forma descortés, falta respecto, no hace bien su trabajo u otros cosas así, luego no diga: “me persiguen” cuando la gente reacciona, pues es culpa suya y no tiene nada que ver con el Señor. No usemos el nombre del Señor como excusa para justificarnos si hacemos mal y sufrimos por ello. La Palabra dice: “ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno” (1 P. 4:15). Los que son castigos por un crimen, o bajo corrección paterno o disciplina eclesial por algún pecado, no son víctimas. 
    Pero somos todos llamados a seguirle al Señor y anunciar fielmente Su mensaje, aun pese a las reacciones negativas: la crítica, el rechazo, el ostracismo, la blasfemia y aun la violencia. Hechos 18 habla de la reacción violenta de la gente en Corinto, de la sinagoga, y debemos saber que los religiosos a veces se portan peores que otros. El Señor le dijo (v. 10) “estoy contigo” y “ninguno pondrá sobre ti la mano”. Con esto le motivó a seguir las órdenes del versículo anterior: “no temas, sino habla, y no calles” (v. 9). Había que seguir predicando en Corinto. Ora por los rechazadores (Mt. 5:44), encomienda el caso al Señor (1 P. 2:23), y sigue sirviendo al Señor. Antes, en Filipos Pablo había sido acusado falsamente, azotado y encarcelado. Luego en el templo en Jerusalén le asaltaron queriendo matarlo (Hch. 21:30-31), pero cuando le rescataron de la turba los soldados romanos, enseguida él quiso predicar a esa misma multitud. ¡Cuánto le agrada al Señor tener fieles mensajeros!  Hermanos, ¿sómos así?
    David dijo en el Salmo 23:5, “aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores”. El rechazo trae angustia – los familiares y amigos que no quieren escuchar, que murmuran, critican, se endurecen, incluso blasfeman – esto nos duele mucho porque ellos así se convierten en nuestros angustiadores. Pero el Señor da poder diario para sufrir cosas así y todavía serle fiel y seguir adelante. No bajemos la guardia, ni tiremos la toalla, porque es exactamente lo que el diablo quiere. Hagamos la voluntad del Señor, no la del diablo.
    David también afirmó: “mi copa está rebosando”. El que tiene sus fuentes en Dios tiene recursos suficientes para caminar en un mundo opuesto al Señor y al evangelio. El Señor nos apoya, nos anima, y nos dará bendición ahora y sobre todo en Su casa para siempre. Seámosle fieles ante la oposición y la dureza de otros. “No temas, sino habla, y no calles” (Hch. 18:9). Amén.
 
de un estudio dado por Lucas Batalla el 25 de julio, 2013

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¿Qué Hacer Con Las Riquezas?

“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” (1 Juan 3:17).

En círculos médicos sería inconcebible tener la medicina para el cáncer y no compartirla con los enfermos cancerosos que hay en todo el mundo. Retener la medicina sería mostrar una cruel e inhumana falta de compasión.
    El apóstol Juan pinta un cuadro paralelo en el ámbito espiritual. Supongamos que hay un hombre, un creyente profesante que ha acumulado una buena cantidad de riqueza y vive en lujo y comodidad. Todo a su alrededor es un mundo de enorme necesidad física y espiritual. Hay millones por todo el mundo que nunca han oído el evangelio y viven en oscuridad, superstición y desesperación. Muchos de ellos sufren los estragos del hambre, la guerra y el desastre natural. Pero este hombre se olvida de toda esta necesidad. Es capaz de borrar de su mente los gemidos de una humanidad que sufre y solloza. Podría ayudar si quisiera, pero prefiere guardarse su dinero.
    En este punto Juan deja caer la bomba. Pregunta: “¿Cómo mora el amor de Dios en él?” La pregunta implica, ciertamente, que el amor de Dios no mora en él. Y si el amor de Dios no mora en él, existe una razón válida para dudar que se trate de un verdadero creyente.
    Esto es muy grave. La iglesia en nuestros días exalta al rico, le coloca en el consejo de ancianos y le pone como ejemplo a los visitantes. El sentimiento carnal prevalece: “Es bonito ver cristianos ricos”. Pero Juan pregunta: “Si es un cristiano verdadero, ¿cómo puede aferrarse a esa riqueza desmedida cuando tantos carecen de pan?”
    Me parece que este versículo nos obliga a tomar una de dos opciones de acción. Por una parte podemos rechazar el sencillo sentido de las palabras de Juan, ahogar la voz de la conciencia y condenar al hombre que se atreve a predicar este mensaje. O bien podemos recibir la Palabra con mansedumbre, emplear nuestra riqueza para hacer frente a la necesidad del hermano y tener una conciencia limpia de ofensa para con Dios y el hombre. El creyente que está satisfecho con un estilo modesto de vida y, destinando todo lo que está más allá de esto a la obra del Señor, puede vivir en paz con Dios y con su hermano necesitado.        
           
 William MacDonald, del libro DE DÍA EN DÍA (CLIE)

La abundancia es una prueba de nuestra fe, amor y obediencia. "...Para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos" (2 Co. 8:14-15).
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HONRAD AL HIJO COMO AL PADRE
 
"Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida" (Jn. 5:21).
      Aquí tenemos otra clara declaración respecto a la igualdad del Hijo con el Padre. Los judíos acusaron a Jesús de hacerse Él mismo igual con Dios. Él no negó la acusación, sino que expuso las inmensas pruebas del hecho de que Él y el Padre son uno. Así como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. ¿Podría decirse esto de Él si fuese meramente un hombre? Hacer esta pregunta es contestarla.
 

"Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió" (Jn. 5:22-23).
      Muchas personas pretenden adorar a Dios, pero niegan que Jesucristo es Dios. Dicen que fue un buen hombre, o más acorde a Dios que culaquier hombre que jamás haya vivido. Pero este versículo lo pone en igualdad absoluta con Dios y demanda que los hombres le den el mismo honor que le dan a Dios Padre. Si alguien no honra al Hijo, entonces no honra al Padre. Es inútil pretender amar a Dios si no se tiene el mismo amor para con el Señor Jesucristo. Si el lector nunca se ha dado cuenta de quién es realmente Jesucristo, que considere entonces este versículo con todo cuidado. Recuerda que es la Palabra de Dios, y acepte la gloriosa verdad de que Jesucristo es Dios manifestado en carne.
 William MacDonald, Comentario Bíblico (CLIE)


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 ¿POR QUÉ MURIÓ EL BURRO?

Una vez viajando por el campo, vi un burro cerca de la carretera, tan flaco que parecía sólo cuero y huesos. “¡Pobre burro!” - me dije - “Seguramente está enfermo”.
    Al acercarme vi que alguien le había amarrado la boca. ¡Pobre animal! No la podía abrir; la cuerda le cortaba como cuchillo; la sangre le pintaba la nariz. Frené y me acerqué con deseos de ayudarlo. Quise librarlo de la cuerda. Sentía satisfacción de poder tratarlo con misericordia. Pero de repente el animal comenzó a correr, dejando una nube de polvo tras sí. Ni siquiera pude tocarlo. Menos quitarle la cuerda.
    Tristemente regresé al coche. Una semana después pasé por el mismo sitio. Encontré el cadáver del burro. La cuerda, teñida de sangre, todavía le ataba la boca. Me pregunté entonces: “¿Por qué murió el burro?” ¡Pues porque alguien le amarró la boca! Era cierta la respuesta, pero no me dejaba satisfecho. Pues, a pesar de ellos, el burro tuvo una oportunidad de escapar de la muerte. Yo hubiera podido librarlo.
    Me vino una segunda respuesta: El burro murió por interpretar mal mis intenciones. Temía que le iba a hacer algún daño. Desgraciadamente ese error le costó la vida. Si el  pobre hubiera comprendido mi deseo, habría aceptado mi oferta.
    Realmente, reflexionando un poco más, se entiende el comportamiento del animal: ¡era un burro! ¿Cómo podía entenderme? Comprendo su error y desconfianza.
    Amigo, sin ánimo de ofenderle ni llamar "burro" a nadie, observo que igual error cometen muchos seres humanos, seres racionales, muy especialmente en lo espiritual. La Palabra de Dios nos enseña que Dios no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9); y que Él “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Casi no hay quién no sepa que Cristo murió por nosotros. Saben que “Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3); que en Él “tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados por las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7); que Cristo invita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28); y que Él afirma: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).
    Miles de personas alrededor del mundo han aceptado estas promesas de Dios, y por la fe han sido libradas del pecado. Han encontrado vida abundante y eterna. Pero cuando Cristo vino, hubo quienes interpretaron mal sus intenciones. Él les dijo: “Y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:40).
    No eran burros, por supuesto, pero se portaron como el animal del relato. Hoy en día hay muchos que cometen semejante error. El burro murió por interpretar mal mis intenciones. Por favor, no haga usted como él.

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 JEHOVÁ – JESUCRISTO
Parte II
 
(viene del número anterior)

ALGUNOS TEXTOS CONFLICTIVOS

Después de estudiar los textos anteriormente citados en Jehová y Jesús, tenemos honestamente que admitir el encontrarse entre ellos algunos versículos que parecen presentar problemas a nuestro modo de pensar y razonar. Si Jesucristo es Jehová Dios, tal como nuestro estudio bíblico nos está verificando, entonces ¿qué significan los versículos siguientes?  Parecen probar lo contrario.

Marcos 13:32
Se oye decir: "Cristo no puede ser Dios porque no tiene la omnisciencia  de Dios."

Respuesta: Aquí Jesús está hablando como el Hijo del Hombre bajo las limitaciones a las que Él mismo voluntariamente se sujetó en la encarnación, tales como el crecimiento físico, mental, y moral. La clave está en Juan 15:15, "el siervo no sabe lo que hace su señor". Como siervo Cristo estuvo subordinado al Padre, aunque sin ser inferior, y en este oficio no Le fue dado saber "el tiempo" y darlo a conocer a los demás. Cuando bajó del cielo, "se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:7-8).

Marcos 15:34
Se oye decir: "El Padre le ha desamparado; clama a alguien que era su Dios."

Respuesta: Ora como hombre, como el Mesías, no como Dios. Se dirigió al Padre dándonos el ejemplo perfecto a imitar. Más que nada está llamándonos a la atención del por qué Le había desamparado, es decir, porque estaba llevando el pleno castigo del pecado sobre Sí mismo.

Juan 5:19-20
Más que crear una alusión a la desigualdad entre el Padre y el Hijo, este pasaje claramente afirma una unidad entre ellos. No hay problemas de desobediencia de parte del Hijo, ni problemas de falta de comunicación entre ellos. Claramente muestra Su dependencia del Padre, que Cristo está ligado al Padre como ningún otro. Mas vemos que Cristo, en Sí mismo, hace las mismas cosas que ve al Padre hacer.

Juan 5:26-27
Cuando entendemos lo que significa la encarnación (Jn.1:1,14; Fil.2:6-8; etc.), que Cristo tomó forma de siervo, fue hecho semejante a los hombres y dejó Su gloria que tenía en el cielo, uno entiende que Jesucristo tenía ciertas limitaciones auto-impuestas (no resplandecía con toda Su gloria, pudo morir como hombre, etc.). Pero en estos versículos, se afirma que el tener vida en sí mismo y el tener autoridad de hacer juicio fueron dos cosas no incluidas en aquella lista. Es otra declaración que afirma la unidad entre Padre e Hijo, y no conlleva en absoluto la idea de que había un tiempo en el pasado cuando tenía tal atributo (idea que no se encuentra en ningún lugar en la Biblia), sino hace notable para nosotros un atributo intrínseco y propiamente Suyo.

Juan 10:32-36
Es un argumento de menor a mayor. Si Dios llamó a los jueces injustos "dioses" (obviamente con sarcasmo según el contexto de Salmo 82:6 que citó), cuánto más debemos llamar a Jesucristo el Dios verdadero. El versículo 38 nos aclara Su intención: "el Padre está en mí, y yo en el Padre", una proclamación que sólo Jesucristo podía hacer.

Juan 14:28
No dice "mejor es que yo", sino "mayor". En las Escrituras la sujeción no comunica necesariamente la idea de inferioridad. [La mujer creyente debe someterse a su marido, pero los dos son iguales delante de Dios (1 P. 3:7). De igual modo debemos someternos al gobierno, pero no quiere decir que los gobernantes sean mejores que nosotros.] Por otro lado vemos claramente que el Padre mismo a Jesucristo le exaltó hasta lo sumo, etc. en Filipenses 2:9-11.

Juan 17:3 
De nuevo nos da el ejemplo perfecto como Hombre y Siervo cuando Él lleva peticiones al Padre celestial.

En resumen, está claro que el Hijo y el Padre no son "dos dioses" como algunos sugieren, sino que forman juntos (con el Espíritu Santo), el único Dios eterno (y Trino). Observa cómo la Sagrada Escritura dice que Cristo se sienta a la diestra del Padre, pero en todas las referencias, la mayoría encontradas en el libro de Apocalipsis, siempre hay un solo trono, entre los cuatro seres y no aparece ningún otro a la diestra.
    Estudia las siguientes citas en el Apocalipsis:

    7:17     "el Cordero que está en medio del trono". Aquí sólo hay un trono.
       
    11:15    "Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará", hablando del Señor y su Cristo, dice que él reinará, no ellos reinarán. Ya hemos comprobado que Cristo es el Rey de Reyes y Señor de Señores. Si todavía no aceptas que Cristo es Jehová, aquí tendrás que entender que Jehová deberá someterse a Cristo.

    22:1       "el trono de Dios y del Cordero", no "los tronos".

    22:3    "el trono de Dios y del Cordero estará en ella" no "estarán en ella".
   

EXPRESIONES CONFLICTIVAS

1. Hijo de Dios – Puede ayudarnos si recordamos que Jesuscristo también se llamó: "el Hijo del Hombre". Dando a entender que Él había llegado a ser parte de la humanidad. De la misma manera, "Hijo de Dios" significa que Él es una expresión de la Deidad. Escudriña Juan 10:36 y luego haz una comparación con los versículos 30 y 33 del mismo capítulo. Hablar de Jesús como el Hijo no quiere decir que tiene un punto de origen, como tenemos nosotros, o que procede de una unión física entre un hombre y una mujer, o que es inferior. Significa que procede de una relación eterna con el Padre. Tal intimidad nos es revelada en la expresión "en el seno del Padre" (Jn. 1:18, compara  Lc. 16:22-23).

2. Unigénito, engendrado, primogénito –  El Hijo nació en Su humanidad en Belén, pero como Dios era desde la eternidad (Mi. 5:2). El término "unigénito" (Jn. 1:14,18, 3:16) quiere expresar único, el único de su género. La misma palabra se emplea en Hebreos 11:17 hablando de la relación entre Isaac y Abraham, cuando Isaac no era el único hijo de Abraham (estaba también Ismael). La palabra "engendrado" cuando se usa de Jesús en Hechos 13:33, Hebreos 1:5 y 5:5 se refiere al Salmo 2:7 y no tiene que ver con nacimiento, sino con la idea de presentación para exaltación. La palabra "primogénito", cuando es usada en referencia a Cristo en Colosenses 1:15-16, tiene que ver con Su superioridad sobre la creación y no significa el primer creado o nacido. En Colosenses 1:18 y Apocalipsis 1:5 entendemos que quiere decir que Él era el primero que vivió una vida resucitada e inmortal en un cuerpo resucitado, porque es evidente que había otros resucitados antes de Él (Lázaro) mas esos tenían que volver a morir de nuevo. La idea de superioridad se ve más clara en Salmo 89:27, donde la palabra en la versión griega (LXX) es "prototokos". En contraste, si la Biblia quisiera enseñarnos que el Hijo de Dios fue meramente un ser creado, habría empleado una palabra diferente, o sea "protoktistos" (ver un diccionario del griego bíblico para entender el asunto mejor). En resumen, el Hijo de Dios no fue un ser creado, sino el Creador (Col. 1:16; Jn. 1:10;  He. 1:2).

3. La Diestra de Dios – Colosenses 3:1, 1  Pedro 3:22, es una expresión que indica poder y autoridad, no un orden de los tronos en el cielo. "Diestra" en nuestro idioma suele ser usado como una locución de autoridad ejecutiva. "Sentado a la diestra del poder de Dios" es una locución que también indica poder y autoridad. El trono de Dios y el del Cordero es lo mismo (Ap. 22:3 con 3:21; 4:10; 7:17). El Hijo oraba al Padre en aquel entonces y también ahora lo hace. Esto es porque hay una interacción entre los Santos miembros de la Deidad, lo cual enfatiza Su distinción, en lugar de en Su unidad. Véanse también: Juan 14, 15 y 16;  también Salmo 110:1 y Hechos 2:34, Hebreos 1:8-9, e Isaías 48:16.

CONCLUSIÓN:

     ¿A qué conclusión has llegado? ¿A las tuyas propias, predeterminadas por tus asociaciones, tus sentimientos, o por una organización que piensa por ti? ¿Has dejado hablar la Palabra de Dios y la has respetado? Espero que hayas permitido que la Palabra de Dios no solamente hable sino que también te guíe e indique cómo pensar. Leemos en ella: "Lámpara es a mis pies tu palabra" (Sal. 119:105). Es lámpara, por supuesto... si quieres y amas la luz. El estudio de la Biblia puede aclarar cosas para aquel que ama a Dios en verdad y, como los de Berea, se esfuerza "escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hch. 17:11). Por otra parte  para nosotros los de mente finita, siempre quedarán misterios en cuanto a la Persona de Dios, Su naturaleza y Deidad, simplemente porque no somos Dios. Él es infinito, único, incomparable, y nosotros somos una creación finita. Por eso es imposible que lleguemos al conocimiento pleno de Dios en toda Su complejidad. Ante los incógnitos, no intentemos reducir al gran Dios Eterno al tamaño de la lógica o la sabiduría humana, porque, como nuestro Señor Jescucristo dijo:
    "...nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre..."
    Lucas 10:22

La reacción correcta sería humillarnos como el discípulo Tomás y decir:
"¡Señor mío, y Dios mío!"
Juan 20:28
 
 

domingo, 5 de julio de 2015

EN ESTO PENSAD -- julio 2015

¡AVÍVANOS SEÑOR!

William MacDonald

    “¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?” (Salmo 85:6).

     Un estado de decaimiento es a menudo como un cáncer; no sabemos que lo tenemos. Podemos irnos haciendo gradualmente tan fríos espiritualmente que no nos damos cuenta cuán carnales hemos llegado a ser en realidad. Algunas veces se necesita una tragedia, una crisis o la voz de algún profeta de Dios para despertarnos de nuestra necesidad desesperada. Sólo entonces podemos reclamar la promesa de Dios: “Derramaré aguas sobre el sequedal y ríos sobre la tierra árida” (Is. 44:3).   
Necesito un avivamiento cuando he perdido mi ánimo entusiasta por la Palabra de Dios, cuando mi vida de oración ha caído en una insulsa rutina (o ha caído por completo), cuando he dejado mi primer amor. Necesito un toque avivador de Dios cuando tengo más interés en lo que vierten en la tele que en la reunión de la asamblea local, cuando llego a tiempo al trabajo pero tarde a las reuniones, cuando no falto en mi trabajo pero mi asistencia es espasmódica en la asamblea. Necesito ser avivado cuando estoy dispuesto a hacer por el dinero lo que no hago por el Salvador, cuando gasto más dinero para satisfacerme que en la obra del Señor.
  Necesitamos avivamiento cuando guardamos rencores, resentimientos y amargos sentimientos. Cuando somos culpables de chismorrear y maldecir y recibimos palabras chismosas como si fuesen caramelos. Cuando no estamos dispuestos a confesar nuestros errores o a perdonar a otros cuando nos confiesan sus faltas. Necesitamos ser avivados cuando peleamos como perros y gatos en casa, y luego aparecemos en la asamblea con una “cara de reunión” como si fuéramos dulzura y luz. Necesitamos ser avivados cuando nos hemos conformado al mundo en nuestro hablar, nuestro caminar y todo nuestro estilo de vida. ¡Qué grande es nuestra necesidad cuando somos culpables de los pecados de Sodoma, soberbia, saciedad de pan y abundancia de ociosidad! (Ez. 16:49).
    Tan pronto como nos damos cuenta de nuestra frialdad y esterilidad, podemos reclamar la promesa de 2 Crónicas 7:14, “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. ¡La confesión es el camino que lleva al avivamiento!

Oh Espíritu Santo, el avivamiento viene de Ti;
Envía un avivamiento, comienza la obra en mí.
Tu palabra declara que suplirás  la necesidad.
Tus bendiciones ahora, imploro con humildad.
                                              — J. Edwin Orr


del libro DE DÍA EN DÍA (CLIE), lectura para el 4 de julio
 
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LOS PATOS Y 
LOS CRISTIANOS ANCIANOS

Hace algunos años que unos biólogos en una reserva natural comenzaron a notar que la población de patos menguaba en su área. Estaban perplejos y no entendieron por qué sucedía eso. Entonces iniciaron unos estudios investigativos para descubrir la causa del problema.
    Un día dos de los investigadores jóvenes se acercaron a la reserva para comenzar su estudio. Eran personas bien formadas en su carrera, y entre los mejores biólogos en esa área. Al llegar para comenzar su investigación, observaron a un agricultor en el campo vecino, que reparaba la valla. Era un hombre anciano que había vivido allí largo tiempo. Siendo amigable, él se acercó a los biólogos para saludarles y charlar. Le informaron del estudio investigativo que comenzaban, expresando su deseo de hallar la causa del problema. Entonces el agricultor comentó: “Esto es interesante, pues he observado que hay cada vez menos patos. Para mí que es un zorro que los come”.  Los biólogos expresaron su desacuerdo y le aseguraron que los patos no forman parte de la dieta del zorro. “Bueno” replicó, “pueden hacer todos los estudios que quieran, pero ya les digo que el culpable debe ser algún zorro”.
    Después de hablar un poco más, se despidieron y cado uno volvió a su trabajo. Pero pasando el tiempo, y después de gastar mucho tiempo y dinero investigando el problema, los biólogos descubrieron que aquel agricultor anciano tenía razón. A fin de cuentas un zorro había sido causa de la pérdida de patos en la reserva.
    Esta historia verídica ilustra una tendencia observable en nuestra cultura hoy. Generalmente se les considera a las personas ancianas como no importantes, no como miembros productivos de nuestra sociedad. Las actitudes propagadas en los medios de comunicación y el mundo alrededor nuestro valoran el atractivo sexual, y la vida de los jóvenes y exitosos. Desafortunadamente, esas mismas actitudes han filtrado a muchas iglesias evangélicas y sí, aun en las asambleas. A los hermanos ancianos se les considera ignorantes, atrasados, de ideas fijas y no abiertos a ideas nuevas o cambios. Se oye decir a menudo que tales personas impiden el crecimiento y el progreso en las iglesias.
    Pero fallamos al no reconocer que Dios ha puesto a los hermanos ancianos en nuestro medio para liderar, guiar, enseñar y aconsejarnos. El hecho de no entender algún aparato moderno no les decalifica de las tareas que Dios les ha encargado. Los creyentes piadosos y ancianos tienen un tesoro de conocimiento y experiencia para compartir con los que somos más jóvenes en el Señor. La Biblia nos dice que los jóvenes deben estar sujecto a los ancianos, y que las mujeres ancianas deben enseñar a las jovencitas las cosas prácticas de la vida (1 P. 5:5; Tit. 2:3-5). No debemos despreciar ni descartar lo que tienen que decirnos. Haríamos bien en consultar, escuchar y sopesar los consejos recibidos de ellos. Los hermanos más ancianos tienen una tremenda responsabilidad delante del Señor. ¿Cuándo fue la última vez que visitaste a uno de esos hermanos u orabas por ellos?
    En 2 Crónicas 10:8 leemos acerca del rey Roboam: “Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él”.  Si seguimos leyendo, hallamos que el reino de Roboam fue un fracaso. No era un rey sabio. El pueblo del Señor debe reconocer las consecuencias de despreciar a nuestros hermanos y hermanas de más años, como hace el mundo.
    El viejo agricultor tenía sabiduría que no procedía de libros sino de la experiencia durante años. Los cristianos ancianos tienen mucho que ofrecer a los creyentes más jóvenes y menos experimentados. Debemos atender a lo que nos tienen que decir. 

Scott Wagner, de la revista “Milk & Honey” (“Leche y Miel”), abril 1990
 
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  "No Erréis"

Dice 1 Corintios 6:9-10, "No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios". Las palabras "no erréis" advierten la posibilidad de equivocarse.
    En el verano del 2013 el "Papa" dijo: ¿Quién soy yo para juzgar a los gais?" Se refería a los homosexuales: los afeminados, los que se echan con varones, los sodomitas (1 Ti. 1:10). Pero esto no significa que nadie los puede juzgar, ni que hay que aceptarles. Dios no admitirá al cielo a los nombrados arriba. Y lo que es inadmisible en el cielo, no se puede admitir tampoco en la iglesia, que es la casa del Dios viviente.
    Pero hoy en día en las iglesias evangélicas también hay ese error de no juzgar al pecado, de pasar por alto, tolerar, comprender y ser misericordioso con pecadores no arrepentidos. ¿Qué hacen fornicarios y adúlteros en comunión? ¿Cómo es que los ladrones, avaros, borrachos, maldicientes y estafadores pueden ser miembros de iglesias, tomando comunión, y algunos de ellos llevando a cabo ministerios? Escuchamos el eco papal, "¿quién soy yo para juzgar?"
    Claro, Dios es quien juzga a los pecadores, pero cuando Él indica cuál es Su actitud y sentencia, debemos decir: "Amén" y no permitir en Su casa lo que Él no permite. "No erreis", porque tolerarlo no es bueno, no es ser misericordioso. Es error y pecado. Porque si no juzgamos el pecado, nos ponemos en contra de Dios.                                                                                        
Carlos   
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AY DE LOS QUE SE LEVANTAN DE MAÑANA PARA SEGUIR LA EMBRIAGUEZ; QUE SE ESTÁN HASTA LA NOCHE, HASTA QUE EL VINO LOS ENCIENDE! Y EN SUS BANQUETES HAY ARPAS, VIHUELAS, TAMBORILES, FLAUTAS Y VINO, Y NO MIRAN LA OBRA DEL SEÑOR. POR ESO ENSANCHÓ SU INTERIOR EL SEOL, Y SIN MEDIDA EXTENDIÓ SU BOCA; Y ALLÁ DESCENDERÁ LA GLORIA DE ELLOS, Y SU MULTITUD, Y SU FAUSTO, Y EL QUE EN ÉL SE REGOCIJABA”.
                                                            Sagrada Biblia, Isaías 5:11-14

Si desea saber más de la Palabra de Dios, ella es expuesta y estudiada cada domingo y jueves en este local de reunión. Acuda y aprenda con nosotros.

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 JEHOVÁ = JESUCRISTO

Esto está dedicado al que desea escudriñar las Escrituras "para ver si estas cosas son así" (Hechos 17:11), y al que cree a Dios antes que a los hombres o las organizaciones. Respecto a los demás, lo presente se presta para tapar la boca de los contumaces, los habladores de vanidades y los engañadores.
    Ofrecemos lo siguiente como guía de estudios para aquel que quiere abrir la Biblia e investigar por su propia cuenta, sin que ninguna religión ni organización humana le dicte cómo pensar. Pide a Dios mismo que te ayude a entender la verdad y se muestre a ti a través de Su Palabra. Entonces, tomando la Sagrada Biblia (no otros libros ni revistas), busca en ella y lee los versículos, estudia el contexto (lo que viene antes y después), y apunta a quién el texto hace referencia en los pasajes siguientes:

1.  ¿Quién es el Rey de Reyes y Señor de Señores?
    Deuteronomio 10:17; Salmo 95:3
    Apocalipsis 17:14; 19:13-16

2.  ¿Quién fue traspasado?
    Zacarías 12:8-10
** [La llamada “Traducción del Nuevo Mundo” cambia la palabra "mí" en este versículo por "Aquel". Esto pervierte el sentido original dado por Dios y aceptado por todos durante más de 2.400 años.]
    Juan 19:34-37

3.  ¿Quién es el Primero y el Último?
    Isaías 41:4; 44:6; 48:12; Apocalipsis 22:13
    Apocalipsis 1:17-18

4.  ¿Quién es el Alfa y la Omega?
    Apocalipsis 1:8; 21:5-7; 22:12-16
    Apocalipsis 22:16
   *  [En la lectura no hay evidencia de un cambio en el que habla entre los  vv. 12-16, pero en todo caso el "Alfa y la Omega" y el "Primero y el Último" es la misma persona según el 22:13.]
   ** [Es de notar que en algunas traducciones de Ap. 1:11 no aparece la frase: "yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último", tal como está en la versión Reina-Valera. Por ello no la citamos aquí.]
 
5.  ¿Quién es el Creador?
    Génesis 1:1; Isaías 40:28; 43:1,15
    Colosenses 1:13-16
  * [Los T. J. introducen "[las otras]" ante "cosas" en el v.16 (2 veces en la Trad. del N.M.), y dan un sentido que no está en el original. Las meten allí debido a su presuposición.]
    Nota además a quién se dirige en estos dos pasajes:
    Salmo 33:6, 9; 102:25-27
    Hebreos 1:10-12
   * [Si miramos al v. 8, entenderemos de quién está hablando.]

6.  ¿Para quién preparó un camino Juan el Bautista?
    Isaías 40:3; Malaquías 3:1
    Lucas 1:76; 3:4-6; Marcos 1:2-3

7.  ¿Quién es la Piedra de Tropiezo?
    Isaías 8:12-14
    1 Pedro 2:4,7-8

8.  ¿Quién es el Redentor?
    Isaías 41:14; 43:14; 44:6; Job 19:25
    Gálatas 3:13; Hebreos 9:12; Apocalipsis 5:9

9.  ¿Quién es el Único Salvador?
    Isaías 43:3,11; 45:21; Oseas 13:4; Lucas 1:47;
    1 Timoteo 4:10; Tito 1:3; 2:10; 3:4; Judas 25
    Lucas 2:11; Juan 4:42; Hechos 5:31; 13:23; Tito 1:4; 2:13;
    2 Pedro 1:1; 2:20; 3:2,18

10.  ¿Quién es el Rey de Gloria?
    Salmo 24:8-10; Isaías 42:8 (Nota a quién le pertenece la gloria)
    1 Corintios 2:8; Santiago 2:1; Judas 24,25;
    1 Tesalonicenses 1:12

11.  ¿Quién puede perdonar pecados?
    Salmo 25:18; 32:5; 130: 3-4; Isaías 43:25
    Marcos 2:5-11; Lucas 5:24; 7:47-49

12.  ¿A quién deben santificar los creyentes?
    Isaías 8:13
    1 Pedro 3:15

13.  ¿Quién subió a lo alto llevando cautiva la cautividad?
    Salmo 68:18
    Efesios 4:7-8

14.  ¿Quién es la Roca de salvación?
    Deuteronomio 32:3,4,12,15,18,31;
    2 Samuel 22:32,47; 62:2,6
    1 Corintios 10:4; Romanos 9:33; 1 Pedro 2:4-8

15. ¿Quién escudriña las mentes y prueba el corazón de los hombres?
    Jeremías 17:10
    Apocalipsis 2:23

16.  ¿En nombre de quién obtenemos salvación?
    Joel 2:32
    Hechos 2:21; 4:11-12; Romanos 10:9,13

17.  ¿Quién es el Inmutable de la eternidad?
    Malaquías 3.6; Salmo 102:25-27; Miqueas 5:2
    Hebreos 1:2; 13:8; Mateo 2:6 [cumple la profecía en Miqueas 5:2]

18.  ¿Las palabras de quién permanecerán para siempre?
    Isaías 40:8; 59:21;
    Mateo 24:35 [No dice "estas palabras", sino "mis palabras"]

19.  ¿Quién es el YO SOY?
    Éxodo 3:14; Isaías 41:4; 43:10; 46:4,9
    Marcos 14:62; Juan 8:24,58; 13:19; 18:5,6,8

20.  ¿Ante quién se doblará toda rodilla?
    Isaías 45:22-23
    Filipenses 2:10

21.  ¿A quién pertenecen los ángeles y a quién deben adorar?
    Salmo 91:11; 103:19-21; 148:2; Mateo 4:6; Hebreos 1:7
    Mateo 13:41; 24:31; Hebreos 1:6

22.  ¿Quién tiene poder sobre la muerte y la resurrección?
    Deuteronomio 32:39; 1 Samuel 2:6
    Juan 2:19-21; 10:17-18; 11:25,43; Apocalipsis 1:18

23.  ¿De quién deben testificar los creyentes?
    Isaías 43:10,12; 44:8
    Juan 15:27; Hechos 1:8

24.  ¿Quién estuvo en medio de los israelitas?
    Éxodo 33:15-17; Números 21:6-7
    1 Corintios 10.4,9,21,22

25.  ¿Quién vendrá al Monte de los Olivos?
    Zacarías 14:3-4
    Hechos 1:11-12

 
continuará, d.v. en el número siguiente